INTRODUCCIÓN: LA EVALUACIÓN EN LA ETAPA INFANTIL
Si tradicionalmente la evaluación era entendida como el último elemento curricular que servía para sancionar los aprendizajes de los alumnos/as, en la actualidad se considera una actividad valorativa e investigadora que debe tener en cuenta todas y cada una de variables que intervienen en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Porque la evaluación debe estar permanentemente orientada a adecuar el sistema educativo a las demandas educativas, centrándose no sólo sobre los alumno/as, sino también sobre los profesionales de los centros, los procesos educativos y la propia Administración.
El aprendizaje de los alumnos y alumnas es sólo uno de los objetivos de la evaluación pero no el único.
La evaluación en la escuela infantil debe ser básicamente el instrumento que permita informar todo el proceso educativo con vistas a tomar decisiones que sirvan para reconducir el mismo.
1. LA EVALUACIÓN EN EL CURRÍCULO.
De acuerdo con la definición de currículo la evaluación es un elemento curricular fundamental e inseparable de la práctica educativa, tiene como fin recoger permanentemente información para ajustar los procesos de enseñanza y aprendizaje, y contribuir a mejorar la calidad de la enseñanza.
La evaluación así, es una actividad básicamente valorativa e investigadora y, por ello, facilitadora del trabajo educativo y del desarrollo profesional docente, que afecta no sólo a los procesos de aprendizaje de los alumnos, sino también a los procesos de enseñanza.
Dado que los pasos que hay que dar son diversos (proceso) e interdependientes, la evaluación se presenta como un elemento y proceso fundamental en la práctica educativa que mantiene relaciones sistémicas con el resto de los elementos curriculares, y dentro de un determinado sistema.
Toda evaluación debe contemplar, al menos, una reflexión sobre los siguientes aspectos:
- El contenido: ¿Qué queremos evaluar?
- El propósito: ¿Para qué queremos evaluar?
- Señalar el grado en que se van alcanzando las diferentes capacidades.
- Orientar las medidas de refuerzo o adaptaciones curriculares necesarias.
- Contribuir a la mejora de la actividad educativa, y servir de punto de referencia en la planificación y desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
- Las características: ¿Cómo vamos a evaluar?
- La temporalidad: ¿En qué momentos evaluaremos?
- Las técnicas: ¿Con qué vamos a evaluar?
- Las consecuencias: ¿Para qué nos ha servido?
La evaluación concebida como un proceso mediante el cual se obtiene la información necesaria para la planificación, desarrollo y comprobación de las decisiones docentes, se convierte en un elemento curricular de primer orden por cuanto que suministra abundante información al docente sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje con vistas a su posible mejora.
Es decir, la evaluación, en cuanto que se centra en la observación de los procesos y en el análisis de las tareas, recogerá importante información para mejorar los procesos mismos en que consisten las actividades escolares (Pérez Juste, 1993).
2. ¿QUÉ EVALUAR?
Hace referencia a aquellos aspectos y elementos que el profesional de Educación Infantil deberá evaluar. En este sentido serán objeto de evaluación:
El proceso de enseñanza.
La evaluación del proceso de enseñanza incluirá, al menos, los siguientes aspectos:
- La organización del aula y el ambiente entre los niños/as, así como la relación entre el profesorado y el alumnado.
- La coordinación entre los profesionales de un ciclo y la coherencia entre los ciclos.
- La regularidad y calidad de la relación con los padres y las madres.
- El aprovechamiento de los recursos del centro.
- La atención a la diversidad del alumnado.
El proceso de aprendizaje.
La evaluación del proceso de aprendizaje del alumno/a corresponde al tutor/a de cada grupo que recogerá, en caso necesario, la información de otros profesionales.
La evaluación del proceso de aprendizaje de los alumnos/as hace referencia a la valoración de aspectos concretos:
- Evaluación de las ideas o conocimientos previos.
El inicio de cualquier proceso de aprendizaje exige el conocimiento de experiencias e ideas previas de los alumnos/as con el fin de producir aprendizajes significativos y funcionales. Éstos sólo serán posibles si quien aprende construye sobre sus conocimientos y experiencias anteriores el nuevo conjunto de ideas que se dispone a asimilar, es decir, cuando el nuevo conocimiento interactúa con los esquemas existentes (Cubero, 1989).
- Evaluación del grado de desarrollo de las capacidades.
La evaluación del proceso de aprendizaje tiene por objeto valorar las capacidades. Como no es posible evaluar todas las capacidades expresadas en los objetivos generales de etapa y áreas (ámbitos), es necesario diseñar objetivos didácticos y actividades de evaluación donde el profesional planifica con mayor precisión la información que pretende recoger, los instrumentos y recursos a utilizar, y el análisis y toma de decisiones posteriores respecto al proceso educativo.
Los objetivos didácticos constituyen el referente inmediato de la evaluación, son directamente evaluables al concretar las capacidades señalando el grado de aprendizaje a cuya consecución se encamina la intervención educativa.
- Evaluación del grado de asimilación de los contenidos.
Se trata de valorar el grado de consecución obtenido por cada alumno/a respecto a los objetivos propuestos en el proceso educativo, y que será el punto de partida de los nuevos aprendizajes que se ofrecen. El grado de asimilación de los contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales) nos permitirá apreciar el grado de desarrollo de las capacidades teniendo los objetivos generales de etapa como referente.
El Proyecto Curricular de etapa y/o ciclo.
Entre los aspectos concretos que habrán de someterse a evaluación figurarán, al menos, los siguientes:
- Adecuación de los objetivos generales de etapa y/o ciclo a las necesidades y características de los alumnos/as.
- Adecuación de los objetivos generales de etapa a la forma en que se reflejan las finalidades educativas del centro.
- La validez de la secuenciación de los objetivos y contenidos por ciclos.
- La idoneidad de la metodología, así como de los materiales curriculares y didácticos empleados.
- La validez de las estrategias de evaluación.
- La adecuación de las medidas de adaptación curricular adoptadas para los alumnos/ as con necesidades educativas especiales.
En la valoración del proceso de enseñanza, del proceso de aprendizaje y del Proyecto curricular deberán estar claramente identificados los criterios, indicadores, estrategias, instrumentos y técnicas para recoger la información sobre el grado de adecuación y eficacia de cada uno de los elementos que configuran el Proyecto curricular, de las intervenciones del profesorado y de los aprendizajes del alumnado.
Además de estos tres aspectos anteriores, habría que subrayar la importancia que tiene la evaluación de otros dos aspectos, dada su incidencia tanto en el Proyecto Curricular como en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Estos dos aspectos a los que nos referimos son:
El contexto del centro.
En el contexto del centro serán objeto de valoración:
- Las características internas del centro.
- Las características socioculturales, económicas y familiares.
- Las características o perfil del alumnado del centro.
Los materiales curriculares.
Entendemos por materiales curriculares aquellos libros y materiales editados que sirven de apoyo a los procesos de aprendizaje de los alumnos/as, y de orientación a los procesos de enseñanza de los profesionales para el desarrollo y aplicación del currículo.
3. ¿PARA QUE EVALUAR?
Las pretensiones de la evaluación pueden ser explicitadas en tomo a una serie de variables fundamentales objeto de evaluación. En efecto, la evaluación del proceso de enseñanza tiene como finalidad:
- Valorar situaciones, procesos y resultados.
- Reorientar procesos de enseñanza.
- Tomar decisiones.
- Conocer la situación de partida en los aprendizajes.
- Apreciar el grado de desarrollo de las capacidades.
- Atender las necesidades e intereses individuales.
- Introducir las adaptaciones necesarias.
Por otra parte, la evaluación del proceso de aprendizaje pretende:
- Obtener información.
- Analizar las estrategias metodológicas.
- Valorar la actuación docente.
- Reorientar los procesos de aprendizaje.
Finalmente la evaluación del Proyecto Curricular persigue:
- Recoger información sobre el desarrollo del Proyecto.
- Analizar la puesta en práctica del mismo.
- Reorientar el Proyecto adecuándolo al contexto del centro y a las características del alumnado.
- Informar a las familias sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos/as. La evaluación, en fin, ha de servir para replantearse la programación de un período concreto, especialmente en el sentido de ajustar mejor la intervención, la ayuda, que el docente ha de facilitar a las alumnas y alumnos considerados tanto individualmente como miembros de su grupo.
4. ¿CÓMO EVALUAR?
La evaluación en la Educación Infantil tiene una serie de características que la identifican. Tomando como referencia la LOE, y centrándonos en los Decretos que establecen el currículo de la Educación Infantil en las CC.AA. y en el R.D. de ámbito de gestión del MEC, así como en las Órdenes que regulan la evaluación en esta etapa, vemos cómo en la Educación Infantil la evaluación se define como:
- Global: Referida al conjunto de capacidades expresadas en los objetivos generales. Como referentes básicos para la evaluación del proceso de aprendizaje se señalan los objetivos generales de etapa y los objetivos generales de áreas. La adecuación de estos objetivos al contexto sociocultural del centro y a las características del alumnado, serán el punto de referencia permanente de la evaluación. No obstante, el carácter general de los objetivos aconseja a los equipos docentes establecer algunos indicadores o criterios de evaluación que permitan valorar el grado de adquisición de las capacidades en cada ciclo.
- Continua: Elemento inseparable del proceso educativo en donde el maestro/a recogerá permanentemente información sobre el proceso de ensenanza-aprendizaje de sus alumnos/as.
- Formativa, reguladora, orientadora y autocorrectora del proceso educativo, proporcionando una información constante que permitirá mejorar tanto los procesos como los resultados de la intervención educativa.
- Cualitativa: Basada en la observación del desarrollo de los procesos para obtener elementos de juicio fundamentales que permitan la toma de decisiones sobre la continuidad del proceso educativo.
- Contextualizada: Referida a su entorno y a un proceso concreto de ensenanza-aprendizaje.
- Individualizada: Recogiendo el desarrollo de todos y cada uno de los alumnos/as, atendiendo a sus características, y marcando las pautas para la continuación del proceso educativo.
La evaluación en esta etapa tiene, por tanto, una evidente función formativa, sin carácter de promoción ni de calificación del alumnado, ya que evaluar en esta etapa no significa “calificar”, sino conocer el estado evolutivo, por lo que la evaluación ha de servir para verificar la eficacia de la acción educativa y contribuir a la mejora de la calidad de la educación (Gómez Ocaña, 1989).
Las manifestaciones en este sentido son abundantes. Así, para Sorribes (1989) la finalidad de la evaluación no es calificar-sancionar al alumno, sino conocerle y ayudarle en su proceso de desarrollo y aprendizaje, detectando dificultades, analizando causas y adaptando el proceso educativo a sus características. Por su parte, Pérez Juste (1993) insiste en el escaso sentido que tiene el carácter sancionador en este nivel educativo.
En definitiva, entre las características que definen una evaluación idónea para esta etapa subrayamos las siguientes (Sorribes, 1989):
- Objetiva y fiable. Que se pueda reaplicar.
- Flexible y personalizada: Que respeta al máximo las características individuales, sin perder su carácter multidimensional.
- Práctica y útil: Que permita recoger la máxima información con el procedimiento más sencillo.
5. ¿CUÁNDO EVALUAR?
Responder a esta cuestión supone considerar y subrayar el carácter formativo de la evaluación en tres momentos fundamentales:
Evaluación inicial o diagnóstica.
Esta evaluación abarca los aspectos siguientes:
- La información proporcionada por la familia.
- Informes médicos, psicológicos, pedagógicos, sociales.
- Datos del niño/a durante su escolarización en el primer centro.
- Observación directa por el maestro/a sobre el grado de desarrollo de las capacidades básicas correspondientes a su etapa evolutiva.
Los objetivos de la evaluación inicial podrían concretarse en:
- Obtener información sobre la situación de partida de cada alumno/a al iniciar un determinado proceso de enseñanza-aprendizaje.
- Descubrir la diversidad del alumnado, sus peculiaridades e intereses concretos.
- Adecuar dicho proceso de la realidad y a las posibilidades del alumno/a, a sus esquemas de conocimientos previos.
Para ello cada tutor/a deberá:
- Conocer y valorar los conocimientos e ideas previas de los alumnos/as.
- Conocer y valorar las actitudes y necesidades de los alumnos/as.
- Conocer y valorar las aptitudes globales de los alumnos/as. En definitiva, cada tutor/a analizará los progresos y dificultades de los niños/as para ajustar la intervención educativa y estimular el proceso de aprendizaje. Asimismo, concretará en objetivos didácticos el grado de las capacidades esperado en cada unidad de programación. Los objetivos didácticos serán el punto de referencia inmediato de la evaluación continua, guiarán la intervención educativa y permitirán encontrar procedimientos objetivos de evaluación.
Evaluación del proceso o formativa.
Los objetivos de la evaluación formativa podrían concretarse en:
- Obtener información permanente sobre si el proceso de enseñanza-aprendizaje se adapta a las necesidades o posibilidades del alumno/a (ajustar el proceso).
- Ayudar a encontrar métodos y técnicas de trabajo adecuados en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
- Aconsejar la modificación de los aspectos que producen disfunciones en los procesos (retroalimentar el proceso). Para ello, cada tutor/a deberá:
- Conocer y valorar el trabajo (progresos, dificultades, bloqueos, etc.) de los alumnos/as.
- Conocer y valorar el grado en que se van alcanzando los objetivos propuestos.
- Valorar, en su caso, las medidas de refuerzo educativo y de adaptación curricular utilizadas en el proceso.
Dado el carácter formativo de la evaluación, ésta se convierte en reguladora, orientadora y autocorrectora del proceso educativo, al ser un elemento inseparable y un instrumento eficaz para ajustar la intervención educativa.
Evaluación sumativa o final.
Los objetivos de la evaluación sumativa podrían concretarse en:
- Constatar las respuestas y comportamientos de los alumnos/as ante cuestiones y situaciones que exigen la utilización de los contenidos aprendidos.
- Percibir el grado de capacidad y de dificultad con que el alumno/a va a enfrentarse al siguiente tramo del proceso educativo: unidad didáctica, ciclo, etc.
- Reflejar y sintetizar la situación del proceso de aprendizaje de cada niño/a, determinando lo que el alumno/a ha aprendido realmente, en relación con lo que se
- pretendía que aprendiera.
Para ello, cada tutor/a deberá:
- Conocer y valorar el grado de desarrollo de las capacidades y de asimilación de contenidos por cada alumno/a respecto de los objetivos propuestos.
- Conocer y valorar los resultados finales del proceso de aprendizaje.
- Establecer, en su caso, las medidas de refuerzo educativo y de adaptación curricular que se prevean deban emplearse.
La evaluación sumativa o final es una consecuencia lógica de la evaluación continua que han seguido los procesos de enseñanza y aprendizaje, convirtiéndose -la evaluación final- en el primer elemento que debe aportarse a la evaluación inicial o diagnóstica ante un nuevo proceso educativo.
En efecto, “la función de la evaluación sumativa es simétrica a la de la evaluación inicial, hasta tal punto que en una serie articulada de procesos de enseñanza-aprendizaje ambas evaluaciones pueden llegar a fundirse en una actividad única” (Coll, 1993). La evaluación final ha de entenderse como una actividad puntual situada al final del proceso de enseñanza-aprendizaje. Tendrá un carácter de síntesis y concreción de la situación del alumno/a en cuanto al desarrollo de las capacidades. Esto se realizará partiendo de los datos obtenidos durante la evaluación continua. El informe final de evaluación de la etapa afecta a la promoción de los alumnos/as y sólo tiene un carácter informativo para la verificación del proceso de enseñanza-aprendizaje futuro y más próximo.
6. ¿CON QUÉ EVALUAR?
Dadas las peculiaridades de esta etapa del sistema educativo y las características que imitan la evaluación de la misma, hemos de ser conscientes de la existencia de algunas técnicas o instrumentos especialmente apropiados para este periodo escolar.
De un modo general, en todo proceso evaluador podemos diferenciar tres momentos:
- Recogida de información. Se trata de recoger el mayor número posible de datos cuanto acontece en el proceso educativo. Cuanto mayor sea el número de datos relevantes informaciones rigurosas más consistencia tendrá la evaluación. Esta toma de datos puede realizar sobre actividades individuales o grupales y en el contexto del aula o fuera ella. Nos interesa que los datos recogidos sean abundantes y de calidad.
- Valoración de la información. El análisis y valoración de los datos recogidos están en relación con los aspectos que se pretenden evaluar.
- Toma de decisiones. La evaluación educativa debe ser útil, es decir, debe servir para reajustar los procesos. Por ello, una vez recogidos los datos, analizados y valorados, baremos tomar decisiones de ajuste para que la evaluación sea funcional y efectiva.
- La observación directa y sistemática constituye la principal técnica del proceso de evaluación. No obstante, el tipo de información y las técnicas o instrumentos a utilizar es competencia del equipo docente de la etapa y deberá quedar reflejado en el Proyecto Curicular de etapa.