El sistema fonológico del español y sus variantes más significativas.
1.- Fonética y fonología: el sonido y el fonema.
1.1.- Fonética y fonología. Definiciones.
Es el polaco Courtenay quien, en torno a 1870, fue el primero en distinguir ambos fenómenos atendiendo al carácter físico de la fonética y a la abstracción de sonidos en fonemas que supone la fonología. No obstante, el verdadero iniciador contemporáneo de estos estudios es Trubetzkoy, quien establece la fonética como la ciencia de los sonidos del habla y la fonología como la que se ocupa de los sonidos, o fonemas, de una lengua. De ahí que defina al fonema como una unidad mínima abstracta capaz de distinguir significaciones aunque ella no sea portadora de significado alguno.
El mismo Trubetzkoy abordó la fonología desde el punto de vista de la función representativa por su capacidad de distinguir significaciones y la dividió en: fonología distintiva, que se ocupa del valor funcional de los fonemas; fonología culminativa, que aborda de cuántas unidades consta un enunciado; y fonología delimitativa, que acota el principio y el final de tales enunciados.
Por su parte, atendió la fonética desde dos perspectivas: la acústica, que estudia los sonidos en cuanto realidad física; mientras que la articulatoria se interesa por el movimiento de los órganos fonadores para emitir sonidos articulados. En un principio, y ya al margen de Trubetzkoy, hemos de señalar que la fonética se estudiaba de modo no experimental, basándose en impresiones, hasta la llegada de la fonética experimental, que identifica los sonidos con la ayuda del espectrógrafo.
La escuela de Praga consolida la definición de Trubetzkoy de fonema: es una unidad mínima abstracta con un conjunto de rasgos mínimos pertinentes capaz de distinguir significaciones aunque ella no tenga significado alguno.
1.2.- El test de la conmutación. Rasgos pertinentes de oposición.
Los fonemas y sus variantes se descubren mediante el test de la conmutación, pondremos entre paréntesis la terminología del Distribucionalismo norteamericano por su progresivo asentamiento:
– Si dos sonidos pueden aparecer en un mismo contexto y se produce un cambio de siginificado estaremos ante dos fonemas distintos (distribución contrastiva).
– En cambio, si están emparentados articulatoriamente pero no aparecen en los mismos contextos nos necontramos ante dos alófonos o sonidos de un mismo fonema (distribución complementaria).
– Si dos fonemas pierden su carácter opositivo en un determinado punto del sintagma estaremos ante una neutralización (alternancia libre), cuyo representante es el archifonema.
Jakobson estableció una serie de rasgos pertinentes que se oponen de modo binario, es decir uno presenta un rasgo que está ausente en el otro:
– Vocálico – no vocálico: el primero tiene total libertad en la salida del aire.
– Consonántico – no consonántico: El consonántico se origina por una obstrucción en el canal bucal.
– Líquido – no líquido: el líquido, además de obstruir el canal tiene mayor abertura y tono que el no líquido y abre las vocales.
– Denso – difuso: en los fonemas densos predomina la cavidad bucal sobre la faríngea (palatales y velares), mientras que en las difusas ocurre lo contrario (labiales y dentales)
– Tenso – flojo: en los tensos hay una gran deformación de los órganos articulatorios.
– Sonoro – sordo: en los sonoros vibran las cuerdas vocales, en los sordos, no.
– Nasal – oral: en los primeros el aires sale por la nariz, no por la boca, como ocurre en los orales.
– Interrupto – continuo: en los interruptos se produce un completo cierre de la salida del aire (oclusivas y vibrantes) mientras que en los continuo no se da tal cierre.
– Grave – agudo: en los graves en canal bucal toma forma alargada (labiales y velares) y en los agudos la lengua corta el canal bucal en dos cajas de resonancia (dentales y palatales).
– Recursivo – infraglotal: en los primeros se produce una oclusión de la glotis; en los infraglotales, no.
– Bemolizados – no bemolizados: los bemolizados redondean los labios (vocales velares)
– Sostenidos – no sostenidos: en los sostenidos se abre más la faringe por la palatalización (vocales palatales).
1.3.- Nociones de acústica: cualidades físicas del sonido.
El sonido está basado en las ondas producidas por la vibración y el roce y se propaga a 340 m/sg, o, lo que es lo mismo, a 1224 km/h. El sistema fonador humano se origina por la vibración de las cuerdas vocales, el roce de los órganos articulatorios y el impulso del aire.
El tono es el número de vibraciones de las cuerdas vocales por unidad de tiempo, si el número es corto, los sonidos serán graves, mientras que si se da un alto número de vibraciones por unidad de tiempo, serán agudos.
El timbre es la relación que mantienen las ondas sonoras con la abertura de las cavidades de resonancia; de ahí que los sonidos puedan ser abiertos o cerrados.
La intensidad divide los sonidos en fuertes y débiles dependiendo de su intensidad articulatoria.
Según la cantidad, o tiempo de emisión, los sonidos pueden ser largos o breves.
2.- Criterios para la clasificación de fonemas y sonidos en español.
2.1.- Consonantes.
En español son cuatro los rasgos distintivos pertinentes que permitan la oposición estructural de los elementos del sistema consonántico: la acción de las cuerdas vocales, la del velo del paladar, el punto donde se articula y el modo en que lo hacen.
2.1.1.- Acción de las cuerdas vocales.
Si vibran estaremos ante sonidos o fonemas sonoros: /b/, /d/,…
Por el contrario, si no vibran estaremos ante sordos: /p/, /t/,…
2.1.2.- Acción del velo del paladar.
Son orales, o bucales, cuando el velo del paladar está adherido a la pared faríngea, de modo que tapa el conducto nasal y el aire pasa por la boca.
Pero si el velo permite que el aire pase por el conducto nasal, serán nasales: /m/, /n/ y /n/.
2.1.3.- Punto de articulación.
Es el lugar en el que un órgano activo entra en contacto o se aproxima a otro, pasivo, para producir un cierre o estrechamiento en la cavidad bucal. Según este criterio, tenemos:
Bilabiales: un labio actúa sobre el otro, siendo el superior activo y el inferior pasivo: /p/, /b/ y /m/.
Labiodentales: el labio inferior, activo, entra en contacto con los bordes de los dientes superiores: /f/.
Interdentales: el ápice de la lengua, activo, contacta con los bordes de los dientes: / /.
Dentales: el ápice de la lengua, activo, se apoya en la cara interior de los dientes superiores: /t/, /d/.
Alveolares: el ápice de la lengua, activo, se apoya en los alvéolos superiores: /l/, /r/.
Palatales: el predorso de la lengua, activo, se apoya en el paladar duro: /l/, /n/, /c/,…
Velares: el postdorso entra en contacto con el paladar blando, o velo del paladar: /k/, /g/, /x/.
2.1.4.- Modo de la salida del aire en la articulación.
Oclusivas: al tener el órgano pasivo y el activo un contacto completo cierran momentáneamente la salida del aire. /p/, /t/, /k/,…
Fricativas: las articulaciones provocan una estrechez de la cavidad bucal por aproximación de los órganos: /f/, /s/, /x/,…
Africados, o semioclusivos: como en las oclusivas, se interrumpe la salida del aire de modo momentáneo, pero luego se resuelve con la misma estrechez de la cavidad bucal que provocan las fricativas: /c/, y ,…
Laterales: el aire sale por los lados de la lengua: /l/ y /l/.
Vibrantes: la lengua vibra dificultando alternativamente la salida del aire: /r/ y /r/.
2.1.5.- Líquidas / No líquidas.
Son líquidos los fonemas vibrantes y laterales pues tiene rasgos vocálicos: ostentan la mayor abertura y tono dentro de las consonantes y puede abrir las vocales. El resto del sistema, no líquido, carece de esas cualidades.
2.2.- Vocales.
En nuestro idioma, las vocales se distinguen de las consonantes en que aquéllas tienen una mayor audibilidad, no impiden la salida del aire -por lo que el modo de articulación deja de ser pertinente-, son más tensas y vibran durante más tiempo, y, sobre todo, en que pueden ser núcleo silábico. Fonológicamente sólo son pertinentes el grado de abertura de los labios y el punto de articulación; mientras que en fonética, además, se añaden la acción del velo del paladar, el modo de articulación, la labialización, la acústica y la intensidad. De ahí que tengamos cinco fonemas vocálicos y unos cuarenta sonidos como variantes de ellos.
2.2.1.- Punto de articulación.
Manteniendo la definición anterior, son velares /o/ y /u/, mientras que las palatales son /e/ e /i/. La s bilabiovelares, pertinentes sólo en fonética, se dan cuando los labios contactan al tiempo que se pronuncian como velares: w u u u o o . Es central /a/, en cuanto el dorso de la lengua está bajo el medio paladar.
2.2.2.- Modo de articulación.
Los fonemas vocálicos no impiden la salida del aire, de ahí que este rasgo no sea pertinente en fonología. Este aspecto, por el contrario, sólo es pertinente en fonética: en las semiconsonantes, que forman el primer elemento de un diptongo creciente en abertura, los órganos parten de una estrechez bucal que se va abriendo: j y w . Mientras que en las semivocales, segundo elemento de un diptongo decreciente en abertura, se da el fenómeno exactamente inverso: u e i .
Hemos de advertir aquí que el diptongo es el grupo vocálico que combina /u/ e /i/ con otras vocales o entre sí; mientras que los triptongos se inician con una semiconsonante, tienen como cima una vocal -que en español es siempre /a/ o /e/- y se cierran con una semivocal-. Cuando un diptongo pasa a hiato se da la diéresis.
Un hiato existe cuando dos vocales unidas no forman una sola sílaba porque: ambas son mediales -/e/ y /o/- o abierta -/a/-: /deséo/; porque la cerrada es tónica: /kaída/; o bien porque se pronuncia de un modo separado: /biéxo/. Cuando un hiato pasa a diptongo se da la sinéresis.
2.2.3.- Acción del velo del paladar.
Los fonemas son siempre orales, por eso no se tiene en cuenta este aspecto en fonología. Sin embargo, cabe la posibilidad de que se den sonidos vocálicos nasales cuando una vocal vaya entre consonantes nasales: máno .
2.2.4.- Abertura.
Son cerradas, o altas, si la lengua contacta al máximo con el velo del paladar: /i/ y /u/. Las medias, por su parte, están un poco más separadas: /o/ y /u/; mientras que la abierta, la /a/, apenas contacta.
2.2.5.- Labialización.
Las labializadas son las velares acompañadas de un redondeamiento de loslabios; mientras que las no labializadas son las palatales y la central.
2.2.6.- Intensidad.
Por su condición de poder ser núcleo silábico, hay sonidos vocálicos que pueden ostentar un máximo de intensidad: por eso se dividen en tónicas y átonas.
2.2.7.- Acústica, o timbre.
Son agudas si la parte posterior de la cavidad bucal es muy amplia, por tanto, coinciden con las palatales. Cuando la amplitud corresponde a la parte anterior, estaremos ante las graves, que son las velares. Será neutra cuando, al ser la medial /a/, ninguna cavidad es mayor que la otra. Emilio Alarcos Llorach vio que, al coincidir la acústica con el punto de articulación, aquel rasgo dejaba de tener valor opositivo en favor de éste.
3.- Grupos fonéticos: la sílaba, los grupos de intensidad, fónico y tónico.
3.1.-La sílaba.
Es el grupo fonético más elemental y puede constar de uno o varios elementos. Tiene tres fases: la explosión, o margen de ataque, va desde el cierre articulatorio a una mayor abertura; el núcleo silábico, o cima, es el eje de la sílaba, y ofrece un máximo de sonoridad, intensidad y abertura -en español siempre es vocal-; y la implosión, o margen de coda, que tiende al cierre articulatorio. En español pueden faltar los márgenes, pero nunca la cima.
Los sonidos que preceden a la cima están en posición explosiva y los que la siguen, en posición implosiva. Los límites entre sílabas vienen dados, pues, por un paso de abertura a cierre y viceversa, y por un mínimo de abertura, sonoridad y tensión entre dos máximos. Así, podemos definir la sílaba como una reunión de sonidos en torno a una abertura, sonoridad y tensión máximas.
Las sílabas son libres, o abiertas, si acaban en vocal y la palabra que sigue no empieza por consonante. Si terminan en consonante o en vocal y seguidas de palabra que empiece por consonante estamos ante sílabas trabadas, o cerradas. En español predominan las sílabas acabadas en vocal.
3.2.- Grupo de intensidad.
Es el conjunto de sonidos subordinados a un mismo acento expiratorio principal. Pueden formar varias sílabas, cayendo el acento principal en una, teniendo las demás uno secundario. Las palabras que se apoyan en la palabra que tiene tal acento principal se llaman proclíticas; las que la siguen son enclíticas. Según Navarro Tomás, existe una gran relación entre la intensidad y la función sintáctica y el rema -información nueva-: por ejemplo, el verbo siempre tiene el acento principal.
3.3.- Grupo tónico.
En español coincide con el grupo de intensidad. Consta de un número de sílabas entre las que destaca una por su tonicidad y su energía articulatoria, que, en español, puede ser aguda, llana, esdrújula o sobreesdrújula. El acento se define además por su grado su tonalidad -grave o agudo- o por su duración o cantidad -largo o breve-. Las sílabas que preceden a la tónica son protónicas; mientras, las que la siguen son postónicas.
3.4.- Grupo fónico.
Es la porción de discurso delimitado por dos pausas sucesivas en la articulación y puede constar de más de un grupo de intensidad. Estas pausas están motivadas por razones respiratorias y por la necesidad de marcar el final de una expresión o de todo un enunciado. No obstante, hay distintos tipos de pausas más ligados a la retórica -a la elocutio- o a la pragmática pues dependen de las intenciones y las variables contextuales del hablante. También puede estar unido a una comunidad lingüística: de hecho, el grupo fónico marca la entonación de un idioma: el español lo tiene entre ocho y once sílabas.
En transcripción fonológica se marca con triple barra el punto y aparte; con doble, para el punto y seguido, el punto y coma y los dos puntos; con una sola barra para la coma; y con media barra para la pausa no marcada gráficamente.
4.- Tipos de oposiciones según la Escuela de Praga.
Para que dos elementos entren en oposición, no sólo han de tener rasgos diferenciadores, o marca, -como afirmaba Saussure- sino también características comunes, es decir: una base de comparación. Para que haya una opsición funcional en un sistema los elementos reciben su valor de la relación de parentesco y diferencias que mantienen los unos con los otros. A partir de estas consideraciones previas se establecen cuatro criterios de oposición:
Según la base de comparación, son bilaterales si la base es exclusiva (por ejemplo /p/ y /b/ tienen como base exclusiva bilabial, oclusiva); mientras que son multilaterales si la base no es exclusiva (así /b/ y /t/ tiene como una base que no es única: ambas son oclusivas).
Según la marca, son aisladas si la marca es exclusiva de la pareja (como en /r/ y /r/, cuya marca simple y múltiple sólo a ellas les pertenece) y proporcionales si no es exclusiva (el rasgo de sonoridad no es una marca exclusiva de /p/ y /b/, por ejemplo).
Según las relaciones de dos fonemas, al margen del resto del sistema, son privativas si uno de los elementos presenta un rasgo que presupone su ausencia en el otro: el rasgo sonoro presupone el sordo; los graduales presentan un rasgo en distinto grado: sirva de ejemplo la abertura vocálica; las equipolentes presenta un rasgo que no presupone necesariamente su contrario en el otro: así una dental no presupone otra bilabial.
Según la validez funcional, son constantes si siempre mantienen tal validez, y neutralizables cuando pierden su carácter opositivo en un determinado contexto, dándose un archifonema. En español los archifonemas -represantados con mayúsculas- se dan cuando aparecen en posición implosiva:
/n/, /m/ y /n/ > /N/
/r/ y /r/ > /R/
/p/ y /b/ > /B/
/t/ y /d/ > /D/
/k/ y /g/ > /G/
/l/ y /l/ > /L/, éstas, además de en posición implosiva, cuando están agrupadas con otras consonantes: /pL/, /bL/, /fL/,…