1.- INTRODUCCIÓN
1.1.- HISTORIA
1.2.- CARACTERÍSTICAS
1.3.- LOGROS DE LA GRAMÁTICA TRADICIONAL
2.- EL ESTRUCTURALISMO
2.1.- EL OCASO DE LA TRADICIÓN GRAMATICAL
2.2.- LA LENGUA COMO ESTRUCTURA
2.3.- FORMAS Y FUNCIONES
2.4.- EL DISTRIBUCIONALISMO
2.5.- EL ANÁLISIS DE LOS CONSTITUYENTES
3.- LA GRAMÁTICA GENERATIVA Y TRANSFORMACIONAL
3.1.- EL HABLANTE – OYENTE IDEAL
4.- LA SOCIOLINGÜÍSTICA
4.1.- BILINGÜISMO Y DIGLOSIA
4.2.- LOS REGISTROS DEL USO
4.3.- LA NOCIÓN DE DIALECTO
5.- LA PRAGMÁTICA
5.1.- INTRODUCCIÓN
5.2.- DEFINICIÓN DE PRAGMÁTICA
5.3.- LA PRAGMÁTICA ACTUAL
6.- LA GRAMÁTICA TEXTUAL
7.- CONCLUSIÓN
8.- BIBLIOGRAFÍA
1. INTRODUCCIÓN
1.1.- Historia
Dionisio de Tracia, año 100 a C., fue el primero que estudió las partes de la oración en Grecia, recoge los conocimientos de los gramáticos estoicos y alejandrinos y establece ocho clases de palabras: nombre, verbo, participio, artículo, pronombre, preposición, adverbio y conjunción. En su obra Arte de la gramática, cada parte viene bien definida, antes de nada, por sus características morfológicas: el nombre es aquello que tiene caso, el verbo tiene tiempo (y no caso), etc. Pero también, aunque secundariamente, se introducían apelaciones a la significación: el nombre designa cosas, el verbo designa acción o pasión, etc.
Los herederos de esta tradición gramatical fueron dos autores: Donato (siglo IV), cuya Ars minor fue muy popular en toda la Edad Media, y Prisciano (siglos V-VI) que con su obra Instititutiones grammaticae mantuvo viva la llama del latín clásico a lo largo del medievo y fue ampliamente seguido por los gramáticos del Renacimiento. Siguieron manteniendo una clasificación de ocho partes de la oración, aunque, como en latín no había artículo, debieron sacar las interjecciones de la clase de los adverbios, el número 8 era el número del prestigio.
En el medievo se aprendió latín en las obras de Donato y Prisciano, tampoco olvidemos que la Gramática, en el plan educativo de Boecio, era el primer peldaño del Trivium (Gramática, Lógica y Retórica). Las gramáticas de los humanistas, Lorenzo Valla, Nebrija y Erasmo, tuvieron como modelos la de Prisciano; ellos pretendieron la recuperación del latín clásico, el de Cicerón, llave sobre todo para la lectura de los textos antiguos.
Con la llegada de la hora de las lenguas vivas, se publican en el Renacimiento las primeras gramáticas de las lenguas vulgares: Nebrija, Palsgrave, Oliveira y Giamburalli; que pretendían la equiparación con la latina. Esta influencia del modelo, sea directamente a través de Prisciano, sea por vía de las gramáticas renacentistas, se hizo sentir en los siglos XVII y XVIII; y en las Academias recogieron una herencia multisecular transmitiéndola hasta nuestros días.
1.2.- Características
La finalidad de la Gramática de Dionisio de Tracia, y las de Donato y Prisciano, fue el conocimiento de la lengua clásica (el griego y el latín aúreos) para, a través del estudio de las grandes obras literarias: La Iliada, La Odisea, Las Metamorfosis, etc., lograr un mejor conocimiento de sus culturas.
Posteriormente, y tomando como modelo la lengua escrita de los grandes autores, se asignó a la Gramática la función de regular los usos orales (el habla). Como es evidente, fue la ignorancia la que llevó a la indistinción entre lengua hablada y escrita, y a establecer la última como modelo.
Relacionado con lo anterior, aparece el rasgo de la dimensión normativa de estas gramáticas: se ofrece como ejemplo la lengua (el uso) de los grandes escritores y se critican los “vicios”, entre ellos los barbarismos: <<pero nada afea y empobrece tanto nuestra lengua como la bárbara irrupción, cada vez más creciente, de galicismos que la atosiga…>>1.
En relación con esto último, parece plausible intentar mantener la unidad y la identidad de la lengua escrita, ahora bien, ésta no puede servir de modelo para la lengua hablada, caracterizada por la espontaneidad y por la variedad de las distintas hablas y dialectos
1.3.- Logros de la Gramática tradicional
En primer lugar conservación del patrimonio clásico y la posibilidad del Renacimiento. En segundo lugar, debido a su impureza metodológica, hizo que como reacción apareciera el estructuralismo: para éstos, la clase de los nombres iba a estar constituida por todos aquellos elementos con una misma morfología, por ejemplo el género y el número; o con unas mismas posibilidades funcionales, o de aparición en un determinado conjunto de contextos. El criterio nocional, extralingüístico, se iba a desterrar para siempre.
En tercer lugar hay que resaltar una serie de logros parciales: distinción entre verbos transitivos e intransitivos, reconocimiento de diversos tipos oracionales, enumeración de tiempos verbales y de sus características perfectivas e imperfectivas, etc.
1Edición de 1928 de la Gramática de la Academia de la Lengua Española.
2.- EL ESTRUCTURALISMO
2.1.- El ocaso de la tradición gramatical
De un lado, el estudio comparado de otras lenguas indoeuropeas como el sánscrito, el antiguo persa, el gótico, etc.; hizo perder al griego y al latín su estatus de privilegio. Por otra parte, a fines del siglo XIX comienza el interés por el estudio de distintos tipos de lenguas (amerindias…) de estructura muy diferente; por tanto, debían ser estudiadas a partir de ellas mismas.
Los lingüistas más prestigiosos de principios del siglo XX venían reconociendo el carácter no científico del método tradicional: Saussure se detenía en destacar el carácter normativo de la gramática tradicional, preocupada casi exclusivamente en distinguir los usos correctos. Bloomfield lamentaba que los autores antiguos hubiesen definido las categorías <<no a partir de formas lingüísticas identificadas, lo que iba a proponer el estructuralismo, sino en términos abstractos>>. Así, por ejemplo, un estructuralista reconocerá el género si encuentra alguna marca que lo manifieste: niñ-o / niñ-a, o definirá el sujeto como elemento nominal que concuerda con el verbo de la oración, etc.
2.2.- La lengua como estructura
Saussure, el gran maestro del estructuralismo, estableció los siguientes principios básicos:
1. Distinción entre <<langue>> (lengua) y <<parole>> (habla). La Lingüística debe estudiar el código compartido por una comunidad de hablantes: la lengua, en un momento concreto o punto del tiempo: el francés de Balzac o el castellano de Cervantes. Así se podrá observar la interdependencia de las unidades lingüísticas.
2. Por tanto, la lengua es concebida como un sistema de elementos interrelacionados.
3. Las relaciones entre los elementos son de dos tipos: textuales o sintagmáticas y paradigmáticas: entre el elemento seleccionado y el resto de su clase.
4. El valor de un elemento queda determinado por su oposición a los otros del sistema: en el ejemplo de las calificaciones académicas, aprobado es lo que el resto (suspenso, notable y sobresaliente) le permite ser, lo que los otros no son.
Resumiendo, una lengua es un todo autónomo, está formada por niveles: fonológico, morfológico, etc.; los elementos de cada nivel no constituyen un conglomerado, sino que contraen entre ellos una serie de relaciones que les proporciona su valor: el microsistema de los determinantes definidos configuran una totalidad orgánica (estructura): cada elemento poseerá una serie de rasgos, así por ejemplo los: + definido, -singular, +masculino.
2.3.- Formas y funciones
La tarea central de la Gramática, también para los estructuralistas, siguió siendo establecer <<las partes de la oración>> de una lengua. Ahora bien, para ello se iban a fijar en datos aportados por la lengua misma: marcas formales (género, número, etc.) observables en los elementos lingüísticos. Sin embargo, este criterio formal no explicaba por qué pared y jirafa pertenecían a la clase de los nombres, pues no poseen marca de género. Pronto se darían cuenta de que son los cometidos sintácticos, las funciones, las que determinaban la pertenencia de un conjunto de palabras a una determinada clase. Y así jirafa y gato pertenecen a la clase de los nombres:
Parece un gato
Parece una jirafa
El gato me gusta
La jirafa me gusta
Quiero un gato
Quiero una jirafa
Y la sustitución pronominal confirmaría la función realizada por los distintos elementos:
Sujeto = Mi abuelo salió de viaje = Él salió de viaje
CD = Yo visité a mi abuelo = Yo lo visité
2.4.- El distribucionalismo
A partir de los años treinta Bloomfield y sus discípulos, Hockett y Harris sobre todo, desarrollaron en Estados Unidos una variante original y elaborada del funcionalismo que hoy es conocida con el nombre de Distribucionalismo: pertenecen a la misma clase gramatical los elementos que poseen las mismas características distribucionales, esto es, el conjunto de palabras que pueda aparecer en el mismo segmento de la oración:
DETERMINANTE | SUSTANTIVO | PRONOMBRE | VERBO |
Los | barcos | me | entusiasman |
Estos | niños | le | gustan |
Mis | peluches | lo | divierten |
Etc. | Etc. | Etc. | Etc. |
Harris llegaría a decir que sólo pertenecen a una clase aquellas unidades que comparten un conjunto total de contextos; con esto, americana y chaqueta no pertenecerían a la misma clase:
Ÿ Es una película americana
Ÿ * Es una película chaqueta
Así el número de partes de la oración crecerá extraordinariamente dada la fuerte restricción que impone tal requisito. Para evitarlas es frecuente no operar con oraciones reales y utilizar, en cambio, símbolos de clase. Se afirmará, por ejemplo, que son nombres todos aquellos que se distribuyan en el contexto DET. + ____ + ADJ.: las casas bajas; que son verbos los que aparecen en la línea de la cadena siguiente: DET. + NOMBRE + ____ + ADV.: Los árboles crecen lentamente; y así en otros casos.
2.5.- El análisis de los constituyentes
Las estructuralistas norteamericanos, Bloomfield y sus discípulos, establecieron un método de análisis para el reconocimiento de los elementos constitutivos de las oraciones: se partía de la subdivisión de toda la oración en dos constituyentes inmediatos (O à SN + SV); posteriormente cada constituyente se podría dividir en otros dos, y así sucesivamente hasta llegar a elementos o unidades inanalizables. Por medio de este análisis se llega a establecer las unidades de una lengua, paso previo para su clasificación. Veamos un ejemplo:
0 | |
1 | |
2 | |
3 | los problemas |
Al final nos hallamos ante los constituyentes últimos de la oración: esos, disturbios, desencadenaron, los y problemas. Una vez aislados, podemos tratar de realizar intercambios para ver si hay clases comunes. Veamos cuáles son las permutas posibles:
Ÿ Los disturbios desencadenaron esos problemas
Ÿ Esos problemas desencadenaron los disturbios
Ÿ Los problemas desencadenaron esos disturbios
Los intercambios muestran que los cinco elementos corresponden solo a tres clases: determinantes: esos y los, nombres: disturbios y problemas, y verbos: desencadenaron. Además, las construcciones esos disturbios y los problemas son del mismo tipo, puesto que son, como hemos visto, intercambiables.
3.- LA GRAMÁTICA GENERATIVA Y TRANSFORMACIONAL
3.1.- Crisis del Estructuralismo
El modelo de análisis estructuralista, el análisis de constituyentes, se ha mostrado incapaz a la hora de resolver problemas lingüísticos habituales. Por un lado, ha propuesto análisis distintos para las versiones activa y pasiva de una misma oración. Los hablantes, sin embargo, reconocemos en ellas la misma información y, en muchos casos, las sentimos como alternativas. En definitiva, la Gramática estructuralista separa (por atender a los textos tal como se presentan, esto es, exclusivamente a la estructura superficial) lo que los hablantes perciben como unidad. Por otro lado, en los casos de ambigüedad, de oraciones con dos o más lecturas o interpretaciones, el modelo de análisis de constituyentes sólo realiza una descripción: une lo que el hablante o el oyente perciben como plural.
Esos son algunos problemas técnicos que, junto a distintas insuficiencias teóricas, llevaron a la crisis de la escuela estructuralista. Hacia finales de los años 50, se inicia en Estados Unidos un fuerte movimiento de reacción contra la lingüística estructural, promovido principalmente por Noam Chomsky. La revolución chomskyana fue pronto asumida por un grupo de lingüistas jóvenes y comenzó así la rápida difusión de la gramática generativa, que se mostró como una teoría del lenguaje netamente superior al descriptivismo anterior.
3.2.- El hablante – oyente ideal
El objetivo central de toda gramática debe ser establecer las oraciones gramaticales de una lengua, cuyo número puede ser infinito, distinguiéndolas de las no gramaticales o no pertenecientes a la lengua. Se trata, pues, de dar cuenta de la competencia, del saber gramatical implícito, de ese hablante – oyente ideal de que habla la Gramática Generativa y que sabe reconocer todas y cada una de las oraciones gramaticales de su lengua. Como esa lista de las oraciones gramaticales de una lengua se vuelve, a todas luces, tarea imposible, el procedimiento consistirá en dar un número reducido de reglas capaces de describir las infinitas oraciones gramaticales de una lengua, de esas reglas deducidas en el uso lingüístico (en la comprensión y construcción oracional) por el hablante – oyente ideal. Sobre este particular, la celeridad en la adquisición y dominio del lenguaje por los hablantes de las lenguas particulares, sobre todo de las reglas que subyacen en la creatividad lingüística y que inconscientemente dominan los hablantes; los generativistas, desde sus primeros escritos, hablarán de la capacidad innata de los seres humanos para el lenguaje, esto es, para el aprendizaje de las lenguas particulares. Sólo así, según ellos, se puede explicar el dominio de mecanismos tan complejos.
Las reglas sintagmáticas (reglas ramificantes, en alusión a los diagramas arbóreos, o reglas de estructura de la frase) describen las relaciones categoriales (de las categorías) dentro de la oración; cuatro reglas podemos encontrar en una lengua como el español:
2. SN à (Det.) N (F1)
F1
Esta es una regla recursiva puede aplicarse reiteradamente sin limitación:
O
SN SV
SN SV
Det. N F1
Adj.
V. Cop SN
S. Prep.
4. S. Prep. Prep. + SN
Estas reglas no explican, sin embargo, por qué no es posible una oración como la siguiente: el cordero estudia. Mediante las reglas de subcategorización, que describen los rasgos categoriales de cada elemento o categoría (+ animado, + humano, + contable, etc.), se determina qué combinaciones son posibles:
El cordero (- humano) estudia (+ humano)
Y finalmente, con la inserción de las piezas léxicas describimos la estructura profunda de una oración como la siguiente:
+ humano
Det. N + animado V (+ humano) S. Prep.
– abstracto Prep. SN
Los diputados discuten de política
Frente al Estructuralismo, el Generativismo al establecer dos niveles de análisis (estructura profunda y estructura superficial de las oraciones) explica más convenientemente la estrategia o plan global de los hablantes a la hora de la construcción y la emisión de los mensajes: el hablante, por ejemplo, puede configurar un mensaje de estas tres o cuatro maneras:
Ÿ La sequía maleó la cosecha
Ÿ La cosecha fue maleada por la sequía
Ÿ Cosecha maleada
Por medio de reglas transformacionales (de adición, de supresión, de sustitución, etc.) pasamos de la estructura profunda a la estructura superficial de las oraciones, listas para ser emitidas por los hablantes.
Así quedan explicados casos como las oraciones pasivas y activas, a las que no supo dar respuesta satisfactoria la Gramática estructural, que intuitiva y acertadamente los hablantes reconocemos como una sola información; y estructuras como poste alto y poste de teléfonos, elementos supervivientes de frases adjetivas subordinadas, etc.
Todo lo que venimos diciendo lo ha resumido así Chomsky en su obra capital Aspectos de la teoría de la sintaxis, 1965: <<Una gramática contiene un componente sintáctico, un componente semántico y uno fonológico. El componente sintáctico consta de una base de un componente transformacional; la base genera estructuras profundas. Una estructura profunda entra en el componente semántico y recibe una interpretación semántica, las reglas transformacionales la proyectan en una estructura superficial, a la que luego el componente fonológico da una interpretación fonética. Así que la gramática asigna interpretaciones semánticas a las señales, siendo mediada esta asociación por las reglas discursivas del componente sintáctico>>.
4.- LA SOCIOLINGÜÍSTICA
Ambas disciplinas poseen fronteras comunes y comparten territorios (interdisciplinariedad): temas tan centrales como la convivencia de comunidades lingüísticas distintas en un mismo ámbito geográfico o, por otra parte, los registros sociales o niveles de uso de una lengua, pueden y deben ser objeto de estudio de la sociolingüística.
4.1.- Bilingüismo y diglosia
En el terreno de la realidad, es muy difícil que existan individuos y comunidades bilingües, ya que lo habitual es encontrarnos con el fenómeno de la diglosia. Éste traduce el conflicto de la dominación (también lingüística) de unos pueblos por otros: la lengua A, la más prestigiada, es utilizada en la enseñanza, en los medios de comunicación, etc.; la lengua B queda relegada al ámbito familiar o del folclore. No hay, por tanto, una misma valoración de las lenguas y su uso no se alterna en todos los ámbitos: familiar, escuela, administración o medios de comunicación. En los casos de diglosia, los individuos piensan y se apasionan en una sola lengua (como el hablante que aprende en distintos centros de enseñanza otros idiomas): se debe hablar en estos casos de hablantes monolingües o políglotas, que hablan con más o menos perfección otra u otras lenguas; también tendremos que hablar de estados con dos o más lenguas, como sucede en España.
Sí podemos hablar, por el contrario, de diccionarios (inglés – español) o ediciones bilingües (de los sonetos de Shakespeare); el hablante bilingüe queda como un ideal, como una construcción teórica.
Los requisitos que debe poseer un bilingüe ideal son:
1. Desde su nacimiento ha oído hablar dos lenguas en su casa.
2. Ambas lenguas han tenido para nuestro hablante la misma cantidad de oportunidades; por ejemplo, ha oído hablar alemán al padre e inglés a la madre.
3. Ninguna de las dos lenguas resulta marcada afectivamente más que la otra.
4. Los padres, cuando hablan entre sí, mantienen cada uno su lengua.
5. La enseñanza se produce en esas dos lenguas, sin predominio de una sobre otra.
6. El ámbito en que se mueve la persona es también bilingüe, de modo que ambas lenguas alternan en los mismos medios, y no hay situación de diglosia.
4.2.- Los registros del uso
El conflicto o desfase lingüístico también puede darse entre variedades distintas de una misma lengua: registro estándar (variedad A) y el registro vulgar (variedad B). Por tanto, podemos hablar también de diglosia en los centros universitarios, medios de comunicación y en las relaciones comerciales, en donde se promueve o se utiliza la variedad “de prestigio”; la forma de hablar de las gentes educadas y cultas: el francés de París o el inglés de la BBC. Por el contrario, la variedad B, el registro vulgar, queda relegado al ámbito familiar o al pequeño círculo de las amistades.
La variedad estándar posee unas determinadas características en los distintos niveles lingüísticos. Así por ejemplo, la distinción en la pronunciación de los fonemas /0/ – /s/ en el caso del español: cerrar y serrar, hay que evitar el seseo y, sobre todo, el ceceo; utilización de un léxico con abundantes cultismos, etc.
Conviene insistir en la necesidad de que la variante estándar no se separe mucho de los usos habituales, que no se convierta en una jerga. Desde el punto de vista del lingüista, todas las variedades tienen el mismo rango. Además, fijémonos en dos cosas:
1. Nadie aprende a hablar oyendo al profesor universitario, esto es, con el registro estándar.
2. Esta variedad se convierte en “lengua de ningún lugar” ya que se evitan los rasgos dialectales de identidad.
En conclusión, si en la escritura está justificada la unificación (la unidad de la lengua escrita exige, por ejemplo, una sola y misma ortografía), en la lengua hablada hemos de ser cautos y no abusar del uso del registro estándar que, por otra parte, debe tender a la sencillez (Jespersen <<aquello que, expresado de la forma más sencilla, es recibido del modo más sencillo>>).
4.3.- La noción de dialecto
El término dialecto puede entenderse de dos maneras; en una primera acepción, y desde una perspectiva histórica, es <<una lengua que procede de otra>>, el latín y el griego, por ejemplo, son dialectos del indoeuropeo. En su segunda acepción entendemos por dialecto las distintas variedades colectivas de una lengua que se adscriben, cada una de ellas, a un territorio determinado.
Estamos ya en condiciones de precisar que una lengua es el conjunto de sus variedades, de sus registros y de sus dialectos. Para el lingüista, y más para el dialectólogo, no hay ninguna razón para establecer un orden jerárquico entre las distintas variedades dialectales: no hay un lugar donde se conserven las esencias puras de la lengua, donde se hable la lengua; por ejemplo, históricamente, una mayoría de la población ha venido asociando el prestigio de las formas de vida, en la sede de la corte, o en la universidad, con unos modos de hablar: Toledo y Valladolid como modelos lingüísticos.
Para circunscribir un dialecto, separándolo del vecino, se utilizan líneas isoglosas con las que se marca la frontera entre dos fenómenos, generalmente de orden fonético:
(a) |
(b) |
a: zonas en que se distingue /serrar/ de /0errar/.
b: zonas de indistinción: de seseo o ceceo.
Las isoglosas sirven para señalar fenómenos de otros niveles: morfológicos, léxicos, por ejemplo el área geográfica de chaqueta frete al área de saco, etc.
Las diferencias entre dialectos que descubre el lingüista se suelen corresponder con la conciencia popular: todos captamos la distinta manera de hablar de nuestros vecinos de otra área dialectal. Normalmente la inteligibilidad mutua nos permite distinguir las variedades dialectales de una lengua de las hablas o variedades pertenecientes a lenguas distintas; sin embargo, en otras ocasiones no resulta fácil la distinción: en áreas de transición entre lenguas de la misma familia, por ejemplo, puede darse la intercomprensión entre hablantes de variedades pertenecientes a lenguas distintas. En estos casos, la existencia de registros estándares distintos y su expresión en diferentes ortografías nos podrá servir para adscribir esas variedades a lenguas distintas. Existe otra situación compleja: el campesino mejicano difícilmente se entenderá con el soriano cuando utilicen las variedades dialectales de sus territorios (no hay, en un primer momento, inteligibilidad mutua); pero sólo necesitarán de unos pocos días de convivencia, al utilizar un mismo código (el español), para acostumbrarse a las diferencias o para evitarlas.
Ahora sí estamos en condiciones de dar una definición rigurosa de dialecto:
1. Esta variedad de una lengua puede ser adscrita a un territorio.
2. Exhibirá una peculiar realización del código que implicará los diversos niveles: fonético, léxico, morfológico, etc.
3. Deberá ser entendido el dialecto como variedad – entre – variedades y no se podrá comparar con una norma social o registro estándar, porque pertenece a un orden diverso.
5.- LA PRAGMÁTICA
5.1.- Introducción
A partir del momento en que, para asignar significado a expresiones lingüísticas, debemos recurrir al contexto, estamos haciendo Pragmática. Por ejemplo:
Ÿ Un librito así va a interesarles (los deícticos)
Ÿ Mafalda: ¡Qué rica la sopa! (ironía, en realidad odia la sopa)
El contexto es <<el conjunto de creencias y conocimientos compartidos por los interlocutores de un intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enunciados>>. Se suelen distinguir tres tipos de contexto:
1. Contexto lingüístico: el material lingüístico que precede y sigue a un enunciado, y que se llama a veces cotexto.
2. Contexto situacional: el conjunto de datos accesibles a los participantes de una conversación, que se encuentran en el contorno físico inmediato, por ejemplo: Cierre la puerta, por favor (hay una puerta abierta)
3. Contexto sociocultural: se refiere al conocimiento de la época (por ejemplo: años veinte en España à Generación del 27) en la que se produce el mensaje. Éste es fundamental para la compresión de los textos literarios, ya que al lector actual, por ejemplo, le faltan muchas referencias del entorno de las historias de los personajes.
5.2.- Definición de Pragmática
Según Horn <<abarca los aspectos del significado que dependen del contexto, estos aspectos son abstraídos sistemáticamente por la semántica pura que trata de la forma lógica>>.
El significado intencional es uno de los pilares teóricos de la Pragmática, por ejemplo: ¡Qué frío hace aquí! (el hablante desea que cerremos la ventana o encendamos la calefacción)
Comunicarse es lograr que el interlocutor reconozca nuestra intención, y no solamente el significado literal de lo que decimos. Grice llama “no natural” a este significado intencional.
5.3.- La Pragmática actual
En resumen, la Pragmática surgió de un descontento dentro de la Lingüística, que llevó a la búsqueda de mejores explicaciones para ciertos fenómenos: los deícticos, el orden de palabras en los enunciados, los tratamientos, etc. En estos y tantos casos semejantes, es el contexto el que da su justo significado a las formas usadas.
Encontramos, por otra parte, dos tendencias en la Pragmática actual. De un lado, una pragmática interesada en analizar la lengua en relación con su función. Del otro, una pragmática interesada en estudiar el contexto en que se produce el enunciado y que determina en gran parte lo que ese enunciado significa.
Para nosotros, la Pragmática es una subdisciplina lingüística, y su objeto es el significado del lenguaje en uso; que lo diferencia claramente del de la Semántica.
SEMÁNTICA | PRAGMÁTICA |
Objeto: significado semántico o convencional: | Objeto: Todo el exceso de significado: Desde los deícticos hasta la Intencionalidad del hablante. |
LA GRAMÁTICA TEXTUAL
Se trata, en realidad, de una parte de la gramática de un idioma, aquella que describe los hechos idiomáticos que exceden el ámbito oracional:
a. Hechos que se extienden a lo largo de varias oraciones: estilos directo e indirecto, enumeraciones, etc.
b. Hechos característicos de un cierto tipo de textos: por ejemplo, la elipsis…
c. Hechos que, aunque se dan en el ámbito de una oración, apuntan no obstante más allá de ella: la anáfora, los marcadores discursivos, etc.
Estos tres tipos de hechos poseen en común dos propiedades: conciernen a unidades superiores al nivel de la oración (a textos) y pertenecen a un idioma determinado.
El texto, pues, representaría uno de los varios niveles con que opera la gramática de un idioma determinado. En esquema:
– Texto
– Oración
– Frase
– Palabra
Pues bien, la gramática del texto, en sentido estricto, se ocupará de aquellas funciones o contenidos idiomáticos orientados hacia la construcción de textos; esto es, *su objeto está constituido por los procedimientos idiomáticos orientados hacia la construcción de textos. Una gramática del texto incluye una gramática de la oración. Ocurre, sin embargo, que para poder marcar sus tareas específicas, una gramática del texto se concentrará en aquellas propiedades del discurso que una gramática de la oración no puede explicar adecuadamente.
La gramática transoracional se plantea si para una determinada función textual hay algún o algunos procedimientos regulados idiomáticamente. Se ocuparía de responder, por ejemplo, a la pregunta de cómo se expresa, de modo correcto, la enumeración o la digresión en una determinada lengua histórica.
Así, por ejemplo, en la serie de términos españoles para designar persona indeterminada fulano, mengano, zutano, perengano se dan unas determinadas exigencias de orden – fulano ocupa siempre el primer puesto de la enumeración…
* Definición
Por consiguiente, todo aquello que haga referencia a la constitución del texto o de una parte del mismo en una determinada lengua, y aparezca regulado idiomáticamente, puede y debe ser descrito por la gramática transoracional del idioma de que se trate.
Suele citarse, el último capítulo del curso superior de sintaxis española de Gili Gaya, titulado “Enlaces extraoracionales”, como precedente inmediato de la preocupación por el nivel textual de la lengua. Observa Gili Gaya <<las conjunciones expresan conexiones mentales que van más allá de la oración. En esta papel sobresalen las copulativas, las adversativas, y más especialmente, las consecutivas, conocidas desde antiguo con los nombres de ilativas y continuativas>>.
Las citadas conjunciones tienen como función “la continuidad del discurso, y a la vez la transición a otro miembro del mismo”. Idéntica función cumplen <<frases conjuntivas como pues bien, ahora bien, por el contrario, con todo, en segundo lugar, etc.>> Estas conjunciones o frases conjuntivas pueden preceder al nuevo miembro o intercalarse.
Pero Gili Gaya se refiere a otros procedimientos que sirven para establecer conexiones que van más allá de la oración: la repetición, la anáfora, la elipsis, el ritmo…
A la cohesión de un texto –característica que proporciona trabazón entre sus constituyentes- contribuyen múltiples y variados procedimientos. Una gramática del texto no debería omitir el estudio de ninguno de los procedimientos de cohesión:
a. La recurrencia
b. La sustitución
Verbal
d. Función informativa y orden de los constituyentes
e. Topicalización
f. Los marcados discursivos:
– Adverbios modificadores oracionales
– Marcadores de función textual
CONCLUSIÓN
El siglo XX comenzó con los estudios científicos del lenguaje con F. de Saussure que dedicó sus trabajos estructuralistas, junto a sus discípulos, a la descripción del sistema (la lengua) y los distintos niveles lingüísticos (el fonológico, el morfológico, el léxico y el sintáctico).
La 1ª mitad del XX hizo desviar la atención hacia el 2º componente de la dicotomía establecida por Saussure (el habla), y comenzaron los estudios del texto. Surgieron disciplinas como la Pragmática y la Lingüística textual. De ellas hemos hablado en el presente tema.
BIBLIOGRAFÍA:
1.- Tusón, Jesús:
<<La lingüística>>
Ed. Barcanova
2.- Graciela Reyes:
<<El abecé de La Pragmática>>
Arco/Libros.
3.- Casado Velarde, Manuel:
<<Introducción a la gramática del texto español>>
Arco/Libros