21.1. La Historiografía en el siglo XIX
21.1.1. La historiografía liberal.
21.1.2. La historiografía positivista.
21.1.3. El Romanticismo y el idealismo.
21.1.4. El materialismo histórico.
21.2. La historiografía en el siglo XX.
21.2.1. Las nuevas escuelas idealistas.
21.2.2. La Escuela de los Annales.
21.2.3. La historia económica.
21.2.4. La nueva historia Social.
21.2.5.El fin de la historia y la Historiografía actual
21.1. La Historiografía en el siglo XIX
La historiografía moderna nace en el siglo XIX de la mano de los ilustrados, cuando al aplicar métodos científicos en el descubrimiento de los hechos se convirtió en una ciencia.
– La Historia entró a formar parte de la cultura popular y pasó a ser enseñada en las escuelas.
– Se crearán academias de historia que tratarán de dar a conocer la historia nacional.
El siglo XIX está influido por la Revolución francesa, el ascenso de la burguesía, la creación de los Estados nación y la revolución industrial; pero, también, por los periodos contrarrevolucionarios, y la aparición de un proletariado aún más revolucionario.
El mapa ideológico del siglo XIX era muy complejo Además, el Romanticismo se presentó como una ideología contrapuesta al racionalismo de los ilustrados.
21.1.1. La historiografía liberal.
Características:
– Se inicia con la revolución francesa.
– Esta era una escuela que intentaba justificar la Revolución, antimonárquica y proburguesa.
– Tuvo su centro ideológico en Francia, donde nacieron muchos de los movimientos revolucionarios burgueses que ocurrieron en Europa durante el siglo.
– Los historiadores liberales introducen una serie de conceptos nuevos, como el de clase social o lucha de clases. Son historiadores como Barnave o Roedes, que sirvieron de precedente a la escuela política que surgió a mediados del siglo.
François Guizot (1787-1874) a quien se considera como el historiador más importante de esta corriente.
– Guizot interpreta toda la historia de Europa occidental desde la óptica de la burguesía triunfante, en sus obras «Historia de la civilización en Francia» e «Historia de la civilización en Europa».
– Guizot convierte al estado llano (burgués) en el protagonista de la historia.
– Para Guizot la historia culmina con la revolución de 1830, que significa el triunfo definitivo de la burguesía y el fin de la lucha de clases.
Agustín Thierry (1795-1856) es otro destacado historiador liberal:
– intenta explicar la historia en función del triunfo de la burguesía.
- Thierry muestra un profundo desprecio por la historia que sólo trata de reyes y gobernantes, y da al pueblo el carácter de protagonista de la historia, no sólo a la burguesía, aunque le asigna a esta un papel dirigente.
También liberales fueron François-Auguste Mignet (1796-1884) y Adolphe Thiers (1797-1877) famoso por su crítica de la comuna de París de 1871. Sus aportaciones a la teoría historiográfica no son muy relevantes pero sus obras consagran la Historia como la historia política de la burguesía.
El último gran historiador liberal fue Alexis de Tocqueville (1805-1859), también francés. Tocqueville analizó la expansión de la democracia en dos libros fundamentales: «La democracia en América» y «El Antiguo Régimen y la Revolución».
Inglaterra: también hay historiadores liberales:
– Son mucho más conservadores (historiadores “Whig”), pues no tienen que justificar el triunfo de una revolución. Historiadores como Henry Hallam o Thomas Babington Macaulay son conservadores por el miedo que les producía la radicalización popular.
– El liberalismo británico considera la revolución como un período de caos y pillaje en el que el pueblo impone sus intereses por la fuerza, al contrario de lo que sucede en el tradicional compromiso de la burguesía y la aristocracia inglesas (pacto corona-parlamento)
21.1.2. La historiografía positivista.
El positivismo introduce la necesidad de dotar a la Historia de un método científico y técnico objetivo. A esta corriente pertenecen los auténticos creadores de la Historia moderna, y es la responsable de que entre en las universidades, y de que se creen academias de historia en toda Europa y América. Pero el positivismo pretenderá desmarcarse de las corrientes políticas e ideológicas, y ser neutral, con lo que dejan que la Historia sea utilizada por la clase dominante.
Comte es el padre del positivismo:
– Distingue tres estadios: una fase teológica (las causas de los fenómenos son achacadas a seres suprasensibles: fetichismo, politeísmo, monoteísmo); fase metafísica/filosófica (las ideas pasan a ocupar el lugar de los Dioses: pensamiento deísta); fase positiva/científica (cuando la razón domina el pensamiento filosófico o científico. Las ciencias, entre ellas la Historia, se basan en leyes naturales).
Es en Alemania donde surgen los primeros historiadores positivistas, un poco como reacción a los idealistas.
– Son, ideológicamente, nacionalistas, pero predicarán el objetivismo y la neutralidad.
– Presentan la erudición como instrumento de trabajo fundamental, y lo convierten en la esencia de la Historia.
– En última instancia, el positivismo tenderá a formular leyes. Los documentos y la arqueología se convirtieron en el objeto de estudio, tratados científicamente.
– La Historia se hace con documentos, y el historiador no debe interpretarlos, sólo ordenarlos para comprender los hechos.
No obstante el historiador más relevante fue Ranke (1795-1886)
– ha sido considerado el fundador de la historiografía contemporánea.
– Nuevo modelo metodológico que pretende que la tarea del historiador es exponer cómo ocurrieron las cosas. De esta manera deja fuera del conocimiento histórico la interpretación. Pero ni la objetividad, ni la neutralidad, ni la imparcialidad son posibles de manera absoluta. Ni el propio Ranke pudo sustraerse a seleccionar los hechos más relevantes, ni a hacer juicios de valor.
– Es Ranke quien afirma que la misión de la historia «no consiste tanto en reunir y acoplar hechos como en comprenderlos y explicarlos».
En Francia el positivismo encontró su representante en Jules Michelet (1798-1874).
– Michelet elaboró una Historia que le acerca al concepto de historia total, a pesar de la erudición. En 1830 escribirá «Introducción a la historia universal» y en 1874 «Historia de la Revolución francesa».
– En su «Historia de Francia» el pueblo pasará a ser el protagonista de la historia, por lo que se estudiarán los fenómenos económicos, sociales, etc.
Hippolyte Taine (1828-1893)
– Conservadurismo monárquico. Su visión de la historia se centra en el estudio del Antiguo Régimen antes de la Revolución francesa, y concluye que en él estaban las claves un cambio que se pudo producir sin revolución. Esta visión destruye por completo el mito objetivista y neutral.
21.1.3. El Romanticismo y el idealismo.
A) El Romanticismo
– surgió a finales del siglo XVIII como reacción al racionalismo de la ilustración.
– Existe un romanticismo progresista y otro conservador, ambos tienen como fondo común la exaltación del individuo.
– Triunfo de los instintos y de lo irracional.
– Exalta la diferencia, lo peculiar e individual.
Existen dos posturas en la interpretación romántica:
A.1. Esencialista o radical: cada pueblo sólo puede tener una cultura. Existen dos tipos de esencialismos:
A.1.1. Interpretación racista: raza una imposición inmutable de la naturaleza.
Herder (1744-1803)
– fue el pionero de esta ideología, con su libro «Ideas sobre la filosofía de la historia de la humanidad».
- Herder afirmaba que la historia de la humanidad, y su evolución diversa, era producto del espíritu o el alma colectiva de cada pueblo, que se concretan en el lenguaje, la literatura, la educación, las costumbres, etc.
– Aquí está el origen de los movimientos nacionalistas contemporáneos, así como el etnocentrismo europeísta. Y hasta el racismo moderno. (Romanticismo de carácter racista)
A.1.2. El Historicismo: Surge en Alemania en la segunda mitad del siglo XIX. Convierte a la historia en un dogma. Es una interpretación romántica de signo conservador, sacraliza la tradición.
A.2. Accidentalista o culturalista: cada pueblo tiene su cultura pero puede ser transferida, es decir, distintos grupos humanos pueden participar de esa cultura. .
En Inglaterra destaca Hallan: “Historia constitucional de Inglaterra”
En Francia: A. Thierry: exaltador del pueblo llano en la revolución francesa.
En España: Conde Toreno: “Guerra y Revolución en España”, el pueblo colectivo como héroe de la guerra de la independencia. Modesto Lafuente “Historia general de España.
B) EL IDEALISMO.
El idealismo histórico es una de las principales corrientes del pensamiento historiográfico. Surge con el romanticismo pero se desarrolla con la filosofía de Kant y Hegel. Sus bases teóricas se formularon en Alemania, donde configuraron el movimiento nacionalista alemán.
Fichte (1726-1814)
– La misión del historiador es explicar el presente. Fichte concibe la historia como si su finalidad fuera el presente. Todos los hechos del pasado han de justificar la situación presente.
– Cada tiempo histórico posee unas características que le identifican porque es el resultado de las aspiraciones del pasado.
– Las ideas fundamentales de los períodos del pasado forman una secuencia lógica según el esquema dialéctico de: lucha dialéctica de tesis, idea motriz; antítesis, la idea contraria; y síntesis, idea básica de la siguiente etapa.
– Pero como idealista, Fichte cree que lo que hace avanzar la historia son las ideas políticas.
Pero el gran representante del idealismo histórico es Hegel (1770-1831).
– Hegel elaboró una filosofía de la Historia que era en realidad la historia vuelta filosofía. Es decir, no sólo historia de los hechos, sino historia comprendida.
– Hegel elaboró una visión racional de la historia universal, situando en el centro el espíritu de los acontecimientos que hacen surgir los hechos.
* La historia universal es la exposición del espíritu y cómo el espíritu llega a saber de sí.
* Para Hegel el espíritu es el espíritu del pueblo.
– Hegel cree que la historia universal es el progreso de la conciencia de la Libertad, ya que el fin último es ser consciente de la Libertad, y ejercerla. En este proceso, el Estado es la representación que el pueblo da a sus aspiraciones y el que garantiza la Libertad. Sólo en el Estado el hombre tiene existencia racional. Por lo tanto, la historia es la historia del Estado.
– Para Hegel todo lo real es racional y todo lo racional real. Esta es la esencia del idealismo.
21.1.4. El materialismo histórico.
Surgimiento: Aparece como una crítica radical al capitalismo y a la nueva hegemonía de la burguesía, vinculado a la lucha social, económica y política de la nueva clase obrera que surge. Es una interpretación de la historia que rompe con la tradición.
Sus fuentes ideológicas son según Lenin: la economía política inglesa, el socialismo francés y la filosofía clásica alemana.
Sus principales representantes son Marx y Engels
– Para Karl Marx (1818-1883) el fin de la Historia no es la interpretación sino la transformación de la sociedad, ya que «la historia es la transformación de la naturaleza humana».
– Pero también es Friedrich Engels (1820-1895) artífice principal del materialismo histórico.
– Lo fundamental del materialismo histórico está en las «XI tesis sobre Feuerbach», «La ideología alemana», «El manifiesto comunista» y «El capital». En el fondo, el materialismo histórico es un método de análisis de la historia, a diferencia de otras ideologías,
Principios fundamentales estables del materialismo histórico.
– La producción ocupa un papel fundamental en la concepción materialista de la historia. La base real de todo tipo de sociedad es su modo de producción.
– El modo de producción de la vida material es su objeto de estudio. Ese modo de producción condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general.
– El conjunto de las relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, base sobre la que se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia.
– Los cambios históricos no se producen a partir del desarrollo de las fuerzas de producción, sino cuando las relaciones de producción, las relaciones sociales se transforman.
– Las clases sociales sólo se conciben en el contexto de un modo de producción determinado. La lucha de clases es el motor de la historia.
21.2. La historiografía en el siglo XX.
La Historiografía del siglo XIX ha dado sus frutos en el siglo XX creando multitud de escuelas y de interpretaciones, sin embargo, la historia de los distintos países cada vez está más interrelacionada, cada vez es más la historia universal. La interpretación de la historiografía dejará de estar en manos de los filósofos y pasará a los historiadores que son los que realmente hacen Historia.
21.2.1. Las nuevas escuelas idealistas.
Las escuelas idealistas del siglo XX tienen como fundamento las ideas filosóficas kantianas y hegelianas.
A) Historicismo. Neokantistas.
Dilthey (1833-1911)
– Elaboró una teoría histórica de base kantiana en la que parte de la separación clara entre ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza. La Historia será una ciencia del espíritu.
– Para Dilthey la Historia debe ser estudiada como experiencia vivida, y en cuanto tal debe ocuparse del pensamiento humano. “Somos en primer lugar seres históricos antes de ser contempladores de la historia porque somos lo primero podemos ser lo segundo”.
– La Historia es la historia del pensamiento. Como ciencia del espíritu la Historia debe tratar de la liberación del espíritu humano.
Rickert (1863-1936)
– Es el máximo exponente de la escuela neokantiana.
– Establece un dualismo entre ciencia cultural y ciencia natural.
– ponen de relieve la diferencia entre las ciencias, no sólo por su objeto de estudio, sino también por su método.
– La Historia se convierte en una reconstrucción metal creada por el hombre.
B) Escuela presentista.
Benedeto Croce (1866-1952)
– Elabora una filosofía de la Historia de raíz hegeliana.
– Ha sido mencionado como el fundador de la escuela «presentista», cuya ideología se resume en que: el conocimiento histórico, el sujeto y el objeto, constituyen una totalidad. La relación cognoscitiva es activa. Y el conocimiento y el compromiso del historiador están condicionados socialmente por su ideología.
– Croce llega a negar la posibilidad del conocimiento histórico objetivo, y a afirmar que la Historia no es más que una proyección del pensamiento del presente sobre el pasado. La historia siempre es presente, puesto que depende del punto de vista del historiador.
Las tesis presentistas han marcado la historiografía estadounidense durante mucho tiempo, sobre todo en los años 30 y 40. R. C. Collingwood (1899-1934) fue quien sostuvo estas ideas en Estados Unidos. Formuló sus principios en el libro «Idea de la Historia» (1943) en el que expone la tesis de que la Historia comienza con la recreación en la mente del historiador. La Historia es la perpetuación de los hechos del pasado en el presente.
C) Historia morfológica.
Teoría cíclica de Oswald Spengler (1880-1936),
– Tras escribir «La decadencia de Occidente», quien inauguró esta corriente. Spengler buscó similitudes en la historia que le permitiesen construir ciclos de apogeo y decadencia que se repiten inexorablemente, lo que nos permite vaticinar el futuro.
– Enumera ocho civilizaciones [Egipto; Babilonia; India; China; Apolínea (Grecia/Roma); Maya; y Fáustica (Europeo occidental)]. Cada una de ellas posee su propia alma, que se desarrolla como algo viviente (nacen , crecen, se desarrollan y terminan desapareciendo, su duración es de 1000 años aproximadamente).
– Desde el punto de vista metodológico recurre a la historia comparada, porque entre las civilizaciones existen diferencias pero también elementos en común que se dan en dos planos
* Analogías: son vistas a simple vista
* Homologías: elementos comunes que sólo pueden ser visto por personas especializadas: los historiadores.
Arnold Toynbee (1899-1975)
– En su “Estudio de la Historia” construye una teoría sobre el surgimiento, crecimiento, decadencia y disolución de las culturas.
– En el estudio de la historia se debe huir de los acontecimientos a corto plazo. Se ha de atender a los que denomina Sociedades. Establece 21 sociedades, de las cuáles sólo perviven cinco: occidental; ortodoxa; islámica; hinduista; sintoísta (Lejano oriente). utiliza un criterio basado en las religiones.
– Las civilizaciones pasan por tres estadios: uno de creación y desorden, otro de formación de un Estado y un Imperio, y otro de decadencia.
– La supervivencia de las civilizaciones se debe al principio de Acción y Reacción, y al principio de Desafío y Respuesta. Para que este desafío sea positivo tiene que darse en las sociedades las siguientes circunstancias:
* que existan minorías capaces de dar una respuesta al desafío
* que los desafíos no sean ni demasiado fuertes ni demasiado débiles. Deben ser equilibrados (habla de tres desfafíos: del medio geográfico, militar y religiosos)
21.2.2. La Escuela de los Annales.
La escuela de los Annales se formó en Francia a partir de la publicación de la revista «Annales de Historia Económica y Social» en 1929. Los fundadores de la revista fueron Marc Bloch (1886-1944) y Lucien Febvre (1878-1956).
La escuela de los Annales ataca los fundamentos de la escuela positiva, y tiene un claro compromiso social. No es una escuela marxista, aunque sí utiliza el materialismo histórico. Con el tiempo, esta influencia es hace más débil. En 1946 la revista se llamará «Annales. Economías. Sociedades. Civilizaciones». Todo en plural, porque todos los hechos se enlazan y forman las civilizaciones, que no son las de Toynbee. Pero, además, la escuela de los Annales tiene claras influencias de la Geografía y la Sociología.
La escuela de los Annales tratará de comprender y explicar el pasado de cada pueblo en todas sus dimensiones, cómo ocurrió lo que ocurrió y por qué, para lo que utilizarán todas las ciencias auxiliares que les sirvan en su tarea. De esta manera, rompen el estrecho margen de la especialización.
– La Sociología, que siguiendo a Durhkeim se trata de una realidad histórica autónoma que trascendía a los individuos, poseía sus propias leyes y que había que estudiar a través de los hechos positivos. Fue Hendir Berr quien propuso la incorporación de la sociología en el estudio de la historia.
– La Geografía, sobre todo la geografía humana de Vidal de la Blache. El marco natural se vuelve relevante, ya que en él están impresos los cambios que las sociedades han hecho en el medio. El paisaje es una creación histórica del hombre.
También utilizaron los métodos estadísticos, económicos y de cualquier otra ciencia, que les sirviese.
Annales rompe con la historia narrativa y de predominio político, tiende a la historia total, por ello economía y la sociedad pasaron a ser el objeto de estudio de la Historia, por encima del Estado, las instituciones, los personajes y las guerras. Estas cosas pasan a tener un lugar secundario, ya que sólo explican la coyuntura. La escuela tiene un marcado espíritu crítico del capitalismo dominante, y lucha contra la historia política como la única válida.
Se cambia el objeto de estudio, que pasa a ser el ser humano que vive en sociedad. Todas las manifestaciones históricas deben ser tratadas como una unidad, que sólo existe en la realidad social, en el tiempo y en el espacio. Las barreras cronológicas y espaciales se vuelven artificiosas. El estudio histórico debe centrarse en sociedades concretas, delimitadas en el espacio y en el tiempo.
Nuevo concepto de hecho histórico. Frente al hecho histórico se muestra partidario de la opción de hecho, de la historia como problema, de formular hipótesis y plantear problemas.
La escuela negará el documento escrito como fuente indiscutible y máxima de conocimiento histórico. Toda realización que parta de la actividad humana será una fuente.
Braudel realiza un nuevo planteamiento metodológico en su “El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II”. Su aportación fundamental es que da entrada a la Geografía en la interpretación histórico. Divide su obra y a la historia en un motor de tres tiempos:
– Tiempo de larga duración: es el tiempo de la Geohistoria. Estudia las variaciones mínimas que se producen en la historia en una zona determinada.
- Tiempo medio: es el plano estructural o social, tiempo de la economía y de aspectos sociales. Lo subdividió en cinco partes:
* las economías: población, precios, monedas, comercio y transportes
* los imperios: estructura política
* las civilizaciones: formas de pensar
* las sociedades: burguesías, reacción señorial, miseria y bandidaje.
* las formas de la guerra.
– Tiempo corto: estudia los acontecimientos, la historia política y los personajes de la época.
21.2.3. La historia económica.
Nace con la economía política burguesa, junto con el capitalismo y la revolución industrial. Sus impulsores serán los grandes economistas. Adam Smith, David Ricardo, Malthus y Karl Marx.
En Alemania surgió, tras la unificación, una escuela de economía histórica cuyo máximo representante fue Gustav Schmoller (1838-1917). Sus estudios económicos fueron muchos, pero siempre acudió a la erudición como método de trabajo. Sin embargo, pondrá en el centro del hecho histórico la evolución económica.
No cabe duda de que fue el marxismo la ideología que más influyó en estos historiadores, sin embargo, también hubo corrientes no marxistas.
CORRIENTES NO MARXISTAS
La historiografía económica avanzó considerablemente merced a la introducción masiva de la estadística y de las series cifradas en los trabajos histórico económicos (series de precios, salarios, producción)
Esta metodología dará tres corrientes:
– En la historia serial:
* representada por la escuela de los Annales.
*Rechazan la separación de los análisis económicos del conjunto de los fenómenos históricos
*El método estadístico utilizado por ellos se ha empleado en otros campos, como la Demografía.
* Se preocupaban por la especifidad de las diversas épocas
– La historia cuantitativa:
* realizada en el mundo anglosajón por investigadores de formación económica; * surgió de una doble evolución:
**1. la revolución marginalista, que desarrolló una teoría para aplicar a los tres factores primarios en que se fundamentaba la producción: tierra, trabajo y capital
** 2. la crisis de la historia progresista norteamericana en los años de reacción que siguieron a la IIGM;
* La Historia cuantitativa se centraba en los problemas derivados del crecimiento económico y se concentraba en la “aplicación retroactiva de los métodos de contabilidad nacional”.
* La Historia aparece como un campo de la Historia Económica.
– La Nueva Historia Económica (New Economic History)
* Se desarrolló fundamentalmente en los EE.UU.
* Caracterizado por la investigación en Historia Contemporánea.
* Sus métodos requieren abundante material estadístico (matematización, econometría, estadística)
* Pretenden la inclusión de la Historia en la teoría económica actual.
21.2.4. La nueva historia Social.
La historia social es la auténtica historiografía marxista, aunque sufra profundas modificaciones dependiendo de la experiencia del «socialismo real» y de la evolución ideológica derivada del contacto con la realidad social. Habrá diferentes corrientes, dependiendo de si el marxismo está bajo regímenes comunistas, en los países desarrollados o en los países del Tercer Mundo.
Yuri Plejánov (1856-1918)
– fue el introductor del marxismo en Rusia. Es un pensador que abarca temas de todos los campos. En el terreno de la Historia ayuda a fijar los principios del materialismo histórico.
También Lenin (1870-1924)
– hizo un análisis histórico en sus escritos sobre la revolución.
– Centra su atención en la situación económica de la Rusia de su tiempo, para lo que utiliza gran cantidad de datos estadísticos y cuantitativos. Se fija en la introducción de los mecanismos capitalistas en el campo, en el desarrollo industrial, en la formación del mercado, etc.; y en sus interrelaciones, lo que le convierte en un historiador económico y social. Este será el modelo de la historia social.
Karl Kautsky (1854-1938) y Rose Luxemburg tendrán una obra en el mismo sentido, como muchos otros marxistas en Europa, por ejemplo Jean Jaures (1858-1914).
Con el triunfo de la Revolución rusa cambia, radicalmente, la situación del marxismo, sobre todo a raíz del estalinismo.
– La Historia se impulsa de manera decidida desde un Estado socialista y con una concepción materialista.
– Se habla de 5 estadios de desarrollo histórico: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo
– Con el estalinismo la Historia se hizo dogmática, y se puso al servicio del régimen soviético, como la nueva historia económica se puso al servicio del capitalismo.
– Mijáil N. Pokorvski (1868-1932) fue el único historiador de talla que se puso al servicio del régimen.
Sin embargo, hubo historiadores que se desmarcaron de esta servidumbre. Georg Lukacs (1886-1961), Karl Korsch (1891-1937) y Antonio Gramsci (1891-1937)
– desarrollarán sus teorías en contacto con la praxis revolucionaria, por lo que superan el economicismo reduccionista del estalinismo.
– De los tres, Gramsci es el más original. Combate el economicismo y se centra en el hombre y la sociedad como motor de la historia. Se sitúa en el límite del idealismo. Distingue entre movimientos orgánicos, de largo plazo y dependientes del modo de producción, y movimientos de coyuntura de corto plazo y dependientes de la voluntad de los hombres; en los que hay que tener en cuenta los movimientos orgánicos. Ambos tienen importancia. La estructura y la superestructura forman un bloque histórico interrelacionado que hay que estudiar en conjunto.
La renovación del marxismo tras el estalinismo es impulsado por autores como Ernest Labrousse, Vere Gordon Childe (1892-1957) y Maurice Dobb (1900-1976). Cada vez más, los estudios se centran en las condiciones materiales en las que viven los hombres y en las estructuras que crean.
En la siguiente generación surgen figuras tan importantes como las de Pierre Vilar, con su idea de la Historia total, basado en las realizaciones prácticas de los hombres, George Lefebvre, Albert Soboul,
Sin embargo, la mayor contribución a la renovación vino del marxismo inglés, dentro del grupo de Historiadores del Partido Comunista, con figuras como, Christopher Hill, John Saville, Eric J. Hobsbawm, Rafael Samuel, Edward P. Thomson, Rodney Hilton, Raymond Williams, etc., que optan por el compromiso político. Se pretende estudiar la historia en su totalidad, superestructura e infraestructura. Esta es la única manera de comprender el pasado, la historia total de la sociedad. Harán una apuesta por la historia de las clases populares, y en particular los pobres. Con ellos la historiografía marxista ha dejado de ser dogmática, y han contribuido a hacer de la Historia una ciencia.
21.2.5.El fin de la historia y la Historiografía actual
Tras la caída del muro de Berlín en 1989 y el fin del régimen soviético en 1991, el capitalismo, y EE UU, se sienten triunfadores de la guerra fría y declaran que se ha alcanzado la sociedad perfecta, ¡la historia ha terminado!.
En 1989 Francis Fukuyama publicó un artículo titulado «El fin de la historia»
– en él sostenía que las instituciones que comprende el Estado de los países ricos modernos son las más perfectas que pueden existir, y que por lo tanto la historia (los cambios históricos) ha terminado.
– Es, pues, una tesis idealista de corte hegeliano, pero ¿se piensa lo mismo en los países del Tercer Mundo?.
– Ese artículo se convirtió en libro en 1992, con el título de «El fin de la historia y el último hombre», en el que la teoría se queda vacía. Sin embargo, el artículo ha tenido un éxito enorme, por lo escandaloso de su título y la publicidad que los conservadores estadounidenses le han dado. Después de esto las escuelas historiográficas se han multiplicado, para desligarse tanto del marxismo como del triunfalismo capitalista.
Una de las primeras escuelas es la historia narrativa
– que pretende recuperar la narración como método de investigación historiográfica, tratando de parecer neutral y sin carga ideológica. Historiadores como Hayden White, Sande Cohen, Gertrude Himmelfarb o Simon Schama.
– Tiene semejanza con la microhistoria de Carlo Ginzburg, y N. Z. Davis, que cuenta pequeñas anécdotas que ocurrieron en el pasado.
- A la postre utilizan la erudición como método de investigación y eluden la explicación histórica. La popularidad de esta tendencia se debe al éxito editorial que supone la venta de los libros. Este es el tipo de Historia que apoyaba el fascismo.
Otra modalidad es la historia cientificista,
– que busca en las ciencias auxiliares la justificación de las explicaciones. Es el retorno al positivismo.
– En el fondo desprestigia a la Historia como ciencia.
– Esta posición se remonta a los años 50 con historiadores como C. P. Snow y el filósofo Karl Poper, y en la actualidad a Carlo M. Cipolla o K. N. Chaudhuri. Pretenden utilizar las Matemáticas, pero en el fondo desconocen cómo.
La clinometría
– es otra tendencia cientificista.
– Sus métodos son los de la economía y acuden a la historia para completarlos, y recoger los datos.
– Destacan historiadores como Peter Temin, K. J. Arrow, R. E. Solow, o Charles P. Kindleberger.
– También, utilizan otras ciencias como la Sociología, la Antropología, o la Estadística. La clinometría se debate entre la historia económica y la economía histórica, debate resuelto en los primeros años del siglo XX. Además, trata de hacer predicciones, lo que en Historia es absurdo. No parece que la historia pueda reducirse al estudio, por muy científico que sea, de un sólo problema.
La ecohistoria, y el estudio de los recursos naturales y el espacio desde el punto de vista de la geografía humana también se ha puesto de moda.
– Esta corriente ha puesto de relieve problemas razonables, y temas nuevos en la investigación histórica. Pero fijar la atención en estos problemas es también una postura reduccionista.
– La preocupación por la influencia de la humanidad en el entorno es un clásico de la Historia y de la Geografía. Lo que es nuevo es la reducción ecologista.
- Están en esta postura historiadores como N. J. G. Pounds, Carl O. Sauer, Alfred W. Crosby, Le Roy Ladurie o J. R. Kloppenburg. Desde esta escuela, Jan de Vries nos ha llamado la atención sobre la influencia del clima, y sus cambios, en las sociedades, sobre todo a largo plazo. También son interesante las obras de John Murra, Angel Palerm y Martínez Alier, lo que revela que este es un asunto de utilidad en la Historia, pero no exclusivo.
El cientificismo de estas tendencias hace una reducción de la historia, pero, además, pretenden una objetividad que no tienen, ya que toda Historia posee una concepción global definida. Se ha pasado de utilizar ciencias auxiliares en la investigación histórica, a convertir esas ciencias en el centro de la Historiografía. Han aparecido así historias fragmentarias, como la de la demografía, la sexualidad, la infancia, las mujeres, el vestido, el proceso de urbanización, la pobreza, etc., que tienden a asilarse entre sí y a constituirse en una ciencia, sin darse cuenta de su concepto global de la Historia, por lo que asumen el dominante o la moda.
Ante este panorama historiadores como Gertrude Himmelfarb, Foucault, Celeuze, Dosse o Derrida, reclaman la vuelta a un «nuevo historicismo», a una Historia global. Para ello pretenden volver a la explicación histórica a través de los textos, pero asumiendo la ideología capitalista dominante, tácitamente.
También existe el riesgo de que el abandono de las explicaciones económicas derive en una historia de las mentalidades como proponen Aries, Jacques Revel, Chaunu, Chartier o Lévy-Bruhl.
Pero siempre ha habido historiadores que han tratado de integrar los estudios parciales en una visión global de la historia: en la historia de la cultura y la historia social de los marxistas dogmáticos. Sin embargo, los actuales estudios de historia social están muy alejados de ese dogmatismo. Son las tendencias que estudian la historia y sus cambios como un fenómeno conjunto, con sus elementos económicos y culturales. Este es el caso de historiadores como Gramsci, Walter Benjamin, Raymond Williams, Christopher Hill, E. P. Thomson, Gurévich o Bajtin.
La Historia no debe perder sus objetivos, debe hacernos entender cómo era el mundo cuando este era presente. La Historia debe ser una ciencia que intente abarcar lo humano en su conjunto, de acuerdo con un objetivo que trascienda a la ciencia, como es el de explicar el mundo real y enseñar a otros a verlo con ojos críticos, para ayudar a trasformarlo.
BIBLIOGRAFÍA
Luis Suárez Fernández: «Corrientes del pensamiento historiográfico». Eunsa. Pamplona 1996
Josep Fontana: «La Historia después del fin de la historia». Crítica. Barcelona 1992
Pelai Pages: «Introducción a la historia». Barcanova. Barcelona 1983
Emilio Mitre: «Historia y pensamiento histórico». Cátedra. Madrid 1997