Tema 41 – Dimensión de la empresa. Aspectos de la dimensión. Dimensión óptima. Dimensión y Ocupación.

Tema 41 – Dimensión de la empresa. Aspectos de la dimensión. Dimensión óptima. Dimensión y Ocupación.

INTRODUCCIÓN.

1. DIMENSIÓN DE LA EMPRESA

2. ASPECTOS DE LA DIMENSIÓN

1. Aspecto técnico-productivo

2. Aspecto comercial

3. Aspecto directivo.

4. Aspecto financiero

5. Componente riesgo.

3. LA DIMENSIÓN ÓPTIMA

A. Planteamiento basado en el teoría económica.

B. Planteamiento basado en la economía de la empresa.

4. DIMENSIÓN Y OCUPACIÓN

5. CONCLUSIÓN

6. BIBLIOGRAFÍA

0. INTRODUCCIÓN.

Cuando se habla de dimensión de la empresa se hace referencia al tamaño

de la misma, aunque es necesario matizar esta afirmación, ya que hay que diferenciar la explotación (técnico-económica), de la empresa propiamente dicha (unidad financiera y de decisión).

En este tema vamos a abordar primero qué se entiende por dimensión de la empresa así como los distintos criterios que más frecuentemente son utilizados para clasificar las empresas. En el segundo apartado se pone de manifiesto la idea de que no es posible hablar de dimensión óptima de la empresa al ser una condición estructuras (que solo es posible modificarla en el largo plazo) pero que para ser óptima debería de ir adecuándose a un entorno que es cambiante. Por esta razón, la empresa debe conocer las ventajas y los inconvenientes que presentan los distintos tamaños que puede adoptar.

En el tercer apartado se retoma la discusión sobre la existencia o no de una dimensión óptima de la empresa, en este caso, entendida esta como el tamaño de la estructura productiva capaza de permitir a la empresa obtener el liderazgo en costes como ventaja competitiva fundamental.

Para terminar el tema se diferencian los conceptos de dimensión y de ocupación.

1. DIMENSIÓN DE LA EMPRESA

El tamaño o dimensión de la empresa ha sido siempre un aspecto

fundamental en la configuración estructural de la empresa y hoy más que nunca debido al gran despegue tecnológico y el alto grado de competitividad existente, las empresas tienen como objetivo prioritario el alcanzar mayores dimensiones y altas cuotas de crecimiento.

La elección de la dimensión de la empresa es una decisión estructural que determina el volumen de la actividad que puede desarrollar, durante un periodo largo de tiempo.

El concepto de dimensión hace referencia al tamaño de la empresa, sin embargo es difícil establecer el tamaño de una empresa por varias razones:

a) Relativa a la realidad objeto de análisis: no es lo mismo hablar de dimensión de la empresa entendida globalmente como unidad de decisión integrada muchas veces por varias unidades jurídicas y diversidad de explotaciones, que hacer referencia al tamaño de una unidad productiva concreta. Por lo tanto al hablar de dimensión el primer paso es diferencia la explotación (unida técnico-económica) de la empresa (unidad financiera y de decisión).

b) Relativa a la diversidad de criterios existentes. Criterios que son muy cuestionados y que en muchos casos son relativos. Esta relatividad se fundamenta en varias razones:

1º) Los diversos criterios miden aspectos concretos de la realidad empresarial y, en este sentido, son medidas particulares del tamaño de la empresa.

2º) Porque la importancia de cada criterio varía en función del tipo de empresa donde es empleado, el sector de actividad, la complejidad técnica y organizativa, etc. Lo que hace que un criterio pueda ser significativo para una determinada actividad y no serlo para otra.

3º) Porque los diversos criterios de medida están interrelacionados en sentido, a veces, directo y a veces inverso, por ejemplo, un criterio como el volumen de inmovilizado guardará una correlación directo con otros como la capacidad productiva o los recursos totales, pero está en relación inversa con otros como el volumen de plantilla, dado que una empresa altamente capitalizada alcanzará un elevado grado de mecanización que implicará una proporción relativamente pequeña de trabajadores.

4º) Porque las medidas concretas de la dimensión pueden variar en función de circunstancias coyunturales como, por ejemplo, una contracción de la demanda que reduzca el volumen de facturación o la plantilla de la empresa.

De ello cabe concluir que la medición del tamaño empresarial es una tarea compleja y que es muy difícil obtener medidas absolutas que permitan una

clasificación definitiva de empresas según su tamaño, sobre todo cuando nos enfrentamos a sectores de actividad diferentes.

En la práctica, suelen utilizarse diversos criterios parA medir el tamaño empresarial, los más comunes son los siguientes:

Criterio económico. Es el volumen de facturación, es decir, los ingresos obtenidos por las ventas.

Criterio patrimonial. Es el patrimonio neto que tiene la empresa, es decir, el capital aportado por los socios más las reservas que ha ido acumulando la empresa.

Criterio técnico. Es el nivel tecnológico: la innovación de capital.

Criterio organizativo. Se refiere al número de trabajadores de la empresa y a su organización. Es el más utilizado.

Beneficios netos anuales, es decir, después de deducir intereses e impuestos.

El valor añadido o riqueza creada por la empresa como diferencia entre el valor de la producción y el coste de los materiales incorporados al producto.

Cash-flow o flujo de tesorería por período como diferencia entre las entradas y las salidas de dinero generadas por la actividad.

Como puede suponerse, el uso de uno u otro criterio dará, casi con toda seguridad, clasificaciones distintas de las empresas según el tamaño. En cualquier caso, a la hora de decidir el tamaño adecuado para una empresa concreta hay que tener muy presente que sea congruente respecto a la dimensión normal y competitiva del sector que opera.

Una posibilidad razonable de unificar y homogeneizar los diferentes criterios de medida del tamaño empresarial es utilizar un valor multicriterio, lo que permite la comparación de empresas pertenecientes a sectores de actividad.

Un valor multicriterio es el que resulta de la combinación de varios criterios individuales

adecuadamente ponderados.

VMC = ΣCi·Wi

Donde:

VMC = Valor multicriterio.

Ci = Valor obtenido por la empresa con el criterio

Wi = Ponderación del criterio.

Como resultado de aplicar el criterio o criterios escogidos a la realidad económica, se obtiene una división en grupos de las empresas según el tamaño. Lo más frecuente es distinguir tres categorías: empresas grandes, medianas y pequeñas.

Como los límites entre ellos no están claros, se suelen utilizar dos criterios complementarios que definen el tamaño de la empresa:

ƒ Mayor capacidad de obtención de recursos financieros, en el sentido de que a mayor capacidad mayor tamaño.

ƒ Grado de complejidad del proceso de decisión, que condiciona la dimensión, ya que un sistema complejo está más dotado para el crecimiento.

2. ASPECTOS DE LA DIMENSIÓN

Hablar de dimensión, óptima de la empresa es prácticamente un

absurdo, en tanto que la dimensión es una condición estructural difícilmente alterable en un plazo corto de tiempo pero, cuya optimalidad vendría dada, en todo caso, por su adecuación a las necesidades de un entorno que es cambiante.

De ahí que una empresa, a la hora de diseñar su tamaño, haya de tener presente la continua necesidad de adaptación de aquel a las condiciones del medio ambiente, lo que hace extremadamente difícil establecer y mantener el tamaño adecuado, en todo caso la empresa debe conocer que ventajas e inconvenientes presentan los distintos tamaños en relación a las diversas facetas de la actividad empresarial. La competitividad de la empresa como aproximación al óptimo dimensional, implica obtener economías internas o de escala, que podríamos clasificar en los aspectos

siguientes:

1. Aspecto técnico-productivo

Se refiere a las unidades productivas o explotaciones, dentro de las cuales se

manifiestan claras relaciones entre los costes de producción y el empleo relativo de los factores de capital y trabajo: así, cuando el grado de capitalización es elevado, lo que se corresponde con un tamaño normalmente grande, la empresa es capaz de

obtener unos costes medios de producción bajos, siempre que la capacidad esté suficientemente ocupada.

La dimensión grande y capitalizada permite un alto grado de mecanización, con ahorros en mano de obra, aunque requiere una gran inversión de capital que origina unos costes fijos considerables. Los factores técnicos que afectan a la dimensión son:

La división del trabajo y la especialización, que contribuye a una producción más eficiente.

La integración de procesos productivos, es decir, la agrupación racional de procesos o fases para ahorrar máquinas y personal.

La obtención de una mayor economicidad

El equilibrio en los procesos productivos

En conclusión y como se desprende de los factores analizados, desde el

punto de vista técnico productivo, la gran dimensión presenta ventajas económicas indudables respecto de la pequeña, por la posibilidad de obtener costes unitarios de producción más bajos, aunque hay que matizar que, en el diseño del sistema productivo, los factores técnicos y económicos no son los únicos dignos de tenerse en cuenta, sino también los humanos y sociales. En este sentido, la gran dimensión es, como ya se ha señalado en otras ocasiones, menos humana y representa un sistema de trabajo poco gratificante o incluso

alienante para el individuo.

2. Aspecto comercial

La idea de si el tamaño del mercado limita la dimensión de la empresa, debe

de ser matizada en el sentido de que la empresa siempre tiene la posibilidad de renovar o sustituir sus productos. Pero además, en la práctica, en el supuesto de que la demanda de un determinado producto se encuentre limitada, la empresa puede superar esa restricción mediante políticas de marketing agresivas o procediendo a la diversificación de su producción. Estas son las razones de que la que los autores modernos no admiten la tesis deque el mercado limite necesariamente el tamaño de la empresa.

En un análisis superficial podría parecer que la pequeña empresa es más conveniente desde el punto de vista comercial, ya que tiene que dar salida a una producción más limitada, que la empresa grande. No obstante, lo cierto es que el tamaño empresarial depende fundamentalmente de la capacidad del mercado, ya que los pronósticos sobre la demanda son un condicionante básico en el diseño global del sistema productivo. En este aspecto, la gran empresa puede conseguir economías por muchas razones: las ventas a gran escala proporcionan grandes ventajas, que los costes fijos se distribuyen entre el mayor número de posible de unidades; través de la selección y diseño del producto, adaptándose mejor al mercado, unificando o diversificando el producto en función de la demanda, renovando sus productos o diferenciándolos de los de la competencia, etc., todo ello gracias al mejor conocimiento del mercado.

Igualmente, la gran empresa obtiene descuentos en la compra de sus inputs al hacerlo a gran escala, pudiendo ejercer en ocasiones cierto poder de monopolio sobre sus proveedores. Esto unido a las economías de escala en la producción, derivadas de sus mejores condiciones técnicas, le permiten un mayor margen de cobertura con el que jugar, bien ofreciendo productos más competitivos o empleando dichos recursos en promoción, publicidad,… obteniendo un dominio del mercado imposible de alcanzar por la pequeña empresa.

No obstante, hay que señalar, que la pequeña dimensión lleva asociados también ventajas a este respecto, como poseer un mayor grado de adaptabilidad y flexibilidad a los cambios de mercado y capacidad de acercamiento al cliente.

En el plano comercial no existe limitación alguna al aumento de la dimensión, siendo la curva de costes medios a largo plazo constantemente

decreciente.

3. Aspecto directivo.

En relación a este aspecto ha existido una cierta polémica ya que se pensaba

en la imposibilidad de dividir la actividad coordinadora, lo que en algún momento

redundaría en la saturación de la capacidad directiva del máximo responsable de la empresa impidiendo un crecimiento posterior.

Sin embargo, esta idea es equivocada, en el sentido de que como muestra la experiencia, la tarea de coordinación de la empresa no ha de ser desarrollada por un único sujeto, sino que el trabajo de coordinación puede dividirse y, de hecho, se desagrega a través de los diversos niveles orgánicos que compone la pirámide directiva de la empresa. De hecho, la esencia de la dirección radica precisamente en que permite una selección de los problemas que han de ser objeto de la atención del directivo, de manera que hacia los niveles superiores de la escala jerárquica fluyan únicamente problemas de naturaleza singular, es decir, no estructurados y que por su complejidad no han podido ser resueltos por los coordinadores de niveles inferiores.

Por consiguiente, la coordinación no constituye una limitación al tamaño empresarial, sino más bien una ventaja en el sentido de que:

– Se descentralizan las funciones directivas, aprovechando mejor las capacidades de las personas

– Se pueden emplear directivos expertos en las diversas áreas.

– Se pueden aplicar gran diversidad de modelos estructurales y organizativos.

Todo ello trae como consecuencia que en la gran empresa, al contrario de lo que sucede en la pequeña, existe un excedente de capacidad directiva no utilizado, lo que constituye un requisito básico en todo proceso de crecimiento, sin embargo, en las PYMEs los directivos suelen estar sobrecargados por los problemas cotidianos.

4. Aspecto financiero

Desde el punto de vista financiero interesa que la empresa sea lo más grande

posible, dado que en función de esta dimensión podrá obtener una serie de ventajas financieras que no le son factibles a la pequeña empresa sobre todo en cuanto a las posibilidades de acceso a las diferentes fuentes de financiación

externa, tanto privadas como públicas, obteniendo además mejores condiciones en sus costes financieros, ya que su tamaño les convierte en clientes preferentes que se benefician sobre los tipos de interés más económicos. Por el contrario, la pequeña empresa, en la mayoría de los casos ha de recurrir a la autofinanciación cuando quiere iniciar un proceso expansivo, hasta que alcanza el tamaño mínimo que le permite entrar en los canales habituales de financiación ofreciendo suficiente garantías patrimoniales.

Sin embargo, un tamaño inicial pequeño no es un obstáculo infranqueable para el crecimiento. Hemos también de señalar que en el campo financiero la empresa no encontrará su dimensión óptima, dado que la curva de costes medios financieros a largo plazo es constantemente decreciente y no se originan deseconomías de escala como en el aspecto técnico.

5. Componente riesgo.

Los factores riesgo hacen referencia a la posibilidad de prever o detectar

cambios en el entorno cada vez más turbulento y la capacidad de respuesta que tenga la empresa frente a aquellos. La flexibilidad de las más empresas de menor tamaño les permiten adaptarse con mayor rapidez a los cambios en las necesidades de los consumidores, mientras que las de mayor dimensión presentan considerables dificultades, especialmente, por su excesiva especialización.

Como es obvio, en la generalidad de las cosas, las empresas son más competitivas cuanto mayor es su tamaño. Sin embargo, ello no quiere decir que las empresas pequeñas y medianas estén condenadas a desaparecer ya que, como muestra la realidad, existen razones que apoyan lo contrario. Sucede que la gran empresa siempre deja oportunidades de inversión sin explotar, debido a su falta de adaptabilidad, oportunidades que son aprovechadas por los PYMEs tales como:

• Actividades muy afectadas por la moda y, en general, actividades de demanda muy inestable.

• Actividades donde es más importante la habilidad y destreza del factor

humano que la mecanización, como ocurre en la industria artesanal.

• Sectores de tecnología muy avanzada que requieren personal altamente cualificado, como en la electrónica avanzada, el software y, en general, las actividades donde la creatividad es esencial

• Actividades donde es muy importante el contacto directo con el cliente y el trato personalizado.

En otros muchos casos, por el contrario, coexisten dentro del mismo sector de actividad grandes y pequeñas empresas, dedicadas cada uno de ellas a una faceta o fase específica del proceso de actividad por el que pasa el producto. Por ejemplo:

• En actividades agrícolas es frecuente que la producción se de en pequeñas unidades mientras que la comercialización y las distribución es efectuada por grandes empresas.

• En la industria del automóvil la fabricación la realizan grandes empresas y la distribución pequeñas.

• En numerosas actividades existe una importante industria auxiliar formada por

PYMEs que suministran a las- grandes, componentes, servicios, etc.

• En las actividades nuevas es casi exclusiva la presencia de las PYMEs.

Pero además de estas razones de orden técnico, económico y organizativo hay otras consideraciones que propician la supervivencia y continuidad de las PYMEs como son:

Razones de índole social y política ya que las PYMEs proporcionan por su menor capitalización una mayor cantidad de puestos de trabajo, lo que induce a los poderes públicos a su protección.

De índole humana, al reclamar dicho factor mayor participación en los procesos productivos, lo que tiende a reducir la dimensión como forma de mejorar la calidad de vida laboral, reducir el absentismo,…

• Las PYMEs actúan como amortiguadores de las subidas de precios,

fundamentalmente frenando las alzas de los salarios que pondrían en peligro

la supervivencia de estas empresas.

Para concluir decir que todos los países industriales tienen una pirámide de empresas que comporta la existencia de empresas grandes y PYMEs, por lo que la coexistencia de dimensiones diferentes dentro de un mismo sector, actividad o sistema económico, no es sólo perfectamente viable, sino incluso conveniente, ya que de dicha coexistencia se derivan ventajas para todos.

3. LA DIMENSIÓN ÓPTIMA

Se ha discutido mucho sobre la existencia o inexistencia de una dimensión

óptima de la empresa, entendiendo por dimensión óptima determinar el tamaño de la estructura productiva capaz de permitir a la empresa obtener el liderazgo en costes como ventaja competitiva fundamental. A este respecto existen dos posturas fundamentales:

• La primera, basada en la teoría económica o teoría de la firma, defiende la

existencia de una dimensión óptima, expresada en términos de volumen óptimo de producción.

• La segunda, más propia de la economía de la empresa, que considera que

no existe un dimensión óptima al no existir un único producto óptimo o mínimo de la función de costes, es decir, que considera que no es cierto que a partir de un determinado volumen de producción se incrementen los costes variables de nuevo.

A. PLANTEAMIENTO BASADO EN LA TEORÍA ECONÓMICA

Parte del análisis de las curvas de los costes totales (CT), costes medios

(CMe) y costes marginales (CMg) a corto plazo, haciéndolo extensivo a largo plazo.

En una consideración estática o de corto plazo existen en la empresa dos

clases de costes: los costes fijos (CF) y los costes variables (CV). Los costes fijos que son independientes del volumen de producción y los costes variables que varían proporcionalmente a la cantidad de output obtenida. Ambos constituyen el coste total de producción, del que se deducen los costes medios o unitarios, como cociente entre el CT y el volumen de producción correspondiente a dicho coste (Q).

El coste medio es hasta cierto punto decreciente, por las ventajas derivadas de una mayor ocupación que se traducen en economías de escala. Pero esta disminución no es indefinida ya que, a partir de un cierto volumen, los factores fijos que no han sido modificados empiezan a ejercer un efecto limitativo sobre la productividad de los restantes factores. Ello es el resultado de la ley de rendimientos marginales decrecientes, en virtud de la cual surgen las deseconomías de escala.

El volumen de producción que garantiza los costes más reducidos para una dimensión dada, se produce en el punto en que el coste marginal es igual al coste medio (CMg = CMe). A este punto lo denominamos óptimo técnico.

Dicho volumen de producción garantiza las mejores condiciones técnicas de producción pero puede que no garantice las mejores condiciones económicas por las restricciones del mercado. El volumen de producción que garantiza las mejores condiciones económicas recibe el nombre de óptimo económico. Considerando el aspecto comercial, la empresa producirá y ofertará su producto en el mercado hasta el punto en el cual el coste marginal de la última unidad producida iguale al ingreso marginal o precio de la misma, ya que por encima de ese punto cada unidad producida y vendida costaría más que el ingreso proporcionado por ella, y por tanto, haría perder dinero. Por tanto, el volumen de producción que determina e máximo beneficio cumple que CMg = IMg = P. Este sería el óptimo económico

Cuando la empresa se estructura de forma que CMg = IMg = CMe = P, significa que el volumen de producción que le proporciona los máximos beneficios es además que

se obtiene al menor coste unitario, obteniendo la dimensión de la empresa donde se alcanza el óptimo técnico económico.

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En una consideración dinámica o de largo plazo, la empresa irá adaptando

sus factores fijos y el conjunto de su estructura productiva a las condiciones cambiantes de su entorno. Para simplificar, consideramos que existen infinitos procedimientos técnicos, por lo que la empresa en su proceso de adaptación estructural puede ir eligiendo en cada momento el tamaño más adecuado a sus necesidades. Cada uno de estos procedimientos productivos comporta una determinada estructura de costes.

La representación de las distintas curvas de costes totales a corto plazo en un proceso de adaptación empresarial es:

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En dicha figura, las curvas de CT a corto plazo representan las distintas dimensiones

posibles. La línea envolvente de las curvas de coste total a corto plazo representa la curva de CT a largo plazo, que marca cuáles son los posibles costes de la empresa según vayan variando su tamaño en el tiempo, esta curva de CT a largo plazo arranca del origen, ya que a largo plazo todos los factores son variables, no existiendo por tanto CF.

Como resultado de esta consideración de las diferentes dimensiones, al igual que existe la curva de CT a largo plazo, habrá una curva de CMe totales a largo plazo y de igual manera resultará la CMg a largo lazo.

De acuerdo con este planteamiento existe una dimensión óptima de la empresa a largo plazo, que asegura la obtención de la producción al mínimo del coste medio a largo plazo.

Para comprobarlo, supongamos el caso de tres empresas, dimensionadas sobre diferentes procedimientos técnicos y capacidad productiva.

La empresa situada sobre la rama descendiente de la CMeL está sobre- dimensionada. La empresa situada sobre la rama creciente de la curva de CMeL estará infradimensionada, mientras que, la curva de costes correspondientes a la empresa con capacidad intermedia respecto a las anteriores obtiene el óptimo de explotación.

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Ello significa que las empresas cuyo volumen de producción sea inferior o superior al

de la dimensión óptima, a largo plazo aumentarán o disminuirán su capacidad original para alcanzar la óptima no obstante cabe también la posibilidad de seguir algunas de las dos estrategias siguientes:

1. En el caso de que se den economías internas o de escala es mejor construir un establecimiento mayor y subutilizarlo un poco.

2. En el caso de deseconomías externas netas, es mejor construir un establecimiento menor que el que podría producir la cantidad deseada al mínimo coste posible y sobreutilizarlo.

B. PLANTEAMIENTO BASADO EN LA ECONOMÍA DE LA EMPRESA

El segundo enfoque acerca de la dimensión óptima al que hacíamos referencia

anteriormente es el planteamiento crítico, que es el adoptado por aquellos autores que no comparten los razonamientos anteriormente expuestos con relación a la dimensión óptima. Este enfoque sostiene que no existe un mínimo de la función de CMeL, ya que no es cierto que a partir de un determinado volumen de producción se incrementen los CMe. Esto ocurre solamente en un planteamiento estático o de corto plazo, ya que a largo plazo la empresa procurará adaptar los factores fijos para eliminar el efecto restrictivo o ¡imitador que los mismos ejercen sobre la productividad.

En este sentido, algunos autores piensan que más que una dimensión óptima existirían una dimensión mínima y una máxima, entre las cuales se da un amplio intervalo de tamaños en el cual cualquier dimensión es igualmente buena; otros creen en la existencia de una dimensión mínima, a partir de la cual las empresas son competitivas cualquiera que sea su tamaño y, en opinión de la mayoría, la empresa es tanto más competitiva cuanto más grande sea, lo que supone no considerar en la curva de CMe la existencia de un trama ascendente por las razones apuntadas anteriormente.

4. DIMENSIÓN Y OCUPACIÓN

El concepto de dimensión debe quedar claramente diferenciado del de

ocupación:

la dimensión o tamaño de la empresa es una condición de carácter estructural, indicativa de la capacidad productiva de una empresa, mientras que el grado de ocupación hace referencia a la medida en que dicha capacidad está siendo utilizada en cada momento.

Los cambios en el nivel de ocupación son frecuentes en muy diversas actividades económicas, respondiendo a circunstancias como las oscilaciones de la demanda (turismo, juguetes, etc.), la disponibilidad de materias primas (conserveras,

aceiteras,…) o de mano de obra, maquinaria o espacio. En general, la empresa puede variar el grado de ocupación sin que ello signifique un cambio de dimensión.

Así:

• Si la empresa varía el volumen de producción, alterando sólo el nivel de

empleo de los factores variables, habrá un aumento o disminución de la ocupación, permaneciendo constante la dimensión (por supuesto, ello requiere que haya capacidad productiva sin utilizar). El cambio de nivel de ocupación es una decisión de carácter táctico, a corto plazo.

• Sin embargo, cuando se producen variaciones de todos los factores

productivos, tanto fijos como variables, se da un cambio de dimensión. Ésta es una decisión estratégica, ya que modifica la estructura de la empresa comprometiendo su actividad futura por mucho tiempo, y siendo una respuesta a los cambios permanentes del entorno socioeconómico.

En el plano teórico, la importancia de un aumento de la ocupación sobre los

beneficios es evidente, ya que la mayor ocupación reduce los CMe incrementando los beneficios, al repartirse los CF entre un número mayor de unidades de producto. En este sentido, un elemento valioso en el estudio de la relación entre ocupación y rentabilidad es el análisis de cobertura, mediante la fijación del llamado “punto muerto” que nos permite medir el efecto de las variaciones en el nivel de ocupación sobre los beneficios.

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Llamando “m” al “margen de cobertura”, puesto que señala a aportación al beneficio

proporcionado por cada unidad de producto fabricada y vendida.

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Sin embargo, cuando analizamos el concepto de ocupación en relación al de

dimensión, se observa que los efectos sobre los beneficios de las variaciones en el nivel de actividad (grado de ocupación) son diferentes dependiendo de la estructura de costes de la empresa, esto es, de la proporción en que los CF y los CV participan en la formación del CT.

Este fenómeno es conocido con el nombre de apalancamiento operativo ya que

resulta que un aumento o disminución de las operaciones (producción y venta) provoca unos efectos tanto mayores cuanto más elevado sea el nivel de los CF en relación con el CT.

Se puede definir por tanto el apalancamiento operativo (Ao) como el tanto por uno de variación experimentado por el beneficio como resultado de un

determinado tanto por uno de variación en el volumen de operaciones.

Sabemos que:

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Como los CF son independientes del volumen de producción, las variaciones en los beneficios dependerán sólo del volumen de producción:

clip_image028[4]

Sustituyendo:

clip_image030[4]

Operando queda:

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Como puede comprobarse cuanto mayores sean los CF, tanto mayor será el

resultado del cociente, siendo por consiguiente más elevado el grado de apalancamiento. De ahí que las empresas que tiene un índice de Ao elevado sean aquellas que tienen un nivel relativamente fuerte de CF en sus CT de explotación, en las cuales, pequeños cambios en las ventas serán causa de un gran cambio en los ingresos de la actividad y en los consiguientes beneficios.

El Ao por tanto, es mayor a medida que crece la relación de CF a CV, siendo creciente también el riesgo de pérdidas potenciales, al arriesgarse más capital en la inversión. Evidente, ya que las empresas con mayor dimensión y mayores CF, tardarán más el alcanzar su punto muerto, encontrándose mientras tanto en zona de pérdidas; sin embargo, una vez alcanzado dicho punto, la aparición de las economías de escala harán que los CV crezcan menos que proporcionalmente, siendo los beneficios, por tanto, más sensibles a la variación de las ventas en estas empresas.

En otras palabras, el grado de Ao es una medida de la elasticidad de los

beneficios respecto al nivel de ocupación, por lo que el cálculo del Ao arrojará un valor distinto según cual sea el nivel de actividad (Q) del que se parta. Por ello es aconsejable tomar como valor de Q el volumen de producción que se considere normal y para el cual fue dimensionada la empresa.

Este efecto de palanca debe ser tenido en cuenta en el momento de determinar la dimensión adecuada de la empresa. Por ello y dado que las variaciones en la ocupación son habituales en la mayoría de las actividades, resulta obvio que el concepto de dimensión óptima de la empresa es un concepto relativo y temporal.

5. CONCLUSIÓN:

Hemos podido observar a lo largo del tema, uno de los conceptos más

controvertidos en la larga tradición de la Economía de empresa, es la dimensión o tamaño de la misma.

Por ello, desde un punto de vista general se concibe a la dimensión de la empresa como un problema a resolver dentro de la planificación empresarial a largo plazo, es decir, como una decisión estructural que debe estar apoyada, no sólo en el estudio de los costes de producción sino que debe integrarse con la faceta comercial, técnica, financiera y organizativa.

En el tema se ha intentado justificar las razones de la importancia de la dimensión de la empresa, intentando aplicar a determinados criterios clasificadores del tamaño de la organización.

Ante la problemática de que si existe o no un tamaño óptimo para la empresa, se han desarrollado a lo largo del tema varias teorías y se ha analizado una serie de factores que tienen una clara influencia sobre la dimensión y el crecimiento de la empresa.

Se ha explicado porque, los conceptos de dimensión y ocupación son conceptos que deben ser diferenciados, ya que puede ocurrir que una empresa crezca y sin embargo no este aprovechando al máximo su capacidad productiva.

6. BIBLIOGRAFÍA

Fundamentos de la Economía y la Administración de Empresas. Aguirre Sádaba

(coordinador). Pirámide, 2001.

Introducción a la Economía de la Empresa. Bueno Campos. Pirámide, 2002. Introducción a la Administración de Empresas. Cuervo García. Civitas, 1999.