1.-La poesía en el exilio.
Como ocurre con los otros géneros, se pierde el contacto con la renovación de los años precedentes a la guerra: Antonio Machado murió al poco de abandonar España. León Felipe y Juan Ramón Jiménez se exilian al igual que gran parte de los noucentistas y de la mayoría de la Generación del 27, salvo Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego.
Los temas que son comunes a todos ellos son: la patria perdida, la evocación de la lucha, la derrota con un tono amargo al principio para luego recrearse en la nostalgia, los recuerdos y el ansia de volver. Sin embargo, también se preocupan por la realidad de las tierras donde viven. Siempre va a predominar una perspectiva existencial de la vida y un estilo cada vez más sencillo y coloquial: especialmente importantes fueron en es te sentido Rafael Alberti, León Felipe y, especialmente, Luis Cernuda.
2.-La poesía española tras la guerra.
El proceso de rehumanización que se vino dando desde el 27 se seguirá tras la guerra: preocupación por el hombre como tema existencial y social. Ahora bien, esto no es del todo cierto para la poesía que se cultivó en nuestro país en los años cuarenta y cincuenta: mientras que los poetas afines al régimen veían en él sus legítimas raíces, los poetas que no estaban de acuerdo con él se sienten carentes de tales raíces. Por eso el panorama poético español se divide en poesía arraigada y desarraigada.
2.1.- Poesía arraigada
Son un grupo de autores que tienen una luminosa visión coherente y ordenada del mundo. Se autodenominan juventud creadora, contraria a los enfoques negativos existenciales del resto de la poesía del momento. También llamados garcilasistas, por la revista Garcilaso y porque vuelven sus ojos a Garcilaso y otros poetas del Imperio. Técnicamente, sus formas son clásicas: sonetos, tercetos,… Sus temas abordan y se apoyan en un firme sentimiento religioso, en el amor, el paisaje, las cosas bellas…
Destacan autores que luego sufrirán un desengaño de ese mundo, como Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero o Luis Rosales. Éste último será muy influyente, con su giro hacia una poética más existencialista, con La casa encendida.
2.2.-Poesía desarraigada
Contrariamente a los anteriores, para estos poetas el mundo es un caos y una angustia, lejos de toda armonía y serenidad. Dámaso Alonso, con Hijos de la ira será quien marque la línea de esta escuela. Todos ellos se agruparán bajo la revista Espadaña, fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora.
Desde el punto de vista de los temas, la de los desarraigados es una poesía arrebatada, con un agrio tono trágico: incluso fue calificada a veces de tremendista. Se enfrenta al mundo deshecho, caótico.
Sin embargo lo hacen con una religiosidad muy presente que adopta el tono de la desesperanza, de la duda: las invocaciones a Dios residen sobre el misterio del dolor humano más que en la celebración de la fe. De ahí que entronque con una línea existencialista.
Su estilo es muy distinto al de los garcilasistas: es más directo, sencillo, menos preocupado por la estética: había que decir muchas cosas al margen de su forma estética, que pasa aun plano secundario.
Destacan autores como: Carlos Bousoño., José Luis Hidalgo, Leopoldo de Luis, Vicente Gaos, Gabriel Celaya o Blas de Otero.
3.- La poesía social.
Durante la década de los 50 y primeros años de los 60 se consolida, como en el teatro y en la novela, la poesía social. Especialmente a raíz de dos libros muy importantes: Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero y Cantos iberos, de Gabriel Celaya. Ambos, que provienen de la poesía desarraigada, superan la angustia existencial de ésta y afrontan ahora los problemas humanos desde una perspectiva político-social. Un poeta del 27, Vicente Aleixandre, da un giro profundo a su obra con Historia del corazón. hacia la poesía social, y, con él, muchos de los de la anterior poesía desarraigada.
Con estos autores se crea un nuevo concepto de la función de la poesía, los rasgos principales de ésta son:
/ Debe tomar partido ante los problemas del mundo.
/ Solidaridad ante los demás hombres.
/ Se abandona la expresión de los problemas íntimos o existenciales.
/ Rechazo de lujos esteticistas.
/ Repulsa de la neutralidad ante las injusticias.
/ En cuanto a los temas, España es muy importante desde un enfoque político (sirvan de ejemplo los títulos siguientes: Que trata de España, de Otero, o Dios sobre España, de Carlos Bousoño ) dentro de esta preocupación, se sitúan temas como la injusticia social, la alienación o el anhelo de libertad.
/ El estilo se explica por la temática, los poetas se dirigen a la mayoría por voluntad de llegar al pueblo: por eso se da un lenguaje claro y un tono coloquial. No obstante se fue cayendo en el peligro de una poesía prosaica. Mientras que los grandes poetas descubrirán valores poéticos nuevos con los que ir evolucionando, a otros se les irán apagando las vpces poéticas, y, con ellas, las de la poesía social.
4.- La generación de los cincuenta.
Ya en los 50 comienzan a aparecer poetas jóvenes que superan el riesgo de prosaísmo del realismo social: Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, Claudio Rodríguez o Francisco Brines. Estos y otros han sido recogidos bajo el nombre de Promoción o Generación de los 50, esto es poco acertado: será en los años 60 cuando realmente destaquen con voz propia: a pesar de no seguir un programa poético común, sí tienen rasgos comunes:
/ Preocupación fundamental por el hombre.
/ Huyen de todo tratamiento patético: sus sentimientos son apasionados, pero siempre serenos.
/ Inconformismo ante el mundo.
/ Escepticismo que los aleja de la poesía social: creen más en biografías personales y en las éticas intransferibles que en proyectos políticos colectivos, tan apreciados en la etapa anterior.
/ Por eso hay consolidación de una poesía de la experiencia personal: los temas abordan reflexiones generales sobre el hombre a través de experiencias vividas: retorno a lo íntimo: evocación nostálgica de la infancia, experiencias amorosas y eróticas, la amistad, los enfoques morales de lo cotidiano y, especialmente, la conciencia de soledad.
/ Técnicamente, buscan una exigente labor de depuración y concentración de la palabra y una búsqueda de un lenguaje personal: renace el interés por los valores estéticos.
5.-Los Novísimos.
En 1970 José Mª Castellet publica una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles: Jenaro Talens, Ana María Moix, Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero, Manuel Vázquez Montalbán, Luis Antonio de Villena, Luis Martínez Sarrión, Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca.
Todos ellos son poetas nacidos después de la guerra, a los que les queda lejos la diatriba de los arraigados y los desarraigados.
Como referencias significativas toman a poetas hispanoamericanos con tradición de renovadores: Vallejo, Octavio Paz, a poetas del 27: Cernuda, Aleixandre, el Lorca más surrealista, y a grupos poéticos españoles de posguerra minoritarios, como a los postistas -que practicaban un surrealismo epigonal- o al cordobés Grupo Cántico.
Sus temas están nutridos de culturalismo: expresar un sentimiento o experiencia personal proyectándolo en algún motivo cultural y erudito (de ahí títulos como Giacomo Casanova acepta el cargo de biblitecario que le ofrece, en Bohemia, el conde de Waldstein, donde Antonio Colinas proyecta la reivindicación de un mundo libre de prejuicios bajo el pretexto de los últimos días del célebre conquistador).
Sin embargo, no ocultan su admiración por la cultura pop: influenciados por cómics, discos, televisión, libros de culto, el cosmopolitismo…
Rechazan la idea de que el mundo cambie por la poesía, al contrario, suelen ser sarcásticos y corrosivos.
Su estilo es coloquial, pero de una impecable seriedad formal: predominan los endecasílabos y alejandrinos acentuados en la sexta sílaba y una continua referencia a hechos culturales que les sirven como alegorías de sus experiencias personales.
Este cuidado por la forma se llama refinamiento veneciano: decadentismo esteticista que se relaciona con el Modernismo.
A veces se sirven del hermetismo: una ruptura de la lógica del significado, entroncando con las metáforas y símbolos de raigambre surrealista.
6.- La poesía española desde 1975 hasta hoy.
Siguen apareciendo importantes libros de poetas consagrados de las generaciones anteriores, especialmente de los de la Generación de los 50: José Hierro, Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma, pero también otros anteriores, como Luis Rosales, Rafael Alberti,…
En un principio persisten todas las huellas de los Novísimos. Se fue percibiendo en los 80 un alejamiento del estridente vanguardismo, prefiriéndose una mezcla de lo coloquial de la Generación de los 50 con el refinamiento de los novísimos que va a desembocar en la llamada Poesía de la experiencia: con una expresión serena se da una visión desengañada de lo cotidiano. Los poemas van tomando formas de relatos cortos: muchos de ellos se agruparon bajo la librería-revista-editorial Renacimiento, de Sevilla, o Pre-textos, de Valencia.
Esta misma línea, con una atención a los sentimientos, está siendo cultivada por poetas como Luis García Montero o Javier Egea. Con todo, hay diversas escuelas vanguardistas o experimentales: la Poesía del silencio se basa en abstracciones para expresar sentimientos abstractos de la vida: tienden a un a poesía pura desligada de toda referencia a lo real.