1.- INTRODUCCIÓN.
En este tema se pretende dar una visión actual sobre la deficiencia mental, visión que se adapte a la filosofía que subyace en nuestra actual ley General de Educación, la Ley Orgánica 1/1990 de 3 de octubre de Ordenación General del Sistema Educativo.
Con la nueva reforma del Sistema Educativo se han producido unos cambios conceptuales que han tenido sus respectivas implicaciones. Podemos hablar de que el aprendizaje es algo interactivo, por tanto, las dificultades de aprendizaje no son consecuencia inmediata de un déficit difícil de identificar, sino que son consecuencia tanto de las características personales del alumno como del contexto en que se desenvuelven. Así nos implicamos con el alumno en su aprendizaje y se piensa más en las necesidades educativas que en el déficit y discapacidades. Todo esto nos obliga a traducir las dificultades en necesidades y éstas, en la ayuda pedagógica.
Desde esta nueva perspectiva es fundamental la idea de coordinación y colaboración entre los distintos profesionales que trabajan para la escuela. En esta nueva concepción cambian las actitudes, tanto para los alumnos con dificultades, como en la forma de entender los procesos de enseñanza aprendizaje.
El Diseño Curricular Base, que es amplio y abierto, da la posibilidad de realizar las adaptaciones necesarias que requieran las necesidades de los alumnos, incluidos los que tienen mayores dificultades de aprendizaje.
Existen dos enfoques, el tradicional, que esta centralizado en la categorización y etiquetaje de los alumnos, y otro que es el actual, que destaca el paso hacia un enfoque funcional centrado en la identificación y evaluación de las necesidades educativas que presenta el alumno, tomando como referencia el currículo ordinario.
Tal vez, uno de los problemas más graves e importantes de nuestra sociedad en el terreno socioeducativo sea el que plantean los niños y niñas con deficiencia mental. En la actualidad, el incremento del número de sujetos que presentan estos trastornos es mayor que en épocas pasadas, como consecuencia de los avances de la Medicina que han ocasionado un considerable descenso de la tasa de mortalidad.
En las últimas décadas las desoladoras perspectivas que se cernían sobre estos problemas se han aminorado considerablemente con la demostración de que una evaluación y una atención temprana pueden prevenir la aparición de formas severas de retraso mental.
Debemos distinguir entre los términos deficiencia y retraso mental. El concepto retraso o retardo mental es básicamente evolutivo, tienen carácter dinámico y su enfoque se refiere a una lentificación en los procesos de desarrollo, maduración y aprendizaje, llegando significativamente más tarde a los distintos momentos del desarrollo intelectual y personal. Por el contrario, el término deficiente mental, es un trastorno permanente de la personalidad producido en los momentos iniciales de la maduración, aunque este término lo definiremos más adelante.
2.- DEFICIENCIA MENTAL.
2.1.- Definición.
El estudio científico de la deficiencia mental comenzó en el siglo XIX, diferenciándolo de la demencia. A lo largo del siglo XX el estudio sobre el tema avanza, apareciendo innovaciones de gran importancia: distinción entre deficiencia y enfermedad mental, diferenciación de las múltiples causas y niveles, creación de las primeras aulas especiales en colegios públicos.
Para dar una definición nos tenemos que basar en unos criterios:
– Criterio psicométrico: según este criterio, el deficiente mental es aquel sujeto que tiene un déficit o disminución en sus capacidades intelectuales.
– Criterio sociológico o social: el deficiente mental es aquella persona que presenta en mayor o menor medida una dificultad para adaptarse al medio en que vive y para llevar a cabo una vida con autonomía personal.
– Criterio médico o biológico: según este criterio, la deficiencia mental tendría un sustrato biológico, anatómico o fisiológico y se manifestaría durante la edad de desarrollo (hasta los 18 años).
Estos criterios son recogidos en diferentes definiciones, como la de la Asociación Americana para la deficiencia Mental (AAMD) que dice: “La deficiencia mental se refiere a un funcionamiento intelectual general significativamente inferior a la medida o promedio, originado durante el periodo de desarrollo y asociado a un déficit en la conducta adaptativa”.
La Organización Mundial de la Salud los define como “individuos con una capacidad intelectual sensiblemente inferior a la media que se manifiesta en el curso del desarrollo y se asocia a una clara alteración en los comportamientos adaptativos”.
Se han sumado a estos criterios otros más novedosos como son:
– Criterio conductista: el déficit mental es un déficit de conducta que ha de interpretarse como producto de la interacción de cuatro factores determinantes: factores biológicos del pasado, factores biológicos actuales, historia previa de interacción con el medio y condiciones ambientales momentáneas o acontecimientos actuales.
– Criterio pedagógico: según este enfoque el deficiente mental sería aquel sujeto que tiene una mayor o menor dificultad en seguir el proceso de aprendizaje ordinario y que por tanto tiene unas necesidades educativas especiales.
Para la legislación española, supone la disminución psíquica, física o sensorial de una persona como consecuencia de un proceso patológico invalidante ocurrido durante su desarrollo.
2.2. ETIOLOGÍA DE LA DEFICIENCIA MENTAL.
La determinación etiológica de la deficiencia mental es complicada. Según la OMS los criterios sobre las causas son:
– Hereditarias: que pueden ser las puramente genéticas o por uso de sustancias anteriores a la gestación.
– Durante la gestación: desde traumatismos, causas químicas, enfermedades de la madre, mala o escasa nutrición, causas de tipo inmunológico, infecciones…
– Durante el parto: asfixia, lesiones producidas por utilización de fórceps o ventosas, prematuridad, factor Rh.
– Después del parto: traumatismo, determinadas enfermedades, factores nutricionales, factores químicos, detención o deprivación parentales o sensoriales.
2.3.- CARACTERÍSTICAS.
Las características más frecuentes de los deficientes mentales son:
– Dificultades de percepción: presentan dificultad para interpretar correctamente sus experiencias, perciben las cosas, pero no le encuentran sentido.
– Perseverancia: a la hora de adoptar criterios o resolver problemas de la vida diaria, suelen mantener comportamientos rígidos.
– Dificultades de atención: son lentos en el aprendizaje e inseguros.
– Conductas impulsivas: a veces reaccionan de forma violenta cuando se les lleva la contraria.
– Dificultades para la comunicación verbal: son frecuentes las alteraciones en todas o algunas de las dimensiones del lenguaje.
– Problemas emocionales: la autoimagen y el autoconcepto que se forman de sí mismo están condicionado por las actitudes que observa en los demás hacia él o ella, de ahí la necesidad de procurar climas armónicos y desprovistos de sobresalto.
– Inadaptación social: dificultad para la interacción con el entorno.
No se debe olvidar que cada niño/a es único y diferente de los demás y hay que tenerlo presente en nuestra interacción con ellos.
2.4.- CLASIFICACIÓN.
Se puede clasificar desde dos enfoques, según Gallardo y Ortega:
a) Enfoque clínico.
– Ambiental: por infección, agentes tóxicos, traumatismos o por enfermedades maternas.
– Genéticas: por causas metabólicas, endocrinas, oxidación-reducción, purina-piridina, calcio, anión-catión, cobre, vitaminas, cromosómicas y neoformaciones.
– Desconocidas: prenatales y de signos neurológicas.
b) Enfoque psicopedagógico.
Lo más frecuente es clasificarlas por el Coeficiente Intelectual (CI). La OMS propone la siguiente clasificación:
Grados. CI.
– Profundos: 0 – 25.
– Severos: 25 – 50.
– Medios: 50 – 70.
– Ligeros: 70 – 80.
– Límites: 80 – 90.
3.- LAS Necesidades Educativas Especiales DE LOS ALUMNOS/AS CON DEFICIENCIA MENTAL.
Las NE forman un “continuo” que van configurando las ayudas que los alumnos necesitan a fin de progresar hacia las metas comunes de la educación.
En este continuo existen los alumnos con retraso mental, es decir, con mayores dificultades, que requieren unas condiciones de aprendizaje especialmente adaptadas para satisfacer sus necesidades.
Como característica principal para definir a estos alumnos, tenemos la dificultad en el proceso de aprender, más o menos generalizado. Esto afectaría a todas las capacidades: autonomía, lenguaje, interacción social, motricidad, etc., en mayor o menor medida.
Ahora, pasaremos a plantear de forma general cuales serían las características de las respuestas educativas para estos alumnos, de acuerdo con las dificultades que presentan en el proceso de aprendizaje:
– Atención inicial: asegurar la atención, se debe evitar dar instrucciones o presentar materiales cuando el alumno este distraído.
– Percepción y discriminación de los aspectos relevantes: se deben favorecer fácilmente discriminables y claros los aspectos que han de ser aprendidos dando instrucciones sencillas, utilizando vocabulario a su alcance, utilizando dibujos y códigos…
– Memoria, aprendizaje y retención de información: ofrecer situaciones encaminadas a estimular que el alumno ponga en relación sus experiencias y aprendizajes previos con lo que actualmente queremos que aprenda. Asegurarse de que realiza bien las tareas iniciales.
– Simbolización y abstracción, elaboración de principios generales, pensamiento flexible y creativo, anticipación de consecuencias: partir de lo concreto, vinculado al aquí y ahora.
– Estrategias para aprender y planificar: estructurar de forma consciente el ambiente educativo y flexibilizarlo paulatinamente (analizar los contenidos y objetivos curriculares y secuenciarlos, elegir las técnicas metodológicos adecuados, disponer los recursos con los que contamos, analizar y ajustar las ayudas para dar la que el alumno necesita, motivar y reforzar cada aspecto del proceso de aprendizaje).
– Generalización de los aprendizajes: este aspecto es considerado por muchos autores como una de las principales dificultades que presentan en el proceso de aprendizaje. Se intentará favorecer los aprendizajes funcionales, es decir, aquellos que sean útiles y que aumenten la calidad de vida del alumno, permitiendo su participación en los recursos comunitarios. Así pues, una de las metas prioritarias para nuestros alumnos y a la vez una de sus NE más importantes es dotarle de habilidades que favorezcan su funcionamiento autónomo en el entorno escolar y extraescolar. Por tanto, es importante que al planificar nuestra intervención educativa tengamos en cuenta la forma de proporcionarles actividades diversas en diferentes situaciones, dentro y d fuera del aula, encaminadas a conseguir que actúe y se desenvuelva de forma autónoma, es decir, que aprenda a responder adecuadamente bajo condiciones diversas, que aprenda a generalizar.
4.- ASPECTOS DIFERENCIALES EN EL DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN Y DEL LENGUAJE.
El desarrollo evolutivo del niño/a con retraso mental suele presentar una serie de disfunciones que repercuten en la adquisición y desarrollo de su lenguaje. Aunque generalmente podría admitirse que los niños/as con deficiencia mental presentan alteraciones en su lenguaje, algunos deficientes usan un lenguaje fluido, estructurado sintácticamente y con riqueza léxica. No obstante, estas situaciones suelen ser producto de influencias positivas de etiología exógena, y por tanto, estaríamos ante niños con una engañosa fluidez verbal con importantes lagunas estructurales que no soportarían un análisis completo de las dimensiones del lenguaje.
De modo general, podemos decir que todos los niños deficientes presentan en mayor o menor escala alteraciones del lenguaje.
Los alumnos con deficiencia mental atraviesan evolutivamente las mismas etapas que los alumnos normales, pero más lentamente, permaneciendo más tiempo en su estadio o sin alcanzar determinados niveles de complejidad, pudiendo existir un desfase entre comprensión y expresión de dos años de edad mental. Presentan alteraciones en la comprensión, expresión y funcionalidad del lenguaje, a causa de déficits cognitivos, trastornos motores, sensoriales, bien en su sistema productos (central o periférico) o receptor, bien por unas condiciones hereditarias que el entorno puede potenciar o inhibir.
En el desarrollo del lenguaje del deficiente mental conviene precisar y tener en cuenta las siguientes características de modo general:
– Una actuación temprana alejada de improvisaciones y previamente planificada es absolutamente necesaria.
– El pronóstico lingüístico de estos niño/as varía considerablemente de unos a otros.
– Normalmente presenta trastornos asociados no lingüísticos que repercuten negativamente en la adquisición y desarrollo del lenguaje.
– Hay una mayor afectación del componente productivo del lenguaje. Abundan las construcciones asintácticas, problemas de fluidez verbal y alteraciones articulatorias.
– La edad lingüística no suele corresponder con la cronológica ni con la mental.
– No existe correlación causal entre coeficiente intelectual y competencia lingüística.
– No suele haber grandes diferencias en cuanto al vocabulario, siempre que comparemos sujetos con igual edad mental.
– El desarrollo del lenguaje transcurre por las mismas etapas que en el niño “normal”, aunque de manera más lenta y con mayor duración.
– Suelen presentar macroglosia (lengua grande y especialmente torpe), paladar ojival y bajo tono muscular que influye en la articulación.
– Se suelen dar problemas respiratorios, cardiacos y otorrinolaringológicos que influyen en la respiración y audición.
– Problemas de voz, ronquera, voz débil, atronantes gutural (engrosamiento anormal de sus mucosas).
Los componentes del lenguaje (fonología, sintaxis, semántica y pragmática) están afectados en mayor o menor grado, como veremos a continuación.
a) Con respecto a la etapa prelocutiva nos podemos encontrar con:
– Retraso de las primeras adquisiciones motrices.
– Comunicación gestual y mímica limitadas, según grado de deficiencia.
– Llantos más breves y con emisiones vocálicas pobres.
– Balbuceo limitado.
– Deficiente control de la respiración y de los órganos de la fonación.
– Pobre motilidad bucofacial.
b) Con respecto a la fonología podemos destacar:
– Desarrollo fonológico similar al de los niños/as “normales”.
– Desarrollo fonológico atemporal, incompleto y con errores articulatorios.
– Deficiente discriminación fonemática.
– Trastorno del habla: dislalia, disfemia, farfulleo, taquilalia.
– No modulación de la voz, en ocasiones.
c) En la sintaxis podemos señalar:
– Alteraciones importantes tanto en la adquisición como en el uso de los morfemas gramaticales: concordancia, género, número, flexiones verbales…
– La estructura progresiva de la frase en más lenta y sus producciones verbales más incompletas. Abundan las construcciones sintácticas simples y frases cortas.
– Mayores dificultades en la construcción gramatical, especialmente en las estructuras sintácticas más que en las morfológicas.
– La creatividad lingüística está seriamente limitada.
– Lenta evolución en la conjugación de las formas verbales.
– Construcciones ecolálicas.
d) Con respecto a la semántica señalaremos:
– Pobreza semántica: vocabulario reducido.
– Desarrollo lexical lento.
– Significativas diferencias en cuanto a la frecuencia de uso.
– Vocabulario automático y más limitado.
– Verborrea en ocasiones.
– Evoca las palabras por analogía de imagen o sonido y no por razonamiento lógico.
e) Por último destacamos la pragmática:
– Aspectos pragmáticos del lenguaje condicionados por el ambiente lingüístico que rodea al niño/a, las interacciones entre iguales y el centro escolar.
– Menos proclives a situaciones conversacionales, por la poca relevancia que conceden a las intencionalidades lingüísticas de su entorno.
– La lentitud en su desarrollo lingüístico se acentúa porque el lenguaje de sus interlocutores suele ser restrictivo.
– Nivel de comprensión superior y anterior al expresivo. Ambos son inferiores que el niño/a “normal”.
– Iniciativa conversacional limitada en mayor o menor grado.
4.1.- LA LECTOESCRITURA EN LA DEFICIENCIA MENTAL.
El lenguaje escrito es una exigencia planteada en la sociedad y en la escuela de forma sistemática.
Diversos estudios indican que es posible la enseñanza efectiva de destrezas de lectura clásica a niños con deficiencia mental ligera o media, lo cual les permite participar con autonomía en la sociedad empezando por los requisitos previos para leer (discriminación auditiva y visual, atención, memoria, sentido referencial…) y para escribir (coordinación oculo-manual, buena prensión, inhibición del movimiento en el momento oportuno…).
Aunque no existe un método de lectura y escritura válido para todos los alumnos con deficiencia mental, se elegirá en función de una valoración de las estrategias que el alumno pone en marcha para leer.
4.2.- IMPLICACIONES DE LAS NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES EN OTRAS ÁREAS.
El lenguaje es una actividad extraordinariamente compleja, heterogénea en sus componentes. En el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje en sujetos con deficiencia mental habrá que tener en cuenta otras áreas de desarrollo implicada que están íntimamente interrelacionadas. Ahora pasaremos a verlas de manera general.
a) Área cognitiva.
Los procesos cognitivos en la deficiencia mental demuestran que las distintas etapas del desarrollo de la inteligencia descritas por Piaget se desarrollan en estos niños siguiendo el mismo proceso que el niño “normal”, con la diferencia de que o se suceden a la misma velocidad ni se produce el abandono del nivel anterior fácilmente, y a veces se produce un estancamiento duradero.
Su dificultad se agrava al explicar términos que signifiquen diferencias, comparaciones, relaciones, las nociones de cantidad presentan obstáculos insuperables. Sus definiciones son muy globales y simples.
Otros síntomas que caracterizan el desarrollo cognitivo de los deficientes mentales son la rigidez cognitiva, la dificultad de atención, la brevedad en la persistencia de estímulo, el inadecuado desarrollo de la expresión verbal y del lenguaje, dificultades para generalizar los aprendizajes, dificultades para aprender y planificar, dificultades de memoria.
b) Área socioemocional.
Los trastornos del lenguaje y particularmente el retraso de este, ejerce una influencia negativa en el desarrollo socioemocional del niño con deficiencia mental al mantenerla bajo la dependencia de los adultos y al dificultarle la racionalización de la conducta. Al no poder hacerse comprender o temer la burla de los demás porque no habla correctamente (tartamudea, articula mal… ) queda recluido a su medio familiar donde únicamente se le comprende. Esto dificultará su socialización y autonomía. A menudo sus padres hablan por él.
Las dificultades lingüísticas propician la timidez y la agresividad. La dificultad de explicar a otros o de explicarse a sí mismo sus sentimientos , sus deseos, sus temores, les deja en manos de la impulsividad y del capricho.
5.- IDENTIFICACIÓN DE LAS NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES DE ESTOS ALUMNOS.
El proceso de evaluación tiene el objetivo primordial de identificar las dificultades del alumno, las NE que presenta en las condiciones concretas de enseñanza-aprendizaje que se le ofrecen. La evaluación de sujetos con deficiencia mental se debe hacer desde diferentes perspectivas, para luego modificar las que fuesen necesarias de acuerdo con el programa total de recuperación. Debe comprender varias áreas:
A) Evaluación preliminar o primera entrevista.
En esta evaluación, a través de preguntas dirigidas a la familia y al niño, se irán sacando la globalidad del problema y la cooperación en el tratamiento logopédico por parte de la familia. La atención deber ir dirigida al alumno. Se debe conseguir la confianza del paciente ya que de ésta, dependerá la eficacia del tratamiento. Nos interesa la historia familiar, si ha estado en algún otro centro o no, que tipo de programa ha seguido y el resultado.
Interesan las actitudes en general; si son ordenados, sensibles, irritables, la orientación, el estado de ánimo. También nos interesa la actividad motora, si es inhibista, inquieto, negativo; la conducta social, si es sucio, glotón, sistemático…
La actividad de los padres es importante ante el tratamiento, y la entrevista también debe ir dirigida a ellos.
b) Examen general corporal.
Después de la entrevista nos interesa conocer algunas de las taxonomías del individuo (peso, altura, diámetro transversal…). El examen de la cara dará datos importantes, tanto por el color, la expresión, la movilidad de los diferentes músculos, los ojos (posición oblicua es un síndrome de Dawn), los movimientos oculares (en los subnormales se da la mirada fija y el estrabismo es propio de la oligofrenia).
Se anotará si los órganos receptores tienen alguna malformación y exploración otorrinolaringológica completa.
c) Exploración neurológica.
Esta se refiere al sistema nervioso y al sistema muscular del lenguaje. Dentro del sistema nervioso, el cerebro ha de ser objeto especialmente del estudio y se utilizaran técnicas como el electroencefalograma, ecoencefalograma, escáner cerebral, angiograma, estimulación eléctrica cortical, implantación de electrodos, etc.
d) Evaluación psicológica.
Esta evaluación es imprescindible y se utilizarán diferentes test. De los test de tipo psicométrico nos saldrá el coeficiente intelectual (C.I.) y se utilizarán el de Terman, Wisc y el Brunet Lezine. También se pasarán test de tipo proyectivos, como por ejemplo el de la Familia, Pata Negra, el test de Árbol de Koch, Fábula de Düss, el test de los Garabatos de Corman.
El informe psicológico debe pasarse al logopeda indicando el perfil del niño, las áreas exploradas y los problemas de afectividad, cooperación, negativismo, madurez, etc.
e) Evaluación logopédica.
Comprende la evaluación de la fonación y exploración del lenguaje y del habla.
Dentro de la fonación se explorará la respiración (hábitos respiratorios y tipos respiratorios) y la voz (grave, aguda, ronca, nasal, costal abdominal).
La motricidad facial se averigua haciendo abrir y cerrar la boca, masticar, humedecer los labios, hinchar las mejillas, sonreír, chupar.., con esto sabremos luego dónde y cómo incidir en la terapia logopédica.
La lengua también es objeto de examen , observando el tamaño, forma y habilidad.
La voz se auscultará tanto hablada como cantado y nos fijaremos en el tono, intensidad, timbre y duración, teniendo en cuenta los cambios bruscos, ruidos y alteraciones y la calidad.
La intervención puede ser grupal o individual, siendo los grupos de características similares. La intervención grupal está indicada para reforzar el diálogo, actividades lúdicas, desbloqueo y favorecer la imitación y la interacción.
Una vez que se han obtenido datos suficientes, se pasará a lo que llamamos exploración psicolingüística de observación que contemplará:
– Amplitud y comprensión del vocabulario: número de palabras que el niño utiliza, tanto del lenguaje receptivo como de lenguaje expresivo. Se puede utilizar el test Peabody.
– Articulación: se dirán palabras y el alumno las repetirá y se medirá el grado de incorrección. Se utilizará el protocolo de imágenes.
– Expresión: de la repetición y de la respuesta. Se utilizará el test de Therman.
6.- BIBLIOGRAFÍA.
– “Manual de logopedia escolar. Un enfoque práctico”. Gallardo Ruiz y Gallego Ortega. Editorial Aljibe, Málaga 1993.
– “Trastornos del lenguaje, la palabra y la voz en el niño”. Launay-Borel Maisonny. Editorial Toray-Masson. Barcelona, 1975.
– Temario Mad de oposiciones al cuerpo de maestros.