Introducción
El actual sistema educativo en nuestro país se fundamenta en los principios de normalización e integración educativa. Desde esta perspectiva de atención a la diversidad, partimos de un enfoque centrado en las necesidades de los alumnos y no en su déficit. Desde este planteamiento, nos encontramos, con la deficiencia auditiva, ante el déficit que ocupa el segundo lugar en número de afectados, con una incidencia de un 8.6% de la población.
Desde que fuera aprobada la Resolución de 15 de junio de 1989 en la que se establecen las funciones del maestro de EE, queda explicitado que nuestra labor como profesionales pasa por “la identificación de las necesidades educativas especiales de los alumnos”, entre ellas, sin duda, las asociadas a déficit auditivo.
Es por esto, que este es un tema fundamental que debemos dominar para ser capaces de dar una respuesta educativa ajustada a los alumnos que presentan este tipo de discapacidad, con el fin de que puedan alcanzar los objetivos educativos que se establecen para todos los alumnos y, más aun, puedan alcanzar el derecho a la educación y a la integración que a las personas deficientes les otorga la Constitución
Comenzaremos el tema presentando el concepto de NEE y de deficiencia auditiva. Veremos las distintas clasificaciones que existen de la deficiencia y sus características.
A continuación analizaremos las implicaciones de la deficiencia auditiva en el desarrollo general del alumno, que dividiremos en las áreas que lo constituyen, comunicativo-lingüística, social, psicomotora y cognitiva, para facilitar su estudio, sin olvidar que constituyen un todo indivisible e interrelacionado.
Para poder llevar a cabo una correcta intervención educativa con un alumno con déficit auditivo, es necesario llevar a cabo una exhaustiva evaluación de todos los aspectos que influyen en su proceso de enseñanza-aprendizaje. Mediante la evaluación psicopedagógica se analiza la información relevante acerca del alumno y de su entorno. Veremos en este apartado los sistemas de detección del déficit auditivo más empleados.
Finalmente, tras la evaluación psicopedagógica se determinan cuales son las necesidades educativas especiales del alumno en relación con él mismo, el contexto socio-familiar y el contexto escolar.
1. Las NEE de los alumnos y alumnas con deficiencia auditiva.
1.1. Concepto de NEE
El concepto de NEE se utilizó, por primera vez, en el informe Warnock (1978), pero no fue hasta 1990, con la Ley Orgánica 1/1990 de 3 de octubre de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), cuando apareció en la legislación española.
El a.c.n.e.e. es definido por el MEC en el cuadernillo de Adaptaciones Curriculares de los Materiales para la Reforma en los siguientes términos: ”Un alumno presenta necesidades educativas especiales cuando presenta dificultades mayores que el resto de los alumnos para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde por su edad, bien por causas internas, por dificultades o carencias del entorno socio – familiar o por una historia de aprendizaje desajustada y necesita para compensarlas adaptaciones de acceso y/o significativas en una o varias áreas de currículo”.
El nuevo concepto supone que las dificultades del alumno no sólo están dentro de él sino que también dependen de las variables contextuales. Es importante no focalizar la atención en el grado de discapacidad del alumno/a sino en el grado de capacitación que logrará si cubrimos sus NEE.
Con esta definición los alumnos con déficit auditivo son considerados como a.c.n.e.e. tanto en la LOGSE, como en la nueva Ley Orgánica 10/2002 de 23 de diciembre, de Calidad de la Educación (LOCE). pero ¿qué es la deficiencia auditiva?
1.2. Concepto de deficiencia auditiva.
En el ámbito educativo se ha considerado tradicionalmente la deficiencia auditiva y la sordera sinónimos y se ha designado con el término hipoacusia o hipoacúsico a aquellas personas cuya audición es funcional, con déficit en distintos grados.
Por tanto se ha clasificado a los alumnos con déficit auditivo en estas dos amplias categorías: hipoacúsicos y sordos profundos.
Un hipoacúsico es aquel que cuya audición es deficiente, pero de unas características tales que con prótesis o sin ella, es funcional para la vida ordinaria y permite la adquisición del lenguaje oral por vía auditiva. Aunque sea un lenguaje en el que se notan algunas deficiencias de articulación, léxico y estructuración mayores o menores en función del grado de hipoacusia que padezca..
El concepto sordo profundo lo aplicamos a sujetos cuya audición no es funcional para la vida ordinaria, por lo tanto no posibilita la adquisición del lenguaje oral por vía auditiva. En general se considera sordo profundo a aquel alumno que, incluso con una buena amplificación, su principal lazo de interacción con el mundo y su principal canal de comunicación es el sistema visual.
1.3. Clasificación y características de la deficiencia auditiva.
Un déficit auditivo puede sobrevenir debido a varias causas. Cada una de las cuales pueden tener diferentes implicaciones para el desarrollo del niño.
Así nos encontraríamos con que pueden deberse al resultado de factores ambientales activos, antes, durante o después del nacimiento. Durante el embarazo – meningitis, rubéola materna, incompatibilidad del grupo sanguíneo. Durante el parto por un parto lento y/ o complicado con instrumentación, prematuridad con bajo peso al nacer (un peso menor a 1500 gr.), longitud anormal al nacer, asfixia, ictericia…. Por causas posteriores al parto: alejamiento del patrón normal de desarrollo, malformaciones del oído externo, nariz y paladar, enfermedades severas, traumatismos cerebrales…
También puede ser de origen genético – consaguinidad de los padres, antecedentes de sordera endógenas en familiares próximos – manifestándose ya desde el momento del nacimiento o de forma progresiva.
Existen varios criterios para clasificar las hipoacusias, los más empleados son el grado, la localización y momento de aparición de la pérdida auditiva.
Según el grado de pérdida auditiva, podemos diferenciar cinco tipos: leve, moderada, severa y cofosis.
· Hipoacusia leve o ligera: entre 20 y 40 dB. Puede tener dificultades en la comunicación, especialmente en ambientes ruidosos, pero no impide su desarrollo comunicativo y lingüístico normal.
· Hipoacusia media: entre 40-70 dB. Tendrán problemas para adquirir el lenguaje oral, por lo que precisarán de la adaptación de una prótesis auditiva así como de intervención logopédica.
· Hipoacusia severa: entre 70-90 dB. Plantea importantes problemas para la comunicación hablada y para la adquisición del lenguaje oral.
· Hipoacusia profunda: por encima de 90 dB
· Cofosis (pérdida total de la audición)
Las sorderas casi nunca son absolutas, quedando siempre algunos restos auditivos, que bien aprovechados son una ayuda inestimable en la rehabilitación. Es lo que los verbotonalistas expresan diciendo que no hay oídos caóticos sino distintas formas de oír.
Respecto a la localización distinguimos 3 tipos según las estructuras a las que afecten: la hipoacusia de transmisión o conductiva, hipoacusia de percepción e hipoacusia mixtas.
· La hipoacusia de conducción son pérdidas auditivas, debidas a una alteración en la función de conducción o trasmisión por vía aérea del sonido, están localizadas en el oído externo o medio. Los defectos producidos en el oído externo afectan por igual a todas las frecuencias. Mientras que los defectos en el oído medio dan lugar a una pérdida mayor de sensibilidad con respecto a las bajas frecuencias.
· La hipoacusias de percepción, sensorial o neurosensoriales. Son las deficiencias auditivas producidas por disfunciones y/ o problemas en el oído interno o en las vías de acceso al cerebro. Las pérdidas auditivas provocadas suelen ser estables y afectan no solo a la cantidad del sonido, sino también a la calidad. No se trata, únicamente, de que el niño oiga menos, sino de que su audición residual es selectiva. Tiene restos auditivos sólo en ciertas frecuencias que no siempre se encuentran comprometidas en la comunicación hablada.
· Por último, la hipoacusia mixta se encuentran afectados simultáneamente los oídos externos, medio e interno.
La tercera y última clasificación depende del momento de aparición de la sordera y del desarrollo lingüísticos alcanzado hasta ese momento, es de máxima importancia en educación de cara al pronóstico. Las sorderas prelocutivas, es decir, antes de que el niño haya consolidado el habla. Las postlocutivas, son adquiridas estando el lenguaje ya instaurado, siempre son menos graves cuanto más tarde sobrevenga la lesión.
Desde un punto de vista pedagógico y en cuanto al aprendizaje del lenguaje oral, las estrategias ante un sordo prelocutivo y postlocutivo varían en algunos aspectos: En el caso de un niño sordo prelocutivo habrá que poner en marcha un programa para la adquisición del lenguaje oral. Ante el sordo postlocutivo, el énfasis de la intervención se basará en proporcionarle estrategias que le permitan conservar y controlar lo adquirido, apoyándonos para ello en la lectura. Y poniendo especial atención en las repercusiones socio-afectivas que la deficiencia auditiva conlleva. Pues se producirán cambios en sus relaciones sociales y personales.
Hay que tener en cuenta que la experiencia y el mayor o menor conocimiento del mundo por parte del sujeto también va a verse modificado por la edad en que se quedó sordo, circunstancia que va a influir en todas las áreas de su desarrollo.
Una vez que hemos visto el concepto, clasificación y etiología de la deficiencia motora, vamos a ver cuales son los aspectos diferenciales que encontramos en las distintas áreas del desarrollo: perceptivo-psicomotora, cognitiva, comunicativo-lingüística, y afectivo-emocional y social.
2. Aspectos diferenciales en las distintas áreas del desarrollo.
2.1. Área social
Respecto al desarrollo social diremos que el retraso en la adquisición del lenguaje oral reduce los contactos sociales y son fuente de frustración tanto para el niño sordo, como para sus padres. Las dificultades que presenta en el lenguaje impiden al niño comprender las explicaciones verbales de los sentimientos y las emociones del otro. Incluso el significado de las expresiones faciales de los oyentes es peor comprendido por el niño sordo. A estas dificultades de comunicación verbal y no verbal se añaden las dificultades resultantes de ciertos rasgos que aparecen con mucha frecuencia entre el grupo de niños sordos, como son: rigidez, egocentrismo, falta de control de sí mismo, impulsividad y sugestibilidad.
El niño sordo vive su medio con inseguridad, conoce mal las intenciones de los otros, intentando superar esto a través de las señas faciales que capta, y a las que es enormemente sensible. Esas señales son engañosas y el mensaje que envían puede ser incluso contradictorio: lloramos de pena y de alegría.
Por tanto, su conducta e interpretación de los acontecimientos estaría limitada por su menor socialización a través del lenguaje.
Sin embargo, además de la deprivación lingüística, también encontramos datos que establecen una relación entre el menor conocimiento y desarrollo social y la ausencia de independencia y autorresponsabilidad. En este sentido es importante subrayar la importancia que las reacciones familiares tienen en el desarrollo del conocimiento y ajuste social. El propiciar independencia facilita el desarrollo posterior de la espontaneidad, de la curiosidad social e intelectual. La sobreprotección está a menudo asociada a una restricción de las experiencias y con creencias concomitantes respecto a la competencia de uno mismo. También tiene repercusiones en cuanto al control conductual ejercido por los padres.
2.2. Área psicomotora.
Sobre el desarrollo psicomotor varios autores han llamado la atención sobre las posibles alteraciones en el desarrollo psicomotor de los niños afectados por sordera en varios grados.
Los niños con hipoacusia profunda desarrollan con más lentitud la habilidad de andar y en general, poseen menores capacidades y habilidad para aquellas actividades en que se requiere una gran coordinación motora, tales como la práctica de la danza y deportes tales como la gimnasia rítmica, etc.
Otro factor sobreañadido a estos hechos, lo constituye la existencia de alteraciones en el desarrollo del sistema vestibular (órgano situado en la vecindad del oído), que permite orientarnos en el espacio. Está claramente demostrado que las alteraciones de la audición conllevan generalmente alteraciones en el sentido del equilibrio y este hecho, por sí solo, bastaría para explicar las presuntas alteraciones motoras que padecen estos enfermos.
2.3. Área cognitiva
En relación con el desarrollo cognitivo se han realizado abundantes estudios sobre el desarrollo de la inteligencia del niño sordo y sus habilidades cognitivas.
Para Myklebust (1964) el desarrollo de la inteligencia de los sordos es diferente al de los oyentes por tener un pensamiento más vinculado a lo concreto, con dificultades para la reflexión abstracta. Posteriormente Piaget (1965) y Hans Furth (1973) contradicen dicha afirmación y concluyen que el desarrollo es el mismo aunque de forma más lenta en los sordos. Actualmente el enfoque que prevalece es que los sujetos sordos son cognitivamente similares a los oyentes en todas las habilidades importantes (Marchesi y col 1994).
2.4. Área comunicativo y lingüística
Respecto al desarrollo comunicativo y lingüístico, el niño con deficiencia auditiva desde su nacimiento va a recibir un número notablemente inferior de estímulos del mundo que le rodea, con lo que su sistema nervioso se va a desarrollar más lentamente, debido a que el mecanismo de retroalimentación necesario que se establece entre estímulo auditivo y las células nerviosas encargadas de elaborarlo no se produce, o expresado de otra forma, se precisa una cierta cantidad de estímulo para que produzca el desarrollo y maduración del sistema nervioso y viceversa.
El niño, al no saber lo que el sonido representa, no puede imitarlo puesto que lo desconoce, por tanto, el desarrollo del lenguaje no se produce tomando como base la facilidad que representa la rutina de imitación repetición, sino que por el contrario, se verá obligado a realizar un proceso de aprendizaje para su obtención, ya que este nunca se va a producir de forma espontánea. Este hecho, hace que en muchas ocasiones su utilización constituya más una carga que un beneficio.
Durante su fase de maduración, tendrá que aprender a unir significantes con significados, es decir, ensamblar el concepto que representa, por ejemplo una silla con el hecho físico de la misma. Sin embargo, el manejo de conceptos abstractos precisarán mayor esfuerzo para su comprensión y asimilación.
Hemos repasado los aspectos diferenciados de las distintas áreas del desarrollo de los alumnos que presentan alguna deficiencia mental, y ahora vamos a centrarnos en como es el proceso de identificación de las NEE de los alumnos con deficiencia mental, cuales son las técnicas e instrumentos utilizados más frecuentemente para su detección, y terminaremos determinando cuales son esas necesidades más frecuentes.
3. Identificación de las NEE de estos alumnos.
3.1. La evaluación psicopedagógica.
Para identificar las necesidades educativas de un alumno con deficiencia auditiva es necesario llevar a cabo una evaluación psicopedagógica.
La necesidad de la evaluación psicopedagógica, como paso previo a la adopción de las medidas disponibles en nuestros sistema educativo y para responder a las necesidades educativas especiales, es mencionada en la LOGSE, la LOCE, los RRDD de enseñanzas mínimas y de currículo. Además, para regular este proceso y determinar los procedimientos técnicos y administrativos necesarios para llevar a cabo, se aprobó la mencionada OM de 14 de Febrero de 1996, por la que se regula el procedimiento para llevar a cabo la evaluación psicopedagógica y se establece el dictamen y los criterios de escolarización de los a.c.n.e.e
La evaluación psicopedagógica, según la OM 14 de Febrero de 1996, se define como “un proceso de recogida, análisis y valoración de la información relevante relativa a los distintos elementos que intervienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje para identificar las necesidades educativas de determinados alumnos que presentan o pueden presentar desajustes en su desarrollo personal y/ o académico, y para fundamentar o concretar las decisiones respecto a la propuesta curricular y al tipo de ayudas que aquellos pueden precisar para progresar en el desarrollo de distintas capacidades”
La evaluación psicopedagógica es competencia de los EOEP y de los DO de los centros docentes. Pero, al mismo tiempo, al tratarse de una labor interdisciplinar que trasciende los propios límites del EOEP o del DO, se incorpora la participación de aquellos profesionales que participan directamente en los procesos de enseñanza-aprendizaje y el análisis de la información que todos ellos puedan aportar, incluida la familia.
En su elaboración colaborará el EOEP específico de Deficiencia auditiva formado por técnicos con experiencia en la comunicación con sordos, competencia para aplicar los instrumentos evaluativos más adecuados para cada alumno y criterios para orientar la respuesta educativa.
Nuestra labor, como maestros de PT, se concreta en la colaboración con el EOEP o DO, en el proceso de la evaluación Psicopedagógica.
Los datos a tener en cuenta son los relativos al propio alumno y a su entorno.
3.2. Información sobre el alumno.
3.2.1. Historia educativa y escolar.
Dentro de la información sobre el alumno será necesario la historia educativa y escolar ya que esta información permitirá comprender mejor el comportamiento del alumno en la escuela y propone mejoras en la respuesta educativa. Nos interesa conocer los servicios que recibe o ha recibido (logopeda, estimulación auditiva, atención temprana…), el momento de escolarización, la modalidad comunicativa utilizada, las adaptaciones curriculares individuales previas, etc.
3.2.2. Desarrollo general.
También será necesario conocer el desarrollo biológico, comunicativo-lingüístico, cognitivo y socio-afectivo del alumno.
Dentro de los aspectos biológicos resulta fundamental incluir los resultados de la valoración audiológica realizada por el médico o audioproteista, a través de diversas pruebas.
Los Sistemas de detección del déficit auditivo, se dividen en objetivas cuando no se requiere la colaboración del sujeto y subjetivas cuando si se requiere su colaboración. Entre las pruebas objetivas encontramos los potenciales evocados, la electrococleografía y la impedanciometría. Entre las pruebas subjetivas, la audiometría tonal, vocal o verbotonal y la acumetría.
Las dos pruebas más utilizadas, la primera con bebés y la segunda con niños mayores de tres años, son los potenciales evocados y la audiometría tonal.
El potencial evocado auditivo es la prueba más utilizada y fiable con niños menores de tres años. Se basa en el envío de estímulos sonoros a las distintas estructuras de la vía auditiva. Las señales bioeléctricas que provocan estos estímulos son recogidas por unos electrodos y posteriormente se registran y analizan por ordenador. Permiten el diagnóstico auditivo en tonos medios y agudos. Su limitación principal está en que no proporcionan información sobre la audición de frecuencias bajas, que justamente son aquellas en las que suelen existir restos auditivos en los niños con sordera profunda.
La audiometría tonal es una de las pruebas más características y se puede empezar a utilizar con niños mayores de 3 años, ya que han de ser entrenados para escuchar un sonido y dar una respuesta. Se emplea un audiómetro, que es un aparato que emite sonidos con distintas frecuencias e intensidades. Una vez conocidas las características de la pérdida auditiva del niño por medio del aire, es conveniente completarla con una audiometría de transmisión ósea con el fin de determinar si se trata de una sordera conductiva o neurosensorial.
A partir de los 6 meses de edad se puede intentar la audiometría mediante reflejos condicionados. Sobre los dos años de edad se pueden intentar audiometrías lúdicas más formales, por ejemplo, Peep-Show que es un audiómetro acoplado a un juguete móvil en el cual se escucha un sonido y ha de presionar una tecla al escucharlo. También existe el Suzuki, que trata de asociaciones de sonido en un muñeco en pantalla.
Respecto al desarrollo comunicativo-lingüístico, una vez que la pérdida auditiva ha sido detectada y medida, el principal interés de los profesionales se dirige al estudio del impacto que esa pérdida auditiva tiene, tanto en la producción como en la comprensión del lenguaje oral. El primer paso de la evaluación comunicativa se centrará en el estudio de las intenciones comunicativas que el niño sordo muestra ante diferentes interlocutores. Por otra parte el estudio de la modalidad comunicativa constituye un elemento muy importante de la evaluación ya que nos ofrece información acerca de cuál es el tipo de comunicación que, habitualmente, emplea el niño y las personas de su entrono familiar para expresar sus intenciones comunicativas. Otro aspecto importante de analizar, especialmente en las primeras edades, es el carácter simbólico o pre-simbólico de las producciones comunicativas del niño sordo. Por último una vez visto los elementos más comunicativos, se pasaría a evaluar los más puramente lingüísticos: fonología, morfosintaxis y léxico.
En el desarrollo cognitivo las dificultades comunicativas pueden dar como resultado un retraso aparente o real en el desarrollo cognitivo, por lo que es necesario realizar una evaluación en la que los elementos verbales no interfieran en los resultados. Para ellos son adecuados tests no verbales como las Matrices Progresivas de Raven, observaciones del juego simbólico en los primeros años y test que presenten escalas verbales y manipulativas diferenciales, como el WISC.
Si analizamos el desarrollo socio-afectivo tendremos que tener en cuenta el grado de autoestima que presenta el alumno, su autonomía y el sentimiento de confianza que demuestra hacia sí mismo y hacia los demás. Por otro lado serán valoradas las repercusiones que la deficiencia auditiva tiene en las capacidades y actitudes de relación social del niño, tanto con los oyentes como con la comunidad sorda.
3.2.3. Nivel de competencia curricular.
Respecto al nivel de Competencia Curricular hemos de esclarecer la situación del alumno con relación a los contenidos y objetivos establecidos en las distintas áreas curriculares, a través de actividades de evaluación adaptadas a sus capacidades comunicativas. Será necesario evaluar con mayor profundidad las áreas que utilizan un soporte verbal, oral o escrito, muy abundante (lengua castellana, lengua extranjera o conocimiento del medio). El área de Matemáticas también ha de ser objeto de una cuidadosa evaluación ya que estoa alumnos pueden presentar cierto retraso debido a sus dificultades para aprender informalmente y por el tiempo escolar dedicado a ella, que puede haberse visto reducido a costa de los aprendizajes lingüísticos.
3.2.4. Estilo de aprendizaje.
También se importante conocer el estilo de aprendizaje del niño, para ello realizaremos un análisis de los factores favorecen el aprendizaje de alumno: condiciones físico- ambientales (acústicas o de ubicación), tipo de agrupamiento (individual, pequeño grupo, apoyo entre iguales), lenguaje en el que prefiere le sea presentada la información (oral, oral con apoyos, leguaje de signos, a través de imágenes…), nivel de atención (la fatiga es un componente importante en el caso de alumnos sordos)… Incluirá también el análisis de interés, estructura motivacional, y estrategias de aprendizaje. La información sobre estos puntos se obtendrá a través de observaciones sistemáticas y cuestionarios abiertos, entre otros.
3.3. Información sobre el entorno.
Una vez conocida la información del alumno, pasamos a conocer en entorno escolar, familiar y social en que se encuentra el alumno.
3.3.1.Contexto escolar.
Para evaluar el contexto escolar se hará uso de entrevistas con el profesorado, de la observación, y del análisis de documentos: PEC, PC, PA, Memoria Anual, Plan e Atención a la Diversidad…
Respecto al centro valoraremos si las condiciones son favorables para atender las necesidades educativas especiales de los alumnos con deficiencia auditiva. Esto es así cuando existen las ayudas técnicas y los medios complementarios necesarios, se promueve la formación y sensibilización del profesorado sobre aspectos vinculados a la deficiencia auditiva, se diferencia la tarea logopédica de la de apoyo escolar, los objetivos y contenidos tienen presentes sus necesidades, se ha determinado la modalidad comunicativa prioritaria para estos alumno y se potencia su uso en toda la comunidad educativa, etc.
En el aula debe realizarse una evaluación tanto del clima social (interacciones oyente-sordos) como de los elementos curriculares( objetivos y contenidos referidos a la deficiencia auditiva y los sistemas de comunicación, estrategias metodológicas de aprendizaje cooperativo, materiales visuales y técnicos, distribución espacial, estrategias comunicativas….)
3.3.2. Contexto familiar.
Para la evaluación del contexto familiar la entrevista constituye el instrumento fundamental. Recogeremos información referida a la estructura familiar su dinámica interna, la modalidad comunicativa que utilizan los padres con el niño, si estos son sordos u oyentes, el grado conocimiento y aceptación de la hipoacusia (o sordera), sus expectativas, el nivel socio-económico, las relaciones con la escuela, el grado de autonomía que ofrecen al niño y el comportamiento comunicativo y relacional que éste tiene en el seno familiar.
3.3.3. Contexto social.
Por ultimo, resulta fundamental también tener información suficiente sobre los recursos que ofrece el contexto (logopédico, protésico, asociaciones de sordos…), y el uso de la familia hace de ellos.
Finalizada la evaluación psicopedagógica, el orientador del centro recogerá los resultados obtenidos en un informe confidencial, de carácter técnico y administrativo: el informe psicopedagógico.
Dicho informe es el “documento síntesis que recoge la situación personal y académica del alumno en el momento de la realización de la evaluación, que nos permite determinar si presenta o no necesidades educativas especiales y tomar decisiones relativas al ajuste de la respuesta educativa” (OM de 14 de Febrero de 1996)
Tras la evaluación psicopedagógica se determinan cuales son las necesidades del alumno en relación con él mismo, el contexto socio-familiar y el contexto escolar. Entre ellas nos vamos a encontrar frecuentemente con las siguientes
3.4. NEE de los alumnos/as con deficiencia auditiva.
La presencia de una deficiencia auditiva genera, en mayor o menor medida, dificultades en la interacción del niño con su medio físico y social que pueden afectar a todos los aspectos de la vida del individuo, limitando sus experiencias y, por tanto, generando dificultades de aprendizaje y necesidades educativas a las que es necesario responder en el marco de la atención a la diversidad.
Una idea fundamental que aporta el concepto NEE, que presentamos al principio del tema, es que las causas de las dificultades no están sólo en el alumno, porque tenga un déficit concreto, sino también en las condiciones del entorno, que pueden minimizar o acentuar la dimensión real de estas necesidades.
Así, las necesidades que presentan los alumnos con deficiencia auditiva dependen por un lado de variables personales, como el momento de aparición, el grado de pérdida y la funcionalidad que la audición ofrezca para el desenvolvimiento en la vida ordinaria y la adquisición del lenguaje oral. Otros factores referidos al contexto, como el momento de diagnóstico y de comienzo del tratamiento, o las actitudes y estrategias comunicativas que empleen la familia y la escuela resultan determinantes.
Veamos a continuación una serie de necesidades educativas especiales que giran en torno al desarrollo comunicativo y lingüístico y a las posibles repercusiones que en el ámbito social, afectivo y cognitivo pueden tener las deficiencias auditivas de mayor gravedad:
– Necesidad de un sistema de comunicación y pensamiento. Es decir, necesidades de apropiarse de forma temprana de un código que les permita establecer interacciones útiles y gratificantes con su entorno a la vez que pueda serviles como herramienta de representación de simbolización del mundo que le rodea y, por tanto, de aprendizaje.
– Necesidad de desarrollar la capacidad de comprensión y expresión escrita, que permita el aprendizaje autónomo y el acceso a la información y la cultura.
– Necesidad de estimulación, de aprovechamientos de la audición residual y de desarrollo de la capacidad fonoarticulatoria, a través de la utilización de ayudas técnicas y de su participación en programas de reeducación auditiva y logopédica.
– Necesidad de orientar la construcción de un autoconcepto y una autoestima positivos y un desarrollo emocional equilibrado.
– Necesidad de mayor información de lo que sucede en su entorno. Dadas sus limitaciones auditivas los alumnos sordos tendrán un menor acceso a la información auditiva que constantemente lo rodea. Para paliar esta situación, el entorno debe proporcionar, de forma intencional, información de todo tipo incluyendo la referida a normas, valores y actitudes.
– Necesidad de un desarrollo emocional lo más equilibrado posible, desarrollando una identidad y autoconcepto positivo.
La consideración de esta necesidades comunes junto a las particulares de cada alumno deben guiar la toma de decisiones en lo que respecta al tipo y claridad de los ajustes que será preciso realizar en la propuesta educativa ofrecida
Conclusión.
En el tema abordado hemos pretendido dar una visión global sobre el conocimiento de los alumnos con deficiencia auditiva, tratando no solo el concepto, las causas y los aspectos diferenciales en las distintas áreas del desarrollo, sino también, las necesidades educativas más frecuentes que presentan estos alumnos.
En el tema que nos ocupa se hace hincapié en las necesidades que presentan los alumnos con deficiencia auditiva en los contextos escolares y familiares, ya que con la modificación de dichos contextos se obtiene una mejora en el proceso de enseñanza-aprendizaje de estos alumnos.
Por último es conveniente añadir que sólo con el conocimiento riguroso de las dificultades de aprendizaje que presentan estos alumnos podemos abordar la intervención educativa de la forma más ajustada a sus necesidades y alcanzar los grandes objetivos de normalización e integración en la sociedad.
Bibliografía
Para la elaboración de este tema, a parte de la legislación mencionada, hemos consultado las siguientes referencias bibliográficas y webgráficas:
– CNREE: “NEE en niños con deficiencia auditiva” 1991
– COLL, MARCHESI Y PALACIOS.: “Desarrollo psicológico y educación” vol III. Alianza Editorial. Madrid. 1990.
– SALVADOR MATA, F.(2001): Enciclopedia psicopedagógica de NEE. vol I. EDICIONES ALJIBE. MALAGA, 2001
– Confederación Nacional de Sordos de España: www.cnse.es
– Asociación de Padres de Niños con Deficiencia Auditiva: www.fundacionapanda.es
– Obra social de Caja Madrid: www.fundacioncajamadrid.cim