INTRODUCCIÓN
La dinastía Habsburgo entra en los reinos peninsulares por el matrimonio de la hija de los Reyes Católicos, Juana, con Felipe, hijo del emperador Maximiliano y María de Borgoña. No estaba destinada Juana a ser la heredera de las coronas de Castilla y Aragón. Los Reyes Católicos habían planeado la sucesión primero en su hijo Juan, que muere en 1497, después en Isabel, casada con dos reyes de Portugal y con un hijo, Miguel, ambos mueren prematuramente. Incluso murió el hijo que tuvo Fernando el católico con su segunda esposa, Germana de Foix, que hubiera heredado Aragón con los territorios italianos. Esta sucesión de acontecimientos deparó un desenlace inesperado, cuando se llama a la sucesión a una reina con problemas de desequilibrio emocional y a su ambicioso marido Felipe el hermoso. La muerte prematura de este hace que la regencia esté retenida en manos de Fernando el católico, hasta que muere. Entonces llega el primer rey de la dinastía (Felipe I era rey consorte y regente), Carlos de Gante, Carlos I.
POLÍTICA
El reino de Castilla evoluciona entre los siglos XV y XVII rápidamente, pasando de ser una monarquía feudal a acercarse a la forma de Estado Moderno. Las Cortes habían jugado un papel fundamental en las decisiones políticas desde finales del siglo XII. Tendrán un progresivo debilitamiento, sobre todo desde 1539, cuando quedan solo representadas las dieciocho ciudades con voto en Cortes, y entonces nobleza y clero buscan otras formas de participar en la política. Después de las Comunidades, las oligarquías urbanas se consideran ajenas a los problemas internacionales. Cobra protagonismo la figura del Corregidor, agente de la corona con funciones judiciales. Hay uno en cada ciudad con voto en Cortes y también en las localidades que estuvieran lejanas de estas. A la vez los regidores municipales van perdiendo peso, debido sobre todo a que eran elegidos entre las oligarquías urbanas y heredaban o compraban el cargo. Debido a la gran diversidad de territorios y la distancia entre ellos, la Monarquía Hispánica emplea un figura política originario de Aragón, el Virrey. Ejerce las funciones del rey en ausencia de él. Los reinos de Aragón, Italia y América contaron con virreyes. En Flandes, sin embargo, se nombraban gobernadores, y para Castilla y Navarra, cuando faltaba el rey, regentes.
La política en la corte se organiza en torno a los Consejos, el llamado sistema polisinodal. Hay consejos comunes para todos los reinos: Estado, Guerra e Inquisición. El Consejo de Estado era el responsable de la política exterior y jugará un papel de primer orden en estos dos siglos. Hay un consejo para cada uno de los territorios: Castilla, Aragón, Indias, Italia, Navarra (sede en Pamplona). El Consejo de Castilla es el más importante, cuenta con dos secciones que acabarán formando también dos consejos: Ordenes Militares y Hacienda. La figura del secretario adquiere protagonismo en el siglo XVI, haciendo de enlace entre el rey y los consejos, Francisco de los Cobos y Gonzalos Pérez con Carlos I y Antonio Pérez y Mateo Vázquez con Felipe II. El siglo XVII es el de los validos, personas que sin ocupar un cargo concreto, ejercen las funciones de gobierno en lugar del rey.
Carlos I (1516-1556)
La herencia de Carlos I será el origen de la Monarquía Hispánica, con reinos en toda Europa y todos los continentes conocidos. Entre 1506 y 1519 va recibiendo su cuantiosa herencia patrimonial:
A 1506. Muerte de su padre Felipe I de Castilla, el hermoso. Hereda el ducado de Borgoña (Franco Condado), Flandes y Artois.
A 1516. Muerte de su abuelo materno Fernando el Católico. Hereda los reinos de Aragón, Nápoles y Sicilia. Se convierte en regente de su madre Juana la Loca, reina de Castilla, y nace una diarquía. Carlos es así rey de Castilla, León y las Indias.
A 1519. Muerte de su abuelo paterno el emperador Maximiliano. Estados patrimoniales de los Habsburgo y derecho a la corona imperial.
Hasta el año 1530 mantiene la idea imperial cristiana, y toda su política recae sobre el canciller Gattinara. A su muerte dividirá sus estados en tres zonas, gobernadas de manera autónoma. El secretario Cobos al frente de los reinos peninsulares e Italia, Granvela los Países Bajos y Fernando, el hermano del emperador, Alemania.
Cuando Carlos fue proclamado como sucesor de los Reyes Católicos, hubo un gran descontento en los reinos hispánicos; el nuevo rey desconocía las lenguas hispanas y se hacía rodear de consejeros flamencos, los cuales hicieron graves desaires a los regentes de Castilla y Aragón. Todo esto unido a las peticiones de dinero para sus pretensiones imperiales, provocaron que las cortes castellanas (Santiago-La Coruña) de 1520 fueran muy agitadas. Después que saliera hacia Alemania, suceden las revueltas de las Comunidades en Castilla y las Germanías en Valencia, estas últimas tuvieron un carácter social, mientras las Comunidades tuvieron un carácter político. Era la expresión del disgusto de la clase media urbana de Castilla. Se pedía una monarquía cuya columna vertebral fuera la burguesía urbana y que el rey residiera en Castilla. A la falta de líder comunero, contrapuso Carlos, primero la revocación de las disposiciones más impopulares, y luego el apoyo de los grandes de Castilla. En la Batalla de Villalar (1521) los comuneros son derrotados. Sigue la ejecución de los líderes comuneros Padilla, Bravo y Maldonado y una escasa represión.
La rivalidad más importante la mantiene Carlos I con el rey de Francia Francisco I. Se suceden cinco guerras, que se mezclan con los demás problemas del Emperador. La primera guerra (1521-1525) está motivada por la invasión francesa de Navarra aprovechando los desórdenes en Castilla provocados por las Comunidades. El Emperador invade Milán, fracasa Francisco I en sus intentos de recuperarlo, hasta que es hecho prisionero en la Batalla de Pavía (1525). Carlos I abusa de su ventaja y obliga a firmar el Tratado de Madrid, que hace que Inglaterra y el Papa abandonen su alianza con Carlos. Se organiza en torno al Papa la Liga Clementina que da lugar a la segunda guerra (1526-1529), desarrollada en Italia. Acaba con el Saco de Roma (1527) y después la Paz de Cambrai (1529). La coronación imperial en Bolonia (1530) pone fin a las querellas entre Papa y Emperador. La tercera guerra (1535-1537) está motivada por la sucesión de Milán. Francia ocupa Saboya y Piamonte, Carlos I la Provenza, se acaba por agotamiento de las partes, con la firma de la Tregua de Niza (1538) donde el Papa hace de árbitro.
Carlos I está molesto porque piensa que Francisco I está detrás de la conversión al protestantismo de los príncipes alemanes y por que realiza negociaciones con los turcos. Pone por encima de la religión las disputas políticas. A la vez Francisco I está resentido porque Carlos ha entregado el ducado de Milán a su hijo Felipe. Cuando fracasó el ataque del Emperador contra Argel, Francisco I ataca iniciando la cuarta guerra (1542-1544), donde la ventaja vuelve a estar del lado del emperador por su alianza con Inglaterra. Acaba con la Paz de Crepy, en la que Francisco I se compromete a devolver Saboya, colaborar para conseguir la unidad religiosa y rompe su alizan con los turcos. Carlos I se mete de lleno en los problemas de Alemania, aliado con Mauricio de Sajonia vence en la batalla de Mühlberg (1547). En este punto creyó el Emperador que había logrado hacer prevalecer su autoridad en el Imperio y que podría dejar a su hijo Felipe la herencia íntegra. Mauricio traiciona al Emperador que acaba de iniciar la quinta guerra (1552-1556). Enrique II de Francia ocupa las plazas de Metz, Toul y Verdún, Carlos I para no caer prisionero debe huir por los Alpes. Al no conseguir equilibrar la situación en Alemania acepta la división religiosa en Paz de Augsburgo (1555). Cede Saboya y Piamonte a Francia y después abdica de todos sus reinos excepto Austria y el Imperio, en su hijo Felipe II. Enrique II no se conformó y volvió a atacar en Italia. Felipe II, aliado de los ingleses (era rey consorte de Inglaterra en estos momentos) vence a los franceses en la batalla de San Quintín, dejando abierto el camino a París. La Paz de Cateau-Cambresis (1559) cierra estas continuas guerras con Francia. Francia sale reforzada en su frontera norte y nordeste, mientras la Monarquía Hispánica se queda con el dominio de Italia.
La lucha contra los turcos se desarrolla en mar y tierra. Llegan hasta las puertas de Viena en 1529, después de derrotar a los húngaros en la batalla de Mohacs (1526), matar a su rey Luis II y quedarse con su reino. El empuje llega hasta 1566, año de la muerte de Solimán. El mediterráneo, a pesar de los esfuerzos del Emperador que conquista Túnez y ataca Argel, será al final del reinado un lago turco.
Felipe II (1556-1598)
Los primeros años del reinado están marcados por la continuidad de la política de su padre. Llega a Castilla en 1559 y poco tiempo después fija la sede de la corte en Madrid. El cambio de corte itinerante a corte sedentaria es parejo al aumento de la burocracia. Carlos I viajó por todos sus reinos, Felipe II después de 1559 apenas sale de Madrid y El Escorial, tan solo los meses que pasa en Lisboa cuando se incorpora el reino de Portugal. En Castilla crece la tensión ideológica y, al tiempo de llegar Felipe II se eliminaron dos focos de luteranismo descubiertos en Valladolid y Sevilla. Felipe II pretende que la ortodoxia católica sea el nexo de unión de sus reinos. La política filipina se desarrollará en dos ejes: Mediterráneo y Atlántico.
Eje Mediterráneo
Moriscos. Las dificultades de asimilación de la población morisca llevan al Edicto de 1567, que provoca la revuelta de las Alpujarras. Faltos de apoyo, los moriscos son derrotados, y se les expulsa del reino de Granada. Se temía que sirvieran de cabeza de puente para una invasión de los turcos. El problema de los turcos comienza a solucionarse en 1571. El Papa, Venecia y Felipe II forman la Santa Liga, que derrota a la flota turca en la batalla de Lepanto. Esta victoria no fue explotada adecuadamente. En 1577 se llega a una tregua con el turco que sentará un largo status quo en el Mediterráneo.
Eje Atlántico
La rebelión de los Países Bajos pudo tener su origen en medidas del reinado anterior. Entre las causas está la pérdida de mercado frente a la competencia inglesa, peso financiero de las campañas militares del príncipe, alejamiento de la aristocracia del gobierno,… El principal animador de las revueltas, iniciadas en 1568, fue Guillermo de Orange. Se envía primero al duque de Alba para dar una solución militar, luego a Requesens para negociar, sigue don Juan de Austria, y Alejandro Farnesio, quien pese a la complicación de ingleses y franceses, consigue consolidar un sur católico bajo la Unión de Arrás (1578). En 1598 heredan los Países Bajos Isabel Clara Eugenia y el archiduque Alberto, que a su muerte, al no tener hijos volverán a la Monarquía Católica.
El problema flamenco tiene derivaciones de política interna, como el asunto del príncipe Carlos, y el de Antonio Pérez. También supuso la polarización de dos posturas políticas en Madrid. De un lado los halcones, partidarios de la guerra a ultranza, encabezados por el duque de Alba; por el otro los pactistas con Rui Gómez de Silva, Príncipe de Éboli.
La política atlántica se reforzará en 1580 con la anexión de Portugal. La muerte de todos los herederos directos al trono dejaba a Felipe II, hijo de una princesa de Portugal en disposición de tomar la corona. De forma constitucional (Cortes de Tomar) y militar (duque de Alba) se asegura el reino.
El problema con Inglaterra era múltiple. Estaba el control castellano de la política, control comercial de los puertos americanos y bálticos, y el problema religioso. El intento de invasión de la isla acabó con el desastre de la Gran Armada, llamada despectivamente por los ingleses Armada Invencible (1588).
La última década de Felipe II, fueron los peores de años de su reinado. El problema flamenco se agrava con el fin de las guerras en Francia, la economía castellana se estanca, una nueva bancarrota (1597),… Se firma la Paz de Vervins (1598) con Francia. A la muerte de Felipe II Isabel Clara Eugenia recibe los Países Bajos, Felipe III todos los demás reinos.
Felipe III (1598-1621)
El nuevo rey desatenderá pronto las labores de gobierno, dejando desde 1602 en manos del duque de Lerma el enlace con los consejos. Lerma ejercerá el poder con excesiva venalidad y al final del reinado perderá su ascendiente. La política exterior es más pactista que la anterior. Con Francia se mejoran las relaciones con la regencia de María de Medicis desde 1611. Con Inglaterra tras el ascenso de Jacobo I, se acuerda el Tratado de Londres (1604). En los Países Bajos la guerra se recrudece hasta la bancarrota de 1609; se acuerda entonces la Tregua de los Doce Años, reconociendo implícitamente a las Provincias Unidas. Estas paces permiten una recuperación económica de Castilla, que cargaba con todo el peso de las guerras de la monarquía.
El viejo problema de los moriscos se solucionó en 1609 con su expulsión. Fue un desastre en Valencia, Aragón y Andalucía, mientras que apenas se sintió en Cataluña o las dos Castillas. En 1618 el duque de Lerma pierde todo su peso político. Defiende la paz en la Guerra de los Treinta Años que entonces comienza, oponiendosele con éxito Baltasar de Zúñiga. Lerma es sustituido en la privanza por su hijo el duque de Uceda. Se inicia una persecución de los fieles del anterior valido, que culmina con la ejecución de don Rodrigo Calderón, ya en tiempos de Felipe IV.
Felipe IV (1621-1665)
Se inicia el gobierno con una depuración de la administración anterior pero la decepción vendrá cuando se compruebe como el rey delega sus funciones en Gaspar de Guzmán, conde de Olivares (luego conde-duque). Olivares no deseaba una política de guerra, pero sí que España fuera reconocida como potencia hegemónica. Es la política de prestigio. En 1621 se reanuda la guerra en los Países Bajos, a la vez que se participa en la Guerra de los Treinta Años, que se complica desde 1635 con la entrada de Francia.
En política interior emprendió reformas que acabaron en el desastre. La reforma administrativa consiste en desterrar la corrupción y aplicar medidas de austeridad, la reforma financiera crea los Montes de Piedad, pero como el préstamo público no da confianza acaba teniendo que recurrir, de nuevo, a aumentar los impuestos y devaluar la moneda. La más importante es la reforma constitucional, que pretendía repartir las cargas de la monarquía, que para Castilla son aplastantes. Para ello hay vías: política de atracción con cargos y títulos a la aristocracia periférica; la Unión de Armas, creando un ejército común; provocar revueltas y conquistar por la fuerza, imponiendo las reformas.
En 1640 cuando Olivares quiere poner en marcha sus reformas, casi se quiebra la monarquía. Cataluña y Portugal se separan de la Monarquía Hispánica. La Guerra de Cataluña dura hasta 1652. Portugal se separa porque no encuentra ya ningún beneficio en su anexión. La guerra dura hasta 1668 en que se reconoce su independencia. En Nápoles fueron revueltas de origen socioeconómico, que fueron sofocadas.
La Guerra de los Treinta Años, en la que los Habsburgo españoles interviene cada vez de manera más directa se divide en cuatro etapas:
A Fase bohemio-palatina (1618-1623). Batalla de la Montaña Blanca (1620).
A Fase danesa (1625-1629). Batalla de Lutter (1626).
A Fase sueca (1630-1635). Batalla de Nördlingen (1634).
A Fase francesa (1635-1648). Batalla de Rocroi (1643).
La caída de Olivares en 1643 supuso el ascenso de don Luis de Haro, pero ya con mayor participación del rey en política. En 1648 se firma la Paz de Westfalia, pero la guerra entre España y Francia durará hasta 1659, cerrándose en la Paz de los Pirineos. En estas paces el rey Felipe IV se ve forzado a ceder muchos territorios fronterizos a Luis XIV, el Rosellón y la Cerdaña en la frontera catalana, y otros en Flandes. Suponen el fin definitivo de la hegemonía española en Europa. Al final de su reinado Felipe IV es absorbido por sus problemas familiares, las aspiraciones de don Juan José de Austria y la debilidad de su hijo Carlos.
Carlos II (1665-1700)
Felipe IV dispuso la regencia de doña Mariana de Austria, asesorada por una Junta de Gobierno con seis miembros, para evitar un nuevo valimiento. La reina-regente buscó en su confesor, Nithard, un apoyo más directo. Don Juan José, virrey en Cataluña, realizará su marcha sobre Madrid en 1669, con lo que doña Mariana se deshace de Nithard. Pero ya en 1673 José de Valenzuela ocupa de nuevo la privanza. Don Juan José se pronuncia en 1677 y asume el gobierno hasta su muerte en 1679. Llevó a cabo la creación de una Junta de Comercio y la reforma monetaria, que a largo plazo serían muy beneficiosas. En 1680 el duque de Medinaceli entra como primer ministro, dando serenidad a la política y siguiendo la reforma comercial. En 1685 le sucede el conde de Oropesa, que hasta 1691 lleva una política de reformas fiscales y administrativas. Al final del reinado el Cardenal Portocarrero planteaba una sólida situación política, que se quebró con la muerte del rey.
La falta de descendencia del rey articulará toda la política exterior castellana. La monarquía sufre la constante agresividad de Luis XIV. Se suceden las guerras y las paces, con tratados muy perjudiciales para España como Nimega (1678) y Ratisbona (1684), y uno beneficioso, Ryswick (1697). La diplomacia de Luis XIV consiguió que el último testamento de Carlos II fuera a favor de Felipe, duque de Anjou.
ECONOMÍA
Agricultura y ganadería. La economía del siglo XVI era fundamentalmente agropastoril. Las malas cosechas son habituales, lo que unido al aumento de población supondrá la carestía del trigo, paliada con importaciones del Báltico. La APequeña Glaciación@ será catastrófica en el siglo XVII. Ante el crecimiento de población, al carecer de mejoras técnicas que eleven la productividad, se aumentan las roturaciones, a costa de la Mesta y los bosques. Se produce así una carestía de carne, cuya fuente calórica se sustituye por el vino. El viñedo ocupa las tierras buenas desplazando al trigo, con lo que la productividad sigue siendo baja. El aumento de los precios de la tierra, produce la acaparación por parte de la burguesía, que invierte en tierras en lugar de en industria y la concentración de la propiedad. Los intercambios entre comarcas eran difíciles y costosos por la mala red de carreteras y las aduanas entre los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. Es una agricultura donde la renta no está monetarizada, se paga en especie para huir de la inflación. En el mundo rural también se asientan, junto a labradores y ganaderos, los que ejercen oficios que podían ser de muy diversa condición. La ganadería lanar tenía importancia por la transhumancia y el comercio de la lana con Flandes. Esta actividad se ve perjudicada por las guerras y la competencia inglesa.
Industria. En España no se desarrolló una industria como en otros países. Las causas más directas son la poca competitividad de nuestros productos por los salarios tan elevados, la rigidez de la organización gremial, el retraso técnico y venta de juros, pueblos y tierras, relacionada esta última con la falta de espíritu empresarial. Los gérmenes de industria del siglo XVI perecieron en el XVII. La ley de 1566 permitiendo extraer moneda de oro del reino lleva al hundimiento primero de las ferias, luego de la industria. Se contaron en el siglo XVI con muchos aspectos favorables, había materia prima, capital, trabajadores y mercado. También había carencias, como la de técnicos. De entre las industrias de la época se podrían destacar las de armas de fuego y los astilleros del norte, tabacos y jabones del sur, las cecas dedicadas a producir moneda. La industria textil compitió para que no se permitiera la exportación de la lana y se quedara en Castilla para trabajarse en centros como Segovia y Cuenca. Los productos extranjeros eran mucho más baratos, por la alta inflación peninsular.
Comercio. El comercio interior y exterior fue muy importante en España, aunque tuvo el lastre de la repugnancia de diversas capas sociales hacia él. El pequeño comercio chocaba a su vez con la reglamentación municipal. En Madrid, el comercio de productos de lujo, si llegó a tener fuerza: Cinco Gremios Mayores. La burguesía mercantil solo era importante donde se dedicaba al comercio internacional. En la zona levantina el comercio mediterráneo parecía fosilizado. La burguesía castellana, vio desaparecer su comercio europeo por las constantes guerras del siglo XVI. Solo Sevilla florecía con el comercio indiano. Castilla paga sus empresas con mercaderías hasta 1566, cuando se permite la extracción de metales preciosos. Esto, unido al establecimiento de bancos fijos y la quiebra de 1597, acaba con el sistema de ferias y debilita las exportaciones de lana. La crisis de Medina del Campo es paralela a la de Burgos. El comercio de Sevilla era importante ya antes del Descubrimiento. Florece allí una importante burguesía mercantil, que con el tiempo se irá trasladando a Cádiz, que en la segunda mitad del XVII le toma la delantera a Sevilla. El proceso inflacionista conocido como Revolución de los Precios, se debió a varios factores, la llegada de metales preciosos, las emisiones de juros y el aumento de la demanda en una economía subdesarrollada.
Real Hacienda. Carlos I obtuvo principalmente sus ingresos a través de los consejos de Castilla y de Indias. De los otros reinos apenas consigue subsidios extraordinarios. El sistema recaudatorio era poco efectivo. En ocasiones se incautó todo el oro y plata que llegaban a Sevilla. La deuda era de dos maneras: Juros con particulares a largo plazo, y Asientos con los banqueros reales a corto plazo. Felipe II robusteció la Hacienda haciendo tributar al clero, doblando la alcabala, y recuperando el monopolio de la sal. Los enormes recursos se emplearon en la política exterior (guerra de Flandes y competencia naval con turcos e ingleses), pero con unos gastos creciendo más que los recursos resultaban insuficientes. Con Felipe III la crisis hacendística quedó estabilizada, gracias al periodo de paz. Felipe IV, al contrario, agudizó los problemas. Se vendieron pueblos y cargos, se gravaron todos los artículos de consumo, se devaluó la moneda, se bajó el interés de los Juros. La alteración monetaria y la venta de cargos fueron las medidas más nocivas. El gran mal producido por la alteración monetaria acabó durante el reinado de Carlos II, en 1680, con la drástica deflación monetaria. Los resultados se sentirían en la recuperación del siglo siguiente
Financieros. Las finanzas estuvieron dominados primero por los banqueros alemanes del Emperador, los Fugger y Welser. No hay capitales en Castilla suficientes para adelantar los pagos de la corona, por lo que pese a los intentos con Simón Ruiz y otros, se acaba recurriendo a los banqueros genoveses. La quiebra de las ferias y el comercio de la lana, y el cambio de actividad de Burgos para evitar ser acusados de judeoconversos, separa a los castellanos de las finanzas públicas. Olivares trató de emplear a marranos portugueses, pero seguía siendo insuficiente. Solo en la segunda mitad del XVII vuelven los castellanos ante la retirada de los genoveses.
CULTURA
En el siglo XVI hay un contraste entre unas elevadas tasas de analfabetismo, y un aumento del número de universidades, entre las que destacan las de Salamanca y Alcalá. De todas maneras, los estudios más avanzados se hacían en las academias, de las que carecía España, las universidades seguían ancladas en el sistema medieval. Existe también un contraste muy fuerte entre el analfabetismo en las ciudades frente al campo, los hombres frente las mujeres y los adinerados y clases medias frente a los pobres. Con tasas de más de dos tercios de analfabetos se comprende la importancia de la lectura en voz alta y la cultura visual. Las tasas de analfabetismos europeas eran similares.
Desde la segunda mitad del siglo XVI hay una reacción al clima de libertad intelectual; se prohíbe estudiar en universidades del extranjero, se establece censura para los libros de importación. A la vez la Inquisición persigue a los filólogos y teólogos.
Frente a las carencias en las ciencias, dentro de las humanidades tenemos a Soto, Vitoria y Suárez poniendo las bases del Derecho Internacional, y la Escuela de Salamanca con Azpilcueta y Mercado, estudiando los problemas monetarios. El arte y literatura castellanos se hicieron universales en el siglo XVI, y durante la crisis del XVII, aún crecieron más. No es preciso hablar de Velázquez, el Greco, Murillo, Claudio Coello, Alonso Cano en las artes y los Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Calderón en las letras. El teatro, la mística alcanzan un notable desarrollo. Unido a los libros de caballerías, sobre héroes novelescos, y la picaresca, con una honda intención social. La riqueza de la literatura castellana viene de su diversidad de géneros.
BIBLIOGRAFÍA
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