1. INTRODUCCIÓN
El paisaje es una manifestación del conjunto de componentes y procesos ecológicos que concurren en un territorio, de los que constituye la parte más fácilmente perceptible. Así, su adecuada lectura e interpretación sirve para inferir a las propiedades del medio más difíciles de observar. Pero el paisaje interesa sobre todo por constituir un recurso importante que contiene en mayor o menor grado valores visuales estéticos, emocionales, culturales e incluso educativos. Por ello debe ser gestionado, protegido y potenciado junto con otros recursos presentes en la utilización múltiple del territorio, e incluido en eventuales evaluaciones de impacto. Como en el caso de otros recursos, la gestión y evaluación del paisaje requiere considerar una interfase de las ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre. Poco a poco van elaborándose modelos y teorías ecopsicológicas del proceso de percepción y evaluación del paisaje. Pero además se requieren conocimientos del funcionamiento del ecosistema que subyace tras el paisaje para poder predecir la evolución frente a distintas influencias y proteger o restaurar y reconstruir los paisajes valiosos.
Cómo se puede comprobar si realmente los paisajes conservan todo su valor o se han degenerado. Hay distintas gradaciones que van desde un paisaje sano y rico, donde el hombre se siente a gusto en su ambiente, hasta un desierto, muerto e improductivo, e incluso hasta una acumulación de sustancias tóxicas que son absolutamente normales. Por lo tanto, parece necesario establecer una escala de valores para los paisajes. Puesto que se refiere a la condición ecológica del hombre, esta escala debe guardar relación con la vida humana.
2. EL PAISAJE: COMPONENTES E INTERPRETACIÓN
2.1. Concepto de paisaje
Se define como la manifestación externa de los procesos del territorio, el paisaje se puede considerar un sistema integral cuyo estudio debe abordarse desde dos puntos de vista:
– Punto de vista ecológico: superficie de territorio heterogéneo con ecosistema en interacción, conjunto de estructuras y procesos que definen el territorio como el ciclo hidrológico total o regional, los ciclos de la material abarcando áreas relativamente extensas. Sus rasgos definitorios se consideran la existencia y abundancia de ecosistemas, interacción entre ecosistemas, definición de geomorfología y clima dominantes y existencia de perturbaciones de cada ecosistema.
– El paisaje visual: paisaje que rodea al observador, para significar una escena abarcable en un golpe de vista o, por extensión, los aspectos fácilmente perceptibles a simple vista del entorno.
2.2. Paisaje visual o percibido
Componentes del paisaje: nos permiten realizar una clasificación cuantitativa:
– Componentes abióticos: todos los datos visibles que hacen referencia a lo no vivo del paisaje: relieve, suelo, agua, clima, la litografía de la zona
– Componentes bióticos: nos indican la presencia de vida en el paisaje: flora y fauna
– Componentes antrópicos: todas las muestras posibles de la presencia humana o rastros de intervención en el paisaje, usos del suelo, presencia de obras públicas, presencia de industrias, minerías o zonas de ocio.
La vegetación por su variedad de formas es una creadora de texturas, el agua, ya sea por el sonido, movimiento, alto contraste con el resto de componentes, o por su capacidad para actuar como espejo, es con frecuencia el elemento dominantes e importante para la caracterización del mismo. El papel de los elementos vendrá determinada por su escala, o su disposición. Si existe alguna característica que destaque de las demás por su color, aunque su escala sea pequeña, no pasará inadvertida fácilmente.
Características visuales básicas o elementos: estos elementos como la forma, línea, color…suelen referirse a la expresión visual, no a las preferencias ni a otro tipo de respuesta del observador frente al paisaje.
– Forma: volumen o superficie de un objeto u objetos que aparecen unificados, tanto por la configuración que presentan en la superficie del terreno como el emplazamiento conjunto sobre el paisaje. Las características territoriales que más afectan a este atributo son la geomorfología, la vegetación y las láminas de agua. Los grandes volúmenes y las formas sobresalientes presentan mayor relevancia visual. El relieve acentúa la forma. Una forma regular, compacta, opaca y orientada respecto al plano vertical, destaca en un paisaje de alto contenido natural, que generalmente tiene características opuestas y pasa desapercibida en un paisaje urbano. Las formas con movimiento suelen atraer la atención del observador, constituyendo puntos dominantes de la escena.
– Línea. Camino real o imaginario que percibe el observador cuando existen diferencias bruscas entre los elementos visuales, o cuando los objetos se representan con una secuencia unidireccional. Las líneas del paisaje más comunes son el borde de la silueta de un objeto contra su fondo escénico, línea del horizontes, la frontera entre zonas de distintas características visuales, como la separación entre dos tipos de vegetación, o el límite del bosque y los corredores que seccionan el territorio, cursos de agua, carreteras, setos…
o Fuerza: viene dada por la intensidad, continuidad y unidad de su trazo, longitud de éste
o Complejidad: variedad de las direcciones que sigue.
o El contraste: composición de líneas de diferente dirección o carácter, y se ve incrementado cuando éstas separan formas o colores muy diferentes. Las líneas verticales con respecto al horizonte suelen contrastar más que las horizontales.
– Color: propiedad de reflejar la luz con una particular intensidad y longitud de onda, que permite al ojo humano diferenciar objetos que de otra forma serían idénticos. Tinte, color frío o cálido, el tono, brillo… la combinación de colores determina las cualidades estéticas. Colores brillantes contrastan con antes, y los claros con los oscuros.
– Textura: agregación indiferenciada de formas o colores que se perciben como variaciones o irregularidades de una superficie continua. Si se observa un bosque a cierta distancia no será posible distinguir cada uno de los árboles como objetos individualizados, sino que la masa se percibirá como una superficie más o menos continua con irregularidades o variaciones internas producidas por la agregación indiferenciada de las copas. la textura se caracteriza por:
o Grano: tamaño relativo de las irregularidades superficiales. Un pinar mayor grano que un pastizal
o Densidad: espaciamiento entre las variaciones superficiales. Dehesa tiene menor densidad que un bosque
o Regularidad: grado de ordenación y homogeneidad en la distribución espacial de las irregularidades superficiales.
o Contraste interno: diversidad del colorido y luminosidad dentro de la superficie.
– Escala. Relación existente entre el tamaño de un objeto y el entorno donde se sitúa. El observador compara, su tamaño por lo cual toma como referencia dimensiones conocidas de objetos. La apreciación se ve alterada por la apariencia de objetos y la configuración del espacio externo. Los espacios pequeños hacen que los objetos parezcan mayores.
– Espacio: conjunto de cualidades del paisaje determinadas por la organización 3D de los cuerpos sólidos y los espacios libres o vacíos de la escena.
o Panorámicos: no existen límites aparentes para la visión, predominando los elementos horizontales con el primer plano y el cielo dominando la escena.
o Cerrados: definidos por la presencia de barreras visuales que determinan una marcada definición del espacio
o Focalizados: caracterizados por la existencia de líneas paralelas u objetos alineados, que parecen converger hacia un punto focal que domina la escena.
o Dominados por la presencia de un componente singular: como puede ser un árbol aislado en primer plano, catarata, montaña…
Las posiciones elevadas y expuestas resaltan el objeto y las bajas y protegidas lo ocultan.
Descripción visual: permite la diferenciación de las distintas unidades que el observador percibe
– Unidad: agregación armónica y coherente de las partes elementales, de forma que el conjunto es algo más que la simple suma de éstas
– Fuerza o intensidad: cualidad del paisaje que le hace singular y visualmente llamativo
– Variedad: condición de tener partes diferenciadas, a la ausencia de monotonía.
Condiciones de observación: la percepción visual de un paisaje depende de las condiciones en que se realiza la observación, la visibilidad del territorio.
– Distancia: cuando nos alejamos de un objeto percibimos sus detalles con menor nitidez. De acuerdo a esa nitidez se distinguen tres zonas: zona próxima o primer plano, en la cual se tiene la impresión detallada de los objetos, zona medio o plano medio, zona de tránsito entre el primer plano y el fondo escénico, donde se pierden detalles singulares de los objetos pero se aprecia mejor la composición del conjunto, es la zona más crítica para valorar la calidad y fragilidad del paisaje y por último, la zona lejana o plano de fondo, en la cual lo objetos se ven en término de luz y sombras, se perciben siluetas.
– Posición del observador: determina los ángulos que forma su eje de visión con dicho objeto en los planos horizontal y vertical. Se ve mejor cuando el eje de visión es perpendicular al perfil que se contempla cuando se disfruta de una visión rasante. Las posiciones inferiores hacen que los objetos parezcan mayores y pierdan perspectiva tienden a incrementar el cerramiento escénico. Las posiciones superiores amplían el campo de visión y dan una idea general de cómo se disponen los elementos del paisaje.
– Condiciones atmosféricas: modifican las propiedades visuales de los elementos en las unidades del paisaje, su grado de visibilidad y la nitidez de la visión. La nubosidad reduce la intensidad de los tintes, se pierde brillo.
– Iluminación: la forma en la que se encuentre iluminado un paisaje influirá en la percepción de éste. Aparte de ser modificada por las condiciones meteorológicas, sufren modificaciones periódicas estacionales y diarias.
o Luz frontal. Foco de luz detrás del observador y frente al objeto observado. Reduce las sombras, achatamiento aparente de las superficies y pérdida de perspectiva, pero permite apreciar los colores, que parecen más claros y brillantes
o Luz lateral: foco se encuentra entre el objeto y el observador y en posición lateral. Favorece los contrastes de luz y sombre, realzando las líneas, la textura y la sensación de visión en relieve.
o Luz posterior: foco detrás del objeto. Deja la cara con sombre, la superficie pierde contraste interno y su silueta se enfatiza.
– Otros factores: relaciones entre observador-paisaje se ven alteradas por el movimiento del observador, que hará que lo perciba como una secuencia de imágenes cambiantes, que determinará la profundidad y detalle del análisis paisajístico.
Interpretación del resultado: entre los objetivos de la interpretación del paisaje está el de incluir el paisaje en el proceso de planteamiento al contemplarlo como un recurso y tratarlo como tal en la toma de decisiones. Hacer que el paisaje sea algo preciso y dirigido, mediante el estudio de los factores territoriales, plásticos y emocionales que conducen a la valoración de un paisaje. El procedimiento de evaluación más empleado es la utilización de término cualitativos para su descripción y clasificación, y la ponderación de las características del paisaje.
El estudio del paisaje comprende desde la mera descripción a una tipificación o clasificación en unidades morfológicas, y desde el estudio de la percepción visual a la determinación de la calidad o fragilidad visual del mismo, con una gran importancia de los métodos de ponderación y análisis.
En la tipificación, la consideración de una serie de rasgos físicos puede bastar para hacer el análisis o interpretación, pudiéndose complicar y objetivizar tanto como se quiera. Para la valoración es necesario el concurso de una serie de factores plásticos y emocionales, con sus correspondientes juicios de valor. Por lo tanto, aquí se plantea un triple problema: la calidad intrínseca del paisaje, la respuesta estética que produce en el sujeto y la adjudicación de un valor.
En los estudios de fragilidad es necesario conocer, además, cual va a ser la causa o agente perturbador, puesto que en un medio se comporta de distinta manera según la actuación que incide sobre él.
La diversidad de enfoques para el estudio del paisaje se puede englobar en dos tendencias: una tendencia considera la subjetividad como factor inherente a toda valoración personal del paisaje. Se huye del empleo de técnicas, automáticas o no, y se da especial relieve a los mecanismos de consideración de los aspectos plásticos, Sería por tanto la valoración o interpretación cualitativa del paisaje. Una segunda tendencia trata de realizar planteamientos más sistemáticos, que se apoyan en el empleo de ciertas técnicas para los procesos de tipificación y valoración. Va dirigida al estudio de áreas extensas y al manejo de gran número de datos, posibilitado por el tratamiento automático de la información. Por lo tanto, es una interpretación cuantitativa.
Se debe intentar combinar ambas tendencias para lograr un acercamiento más eficaz a la realidad del paisaje. Varias cosas a tener en cuenta para la interpretación de los paisajes.
– Unidades del paisaje: permite obtener mayor información sobre sus características y facilita su tratamiento. Unidades con respuesta visual homogénea. La homogeneidad es función del nivel de detalle y exige que las características paisajísticas de todos sus puntos sea iguales o se hayan definido como equivalentes- la homogeneidad total exigiría una división excesivamente detallada. Se pueden tomar:
o Unidades irregulares extensas: divisiones de territorio que se establecen atendiendo a los aspectos visuales o de carácter de los factores considerados como definitorios del paisaje. Hay que determinar un elemento base, que será el más representativo, realizar un inventario de forma que la superficie quede dividida en áreas homogéneas respecto a dicho elemento, añadir los demás elementos. Las unidades base están asociadas a factores naturales
o Unidades regulares: divisiones del territorio mediante una malla poligonal, de forma que cada retículo es una unidad de paisaje. Las ventajas que tienen es que proporcionan una superficie convenientemente graduada, facilitan la referencia de los datos y su comparación con los demás elementos del medio y que su definición no exige un estudio exhaustivo del territorio. La principal dificultad radica en la identificación de la unidad del terreno. El tamaño de la malla ha de adecuarse a la finalidad del estudio y a las características del territorio. Una malla amplia puede ser aconsejable para un inventario regional poco detallado, pero resulta muy poco eficaz a la hora de identificar variaciones locales. La elección de la forma viene condicionada por la necesidad de construir un mosaico que recubra totalmente la superficie y las características territoriales. Las figuras más utilizadas para la parcelación del territorio son rectángulos, cuadrados y hexágonos. No es posible acoplar perfectamente ninguna configuración geométrica a las características fisiográficas del terreno. Este problema se resuelve realizando las zonificaciones sucesivas. Una primera irregular, que clasifica en grandes grupos atendiendo a las diferencias fisiográficas y sirve de apoyo para la toma de datos. La segunda se superpone a la anterior, constituida por los elementos de la malla poligonal irregular.
– Cuenca visual: resulta de gran importancia la evaluación de impactos visuales y suele ser considerada a través de algún parámetro generalizador, como la intervisibilidad, que intenta cualificar el territorio en función del grado de visibilidad recíproca de todas las unidades entre sí. Existen varios métodos para la obtención de la cuenca visual, pero se utilizan programas de ordenador basado en el rastreo de todos los puntos del territorio, atendiendo a la altitud de cada uno de ellos.
– Calidad visual del paisaje: interesante cuando se trata de adoptar alternativas de uso y se necesitan cánones comparativos. Todo intento de evaluación de la calidad paisajística de un espacio debe asumir la existencia de posturas subjetivas antagónicas. Pero siempre se debe tratar de objetivizar lo que se ve con objeto de marcar los aspectos que permitan comparar situaciones distintas. La visualización de un paisaje incluye tres elementos de percepción:
o La calidad visual intrínseca: atractivo visual que se deriva de las características propias de cada punto del territorio. Los valores intrínsecos visuales positivos se definen generalmente en función de la morfología, vegetación, presencia de agua…
o La calidad visual del entorno inmediato: a cada punto del territorio se define, en términos cuantitativos, por un círculo de radio entre 500 y 700 m que tienen por centro aquel punto. La importancia del entorno inmediato se justifica por la posibilidad de observación de elementos atractivos, como el discernir árboles si se divisa una masa arbolada, las formas del modelado de la roca su se divisa un afloramiento lítico o el espejo del agua. Se trata de averiguar y luego valorar lo que se ve a una distancia inferior o igual a 700 m.
o Fondo escénico: conjunto que constituye el fondo visual de cada punto del territorio. Los elementos básicos del territorio para evaluar la calidad de las vistas escénicas son: intervisibilidad, altitud, vegetación, agua y singularidades geológicas-
– Fragilidad visual: susceptibilidad de un paisaje al cambio cuando se desarrolla un uso sobre él. Expresión del grado de deterioro que el paisaje experimentaría ante la incidencia de determinadas actuaciones. Vulnerabilidad visual que indica el potencial de un paisaje para absorber o ser visualmente perturbado por la actividad humana. El concepto de fragilidad visual se opone al de capacidad de absorción visual, que es la aptitud que tiene un paisaje de absorber visualmente modificaciones o alteraciones sin detrimento de su calidad visual. Según lo expuesto, a mayor fragilidad o vulnerabilidad corresponde menor capacidad de absorción visual y viceversa. Mientras que la calidad visual del paisaje es una cualidad intrínseca del territorio, no ocurre así con la fragilidad, ya que ésta depende, en principio del tipo de actividad que se piense desarrollar. El espacio visual puede presentar diferente vulnerabilidad según se trate de una actividad y otra, y este hecho es muy relevante cuando se trata de realizar un estudio sobre un territorio de extensión reducida. En este caso, habría que especificar su fragilidad para cada una de las actividades posibles. No obstante, cuando la superficie de estudio es grande y el planeamiento ayuda a proporcionar un marco de decisiones, la fragilidad ha de tomar también carácter genérico y considerarse como intrínseca. Para evaluar la fragilidad visual se pueden seguir esquemas metodológicos similares a los que se indicaron para la calidad visual. Además es estudio de la fragilidad presta mucho mejor que la calidad a la objetivización y cuantificación. La mayoría de los métodos surgen ante problemas concretos, como extracción de recursos minerales, urbanización, plantas de energía, actividades agrícolas… en los diferentes modelos se tienen en cuenta factores como visibilidad, tanto en magnitud como en complejidad de lo observado, efecto pantalla realizado por la vegetación, pendiente, morfología del terreno, accesibilidad del paisaje… estos elementos y características pueden concluirse en tres grandes grupos:
o Factores biofísicos: pendiente, orientación vegetación, densidad, variedad cromática, estacionalidad, contraste cromático del suelo… según crece el contraste aumenta la fragilidad y la altura, cuanto mayor sea la altura, mayor será el poder enmascarante. Las situaciones de mayor fragilidad vienen definidas por las manchas monocromáticas, constante en el tiempo, como los pinares o variables como paisajes de secano.
§ Estacionalidad de la vegetación: si es de hoja caduca se pierden hojas y aumenta la fragilidad
§ Pendiente: mayor capacidad de absorción visual a las pendientes más bajas.
§ La relación orientación–fragilidad: mayor fragilidad en zonas más iluminadas para el observador. S y W son más frágiles que las exposiciones al N y E. menor fragilidad a contraluz.
o Factores de visualización: parámetro de la cuenca visual o superficie vista desde cada punto.
§ Tamaño: influye en que un punto es más vulnerable cuanto mayor sea la cuenca visual. Las cuencas visuales con menor número de huecos, es decir, con menor complejidad son más frágiles. Las cuencas más orientadas y alargadas son más sensibles a los impactos, pues se deterioran más fácilmente que las cuencas redondeadas, debido a la mayor direccionalidad del flujo visual. Son más frágiles visualmente aquellos puntos que están muy por encima o muy por debajo de su cuenca visual.
o Histórico–culturales: tienden a explicar el carácter y las formas de los paisajes en función del proceso histórico que los ha producido, y son, por tanto, determinante de la compatibilidad de forma y función de futuras actuaciones con el medio. La selección de estos puntos puede regirse por los siguientes criterios: unicidad, valor tradicional y el interés histórico.
3. PAISAJES ESPAÑOLES CARACTERÍSTICOS
Las tierras de España están situadas en la zona templada del globo terrestre, pero entre las islas canarias y el norte peninsular hay una gran diferencia de latitud que junto con la altitud y la proximidad o lejanía del mar, provocan importantes contraste entre el clima de unas regiones y otras, y por tanto, entre el paisaje, que se ve influenciado directamente por este clima. La clasificación de los paisajes se lleva a cabo atendiendo a diferentes parámetros:
· Paisaje como geosistema. Este criterio engloba elementos abióticos, bióticos y antrópicos, con distinto grado de predominio de uno sobre otros, que al interrelacionarse dan lugar a paisajes distintos:
o Paisajes con predominio casi exclusivo de elementos abióticos: desiertos, canchales.
o Paisajes con dominancia de los elementos abióticos sobre los bióticos: alta montaña.
o Paisaje con predominio de los elementos abióticos sobre los antrópicos: las minas.
o Paisajes con presencia casi exclusiva de elementos bióticos: bosques, selvas.
o Paisaje con predominio de los elementos bióticos sobre los abióticos.: las marismas
o Paisajes con preponderancia de elementos bióticos sobre los antrópicos: poblados africanos.
o Paisajes con predominio exclusivo antrópico: ciudades.
o Paisaje con predominio de elementos antrópicos cobre los abióticos: estaciones de esquí.
o Paisajes con predominio de elementos antrópicos sobre los bióticos: zonas agrícolas.
· Localización. Polares, taiga, tundra
· Funcionalidad o uso del paisaje. Dentro de esta categoría aparecen:
o Paisajes rurales, paisajes urbanos, paisajes de ocio
· Estado actual del paisaje: Este criterio se basa en el grado de influencia sufrido por el paisaje:
o Paisajes en equilibrio, donde la erosión o la influencia e impactos humanos son mínimos. Las entradas de materia y de energía son prácticamente las mismas.
o Paisajes en regresión, sometidos a fuertes procesos de erosión o a impactos humanos.
En España hay cuatro grandes tipos de climas que definen cuatro paisajes característicos:
– Paisaje de clima atlántico: propio de las regiones del norte de la península ibérica. Su relieve es bastante accidentado, con abundantes lomas y montañas cercanas al mar. Los ríos vierten el agua al mar cantábrico y al océano atlántico. Son caudalosos porque las precipitaciones son abundantes y cortos porque nacen en las montañas próximas al mar. Son ríos con fuertes pendientes y caudales rápidos. La vegetación de esta zona forma bosques de hoja caduca, como robles, castaños y hayas. Abundan los prados naturales y los matorrales de helechos, brezos y tojos. El color del paisaje varía mucho con las estaciones del año, desde tonos amarillentos en otoño a los verdes intensos de la primavera y verano.
– Paisaje de clima mediterráneo: dada la extensión en que domina el clima mediterráneo, el relieve presenta enormes contrastes: una gran meseta de formas llanas con algunos cerros y lomas, sólidos sistemas montañosos a veces muy erosionados, valles y depresiones y llanuras litorales. Los ríos son también muy diferentes en función del relieve y de las tres variantes climáticas. Así, los ríos que desembocan en el atlántico son largos, de pendiente suave y bastante caudal porque nacen lejos de la costa y muchos de ellos reciben grandes afluentes y recogen las aguas amplísimas cuencas. Los que desembocan en el mediterráneo son cortos, con fuertes pendientes y caudal irregular ya que nacen en montañas cercanas a la costa y recorren tierras con precipitaciones escasas y estacionales. La vegetación está influenciada por el relieve, tipo de suelo y presencia de agua. Así, en la cuenca del Duero predominan los espacios agrarios extensos sin vegetación significativa. Existen matorrales de verde poco intenso y zonas donde la tonalidad varía llegando a ser grisácea en los páramos. En el centro de la cuenca aparece el verde que ejercen los pinares. En la cuenca del Duero se encuentran masas forestales de hoja caduca que acompañan a los cursos de agua. Descendiendo hacia el sur aparecen los accidentes montañosos del sistema central, montes de Toledo, sierra morena y cordillera bética, con bosques característicos de encinas, robles, pinos… en las cuencas del tajo y el Guadiana, el bosque es de hoja perenne pequeña y coriácea. El matorral va ganando en número de especies y en densidad. Los pastizales son más patentes en primavera y otoño, y aparecen inmensos espacios agrarios. Yendo hacia el mediterráneo se observa una reducción masiva de los espacios con vegetación natural y cuando esta se conserva lo es en unas situaciones de degradación muy avanzada. Las máximas cotas de empobrecimiento se encuentran en el SE con un matorral de porte mínimo y un grado de recubrimiento del suelo que no llega al 20%.
– Paisaje de clima subtropical de las canarias: las islas canarias son de origen volcánico y su relieve ha sufrido variaciones importantes en épocas recientes. Las islas orientales son predominantemente llanas y las occidentales son muy montañosas. En cuanto a la vegetación, en las primeras predomina el paisaje desértico. En las segundas existe una gran diversidad en función de la altitud
– Paisaje de clima de alta montaña: relieve muy abrupto, con grandes picos, circos y desfiladeros de difícil acceso. La nieve y el hielo ocupan las cumbres durante gran parte del año. La vegetación es muy escasa. En las altas cumbres no existe vegetación y tan solo en verano se ven algunas plantas típicas como el edelweiss, que solo vive unas semanas en el mes de agosto. En las zonas altas en las que el suelo lo permite, crecen en primavera numerosas hierbas que forman las praderas de montaña, y más abajo, hay bosques de coníferas y árboles de hoja caduca.
4. IMPACTOS DEL PAISAJE
El paisaje se encuentra de forma natural en un continuo cambio, pero la acción del hombre acelera y precipita esos cambios produciendo daños irreparables, que se denominan impactos.
– Incendios forestales: producen la muerte de los seres vivos que pueblen el bosque, especialmente los vegetales. Antiguamente el hombre quemaba el bosque para establecer terrenos de cultivo fértil sin abono, lo abandonaba cuando dejaba de producir. El bosque se recuperaba y podía volver a repetir la explotación. Cuando se explota con excesiva intensidad, el bosque no admite esa frecuencia de utilización o el clareo es excesivo, no se produce una recuperación suficiente y otras especies diferentes de las originales se establecen definitivamente
– Minería: sierra morenas explotaciones mineras romanas, donde hay poca vegetación y hay alteraciones del relieve con boquetes de extracción, y grandes colinas con los restos de esas explotaciones. Se favorece la erosión del terreno, se desviaban ríos, se construían presas, para luego dejar que se liberasen de golpe de manera que originasen grandes arrastres.
– Sobrepastoreo: graves problemas erosivos, eliminan la pradera y los matorrales.
– Agricultura: produce alteraciones del paisaje. Se encuentra el sistema de bancales que ha favorecido la conservación del paisaje, ya que con la construcción de muretes de piedra se disminuye la escorrentía superficial, minimizando la erosión hídrica. Pero por otra parte, la sobreexplotación y el uso abusivo de fertilizantes ha producido un empobrecimiento del suelo y por tanto cuando no son abonados desaparece la vegetación y se ve favorecida la erosión del suelo y el proceso de desertización
– Industria: indirectamente provoca una alteración del paisaje por las construcciones urbanísticas de las poblaciones que se asientan en sus inmediaciones. Es difícil de medir, porque no se trata de contaminantes o residuos. Destruye cierta cantidad de vegetación y fauna. Las centrales térmicas emiten a la atmósfera que a largo plazo causará consecuencias, por los óxidos de azufre y nitrógeno.
– Obras públicas: acciones debidas a la construcción de carreteras. Grandes movimientos de tierra, zonas de acopio, vertederos cuando existen grandes pendientes, las grandes construcciones rara vez guardan proporciones con el entorno, alteraciones en el efecto de enfoque y escala, construcción de pantalla visual.
– El petróleo: contaminación en aguas continentales, mares, suelo y atmósfera. Emisiones del CO2, efecto invernadero. Transporte de petróleo en grandes embarcaciones que pueden tener accidentes y causar catástrofes como la del Prestige.
5. ESPACIOS PROTEGIDOS
La conservación del medio natural hace necesaria la protección de zonas de especial interés por sus componentes y estado de conservación: los espacios naturales. Son áreas formadas por uno o más ecosistemas, que presentan pocas transformaciones por la explotación u ocupación humanas, una biodiversidad de interés, científico o educativo y paisajes de gran valor estético. Un ejemplo lo tenemos en los parques nacionales.
Los países promulgan leyes para la protección de espacios naturales.
Es evidente que para que la protección del paisaje sea viable se requiera la existencia de una auténtica intención política de llevarla a cabo y de un marco legal adecuado. El primer parque nacional de la tierra que se creó fue el de Yellowstone y a partir de entonces ha ido cuajando una serie de ideas de base para la definición de espacios que merecían una protección jurídica específica.
Dentro del programa de la UNESCO sobre el hombre y la biosfera, las reservas de biosfera han sido establecidas para promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres humanos y la biosfera. Estas reservas de la biosfera son zonas de ecosistemas terrestres o costeros/marinos, o una combinación de los mismos, reconocidas en el plano internacional, en las cuales se satisface los siguientes criterios:
– Contener un mosaico de sistemas ecológicos representativo de regiones biogeografías importantes, que comprenda una serie progresiva de formas de intervención humana.
– Tener importancia para la conservación de la diversidad biológica
– Ofrecer posibilidades de ensayar y demostrar métodos de desarrollo sostenible en escala regional
– Tener dimensiones suficientes para cumplir las tres funciones de las reservas de biosfera definidas anteriormente
Algunas reservas de la biosfera en España son: grazalema, ordesa-viñamala, montseny, doñana, mancha húmeda, las sierras de Cazorla y segura, marismas del odiel, la palma, urdabai, sierra nevada, cuenca alta del rio manzanares, Lanzarote, Menorca, sierra de las nieves, cabo de gata-nijar, el hierro, bardenas reales, muniellos, somiedo, redes, las dehesas de sierra morena, terras do niño.
En España la incorporación en el marco jurídico del espacio natural protegido se hace por primera vez con la ley de parques nacionales de 1916. La ley de espacios naturales de espacios protegidos supuso la configuración de un marco legal más clarificado que contemplaba ya cuatro categorías o tipos de espacios: el parque natural, la reserva natural, el parque nacional y el paraje natural.
La ley de conservación de espacios naturales y de la flora y la fauna silvestre, de 27 de marzo de 1989, derogó la del 1975. Esta ley a su vez ha sido reformada pro la ley 40/1997 de 5 de noviembre y la ley 41/1997, de 5 de noviembre. Actualmente la legislación autonómica con respecto a los espacios son:
– Decreto 45/91, de 16 de abril, sobre medidas de protección del ecosistema en la comunidad autónoma de Extremadura
– Decreto 47/2004, de 24 de abril, por el que se dictan las normas de carácter técnico de adecuación de las líneas eléctricas para la protección del medio ambiente en Extremadura.
En cuanto a la legislación nacional:
– R.D. legislativo 1302/86, de 28 de junio de evaluación de impacto ambiental (B.O.E. nº 155, 30 de junio de 1986) (trasposición directiva 85/337/CEE)
– R.D. 1131/88, de 30 de septiembre, por el que se aprueba el reglamento para la ejecución del RD legislativo de evaluación de impacto ambiental
– Ley 4/1989 de 27 de marzo, de conservación de espacios naturales y de la flora y la fauna silvestre
– Ley 26/2007 de 23 de octubre de responsabilidad medioambiental (B.O.E. nº 255 de 24 de octubre de 2007)
Legislación europea:
– Directiva 85/337/CEE 27 de junio, relativa a la evaluación de las repercusiones de determinados proyectos públicos y privados sobre el medio ambiente
– Directiva 97/11/CEE de 3 de marzo, por la que se modifica la directiva 85/337/CEE relativa a la evaluación de las repercusiones de determinados proyectos públicos y privados sobre el medio ambiente
– Directiva 2001/42/CEE de 27 de junio, relativa a la evaluación de los efectos de determinado planes y programas en el medio ambiente.
Los parques nacionales son un conjunto de espacios naturales de alto valor ecológico y que contienen una muestra representativa de la diversidad biológica del país. Son lugares que, en razón a la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos, cuya conservación merece una atención preferente. En ellos se podrá limitar el aprovechamiento de los recursos naturales, prohibiéndose en todo caso los incompatibles con las finalidades que hayan justificado su declaración.
En nuestro país existen 14 parques nacionales: Covadonga, ordesa, monte perdido, aigues tortes y estany de sant maurici, archipiélago de cabrera, sierra nevada y doñana, cabañeros, tablas de daimiel, islas atlánticas, caldera de taburiente, garajonay, Teide, timanfaya y monfragüe.
Los parques naturales son áreas naturales escasamente transformadas por la acción humana y cuya conservación merece una atención preferente por la belleza de los paisajes, fauna, flora, o formaciones geomorfológicas especiales. También poseen valores educativos y científicos. En ellos se podrá limitar el aprovechamiento de los recursos naturales, prohibiéndose en todo caso los incompatibles con las finalidades que hayan justificado su declaración.
Las reservas naturales tienen como fin la protección de los ecosistemas, comunidades o elementos biológicos que por su fragilidad o singularidad merecen una valoración especial. Por ello en estos lugares se limita la explotación de los recursos, excepto cuando se trata de actividades compatibles con los valores que merecen protección y no alteran la dinámica de los sistemas naturales de estos espacios. En las reservas naturales no pueden llevarse a cabo actividades cinegéticas o piscícolas, no tampoco introducir especies no autóctonas. Parques naturales y reservas naturales son:
– Cornalvo
– Tajo internacional
– Garganta de los infiernos
El paraje natural es una figura que recoge espacios, generalmente de ámbito reducido, que poseen excepcionales valores naturales dignos de una protección especial. Se procura de esta forma la conservación de su flora y fauna, de su constitución geomorfológica, su especial belleza o de cualquier otro carácter que motive su declaración. En ellos se presentan ciertas actividades siempre que cumplan normas para que no resulten peligrosas para los valores naturales.
Monumentos naturales son:
– los barruecos
– cueva de castañar de Ibor
– mina la jayona
– cuevas de fuente de león
Zonas de espacial conservación son:
– sierra grande de hornachos
– llanos de Cáceres y sierra de fuentes
– sierra de san Pedro
– embalse de Orellana y sierra de pela
Zonas de protección de aves:
– la serena
– dehesas de jerez
– puerto peña y sierra de los golondrinos
– las villuercas
– los ibores
– cedillo y tajo internacional
– canchos de Ramiro
– sierra de sir
– sierra la moraleja
6. BIBLIOGRAFÍA– Calvo D. ciencias de la tierra y medioambientales. Ed. Mc graw hill 2004
– Escribano bombín, MM, el paisaje. Ed. MOPT Madrid 1991
– Rubio recio JM biogeografía. Paisajes y vida animal. Ed síntesis. Madrid 1988
– Sioli h y otros. Ecología y protección de la naturaleza. Blume Barcelona 1982