1.- INTRODUCCION.
2.- ANALISIS INTERESES PERSONALES, CONOCIMIENTOS, COMPETENCIAS Y MOTIVACIONES EN EL PROCESO DE AUTOORIENTACION. PROCEDIMIENTOS E INSTRUMENTOS.
2.1.- Modelo de Autoevaluación.
2.2.- Intereses Personales.
2.3.- Competencias.
2.4.- Motivación.
2.5.- Personalidad.
2.6.- Conocimientos.
2.7.- Potencial Profesional.
3.- CONCLUSION.
BIBLIOGRAFIA.
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– Blasco Calvo, Pilar y Pérez boullosa, Alfredo (2001): Orientación e inserción profesional: competencias y entrenamiento para su práctica. Editorial: Nau libres
1.- INTRODUCCION.
Uno de los fines que se persiguen desde la orientaci_3n es la autoorientación por parte del alumno, es decir, que vaya elaborando su propio proyecto de vida, que realice las decisiones adecuadas en el proceso académico que se plasmarán posteriormente en el terreno profesional.
Es una frase hecha que el estudiante de esta edad «no sabe lo que quiere». Tal vez sea cierta, pero es que ésta es la esencia misma de la orientación: ayudarle a saber qué es lo que quiere, combinando armoniosamente su historia personal y académica, sus capacidades y habilidades, su personalidad y, en suma, «sus recursos», con las alternativas y caminos disponibles. Al fin y al cabo, ésta es una situación que volverá a repetirse sin duda y debemos ser conscientes de que si aprende a «autoorientarse», sus decisiones futuras serán las mejores, las más próximas a esas decisiones ideales que desgraciadamente, y los adultos lo sabemos, nunca existen «a priori».
Pero, ¿en qué se basa el modelo de Autoorientación de cara a la Toma de decisiones?.
Rubio y otros indican que el modelo de Autoorientación Profesional se basa en los siguientes postulados:
1.- La orientación vocacional es un proceso educativo que debe conseguir que el alumno posea las habilidades y destrezas para orientarse a sí mismo.
2.- La elección profesional es el resultado de un proceso que no puede reducirse a intervenir sólo en determinados momentos críticos, sino que ha de hacerse de forma continua.
3.- La orientación vocacional se ha de desarrollar en el mismo lugar que la instrucción de nuevos conocimientos, es decir, en el aula de clase, y se ha de desarrollar, primordialmente, por los principales agentes del proceso educativo: alumnos y tutores.
4.- El mundo profesional de finales del siglo XX, está cambiando rápidamente, por lo que el consejo orientador «ahora y aquí» es inoperante, lo cual hace preferible enseñar al alumno a analizar las situaciones que le preparen para solucionar los problemas que le deparará en el futuro su vida.
En consecuencia existen dos procesos cognitivos implicados claramente en este modelo: la asimilación de conocimientos y su acomodación o búsqueda de equilibrio, pues, según Piaget, los procesos de equilibración de experiencias discordantes entre ideas, predicciones y resultados son las bases del verdadero aprendizaje.
El objetivo principal que se trata de conseguir con este modelo es que cada alumno o alumna elabore su propio proyecto personal de vida, pues según Pelletier (1984, en cuyas investigaciones se inspira este modelo) es «evidente que el conocimiento sin un proyecto no es posible. Pero a la vez, un proyecto sin conocimiento es inconsciente y vago. El conocimiento es una construcción. Su punto de partida son las intenciones generales y las informaciones parciales ligadas a las experiencias y deseos del sujeto, pasando después a una elaboración más socializada que permite al sujeto la apropiación personal de las profesiones».
¿Cuáles son las características que definen a este modelo de Autoorientación?, ¿qué principios le caracterizan?.
Rubio y otros indican que, en función de las bases expuestas, los principios que le caracterizan son los siguientes:
1.- Activo. La orientación se centra en los alumnos para dotarlos de aquellas competencias que les permitan afrontar su proceso de realización personal. El principal protagonista es el alumno con todas sus potencialidades y limitaciones. Con todo lo cual se contribuye al desarrollo de personalidades más activas, autónomas y responsables de sus propias decisiones.
2.- Gradual. La orientación debe ser continua y permanente iniciándose en los primeros niveles de la escolaridad y finalizando al término de ésta, pero siempre teniendo en cuenta la etapa evolutiva en que se encuentra el alumno.
3.- Globalizador. La actividad orientadora no queda circunscrita a un sector de la personalidad, sino que abarca la totalidad de las manifestaciones de una persona: dimensiones de tipo psicológico, biológico, sociológico y escolar.
4.- Cualitativo. Este enfoque es eminentemente reflexivo, pues trata de permitir al alumno un conocimiento de sí mismo lo más exacto posible, mediante cuestionarios de diagnóstico menos formales y psicométricos, y donde la valoración y aplicación la haga el propio alumno.
5.- Semidirigido. En este modelo se trata de combinar la autonomía y el ritmo personal con el asesoramiento de otras personas (tutor, orientador y padres) que posibilite la actualización permanente de sí mismo.
6.- Personalizador. En la evolución personal de cada alumno se detectan unos momentos claves, de mayor intensidad orientadora, debido a su problemática particular, tanto desde el punto de vista psicológico, social o biológico propios de la adolescencia, en consecuencia deben intensificarse en tales momentos críticos la colaboración y ayuda al sujeto en su toma de decisiones y en la resolución de su problemática personal.
7.- Dinámico. Se prepara al alumno para dotarlo de los recursos necesarios para afrontar el permanente cambio que está experimentando el mundo de las profesiones y estudios. Se trata de facilitar su preparación para saber adaptarse a los constantes cambios a que habrá de enfrentarse en el futuro.
8.- Realista. Se basa en la suposición de que no existen decisiones ideales, pues es ilusorio pensar que exista una correlación perfecta entre aptitudes, rendimiento y éxito profesional. Asimismo, evita las interpretaciones uniformes y standars de los resultados.
9.- Integrado. Los programas de orientación no están planificados por personas externas al centro, sino que están incluidos en el plan del centro, con la participación de alumnos, tutores, equipo directivo y orientador del centro.
10.- Constructivo. Se centra más en lo que tiene y en las potencialidades del alumno, que en la detección de sus limitaciones. Resalta el hecho de que se pueden desarrollar las capacidades mediante un compromiso con un proyecto personal de vida.
11.- Sencillo. Las actividades diseñadas en un modelo de orientación donde alumno y tutor desempeñan los roles de actores principales no pueden ser de naturaleza compleja y profunda, sino que han de ser fáciles de aplicar e interpretar, pues la intervención de los especialistas es mínima. Por lo que su costo en tiempo y dinero es pequeño.
12.- Ecléctico. Reconocemos que no existe un único ideal modelo de orientación que sirva para todos los alumnos y en todas las circunstancias. Por tanto proponemos un modelo ecléctico donde se tienen en cuenta las aportaciones de los ya existentes, de forma que no sean excluyentes sino complementarias.
Si bien en este proceso es el alumno el que se autoorienta, ¿cuáles son, entonces, las funciones del tutor en el proceso de Autoorientación del alumno?, ¿y del Orientador?.
Aunque el principal protagonista del proceso orientador es el alumno, no quiere decir que sea el único y exclusivo, puesto que el modelo que presentamos, como hemos dicho anteriormente es de carácter semidirigido. Tanto el tutor como los orientadores de centros y de equipos desempeñan una serie de funciones imprescindibles para la buena marcha del proceso. A continuación exponemos en primer lugar las funciones del tutor, y posteriormente desarrollamos las de los orientadores:
1.- Funciones del tutor.
– Motivar y dar explicaciones previas a los alumnos: deberá crear un clima de discusión y de colaboración en el que todos los alumnos se encuentren relajados y en libertad para poder expresar su opiniones y para mostrar interés por las actividades.
– Realizar comentarios para sacar el máximo provecho a las respuestas de los alumnos y de las conductas exhibidas por los diferentes grupos de alumnos.
– Coordinar y moderar los debates de pequeños y de gran grupo, invitando a la libre expresión de opiniones y tratando que por una parte participen todos, pero por otra que exista derecho a la intimidad y privacidad de cada alumno.
– Interpretar resultados y aclarar las dudas que se vayan produciendo a lo largo del proceso y de los debates. Para ello aportará cuantas sugerencias sean necesarias para una adecuada, correcta y positiva interpretación de las diferentes escalas o cuestionarios realizados.
– Aconsejar y orientar a los alumnos en la problemática particular de su etapa evolutiva, y en los elementos que se deben tener en cuenta para analizar su situación y la posterior toma de decisiones.
– Asesorar y colaborar con las familias y demás profesores para que las actividades orientadoras sean motivo de comunicación entre todos los miembros de la comunidad educativa.
– Y finalmente, el tutor ha de planificar el desarrollo de las actividades de orientación, preparando el lugar, tiempo y materiales adecuados para poder sacar el máximo de provecho de ellas.
2.- Funciones del orientador de centro y/o equipo.
– Motivar y dar explicaciones previas a los tutores: deberá informar de los objetivos que se persiguen así como de los postulados que están implícitos.
– Sugerir técnicas de dinámica de grupo adecuadas para el desarrollo de las actividades concretas y el diseño de situaciones de aprendizaje.
– Asesorar en la interpretación de los resultados relativos especialmente en los apartados de personalidad y autoestima, así como en la resolución de casos conflictivos.
– Elaborar nuevos materiales complementarios que sirvan para desarrollar o ampliar los ya disponibles por parte del tutor.
– Aplicar, corregir e informar de los resultados de los tests psicométricos, en caso de que se decida incorporarlos dentro del proceso de orientación.
– Participar en charlas-coloquio con los alumnos en temas de su especialidad, como apoyo a la labor del tutor.
– Potenciar, dinamizar, participar u organizar jornadas de información académica y profesional que completen la información recabada por los propios alumnos.
Lógicamente, en este proceso, las tareas a desarrollar son diferentes que en aquellos otros procesos donde la labor principal corre a cargo del tutor, del orientador.
¿En qué deben basarse, por tanto, las actividades y tareas o realizar por el alumno en el proceso de Autoorientación?.
Siguiendo a autores como Super, Ginzberg, O’Hara, Tiedeman, las actividades a realizar en este proceso de Autoorientación son de cuatro tipos:
1.- De exploración: cuyo objetivo es el descubrimiento de sí mismo y de las posibilidades y limitaciones que le ofrece la realidad social que le rodea. Se trata de descubrir los «recursos» personales, es decir, aquello con lo que cuenta el alumno (características personales, situación sociofamiliar, historia académica, habilidades, valores, aptitudes, etc).
2.- De cristalización: tienen como finalidad la de cristalizar ideas generales sobre su futuro y sobre campos profesionales preferentes. Investiga los «intereses», o sea, lo que el alumno prefiere.
3.- De especificación: con la finalidad de que concrete, particularice y se comprometa con una opción vocacional y con un proyecto personal de vida. Conociendo y concretando las «alternativas» entre las que puede elegir.
4.- De realización de dicho proyecto o puesta en práctica de estrategias adecuadas para su ejecución. Supone realizar la «Toma de Decisiones», en la que, combinando los anteriores elementos, habrá de optar y construir su propio camino.
De estos cuatro tipos de actividades, podemos concluir que los contenidos a trabajar deben hacer referencia a las características y recursos personales (aptitudes, capacidades, habilidades, personalidad, etc) intereses (así como valores, actitudes, motivaciones) conocimientos sobre las alternativas, opciones y profesiones y, en definitiva, al Potencial Profesional, todo ello para estar en las mejores condiciones de poder tomar la decisión más acertada sobre su propio futuro.
Para el tratamiento y desarrollo de cada uno de estos bloques temáticos en un proceso de Autoorientación, Rubio y otros, aconsejan seguir el siguiente esquema básico:
1.- Propuesta de objetivos que motiven y sean atractivos, de forma que generen el deseo y necesidad de conocerse a si mismo y la realidad social, así como la búsqueda de soluciones.
2.- Aportación de información (definiciones, datos, ejemplos, cuadros) necesaria para la ejecución de las actividades.
3.- Recogida de nueva información que sea relevante para la actividad, e indicación del lugar al cual debe acudir.
4.- Análisis de la situación, mediante cuestiones o preguntas que ha de resolver, debatir e investigar.
5.- Reflexión personal (individual o en grupo) con indicaciones para facilitar la ejecución de las actividades (dibujos, gráficos, diagramas).
6.- Conclusiones: se dejan abundantes espacios en blanco para reflejar las propuestas de mejorar y para la petición de ayudar (tutor, padres, amigos, etc).
Puesto que el proceso de autoorientación persigue educar para llegar a la toma de decisiones adecuadas, lo natural es que el punto de partida sea el conocimiento de lo que somos, del capital humano de que disponemos para ponerlo en juego y alcanzar lo que nos proponemos.
Es por ello por lo que debemos plantearnos a continuación ¿en qué consisten los intereses, competencias, motivaciones, conocimientos y, en definitiva, el Potencial Profesional?, ¿cómo realizar el análisis y evaluación de estos aspectos?.
2.- ANALISIS Y EVALUACION DEL POTENCIAL PROFESIONAL Y DE LOS INTERESES PERSONALES, CONOCIMIENTOS, COMPETENCIAS Y MOTIVACIONES EN EL PROCESO DE AUTOORIENTACION. PROCEDIMIENTOS E INSTRUMENTOS.
Antes de posar al análisis y evaluación de todos los aspectos que enumera el enunciado, es preciso plantearnos ¿cómo evaluar en un proceso de Autoorientación?, ¿en qué ha de basarse este tipo de evaluación?, ¿qué tipo de evaluación debemos desarrollar?, ¿qué instrumentos de evaluación se pueden utilizar?.
2.1.- MODELO DE AUTOEVALUACION.
En el proceso de Autoorientación, el tipo de evaluación a utilizar la podemos denominar Autoexploración del alumno, en donde éste va a tener un mayor protagonismo y una actitud totalmente activa en dicho proceso. Se trata de facilitar al alumno pautas de reflexión sobre determinados aspectos de su persona, que de alguna manera, van a tener una gran incidencia en su toma de decisión, mediante una serie de instrumentos (pruebas, cuestionarios, etc) autoaplicables.
Es decir, el modelo de evaluación a utilizar en Autoorientación va a ser, principalmente, el modelo de Autoevaluación, con él surge un nuevo planteamiento que intenta modificar el enfoque tradicional del diagnóstico y pretende hacerlo más personal e individual, reduciendo al mismo tiempo, la intervención del orientador y evitando, en lo posible, interpretaciones inadecuadas y uniformes (standar).
Este enfoque sigue dando una gran importancia a la evaluación dentro del proceso de orientación. Lo único que pretende es variar sustancialmente los métodos de su realización y, por tanto, la formulación de sus objetivos y las estrategias, recursos a utilizar. Estos han de ser cumplimentados por el propio alumno como una ayuda al autoanálisis.
Señala Rodríguez Espinar que cada vez se está utilizando un tipo de evaluación menos formal, que pretende el autodescubrimiento y evaluación del alumno. En este sentido, comienzan a surgir iniciativas basadas en los planteamientos de Holland (1979) (éste introduce por primera vez los conceptos de autoevaluación y autoconocimiento), Goldman (1982), así como el sistema de Harrington y O’Shea (1982) que presentan un modelo de toma de decisión de las ocupaciones (CDM) The Career Decisión Making System, basado en la autoaplicación y autointerpretación de una serie de cuestionarios que van a posibilitar al alumno la autoevaluación, lo mismo que el Sistem of Interactive Guidance and Information (SIGI) de Martin Katz (1972), programa de información asistida por ordenador. Este modelo ayuda a facilitar al alumno aquella información sobre sí mismo que necesita y que el propio alumno puede utilizar. Promueve -señala Tolbert (1981)- un sistema designado a ayudar a los estudiantes en el proceso y contenido de la toma de decisión.
Estos modelos (CDM y SIGI) permiten al alumno llegar a sus propias conclusiones y tomar sus propias decisiones.
En líneas generales, este modelo de autoevaluación presenta un procedimiento lógico, que se pone a disposición del alumno, para que éste sin influencia e intervención directa del orientador, vaya evaluando sus propios valores, habilidades, intereses, expectativas, rendimiento, etc. Es por tanto, un enfoque autodirigido, que evita en lo posible, por parte de terceras personas, el dar en ocasiones, inadecuadas interpretaciones. Será el propio alumno quien se autoaplique y autointerprete, a través de una serie de técnicas que van a permitir un auténtico feedback y así obtener un conocimiento más exacto de sí mismo.
¿En qué se basa este modelo?, ¿cuáles son las coordenadas a las que se dirige?.
Según Alvarez y Fernández, las coordenadas básicas de este modelo son las siguientes:
– Facilitar un auténtico conocimiento de sí mismo (conocerse a sí mismo).
– Utilizar recursos e instrumentos, que permiten la autoexploración, a través de la autoaplicación y autointerpretación (técnicas autoaplicables, programas de evaluación asistida por ordenador).
– Planteamiento no dirigido, que va a posibilitar la actualización de sí mismo.
– Enfoque eminentemente reflexivo que va a permitir un auténtico conocimiento de sí mismo.
A modo de síntesis, diríamos que éste es un modelo que comienza a surgir con fuerza, que pretende una mayor autoorientación y una elevada participación del sujeto en el proceso de evaluación, a través de una serie de técnicas autoaplicables. La dificultad estriba, en estos momentos, en la escasez de dichos recursos.
¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de aplicar el modelo de Autoevaluación?, ¿de qué instrumentos y recursos disponen los alumnos en este modelo?.
Ventajas de la Autoevaluación.
Siguiendo a Alvarez y Fernández, las ventajas de este modelo de Autoevaluación son las siguientes:
– Va a permitir una participación más activa del sujeto en el proceso. Este tendrá un mayor protagonismo y una mayor autonomía.
– La toma de decisión será más personal, adecuada y los niveles de influencia por parte de terceras personas, serán menos influyentes.
– Todo este proceso de autoexploración y autorreflexión le posibilitará al alumno el sopesar las dificultades y los riesgos de una decisión aventurada y poco responsable.
– Este nuevo enfoque le facilitará una mayor preparación y adaptación a los cambios a que se habrá de enfrentar.
– Finalmente, este modelo va a permitir al orientador una mayor disponibilidad para poder dedicarse a aquellos alumnos que necesiten un tipo de asesoramiento más específico.
Inconvenientes del modelo.
Alvarez y Fernández, más que hablar de inconvenientes, hablan de aspectos a tener en cuenta a la hora de utilizar o llevar a cabo la Autoevaluación, así mencionan los siguientes aspectos:
– El introducir al alumno en la autoevaluación, exige un mínimo de aprendizaje y conocimiento de la dinámica y llevará su tiempo. Habrá de ser un proceso paulatino y siempre con la supervisión del orientador y/o tutor.
– Este nuevo enfoque va a exigir del alumno un nivel madurativo aceptable, que en ocasiones no tiene. Un exceso de autonomía puede ser tan perjudicial, señala Cailly (1977) como la falta de participación del alumno.
– Del anterior punto, se desprende que no todo el alumnado está preparado, de una forma inmediata para realizar este tipo de evaluación.
– Finalmente, los instrumentos de autoevaluación todavía son muy escasos y poco contrastados en la mayoría de los casos.
A pesar de las dificultades que encierra la implantación de este nuevo enfoque (preparación próxima, madurez, romper moldes, etc) lo importante es que ha surgido una nueva vía de autoevaluación, una nueva forma más personal de hacer la orientación vocacional, que va a permitir un mayor protagonismo e independencia al alumno y como consecuencia de todo ello, va a posibilitarle el descubrir por sí mismo el valor de la toma de decisión, sopesando todos aquellos aspectos que puedan ser importantes y decisivos.
Según Cailly (1977) será pues el final de un proceso que va a orientarse, si no solo, al menos de modo independiente. El alumno comenzará a poder afrontar decisiones importantes. En este sentido, es categórico: «la formación de una personalidad activa y dinámica pasa por el paso progresivo a la autoorientación».
¿De qué recursos disponemos para llevar a cabo este modelo de Autoevaluación?.
En este modelo pueden utilizarse la mayoría de las técnicas empleadas en los otros modelos, lo que varía fundamentalmente es el método de aplicación.
En este caso, es el propio alumno quien selecciona de los instrumentos que tiene a mano, aquellos que le interesan. También es el propio alumno el que se los aplica (autoaplicación) y el que valora los resultados.
De todo lo expuesto, se deduce que en este modelo el protagonista es el alumno, pero para ello, debe tener a disposición recursos e instrumentos que permitan la autoevaluación. La implantación de este modelo va a exigir una mínima infraestructura del centro y una mínima iniciación en los alumnos sobre técnicas autoaplicables.
Este modelo podría ser muy válido para aquellos alumnos con interés y madurez suficiente para autoevaluarse, o bien, para aquellos menos motivados que al sentirse como más protagonistas, podrían llegar a interesarse por su autoevaluación y por acudir a otras personas si lo ven necesario.
Pero, ¿qué hacemos con aquellos alumnos que no poseen la madurez suficiente para llevar a cabo su propia autoevaluación?, ¿cómo pueden conocerse así mismo en el proceso de Autoevaluación?.
En estos casos Rodríguez Espinar propone el modelo de Evaluación Mixta.
Rodríguez Espinar habla de tres modelos de evaluación: el modelo objetivo, el modelo subjetivo (al que también denomina autoevaluación) y el modelo mixto.
El modelo objetivo es llevado a cabo por el orientador. Este modelo emplea tests. Son instrumentos standarizados, es decir, cuentan con una baremación y tipificación de puntuaciones para cotejar los resultados obtenidos por el grupo.
Desde un modelo subjetivo sería el propio individuo quien se autoevaluaría en relación a una serie de características personales. Los instrumentos empleados pueden ser cuestionarios, escalas, situaciones de grupo, etc.
El modelo mixto combina los dos anteriores. Por ejemplo se puede pasar una prueba de personalidad que posteriormente se analice conjuntamente con el grupo clase, y se complemente con actividades de conocimiento personal a partir de datos suministrados por los otros compañeros o procedentes de cuestionarios de autoevaluación personal.
Una vez que conocemos la evaluación en el proceso de Autoorientación, podemos plantearnos ¿cómo analizar y evaluar el Potencial Profesional, así como los Intereses Personales, competencias, conocimientos y motivaciones en el proceso de Autoorientación?, ¿en qué consisten cada uno de estos aspectos o contenidos que el alumno debe analizar y evaluar?, es decir, ¿en qué consisten los Intereses, competencias, conocimientos, motivaciones, personalidad así como el Potencial Profesional?.
2.2.- INTERESES PERSONALES.
El Interés es definido por Rocabert, Martínez y Rivas como un componente de los procesos motivacionales en relación al mundo social y cultural, y aunque sobre el mismo se han mantenido, tradicionalmente posiciones coherentes con la concepción estática de la motivación atribuyéndoles, en ocasiones, el carácter de rasgo, hoy existe un amplio consenso, según Vidal y Manjón, entre los diferentes autores en su conceptualización, señalándose que:
– Son adquiridos en la interacción individuo-medio.
– Las variables socio-económicas y familiares juegan un papel central.
– Son evolutivamente variables.
Los intereses se van perfilando a través de la edad, en función de nuestra naturaleza y el ambiente que nos rodea y en esta aseveración coinciden todos los grandes autores que han tratado el tema y entre ellos, debemos incluir a Super (1967).
Los intereses, por un lado, vienen determinados por las necesidades, tendencias, inclinaciones, deseos del sujeto (motivaciones primarias); por otro lado, por las estimulaciones del entorno físico, social y personal (motivaciones secundarias).
Super (1967) señala como fecha indicativa los 15 años, edad a partir de la cual los intereses comienzan a tener estabilidad y fidelidad.
Los principales determinantes, según Super, de los intereses, son los siguientes:
– El sexo.
– La nacionalidad.
– El nivel socioeconómico de la familia.
– Las aptitudes.
– El éxito en los estudios.
– Ciertas características de la personalidad.
Para Castaño (1983) el desarrollo de los intereses vocacionales es el producto de un proceso de maduración y aprendizaje y en su origen intervienen:
– Determinantes personales: herencia, constitución somática, aptitudes mentales, personalidad.
– Determinantes ambientales: experiencias, modelo de identificación, expectativas, etc.
– Determinantes de la interacción: personales, sociales, autoconcepto, conducta, etc.
Castaño establece el siguiente cuadro resumen:
DETERMINANTES PERSONALES…… FACILITACION (rasgos personales) AUTOCONCEPTO
Disposición:
Somatotipo
aptitudes
temperamento.
Experiencia:
Familiar
escolar
pasatiempo.
YO ACTUAL
CONDUCTA…. INTERESES VOCACIONALES
YO IDEAL
Modelos:
Familiares
compañeros
personajes.
Expectativas:
Familia
sexo
clase social
DETERMINANTES SOCIALES………REFUERZO (aprobación social).
Asimismo, en la formación de los intereses personales van a contribuir de forma decisiva las actitudes y los valores.
De hecho, el MEC, en el Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo, define los Intereses como «actitudes (o tendencias de conducta) socialmente condicionadas, sujetas a un proceso de evolución o maduración y esencialmente diversas».
¿Qué entendemos por actitudes?, ¿y por valores?, ¿cuáles son los valores que contribuyen a la formación de intereses?.
Rokeach define la Actitud como «La organización, relativamente duradera, de creencias en torno a un objeto o situación que predispone a cualquier sujeto a responder de una manera determinada».
A una organización congruente de actitudes se le llama «valor» en otras palabras y, según Rodríguez Espinar se considera a los valores como «expresión de necesidades, como preferencias, o criterios que guían las elecciones con influencias culturales o de socialización familiar».
Rubio, Castillejo, Sánchez, López, entre otros autores, indican que, tradicionalmente, se ha considerado que los valores que orientan la conducta humana pueden resumirse en:
– Valor político: caracterizado por el autoritarismo, aspiración al poder, tendencia a dominar a los demás y motivaciones de mando.
– Valor humanitario: caracterizado por el altruísmo, el servicio, la entrega a los demás y el interés por lo social.
– Valor estético: caracterizado por la imaginación, la vida sentimental subjetiva y la motivación artística.
– Valor racionalista: caracterizado por la pasión por la verdad, por el conocimiento y la resolución de problemas, así como por una intensa vida interior y motivación por lo teórico.
– Valor económico: caracterizado por el utilitarismo, el deseo de producción y de rendimiento económico, con una motivación esencialmente pragmática.
– Valor religioso: caracterizado por la motivación espiritual y la consideración de los problemas a la luz de lo transcendente.
Asimismo, se considera que la actuación de cada persona refleja la existencia de uno o dos valores predominantes para ella, a la vez que concede menor importancia al resto.
Un adecuado proceso de orientación precisa que cada cual se conozca a sí mismo o a sí misma lo mejor posible, reflexione sobre las razones de su comportamiento, tome conciencia de ellas, evalúe su racionalidad y las mantenga o modifique en consecuencia.
Otro aspecto fundamental que se debe tener en cu!«ta en este punto es que en el ámbito de los intereses de la persona, los intereses profesionales ocupan un lugar central en el proceso de orientación educativa. Sobre ellos conviene saber que se van consolidando progresivamente y que en su determinación influyen grandemente las expectativas de la familia sobre el futuro profesional del alumno o alumna, el rendimiento académico en la medida en que sea congruente con dichas expectativas y el conocimiento de las diferentes actividades profesionales existentes. A veces, en relación con esto último, los chicos y chicas se ven muy influenciados por la información de que disponen, que resulta ser en algunas ocasiones nula, en otras escasa y en otras excesivamente parcial, fundada en la imagen que cada uno o cada una posee de cada profesión según sus experiencias; de ahí que toda actividad encaminada a profundizar en el conocimiento de los intereses profesionales debe ir unida a otras de carácter informativo.
Asimismo, conviene tener en cuenta que las actividades sobre intereses profesionales, aun sin perder de vista que tienen como objetivo último determinar por qué ejercicio profesional se decanta cada alumno o alumna, deben adecuarse a las decisiones inmediatas que éste o ésta debe tomar. Es decir, al final de la Educación Secundaria Obligatoria, por ejemplo, lo prioritario es decidir qué profesiones se desearía desempeñar si se abandona el Sistema Educativo o qué tipo de Educación Técnico Profesional o qué tipo de Bachillerato, en función de la profesión o las profesiones que a cada cual interesa desarrollar en el futuro.
¿Cómo evaluamos los Intereses en el proceso de Autoorientación?.
Si, como se ha indicado, en la formación de los Intereses contribuyen decisivamente las actitudes y valores, es conveniente evaluar tanto estos aspectos como los intereses profesionales a fin de obtener más datos para conocer el potencial profesional.
¿Qué instrumentos utilizaremos?.
Como ya se ha mencionado, estos instrumentos, no están en el mercado sino que deben ser elaborados por los Departamentos de Orientación y tutores. En estos cuestionarios es preciso que dejemos claro al alumnado qué es lo que van a explorar y cómo deben hacerlo.
¿Cómo evaluar las actitudes y valores?
Siguiendo a Rodríguez Espinar la taxonomía personal de valores es el elemento sintetizador más importante a la hora de tomar decisiones. Si son los valores los que ordenan, presiden y unifican las percepciones que tiene el estudiante de los rasgos y las fuerzas sociales, si canalizan esas percepciones hacia una decisión concreta o un modo de elegir, se puede asegurar que la exploración y examen de los propios valores es una responsabilidad prioritaria de la orientación. La mayoría de los programas de orientación y desarrollo vocacional incluyen la exploración de los valores como una fase del proceso de toma de decisiones, o bien ligado a la exploración de las capacidades e intereses personales (Pellitiev, Noiseaux y Bujold, 1974) o bien desde la perspectiva de su relación con los roles ocupacionales.
El tutor deberá disponer de técnicas y procedimientos para motivar a sus alumnos en la exploración del mundo laboral, exponiéndoles, mediante diversas actividades, toda la gama de valores a que puede conducirle la elección de una u otra profesión u oficio. Existen muchos modelos -a todos los niveles- de desarrollo de los valores laborales a través de su integración en las asignaturas -sobre todo en la secundaria-; o a través de guías autoaplicadas preparadas al efecto, que tratan de sumergir al alumno en ambientes laborales simulados en los que destaca uno u otro valor. Asimismo se pueden diseñar actividades lúdicas, juegos, representaciones de papeles, centros de interés, etc, que acerquen a los jóvenes al mundo empresarial e industrial. Otras sugerencias serían el uso de los ordenadores para la exploración de los valores ocupacionales y su relación con las profesiones clasificadas, los métodos de proyectos, el comentario a los resultados de inventarios, el estudio de casos, los medios visuales y audiovisuales, etc.
Asimismo, en cuanto a los Intereses se debe presentar al alumno una amplia gama de profesiones, o bien áreas profesionales, así como las actividades y los trabajos que se desarrollan en cada una de ellas.
¿Cómo presentar los valores a los alumnos?, ¿y los Intereses Profesionales?, ¿y las actitudes?.
Alvarez y Fernández, nos ponen un ejemplo de cada caso:
– VALORES.
Un valor es algo deseable, algo que te interesa, algo que quieres obtener o conservar. Sin embargo, lo que es un valor para ti puede no serlo para otra persona. Así, por ejemplo, tu profesor puede valorar la puntualidad, pero tú puedes pensar que llegar pronto o tarde a clase da lo mismo. Aunque no todo el mundo sostiene los mismos valores, los valores en cada persona son importantes porque influyen en su modo de vivir.
Ahora probablemente a medida que caminas hacia la vida adulta vas tomando cada vez más decisiones por tu cuenta independientemente de tu familia y profesores. Tus valores forman la base sobre la que decides y actúas posteriormente. Sólo los valores que te llevan a alguna forma de acción lo son realmente. Dos de las fuentes de donde proceden tus valores son la familia y la sociedad cercana a ti (los amigos, el barrio, la publicidad, etc). Puedes descubrir que algunos de tus valores reflejan los de tu familia y sociedad, y que otros, sin embargo, están en conflicto con ellos o simplemente han cambiado por influencias de otros grupos que se han cruzado en tu vida.
A continuación vas a tratar de descubrir esos valores, pues al tener que elegir una profesión tendrás que tenerlos muy en cuenta.
– INTERESES PROFESIONALES.
Te habrás dado cuenta de que no todas las cosas te gustan por igual. Hay algunas de ellas que tú prefieres sobre otras. Esas preferencias que tú muestras a la hora de actuar, de elegir, de trabajar, etc. Esto son tus intereses.
Tus intereses son importantes ahora y en tu futuro, ya que según ellos tratarás de elegir tu profesión para que puedas ser feliz en tu trabajo. Conocerlos te ayudará a conocerte mejor y será un factor muy a tener en cuenta a la hora de tomar tus decisiones.
Tus intereses pueden variar a medida que vas convirtiéndote en adulto.
Mediante estos ejercicios que te planteamos queremos colaborar contigo en este conocimiento de ti mismo.
– ACTITUDES.
Las personas tienen maneras de comportarse diferentes.
La manera en que tú te comportas en una determinada situación o ante un hecho concreto define tu actitud ante esa situación o hecho.
– EJEMPLO DE UN CUESTIONARIO DE AUTO-EVALUACION DE INTERESES.
La autoevaluación de los intereses puede realizarse, valorando independientemente valores, actitudes e intereses profesionales, o bien, conjuntamente. A continuación proponemos un ejemplo en el que dicha valoración se realiza conjuntamente.
Araceli Víbora y Andrés Dafouz proponen el siguiente cuestionario.
Para conocer los intereses profesionales preferentes, hay que tener claro lo que se quiere o interesa. Para ello, los clasificaremos en las diferentes áreas profesionales, obteniéndose la información necesaria a través de las siguientes actividades:
PRIMERO: el alumnado marcará con un aspa la columna que más se aproxime a sus preferencias de las siguientes actividades:
Lo que prefiero/Lo que detesto/Lo más difícil
– Intereses técnicos y mecánicos.
– Intereses por actividades artísticas y creativas.
– Intereses por actividades administrativas y burocráticas.
– Intereses por las relaciones sociales y asistenciales.
– Intereses ejecutivos y de ejercicio de liderazgo, comercial y organización de la empresa.
– Intereses intelectuales.
SEGUNDO: para contrastar los intereses profesionales con las habilidades personales, se realizará el siguiente ejercicio, valorándose las habilidades en una escala del 1 al 3.
Poco(1) Normal(2) Bastante(3)
1.- Arreglar aparatos eléctricos.
2.- Realizar trabajos manuales: figuras, maquetas, etc.
3.- Cocinar.
4.- Dibujar, pintar, rotular, etc.
5.- Ordenar y clasificar libros, apuntes, fichas, etc.
6.- Llevar la contabilidad de los gastos propios.
7.- Organizar a los demás y dirigir grupos.
8.- Relacionarse bien y tener amigos.
9.- Saber escuchar, comprender y aconsejar a las personas.
10.- Escribir novelas, cuentos y libros.
11.- Crear música, inventar canciones.
12.- Tener responsabilidades.
13.- Arreglar el jardín y cuidar las las plantas.
14.- Manejar la capacidad de pensar con rapidez.
15.- Realizar operaciones de cálculo mental.
16.- Realizar trabajos con orden y limpieza.
17.- Crear y dibujar objetos.
18.- Comprender textos.
19.- Organizar grupos, dirigirlos y preparar actividades de entretenimiento.
20.- Cuidar niños.
21.- Tocar un instrumento musical.
22.- Ordenar y arreglar mis espacios y objetos personales.
23.- Organizar y planificar un viaje de estudios.
24.- Ser delegado de curso.
Estas actividades se corresponden con las distintas habilidades que el alumno puede tener y desarrollar según sus intereses profesionales. Para detectar y desarrollar según sus intereses profesionales. Para detectar aquellas habilidades que más coincidan con las características individuales se realizará el siguiente proceso:
Anotar el total de puntos de cada apartado, sumándolos a partir de la opción realizada en la actividad anterior:
HABILIDADES |
ACTIVIDADES |
PUNTOS |
TOTAL |
ARTÍSTICAS | |||
17-11-4-21 |
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INTELECTUALES |
10-14-15-18 |
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MANUALES |
1-13-2-3 |
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SOCIALES |
8-9-19-20 |
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ADMINISTRATIVAS |
5-16-6-22 |
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COMERCIALES Y DE DIRECCION |
7-12-23-24 |
El profesorado tendrá especial cuidado respecto a los alumnos discapacitados, toda persona debe ser considerada valiosa, por lo que la intervención orientadora debe atender a otros criterios respecto d sus habilidades e intereses, la estrategia no debe tender hacia homogeneización en grupos, sino hacia su integración social, sin que ello suponga una sobre protección, ya que nos conduciría a no desarrollar su independencia y autoestima.
La elección de una profesión para que sea satisfactoria deberá basarse en criterios personales, es difícil aceptar un trabajo, cuando no se ha reflexionado sobre los condicionantes del mismo.
Cada alumno/a realizará un trabajo descriptivo sobre un puesto de trabajo ideal, basándose en sus gustos y preferencias. Precisando las siguientes condiciones:
a) TRABAJO EN EQUIPO O INDIVIDUAL.
b) SALARIO.
c) RESPONSABILIDADES.
d) DEFINICION DE TAREAS.
e) DESPLAZAMIENTOS.
f) HORARIO, VACACIONES, DESCANSOS.
g) TRABAJO FIJO O EVENTUAL.
h) OTRAS CONDICIONES.
Después de realizadas las actividades anteriores y una vez definidos los intereses profesionales, así como las condiciones óptimas del puesto de trabajo que se desearía desempeñar, cada alumno/a optará por seis actividades profesionales que más le interesan o agradan y ve posible realizar.
No ha de tenerse en cuenta en las elecciones a realizar los hábitos discriminatorios y los posibles prejuicios sociales, hay profesiones consideradas «masculinas», y otras con predominio femenino; hay jóvenes que dado su ambiente socio-familiar poseen un bajo nivel de autoestima (muy frecuente, en los programas de Garantía Social), el profesorado habrá de insistir en la eliminación de los mismos y tratar de que la elección de las actividades profesionales sea lo mas libre y adecuada a sus capacidades.
Nº |
ACTIVIDAD PROFESIONAL ELEGIDA |
1 |
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2 |
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3 |
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4 |
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5 |
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6 |
En la fila correspondiente a «Valores» de la tabla inferior, se puntuarán los que corresponden a cada una de las actividades profesionales previamente seleccionadas. Sumando las puntuaciones de cada columna se obtienen los totales de cada actividad profesional; cada alumno/a examinará las calificaciones resultantes por cada profesión, contrastándolas entre sí; en principio, las actividades de mayor puntuación serán las que mas se acomodan a los deseos o intereses de cada alumno/a.
VALORES/ACTIVIDADES PROFESIONALES PUNTOS: Poco=1 Bien=2 Bastante=3 |
ACTIVIDADES PROFESIONALES |
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1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
DISCIPLINA |
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INICIATIVA |
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RESPONSABILIDAD |
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ESFUERZO MENTAL |
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ESFUERZO FISICO |
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RESPETO A LOS DEMÁS |
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SOLIDARIDAD |
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CONDICIONES AMBIENTALES |
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RIESGO INEVITABLE |
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TOTAL………. |
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2.3.- COMPETENCIAS.
Las Competencias son definidas por Dafouz y Víbora como conjunto de capacidades, disposiciones y aptitudes específicas que permiten a un individuo realizar las tareas de un determinado campo de la ciencia, arte o técnica.
Pero, ¿qué entendemos por Capacidad y por Aptitud?.
Siguiendo a Delval, la Capacidad es la Aptitud que posee una persona para llegar a la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades, es decir, las posibilidades que cada individuo tiene, que puede desarrollar y que le van a permitir realizar, de forma permanente y por sí solo, nuevos aprendizajes.
Asimismo Rubio y colaboradores indican que la Aptitud es la disposición innata que permite desarrollar la capacidad de cumplir convenientemente tareas y trabajos. Se da el nombre de capacidad a un saber hacer que se adquiere, mientras que la aptitud es una disposición natural que puede permanecer inútil si no se desarrolla. Así, uno es capaz de contar porque tiene aptitud para el cálculo y, sin duda, también porque ha aprendido a hacerlo. Pero ¿se puede saber en qué medida?. Se ha observado que las aptitudes se desarrollan bajo el efecto a la vez de la maduración interna y de la educación externa, sin que se pueda discernir exactamente la parte de cada una.
Evolución de las aptitudes: las aptitudes se van diferenciando progresivamente. Las primeras que aparecen son las que se refieren a las funciones sensoriales y motoras: destreza manual, coordinación entre el gesto y la visión, agudeza musical, etc. La aptitud perceptiva, un cierto tipo de inteligencia práctica que sitúa los detalles dentro de una forma organizada, queda fijada hacia los doce años. La mayor parte de las demás aptitudes adquieren su fisonomía a lo largo de la adolescencia y se manifiesta a través de la educación escolar. Cerca de la edad madura, las aptitudes naturales tienden a disminuir, primero lentamente, luego rápidamente conforme se acerca la vejez. Por ejemplo, la aptitud para aprender lenguas alcanza su máximo durante la juventud y pierde su agilidad hacia la edad madura. En cambio, las capacidades adquiridas se mantienen con frecuencia muy firmemente hasta la vejez. Es el caso, por ejemplo, de la capacidad del escritor: puede mejorar su estilo y su técnica hasta edad muy avanzada.
¿Qué tipo de Aptitudes nos interesa conocer de cara a la elección Profesional?.
Alvarez y Fernández indican las siguientes:
– Artísticas. Habilidad para manejar, combinar, representar colores, dibujos, materiales, diseños. En el campo de la música, habilidad para tocar instrumentos, componer, danzar, etc.
– Científicas. Habilidad para observar, experimentar, extraer conclusiones, yendo más allá de lo que captamos a primera vista.
– Creatividad. Habilidad para inventar, realizar cosas nuevas, ser original, etc.
– Espaciales. Habilidad para representar y entender dibujos en dos o tres dimensiones, para orientarse en la ciudad, campo, etc.
– Liderazgo. Habilidad para influir en los pensamientos y acciones de los demás, ya sea hablando o con el ejemplo.
– Manuales. Habilidad para realizar toda clase de trabajos en los que se utilicen los dedos y las manos y que requieran precisión en los movimientos.
– Mecánicas. Habilidad para utilizar herramientas, comprender y reparar útiles mecánicos.
– Memoria. Habilidad para recordar y repetir hechos, imágenes, sonidos, datos en general.
– Numéricas. Habilidad para operar con números, realizar operaciones numéricas mentales o con ayuda de otros materiales, etc.
– Sociales. Habilidad para asistir, ayudar a otros a resolver problemas sociales y personales; preocuparse por los demás, relacionarse con otros.
– Verbales. Habilidad para expresarse oralmente y por escrito, comprensión de textos, etc.
– Razonamiento. Habilidad para comprender y descubrir la lógica de los hechos, situaciones problemáticas, etc.
Hasta este momento, nos hemos centrado en las competencias personales que puede presentar un alumno, pero, para una adecuada elección profesional, es conveniente que el alumno indique y el profesor le facilite información sobre aptitudes que se requieren para el ejercicio adecuado de cada profesión.
¿Cómo puede autoevaluarse el alumno sus aptitudes?.
Para que el alumno pueda analizar y evaluar sus aptitudes, es preciso que primero conozca y sepa qué es una Aptitud, los tipos de aptitudes así como a qué se refiere cada aptitud, sólo de esta manera sabrá y podrá determinar cuáles son las aptitudes que posee y en qué grado.
Asimismo es necesario, como ya se ha dicho, que conozca cuáles son las aptitudes que se refieren para ejercer aquella o aquellas profesiones en las que está interesado, y, posteriormente determine qué opción es la más acorde con sus propias aptitudes.
Rubio y colaboradores proponen el siguiente ejemplo para autoevaluarse las aptitudes en Orientación Profesional.
– REFLEXIÓN SOBRE LAS PROPIAS APTITUDES.
No todas las personas poseen las mismas aptitudes ni han desarrollado las mismas capacidades. Es importante que conozcas las aptitudes que posees y hasta qué grado las has desarrollado. Podrás comprobar que tus aptitudes tienen mucho que ver con tus aficiones, tus intereses, etc, con lo que te gusta hacer. Por eso debes tenerlas en cuenta a la hora de elegir una carrera o profesión, porque tus aptitudes y capacidades van a influir primero en el rendimiento académico y posteriormente en el éxito profesional.
Aptitudes mentales.
En primer lugar vamos a reflexionar sobre las aptitudes mentales más importantes. Son las que tienen una relación más directa con el rendimiento académico y podríamos definirlas de la siguiente manera:
* RAZONAMIENTO es la capacidad de solucionar problemas sin usar palabras ni números. Es la aptitud que ponemos en juego al actuar de una manera lógica. Los trabajos de clase suelen exigir esa aptitud con frecuencia.
* APTITUD VERBAL es la que nos permite comprender problemas o cuestiones expresadas con palabras. Supone saber usar las palabras con precisión, es decir, saber elegir la palabra adecuada en cada caso y además disponer de ellas en abundancia (a esto se llama fluidez verbal), así como comprender bien su significado. Es muy importante esta aptitud en los estudiantes porque la palabra -hablada o escrita- es una de sus herramientas de trabajo.
* APTITUD NUMÉRICA es la capacidad para manejar números y resolver rápidamente y con acierto problemas simplemente cuantitativos. Es la aptitud necesaria para el cálculo y los problemas matemáticos.
* APTITUD ESPACIAL es la capacidad para imaginar objetos de diferentes posiciones en el espacio. Es la aptitud que ponemos en juego al dibujar, orientarnos mediante un plano o modelar, por ejemplo.
* APTITUD MECANICA es la que nos permite comprender e imaginar los principios de la naturaleza en que se basa el funcionamiento de las máquinas. Esta aptitud la ponemos en juego, por ejemplo, al intentar componer un aparato estropeado.
Tras cada definición hay un casillero en blanco. Es para que pongas Muy alto, Alto, Medio, Bajo o Muy bajo según el nivel que alcanzas en cada aptitud.
Otras aptitudes.
Además de las aptitudes definidas, existen otras muchas, algunas tan importantes o más que las anteriores a la hora de alcanzar o desarrollar una profesión. A continuación te ofrecemos una lista que, además de aptitudes y capacidades, incluye habilidades, destrezas, cualidades y características personales que en sentido general podríamos considerar también como capacidades.
Atención, concentración, memoria, creatividad, imaginación, sensibilidad, control emotivo, capacidad de análisis-síntesis, sociabilidad, capacidad persuasiva, cualidades de líder, responsabilidad, simpatía (atractivo personal), capacidad organizativa, tesón, constancia, voluntad, iniciativa, decisión, seguridad en sí mismo, tolerancia, adaptabilidad, flexibilidad, destreza manual, agudeza visual, discriminación auditiva, aptitud física. (Añade tú alguna más).
De la lista anterior subraya las siete u ocho cualidades que crees poseer en mayor grado.
– APTITUDES Y VOCACIÓN PROFESIONAL.
El aprender o desempeñar una determinada profesión requiere poner en juego unas capacidades específicas en cada caso. A estas alturas debes tener una idea de la profesión o campo profesional a que piensas dedicarse en el futuro. De las aptitudes mentales definidas y del listado anterior escribe a continuación por orden de importancia las cinco o seis que a tu juicio debe poseer en mayor grado quien ejerza la profesión que has elegido:
¿Coinciden con las que tú señalaste poseer en mayor grado?. Reflexiona sobre las coincidencias y las discrepancias. Piensa que algunas capacidades o habilidades pueden desarrollarse más y que ciertas características personales pueden modificarse en el sentido más conveniente. Incluso alguna capacidade poseída en bajo grado podría compensarse con alguna otra cualidad como la dedicación, el interés, etc. Si lo crees necesario consulta a tu tutor o tutora.
En definitiva, podemos concluir este apartado indicando que el autoconocimiento de la competencia del alumno es fundamental en todo proceso de Autoorientación, es por ello, por lo que el tutor, orientador, el profesor de Formación y Orientación Laboral deben planificar adecuadamente el análisis y evaluación de las competencias laborales que pueden presentar los alumnos.
Siguiendo al MEC estas competencias laborales las podemos agrupar en cuatro áreas.
1.- COMPETENCIAS CENTRADAS EN LA TAREA.
Estas hacen referencia a conocimientos y competencias relacionados con el ejercicio de las actividades laborales: base de conocimientos general y específica, destrezas vinculadas a las tareas.
2.- COMPETENCIAS CENTRADAS EN LA INTERACCION Y COOPERACION EN EL TRABAJO.
Es decir, habilidades sociales aplicadas a la cooperación e interacción positiva con compañeros, superiores y clientes.
3.- COMPETENCIAS CENTRADAS EN EL EJERCICIO CONSTANTE E INVOLUCRADO DEL TRABAJO.
Regularidad o variabilidad en el trabajo, concentración en las tareas, puntualidad e implicación con metas.
4.- COMPETENCIAS VINCULADAS CON LA PROTECCIÓN DE SALUD Y SEGURIDAD, AUTOCUIDADO.
Control, pulcritud y exactitud en el trabajo. Cumplimiento o relajo en normas de seguridad.
2.4.- MOTIVACION.
Otro aspecto esencial a tener en cuenta en todo proceso de Autoorientación dirigido a la elección profesional es la MOTIVACION o, dicho de otro modo, el nivel motivacional del alumno ya que éste va a influir en la curiosidad, actitudes e intereses, en expectativas de logro, en los procesos de atribución y, también, en el aprendizaje y el rendimiento.
Vidal y Manjón nos definen la Motivación como un conjunto de variables y procesos implicados en la activación, dirección y mantenimiento de una determinada conducta.
Esta Motivación puede ser de dos tipos.
a) Motivación extrínseca o conjunto de condiciones exteriores al individuo que activan, regulan mantienen o dirigen el comportamiento del sujeto.
b) Motivación intrínseca la cual hace referencia al conjunto de condiciones internas de un sujeto en relación con el contenido de la tarea a desarrollar.
¿Cómo proceder al análisis y evaluación de la Motivación?.
Para que el alumno determine su propio nivel motivacional es necesario que conozca los distintos Sistemas Motivacionales, es decir, los diferentes incentivos y valores atribuidos a la consecución de una meta, así como los distintos Tipos de Metas.
– SISTEMAS MOTIVACIONALES.
Vidal y Manjón hablan de tres sistemas motivacionales:
a) Sistemas Motivacional INDIVIDUALISTA. Viene dado por una motivación tanto intrínseca como extrínseca. En este sistema, la habilidad y el esfuerzo propio son los determinantes de la motivación.
b) Sistema Motivacional COMPETITIVO. La Motivación es extrínseca. El incentivo consiste en quedar por encima de los demás y no por debajo.
c) Sistema Motivacional COOPERATIVO. La Motivación es intrínseca y está influida por el deseo de ayudar a los demás.
Es necesario tener en cuenta que la conducta de una persona puede estar influida por los tres tipos de sistemas a la misma vez, es decir, puede existir mezcla.
– TIPOS DE METAS.
Atkinson, Feather, Zeri consideran que las metas que los alumnos persiguen y que influyen en el desarrollo de determinadas conductas, pueden agruparse en cuatro categorías:
a) Metas relacionadas con la TAREA, las cuales incluyen la experimentación de que:
– Se está haciendo la tarea que se desea hacer.
– Se está absorbido por la tarea.
b) Metas relacionadas con el YO, tales como experimentar que se es mejor que otros y no experimentar que se es peor que otros.
c) Metas relacionadas con la VALORACION SOCIAL como experiencia de aprobación de padres, profesores, compañeros, etc y la evitación de la experiencia de rechazo.
d) Metas relacionadas con la consecución de RECOMPENSAS EXTERNAS tales como conseguir un premio.
¿Cómo pueden Analizar y Evaluar los alumnosHñu Motivación?, ¿por qué es importante este análisis y evaluación de la Motivación en Orientación profesional ante la Toma de decisiones?.
Es preciso que el alumno sea consciente de que muchas elecciones de las que realiza pueden estar enormemente influidas por determinados hechos, circunstancias, atrayentes para él y que les motivan enormemente a decantarse por una alternativa concreta, pero que, por varias razones deja de estar expuesto a los estímulos que la motivaban y puede encontrarse con la elección realizada ya no le llena o no es de su interés o, simplemente, no se sienta satisfecho.
Es, por ello, por lo que es conveniente que el alumno identifique cuál es el origen de esa motivación en qué sistema motivacional se encuentra, cuál es el tipo de metas que la provoca… De esta forma podrá determinar si, realmente, sus motivaciones responden a sus propios intereses, aptitudes, actitudes, personalidad y, en definitiva, si esa motivación le lleva a la elección adecuada.
2.5.- PERSONALIDAD.
La personalidad es un aspecto que va a influir, cuando no determinar, en numerosas ocasiones, todos los aspectos mencionados en los puntos anteriores.
Siguiendo a Rubio y otros el término personalidad expresa la totalidad de un ser humano, tal y como aparece ante los otros y ante él mismo, en su unidad, su singularidad y su continuidad. Cada cual posee una personalidad que resulta a la vez de su temperamento, de su constitución y de las múltiples huellas que deja la propia historia individual. Representa un modo habitual de reaccionar, es el desenvolvimiento total del sujeto en un momento dado. Nuestro actos nos siguen y obramos según la imagen que nos formamos de nosotros mismos (o la que queremos dar). La personalidad es nuestro ser global que incluye la conciencia y el insconciente en su relación con el mundo exterior.
Aunque no signifique lo mismo que personalidad, aludimos al carácter como el estilo, la manera de ser, de sentir y reaccionar de un individuo. El carácter no se manifiesta tal y como es de una vez para siempre, sino que atraviesa distintas fases hasta formarse definitivamente tras la crisis de emancipación de la adolescencia. De ahí la importancia de esta etapa en la formación del carácter.
La personalidad es uno de los elementos más importantes y más difíciles de abordar para el conocimiento de uno mismo.
En su análisis, es conveniente que tengamos en cuenta tanto el Autoconcepto como la Autoestima. Entendiendo por Autoconcepto, siguiendo a Dafouz y Víbora, el conjunto de ideas, opiniones que uno tiene sobre sí mismo y que se refiere a las distintas dimensiones de su personalidad.
En cuanto a la Autoestima los autores mencionados indican que consiste en la valoración que sobre esas características personales hace el propio sujeto.
Alvarez y Fernández consideran que a pesar de que la mayoría de los rasgos de la personalidad apenas correlacionan con el rendimiento, sí pueden incidir decisivamente a la hora de elegir un tipo de estudios o profesión que mejor se adapte a su manera de ser, en definitiva, a sus características personales.
Castaño (1983) sostiene que existe una alta correlación entre personalidad e intereses.
Para Holland (1966) la elección de una profesión es una expresión de la personalidad. Las personas y ambientes pueden clasificarse en seis tipos básicos: realista, intelectual, artístico, social, emprendedor y convencional. Estos diferentes tipos de personalidad, se generan mediante un proceso de interacción entre variables personales y situacionales, llevado a cabo a lo largo de todo el desarrollo del individuo. Se realiza una buena elección cuando se hace coincidir lo más posible el tipo de personalidad con el modelo del ambiente.
El intento de medir los rasgos de personalidad para su uso en Orientación Vocacional, partió del supuesto de que cada profesión exigiría determinado tipo de personalidad (perfil de personalidad). A este respetcto señala Castaño (1983) la investigación ha comprobado que existe tanta o más variabilidad entre los rasgos de la personalidad de los individuos de cada profesión como entre los procedentes de diferentes ocupaciones.
Cada profesión puede acoger una amplia gama de tipos de personalidad y asimismo cualquier persona puede ajustarse a una amplia variedad de ocupaciones (Super, 1970). Este es el enfoque que quizás en estos momentos goza de una mayor aceptación.
No obstante los nuevos enfoques sostienen que el estilo de personalidad, se hallan muy relacionados con ciertas variables motivacionales: ansiedad, autoestima, autocontrol, introversión, extraversión, perseverancia, etc (Castaño, 1983).
Finalmente, aunque las profesiones, señala el mismo autor, no se hallan muy diferenciadas respecto a la personalidad, es muy posible que ésta actúe como una variable moderadora del éxito profesional.
Por lo tanto, podemos concluir, en cuanto a este apartado, que el análisis y evaluación de la personalidad en el proceso de Autoorientación debe basarse en un adecuado y acertado conocimiento de sí mismo para poder, así, saber qué tipo de profesión es la más acorde con su carácter y personalidad.
Para ello, es conveniente, según Rubio, otros que:
– Tomen conciencia de su manera de ser.
– Analicen algunos aspectos de su personalidad.
– Intenten explicar por qué actúan de determinada manera.
– Comprendiéndose mejor a sí mismos comprendan mejor a los demás.
– Sepan que algunos rasgos del carácter se pueden controlar o modificar.
– Tengan en cuenta las concordancias y discrepancias entre las características personales y las que va a exigir el desempeño profesional a que aspiran.
2.6.- CONOCIMIENTOS.
Un último punto a tener en cuenta para determinar el Potencial Profesional de un alumno es el conocimiento que éste tenga de todo lo concerniente a la profesión en cuestión, es decir, qué es lo que ésta exige a una persona para su buen desempeño, así como condiciones de trabajo, tareas a realizar, incentivos y remuneraciones.
Este aspecto, sin dejar de ser esencial, al igual que los anteriores, si es al menos problemático en el sentido de que el alumno, en caso de carecer de estos conocimientos, puede acudir a bastantes fuentes de información, tales como a los propios profesores, compañeros, padres, profesionales de esa misma ocupación, a la misma empresa, etc.
¿Cómo llevar a cabo e análisis y evaluación de los conocimientos en Autoorientación?.
Es conveniente que, cuando el alumno se disponga a analizar y evaluar los conocimientos que posee de una determinada profesión, haya ya analizado y evaluado sus competencias profesionales y haya comprobado que se correlacionan o que están acordes con las aptitudes que se requieren para el ejercicio de esa profesión.
Una vez analizado este aspecto, el alumno ya estará en condiciones de analizar y evaluar sus conocimientos. Las maneras de hacerlo son múltiples y variadas, las cuales abarcan desde leer artículos en prensa o en libros hasta entrevistas directas con profesionales, así como realización de prácticas en las empresas donde se desempeñen la profesión elegida, también podemos realizar o acudir a charlas, debates, mesas redondas, etc.
Todas estas actividades no sólo le van a servir al alumno para analizar y evaluar sus conocimientos sobre una profesión en cuestión, sino que, además, le permiten subsanar lagunas informativas y adquirir nuevos conocimientos de los que no disponía, así como asegurarse de que realmente esta profesión elegida responde a sus aptitudes, actitudes, intereses, motivaciones, personalidad y, en definitiva, a su Potencial Profesional.
2.7.- POTENCIAL PROFESIONAL.
Dafouz y Víbora entienden por Potencial Profesional el conjunto de experiencias, aprendizajes y competencias de una persona, unido a sus características físicas y psicológicas. Estos aspectos son los que van a determinar tanto la valía de una persona en el desempeño de una profesión en concreto, así como la preferencia de aquélla hacia ésta.
Dicho de otra manera, el Potencial Profesional incluye todos aquellos elementos que influyen en una elección profesional y, a la misma vez, el análisis de esos elementos nos indicará en qué medida el sujeto podrá ejercer de forma adecuada la profesión elegida.
Si el Potencial Profesional lo conforman el conjunto de experiencias, aprendizajes y competencias (es decir, conocimientos, capacidades y aptitudes) de una persona unido a sus características psicológicas (intereses, actitudes, personalidad, motivación) y físicas a la hora de analizar y evaluar el Potencial Profesional el alumno tendrá que tener claro y conocer adecuadamente todos los aspectos y elementos mencionados. Una vez que se encuentra en este punto el Potencial Profesional será analizado y evaluado a través del análisis conjunto e integrado de dichos factores y elementos.
Es decir, para identificar el Potencial Profesional es necesario integrar todos sus componentes: las competencias y los conocimientos, así como las actitudes, intereses, personalidad, motivación, características físicas deben ser contrastados y analizados de forma conjunta, las conclusiones a las que llegue el alumno serán el Potencial Profesional.
¿Cómo identificar este Potencial Profesional?, ¿cómo contrastar y analizar de forma conjunta todos sus componentes?.
Dafouz y Víbora proponen la siguiente técnica:
Se le entrega al alumno una clasificación de todos los componentes del Potencial Profesional y deberá señalar «Mal, Regular, Bien, Muy bien» el grado de pertenencia de las mismas según las conclusiones a las que ha llegado en el análisis y evaluación, de forma separada, de dichos componentes.
Así el alumno deberá indicar (como se ha dicho) «Mal, Regular, Bien, Muy bien» las siguientes características:
1.- Características Físicas Generales:
– Esfuerzo físico.
– Resistencia (a la fatiga y monotonía).
– Adaptación a la situación.
– Enfermedades padecidas.
2.- Características perceptivas:
– Visuales.
– Táctiles.
– Gustativas.
– Olfativas.
– Auditivas.
3.- Características motoras:
– Habilidades manuales.
– Capacidad de coordinación:
* Visomanual.
* Bimanual.
4.- Aptitudes:
– Razonamiento abstracto.
– Razonamiento verbal.
– Aptitud numérica.
– Aptitud espacial.
– Memoria.
– Creatividad.
5.- Otras características:
– Atención.
– Sentido de la observación.
6.- Capacidad de Organización:
– De su propio trabajo.
– Del trabajo de otros.
– Administrativa.
– A nivel de Dirección.
7.- Características de la Personalidad:
– Estabilidad emocional.
– Introversión/Extraversión.
– Dominio/Sumisión.
– Responsabilidad.
– Seguridad en sí mismo.
– Flexibilidad.
– Iniciativa.
8.- Características Sociológicas:
– Capacidad de integración al grupo.
– Habilidad social.
– Capacidad de adaptación.
9.- Intereses:
– Técnicos y mecánicos.
– Por actividades artísticas y creativas.
– Por actividades administrativas y burocráticas.
– Por las relaciones sociales y asistenciales.
– Intelectuales.
– Ejecutivos y de ejercicio de liderazgo, comercial y organización de la empresa.
El análisis conjunto de estas características le permite al alumno concretar cuál es su Potencial Profesional, estando, en este momento, en condiciones de compararlo con los requerimientos, condiciones y características de las diferentes profesiones que le agradan o le llaman la atención, pudiendo elegir aquella que esté más acorde con su Potencial Profesional.
Es necesario tener en cuenta que la técnica expuesta es sólo a modo de ejemplo, el Orientador, tutor, incluso, el propio alumno podrán introducir aquellas otras características o bien, rasgos de características que consideren oportunas.
3.- CONCLUSION.
El mundo profesional de finales del siglo XX está cambiando rápidamente, por lo que el consejo orientador «aquí y ahora» es inoperante, lo cual hace preferible enseñar al alumno a analizar las situaciones que le preparen para solucionar los problemas que le deparará, en el futuro, su vida.
Desde esta perspectiva la finalidad primera de la Orientación Profesional ha de consistir en ayudar al alumno a saber qué es lo que quiere, combinando armoniosamente todos los componentes de su Potencial Profesional, es decir, que el alumno aprenda a Autoorientarse, elaborar su propio proyecto de vida.
Para ello es necesario que obtenga un profundo conocimiento tanto de sí mismo como de las diferentes profesiones por las que se siente atraído.
Ambos aspectos, en el proceso de Autoorientación, deben determinarse, principalmente, a través de la autoevaluación, es decir, es el alumno el que debe evaluar, analizar y valorar cuál es su Potencial Profesional y, conforme este, concretar aquella o aquellas profesiones más adecuadas para su elección.