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Tema 13 – El equilibrio térmico del planeta. El clima y su distribución. Los sistemas morfoclimáticos. Grandes cambios climáticos históricos.

1. INTRODUCCIÓN: RADIACIÓN SOLAR Y TERRESTRE. ABSORCIÓN DE ENERGÍA POR LA ATMÓSFERA.

Todo el mundo está familiarizado con el hecho de que la luz y el calor solar son los responsables de la existencia de la vida, pero no todo el mundo sabe que la Tierra y su atmósfera irradian hacía el espacio una cantidad de calor aproximado igual a la recibida. Si esto no ocurriese, el planeta se calentaría demasiado y pronto sería estéril.

Por supuesto, algo de la radiación que llega a la superficie terrestre proviene de su interior por flujo térmico, magmatismo, sismicidad, etc, pero su cantidad es despreciable en lo que se refiere al balance energético total.

La radiación que llega procedente del Sol (3,3 102 cal/m 2s, la llamada constante solar) se concentra principalmente en latitudes bajas, mientras que, por otro lado, la radiación que libera la Tierra es mucho más uniforme. La corrección del desequilibrio que se produce entre la radiación que entra y sale de la Tierra a diferentes latitudes está directamente relacionada con el calor.

El calor de un objeto se puede transferir por conducción, convección o como radiación electromagnética. La conducción carece de importancia en Meteorología, en cambio, la convección es muy importante en los océanos y en la atmósfera, mientras que la transferencia de calor por la radiación electromagnética es la única forma en que esta energía puede viajar a través del espacio, y así es como llega la energía solar a la Tierra, con unas longitudes de onda (l) comprendidas entre 0.17mm y 4 mm (1mm=10-3 m) La llamada radiación visible oscila entre l= 400 nm (0.4mm) y l= 700 nm (0.7mm).

La atmósfera absorbe, de forma selectiva, las distintas longitudes de onda de la radiación solar. Así en la ionosfera o termosfera se absorben las radiaciones de onda corta y alta energía (rayos x y g), mientras que en la ozonosfera se absorbe gran parte de la radiación ultravioleta, especialmente la de mayor energía y de efectos más letales para la vida. Sin embargo las ondas correspondientes al espectro visible atraviesan la atmósfera y alcanzan la superficie terrestre, sin producir calentamiento aparente de aquella. Las radiaciones infrarrojas, de menor energía, son absorbidas por el CO2, vapor de agua y otros gases atmosféricos y producen un aumento de la temperatura.

LONGITUD DE ONDA

De la radiación visible parte es reflejada por las nubes o por la superficie terrestre, siendo devuelta al exterior. Es el llamado albedo, que es del 30-35% en el caso de la Tierra. Así un incremento del albedo, ligado a la presencia de numerosas nubes, de polvo en suspensión o de hielo y nieve, llevaría a un enfriamiento progresivo de la atmósfera.

La luz visible absorbida por el suelo provoca su calentamiento y en consecuencia una radiación de calor (radiación infrarroja), la cual es absorbida por algunos gases atmosféricos (principalmente CO2 y vapor de agua), provocando su calentamiento, que es conocido con el nombre de efecto invernadero.

La radiación infrarroja que alcanza las nubes es reflejada en parte hacía abajo (contrarradiación atmosférica), incrementándose así el efecto invernadero.

Por ello cuando existen cielos despejados y con bajos niveles de humedad gran parte de la radiación terrestre escapa al exterior, produciéndose por las noches una importante bajada de las temperatura, como por ejemplo en los desiertos.

Afortunadamente el balance global entre la energía recibida y la energía radiada al exterior ha permanecido equilibrado a lo largo de la historia de la Tierra, con algunas desviaciones que se han traducido en cambios climáticos.

2. LA CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA.

Debido a que la radiación solar calienta desigualmente la superficie de la Tierra, las zonas ecuatoriales son más cálidas que las zonas polares. Esto permite pensar que el aire caliente, y menos denso, ecuatorial asciende, y que el aire frío polar más denso desciende y se desplaza al ecuador para sustituir al aire cálido. Es decir, se formaría una circulación superficial de aire frío desde los polos al ecuador que, al calentarse, ascendería circulando hacía los polos, donde al enfriarse volvería a iniciar el ciclo. Se originarían dos células convectivas, una en cada hemisferio. Pero el modelo anterior no es real, pues sólo se aplica a cuerpos estáticos, ya que debido a la rotación terrestre (de Oeste a este) y a la diferente velocidad tangencial de las distintas latitudes, todo movil que se desplace desde el polo Norte al ecuador siguiendo un meridiano, sufrirá una desviación hacía la derecha.

En el hemisferio sur, la desviación será a la izquierda al desplazarse desde el polo hacia el ecuador.

Este fenómeno físico, llamado efecto de Coriolis, influye en la circulación de las aguas y de los vientos.

En la práctica, se forman tres células convectivas en cada hemisferio: dos directas en las zonas polar y ecuatorial (A y C), y otra inversa en latitudes medias (B). Como resultado de esto se obtiene una distribución latitudinal de zonas de alta y baja presión: zonas ecuatoriales cálidas de baja presión, zonas subtropicales de alta presión (30º de latitud), zonas subpolares de baja presión (60º de latitud) y zonas polares frías de alta presión. A su vez, se dará una alternancia latitudinal de los vientos, que serán los siguientes: levantes polares (1), westerlies o vientos de poniente (2) y alisios (3). A las zonas de choque entre los levantes polares fríos y los ponientes templados cálidos se les llama frentes polares, constituyendo áreas de gran inestabilidad atmosférica: borrascas o ciclones subpolares.

A la zona de choque entre los alisios del Norte y los del Sur se les llama zona de calmas ecuatoriales o zona de convergencia intertropical (ZCIT). Esta última zona no se sitúa exactamente sobre el ecuador, sino que sufre desplazamientos al norte o al sur, de carácter estacional, o también condicionados por los monzones locales, especialmente activos entre el océano índico y el sur de Asia.

3. EL CLIMA: INFLUENCIA DE LOS MOVIMIENTOS DE LA TIERRA.

Los dos movimientos de la Tierra principales (rotación y traslación) condicionan en gran medida la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra y, en consecuencia el clima.

El movimiento de rotación produce la alternancia del día y de la noche cada 24 horas, pero su duración está directamente relacionada con el movimiento de traslación, ya que al no coincidir el plano del ecuador con el plano de traslación alrededor del Sol (Plano de la eclíptica) durante la mitad del año un hemisferio queda iluminado más eficazmente que el otro.

Por la misma razón, la parte de cada hemisferio que queda iluminada por el Sol es de diferente magnitud entre ambos y a lo largo del año. Consecuencia de ellos es la aparición de estaciones climáticas y la distinta duración de los días y las noches a lo largo del año, según las diferentes latitudes. El ángulo que forma el plano ecuatorial terrestre con la eclíptica, que es una eclipse, es de 23,5º . La línea que corresponde al eje menor de la elipse recibe el nombre de línea de los equinoccios, y la Tierra la cruza los días 20/21 de marzo (equinoccio de primavera) y 23/24 de septiembre (equinoccio de otoño) en el hemisferio Norte. En ellos, la luz del Sol llega perpendicularmente al ecuador y el círculo de iluminación del Sol coincide con el de la noche (12 horas).

La línea que corresponde al eje mayor de la elipse se llama línea de los solsticios, y la Tierra la cruza los días 21/22 de junio y 21/22 de diciembre (en el hemisferio Norte se denominan solsticios de verano y de invierno, respectivamente, y en el hemisferio Sur al revés). En el primero, la luz incide perpendicularmente a los 23,5º de latitud Norte, con lo que la duración del día es mucho mayor que la de la noche en el hemisferio Norte, y se recibe mucha mayor cantidad de energía. Seis meses después, en el segundo, la luz incide perpendicularmente a los 23,5º de latitud Sur, y en consecuencia, en el hemisferio Norte la duración de la noche es mucho mayor que la del día, lo cual, unido a una incidencia de la luz muy oblicua en este hemisferio, hace que la energía que llega es muy baja.

Las variaciones de iluminación y de aporte de energía solar a lo largo del año son pequeñas entre los Trópicos, pero progresivamente mayores en latitudes más elevadas, hasta el caso extremo de los polos, en que el día y la noche duran 6 meses cada uno.

Este fenómeno trae como consecuencia una diferenciación climática entre las distintas zonas de la Tierra, condicionada por la zonación climática existente entre los polos y el ecuador.

4. FACTORES QUE CONDICIONAN EL CLIMA.

El clima está condicionado por los siguientes factores:

A. Latitud. Al quedar definida la latitud por la cantidad de energía incidente y por el ángulo de incidencia de los rayos solares, su variación influirá en la distribución de los distintos cinturones de temperatura, en la circulación de los vientos, en la posición de las altas y bajas presiones, etc. Generalizando mucho se podría decir que a mayor latitud la temperatura disminuye, por lo que el clima será más frío.

B. Altitud. Al darse una disminución de la temperatura con la altitud, las regiones elevadas (por ejemplo las montañas) serán más frías que las de menor altitud.

C. Continentalidad. La mayor proximidad o lejanía de los océanos influye poderosamente en el clima. En primer lugar, porque la mayor parte del agua de la atmósfera procede de la evaporación de los mares y, por consiguiente, éstos determinan las condiciones pluviométricas; en segundo lugar, porque el agua se enfríay calienta más lentamente que las rocas continentales, por lo que las regiones costeras presentarán menos oscilaciones térmicas y climas más suaves.

D. Orientación. Los diferentes vientos, fríos o cálidos, tienen gran influencia en el clima, de forma que pueden incluso eliminar los efectos de la presencia de un océano contiguo. Asimismo, las cadenas montañosas y su orientación pueden ejercer un efecto similar en los distintos vientos, y sus vertientes contar con climas diferentes.

Los vientos alisios circulan en dirección predominante Nor-Este, como consecuencia del anticiclón atlántico, cargados de humedad. Casi constante en el verano y más irregulares en invierno, en que se ven afectados por otros factores meteorológicos. Influyen en la temperatura y humedad, por lo general entre 0 y 1500 metros. A mayor altura actúan vientos predominantes más secos, del Nor-Oeste. Entre estos alisios hay una zona de inversión de temperaturas con diferencias del orden de 10 grados. Esta zona alta hace de techo, e impide que las nubes que forman los Alisios del NE se desarrollen verticalmente, con lo que contribuyen al conocido “mar de nubes” formado por estratocúmulos. Generalmente abarca cotas entre 500 y 1500 metros. A veces llega a los 1800. En verano no suele bajar de los 1200. Estos Alisios afectan principalmente las zonas Norte, Nor-Este y Este. La influencia del continente Africano está limitada al viento seco que durante pocos días al año provoca altas temperaturas conocidas como “tiempo sur”. Tal vez sea más su participación indirecta, mediante las bajas presiones que se sitúan sobre el Sáhara, y que durante períodos taponan un poco el paso a los alisios y las borrascas atlánticas que vienen hacia las islas Canarias. Las corrientes marinas Canarias llevan aguas que provienen de las zonas nórdicas, de manera que son más frías que las que les corresponden por latitud. Su importancia viene dada en relación con los alisios que provienen también de zonas del Norte hacia el Sur y que influyéndose mutuamente se mantienen en temperaturas uniformes. De otra manera llegarían mas calientes y la temperatura sería más continental. Este hecho hace que éstas tengan poca variación a orillas del mar en los meses estivales.

Influencia de las montañas.- Cuando las masas de aire que vienen del océano cargadas de humedad se encuentran con el obstáculo de las montañas, ascienden para poder sobrepasarlas. Al ascender se enfrían por lo que pueden admitir menos vapor de agua y parte del que llevan se convierte en nubes y se producen precipitaciones. Así las laderas de las montañas que reciben habitualmente aire del océano son húmedas. Pero cuando el aire sobrepasa las montañas cae hacia niveles más bajos, produciéndose el efecto contrario. Puede contener más agua en forma de vapor por lo que las nubes desaparecen y esas laderas de la montaña reciben mucha menos lluvia.

Este efecto, denominado Foehn, es el responsable de las grandes diferencias de pluviosidad que se producen entre zonas muy cercanas de la península Ibérica, por ejemplo entre el sur y el norte de los Pirineos o de la cordillera Cantábrica.

Debido al carácter estacional del clima se produce u desplazamiento de estos fenómenos con la latitud a lo largo del año (por ejemplo la distinta altitud de la zona de fusión entre verano e invierno en un glaciar de valle), así como de los cinturones de altas y bajas presiones y de las zonas secas y húmedas.

Ucanca es el centro del marco más interesante de Las Cañadas, al mismo tiempo es el “llano” más amplio, rodeado por el Norte por los Roques de García, al Oeste y Sur por los frentes lávicos, y al Este por la pared en el tramo llamado Cumbre de Ucanca. Es la cañada más amplia y la mayor cuenca endorreica del conjunto, además de que al pie de la citada cumbre se encuentran más desarrolladas las formas erosivas. Aparte de las formas exhumadas por la erosión, los derrubios indican la existencia de formas periglaciares cuaternarias, puestas de manifiesto por Morales, Martín y Quirantes (1977), pues en estos taludes han encontrado formas gelifluidales, cuyas lenguas de solifluxión están desfiguradas por los torrentes actuales. Las condiciones climáticas dan lugar a estos fenómenos en este conjunto, pues según Martínez de Pisón y Quirantes (1981) se “provoca una acentuación de los efectos morfológicos de la rexistasia de alta montaña, pero, aun así, la humedad sobre todo invernal es suficiente para permitir un periglaciarismo, como aún ocurre hoy; sin duda, además, la frecuente presencia de nieve proporciona aguas de fusión, cuya infiltración y rehielo debieron ser los principales modelados periglaciares. Por último, estos materiales se disponen en lenguas escalonadas y digitadas, como consecuencia de un comportamiento soli y gelifluidal”. Estas manifestaciones periglaciares, en distintas formas, se encuentran presentes en diversos lugares del alto Tenerife, aunque su alcance en la actualidad es pequeño, pero en cambio es del mayor interés científico, dada nuestra latitud.

5. LA ZONACIÓN CLIMÁTICA LATITUDINAL: TIPOS DE CLIMAS.

Ya se comentó que la desigual repartición de la energía solar en las distintas latitudes, junto con la rotación de la Tierra, provoca la distribución latitudinal de las zonas de altas y bajas presiones con la consiguiente formación de climas distintos.

A. Climas de latitudes altas (Zonas polares), donde las condiciones meteorológicas son casi siempre anticiclónicas, dado que las masas de aire frío tienden a hundirse y a desplazarse lateralmente hacia el ecuador. A veces dicho desplazamiento se produce a gran velocidad, dando lugar a vientos huracanados que alcanzan las latitudes de las zonas templadas. El anticiclón hace que las precipitaciones sean muy bajas (250m3 anuales), pudiéndose hablar de zonas desérticas frías.

B. Climas de latitudes medias, que presentan una situación muy compleja y variada, con fuerte oscilación estacional. En estas latitudes se enfrentan los levantes polares con los westerlies, lo que origina un cinturón característico de borrascas ondulatorias, que recorren los océanos y se adentran en los continentes. Son en general climas templados, distinguiéndose cuatro tipos:

B1. Templado-húmedo, que se localiza en las regiones occidentales de los occidentales de los continentes, por donde penetran las borrascas. Las oscilaciones de humedad y temperatura son pequeñas a lo largo del año. Ej: Región centro-sur de Chile.

B2. Templado-continental, que está aislado de la llegada de borrascas por cadenas montañosas. Los inviernos suelen ser muy fríos, pero los veranos son cálidos con frecuentes precipitaciones de tipo convectivo.

B3. Húmedo de costa oriental, que se produce por la interacción de dos anticiclones: uno frío sobre el continente, y otro cálido en el océano. Se producen borrascas que descargarán gran cantidad de lluvia en esta zona. En verano desaparece el anticiclón continental y penetra el aire tropical que, en contacto con el suelo recalentado, da lugar a abundantes tormentas de origen convectivo. Las regiones de este clima presentan fuertes oscilaciones térmicas y una gran pluviosidad a lo largo del año. Ej: Costa sudoriental de África.

B4. Mediterráneo, que se caracteriza por estar localizado en el cinturón de anticiclones subtropicales, que en verano impiden toda precipitación (a excepción de alguna de origen convectivo). Al retirarse hacia el Sur en invierno dicho cinturón, pueden penetrar las borrascas y dar lugar a precipitaciones importantes. Las oscilaciones térmicas y pluviométricas entre verano e invierno son realmente grandes. Ej: Región mediterránea.

C. Climas de latitudes intertropicales, que quedan delimitados por los dos cinturones de anticiclones de los que parten los alisios, que se dirigen hacia la ZCIT, donde confluyen oblicuamente. Es la zona de máxima insolación y, en consecuencia, o de máxima humedad y pluviosidad, si se está en bajas presiones, de máxima sequedad y aridez en zonas anticiclónicas. Se distinguen 3 tipos de climas:

C1. Ecuatorial húmedo, que se localiza en la confluencia de los alisios, que al ser semejantes no chocan, sino que se mezclan y se frenan (calmas ecuatoriales). Además, la elevada insolación hace que los vientos asciendan continuamente dando lugar a lluvias permanentes diarias.

C2. Tropical húmedo-seco, que está producido por un ligero desplazamiento de la ZCIT alternativamente hacia el Norte y el Sur, lo que provoca aproximadamente cada 6 meses, que el cinturón de anticiclones subtropicales afecte a este clima originando una estación seca. Este tipo presenta una importante modificación en el SE de Asia con la aparición de los monzones, vientos frescos y húmedos de origen oceánico que penetran en los continentes recalentados, dando origen a lluvias muy intensas que duran toda la estación húmeda.

C3. Árido y subárido, que se localiza en las zonas anticiclónicas suficientemente alejados del ecuador para no quedar influidos por la ZCIT. Las precipitaciones son prácticamente inexistentes a excepción de alguna borrasca que consigue entrar, o por tormentas de tipo convectivo. Las oscilaciones térmicas, tanto diarias como anuales, son muy importantes.

6. LOS SISTEMAS MORFOCLIMÁTICOS: CONCEPTO Y TIPOS.

Dependiendo de los diferentes climas se puede dividir el planeta en varias zonas morfoclimáticas, aunque sin límites fijos, ya que depende de una serie de factores comentados anteriormente.

Al conjunto de acciones, procesos y mecanismos erosivos que se producen en las condiciones ambientales propias de cada una de las zonas climáticas, se les llama sistemas morfoclimáticos de erosión. Así, cada sistema morfoclimático dará origen a un relieve con características propias (modelado propio), pero sin olvidar que pueden quedar formas de relieve residuales o relictas heredadas de antiguos sistemas morfoclimáticos.

Se pueden distinguir cinco tipos de sistemas morfoclimáticos de erosión: glaciar, periglaciar, templado-húmedo, árido y ecuatorial. Sus características se presentan a continuación en forma de tabla resumen:

Como se puede ver en la tabla, cada sistema morfoclimático presenta un agente geológico dominante y característico del mismo, como por ejemplo el viento en el modelado desértico; los ríos en el modelado templado y húmedo; los glaciares en el modelado glacial, etc. A las acciones erosivas condicionadas por el clima se les llama zonales, mientras que las no condicionadas por el clima, como por ejemplo la erosión marina o la producida por el hombre (antrópica), reciben el nombre de azonales.

7. GRANDES CAMBIOS CLIMÁTICOS HISTÓRICOS (PALEOCLIMATOLOGÍA).

Se comentó anteriormente que en las actuales zonas climáticas se encuentran frecuentemente formas de relieve que parecen generadas bajo climas distintos. Estas pueden servir de indicadores paleoclimáticos que permiten conocer la historia climática de cada región y del planeta.

Por ejemplo se sabe que hace unos 600 m.a. el Ecuador estaba rodeado por glaciares, luego la Tierra puede, al parecer, cubrirse casi totalmente de hielo. En cambio, hace unos 100 m.a. existía un clima cálido que hacía posible la existencia de una fauna de lagartos, serpientes y dinosaurios a 79º de latitud Norte, en situación subsolar.

Actualmente se definen como glaciaciones a las épocas en que existen cantidades importantes de hielo en los continentes. Las épocas cálidas entre glaciaciones se conocen con el nombre de épocas de invernadero, porque muchos climatólogos creen que sólo un acusado efecto invernadero puede hacer subir tanto la temperatura de la atmósfera.

La postura tradicional ha sido tomar a las glaciaciones como anomalías o crisis climáticas en un planeta perpetuamente cálido, de las cuales hay 7 más o menos datadas:

1. Glaciación neógena (Edad del hielo). Desde hace 40-35 m.a.

2. Glaciación permo-carbonífera. Entre 350 y 250 m.a.

3. Glaciación silúrico-ordovícica. Entre 450 y 430 m.a.

4. Glaciación escámbrica. Entre 680 y 560m.a. Se considera como el periodo más frío de la historia de la tierra.

5. Glaciación infracámbrica I. Entre 825 y 740 m.a. de la cual sólo hay indicios claros en Australia.

6. Glaciación infracámbrica II. Hace 950 m.a.

7. Glaciación de Gondwana. Hace unos 2.300 m.a.

Nada se sabe sobre posibles glaciaciones arcaicas (más de 2.500 m.a. de antigüedad). Como se puede apreciar la duración de las glaciaciones suele oscilar entre 20 y 150 m.a., y se ha especulado con la posibilidad de que la glaciación neógena no haya terminado aún. La cuestión se complica aún más, porque dentro de una glaciación el clima experimenta grandes variaciones:

a. Los periodos glaciales alternan con periodos interglaciales, con unas duraciones típicas de unos 100.000 años.

b. Dentro de cada periodo glacial o interglacial existen a su vez crisis climáticas regionales que duran desde algunos miles de años hasta pocas décadas. En ellas la temperatura media puede bajar hasta 6º C, el polvo atmosférico aumenta hasta 5 veces, y el CO2 puede disminuir hasta un 20%.

Esta claro que el clima de la Tierra es un sistema complejo. Por ello se proponen diferentes hipótesis para explicar las glaciaciones, los periodos glaciares y las crisis climáticas. Para las primeras es …

Se han propuesto más de 600 hipótesis, que se pueden agrupar en dos grupos:

hipótesis solares (por disminución del calor enviado por el Sol (Q)), y las llamadas hipótesis geológicas (por aumento del calor emitido por la Tierra o del albedo).

  1. HIPÓTESIS SOLARES: El Sol podría experimentar altibajos en su producción de energía, por ejemplo por acumulación de helio en el núcleo solar, o el Sol podría tener una combustión uniforme, pero su radiación podría disminuir al atravesar nubes de polvo, en su giro alrededor del eje galáctico; o, en general, verse alterada por variaciones en el campo gravitatorio estelar.
  1. HIPÓTESIS GEOLÓGICAS:

Distribución de los continentes: los continentes tienen mayor albedo que los océanos, y las rocas son mejores conductores del calor que el agua, por lo que se enfrían antes. Por ello, un continente sobre un polo será un punto de partida favorable para una glaciación.

Circulación oceánica global: cuando los continentes bloquean las corrientes ecuatoriales y fuerzan la existencia de corrientes circumpolares, los continentes polares quedarán aislados de las corrientes cálidas, y se podrá desencadenar mejor una glaciación sobre ellos.

Las épocas orogénicas: ya que una mayor altitud de los continentes favorecería la formación de glaciales, que enfriarían más la atmósfera por su elevado albedo. Además, la elevación de cadenas montañosas podría interrumpir corrientes oceánicas ecuatoriales. Por otro lado, la formación por colisión de grandes continentes podría acarrear un clima más estacional, con inviernos más fríos y acumulaciones importantes de nieve.

Un vulcanismo continental explosivo: podría inyectar en la atmósfera grandes cantidades de polvo, reduciendo la radiación solar en la superficie.

Hipótesis del antiinvernadero: se podría justificar una glaciación por un descenso importante en el CO2 atmosférico. Esto pudo ocurrir en la glaciación ecocámbrica, cuando quizás apareció la ozonosfera y el fitoplancton pudo desarrollarse explosivamente, absorbiendo al hacerlo gran cantidad de CO2. En todo caso, ésta sería la única glaciación explicable por este proceso, ya que la biosfera actual tiene sistemas de amortiguación contra las variaciones excesivas de CO2.

Es evidente que las tres primeras hipótesis no son excluyentes: una glaciación podría desencadenarse en épocas orogénicas, con polos continentales y circulación oceánica circumpolar. De hecho, las 4 últimas glaciaciones han acompañado a los 4 últimos máximos orogénicos; además, dos de ellos coinciden con la formación de supercontinentes (Pangea 1 y Pangea 2), y la glaciación actual sucede con un polo continental y el otro en un mar somero y cerrado.

El papel de las explosivas volcánicas en el enfriamiento del clima (0.4 a 0.8 º C) está suficientemente probado. Aunque 0.5º C pueda parecer una caída térmica pequeña, ésta es de la envergadura del máximo térmico que disfruta la Tierra desde 1.920.

Para explicar la sujeción de periodos glaciales e interglaciales la mejor hipótesis es la de MILANKOVITCH, que propuso que las tres variaciones de detalle de la órbita terrestre (excentricidad, variación en la inclinación del eje de giro y cabeceo de éste) tienen periodicidades que, sumadas, daban una curva análoga a la de las variaciones de temperatura que definen los periodos glaciales e interglaciales.

Como resumen, podríamos plantear tres escalas de variación del clima, cada una quizás, con causas diferentes:

1. Alternancia de glaciaciones y épocas de invernadero, a la escala de 108 años. Causada por variaciones solares o bien paleográficas y tectónicas.

2. Alternancia de periodos glaciares e interglaciares, a la escala de 105 años. Causada por oscilaciones periódicas de la órbita terrestre alrededor del Sol.

3. Crisis climáticas bruscas, a la escala de 10 a 103 años. Causadas por erupciones volcánicas explosivas y otros factores desconocidos.

Hasta ahora, las glaciaciones no parecen haber tenido repercusiones bruscas en la biosfera: de las glaciaciones conocidas, tan sólo la ordovícico-silúrica coincide con extinciones masivas.

8. EL CLIMA FUTURO.

La pregunta clave es: ¿Para cuando el próxima periodo glacial?. Según la teoría de Milankovitch dentro de 4.000-5.000 años se alcanzará el primer mínimo térmico del próximo glacial. Luego la Tierra quedará inmersa en el frio intenso durante los siguientes 100.000 años.

¿Pueden influir en el clima futuro los gases de invernadero que el hombre lanza a la atmósfera en cantidades crecientes? ¿Y en que sentido?

Sobre este problema reina una considerable confusión. Por una parte se constata que a pesar del aumento del 50% en la cantidad de CO2 atmosférico en los últimos años, el casquete antártico se ha mantenido estable. Sin embargo, prosigue el calentamiento de la atmósfera desde la Revolución Industrial. De continuar la tendencia actual, la cantidad de CO2 atmosférico se duplicará hacia el año 2.100, y de ello llevaría a un aumento de 2 a 10ºC, según las latitudes.

Es muy complicado predecir como podría interaccionar esta bomba térmica con el periodo glacial próximo. Algunos climatólogos creen que el efecto invernadero impedirá los sucesivos periodos glaciales, aunque esto no está del todo claro.

Otros gases de invernadero, como los CFCs, son los responsables del llamado agujero de ozono observado en las zonas polares. Sin embargo como la cantidad de ozono creada cada año depende del grado de actividad solar, los especialistas creen que la destrucción podría paliarse o frenarse, e incluso podría invertirse en los próximos años a causa de una mayor actividad del Sol.

9. EL CLIMA DE CANARIAS.

El clima de Canarias está afectado directamente por la situación del Archipiélago, que se encuentra en el Trópico de Cáncer y junto a la zona desértica del Sáhara, dentro del área de influencia del Anticiclón de Las Azores y de la corriente marina conocida como Corriente Fría de Canarias.

La confluencia de esos dos fenómenos atmosféricos determinan la formación de los alisios. Estos vientos húmedos, combinados con la orografía de las Islas, son los responsables de la estabilidad climática que goza Canarias durante todo el año. Temperaturas moderadas, que se sitúan entre los 18º y los 21º; precipitaciones escasas, concentradas entre noviembre y marzo; así como una media de 2.500 horas de sol al año caracterizan esa estabilidad que convierte al Archipiélago canario en uno de los principales destinos turísticos del mundo.

EL EQUILIBRIO TÉRMICO DEL PLANETA. EL CLIMA Y SU DISTRIBUCIÓN. LOS SISTEMAS MORFOCLIMÁTICOS. GRANDES CAMBIOS CLIMÁTICOS HISTÓRICOS.

1. INTRODUCCIÓN: RADIACIÓN SOLAR Y TERRESTRE. ABSORCIÓN DE ENERGÍA POR LA ATMÓSFERA.

2. LA CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA.

3. EL CLIMA: INFLUENCIA DE LOS MOVIMIENTOS DE LA TIERRA.

4. FACTORES QUE CONDICIONAN EL CLIMA.

A. Latitud.

B. Altitud.

C. Continentalidad.

D. Orientación.

5. LA ZONACIÓN CLIMÁTICA LATITUDINAL: TIPOS DE CLIMAS.

A. Climas de latitudes altas

B. Climas de latitudes medias

B1. Templado-húmedo

B2. Templado-continental

B3. Húmedo de costa oriental

B4. Mediterráneo

C. Climas de latitudes intertropicales

C1. Ecuatorial húmedo

C2. Tropical húmedo-seco

C3. Árido y subárido

6. LOS SISTEMAS MORFOCLIMÁTICOS: CONCEPTO Y TIPOS.

7. GRANDES CAMBIOS CLIMÁTICOS HISTÓRICOS (PALEOCLIMATOLOGÍA).

8. EL CLIMA FUTURO.

9. EL CLIMA DE CANARIAS.

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