Tema 28 – Al-Andalus: política, sociedad y cultura.

Tema 28 – Al-Andalus: política, sociedad y cultura.

Conquista (711-755)

En el último cuarto del siglo VII, la monarquía visigoda se descompone en una guerra civil que enfrenta a las familias de Chindasvinto y Wamba, por el trono. La mayoría de la población, que no es hispanogoda, se muestra desinteresada por estos conflictos. Simultáneamente, los musulmanes se van expandiendo por todo el norte de África, y han llegado hasta Ceuta. Cuando es elegido Rodrigo como rey de los visigodos, los hijos del anterior rey Wittiza, deciden oponerse a él y solicitan ayuda a estos musulmanes.

En el año 711 desembarca Tarik en la península cruzando el estrecho al que dará nombre (Yebel Tarik, luego Gibraltar), al frente de unos 18000 bereberes. Derrota a Rodrigo en la batalla de Guadalete y le da muerte. Se dirige a Córdoba y luego a Toledo, donde coge el botín de la monarquía visigoda. Después explora la meseta norte, desde Amaya hasta León. Una vez tomada conciencia de la dimensión y riqueza de las nuevas tierras conquistadas, acude el Muza, el jefe de Tarik, con unos 17000 árabes. Después de ocupar Sevilla y Mérida, esta ultima después de un prolongado sitio, se reúne en Toledo con Tarik. Juntando sus fuerzas entran en el valle del Ebro en Zaragoza, Tarragona y Barcelona. Otro general importante es el hijo de Muza, llamado Abd-al-Aziz ben Muza. Este será el primer emir de España, que al casarse con Egilona, viuda del rey Rodrigo, parecía querer legitimar la posición de su familia al frente del gobierno en la península.

La capital del emirato se sitúa en Córdoba, y es dependiente del gobernador del norte de África que se encuentra en Túnez, y de los califas de Damasco. Las expediciones militares se prolongan durante varios años, llegando a su punto final con la derrota musulmana de Poitiers (732). Ahora van a estallar los problemas étnicos. Los árabes ocupan las llanuras litorales y fluviales mientras a los bereberes les entregan las zonas más desfavorecidas. Cuando los bereberes se rebelan contra el dominio árabe, entran tropas sirias que restablecen el orden pero suplantan en el poder a los árabes. La solución a estos conflictos vendrá de la mano de Abu-l-Jattar (743), quien asienta a los sirios y devuelve a los árabes las posesiones arrebatadas.

Emirato Omeya (755-929)

La dinastía Omeya es exterminada durante la revolución abbasí de 750. Se salva el príncipe Abd al-Rahman que en 755 llega a la península, se alía con los yemeníes y derrotan a la facción qaysí. Como emir independiente asentó su poder en un sólido grupo de clientes omeyas, reorganizando del ejército andalusí, aumentando la presión fiscal a los mozárabes, confiscando los bienes de los witizianos y de los funcionarios caídos en desgracia.

Construyó la primera mezquita de Córdoba en 785. Su sucesor Hisam I (788-796) recibió un emirato estable, con lo que se dedicó al saqueo de los reinos cristianos. El tiempo de Al-Hakam (796-822) marca el inicio de la agitación social, a la vez que se desarrolla la estructura estatal y hay una creciente presión fiscal. Los bereberes, eslavos, mozárabes y muladíes adquieren un papel destacado en la administración. En las zonas fronterizas surgen focos de disidencia.

Con Abd al-Rahman II (822-852) se da un viraje por el descenso de la conflictividad social, la reorganización del aparato estatal, el impulso de la urbanización y el intenso control fiscal del territorio. Sin embargo, la segunda mitad del siglo IX y los primeros años del siglo X marcan una crisis que propiciará la atomización del poder en Al-Andalus. Se producen rebeliones como la de Umar ibn Hafsun en las serranías andaluzas, que hacen que el emir solo controle Córdoba y sus alrededores.

Califato (929-1031)

Abd al-Rahman III realiza entre el 912 y 928 una serie de campañas contra los señores locales, los seguidores de ibn Hafsun y los reinos cristianos, logrando así reafirmar la superioridad político-militar de Al-Andalus. En el 929 toma el título de califa, creando un arma ideológica frente al califato fatimí (norte de África) que controla las rutas de aprovisionamiento del comercio andalusí, y oponiendo Córdoba a Santiago como lugar santo de la península.

Durante su reinado y el de su hijo Al-Hakam II (961-976) el califato conoce su mayor esplendor. El aparato estatal cordobés se estabiliza, el ejército es destribalizado y la aristocracia palatina se burocratiza. Las concesiones territoriales las solicitan los señores y pagan tributos por ellas. La política exterior es victoriosa, con los reinos cristianos peninsulares con la diplomacia y alguna acción militar, en el Magreb interviene comercialmente y en Europa tiene relaciones con Bizancio y el imperio otónida. Otro gran logro es la capacidad de centralización fiscal. Se diversifica la carga fiscal, ingresándose más a la vez que se consigue la estabilidad social.

A partir del año 976 se conocerá en Córdoba la dictadura de Almanzor, que usa mercenarios bereberes en el ejército, liquida el grupo de eslavos que luego reconstruye como clientes de la dinastía (amiries), hace una pública exhibición de religiosidad estricta, empleando de forma reiterada la guerra santa para encubrir su poder ilegítimo con campañas contra los reinos cristianos y en el Magreb donde se logra controlar la ruta del oro. Almanzor muere en 1002, sucedíendole sus hijos. Primero Abd al-Malik, y luego Sanchuelo, que se proclamó sucesor del califa. Enfrentado así a malikies y clientes omeyas, en el 1009 ponen de califa a Muhammad II. Este es el primero de varios califas, que representan a bereberes, legitimistas o amiries. Se dan dos hechos. En la crisis del califato se ceden en señorío las zonas ocupadas por bereberes y se emplean las tropas cristianas como mercenarias. Todo acaba cuando en 1031 un motín en Córdoba acaba con el último califa cordobés. Se inician los reinos de taifas.

Reinos de taifas (1009-1086)

Ya desde el 1009 los jefes locales solo se preocupan de afirmar su autoridad en su territorio. El proceso que lleva al reino independiente viene marcado por el componente étnico:

A Árabes o andalusíes: Sevilla, Córdoba, Toledo, Zaragoza…

A Eslavas: Tortosa, Valencia, Játiva, Murcia,…

A Bereberes: Granada, Málaga, Ronda, Algeciras,…

Hay una rivalidad constante entre las taifas árabes y las bereberes, razón por la cual los cristianos participan en sus luchas intestinas como mercenarios. En este momento dejan de cobrar parias de los reinos cristianos y empiezan a pagarlas, con la consiguiente conflictividad social. Para mantenerse en el poder no pueden dejar de recurrir a los cristianos. Van cediendo terreno frente a los reinos Castilla y de León, culminando con la pérdida de Toledo (1085). Es entonces cuando toman conciencia del verdadero peligro que suponen sus vecinos del norte, llamando Al Mutamid de Sevilla en su ayuda a los almorávides.

Almorávides (1086-1147)

Tribu originaria del Sahara que unifica el Magreb, controlando las rutas del oro y siguiendo la rigorista escuela malikí. Instalan su capital en Marrakech. Entran en la península y derrotan a los castellano-leoneses en la batalla de Sagrajas o Zalaca (1086), logrando otra victoria en la Batalla de Uclés (1108). No recuperan Toledo, pero más tarde conquistan Zaragoza y Mallorca unificando Al-Andalus. Con ellos vuelve la intransigencia religiosa, se suprime el pago de parias a los reinos cristianos. La revueltas antialmorávides y la presión del nuevo grupo procedente del Sahara, los almohades, lleva a una decadencia y a la creación de las segundas taifas.

Almohades (1147-1212) y terceras taifas (1212-1262)

Tumart encabeza un movimiento religioso bereber que se hace con el control del Magreb, conquistando Marrakech (1147). Entra en la península, respondiendo la petición de ayuda por parte de algunas taifas y para mantener el control del comercio en el mediterráneo occidental. Conquistan Al Andalus, expulsando a los castellanos de Almería (1157) y derrotando toda oposición de los reyes locales, siendo la más importante la de Mardanish (1072).

Unificado Al-Andalus y aprovechando querellas cristianas, toman territorios fronterizos y derrotan a los castellanos en Alarcos (1195), con lo que recuperan el Campo de Calatrava. Los cruzados cristianos liderados por Castilla les vencen en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), lo que deja al descubierto las desavenencias internas almohades. Se disgrega el califato, surgiendo las terceras taifas. Los reinos cristianos conquistan todas en el plazo de medio siglo, salvo Granada. Hito principal será la toma de Sevilla (1248) por Fernando III.

Emirato nazarí de Granada (1232-1492)

Nace este emirato por la descomposición interna del imperio almohade. Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr se proclama sultán en 1232 y funda la dinastía. La historia del emirato tendrá unas fases de esplendor y otras de decadencia, muy en relación con los problemas políticos castellanos. Durante los tres siglos y medio de existencia fue tributaria de Castilla, lo que obligó a una fuerte presión fiscal, ejercida de manera organizada por un Estado centralizado. Fue refugio de musulmanes huídos de las tierras recién conquistadas por los cristianos. Cuenta con la ventaja para la defensa militar de separar la cadena bética los dominios castellanos de los nazaríes. Su prosperidad está relacionado con su posición estratégica en el mediterráneo. Los años finales están marcados por la guerra civil, que es aprovechada por los castellanos para ir ocupando todo el reino, hasta lograrlo el 2 de enero de 1492.

SOCIEDAD

Grupos sociales

El Islam era una religión que trataba de conseguir adeptos allí donde se instalaba, pero consentía la existencia de lo que ellos llamaban las religiones del libro: judaísmo y cristianismo, aunque les denominaban Ainfieles@. Cuando se forma el territorio de Al Andalus, hay en él una mayoría de cristianos y grupos minoritarios de judíos. Las conversiones al Islam entre los cristianos serán abundantes, para evitar el pago del impuesto de capitación, que afecta a los Ainfieles@. De esta forma, pronto la religión islámica será la más importante.

Musulmanes. La sociedad hispanomusulmana estaba formada por tres grupos, según su procedencia. Los árabes son el grupo más reducido pero el más poderoso, que se va a instalar en los principales núcleos urbanos, sobre todo de la antigua Bética. Los bereberes, más numerosos que los árabes, cuentan con el poder militar, y van a ir aumentando su número por el contacto con su región de origen, el norte de África. Los muladíes, cristianos nativos convertidos al Islam para lograr una mejora social. El grupo mayoritario y el que ocupa el último escalón entre los musulmanes. Protagonizan diversos motines. Todos los musulmanes son privilegiados frente a los demás grupos.

Mozárabes. Es el grupo de cristianos que hablan árabe y están impregnados de la cultura y las costumbres islámicas. Tenían sus obispos y sacerdotes propios. Protagonizan, junto con los muladíes, las revueltas para mejorar su condición socioeconómica. No tienen acceso a la administración musulmana, por lo que la clase dirigente entra en la jerarquía eclesiástica o se hace jefe de su comunidad, ejerciendo un poder como juez especial para impartir justicia con la ley visigoda. Desde la segunda mitad del siglo IX hay un progresivo traslado hacia los reinos cristianos, lo que combinado con las deportaciones al norte de África por participar en las revueltas hace que a principios del siglo XII, sea una comunidad prácticamente desaparecida en el mundo islámico.

Judíos. Los judíos españoles consideraron a los musulmanes como sus liberadores y fueron siempre sus aliados. Los judíos si accedieron a puestos de mando, como en la ciudad de Toledo. Su principal actividad era el comercio, sobre todo de esclavos entre la españa cristiana y la musulmana. Vivían separados en juderías. La aljama es la organización institucional que rige la comunidad judía, a cuya cabeza está el rabino.

Mudéjares. Son los musulmanes que viven bajo el dominio cristiano, que pueden ser libres o esclavos. Desde el s. XIII aumenta su número considerablemente y durante el s. XIV muchos pasan de esclavos a libres, mediante la compra de su libertad o por la conversión al cristianismo. A pesar de la convivencia pacífica las leyes castellanas les imponen numerosas limitaciones. Durante el s. XV se convierten muchos al cristianismo, y cuando en 1502 los Reyes Católicos decretan la expulsión de todo mudéjar que no se convierta, pasan a ser el grupo conocido como morisco. Se mantienen como un grupo diferenciado hasta que son definitivamente expulsados en 1609.

También hay otros grupos minoritarios, introducidos mediante el comercio de esclavos que practican los judíos. Los negros sudaneses, empleados como servicio palatino, y los llamados eslavos, que forman una elite militar que en ocasiones pugna por el poder con árabes y bereberes.

Las ciudades

Frente al mundo rural que impusieron los visigodos, los musulmanes siguen la tradición urbana que en la península venía desde la dominación romana. Esta reurbanización se va a notar sobre todo en los valles del Guadalquivir y Ebro, sobre núcleos que ya fueron importantes en época romana. Se reconoce en su planta un trazado sinuoso de las calles. Córdoba será la ciudad más importante, alcanzando hasta cien mil habitantes en la época califal, seguida en importancia por Sevilla, Toledo, Málaga, Granada y Zaragoza, más tarde también Valencia. Hay unos pocos núcleos creados por los musulmanes, todos ellos con un objetivo estratégico, donde el origen se encuentra en un campamento militar. Calatayud, Calatrava, Madrid y Medinaceli en la ruta que une Córdoba, Toledo y Zaragoza. Murcia creada después de que Abderramán II arrasara la antigua capital de la zona en una revuelta y Tudela, bastión septentrional defensivo de Zaragoza frente a los Banu Qasi. El mundo urbano conoce su época de máxima expansión en el siglo X, con Abd al Rahman III y sus sucesores, convirtiéndose en el motor de toda la economía de Al Andalus. La zona interior de las murallas es lo que llamaban madina, mientras que los barrios exteriores son los arrabales. En la madina residen aristócratas, comerciantes y funcionarios, mientras el arrabal está ocupado por artesanos y labradores de los huertos cercanos al arrabal.

Economía

La agricultura con la entrada de los musulmanes inicia una época dorada. A la introducción de nuevos cultivos como el arroz, con excelentes productividades, o la caña de azúcar, se une la mejora de la irrigación al introducir técnicas procedentes de Mesopotamia. La vid se mantiene como cultivo importante y aumenta la superficie de olivo. La ganadería aumenta, siguiendo con el sistema de transhumancia.

El comercio se intensifica. Regionalmente para abastecer los zocos urbanos, y también internacionalmente al formar un área comercial la península con el norte de África y el sur de Francia, siendo Almería uno de los centros más importantes. La llegada de oro procedente de África supone la vuelta a la monetarización de la economía, sobre todo en los siglo VIII-X. Es importante la construcción naval después de los primeros ataques normandos en el siglo IX. También destaca la fabricación de vidrio y la popularización de la cerámica. Desde el último cuarto del siglo X, el esplendor del califato fatimí y de la ciudad de El Cairo, absosorbe los recursos auríferos del norte de África, con lo que el estado cordobés debe suplir la reducción de este flujo de metal con lo ataques a los cristianos del norte. Son los años de Almanzor. Estas campañas bélicas deterioran la economía del Estado, hasta llegar a su colapso en el año 1008.

CULTURA

Las manifestaciones filosóficas, literarias y artísticas de la España musulmana están relacionadas con el intenso contacto con el mundo oriental y la sólida base material de Al Andalus. Hay una completa ruptura con lo que es la época visigótica. El lenguaje empleado es el árabe, aunque gran parte de la población hable un dialecto romance. Hay un considerable desarrollo de escuelas privadas e importantes bibliotecas, siempre con la religión islámica como punto de referencia obligado. Es importante la religión, porque dentro del mundo islámico, los alfaquies (juristas-teólogos) no solo dan solución a las cuestiones religiosas, sino que participan de las sociales, ya que el Islam revela una forma de vida. En la península la escuela malequí, la más ortodoxa, se convierte en el credo oficial del Estado y señala los límites de la propia creación cultural. Así, los siglos VIII-XI son de una severa ortodoxia.

Hay una oposición en el pensamiento que procede de los alfaquies, frente a una tradición racionalista procedente de ibn Masarra (883-931). En el tiempo de los almohades hay un intento de dar una expliacción racional a los textos sagrados. Una de las figuras principales es Averroes, quien intenta dar una interpretación conjunta del neoplatonismo, aristotelismo y mundo islámico. Por otra parte Maimónides quiere conciliar el aristotelismo musulmán con el judaísmo.

En Al Andalus la lírica se va a cultivar mucho a partir del califato, alcanzando su máximo esplendor durante las primeras taifas. Hay unos poemas cultos, procedentes de oriente que tienen como tema principal el amor y la vida nómada. Son versos de estructura rígida y gran perfección formal. Frente a ellos hay otras formas populares que adquirirán una gran difusión: el zejel y la muasaja. Escritas en lengua vulgar, admiten una importante variedad de rimas, mezclando en la jarcha o pareado final, él árabe vulgar y el romance.

El campo de la ciencia será cultivado a partir del siglo X. Durante el califato destacaron la astronomía y la medicina. Con los reinos de taifas la principal actividad se traslada a Toledo destacando por las matemáticas, medicina, astronomía, astrología y alquimia. Mientras destacaban Sevilla en poesía, Córdoba en geografía e historia, y Denia en estudios coránicos. Ibn Wafid llegó desde Córdoba a Toledo cuando se extingue el califato. Ejerció la medicina basada en la dieta alimenticia. Llegó a ser visir de Toledo. En la misma ciudad Ibn al-Bagunis enseñó aritmética, geometría y lógica. Azarquiel perfeccionó el astrolabio y el reloj de agua, y sus tablas toledanas corrigieron las mediciones de Ptolomeo, situando el meridiano de referencia en Toledo. Dentro de este ambiente cultural toledana surge Sa´id, cadí de la ciudad que, entre 1065 y 1070, escribe la primera historia andalusí de las ciencias, Libro de las generaciones de las naciones. La ciencia nace en la India, recorre un largo camino para llegar a su punto final en la España musulmana.

La importancia científica de Toledo no va a desparecer al ser incorporada al reino de Castilla. Permaneció en ella una tradición tanto islámica como judía que eclosiona en el siglo XIII en la escuela de traductores fundada por Alfonso X el Sabio. Se recuperan obras de Aristóteles, Galeno y Ptolomeo, que se conservaban por sus versiones en árabe, a lo que se añade la traducción latina de las obras científicas islámicas. Estas traducciones se realizan en un momento de renacimiento cultural y del surgimiento de las universidades. Sin este esfuerzo traductor sería imposible la recuperación clásica del renacimiento italiano.

El arte será una faceta muy importante de la vida de la aristocracia islámica. Los emires, califas y luego reyes de taifas, consideran el mecenazgo artístico como una muestra de su grandeza. Las construcciones son numerosas, aunque sus aportaciones sean exclusivamente en el campo decorativo. Los monumenos más importantes que han llegado hasta nosotros son la mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada. La mezquita de Córdoba se construyó aprovechando materiales antiguos e incorporando el doble arco de herradura como solución frente al atirantado. Iniciada su construcción con Abd al Rahman I en el siglo VIII, sufre sucesivas ampliaciones hasta el siglo XI, primero derribando el muro de la qibla y después añadiendo ocho a las primitivas once naves. La Alhambra es el palacio real nazarí, y a la vez una alcazaba (castillo). Construido en el siglo XIII, el palacio se articula en torno a dos patios, de los Leones y de Comares. Está integrado en el entorno y alcanza la máxima cota decorativa del arte islámica español, tratando de transmitir sensaciones para vista, oido y olfato.

Además de en arquitectura, el trabajo de la madera, tanto para muebles como para artesonados, las talla de marfil, bordados de seda y la cerámica, alcanzan un nivel tan alto, que el arte cristiano medieval y moderno es heredero de la tradición islámica.

BIBLIOGRAFÍA

ARIE, Rachel, España musulmana (siglos VIII-XV), tomo III de la Historia de España de Tuñón de Lara, Barcelona, 1982.

GARCÍA DE CORTAZAR, José Angel, La época medieval, Historia de España de Miguel Artola, tomo II, Madrid, Alianza, 1988.