1. EL REALISMO EN EUROPA
A. INTRODUCCIÓN
La generación de 1830, fruto del campo de la ciencia y de la filosofía, a causa del racionalismo económico, la progresiva industrialización, la victoria del capitalismo, el progreso del cientificismo y del historicismo, el realismo político y el fracaso de la revolución, abandera la reacción contra el Romanticismo, con su inclinación a lo folklórico y lo extraordinario, a lo irreal, a la extravagancia y a la grandilocuencia, favoreciéndose así el realismo y la atención a lo social. El espíritu de ecumenicidad es lo que caracteriza la novela naturalista de esta generación, fenómeno literario que tiende a testimoniar lo que sucede en la vida real.
A este fenómeno contribuyó la eclosión de la industria editorial y el éxito de las novelas por entregas que ponían estas obras al alcance de las economías más débiles. Las obras se centran en el proceso evolutivo de los personajes y sus reacciones frente a las influencias de las circunstancias externas, casi siempre desfavorables. Fruto de la evolución es que se identifique la novela con la vida misma, con la lucha por la existencia, la influencia ambiental y el ineludible determinismo que anula el esfuerzo y la voluntad del hombre.
B. NOVELA REALISTA FRANCESA
· El puente entre el Romanticismo y el Realismo francés es Stendhal (El rojo y el negro, La Cartuja de Palma). Se le considera creador de la novela psicológica y antecesor, junto con Balzac, del Naturalismo, aunque deforma ligeramente la realidad para retocarla y manifiesta asimismo un romántico culto al yo.
· Con Balzac se llega al triunfo del Realismo. Su Comedia humana refleja un cuadro completo de la sociedad de su siglo, que el autor observa, estudia y retrata fielmente en sus actitudes vitales y caracteres psicológicos en un ambiente de precisión documental.
· G. Flaubert posee obras que se pueden clasificar dentro del realismo imaginativo (Tres cuentos) y social, Madame Bovary, en la que su protagonista perturbada por la lectura de obras romántica abomina de su marido y cae en una sucesión de amoríos que intenta poetizar, pero que la conducen a la desesperación y al suicidio.
· La evolución del Realismo hacia la consideración de que el novelista ha de trabajar, en perfecta comunión con el psiquiatra y el biólogo, bajo la hegemonía de la doctrina del determinismo científico, para el que la herencia y el ambiente son los condicionantes decisivos, lleva a la novela hasta el Naturalismo, cuya cúspide es Emile Zola. Su novela se rige por el materialismo de Taine, el positivismo de Comte y el experimentalismo de Claude Bernard. Sus obras más conocidas son Germinal, La taberna y La tierra.
C. NOVELA REALISTA INGLESA
A mediados de siglo se produce la consolidación de las actitudes conservadoras y la primera industrialización lleva a la burguesía a la prosperidad y a los trabajadores a las más duras condiciones de explotación y miseria.
· Charles Dickens es el máximo representante de la novela victoriana; con obras como Oliver Twist, David Copperfield y sobre todo Tiempos duros, inicia la llamada novela social, dotada de grandes dosis de realismo
· Destacan en el realismo inglés figuras como las de George Eliot o las hermanas Brontë (Charlotte, Ann y Emiliy: Cumbres borrascosas) que contribuyeron a conectar el Realismo y la ensoñación amorosa llevada a sus últimas consecuencias.
D. NOVELA REALISTA RUSA
Los novelistas rusos se dedican al problema de la libertad y de la solidaridad bajo la forma de crítica social pedagógica.
· Nicolás Gogol comienza dentro del Romanticismo para pasar a ser el promotor del Realismo y del Naturalismo, con obras como El retrato. Su obra maestra, Las almas muertas, se construye sobre personajes realistas situados en circunstancias trágicas, de gran trasfondo social.
· Mucho más difícil de definir es Dovtoievski, cuyos personajes son seres desgraciados y desgarrados como él mismo. Tras algunas novelas cortas aparecen sus grandes obras maestras Crimen y castigo, El idiota, Los endemoniados…, donde aparecen personajes atormentados, insatisfechos, locos, marginales, míseros. Las soluciones adoptadas son varias y contradictorias
· De León Tolstoi destacan Guerra y Paz y Ana Karenina, en ésta última refleja la sociedad rusa de Moscú y San Petersburgo, analizando minuciosamente a sus personajes; en Resurrección trata la injusticia en su país.
2. DESARROLLO HISTÓRICO DEL REALISMO EN ESPAÑA
No todos los críticos están de acuerdo en aceptar el año 1830 como la fecha de inicio del Realismo en Europa, pero sí en considerar que su introducción en España fue mucho más tardía.
La revolución burguesa europea de 1848 apenas tuvo repercusiones en nuestro país porque no encontró el sustrato adecuado; sin embargo, 20 años más tarde se produce la revolución Gloriosa, que provoca el destronamiento de Isabel II y la redacción de la nueva Constitución de 1869. En lo que respecta al mundo de la cultura, el triunfo de la burguesía determina el de la mentalidad práctica, por lo que se introduce en el país la obra de filósofos y científicos como Comte, Claude Bernard, Darwin, Mendel Pasteur, etc.
La revolución industrial desembocó en el auge de la publicación de novelas que se convierten en el género más difundido por el país, junto con el periodismo, ejemplos ambos de la prosa politizada. Esta novela se construye bajo la norma del Realismo y se desarrolla en íntimo correlato con los vaivenes de la burguesía.
De un lado los tradicionalistas enarbolan figuras de principio de siglo, tendencia que culmina con la figura de Marcelino Menéndez Pelayo; por otro lado aparece el movimiento ético conductual conocido como KRAUSISMO importado desde Alemania por Julián Sanz del Río, que propugna un racionalismo armónico, lejos de un dualismo desequilibrante, que terminará finalmente asumido por la Institución Libre de Enseñanza.
El origen de la novela realista en España se produce hacia 1870, fecha del primer libro de Pérez Galdós. La novela se edifica sobre los cimientos de esa contraposición entre sociedad e individuo, en la que la primera es estandarte de la realidad que le confiere su sistema de valores y el segundo no tiene más opción que la de integrarse o sucumbir ante esta realidad que se le impone. Los realistas comparten filias y fobias que los románticos, pero se enfrentan al problema de un modo distinto: los primeros huyen o se refugian en su propio yo, mientras que los segundos lo analizan con espíritu positivista e investigan los cambios sociales y los procesos psicológicos individuales necesarios para dominarlo y vencerlo.
Los novelistas conservadores exaltan los principios católicos que conforman la sociedad amenazada por los postulados revolucionarios y vuelven su vista al pasado, a la sociedad rural que todavía no sufre los males degradantes de la civilización. Surge, pues, la novela regional, de rasgos atemporales, como se puede advertir en autores como Alarcón o Pereda. Frente a ella, los escritores anticlericales (Galdós, Blasco Ibáñez) son más optimistas ante el futuro y están llenos de entusiasmo liberal, sus ataques no se dirigen contra la religión sino contra la utilización partidaria que hacen de ella los inmovilistas, y aseguran que la salvación del país vendrá de mano de la educación.
En la década de los 80 algunos novelistas viran su trayectoria a la luz del Naturalismo francés, como Galdós con La desheredada o Pardo Bazán con su ensayo La cuestión palpitante. Como afirma Hauser después del fracaso de todos los ideales, de todas las utopías, la tendencia general es atenerse a los hechos y nada más que a los hechos. El determinismo fatalista pone en los condicionantes de la especie las causas de todas las características sociales, culturales, económicas y políticas de la sociedad. Como consecuencia, el hombre es un mero componente del medio ambiente y se rompe el equilibrio entre el individuo (psicología) y el ambiente (sociología) a favor del segundo, por lo que se sustituye el narrador demiúrgico por el narrador impersonal y oculto, de signo cientificista. El caso del Naturalismo español es algo diferente, porque en la fecha en que aparece continúan vivos los ideales democráticos y la fe en la revolución. Los naturalistas españoles quieren conciliar la materia y el ideal influidos en la búsqueda de este justo medio por la filosofía krausista.
3. LITERATURA Y REALIDAD
A. LA PERSPECTIVA
El realismo objetivo como visión fotográfica de la realidad exterior es claramente imposible, ya que esa realidad estará siempre canalizada por el autor oculto en la tercera persona omnisciente. El realismo posible es el subjetivo (como afirma Sartre), visión del mundo bajo el prisma personal, que puede coincidir o no con la realidad existente. Por tanto, cobra importancia la figura del narrador. En palabras de Vargas Llosa, la impasibilidad y la objetividad son, únicamente, maneras astutas y subrepticias de volcar esa subjetividad en lo narrado.
B. HACIA EL REALISMO
A partir de los años 30 surge una preocupación por el realismo derivada de la novela histórica que intentaba explicar los hechos reales acaecidos en el pasado. El deseo por reflejar la realidad se revela en primer lugar en el costumbrismo. Según I. Román se debe distinguir entre costumbrismo y novela de costumbres:
– Éstas últimas exhiben el problema entre un individuo y el Universo. Para muchos críticos, las novelas de costumbres constituyen, junto con las de Fernán Caballero, un eslabón que conduce hacia el Realismo.
– Se entiende por costumbrismo los artículos periodísticos breves, de temática costumbrista, al margen de la novela. La revista más relacionada con el costumbrismo fue Cartas españolas, aparecida en 1831, cuyos artículos se apoyaban en la observación directa, aunque el verdadero origen habría que buscarlo en El mundo tal como es, fundada en 1828 y en otras más generales que incluían algún artículo de costumbres. La literatura de este tipo se basa en el postulado de que la obra literaria debe reflejar algo real e inmediato de lo que debe servir de documento, en sentido fotográfico o pictórico.
1. El artículo costumbrista: Entre los grandes costumbristas hay que citar a Larra, Mesonero Romanos y Estébanez Calderón:
· Larra es un ejemplo del rasgo fundamental del costumbrismo, el de la identificación voluntaria del autor, el narrador y el personaje secundario de la narración (que suele actuar a modo de testigo), llevándola mucho más allá al dotarla de muchos caracteres autobiográficos que confieren muchos de sus propios rasgos a sus personajes. Larra establece siempre una relación directa con el lector, con el que manifiesta una especie de complicidad narrativa. Su gran logro es la perfecta simbiosis entre los planos narrativos contextual y discursivo, de modo que suma a la función de la primera persona (que funde autor, narrador y personaje) la presencia del lector virtual en la forma de personaje también del relato. Su relato más que real es verosímil y le sirve para exponer sus reflexiones y sus propias teorías.
· Mesonero, frente a la actitud de Larra, es todo un ejemplo de moderación y de benevolencia. No hay confusión entre Mesonero y el Curioso Parlante (se sirve del seudónimo, pero no introduce sus vivencias en los artículos). Se plantea simplemente hacer una pintura exacta de la realidad, lo cual sólo se puede alcanzar conociendo y siendo un gran observador. Recurre a varios recursos que puedan aportar el testimonio de veracidad. Sin embargo, su realidad se encuentra también matizada, ya que intenta hacer abstracciones. Destacan sus Escenas matritenses, o Mis ratos perdidos.
· El Estébanez Calderón de las Escenas andaluzas muestra una gran diferencia, tanto con Larra como con Mesonero; le distingue del primero la despersonalización de sus relatos, y del segundo su poca preocupación narrativa, lo que realmente le interesa es la estética de la narración, el propio relato. Según J. Campos El Cuadro no es un simple fragmento de la realidad, llevado al papel, es más bien una composición pictórica llena de colorismo. No intenta captar la realidad tal como es, sino que concede autonomía a la narración, de la que solamente le interesa lo que pueda ser verosímil, es decir, Estébanez acepta el costumbrismo como técnica o estética más que como una ética.
2. La novela costumbrista: A medio camino entre el costumbrismo y el folletín, derivada de la decadencia de la novela histórica, aparece la novela costumbrista que pretende reflejar los hábitos de la sociedad contemporánea, de modo similar al del artículo de costumbres, pero a través de un argumento y un movimiento dramático que permitan esbozar tipos y situaciones generalizables por medio de los distintos personajes y sus acciones. En este plano destaca
· Fernán Caballero (seudónimo de Cecilia Bölh de Faber) significa el punto de arranque de la renovación de la novela española, eslabón entre el costumbrismo y la novela realista; según Gómez de Baquero a las gentes les encantó aquel mundo nuevo que era sencillamente el mundo real, el campo y la ciudad de Andalucía. La novela de Fernán Caballero está llena de costumbrismo tradicional, que no sólo tiende a fijar literariamente los usos y las costumbres, sino las normas de vida, la religión y la política.
En 1849 publica La Gaviota en El Heraldo, novela conducida por un narrador omnisciente que interviene para imponer al lector su ideología, para juzgar usos y costumbres y para intercalar numerosas digresiones (la mayor parte en boca de sus personajes) sobre los temas más diversos. Los personajes, a los que juzga y cataloga, se establecen en un marco moral preestablecido. Otras de sus obras son La familia de Alvareda, Lágrimas, Una en otra y Un verano en Bornos.
Bajo el nombre de prerrealistas se incluyen diversos novelistas como Antonio Flores, José Castro y Serrano, Isidoro Fernández Flórez… El primero de ellos se define como pintor de la realidad con una precisión fotográfica: el que tenga joroba saldrá torcido y aquí no se dará colorete al que se retrate con tercianas.
4. REALISMO Y NATURALISMO
El Realismo nace como reacción frente al Romanticismo y las manifestaciones literarias precedentes, no obstante no está desprovisto de algunos de sus elementos. No existe unanimidad en cuanto al concepto de Realismo, para Lukács el verdadero gran realismo retrata al hombre total y la sociedad total, en cambio de limitarse a alguno de sus aspectos… También ofrece problemas la pretendida objetividad: Ramón Pérez de Ayala escribe: visión objetiva quiere decir el modo subjetivo en que cada cual ve un objeto, mientras que F. J. Del Prado postula la existencia de un subjetivismo realista opuesto al subjetivismo idealista del romanticismo. El novelista debe enfrentarse a la contradicción entre el ofrecimiento de una versión objetiva e impersonal y la utilización de recursos para que el narrador se presente como simple transmisor. En muchas ocasiones se da una especie de pacto entre el autor y el lector por el que éste acepta como objetiva una versión subjetiva, como sucede casi siempre con el narrador galdosiano.
El Naturalismo es una exacerbación d la narrativa realista y en ocasiones es difícil deslindar ambas vertientes en la novela española del XIX, incluso dentro de un mismo autor; quizá porque más que una escuela literaria lo que existen en nuestro país son elementos naturalistas en determinadas obras de algunos escritores realistas. Clarín considera que La desheredada es la novela que más se acerca al Naturalismo francés de Zola. En general se suele admitir la denominación de Generación del 68 para designar a estos autores; en ella se podría diferenciar a los mayores (Alarcón, Pereda, Valera y Galdós) y a los más jóvenes (Pardo Bazán, Clarín y Palacio Valdés). Un caso especial es Blasco Ibáñez, (que es mucho más joven y no se forma en la Gloriosa ) cuya adscripción a este movimiento es ambigua.
A. ALARCÓN à Pedro Antonio de Alarcón se debate entre el Romanticismo y el Costumbrismo hasta llegar a la novela de tesis, por lo que representa un tránsito hacia el Realismo. Liberal acendrado en su juventud, al final de su vida se había convertido en un católico tradicionalista. En El sombrero de tres picos narra una historia recreada en un tema popular, ya tratado literariamente, con una solución más “edificante” (no hay adulterio) que en ocasiones anteriores, en la que se mantiene unido el autor y el narrador omnisciente, y que asegura corresponde a hechos realmente acaecidos. Con El escándalo se inicia la novela de tesis, defendiendo un catolicismo radical. En El niño de la bola hallamos un drama romántico convertido en novela de tesis que defiende los sentimientos religiosos. El narrador – autor aparece personalizado como intermediario entre los hechos, de los que asegura haber sido testigo, y el propio lector. Además de utilizar el monólogo interior de los personajes, también el narrador de La pródiga está personalizado e interviene en el relato con guiños al lector y la expresión de una especie de pacto implícito por el que el autor tiene poderes especiales: adonde todavía no ha llegado nuestro héroe y el que nosotros ya estamos hace rato, merced al privilegio que gozamos autores y lectores de viajar más deprisa que nadie.
B. JOSÉ Mª de PEREDA à autor costumbrista en sus primeras obras (Escenas montañosas, Tipos y pasajes, Bocetos al temple) cuyos métodos se aprecian incluso en sus etapas posteriores de novela regionalista. En el terreno costumbrista Pereda es original, pues huye de Madrid y de Andalucía para situar sus temas y sus personajes en la Montaña, donde también transcurrirán después sus novelas, y además porque destaca lo brutal, lo miserable, lo sórdido. En la obra completa de Pereda es patente su actitud conservadora, tradicionalista y católica. Algunas de sus obras son El buey suelto, Gonzalo González de la Gonzalera, De tal palo tal astilla, El sabor de la tierruca, Peñas arriba, Sotileza , La Montálvez o La puchera, que es la obra más naturalista de Pereda por el tratamiento de los personajes degradados desde el punto de vista moral y por la descripción de la miseria.
C. JUAN VALERA à Su producción narrativa ha sido calificada como novela en libertad o ficción libre, ya que este autor rechaza expresamente los presupuestos del Realismo y del Naturalismo para afirmar que la novela ha de entretener, divertir, distraer y provocar una grata sensación de bienestar en el lector, siendo el esteticismo su preocupación primordial. La obra de Valera se basa en una primera persona narrativa como defensa de verosimilitud. En Pepita Jiménez, al igual que sucede en El Quijote o en las Cartas Marruecas, el autor dice publicar un legajo de cartas halladas. La obra se puede dividir en cuatro partes:
– Prólogo inicial, del autor- editor
– Las Cartas a mi sobrino de Don Luis al deán
– Un relato complementario, Paraliómenos, de narrador poco claro, quizás el deán.
– Epílogo, Cartas de mi hermano, del padre de don Luis al deán.
En total cuatro narradores para prestar veracidad a los hechos.
Otras obras son Las ilusiones del doctor Faustino, en la que el narrador asegura que relata unos hechos contados por su trasunto Juan Fresco, aunque en ocasiones difiere irónicamente de él; El comendador Mendoza, también narrada por Juan Fresco, pero en la que se borran los límites de la realidad y la ficción porque dentro del marco narrativo se desarrollan las conversaciones entre Fresco y e autor y por las alusiones a pruebas de la realidad de los sucesos relatados en otras novelas. En Juanita la larga insiste en su propósito de simple esparcimiento y no el juicio de hechos y costumbres y aparece otra vez la ironía, puesto que si bien presta verosimilitud mediante el repetido truco de la historia contada por un amigo, hace reiteradas alusiones al carácter ficticio de la obra.
D. EMILIA PARDO BAZÁN à Es una autora de difícil adscripción. Normalmente su obra se divide en tres etapas, no demasiado bien delimitadas:
– la primera se considera realista: Pascual López y Un viaje de novios
– la etapa intermedia es naturalista: La Tribuna, Los pazos de Ulloa, Insolación, Morriña
– la tercera idealista, aunque con muchas matizaciones: Una cristiana, La prueba
Su obra ha sido clasificada de realista a la francesa o de naturalista a la española, ya que si bien introdujo elementos como la teoría del determinismo, no admitió las consecuencias filosóficas de Zola y fue una conciliadora ecléctica que conjugó los hallazgos técnicos de éste último con su ideología católica. En Un viaje de novios aboga por el Realismo español tradicional de La Celestina, el Quijote, Velázquez, Goya, Tirso, realismo no desdeñoso del idealismo y gracias a ello legítimamente humano, ya que, como el hombre, reúne en sí materia y espíritu, tierra y cielo.
E. CLARÍN à fue el novelista español que defendió con mayor énfasis el naturalismo. Así lo hizo en los prólogos a La cuestión palpitante de Pardo Bazán, a Trabajo del propio Zola y en el comentario a La desheredada de Galdós, que es un verdadero manifiesto naturalista, o en Del naturalismo. De todas formas rechaza el determinismo llevado a últimos extremos, reconoce las grandes influencias del ambiente y las circunstancias, pero deja a sus personajes actuar en consecuencia. Considera que la mejor manera de adaptar la interioridad del personaje a la forma narrativa es la introspección que el autor permite que éste realice. Acepta el procedimiento de la impersonalidad naturalista y defiende la omnisciencia del narrador que accede al interior del personaje, poniendo ejemplos como Zola o Flaubert, como los autores que mejor lo han conseguido. La Regenta según Carmen Bobes es un relato en el que culminan las posibilidades narrativas del realismo, a la vez que preludia nuevos recursos en el discurso novelesco. En la obra el narrador omnisciente conoce el ambiente, la ciudad, sus pensamientos, sus errores, llegando a los rincones más íntimos del interior de los personajes, pero siempre que puede les cede la palabra para intentar mantener la impersonalidad narrativa. El lector tiene la frecuente impresión de que el narrador es testigo de los hechos porque interviene en el discurso de los personajes a modo de acotaciones o porque le hace aclaraciones en tiempo verbal presente. La sátira y la ironía impregnan las páginas de la obra.
En Su único hijo se mezclan muchos ingredientes diversos, debido a la asimilación de nuevas tendencias, como el idealismo, que presagian el siglo XX con sus elementos decadentes, estilizantes y noventayochescos, pero se trata de una novela todavía realista de tipo sentimental, en la que Clarín profundiza en la introspección psicológica del protagonista y abusa menos de la omnisciencia del narrador.
Cuesta abajo se publicó por entregas en La Ilustración Ibérica sin llegar a ser concluida. Se trata de unas memorias en las que se identifican narrador y narratario, en cuya primera entrega se presenta el personaje y su obra para posteriormente resumir la infancia y profundizar en la adolescencia, con un carácter íntimo y esencialmente literario.
- CONCLUSIÓN
La literatura realista se caracteriza por la escasez de la narración; el predominio de larguísimas descripciones; las descripciones de ambiente muy precisas y verificables en la realidad; el empleo de un registro coloquial con rasgos propios del ambiente que se describe (empleo de distintos registros por los protagonistas en función de su profesión y procedencia geográfica); el intento de actitud objetiva por medio de descripciones pero, aún así, el autor transmite su opinión y el estilo natural y relativamente sencillo.
La novela realista goza de gran popularidad. Su intención era la de representar fielmente la sociedad y los ambientes. Entre otros, cabe señalar como motivos de su éxito el aumento de la población que sabe leer y escribir que pasa de un 5% a aproximadamente u 40%, la inclusión en los periódicos de folletines novelescos, el nacimiento de la novela por entregas. Así las novelas alcanzan incluso a las clases más bajas.