Tema 45 – Las transformaciones en extremo oriente desde 1868 hasta 1949.

Tema 45 – Las transformaciones en extremo oriente desde 1868 hasta 1949.

1. INTRODUCCIÓN

2. SITUACIÓN DE PARTIDA: EXTREMO ORIENTE EN EL SIGLO XIX.

3. JAPÓN.

3.1. JAPÓN EN EL SIGLO XIX.

3.1.1. POLÍTICA INTERIOR DE LA ERA MEIJI.

3.1.2. POLÍTICA INTERNACIONAL DE LA ERA MEIJI.

3.1.3.TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES.

3.2. JAPÓN EN EL SIGLO XX.

3.2.1. POLÍTICA INTERIOR.

3.2.2.LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

3.2.3. EL GOBIERNO DE LOS MILITARES.

3.2.4.LA GUERRA CON CHINA.

3.2.5. JAPÓN Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

4. CHINA.

4.1. LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA.

4.2. LA DICTADURA DE YUAN CHE-KAI.

4.3. EL GOBIERNO DEL KUOMITANG.

4.4. LA LARGA MARCHA.

4.5. LA REPÚBLICA POPULAR.

5. COREA

6. BIBLIOGRAFÍA

1 INTRODUCCIÓN

Oriente significa lugar por donde nace el sol, este. El concepto de Extremo Oriente hace referencia a Asia Oriental, en contraposición a los conceptos de Oriente Medio y de Próximo Oriente. Se refiere a un amplio territorio o región geográfica limitada al norte por Siberia, al sur por el Sudeste Asiático, región del golfo de Tonkín, Indochina, Insulindia y Filipinas, al este por el Océano Pacífico y al oeste por las estepas y desiertos centroasiáticos. Nos quedamos, pues, con el inmenso territorio chino, la península de Corea, el archipiélago japonés y la isla de Taiwan o Formosa. En sentido amplio Extremo Oriente englobaría todo el este asiático, desde el Estrecho de Behring hasta la isla de Timor, sin embargo, nos decantamos por el área señalada anteriormente, por ser la más precisa, desde un punto de vista geográfico, y por referirse a ella los dos grandes acontecimientos que sirven de acotación cronológica a este tema: la revolución Meiji y la creación de la República Popular China.

El área puede caracterizarse en primer lugar por una gran conceptración demográfica y por una larga y particularísima trayectoria histórica, en la que lo político, socioeconómico e ideológico-cultural están más interrelacionados que en ningún otro sitio. Los procesos vividos tras la mundialización del devenir histórico han sido también particulares en el área: la colonización no destruyó ni los sistemas políticos ni supuso un impacto irreversible sobre la cultura. Japón logrará permanecer independiente y constituirá, junto con EE.UU, el otro gran país imperialista fuera de Europa. Hoy forma parte del mundo desarrollado, y hasta la última década ha sido la auténtica locomotora de los países de la zona, que pese a sus niveles de subdesarrollo, ocupan una posición intermedia (también particular) en el contexto internaciona. Por último también habría que destacar la originalidad del devenir histórico chino: singular Anden Régimen, república burguesa, modelo particular de revolución y estado socialista y nuevo sistema económico que compatibiliza nada menos que capitalismo y comunismo. En el periodo que nos ocupa, procesos de colonización comercial, cultural y política ocurridos en un primer momento de contacto, dieron paso al andar de los años a procesos de independencia y descolonización en un segundo momento. Veámoslo: Realizaremos un recorrido cronológico por cada uno de las áreas geopolíticas que se pueden identificar en la zona. Concluiremos con unas referencias bibliográficas.

2 SITUACIÓN DE PARTIDA: EXTREMO ORIENTE EN EL SIGLO XIX

Los términos Extremo o Lejano Oriente evocan un mundo cerrado, misterioso y desconocido. Lo cierto es que, el aislamiento que estos países mantuvieron en relación con Occidente, quedó roto a finales del siglo XIX a consecuencia del expansionismo europeo. Dos grandes países, Japón y China, se caracterizaban por su hermetismo y su aislamiento en el siglo XIX, sólo roto por la ingerencia desde el siglo XV y XVI de los misioneros cristianos (los europeos llegaron a Japón en 1542, y pronto fueron expulsados por el gobierno a causa de su empeño cristianizador) y un tímido comercio exterior. En el XIX confluyen en el área los intereses de otros países en proceso de expansión: Rusia por el norte está culminando su “conquista del este”; Estados Unidos, por su parte, tras su “conquista del oeste” se lanza al control del Pacífico (Hawai, Alaska) y llega en 1853 hasta Japón. La presencia en el sur de los colonizadores europeos (ingleses en India, Birmania; franceses en Conchinchina, holandeses, portugueses y españoles en Insulindia) supone una gran amenaza por el sur sobre el extenso y rico mercado chino.

Desde el siglo XVI, Japón está gobernado por un shogun, cargo asignado a la familia de los Tokugawa, el más poderoso de los linajes aristocráticos, mientras los emperadores viven arrinconados, en una especie de exilio dorado, en su palacio de Kyoto. Japón vive una larga época feudal, con unos señores poderosos, los Tokugawa, y grandes vasallos, los daimios. El país se cierra a toda influencia occidental, a cualquier innovación económica o cambio social. Algunos elementos de transformación, como la conversión de los samurais o guerreros en una élite intelectual, el surgimiento de una economía monetaria con la actividad de los mercaderes, y la penetración de algunos elementos occidentales, especialmente en las armas y en libros de estrategia y táctica, no son suficientes para alterar una sociedad inmóvil, ajena y hostil a la evolución del mundo. En la segunda mitad del XVIII el shogunato decae rápido al tiempo que recobra su importancia el culto sintoísta. Una serie de catástrofes contribuye a agravar la miseria de los campesinos.

En China desde el siglo XVII gobierna la dinastía manchú sobre un basto territorio que incluye, además de Manchuria, Mongolia, el Turquestán Oriental, el Tíbet, toda el área china de los grandes ríos hasta las islas de Hainan y Formosa y la península de Corea. El limitado comercio exterior, controlado por el Estado se realiza a través de los comerciantes de Hong Kong. Pero la expansión europea debida a la industrialización procura introducirse en el mercado chino. Frente a la creciente intervención extranjera (ingleses, americanos, holandeses, portugueses), el emperador decreta la prohibición del opio, objeto principal, junto con el té, del comercio británico. Inglaterra provoca la Guerra del opio (1840-42) que termina en 1842 con la Paz de Nanking, con la reanudación del comercio del opio, la cesión de Hong Kong a Gran Bretaña y las concesiones comerciales a cinco puertos. Desde 1844 diversos los tratados de concesiones extraterritoriales con administración, jurisdicción, policía y aduana propias se extienden a USA, Francia y Portugal (Macao), se autorizan las misiones católicas y protestantes. Diversos conflictos limitan la independencia china y provocan una mayor presencia de imperios limítrofes. La intervención militar franco-británica provoca la guerra de la Lorcha (1856-1858) que obliga a los tratados humillantes de Tientsin, no ratificados por China y a la ocupación europea de Pekín. El Tratado de Aigún (1858) delimita la frontera ruso-china, con la cesión de las provincias costeras del norte de Manchuria y del Lago Baljash. En 1860 el Tratado de Pekín permite la creación de embajadas europeas y más concesiones al comercio europeo y a las misiones cristianas. Al mismo tiempo la inestabilidad interna no deja de aumentar: insurrección de los Taiping (secta comunitaria cristiano-taoísta) entre 1850-64, extensión de las insurrecciones musulmanas desde Yunán hasta Turquestán entre 1864-78.

Hacia 1850, la situación comienza a alterarse también en Japón. Algunos señores feudales, concretamente las familias Chóshü y Satsuma, instaladas en la periferia del país, se sienten vinculadas a la corte imperial de Kyoto y sueñan con la restauración del papel protagonista de los emperadores; el pensamiento jó i, de la escuela de Mito, afirma que la personalidad del Japón está representada en su dinastía única, el emperador es el verdadero elemento de unión. El peligro blanco se hace más próximo, por el avance de los rusos por Siberia y la guerra del opio en China. En 1853, el comodoro norteame­ricano Perry obliga a los japoneses a abrir varios puertos al comercio occidental, medida que es reforzada posteriormente por el almirante ruso Putiatin. Se inicia una serie de tratados comerciales que se resumen en el año 1858 en los tratados de las cinco naciones; los japoneses han de abrir, con escasas compensaciones, sus puertos a Estados Unidos, Holanda, Rusia, Inglaterra y Francia. Es una situación de humillación parecida a la de los denominados «tratados desiguales» que ha de suscribir China.

No dejan de aumentar las dificultades para el gobierno Tokugawa. Los comerciantes occidentales se instalan en Yokohama y ven crecer sus negocios; algunos nacionalistas provocan asesinatos de occidentales, lo que no hace más que fortalecer la presión y penetración de las potencias industriales. La relación oro/plata, de 6 a 1, provoca la desorganización monetaria; el oro japonés es más barato que el europeo y los comerciantes organizan un verdadero tráfico de metales preciosos. En estas circunstancias de crisis la corte aparece como la única esperanza de rechazo de los occi­dentales, mientras los feudos luchan entre sí. El intento de expulsión de los blancos termina en un fracaso cuando una flota internacional destruye las defensas del estrecho de Shimonosheki y exige una indemnización de tres millones de dólares, que sólo puede pagarse abriendo las aduanas. Finalmente, en enero de 1868, las fuerzas unidas de los dos feudos más fuertes, Chóshü y Satsuma, se apoderan del palacio imperial y proclaman la restauración del poder de los emperadores en la figura de Mutsuhito, de 14 años. Luego conquistan la capital de los Tokugawa, Edo (Tokyo), cuyo ejército capitula. Con Mutsuhito, el Japón comienza una era crucial de su historia.

3 JAPÓN

3.1. JAPÓN EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

El Meiji o gobierno iluminado (de Mei, luz) supone fundamentalmente dos principios: el restablecimiento de la autoridad de los emperadores y la occidentalización del país. Se pone fin a la época feudal, de autoridad de los señores, y se acomete la primera experiencia en la que un país no occidental adopta las técnicas de la revolución industrial.

3.1.1. POLÍTICA INTERIOR DE LA ERA MEIJI

El emperador Mutsu Hito, que alcanza las máximas responsabilidades en plena adolescencia, es una figura extraordinaria, casi desconocida. No parece ser un autócrata, casi nunca decidía por sí solo; en apariencia concibe el ejercicio del poder ilimitado que disfrutó como el de un arbitro que dirimía las tensiones e impulsaba la modernización del país. Todo el poder se centraliza alrededor del emperador; en su nombre se orienta la política exterior y se suprimen las instituciones feudales en el interior. Se abandona la política de xenofobia y se traslada la capital de Kyoto (capital del oeste) a Tokyo (capital del este).

Aunque esta concentración de poder, cuyo fundamento doctrinal ha de buscarse en la tradición confuciana, ahora renovada en una verdadera religión de estado (shintoísmo), difiere esencialmente de los modelos políticos del liberalismo decimonónico en Occidente, las restantes instituciones recuerdan más las contemporáneas del extranjero que las tradicionales japonesas. En el mismo año 1868, en que se inicia el Meiji, se establece un Consejo político supremo (Dakojan), órgano asesor de difícil comparación con las piezas usuales del liberalismo, un poder legislativo con dos cámaras, un ejecutivo de seis ministros, y un consejo de asuntos jurídicos, en el que reside el poder judicial. La división de funciones se establece y trata de concordarse con el ejercicio ilimitado del poder por el monarca.

A desmontar la estructura feudal se consagran los mayores esfuerzos. Los feudos son reemplazados por departamentos (ken). En realidad, los daimios, al ceder su feudo, renunciaban a una autoridad por entonces nominal y a sus deudas, de las que se hace cargo el gobierno. Su puesto es ocupado en la administración por prefectos, representantes del poder central. Esta estructura administrativas es semejante al modelo prusiano. Asimismo desaparecen los privilegios personales y las restricciones profesionales, que reservaban para determinadas clases los cargos y carreras; es un proceso de desmontaje de monopolios estamentales que los países europeos han acometido en décadas anteriores. En el orden jurídico se decreta la igualdad de los ciudadanos, los plebeyos adquieren el derecho a tener apellidos completos, se prepara un registro civil. Los consejos ingleses y norteamericanos alumbran estas reformas.

Con instructores franceses, y luego alemanes, se organiza un ejército nuevo, cuyos mandos no son de extracción obligadamente nobiliaria. Este ejército imperial único, creado por Yamagata, implica la unificación de los ejércitos feudales, el paso de la mesnada señorial al ejército nacional. Desde 1873 se establece el servicio militar obligatorio. Se presentó como una forma de promoción, pero el pueblo lo aceptó de mala gana.

Un nuevo sistema fiscal suprime las discriminaciones del Antiguo Régimen. En 1868 los ingresos sólo cubren la tercera parte de los gastos. Entre la inflación por emisión de papel moneda y los empréstitos extranjeros, los hacendistas nipones prefirieron, un tanto heterodoxamente para el pensamiento económico del siglo, la emisión y la limitación, al máximo, de entradas de capital extranjero. En 1871, Okuma establece una nueva moneda, el yen, dividido en 100 sens; durante varios años el sistema decimal se limitó al sistema monetario.

En los primeros veinte años del Meiji el sistema político funcionó de forma empírica, mediante ensayos, sin una estructura definida. Aparecieron partidos políticos, como el Partido de la Libertad, dirigido por Itagaki, con una importante participación de samurais, y el Partido Constitucional de la Reforma y el Progreso, fundado por Okuma, con participación de intelectuales, estudiantes y hombres de negocios. Estos partidos eran grupos de opinión antes que engranajes de una vida parlamentaria. Se intentó la creación de un partido gubernamental, pero sin éxito, lo cual inclinó a los ministros a dificultar la vida de los otros y a endurecer las leyes sobre reuniones.

En 1889 se promulga una Constitución. Itó estuvo año y medio en Europa estudiando los modelos del viejo continente; se puede afirmar, en principio, que se busca un sistema occidental, ya que la idea misma de remitirse a una ley fundamental era totalmente extraña para las tradiciones niponas. Pero en realidad se trata de un texto mucho más asistemático y ambiguo que los que vertebran los organismos políticos de Occidente. En la Constitución se establece la existencia de un parlamento con dos cámaras, de los pares, reservada a nobleza y personalidades, y de diputados, elegida por sufragio censitario, entre un cuerpo electoral de 450.000 personas, que supone el 1 % de la población. No dejan de consignarse los derechos ciudadanos, con las libertades de prensa, reunión, religión. El emperador conserva todos los poderes. La Constitución es otorgada por él, no puede ser criticada y sólo el monarca puede proponer enmiendas. Retiene el mando del ejército, los ministros son responsables ante él —no ante las cámaras—, y el emperador se reserva la facultad de suspender el Parlamento.

A pesar de la revolución que el Meiji supone, el Japón continúa siendo una oligarquía, con un censo electoral restringido y una serie de familias monopolizando el ejercicio del poder. Un grupo dominante, los Genró o ancianos, de siete hombres fuertes, se sostiene mediante lazos políticos y familiares entre ellos. Desde 1900 se recurre a la alternancia de dos partidos, que se unen en los momentos difíciles (unión sagrada o Seiyukan, Asociación de Amigos del Gobierno Constitucional): es la era Saionji-Katsura, los dos políticos que se alternan en el gobierno durante diez años.

3.1.2. POLÍTICA INTERNACIONAL DE LA ERA MEIJI

Las exigencias niponas de expansión territorial, a raíz de los cambios ocurridos a finales del siglo XIX, se verán reflejados en su política exterior. La firma del Tratado de Gran Bretaña en 1894, supuso un cambio en la actitud de Japón respecto a los países colindantes.

La exigencia por parte de Japón de que se realizaran reformas en Corea desembocó en la guerra con China. El conflicto finalizó con el Tratado de Shimonoseki, según el cual, se garantiza la independencia de la península de Corea y además, China tiene que ceder a Japón las islas de Formosa, las Pescadoras y Liaotung (esta ultima cesión hubo de modificarse por las reivindicaciones que sobre ella establecieron Rusia y Alemania).

Cuando Rusia tomó Manchuria -anteriormente ya había tomado Liaotung- Japón intentó que Gran Bretaña la ayudase contra los rusos. No lo consiguió. De todas formas, aunque no en el terreno militar, la alianza que Japón lograría con Inglaterra en 1902 supondría el freno al expansionismo ruso en la zona oriental y el reconocimiento de Japón como potencia internacional.

3.1.3. TRANSFORMACIONES SOCIALES Y ECONÓMICAS

A los políticos reformistas les resultó más fácil desembarazarse de los daimios que de los privilegios de los samurais. Suponían éstos aproximadamente el 6 % de la población y constituían una clase de notables que había monopolizado el poder militar, la autoridad política y la influencia intelectual. Colectivamente poseían apreciables fortunas transmisibles por herencia, aunque individualmente algunos vivían en condiciones de austeridad e incluso de pobreza. La institución del servicio militar obligatorio constituyó una de las reformas más audaces, que cercenó, aunque provocó sublevaciones armadas, el poder de los viejos guerreros. El último paso es la prohibición de llevar el sable, que hasta entonces constituía el distintivo de su estatuto privilegiado.

En las costumbres los cambios no cesan. A partir de 1872, la chaqueta es obligatoria en las ceremonias oficiales. Después se establece el corte de cabello occidental. En la alimentación se generaliza la carne, a pesar de las prohibiciones budistas, argumentando que la estatura superior de los ingleses, que tanto admiraba a los nipones, se debía a su alimentación cárnica. Se prohibe el tatuaje, la desnudez y los pies descalzos por las calles de Tokyo. Los cambios de costumbres no son simples anécdotas, como los consideró Fierre Loti. Mutel ha puesto de relieve que implican un cambio de valores; por ejemplo, a los samurais, al no afeitarse la cabeza dejándose coleta, y al no llevar los dos sables, no se les puede reconocer externamente como miembros de un grupo social prestigioso. El traje occidental va a caracterizar a un grupo nuevo, culto, de reformistas europeizados; es la imagen de una nueva sociedad.

En 1873 se adopta el calendario gregoriano. Esto supone cambiar ciertas fechas, relevantes, hasta entonces referidas a la agricultura. Al francés Boissonade se encarga la redacción del Código penal, de Instrucción criminal, con abolición de la tortura, y comienza a redactar el Código civil. En la vida religiosa se señala un doble movimiento de hostilidad hacia las religiones extranjeras y de tolerancia con respecto al cristianismo, por ser el credo de los europeos, mientras el budismo recibe críticas y ataques, por considerársele un obstáculo para las reformas que el país necesita. El shintoísmo será el culto cívico, del Estado, y a sus sacerdotes se les considera funcionarios.

No escapa a los nuevos dirigentes la importancia que tiene la educación para un estado moderno. La elevación del nivel de las masas se considera imprescindible para la obra de modernización; en 1868, el 40 % de los japoneses no sabe leer, porcentaje que es probablemente mucho más alto lejos de los centros urbanos. La industria, el ejército y la marina tenían necesidad de mano de obra cualificada, capaz de comprender las complejidades de los aparatos y técnica occidental. En 1871 se crea el ministerio de Instrucción pública, que decreta la educación obligatoria. La aplicación de esta medida exigía la construcción de millares de escuelas y la formación de decenas de miles de maestros. Al ser mucho más baja la instrucción de las niñas que la de los niños se afrontó la escolarización acelerada de la población femenina. En las aulas se aplican los métodos de Pestalozzi y luego los de Herbart. En 1877 se funda la Universidad de Tokyo, que corona el sistema educativo. Por otra parte es espectacular la difusión de periódicos, lo que refleja una cultura de masas. El Asahi (Sol naciente), fundado en 1870, se convierte en uno de los mayores diarios del mundo.

Por su parte, la industrialización de un país tradicionalmente agrario se convierte en el empeño máximo de los hombres del Meiji. El gobierno dirige su esfuerzo en cinco direcciones: Industrias estratégicas, especialmente armas (sus centros se establecieron en Tokyo y Osaka); Transportes, con prioridad a los marítimos porque los ferrocarriles, por la estructura de islas y montañas, son excesivamente caros (la primera línea férrea, Tokyo-Yokohama, se inaugura en 1872 y el telégrafo se expansiona antes que el ferrocarril, por su interés político y menor coste); Industria pesada (minas, construcción); Textil, lana primero, pero sobre todo seda, aunque el algodón desplaza lentamente a la lana; Puesta en explotación de Hokkaido (Yeso), para preservarla de los rusos, mediante una colonización dirigida.

El despegue industrial se apoya en un crecimiento demográfico notable; el Japón tiene 37 millones de habitantes en 1880 y 50 millones en vísperas de la Primera Guerra Mundial. No obstante, Leroy-Beaulieu ha subrayado que a veces faltó mano de obra porque los campesinos no se trasladaban de buena gana a los centros industriales, a un nuevo tipo de trabajo. Los salarios fueron bajos, lo que permitió la acumulación de capital. El estado apoyó sin reservas todas las iniciativas de proceso industrial. Los empresarios demostraron una fuerte tendencia a la innovación. Son tres factores que hay que considerar a la hora de elucidar los componentes de su rápida industrialización.

Pronto se produjo el paso a la fase de capitalismo financiero, de grandes empresas y firmas gigantescas, que en Europa tardó un siglo en cristalizar, desde los inicios de la revolución industrial en Inglaterra. Japón supo fusionar en una sola las dos fases de la revolución industrial europea; sin duda la experiencia occidental le ayudó a quemar etapas. Aparecen a finales de siglo los nombres de los oligopolios, Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo, Yasuda. Pero se trata de oligopolios semicompetitivos, que nunca llegan a controlar totalmente el mercado o la producción en un sector. No pueden compararse a los reyes del acero o del petróleo en los Estados Unidos, y les separa además la ayuda que el estado prestó a los industriales japoneses, apoyo que no aparece en la carrera de los gigantes norteamericanos.

Nota esencial de la industrialización nipona es su mimetismo tecnológico. El proceso de imitación de Occidente se desarrolló en gran escala. Los sabios fueron seleccionados por su erudición y su especialidad y enviados al país más oportuno. Los japoneses se esforzaron en asimilar lo mejor de cada país industrializado. Viajaron a Inglaterra a estudiar la navegación, a Francia para aprender los métodos de la administración, a Alemania para inspirarse en su arte militar y su medicina, a los Estados Unidos para repetir sus métodos comerciales. Con expresión gráfica ha escrito Reischauer que el mundo era para ellos una vasta escuela. Por otra parte el gobierno contrató los servicios de innumerables profesores y técnicos occidentales, a los que ofreció altas remuneraciones. No se dudó en destinar al máximo los recursos, limitados, a esta labor de adoctrinamiento; en este sentido el Japón ha sido un caso único. Al abrirse el país a la influencia exterior, centenares de misioneros, principalmente de origen americano, enseñaron gratuitamente la lengua inglesa, lo que supuso una ventaja notable para la recepción de la ciencia y técnica industriales. Pronto, con su extraordinaria capacidad de captación, fueron científicos japoneses los que pudieron aportar innovaciones y descubrimientos, en la medicina, en el campo físico-matemático clásico, en la biología, en la física nuclear, y en las técnicas de aplicación a las fuerzas armadas, con trabajos sobre explosivos, armamento ligero o calderas para barcos. Tras una etapa de «usurpación» de técnicas y saberes los japoneses se convierten en protagonistas de su propia historia.

3.2. JAPÓN EN EL SIGLO XX

El reconocimiento que los países occidentales hacen a Japón como potencia internacional será el signo-determinante para este país durante todo el siglo XX. Veámoslo sintéticamente.

3.2.1. POLÍTICA INTERIOR

La era Meiji culmina en 1912. Para entonces se ha superado la antigua estructura feudal y se han fructificado las reformas internas. Dentro de la nueva burocracia se forman clanes. El partido militar conservador, tras el restablecimiento del poder imperial, rechaza las influencias occidentales y considera más importante la expansión en el continente que las reformas sociales y económicas. El partido progresista tiende a ampliar el área económica, pero implantando previamente reformas de tipo occidental.

El aumento de población (1867, 26 millones; 1913, 52 millones) favorece la industrialización. Trusts familiares controlan la industria, el comercio y la banca. Sus intereses radican principalmente en la importación de materias primas extranjeras (carbón) y en los mercados interiores de consumo. Eos clanes Chóshü (ejército) y Satsuma (marina) persiguen objetivos imperialistas; los gobiernos quedan a merced de sus rivalidades. En lo que se refiere a política interior, dos aspectos tienen importancia:

El colonialismo japonés fruto de su actitud expansiva en Asia oriental (Formosa, las Pescadoras, Corea, Port Arthur, archipiélagos del Pacifico y ciertos enclaves chinos de importante valor económico).

La trayectoria de los diferentes partidos políticos, de la que, en esencia podemos destacar: La escasa representación de los partidos obreros, la permanencia del dominio político de los viejos partidos oligárquicos, la importancia de los partidos de centro o partidos burgueses que finalmente hubieron de plegarse al nacionalismo del “Estado Mayor”.

3.2.2. EA POEÍTICA EXTERIOR. EA PRIMERA GUERRA MUNDIAE

Eas relaciones con sus vecinos se hacen cada vez más tensas. Con Rusia, ya es historia del acuerdo de 1875, por el que cede la isla de Sajalín a cambio de las Kuriles. Ea intervención de tropas japonesas y chinas en el levantamiento coreano de Tonghak provoca la guerra chino-japonesa (1894-95). Ea superioridad de las fuerzas niponas culmina con la conquista de Daire. Wei-hai-wei, Shantung, Seúl, etc. Por la Paz de Shiminoseki (1895) China cede Formosa, Port Arthur y las islas Pescadores al Japón; paga indemnizaciones de guerra y reconoce la independencia de Corea, que pasa al área de influencia japonesa. Desde 1895 se construye una gran flota de guerra (4 acorazados, 8 cruceros de combate). Japón intervendrá a favor de los occidentales en la insurrección de los bóxers. Ante la penetración rusa en Asia oriental, se firma en 1902 la alianza de Japón con la Gran Bretaña. Eos intentos para delimitar los intereses rusos y japoneses en Corea y Manchuria fracasan: Ea Guerra ruso-japonesa (1904-05) concluye pronto debido a las deficiencias del mando y dificultades políticas internas que amenazan la estrategia rusa. Eas fuerzas japonesas logran la capitulación de Port Arthur (en poder de Rusia desde 1898), ocupan Corea y avanzan en Manchuria (Victoria terrestre en Mukden y naval enTsuahima). El almirante Togo destruye la anticuada flota rusa del Báltico reunida en Extremo Oriente. Por la Paz de Portsmouth (1905) (mediación de Estados Unidos) Japón obtiene la parte meridional de las Sajalín, Port Arthur y el protectorado sobre Corea y Manchuria meridional, convirtiéndose en nueva gran potencia mundial. En 1910 se anexionan Corea.

Durante la Primera Guerra Mundial, tras su alianza con Gran Bretaña, Japón se posicionó contra los estados centrales (Alemania y Austria-Hungria). Ea guerra se presentaba beneficiosa por las posibilidades expansionistas, comerciales y económicas subsiguientes. Otra consecuencia importante, aunque indirecta, fue la obtención de cierta preeminencia sobre China, como resultado de las “Veintiún demandas” solicitadas por el Primer Ministro japonés, y ratificadas mas tarde por el Tratado de Versalles.

La Conferencia de Washington, planteada en el ambiente de la postguerra con la finalidad de limitar la carrera armamentística de las grandes potencias (Francia, Gran Bretaña, EEUU y Japón) y su afán expansionista, sería la causa de que Japón renunciase a ciertos aspectos de las “”veintiún demandas” aunque mantuviese territorios ocupados.

3.2.3. EL GOBIERNO DE LOS MILITARES

El interés prioritario de Japón seguía siendo mantener el control sobre Manchuria y consolidar sus intereses económicos en China.

En 1931 la invasión de Manchuria por parte de los japoneses, contra los deseos y los intereses de manchurios y chinos, provocó la declaración de independencia de dicho territorio. Los japoneses, en respuesta ocuparon Shan Kai-Kwan, y ello provocó las protestas de China ante la Sociedad de Naciones. Japón fue expulsado de la Sociedad.

3.2.4. LA GUERRA CON CHINA

Tras la ocupación japonesa de Manchuria, los chinos, que por entonces estaban divididos entre los partidarios de Chiang Kai-Chek y los de Mao Zedong, tuvieron que unirse en un “frente antijaponés” del que también formó parte Rusia a través de una alianza.

En 1937 el incidente de Lukonchiao abrió la puerta a la guerra. Los japoneses aprovecharon la ocasión para iniciar el avance sobre China hasta que toda la China del Norte acabó bajo la órbita japonesa. Solo la guerra de guerrillas pudo impedir que los principales puertos y zonas industriales cayesen en manos japonesas.

3.2.5. JAPÓN Y LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

La intervención de Japón en la Segunda Guerra Mundial sirvió a los fines imperialistas de este país. A mediados de 1942 Japón controlaba el sudeste asiático y amenazaba a Australia. Para el año 1944 la posición de Japón en la guerra quedó estancada primero, y pasó a ser crítica en todos los sentidos (económico, político y demográfico) después. La causa de este cambio de situación fue el bloqueo económico a que fue sometido por parte de los aliados.

La caída de Alemania y el avance de las fuerzas aliadas en todos los frentes auguraba la pronta caída de Japón. La negativa del país a aceptar la declaración de Postdam provocó la declaración de guerra de Rusia a Japón, la invasión de Manchuria y el bombardeo de Hiroshima y el desastre de Nagasaki. Tras todo esto, todos los territorios chinos ocupados por los japoneses tuvieron que ser liberados. Japón perdió todo su imperio excepto las islas obtenidas en el siglo XIX (Kyushu, Shikoku, Honshu y Hokkaido).

Lo sorprendente, en relación con la gran derrota y el gran desastre que le tocó vivir a Japón tras la Segunda Guerra Mundial, fue que, lejos de sumirse el país en un periodo de crisis, el efecto fue el contrario y el país aprovecha la destrucción de todo su aparato productivo antiguo para crear otro nuevo mucho más moderno y mejor localizado. Lo más efectivo fue la imposición del libre comercio por parte de EEUU, que ocupó la isla durante los primeros años de la posguerra. Esta situación favoreció las transacciones de Japón (la ayuda americana fue valorada en dos mil millones de dólares y con ella los japoneses paliaron su economía destrozada y su demanda interior nula).

El nuevo sistema respetó la figura del emperador, aunque llevando a cabo ciertos modernos reajustes: el emperador “renunció ” a su divinidad y ello, a través de un medio de comunicación relativamente moderno, la radio. También se redactó una nueva Constitución de talante liberal y anticomunista por inspiración americana, según la cual quedaba oficialmente derogado el Japón Meiji.

4 CHINA

4.1. LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA

Grandes sectores de la población china, y muy especialmente la burguesía, se levantaron a finales de la primera mitad del siglo XIX contra la dinastía reinante -la dinastía Manchu- acusándola de ser la causante de todos los males que sufría el país. Sun Yat Sen, de talante liberal, fundó en 1848 la “Sociedad para la regeneración de China” con claros visos revolucionarios.

El descontento popular hacia la Monarquía se venia gestando desde antiguo y las guerras con Rusia y Japón vinieron a añadir mas leña al fuego. Los alemanes también tratarán de influir en la inestabilidad china. A finales de siglo obtienen la concesión del ferrocarril de Shantung y adquieren Kiao-chen por 99 años. China se ve obligada a firmar tratados análogos con Rusia (Dairen), Gran Bretaña (Wei-hei-wei, 1898) y Francia (Kuang-tsen). El enfrentamiento con Japón agudiza la crisis. Kang Yu-Wi funda la “Unión de la defensa del gobierno”, partido liberal que influye sobre el emperador en el periodo de “Los Cien días” (junio-septiembre de 1898) en el que se inician reformas respecto a la enseñanza, industria, agricultura y defensa nacional, paralelas a las japonesas Meijí. Pero un golpe de estado antirreformista las frena, el emperador es derrocado y Kang Yu-Wi tiene que huir.

La xenofobia provocada por la expoliación extranjera desata la Rebelión de los bóxers o I-Ho-Chuan (“golpeadores virtuosos”) en 1900. Se suceden las matanzas de misioneros y comerciantes occidentales, atentados contras los bienes de las compañías extranjeras, etc. Pero los ejércitos extranjeros al mando del alemán conde de Waldersee aplastan la rebelión. En septiembre de 1901, según el protocolo firmado con las potencias extranjeras, China se compromete a pagar una fuerte indemnización y a admitir la presencia de tropas extranjeras, imponiéndosele la política de “puerta abierta”. Sólo el recelo entre los vencedores impide la partición del país.

Tras la celebración de la I Conferencia Tokyo se formó la “Liga revolucionaria de China” que tuvo la virtud de unir tanto a militares, como a terratenientes, como a altos funcionarios y ello gracias a uno de sus principios: el uso de la violencia para fomentar cambios encaminados a la consecución de la República.

Entre 1905 y 1911 ya hubo levantamientos contra la dinastía Manchu. Fracasaron y tras el fracaso se evidenciaron las grandes diferencias ideológicas habidas en el seno de la Liga. La consecuencia fue la formación de dos partidos:

El liberal demócrata Partido Nacional del Pueblo (Kuomitang) fundado en 1905 por Sun Yat-Sen que difunde su programa de los tres principios: nacionalismo, democracia y reforma económica.

El socialista popular (Partido Comunista)

Serán los intelectuales, los pequeños burgueses y los pocos obreros urbanos los que participen en el nacimiento de un partido nacionalista, mientras que la gran masa de población campesina permanece pasiva ante las evoluciones políticas. El inicio de la revolución que derrocó la monarquía está marcado por la toma de la ciudad de Wujang en 1911, con la que se produce la revolución de los jóvenes chinos. Yuan Shih-Kai reprime la sublevación pero posteriormente pacta con el Kuomintang. A partir de este momento se instaura una República en China (abdicación de Pi-Yu el 12 de febrero de 1912) y Sun Yat Sen es elegido presidente de la misma. La República nombró un Gobierno provisional revolucionario en Nankín, Mongolia y el Tíbet proclama su independencia.

Para evitar derramamientos de sangre, Sun, renunció a su cargo de presidente a cambio de la abdicación del emperador y de la proclamación oficial de la República. Así ocurrió y Yuan Che-Kai (o Yuan Shin-Kai) será el nuevo presidente de la recién nacida República de China.

4.2. LA DICTADURA DE YUAN CHE-KAI

En cuanto este personaje subió al poder demostró inmediatamente su decisión de no cumplir los acuerdos tomados con Sun. A través del asesinato del dirigente del Kuomitang , Yuan dejó claro cual iba a ser su línea política. A este asesinato le siguió una tremenda represión y el encarcelamiento de los miembros del Kuomitang: Segunda Revolución de Nankin (1913) y Guerra de los Señores (1916-26). A partir de 1914 la Dictadura se hizo patente (eliminación de todos los partidos políticos, derogación de la Constitución, disolución del Parlamento…). El régimen de Yuan Che-Kai fue el de un emperador sin corona.

Sun Yat Sen, primer presidente de la República china, refundará en 1912 el Kuomintang que a partir de 1920 colaborará estrechamente con el partido comunista chino. Sun Yat Sen había recurrido a la URSS (Manifiesto Sun Joffe) y ésta respondió aportando préstamos y colaboración. Rusia envía monitores que reorganizan el ejército, y el Kuomintang conquista toda la parte Norte, muy feudalizada. En esta época se reforma la enseñanza, se expulsa a los misioneros, en su mayoría ingleses, y las escuelas misionales pasan a poder de educadores chinos.

Pese a todo, los intereses europeos preferían una dictadura con garantías internacionales que un país liberal y conflictivo por lo que apoyaron el régimen. Japón reclama los derechos sobre China que había expresado en las “Veintiuna demandas” y al concedérselos el dictador, estalló una sublevación popular en las provincias meridionales.

A su vez, la situación económica era caótica: enorme superpoblación; una pequeña parte de terratenientes poseían el 80 por ciento de las tierras, arrendadas en minifundios, con una elevada renta, y millones de campesinos emigraban a Manchuria y al Sudeste asiático.

Los focos industriales de este período eran las nuevas ciudades de Shanghai, Hankeu y Tientsin, dominadas por las potencias extranjeras; estos centros industriales crecen con rapidez, ya que encuentran una mano de obra extraordinariamente barata; mientras tanto, algunos focos intelectuales apoyan un movimiento de liberación, reafirmando la cultura y la historia china frente a la colonización cultural de Occidente.

A la muerte de Sun, en 1925, la dirección del movimiento nacionalista fue asumida por Chiang Kai-Chek. Este es el momento en que entrará en escena la otra gran fuerza política de China: el partido Comunista de Mao Zedong. Chiang Kai Chek da un fuerte viraje hacia la derecha al Kuomintang, rompe su alianza con los comunistas, declara a éstos fuera de la ley y se alia con las potencias occidentales. En 1927, el Kuomintang se hizo con el gobierno de China. Emprende una renovación económica encaminada a industrializar el país y dotarle de vías de comunicación, pero ese desarrollo no va acompañado de un intento de mejora social: los millones de campesinos van a seguir en el mismo estado de postración. Esta última circunstancia va a ser aprovechada por el partido comunista, cuyo programa de reforma agraria será un buen banderín de enganche para las masas rurales.

4.3. EL GOBIERNO DEL KUOMINTANG

El Kuomintang evolucionó claramente hacia el conservadurismo. La doctrina de Sun Yat Sen no fue cumplida en absoluto. Chiang Kai-Chek intentó imponer “el movimiento Nueva Vida” de claro corte fascista, como contrapartida a un comunismo que se extendía cada vez con más fuerza y rapidez, especialmente entre el campesinado, el cual todavía vivía controlado feudalmente y con unas condiciones de vida infrahumanas.

La potencia que más recientemente había colonizado China había sido el vecino Japón, lo cual originó una larga guerra chino-japonesa (1937-1945). Hasta 1937 nacionalistas y comunistas llevaron una dura guerra civil.

A raíz de la invasión japonesa de 1936, nacionalistas y comunistas se unirán ante el peligro común; se nombrará a Chiang general en jefe de los ejércitos, y por un tiempo lucharán juntos contra el invasor el Partido Comunista y el Kuomintang. Japón ocupa una gran parte de territorio chino y contribuye a formar un gobierno pro-nipón en Nanking, que realiza importantes reformas en favor de la modernización de las estructuras económicas.

Mientras tanto, en las regiones no ocupadas, a la vez que se mantiene la lucha contra el Japón, crece la rivalidad entre comunistas y nacionalistas. Los comunistas, que habían sido reorganizados por Mao Tse Tung, mantienen una guerra de guerrillas contra el ejército nipón y van ocupando terreno a los japoneses, además de hacer una redistribución de la tierra.

Cuando los japoneses atacaron Shanghai, llegando hasta Shankai-Kwan, Chiang Kai-Chek intentó una política conciliadora con el enemigo firmando el tratado de Tangku. Esta actuación le valió el rechazo dentro del Kuomitang ya que en el seno del mismo se organizó un comité antijaponés.

4.4. LA LARGA MARCHA

El partido comunista de China estableció desde 1927 dos líneas a seguir:

Actuación sobre las grandes ciudades para la importancia del sector obrero.

Aprovechamiento del campesinado como elemento fundamental de la Revolución.

Previamente a la “Larga Marcha” Mao ordenó el reparto de tierras entre los pequeños campesinos y ya en 1931, Mao declaró la República Comunista de China con capital en Juichín.

Episodio de gran trascendencia en la guerra civil fue la Gran Marcha, de un año de duración, en la que los hombres de Mao recorrieron varios miles de kilómetros para huir de la persecución de Chiang. La Larga Marcha comenzó como un lento avance del comunismo desde el SE hacia NW. Muchas fuerzas se fueron sumando a Mao durante la Marcha, que comenzó siendo de 130.000 comunistas. En los territorios semidesérticos de Yunan, último refugio de los comunistas, Mao instaura el nuevo régimen; se nacionalizan las industrias y los transportes, se expropia la tierra y se redis­tribuye entre los campesinos.

De esta forma, en 1945, cuando los norteamericanos acaban con el poderío militar japonés, China se encuentra dividida en dos zonas: el Norte, comunista, y el Sur, nacionalista; de esta manera, desde el momento en que acaba la guerra mundial, se reanuda la guerra civil. Ante la rendición japonesa, la inestabilidad se acrecienta dada la división del país en dos gobiernos en lucha —el gobierno comunista y el Kuomintang-, cuando hay que decidir cual de ellos recibirá la oficialidad de la rendición de Japón. Las autoridades se niegan a reconocer al gobierno comunista y solo admiten la legalidad del Kuomintang. Por su parte los comunistas desean la formación de un gobierno de coalición que actúe en representación de ambos gobiernos. Esta petición no fue atendida por el Kuomintang y estalló la guerra civil en Manchuria como primer escenario del conflicto. Durante este periodo el Partido Comunista y su dirigente Mao liberarán amplias zonas de territorio, donde se efectuará la reforma agraria, e instalarán formas de poder popular bajo la dirección de los comunistas. Mao desarrollará la clásica concepción marxista de la revolución dirigida y llevada a cabo por el proletariado urbano, revalorizando el papel del campesinado como aliado crucial de la revolución. Esto supondrá una importante aportación sobre las posibilidades revolucionarias de los países subdesarrollados, con una importantísima base campesina. A Mao le apoya la URSS, y a Chiang, Estados Unidos, que establecen bases en el territorio chino y restablecen sus antiguos privilegios económicos. En cuatro años, los comunistas van a conquistar toda China, y el 1 de octubre de 1949 Mao proclama la República Popular. A la vez que Chian Kai Chek, con las tropas leales y la protección norteamericana, establece la República Nacionalista en la isla de Formosa, considerada hasta la fecha como “provincia rebelde” por la República Popular China.

4.5. LA REPÚBLICA POPULAR

Mao, en un primer momento, no instauró una economía totalmente socialista, sino un sistema mixto con un sector libre y otro socializado. Entre sus primeras pretensiones estuvo la de erradicar el analfabetismo de la población, pero el cambio fundamental fue la reforma agraria. Esta reforma se fue instaurando de forma gradual: se expropiaron las grandes propiedades y se redistribuyeron, los campesinos de propiedades medias las mantuvieron y se nacionalizaron el té y los pocos bosques existentes.

En cuanto a la industria y el comercio, las nacionalizaciones se fueron haciendo también de forma gradual; las minas las explotaría el Estado, muchas veces con ayuda de capital privado. El régimen de cooperativa se implantó con bastante éxito en la milenaria actividad artesanal, en la industria ligera y en la agricultura, como paso pacífico de la propiedad privada a la socializada.

5 COREA

En 1896 se fundó en Corea el “Circulo de la Independencia” que obtuvo la simpatía popular y el apoyo de la familia real, al menos en un primer momento. Más tarde el Circulo sería acusado de ideología republicana y serían encarcelados sus miembros mas destacados.

Rusia y Japón, al borde de la guerra por el dominio de Corea, recibieron el arbitraje de EEUU, el cual reconoció el protectorado japonés sobre Corea. En 1905 cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores pasó a ser controlado por Japón se formaron guerrillas de protesta por todo el país.

Corea quedó convertida en una colonia japonesa y funcionó como proveedor de materias primas para Japón.. El exilio fue intenso y se formó el Nuevo Partido Coreano de la Juventud en el exilio. Entre exiliados y disidentes se formó el movimiento del 1° de Marzo de 1919 del que surgió un Gobierno provisional coreano con sede en Shangai en relación con el partido bolchevique.

Corea fue el escenario sobre el que se enfrentaron las ansias imperialistas de China, Rusia y Japón. Este último, intentó ocupar la península una y otra vez, siendo frenado en múltiples ocasiones por la expansión rusa. En el periodo de entreguerras, el mundo occidental verá con mejores ojos la expansión imperialista japonesa (capitalista) sobre Corea, que la rusa (comunista).

En 1927 todos los grupos hicieron un frente común como Movimiento de Resistencia. Era la “Sin Gan Joe” (Organización única del pueblo).

La muerte de Sun Choing en 1926, ultimo rey de la dinastía Yi , exacerbo los ánimos del pueblo. La resistencia coreana se organizó de tal modo que despertó las simpatías internacionales.

En 1941 la declaración de guerra que EEUU hizo a Japón tras el ataque a Pearl Harbour dio mas posibilidades a los independentistas coreanos. Tras la segunda guerra mundial Corea quedó dividida. La intervención de la Asamblea de las Naciones Unidas provocó la protesta de Rusia. Corea del Sur eligió representantes para la Asamblea. Corea del Norte se mantuvo distante. Ambas Coreas se hallaban bajo diferentes órbitas de influencia en 1949, al borde de una guerra que la dividiría hasta la actualidad.

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Breve historia de China en la página China Viva, guía del viajero: http:/ / www.chinaviva.com/ esp/ clasical .html

Otro resumen histórico de China en la página del Departamento de Cultura de la Embajada China, abundante información:

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Breve reseña histórica de Japón: http://www.japon-net.com/shoukai/rekishi.html

Cronología histórica de Japón: http://www.nakamachi.com/press/cronos.htm