ÍNDICE:
0. INTRODUCCIÓN
1. EL ESQUEMA CORPORAL
1.1 Concepto
1.2 Evolución o etapas de la elaboración del esquema corporal
1.3 Educación del esquema corporal o elementos de actuación según Le Boulch
1.3.1 Conocimiento y control del propio cuerpo
1.3.2 Actitud
1.3.3 Relajación
1.3.4 Respiración
1.3.5 Lateralidad
1.4 La educación psicomotriz del esquema corporal
2. EL PROCESO DE LATERALIZACIÓN
2.1 Concepto
2.2 Factores
2.3 Clasificación de lateralidad y pruebas
2.4 Fases del proceso de lateralización
2.5 Ejercicios y criterios para estabilizar la lateralidad
3. DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES PERCEPTIVO-MOTRICES
3.1 Concepto
3.2 Percepción y estructuración espacial
3.3 Percepción y estructuración temporal
4. CONCLUSIÓN Y VALORACIÓN PERSONAL
5. BIBLIOGRAFÍA
0. INTRODUCCIÓN
El Esquema Corporal es uno de los elementos de mayor importancia dentro del desarrollo psicomotor del niño, ya que cuanto más precisa y exacta sea la imagen que de su propio cuerpo tiene, mejor se relacionará con el mundo exterior, por tanto tendrán un mayor desarrollo de sus capacidades perceptivo-motrices.
Este es uno de los temas más importantes dentro del área de E.F. y de la enseñanza en general, es la base de los futuros aprendizajes que obtendrá el individuo. La noción de cuerpo y la lateralidad son aspectos clave en el desarrollo de la motricidad en las primeras edades evolutivas. Si se deja de lado su experimentación, ejercitación y potenciación, perderemos toda posibilidad de mejora en edades posteriores, cuando el cuerpo de nuestros alumnos esté consolidando su desarrollo.
En este sentido, como docentes de E.F. debemos asumir la responsabilidad de favorecer en nuestros alumnos el acceso al mejor resultado en la adquisición de las capacidades perceptivo-motrices, es decir, que tengan una visión objetiva de su propio cuerpo y del de los demás, así como de la relación de este con el espacio y el tiempo. Todo ello a través de actividades lúdicas y divertidas.
La importancia de este tema viene justificada perfectamente con la normativa educativa actual: la Ley Orgánica 8/2013 (LOMCE), la LOE, la Ley 7/2010, de Educación de Castilla-La Mancha, el Real Decreto 126/2014, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria a nivel nacional, y más concretamente el Decreto 54/2014, por el que se establece el currículo de la Educación Primaria en CLM.
Así, la LOMCE en su Disposición adicional cuarta destaca que: “Las administraciones educativas adoptarán medidas para que la actividad física y la dieta equilibrada formen parte del comportamiento infantil y juvenil. A estos efectos, dichas administraciones promoverán la práctica diaria de deporte y ejercicio físico por parte de los alumnos y alumnas durante la jornada escolar,…”.
Por otra parte, el RD 126/2014 en su anexo II que trata la E. F., destaca que “los elementos curriculares de la programación de la EF pueden estructurarse en torno a cinco situaciones motrices diferentes” y sitúa el esquema corporal dentro del apartado a) Acciones motrices individuales en entornos estables.
Así, el Decreto 54/2014 establece dentro de los Objetivos de la Educación Primaria el k: “Valorar la higiene y la salud, aceptar el propio cuerpo y el de los otros, respetar las diferencias y utilizar la educación física y el deporte como medios para favorecer el desarrollo personal y social”. También podemos destacar en 1º y 2º de primaria el Bloque de Contenidos 2: Percepción, habilidades y juegos, donde se desarrollan contenidos para 1º tales como: “Partes corporales, situación e intervención en el movimiento” o “Fijación de la lateralidad. Discriminación de ambos lados corporales”.
Para este mismo curso, podemos destacar el Criterio de Evaluación nº1: “Tomar conciencia de las partes corporales en uno mismo, sus nombres y posibilidades de acción y aplicación” y su Estándar de aprendizaje evaluable: 1.2: “Descubre las distintas posibilidades motrices que le ofrecen sus partes corporales”.
Por último, podemos comentar que estos contenidos del tema y su trabajo en clase de una forma adecuada contribuirán en la consecución de la Competencias aprender a aprender o Competencias sociales y cívicas, entre otras, a través de los juegos y actividades.
Además, este tema está relacionado con todos los del temario, fundamentalmente con los que están entre el 6 y el 10, que tratan aspectos como las capacidades físicas básicas (tema 6), la coordinación y el equilibrio (Tema 7), o el aprendizaje motor (tema 8).
A lo largo de este tema veremos el concepto de esquema corporal, las etapas de su elaboración y evolución y sus elementos. Trataremos también el proceso de lateralización, sus fases, tipos y factores de los que depende. También analizaremos las capacidades perceptivo-motrices, la percepción espacial, la percepción temporal y la percepción y estructuración espacio-temporal.
Hecha esta breve introducción, pasaremos a ver el primer epígrafe del tema, en el que analizaremos el Esquema Corporal.
1. EL ESQUEMA CORPORAL
1.1 Concepto
El Esquema Corporal, según Le Boulch, puede considerarse como “la imagen mental o representación que tenemos de nuestro propio cuerpo, de sus diferentes segmentos corporales, de sus posibilidades de movimiento y acción, de su estructuración, así como de sus diversas limitaciones”. Por otro lado, Picq y Vayer lo definen como “la organización de las sensaciones relativas al propio cuerpo en relación con los datos del mundo”.
Según Le Boulch, su mala estructuración se puede manifiestar en tres planos: en el plano de la percepción (déficit de la estructuración espacio-temporal), en el plano motor (torpeza e incoordinación) y en el plano de las relaciones con los demás y el carácter.
Visto el concepto de esquema corporal, pasaremos a ver la evolución o las etapas de su elaboración.
1.2 Evolución o etapas de la elaboración del esquema corporal
La elaboración del esquema corporal se realiza a través de un proceso de desarrollo continuo; sin embargo, resulta útil considerar en él una serie de etapas sucesivas.
Autores como Le Boulch establecen diferentes etapas del desarrollo del esquema temporal (etapa del cuerpo vivido, del cuerpo discriminado y del cuerpo representado), pero a continuación nos centraremos en las cuatro etapas o fases establecidas por Picq y Vayer, quienes afirman que su elaboración sigue las leyes de la maduración nerviosa, es decir, las leyes céfalo- caudal y próximo distal:
– Periodo maternal (0 a 2 años): El niño pasa desde los primeros reflejos a la marcha y a las primeras coordinaciones.
– Periodo global de aprendizaje y del uso de si (2 a 5 años): Conocimiento y utilización de su cuerpo cada vez más precisa.
– Periodo de transición (5 a 7 años): En este periodo se produce el desarrollo de las posibilidades de control postural y respiratorio, la afirmación de la lateralidad, el conocimiento de la derecha e izquierda y la independencia de los brazos con el tronco.
– Periodo de la elaboración definitiva del esquema corporal (7-12 años): Interacción global y segmentaria, independencia de derecha respecto a la izquierda y de brazos y piernas respecto al tronco, etc.
Se observa que si se tiene un desarrollo normal, el esquema corporal queda elaborado hacia los 11-12 años, siendo la base para lograr una diferenciación respecto a los demás y tomar conciencia de ser uno mismo. Por ello, el maestro de E.F. al trabajar con niños y niñas en esta edad, debe contribuir y colaborar a su elaboración y desarrollo.
Vistas las etapas de la evolución del esquema corporal, pasaremos a desarrollar los diferentes elementos que lo componen según Le Boulch.
1.3 Educación del esquema corporal o elementos de actuación según Le Boulch
Siguiendo a Le Boulch (1986), para la educación del esquema corporal tendremos en cuenta una serie de elementos, que son los siguientes: Conocimiento y control del propio cuerpo, actitud, respiración, relajación y lateralidad.
No obstante, Castejón (1997) diferencia, además de los anteriores, los siguientes componentes: desarrollo sensorial, coordinación, equilibrio, habilidades básicas, percepción y estructuración temporal, que son tratados de forma concreta en otros temas del temario.
Por este razón, únicamente analizaremos los elementos citados por Le Boulch.
1.3.1 Conocimiento y control del propio cuerpo
Consiste en el desarrollo perceptivo de uno mismo, por medio del cual se llega a un conocimiento de cada una de las partes del cuerpo y de sus posibilidades de acción.
En este aspecto, el niño debe saber nombrar y señalar las partes esenciales de su cuerpo, realizar movimientos con diferentes segmentos corporales y reproducir movimientos. Para ello es necesario que tenga conciencia de los distintos segmentos corporales, la percepción de los desplazamientos y la interiorización de diferentes posiciones fundamentales (de pie, sentado,…)
Las actividades lúdicas o ejercicios que se pueden realizar para desarrollar este elemento, entre otras: señalar diferentes partes del cuerpo, imitación de movimientos, tocar en el compañero las partes del cuerpo, ejercicios de piernas, movimientos de cabeza, cuello y hombros, juegos como “el espejo” o “Simón dice”, etc.
De esta manera terminamos el conocimiento y control del propio cuerpo y pasamos a ver la actitud.
1.3.2 Actitud
La actitud, según Le Boulch, es la capacidad que tiene el niño de adoptar cualquier postura (de pie, tumbado, etc) de forma equilibrada y con el máximo de economía, sin fatiga y sin peligro.
El objetivo fundamental de la educación de la actitud es “entrenarles a sentir su cuerpo” y hacerle tomar poco a poco conciencia de sus propias actitudes.
Algunos de los principios a tener en cuenta sobre la educación de la actitud son: No trabajar únicamente a nivel motor, educar las sensaciones profundas, búsqueda de una postura equilibrada y económica, seguir los planteamientos de una buena educación para la salud.
Las actividades que se pueden realizar son: Andar y a la señal adoptar diferentes posiciones, encogerse y estirarse, toma de conciencia del peso del cuerpo, desplazarse en cuadrupedia, el juego de las estatuas, etc.
Vista la actitud, pasaremos a ver el siguiente elemento del esquema corporal, que es la relajación.
1.3.3 Relajación
La relajación consiste en una expansión voluntaria del tono muscular, acompañado de una sensación de reposo (Le Boulch).
La relajación máxima se consigue en la fase de sueño, aunque se puede conseguir también en la fase de vigilia según el grado y el tipo de actividad mental del sujeto, y mediante métodos de relajación. Estos métodos son “las técnicas que actúan sobre el tono muscular a través de la imagen corporal”.
Como métodos de relajación podemos destacar algunos más antiguos como el yoga, el método autógeno de Schultz (no se puede realizar a nivel escolar) o la relajación progresiva de Jacobson, y otros más actuales como la sofrología o el Pilates. Algunos de ellos, con adaptaciones, son aplicables en educación Primaria.
Para trabajar la relajación debemos tener en cuenta factores externos como la sala, la vestimenta, la temperatura, el suelo, etc, y la baja capacidad de concentración e inmovilidad de los niños.
Terminada la relajación, pasaremos a ver la respiración.
1.3.4 Respiración
Se puede considerar como la función más importante del cuerpo, pues de ella dependen todas las demás.
El primer momento de la educación de la respiración está constituido por la toma de conciencia del acto respiratorio y sus fases (inspiración y expiración). Nosotros como educadores, nos centraremos en la segunda, ya que permite una perfecta ventilación pulmonar con la disminución del CO de la sangre.
Podemos distinguir 4 métodos generales de respiración, que son respiración alta o clavicular, media o intercostal, baja o diafragmática y completa (el método más eficaz y más recomendado).
Algunas consideraciones para trabajar la respiración son: Eliminar los aspectos de la actividad que puedan desviar la atención, realizar un ejercicio previo de relajación global, secuenciar los pasos para su educación con precisión, etc.
Algunos de los ejercicios que se pueden realizar pueden ser: Tumbarse boca arriba con un papel en el pecho y notar como sube y baja, poner la mano delante de la boca y notar el soplo, notar como sale el aire por la nariz, etc.
1.3.5. Lateralidad
Terminada la respiración, en este apartado deberíamos pasar a ver la lateralidad, pero la trataremos más extensamente en el segundo apartado del tema, con lo que damos por finalizados los elementos del esquema corporal y pasamos a ver su educación psicomotriz.
1.4 La educación psicomotriz del esquema corporal
En el proceso educativo del esquema corporal se deben tener en cuenta una serie de aspectos, como que debe ser una educación progresiva que respete las etapas de desarrollo o que el niño debe tomar conciencia de las sensaciones, los segmentos que participan en los movimientos, en los desplazamientos de su cuerpo…
Antes de realizar cualquier actividad psicomotriz, debemos realizar una valoración o perfil psicomotor del niño en relación con su esquema corporal. Algunas pruebas son: Test psicomotor de Ozeretski-Guillman (permite verificar las posibilidades gestuales de un individuo) o el Test de lateralización de Piaget (evalúa el conocimiento de la izq y dcha).
En la base de los aprendizajes instrumentales (lectura-escritura-cálculo), y en relación con el esquema corporal, se consideraran dos elementos fundamentales: la expresión gráfica y la interpretación de los signos gráficos (lectura).
En este sentido, la deficiente estructuración del esquema corporal puede acarrear numerosos problemas que afectarán a la relación del niño con los demás, como dificultades en la lectura y en la escritura, y problemas de coordinación motora general (torpeza motriz) que puede dar lugar al rechazo de compañeros.
De este modo terminamos el primer apartado del tema. A continuación pasaremos al segundo apartado en el que trataremos el proceso de lateralización.
2. EL PROCESO DE LATERALIZACIÓN
2.1 Concepto
La lateralidad, según Rigal (2006), es el “predominio motriz de los segmentos derechos o izquierdos del cuerpo”. Por otro lado, Le Boulch define la lateralización como “la traducción de una predominancia motriz, llevada sobre los segmentos derechos o izquierdos y en relación con una maduración de los centros sensitivo-motores de uno de los hemisferios cerebrales”. Este aspecto es muy importante para los niños de 5 a 7 años, ya que es fundamental para el aprendizaje de la lectura y la escritura.
La afirmación de la lateralidad consiste en conseguir el predominio de uno de los dos lados del cuerpo teniendo como referencia el plano sagital. Según Zazo (1981) la lateralidad de un niño viene definida desde el nacimiento, mientras que otros autores consideran que es fruto de su educación.
2.2. Factores que afectan a la lateralidad
Según Rizal en su obra “Motricidad humana”, algunos de los factores que condicionan que un individuo sea diestro o zurdo son los siguientes:
– Factores neurológicos: La predominancia de uno de los hemisferios cerebrales sobre el otro, aunque muchos neurólogos demuestran que esta relación no es absoluta.
– Factores genéticos: Esta teoría intenta explicar la transmisión hereditaria del predominio lateral, donde la lateralidad de los padres condicionará la de los hijos.
– Factores sociales: Factores como la significación religiosa o el lenguaje oral y escrito.
– Causas ambientales: Podemos destacar factores del ámbito familiar (imitación, transporte, forma de situarlo o darle objetos, etc.) y factores acerca del mobiliario y utensilios (la mayor parte del instrumental esta fabricado para diestros).
2.3. Clasificación de lateralidad y pruebas
De las diferentes clasificaciones de lateralidad, nos centraremos en la de Ortega y Blázquez (1982), donde tendremos en cuenta la dominancia lateral de manos, ojos, pies y oídos, principalmente de los dos primeros. En este sentido, podemos distinguir cinco tipos de lateralidad:
– Dextralidad: Es el caso más frecuente. Predominio derecho.
– Zurdería: Predominio izquierdo.
– Ambidextrismo: Se utilizan con igual dominio ambos lados.
– Lateralidad invertida: Empleo de la mano derecha en niños con una inclinación zurda.
– Lateralidad cruzada: Predominio distinto a nivel de rostro, de miembros superiores o de miembros inferiores.
La lateralidad debe ser descubierta cuanto antes por el profesor para evitar situaciones que puedan ser origen de anomalías psicomotoras y dificultades de aprendizajes básicos.
En primer lugar, el maestro debe descubrir el predominio natural del niño comprobar si coincide con el de utilización. Algunas pruebas para conocer la lateralidad podrían ser las siguientes:
– A nivel de rostro: El ojo que queda abierto cuando se cierra el otro, el ojo que mira por un agujero,…
– A nivel de miembros superiores: La mano que utiliza el niño al decirle que toque con el pulgar los otros dedos de la mano, cortar con las tijeras, arrancar una hoja,…
– A nivel de miembros inferiores: Saltar a pie cojo, golpear un balón,…
2.4 Fases del proceso de lateralización
Siguiendo a autores como Ajuriaguerra, en el proceso de lateralización podemos distinguir cuatro fases:
– Localización: La lateralidad se suele localizar a los 3 años y se puede conocer de dos formas: Mediante tests de predominancia segmentaria (el test de Harris es muy fiable) o a través de la observación sistemática del niño.
– Fijación: En esta fase un segmento establece la supremacía sobre el otro. Corresponde a los 4-5 años.
– Desarrollo: Aparece entre los 6-8 años y coincide con el desarrollo de las demás capacidades.
– Maduración: Se da entre los 8 y 10 años. El objetivo fundamental es completar la maduración de todo lo que hasta el momento se la logrado y se realizan actividades tanto con el segmento dominante como con el no dominante.
Desde el ámbito educativo, nuestro objetivo será adelantar el proceso (respentando la maduración del SNC) y que éste se realice correctamente, corrigiendo los problemas que puedan surgir.
2.5 Ejercicios y criterios para estabilizar la lateralidad
Para afirmar la lateralidad podemos realizar todo tipo de ejercicios donde se utiliza una parte lateral del cuerpo, tanto a nivel de miembros superiores como inferiores, como ejercicios de coordinación óculo-manual (lanzamiento de pelota, punterías, golpeos,…) o de coordinación óculo-pédica (conducciones, golpeos, malabares con pelotas,…). Todo ello a través de actividades lúdicas y divertidas como juegos populares, deportes adaptados, material alternativo,…
Para terminar con el proceso de lateralización daremos una serie de criterios para ayudar a los niños de 4 a 7 años cuya lateralidad no está bien definida.
– Si la lateralización es indecisa, se conviene lateralizarle al dextrismo.
– Si es zurda no se debe contrariar.
– El ambidextrismo es la peor situación, por lo que orientaremos al niño hacia aquel lado sobre el que muestre una mínima preferencia.
– Lateralidad cruzada: Si el cruce es mano o pie, no tiene apenas importancia. El problema surge cuando el cruce es ojo-mano, ya que puede producir fatiga y problemas de lectura y escritura.
De este modo terminamos el segundo apartado del tema. A continuación desarrollaremos el tercer apartado sobre el desarrollo de las capacidades perceptivo-motrices.
3. DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES PERCEPTIVO-MOTRICES
3.1 Concepto
Podemos definir las capacidades perceptivo-motrices (Gundlach) como la “capacidad para coordinar los sistemas sensoriales (principalmente la vista y el oído) con los movimientos del cuerpo y sus diferentes partes”. Cabe destacar que predomina el aspecto perceptivo sobre el motriz.
En el área de la educación motriz la percepción puede clasificarse en: Percepción del cuerpo o de sí mismo (interoceptiva y propioceptiva) y percepción del entorno (exteroceptiva). En la percepción del entorno debemos tener en cuenta la percepción y estructuración espacial, temporal y espacio-temporal.
Empezaremos viendo la percepción y estructuración espacial.
3.2 Percepción y estructuración espacial
Según Wallon, la espacialidad es “el conocimiento o toma de conciencia del medio y sus alrededores, es decir, la toma de conciencia del sujeto, de su situación en el espacio que le rodea, su entorno y los objetos que en él se encuentran”. Por otro lado, Marta Schinca define el espacio como “el medio que permite y apoya la proyección del gesto”.
En cuanto a la evolución de la organización espacial del niño, Piaget considera que en el primer año de vida el espacio del niño es muy reducido. De 2 a 4 años, cuando el niño comienza a andar, su espacio de acción se amplia y multiplica sus posibilidades de experiencia. De 4 a 7 años accede a las distintas nociones de orientación (dcha, izq, arriba,…), de situación (dentro, fuera) y de tamaño (grande, pequeño). De 7 a 12 años el niño accede a la “representación descentralizada”, a partir de ahora relaciona el espacio con otros objetos y personas, y no solo con su cuerpo.
En cuanto a los tipos de espacio, podemos distinguir dos:
– El espacio próximo o propio es aquel formado por las posibilidades de movimiento segmentario y global que permite realizar nuestro cuerpo sin desplazarnos.
– El espacio remoto o accesible es el espacio que podemos ocupar mediante desplazamientos.
También podemos encontrar diferentes clasificaciones de la espacialidad, según Wallon podemos clasificarla en: Espacio absoluto (abarca todos los espacios), espacio afectivo (esp. próximo), esp. efectivo (depende de la situación de los objetos para realizar una tarea), esp. representativo (implica reproducción de un movimiento) y esp. postural (esp. que ocupa nuestro cuerpo).
Algunos de los ejercicios para educar la percepción espacial pueden ser:
– Ejercicios de orientación con respecto a si mismo (salto a derecha, izquierda, delante, atrás).
– Orientación con respecto a los demás y a los objetos.
– Orientación de objetos entre si.
– Apreciación de distancias, de trayectorias y de velocidades.
La educación psicomotriz encaminada a la estructuración del espacio es muy importante porque es fundamental para la adquisición de gestos precisos y apropiados, así como para el dominio del espacio vivenciado, además, supone la base de muchos de los aprendizajes escolares.
Terminamos la percepción y estructuración espacial y pasamos a desarrollar la percepción y estructuración temporal.
3.3 Percepción y estructuración temporal
Vayer y Walter definen la temporalidad como “la organización consciente y progresiva de las relaciones asociadas a la representación mental del orden y de la cualidad de los elementos”. “Percibir el tiempo es tomar conciencia de los cambios que se suceden durante un periodo determinado” (Rigal).
Algunos de los objetivos de la percepción temporal son: Toma de conciencia de la percepción espacio-temporal, apreciar movimientos lentos y rápidos, mejorar la capacidad de expresión corporal, etc.
En cuanto a la evolución de la organización temporal, seguiremos las etapas del desarrollo según Piaget:
– Periodo sensoriomotor (0 a 2 años): En los primeros meses el niño no tiene noción del paso del tiempo. Hacia el año aprecia los ciclos de vigilia y comida.
– Periodo preoperatorio (2 a 7 años): En los primeros años de este periodo, la duración del tiempo es totalmente subjetiva. Al final conocer el concepto de hora y comprender el presente, el pasado y el futuro.
– Periodo de las operaciones concretas (7 a 12 años): Se adquiere una nueva noción de velocidad. Aparece el tiempo matemático (velocidad igual a espacio partido por tiempo).
Por otro lado, podemos destacar dos tipos de tiempo:
– El tiempo subjetivo: el vivido por cada sujeto.
– El tiempo objetivo: es el tiempo matemático, rígido e inalterable.
En cuanto a la temporalidad, según Castañer y Camerino, la podemos clasificar en tres apartados:
– Orientación temporal: Es la forma de plasmar el tiempo (ayer-hoy, día-noche).
– Estructuración temporal: Debemos tener en cuenta los conceptos de orden (sucesión que hay entre acontecimientos, unos a continuación de otros; es el aspecto cualitativo) y duración (es el aspecto cuantitativo, es el intervalo que señala el principio y el fin de un acontecimiento).
– Organización temporal: En este apartado, hay que tener en cuenta el concepto de “ritmo”, según Le Boulch es la “organización de fenómenos que se desarrollan en el tiempo”.
Como ejercicios para educar la percepción temporal realizaremos aquellos en los que trabajemos la velocidad (desplazamientos a diferentes velocidades y direcciones,…), la simultaneidad y la sucesión (grupo de niños moviéndose al mismo ritmo), la duración (realizar pausas al pitido del profesor) y la cadencia (marcha y carrera con un ritmo determinado).
La educación psicomotriz encaminada a la estructuración del tiempo es muy importante porque favorece la adquisición de gestos y movimientos ordenados y es básico para el aprendizaje de la lectoescritura y el cálculo.
El hecho de separar el análisis del esquema corporal, de la estructuración espacio-temporal y, a la vez, la espacial de la temporal, sólo responde al propósito de lograr mayor claridad a la hora del estudio y exposición del tema. De todos es sabido que los logros en unos y otros conceptos son simultáneos, se consiguen globalmente.
Con este apartado terminamos el tratamiento de este tema. Para finalizar realizaremos una breve conclusión sobre el mismo.
4. CONCLUSIÓN Y VALORACIÓN PERSONAL
Los niños en la infancia suelen presentar a menudo problemas de lateralidad o de percepción espacio-temporal. La mayoría de estos problemas suelen desaparecer con la edad, “el tiempo lo cura todo”, pero en gran medida desaparecen si se realiza un tratamiento adecuado de los aspectos vistos en este tema.
Este tratamiento comienza en la escuela, cuando los niños son bastante maleables y están en pleno desarrollo. Por tanto, nuestra labor como maestros será la de trabajar correctamente cada uno de estos aspectos mediante juegos motivantes y entretenidos, una enseñanza lo más individualizada posible y con la colaboración de maestros de otras áreas, de manera que podamos conseguir personas bien formadas y útiles para nuestra sociedad.
Por último, debido a la importancia de este tema en relación a la atención a la diversidad, es necesario destacar que el maestro de E.F., en colaboración con el equipo de orientación, debe tener en cuenta las características motrices, psíquicas y sensoriales de sus alumnos (ACNEAE, grupos sociales desfavorecidos, etc.) para conseguir que cada alumno se desarrolle alcanzando el máximo de sus posibilidades
5. BIBLIOGRAFÍA
Por último daré unas referencias bibliográficas que nos han servido para el desarrollo del tema.
Entre la normativa legal destaca:
– Ley Orgánica 8/2013, (LOMCE).
– Ley Orgánica 2/2006, de Educación (LOE).
– Ley 7/2010 de Educación de Castilla-La Mancha
– Real Decreto 126/2014, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria.
– Decreto 54/2014, por el que se establece el currículo de la Educación Primaria en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.
Entre los diferentes libros consultados cabe destacar:
– LE BOULCH, 2000: “La educación psicomotriz en la escuela primaria”. Paidós, Barcelona
– SCHINCA, M., 1980: “Psicomotricidad, ritmo y expresión corporal”. Escuela Española, Madrid.
– ZAZO, 1981: “Manual para el examen psicológico del niño”. Fundamentos, Madrid.
– PIAGET, J., 1990: “Seis estudios de psicología”. Ariel, Buenos Aires
– WALLON, 1977: “La evolución psicológica del niño”. Grijalbo, México.
Y, por último, podemos citar algunos artículos consultados en internet:
– Efdeportes.com: “Lateralidad: origen, tipos y evolución”, Elisabeth Márquez.
– Efdeportes.com: “Importancia del desarrollo del esquema corporal”, Vanessa Cidoncha y Erika Díaz.