Tema 64 – El animador: modelos y situaciones de trabajo. Procesos y métodos de intervención. La animación como educación no formal.

Tema 64 – El animador: modelos y situaciones de trabajo. Procesos y métodos de intervención. La animación como educación no formal.

64.1 : INTRODUCCIÓN: Animación: definición y concepto.
64.2 : LA ANIMACIÓN TURÍSTICA:

– Concepto

– Ámbitos de aplicación

64.3 : EL ANIMADOR:

– El animador

– Perfil del animador

– Función del animador

64.4 : MODELOS Y SITUACIONES DE TRABAJO

– Animación según públicos objetivos

– Actuaciones entre distintos públicos objetivos

64.5 : PROCESOS Y MÉTODOS DE INTERVENCIÓN

– Consideraciones a tener en cuenta a la hora de realizar actividades

– Técnicas aplicadas a actividades de animación

64.6 : LA ANIMACIÓN COMO EDUCACION NO FORMAL

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64.1 INTRODUCCIÓN: Animación: definición y concepto.

El Diccionario de la Lengua Española define la animación como: “El conjunto de acciones destinadas a impulsar la participación de los individuos en una determinada actividad y especialmente en el desarrollo sociocultural del grupo del que forma parte”.

Son muchas y muy dispares las definiciones de animación que podemos encontrar, válganos de ejemplo la siguiente:

“Animar significa dar vida, dar el alma”.

Esta última definición se recoge, contrariamente a lo que pudiéramos suponer, en un manual de reciente publicación (1999). Se trata obviamente de una interpretación simplista de la animación centrada en la figura del animador, en ningún caso se ocupa de términos tan importantes como: grupo, desarrollo, integración, interacción,…

La aparición de este tipo de manuales responde a la aparición y multiplicación de empresas clasificadas como empresas de servicios / animación, que ven su oportunidad de mercado en

la cobertura de una de las que se han convertido en necesidades primarias (*) de la sociedad que necesariamente se han de cubrir: el disfrute del tiempo libre.

(*) (Se hace referencia en este paréntesis a un claro ejemplo que todos conocemos, la “Pirámide de las Necesidades de Maslow”. En la observación de la sociedad alemana, cuyo estudio es realizado por sociólogos y economistas, se llega a la conclusión de que las vacaciones se han consolidado como una de las necesidades primarias a cubrir por los miembros de esta sociedad, anticipándose de este modo la necesidad de disfrutar del tiempo libre a otras necesidades como la seguridad).

La multiplicación del tiempo libre en definitiva, ha contribuido al nacimiento de una nueva necesidad: ¿Qué hacer con ese tiempo libre?, ¿Cómo sacarle el máximo partido?.

La animación surge en respuesta de esta nueva demanda social dentro del marco estado del bienestar, y el animador va a ser el sujeto encargado de diseñar y ofertar actividades que respondan a la demanda social de actividades de ocio apropiadas para cada caso.

La respuesta a esta nueva realidad se concreta en la aparición de distintas fórmulas de animación, unas constituidas en empresas o sociedades denominadas “Empresas o Instituciones de Actividades de Tiempo Libre y Socioeducativas”, dentro de las cuales algunas se definen como empresas de “Animación Sociocultural”; otras se concretan en forma de “Parques Temáticos”; tampoco faltan empresas que se dedican a la formación de profesionales de la animación para ofertarlos después a distintas organizaciones (estas últimas tanto de carácter público como privado).

Por último, comentar, la existencia de la “Animación Turística”, cuyas características generales son las que se van a desarrollar en este tema, por ser esta la animación que afecta al sector y que se desarrolla en el CFGS Animación turística de la Familia Profesional de Hostelería y Turismo.

64.2 LA ANIMACIÓN TURÍSTICA.

· Concepto.

La animación turística surge, más como una actividad aneja a la oferta turística, que basada en un concepto orientado hacia la mejora de dicha oferta. Este primer paso en el proceso de implantación de la animación se produce a finales de los años setenta.

Es, a partir de los ochenta, cuando comienza a concretarse esta actividad y a aplicarse de forma más o menos generalizada en las empresas hoteleras principalmente.

Desde hace aproximadamente 10 años (dentro de la década de los 90), nos encontramos con un verdadero “boom” de la Animación Turística, pero, a pesar del breve periodo de tiempo transcurrido, se está produciendo ya una modificación importante en el enfoque de las actividades de animación.

En la actualidad, las actividades de animación se dirigen hacia un concepto de Animación Integral dentro del programa de estancia del cliente en el establecimiento. Esta nueva idea o forma de plantear la animación, consiste en facilitar al turista la posibilidad de salir del aislamiento y la pasividad para introducirse en una dinámica activa, participativa y grupal que le ayuda a desarrollar su personalidad y satisfacer sus auténticas necesidades vacacionales.

La nueva animación significa información, posibilidad de elección, comunicación, discusión, participación voluntaria, formación y entretenimiento en un marco festivo y de relajamiento mental. Queda algo lejos pues, la concepción primitiva de la animación (que sigue siendo la misma en muchos establecimientos) cuya finalidad era la de entretener a los clientes para aumentar las recaudaciones del bar.

No debemos entender a raíz de lo expuesto que el departamento de Animación de un hotel deba considerarse a todos los efectos como un generador de gastos, procuraremos a través de distintas actividades que proporcione dividendos, lo que se ha de hacer es cambiar los planteamientos en cuanto a los procesos de intervención de los equipos de animación.

Fijémonos en estas simples comparaciones establecidas a continuación para comprender mejor lo que se acaba de exponer:

Resultado

Rentabilidad

Cliente contento

Cliente que puede volver

Cliente animado

Cliente predispuesto a comprar

Cliente con gratos recuerdos

Promoción positiva en el boca a boca

Animación de niños

Motivara a los padres a volver

Muy grosso modo, se puede entender a raíz de este simplísimo gráfico, no el concepto de la animación, pero sí los objetivos generales que la motivan:

– la participación de los clientes,

– el cubrir sus necesidades vacacionales (satisfacción),

– la fidelización de los clientes,

– obtención de beneficios derivados de la labor del equipo de animación,…

· Ámbitos de aplicación

Si bien la animación turística se limitaba en un principio de una manera casi exclusiva al ámbito hotelero, poco a poco se extendió a otras formas de alojamiento turísticos (camping, balnearios, etc.) que empezaron a considerar la animación como un complemento ideal para aumentar el disfrute de la estancia del huésped, consiguiendo de esa forma

también retener a sus clientes una mayor parte de su tiempo de vacaciones dentro del establecimiento, llegando incluso a ser considerada como un factor diferenciador y síntoma de calidad.

De hecho, hoy en día sigue siendo este subsector (alojamientos turísticos) en el que más se sigue utilizando la animación.

Sin embargo, actualmente, el empleo de la animación como un elemento más del servicio global a prestar, se ha extendido a otros subsectores turísticos como:

Medios de transporte. Los cruceros o trenes turísticos, al reunir a una misma clientela durante un período de tiempo determinado, pueden ofertar este servicio dinamizador e integrador de las relaciones interindividuales y grupales, satisfaciendo así necesidades y demandas de actividades de muy diversas índoles.

Terminales de pasajeros. Este entorno de intervención es bastante novedoso y aún no está muy desarrollado en España, aunque sí en otros países. Los animadores desempeñan su labor en las salas de espera de estaciones, puertos o aeropuertos con finalidad principal de hacer más placenteros los tiempos muertos, y con otra segunda finalidad que es la de conseguir que los negocios de las propias estaciones consigan, con una mayor presencia de gente, mayores ventas.

64.3 EL ANIMADOR

· El animador

Una vez más vamos a ver, si cabe con más claridad en esta ocasión, la evolución de un término en función de los condicionantes sociales que lo han rodeado.

Encontramos una curiosa definición de la figura del animador en el diccionario de María Moliner:

“Aquel que anima. Artista, generalmente mujer, que en cafés o salas de fiesta, canta, baila o ejercita números de variedades”.

Una segunda definición es la que nos proporciona el diccionario de la Real Academia Española:

“Aquella persona que tiene como profesión organizar fiestas o reuniones y mantener el interés y animación de los concurrentes”.

El mismo manual de animación que nos daba una visión simplista de esta actividad, vuelve a sorprendernos con la definición de esta figura profesional:

“La persona que da el alma, que da, por tanto, vida.”

Actualmente contamos con una nueva concepción de la figura del animador, siendo considerado éste como:

“Aquel especialista en la animación de grupos humanos, es decir, aquella persona que utiliza una serie de recursos y métodos para conducir un grupo favoreciendo la integración y la participación de sus miembros en la vida colectiva”.

Esta última definición se refiere al animador sociocultural, concepto nacido durante la Postguerra en Francia, del que a posteriori se derivaría la figura del animador turístico.

Apoyándonos en esta rápida visión del proceso de evolución de la figura que nos ocupa, podría definirse al animador turístico como:

“Aquel profesional que, instrumentando técnicas y recursos, persigue incrementar el bienestar del turista”.

· Perfil del animador

Un buen animador debe combinar en su persona una serie de actitudes y aptitudes.

Al hablar de actitudes nos referimos a unas cualidades humanas, es decir, una forma de ser, situarse y comportarse ante valores que configuran un estilo de vida. Otra forma de expresarlo podría ser el decir que este profesional debe poseer una serie de actitudes pedagógicas unidas a unas actitudes existenciales.

Algunas de estas actitudes son las siguientes:

– Personalidad fuerte y controlada.

– Habilidad para motivar.

– Gran madurez psicológica y afectiva: equilibrio y sentido común.

– Espíritu abierto, flexible, reflexivo, receptivo, respetuoso y tolerante a la vez que un carácter firme.

– Entusiasmo y optimismo.

– Simpatía y amabilidad.

– Sentido del humor.

– Don de gentes.

– Sentido de la responsabilidad.

– Actitud democrática.

– Espíritu de iniciativa.

– Adaptabilidad a situaciones diversas y trabajar en horas intempestivas.

– Resistencia a la frustración.

– Empatía.

– Actitud permanente de aprendizaje e investigación.

– Creatividad.

– Precisión y corrección en la utilización del lenguaje oral, escrito y no verbal.

– Disposición al trabajo en equipo.

– Objetividad para evaluar lo que hacen y dicen los demás.

– Lucidez.

– Demostrar actividad y dinamismo durante largas jornadas.

– Discreción.

– Actitud de servicio a la comunidad.

En cuanto a las aptitudes, nos referimos a los conocimientos y destrezas que debe dominar el animador para estar capacitado profesionalmente:

– Cultura general sólida.

– Formación en las técnicas de comunicación.

– Conocimiento de la Sociología individual y social.

– Profundo conocimiento de las técnicas y recursos de animación: expresión artística, juegos, deportes, etc.

– Conocimiento del medio en el que desarrolla su trabajo.

– Capacidad de improvisación.

– Capacidad de organización y liderazgo.

– Buena forma física.

– Buena presencia.

– Capacidad pedagógica.

· Funciones del animador

Hemos constatado en un principio cuáles son las misiones generales que el animador ha de cumplir, pero desde un punto de vista más teórico, podemos profundizar en la figura del profesional de la animación, considerando la amplitud de campos que éste puede abarcar en su labor.

Podemos asegurar que se llega, en algunos casos (principalmente en establecimientos que cuentan con un amplio equipo de animación), a la especialización de cada uno de los profesionales del departamento de animación.

Así, nos encontramos con diferentes figuras como:

el animador difusor, encargado de facilitar información, promocionar las actividades,…

animador deportivo,

animador director, (del equipo de animación), planifica, organiza, dirige y gestiona el departamento,

Si bien es cierto que, en no pocos casos, un único animador debe realizar todas las tareas del departamento, convirtiéndose así en relaciones públicas, monitor, agente de ventas, cartelista, escenógrafo,…

En cualquier caso, el animador ha de cumplir una serie de funciones inherentes a su cargo, que son las que podemos ver a continuación:

· Función de relación. La primera misión del animador es la de hacer de receptor de las necesidades y demandas de aquellos que van a ser objeto de su acción. El animador debe, en una primera aproximación, establecer una relación con los miembros del grupo, para así poder saber cuáles son sus necesidades concretas. En el caso de que detecte necesidades a cubrir por sus departamento a las cuales no pueda dar respuesta o solución, deberá dirigirse al director del establecimiento para solicitar de éste los medios necesarios para subsanar las carencias en cuestión.

· Función de organización. El animador debe instrumentar los recursos materiales y humanos a su disposición para lograr la satisfacción de las necesidades del grupo de clientes. Entendemos por recursos humanos todas aquellas personas implicadas en el proceso, bien sean animadores., clientes, etc.

· Función de intervención directa. Las técnicas de intervención pueden desarrollarse sobre el grupo o sobre las actividades.

El animador puede intervenir sobre el grupo de varios modos:

1. Motivando; es decir, intentando movilizar y sensibilizar al grupo, para lo cual es muy importante el conocimiento previo de las necesidades del mismo. Es conveniente, en este sentido, hacer saber a nuestros clientes, no sólo los beneficios que le puedan aportar individualmente, sino hacerle ver que su participación es necesaria para el disfrute del resto de personas con las que se encuentra.

2. Integrando. Creando el grupo al establecer o fomentar relaciones interindividuales entre sus componentes. Estos deben desarrollar su participación en una atmósfera propicia al intercambio de ideas, culturales, iniciativas artísticas, etc. Esa integración no se puede llevar a cabo si el animador no dominas las técnicas de dinámica de grupos. En el proceso integrador, el animador debe observar las distintas tipologías humanas (el tímido, el extrovertido, el gracioso, el charlatán,…) percatándose de que puede haber antagonismos entre dos o más individuos. Es tara primordial del animador evitar choques o roces entre esas personas. Por otra parte, la creación de varios grupos da lugar a un sentimiento de competitividad entre ellos, debiéndose canalizar a aquella por el animador, siempre de forma positiva y superadora de dificultades individuales. En todo caso, nunca se formarán grupos muy homogéneos; es decir, no se harán los grupos uniendo a sus integrantes por nacionalidades, por lenguas, etc, sino que se fomentará la diversidad dentro del grupo con el fin de obtener grupos equilibrados.

3. Evaluando. Todo proceso grupal conlleva una fase de control y evaluación, a través de la cual se manifestará el grado de consecución de los objetivos inicialmente propuestos. La evaluación puede venir, bien del animador, bien del propio grupo cuando éste descubra deficiencias, falta de responsabilidad, etc. Este control puede ocasionar

modificaciones en la programación o contenidos de actividades, y es una herramienta clave para que el animador desempeñe su trabajo con eficiencia y eficacia.

Hemos visto la forma en la que el animador puede intervenir sobre el grupo, el siguiente puso nos explicará cómo puede intervenir o interviene el animador sobre las actividades:

a) Informando. Una de las tareas de este profesional es la de hacer que todas las actividades de animación sean conocidas por los potenciales miembros del grupo. Si se desconoce qué determinada actividad va a tener lugar, difícilmente podrá nadie ser partícipe de ella. Esta información ha de ser lo más precisa posible, indicándose el día, hora y lugar en el que va a realizarse la actividad. Es conveniente también ofrecer otro tipo de información como a quién va dirigida, objetivos, premios, a cargo de quién está la actividad, etc. Cuanta más información se dé de una actividad, mayor será la confianza generada hacia los posibles participantes.

b) Preparando. En la preparación de las actividades de animación, se dará respuesta a las siguientes preguntas: qué actividad ofertar, cuándo llevarla a cabo, dónde hacerla, cómo hacerla, qué es preciso llevar a cabo y a quién va dirigida. Por regla general, podríamos decir que el animador no debe improvisar en ningún caso, (por ello se establece previamente el análisis de las necesidades del grupo), pero esto no implica obviar la capacidad de improvisación que se le exige a todo profesional de la animación.

c) Realizando. Es decir, llevando a cabo las actividades programadas.

d) Evaluando. Al igual que ocurría con la intervención sobre el grupo, las actividades también tienen que se r evaluadas individualmente y, a su vez, el conjunto global de las actividades. Debemos insistir en la importancia que tiene esta función para con la satisfacción plena o no de las necesidades previamente detectadas.

· Función de dirección. Esta función se refiere al papel que desempeñan aquellos animadores que sean jefes de su departamento o directores de empresa o instituciones de tiempo libre. La dirección aglutina las tareas de planificación, coordinación, gestión y control de la empresa o departamento.

64.4 MODELOS Y SITUACIONES DE TRABAJO

· Animación según públicos objetivos

Es obvio que no debe ofrecerse el mismo tipo de animación a un cliente de tipo familiar alojado en un hotel de costa, que la que ofreceríamos a los clientes de un hotel de lujo situados en el centro de una gran ciudad.

A pesar de este primer acercamiento a la definición de un público objetivo, podemos generalizar y establecer unos grupos objetivos que encontraremos en la mayoría de las ocasiones en las que se produzca la actividad de la animación. En esta clasificación coinciden la inmensa mayoría de las publicaciones referentes a la animación, y los principales públicos objetivos en cuestión son:

– niños,

– jóvenes,

– adultos,

– ancianos.

El predominio de grupos de determinadas edades en los distintos entornos (barrios, asociaciones) o establecimientos (hoteles, balnearios, cruceros…) conlleva la necesaria especialización de los animadores que forman el equipo de animación en animadores infantiles, juveniles, de adultos o de tercera edad.

Existen otros grupos que precisan de adaptaciones en los programas de animación que se les ofertan. Por ejemplo, colectivos de disminuidos físicos o psíquicos, grupos étnicos marginales, etc.

· Actuación ante los distintos públicos objetivos

Colectivo infantil.

Este colectivo se caracteriza por:

– Fuerte rivalidad

– Es conveniente no mostrar preferencias por unos y otros.

– Competitividad entre ellos

– Simplificación de reglas

– Confianza hacia el animador

– Fomento de las relaciones interindividuales para aumentar su participación

– Imaginación en diseño y desarrollo de las actividades

– Intereses diferentes según edades

– Actividades breves y variadas

– Evitar instrumentos o juegos peligrosos

– Satisfacer a los padres.

Colectivo juvenil

Para este grupo están especialmente indicadas las actividades deportivas que exijan un alto desgaste físico, en algunos casos, se pueden incluir actividades que conlleven ciertos riesgos, siempre y cuando, esté garantizada la seguridad de los jóvenes, lo cual se logra únicamente con un equipo de profesionales altamente cualificados. Los jóvenes están repletos de energía que precisan quemar, y para ello, las actividades programadas deben suponer una vía de escape.

Desde un punto de vista psicológico, el joven, precisa de la relación con sus iguales para su desarrollo emocional y afectivo, desde este punto de vista, son muy recomendables todas las actividades en las que participan en equipos, mezclando sexos, nacionalidades, etc.

Desde un punto de vista socio familiar, la población juvenil manifiesta cierto rechazo hacia sus mayores por considerar a éstos como una fuente de ataduras y limitaciones, por lo que los animadores deberán diseñar las actividades de jóvenes y adultos en ámbitos bien diferenciados.

Colectivo de adultos

Prefiere primar el valor del descanso y por ello es a veces más difícil para el animador conseguir su participación.

En el diseño del programa de actividades dirigido a este grupo se han de considerar incluir algunas que se desenvuelvan en bares, cafeterías, como los juegos de aperitivo, de sobremesa y la noche.

El culto al cuerpo que impera en nuestra sociedad puede ser un buen reclamo para este tipo de personas al organizar el animador actividades físico deportivas que no exijan un alto esfuerzo, o bien empleando los gustos dominantes, como el fútbol para los hombres o el “aerobic” para las mujeres.

En ocasiones, la participación de los adultos se ve limitada por la necesidad de éstos de cuidar a sus pequeños; una manera de adaptar la animación a estas circunstancias es hacer coincidir en el tiempo, las actividades de ambos.

Otra forma de implicar a este colectivo es a través de un rol pasivo, como mero espectador de actividades deportivas, lúdicas, recreativas, etc.

También es perfectamente válida la opción de canalizar sus tendencias artísticas o culturales por medio de talleres, juegos, etc.

Colectivo de mayores

Las actividades deportivas y lúdicas facilitan la vida a este sector poblacional, desde el punto de vista físico, por las cualidades terapéuticas y preventivas inherentes a las mismas, y psicológico, por la incidencia en el desarrollo de su autoestima, permitiendo al mismo tiempo el desarrollo de las relaciones sociales.

En general, las actividades que se les oferten deben ser:

– Breves.

– Deben intercalarse actividades activas y pasivas.

– Se tendrá en cuenta el factor generacional.

– Actividades grupales e individuales.

– Ubicación de las actividades según clima

– Actividades médicas.

– Tener en consideración los biorritmos.

64.5 PROCESOS Y MÉTODOS DE INTERVENCIÓN

· Consideraciones generales a tener en cuenta a la hora de realizar las actividades

Para conseguir con las actividades de animación un resultado positivo, el animador deberá tener en cuenta una serie de aspectos. La mayoría de ellos pueden ser considerados generales, al estar referidos a cualquier tipo de actividad (nocturna, juegos, actividades deportivas…).

Sin embargo, también hay elementos propios de cada tipo de actividad que no pueden ser ignorados.

1. Recursos materiales. La programación de este tipo de actividades conlleva, en la mayoría de los casos, la necesidad de disponer de unas herramientas y utillaje característicos para éstas, por lo que el departamento de animación, deberá, en las fases de diagnóstico y preparación, detectar qué medios materiales deportivos están a su alcance, y en función de éstos diseñar y confeccionar el programa de actividades a desarrollar.

2. La preparación. No todas las actividades exigen los mismos niveles de preparación. Existen algunas que precisan pocas tareas previas a su ejecución, mientras que otras son complejas, por lo que requieren un alto grado de cuidado en su preparación.

3. La duración. Algunas de estas actividades precisan de más tiempo del que generalmente se les dota. Este factor debe ser previsto a la hora de programarlas, especialmente en aquellos casos en los que la actividad dure más de un dia.

4. La ambientación. El animador debe crear expectación en relación con la actividad, no sólo de cara a los participantes, sino también de cara a los espectadores.

5. El reglamento. Muchas actividades (sobretodo deportivas9 se rigen por unas normas que los participantes deben conocer con anterioridad. Estas deben ser absolutamente claras para evitar malos entendidos, confusiones o dudas.

Además de estas consideraciones o aspectos generales, existen otros aspectos que el animador no puede pasar por alto en ningún caso. Me refiero a la intervención del animador en cuanto a la motivación, integración de los participantes, información, etc.

El compendio de aspectos generales a considerar a la hora de programar actividades, puede servir al animador a modo de guión, en el desarrollo de su trabajo.

· Técnicas aplicadas a actividades de animación.

El animador debe conocer las técnicas que le ayuden a conseguir sus objetivos. No se debe olvidar que la animación en cualquiera de sus modalidades se convierte en un canal válido para dinamizar el desarrollo del grupo.

Para ello el animador motiva y promueve una mayor participación de los clientes en el disfrute y aprovechamiento de su tiempo libre, integrándolo en el entorno del ocio a través de diferentes técnicas, que pueden utilizarse de forma aislada o combinada.

Técnicas grupales. Propias de la dinámica de grupo, como por ejemplo las de iniciación y acogida, cohesión y afianzamiento, producción grupal de tareas, medición y evaluación de resultados, etc.

Técnicas de información y comunicación. Aplicables sobre cualquier tipo de comunicación. oral, escrita y no verbal. Charlas, coloquios, expresión corporal, lenguaje gestual exposiciones artísticas, textos escritos o materiales audiovisuales, son herramientas que el animador puede utilizar para conseguir los objetivos perseguidos.

Técnicas o procedimientos para realizar actos lúdicos. Este tipo de actos pueden ser participativos, formativos y/o festivos. Las fiestas populares, los juegos corporales, juegos de azar, concursos, bailes y danzas, son recursos que pueden usarse como base para algunas actividades de animación.

Técnicas físicas y deportivas. El deporte es saludable física y psíquicamente y promueve la auto superación y el trabajo en equipo, características todas ellas muy positivas para las actividades de animación.

Técnicas recreativas y de esparcimiento al aire libre. Partiendo de la idea de que la vida occidental ahoga al individuo en un ambiente urbano y congestionado, éste necesita el contacto con la naturaleza y, dicho contacto, lo podrá disfrutar a través de actividades como paseos, senderismo, rutas a caballo, audición y recreación de sonidos naturales, recogida de piedras/ conchas/ etc..

64.6 LA ANIMACIÓN COMO EDUCACIÓN NO FORMAL

EDUCACIÓN NO FORMAL

A la hora de hablar de educación, son muchas las cuestiones a las que deberíamos hacer referencia y varios los puntos de vista desde los que abordar la cuestión: La conformación de la visión de la realidad y de las propias personas, el proceso de transmisión cultural, las relaciones personales, etc.

Sin embrago, uno de los aspectos que más nos interesa es la consideración de la educación como un proceso continuo de aprendizaje, que se da a lo largo de toda la vida de las personas. En nuestro transcurrir por este mundo, estamos aprendiendo permanente, como un mecanismo imprescindible para poder desenvolvernos en la realidad que nos rodea. Varios con los mecanismos o las capacidades con las que contamos para este propósito: memoria, deducción, percepción, concentración. Igualmente, lo que aprendemos, aquello que asimilamos e incorporamos a nuestra “forma de ser”, no son solo “conocimientos”, en el sentido tradicional del término, sino que, además de conceptos o ideas, a través de la educación vamos aprendiendo también valores, actitudes y comportamientos.

Podemos decir que, a través de nuestra percepción y en el contacto con ese entorno, cada uno o cada una vamos construyendo nuestra propia imagen del mundo que nos envuelve, de los otros y las otras y de nuestra propia existencia. Y esa imagen influye necesariamente en nuestro propio comportamiento, en nuestras interacciones.

Desde este punto de vista, el papel central de los procesos educativos recae en las propias personas que participan en él y, especialmente, se focaliza en quiénes aprenden, porque son los sujetos de ese aprendizaje.

Esta posición se enfrenta a la concepción tradicional de que “El Educador” es el depositario o depositaria de un conocimiento absoluto, unívoco, monolítico y universal, que debe “transmitir” a “los educandos”, mediante una suerte de iniciación llena de disciplina, jerarquía y … aburrimiento, que muchas veces deriva en desinterés, cuando no en abierto rechazo.

Igualmente, al plantear los procesos educativos partiendo de las personas que participan en él (reivindicando la importancia de ese aprendizaje personal, del punto de vista de quiénes aprenden) y, a la vez, su carácter colectivo (ya que lo más importante se aprende con los otros y las otras, acorde con la concepción de la educación como proceso de transmisión cultural), el “hecho educativo” trasciende las fronteras de los “espacios educativos” tradicionales. La educación y el aprendizaje no solo se dan en la escuela y el resto del sistema académico y, en contraposición a éstos, se habla de ámbitos no formales, de educación no-formal.

Así pues, la labor del educador o la educadora (como persona que asume ese papel respecto al resto del grupo desde, se supone, la conciencia de todas las implicaciones que ello conlleva) debe ser la de facilitar, animar y potenciar el aprendizaje, más que la tradicional de “poseedores y transmisores del Conocimiento”.

Por tanto, en el modelo educativo que todo esto implica, tenemos que hablar de la toma de conciencia, la actitud crítica, la responsabilidad, la participación, no como “buenas intenciones” o “palabras de moda”, sino como principios que marcan las líneas generales de las actuaciones.

Por todo lo recogido en este apartado del tema y en la medida en que la ANIMACIÓN ES “El conjunto de acciones destinadas a impulsar la participación de los individuos en una determinada actividad y especialmente en el desarrollo sociocultural del grupo del que forma parte” puede afirmarse que la animación sociocultural forma parte y es, una forma de educación no formal.

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Bibliografía:

MANUAL DE ANIMACIÓN TURÍSTICA. David Pena Castro. (1985).

“LA ANIMACIÓN ES ALGO MÁS QUE….” Manual de animación turística. Pedro Pablo Abreu Hernández. (2001).