INDICE:
I. Factores que intervienen en los accidentes.
1. Introducción
2. El accidente de trabajo
3. Factores que intervienen en los accidentes de trabajo: El factor técnico y el factor humano
3.1. Las causas de los accidentes y la teoría de la causalidad.
4. Técnicas de seguridad contra los accidentes de trabajo.
II. Criterios de reducción de riesgos de taller
1.Riesgos específicos de talleres.
1.1. Riesgos derivados de herramientas manuales.
1.2. Riesgos derivados de máquinas.
1.3. Riesgos derivados de la electricidad.
1.4. Riesgos derivados de incendios.
2. Riesgos derivados de factores ambientales físicos
2.1. El ruido en el ambiente de trabajo
2.2. Efectos de las vibraciones en el organismo
2.3. Inadecuada iluminación
2.4. Riesgos derivados de ambientes térmicos.
2.5. Radiaciones ionizantes.
3. Riesgos derivados de la organización y condiciones generales de los locales de trabajo.
ANEXO I: RIESGOS ELÉCTRICOS
I. FACTORES QUE INTERVIENEN EN LOS ACCIDENTES
1.- INTRODUCCIÓN
Las modificaciones ambientales que el hombre crea con su trabajo son el origen de los riesgos profesionales. Las modificaciones mecánicas originan la traumatología del trabajo, y por tanto serán la causa de gran parte de los accidentes de trabajo, produciendo en el trabajador contusiones, hematomas, heridas, fracturas, amputaciones, etc. Los ambientes físico, químico y biológico, cuando actúan de forma lenta, repetitiva y solapada, son responsables de enfermedades profesionales, pero si actúan de forma súbita, instantánea, pueden ser generadores de accidentes de trabajo también., y producir lesiones diversas al trabajador..
La s cifras de siniestralidad laboral referidas a Accidentes de trabajo son alarmantes. Sólo en España se produjeron en 1991 más de 1.200.000 accidentes laborales, 16,000 de los cuales fueron graves y casi 2.000 mortales. Estas cifras unidas al elevado coste social y económico que conllevan, dan idea de la importancia y urgencia de aplicar de eficaces medidas de Seguridad.
2.- EL ACCIDENTE DE TRABAJO
El art. 115.1 de la Ley General de la Seguridad Social de 1994 -LSS- lo define como Atoda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecuta por cuenta ajena@. La definición legal de accid. de trabajo se configura a través de tres elementos: lesión, trabajo y relación entre lesión y trabajo.
Este concepto legal de AT queda corto cuando intentamos aplicarlo a la Seguridad en el trabajo, ya que igual que acurre con el concepto médico, e incluso con el concepto vulgar de accidente, se asocia este con lesión. Desde el punto de vista de la Seguridad, se entiende por accidente de trabajo Acualquier suceso imprevisto que dé lugar a una interrupción de la producción, con o sin daños a personas, materiales o maquinaria, pero que suponga siempre un riesgo para las personas@.
Este concepto, considera accidentes de trabajo aquellos de los que no se derivan daños materiales ni lesiones, son los denominados Aaccidentes blancos@, y deben ser igualmente investigados por los técnicos de seguridad, porque su repetición podría acarrear daños y/o lesiones, o sensibles interrupciones de la producción o de la actividad.
El esquema cronológico de un accidente podría ser:
SIN DAÑOS ( ACCIDENTE BLANCO)
ACTIVIDAD- RIESGO- PELIGRO- ACCIDENTE- CONSECUENCIAS-
PÉRDIDAS MATERIALES
CON DAÑOS
LESIONES
Los accidentes por tanto surgen de situaciones de riesgo y peligro. La Ley 31/1995 de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales define estos conceptos: se entenderá como Ariesgo laboral@ la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo@; no utiliza el término peligro, sino que lo sustituye por Ariesgo laboral grave o inminente@ como aquel que resulte probable racionalmente que se materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un grave daño para la salud de los trabajadores.
De lo expuesto se deducen las características más definidoras del accidente de trabajo, son:
– Inicio brusco, rápido, súbito; suceso inesperado, difícil de prever; violento; tiempo corto de exposición;
resistencia poco importante del individuo.
3. FACTORES QUE INTERVIENEN EN LOS ACCIDENTES DE TRABAJO: EL FACTOR TÉCNICO Y EL FACTOR HUMANO.
En el análisis de las causas de los accidentes de trabajo aparecen factores técnicos y factores humanos.
El concepto de factor técnico (FT) engloba todo el conjunto de condiciones materiales que originan, causan y explican situaciones de riesgo y de peligro, que dan lugar a la aparición de accidentes y de sus consecuencias. Se les llama también condiciones materiales de inseguridad o condiciones materiales peligrosas. Estas condiciones materiales peligrosas pueden ser:
– Defectos ambientales.
– Defectos de maquinaria.
– Defectos de dispositivos de seguridad y protecciones.
– Defectos en la instalación y desarrollo del proceso.
El concepto de factor humano (FH) hace referencia a aquellas acciones u omisiones humanas que originan, causan y explican situaciones de riesgo y peligro que dan lugar a la aparición de accidentes y sus consecuencias. Se les llama también actos peligrosos o gestos nefastos. Estos actos peligrosos pueden darse por imprudencia, ignorancia o descuido.
Se aplicará Seguridad técnica o Prevención técnica, cuando se actúa sobre las causas materiales inseguras, es decir sobre lo que estamos denominando factor técnico, y Prevención humana cuando se actúa sobre el FH. La experiencia ha demostrado que se consigue mayor eficacia actuando sobre el FT, ya que es más fácil, se consigue proteger a la colectividad no a un sólo individuo y se obtienen buenos resultados incluso a corto plazo. La prevención directa es la prevención técnica.
3.1. LAS CAUSAS DE LOS ACCIDENTES Y LA TEORÍA DE LA CAUSALIDAD
Pueden definirse como causas de un accidente al conjunto de condiciones inseguras y actos inseguros que intervienen en la génesis de un accidente. En el convencimiento de la existencia de estas causas se asienta la Seguridad. La forma en la que se interrelacionan las distintas causas que originan un accidente conforman la TEORÍA DE LA CAUSALIDAD, que considera que las causas son naturales y múltiples y actúan como factores de un producto. La teoría de la causalidad se asienta en tres postulados:
1.- Causas naturales: ATodo accidente es un hecho natural que se explica por causas naturales@. Las causas existen siempre aunque no logremos descubrirlas. La incapacidad para descubrir las causas no significa que éstas no existan, sino que explica nuestras limitaciones para encontrarlas.
2.- Múltiples causas: AEn la mayoría de los accidentes, no existe una causa única que lo explique, sino multitud de causas@. A esta multiplicidad de causas que normalmente intervienen en un accidente se le llama nubes de causas.
3.- Causas como factores de un producto: AEntre las múltiples causas, existen causas principales que actúan como factores de un producto y no como sumandos de una suma@.
En el primer y tercer principio se asienta la aplicación de la Seguridad científica para el análisis de los accidentes. Este carácter factorial de las causas principales es el que facilita y economiza la aplicación de Seguridad. Una vez localizadas las causas principales, el investigador tiene que eliminar la causa o causas principales que técnica o económicamente sean más abordables. No siempre resulta fácil localizar las causas principales, que según Walker, para ser consideradas como tales, deben ser reales, presentes (no históricas) y corregibles.
4. TÉCNICAS DE SEGURIDAD CONTRA LOS ACCIDENTES DE TRABAJO
La Seguridad, como disciplina organizada, pone en juego, para conseguir sus objetivos, toda una serie de estrategias y de acciones planificadas a las que se denomina Técnicas de Seguridad, con las que se pretende:
a) Detectar los riesgos
b) Determinar las causas de los accidentes
c) Eliminar las causas mediante la aplicación de medidas preventivas
Las Técnicas de Seguridad surge de la observación y análisis de las secuencias que van desde el origen de las causas hasta la materialización del accidente, pasando por el estudio de todas las circunstancias que acompañan a la siniestralidad laboral y que contribuyen a la localización de los riesgos y a la determinación de las causas.
Las Técnicas de Seguridad pueden clasificarse según diferentes criterios:
a) Atendiendo a los riesgos a las que son aplicables, se las considera como:
– Específicas – Inespecíficas, generales o polivalentes
b) Si se tiene en cuenta el momento y la forma de su aplicación, se las subdivide en:
– Analíticas- Operativas – Organizativas
c) Si se considera el objeto o el agente de la acción, entonces la clasificación se dirige hacia las:
– Técnicas sobre el factor técnico – Técnicas sobre el factor humano
Las Técnicas de Seguridad específicas son aplicadas en actividades o sectores concretos, a profesiones o a riesgos determinados; por ejemplo: técnicas para la actividad de fundición, para la industria minera, en la carpintería, el mecanizado, para la lucha contra incendios, contra riesgos eléctricos, peligros de explosión, etc.
Las Técnicas de Seguridad Inespecíficas o generales pueden ser aplicadas a cualquier tipo de riesgo. Se clasifican en: analíticas (previas y posteriores al accidente), operativas (aplicables sobre el factor técnico o sobre el factor humano). Estas técnicas no corrigen los riesgos, pero contribuyen de forma muy importante a detectarlos, al análisis de las causas y al estudio de las medidas preventivas.
Las Técnicas de Seguridad analíticas son acciones dirigidas al estudio de los riegos y a los efectos que éstos puedan causar o hayan causado; por tanto, hay que considerar como tales las técnicas previas al accidente (inspecciones de seguridad, análisis de puestos de trabajo o de procesos) y las posteriores a éste (notificación, registro e investigación de accidentes y análisis estadístico).
Las Técnicas de Seguridad operativas son acciones cuya misión va dirigida a las realización de las medidas prácticas consideradas más idóneas para cada riesgo estudiado, pudiendo actuar sobre el factor técnico o sobre el factor humano. Sirven para actuar sobre las causas, para aislar los riesgos y para controlar sus consecuencias, en definitiva, para ejecutar acciones materiales tendentes a evitar los accidentes.
Las Técnicas de Seguridad organizativas son el conjunto de acciones técnicas y prácticas que permiten estructurar, marcar objetivos, aplicar y controlar la seguridad dentro de la empresa.
Las Técnicas de Seguridad sobre el factor humano son técnicas operativas aplicables sobre las personas, tratando de influir en su forma de actuar y de crear una predisposición positiva hacia la Seguridad; es decir, lo que se pretende es eliminar las causas humanas de los accidentes mediante la acción formativa, la selección del personal, la orientación profesional, las medidas informativas y las disciplinarias, las técnicas de protección personal.
Las Técnicas de Seguridad sobre el factor técnico son técnicas operativas que se aplican a los elementos técnicos o materiales causantes de los riesgos. Lo que se pretende es eliminar, aislar o controlar las causas técnicas de los accidentes. Como tales se consideran: los dispositivos de seguridad, los resguardos, las normas de seguridad, las señalizaciones y el mantenimiento preventivo. A su vez, éstas pueden ser de concepción o de corrección.
– Las Técnicas de concepción son las medidas de seguridad concebidas durante la fase del proyecto de la máquina, de la instalación, del útil o del elemento que se trate, ejecutándolas y colocándolas materialmente durante la fase de montaje, como una pieza o como un dispositivo más, integrante del agente material y necesario para su funcionamiento.
– Las Técnicas de corrección son las medidas de seguridad aplicables tras la instalación de la máquina, aparato o dispositivo que presenta el riesgo detectado, bien sea con anterioridad al accidente (medida correctora previa) o con posterioridad (medida correctora).
Técnicas de prevención y Técnicas de protección
Las Técnicas de prevención son aquellas que tratan de eliminar los riesgos mediante la anulación de las causas. Como tales se consideran sobre todo las técnicas operativas de concepción sobre el factor técnico y alguna de las de corrección.
Las Técnicas de protección son las que actúan no sobre las causas que conforman el riesgo, sino pretendiendo evitar las consecuencias del accidente, primordialmente las lesiones personales y, en algunos casos, las pérdidas materiales. No son técnicas que eviten el accidente, sino que tratan de controlar sus consecuencias. Son aplicables a través de las técnicas de prevención, cuando no han podido eliminarse totalmente las causas originarias del riesgo y, consiguientemente, éste puede actualizarse. Como tales se consideran las protecciones personales, las señalizaciones, las normas, o cualquier técnicas cuyo objetivo sea proteger o informar al trabajador, pero sin eliminar o aislar los puntos o zonas de riesgo.
II. CRITERIOS DE REDUCCIÓN DE RIESGOS DE TALLER
Los riesgos presentes en el taller son numerosos y de variada tipología. Vamos a referirnos a los factores de riesgo más comunes en los talleres, a la vez que indicaremos los criterios para reducirlos. Didácticamente los clasificamos de la manera que sigue:
1- Riesgos específicos:
– Herramientas manuales
– Máquinas
– Electricidad
– Incendios
– Operaciones de manutención y transporte
2- Riesgos derivados de factores ambientales físicos:
– Ruidos
– Vibraciones
– temperaturas
– Radiaciones
– Iluminación
3- Organización y condiciones generales de los locales de trabajo.
1. RIESGOS ESPECÍFICOS DE TALLERES
1.1. Riesgos derivados de las herramientas manuales
(Poner un extracto de algo menos de medio folio, advirtiendo al tribunal que la materia es objeto de desarrollo en el tema 17)
1.2. Riesgos derivados de las máquinas
(Idem, )
1.3. Riesgos derivados de la electricidad
(Extracto de un folio del documento riesgos eléctricos -AnexoI-)
1.4. Riesgos derivados de los incendios
(Sintetizar este apartado, se ha puesto un poco amplio por si algunos de los conceptos que se recogen encajan en algún otro tema)
Conceptos básicos sobre el fuego
Para prevenir o luchar contra un conato de incendio, hay que conocer unos conceptos básicos, tales como que el incendio es la propagación del fuego. Para que se produzca un fuego hace falta una reacción sucesiva entre un elemento comburente, un combustible y una fuente de calor. A este proceso se le llama combustión. Los factores que intervienen en el proceso de combustión quedan representados gráficamente en el triángulo de fuego. Comburente, combustible y calor, deben estar presentes al mismo tiempo para que pueda iniciarse el incendio. La eliminación de cualquiera de los lados del triángulo determina la desaparición del fuego.
Últimamente, se considera que existe también un cuarto factor que interviene en el proceso: la reacción de los gases desprendidos de la combustión, entre sí y con el oxígeno del aire. Es la llamada reacción en cadena. Con este nuevo factor, el triángulo se convierte en el tetraedro o cuadrado del fuego.
Combustible es toda sustancia que, en presencia de un comburente y una fuente de calor, es capaz de arder. Puede ser líquido, sólido o gaseoso.
Comburente es una mezcla de gases, en la cual el oxígeno está en proporción suficiente para que se produzca la combustión. El comburente más normal es el aire, que contiene, aproximadamente, un 21% en volumen de oxígeno.
Calor. No basta con tener aire y combustible, es necesario que exista un foco que proporcione el calor suficiente para que el fuego se produzca.
Reacción en cadena. Si el combustible, el oxígeno y el calor se presentan al miso tiempo, se inicia la combustión, lo que lleva consigo desprendiendo el calor que, en parte, se absorbe por el combustible y, en parte, se disgrega en el medio. Si el calor absorbido es suficiente para mantener la temperatura de la reacción, el fuego se propagará; si no, el combustible se irá enfriando progresivamente y, finalmente, se apagará.
Clasificación del fuego
La norma UNE 20010/76 establece una clasificación del fuego atendiendo a la naturaleza del combustible: tipos:
– Clase A: fuego de materiales sólidos comunes, generalmente del tipo orgánico, cuya combustión tiene lugar con la formación de las brasas (madera, papel, cartón, trapos o caucho).
– Clase B: fuego de líquidos de combustibles y sólidos de bajo punto de fusión (aceites, benzol, barnices, gasolina, petróleo, grasas…).
– Clase C: fuego de gases (propano, butano, metano…).
– Clase D: fuego de metales y compuestos químicos reactivos, que requieren sistemas de extinción especiales (metales alcalinos como sodio y potasio, magnesio, titanio, aluminio en polvo…).
– Otras clasificaciones del fuego incluyen una Clase E: fuego que se produce con intervención de la electricidad.
Detección de incendios
La primera fase o el primer objetivo en la protección de incendios es la detección de los mismos. Se entiende por detección el descubrimiento de la existencia de un incendio inmediatamente después de que se haya iniciado. Puede realizarse por:
– Detección humana: Se efectúa mediante una vigilancia continuada del hombre que, a través de sus sentidos, puede detectar el fuego con gran rapidez, transmitiendo la alarma para que se proceda a su extinción.
– Detección automática: Se realiza mediante aparatos llamados detectores que registran la aparición de los productos de combustión (humos, calor, llamas) y transmiten la información a un cuadro de señalización que pone en marcha la alarma y, en su caso, activa la extinción automática.
Existen los siguientes tipos de detectores:
– De humo, que son convenientes en los incendios de desarrollo lento -caracterizados en su fase inicial por una emisión de humos acompañada de un calor muy débil-. También pueden ser útiles para los incendios de desarrollo rápido -que en su fase inicial producen humo y calor considerable-.
– Térmicos, que detectan el aumento de la temperatura. Sólo son recomendables para incendios de desarrollo rápido.
– Termovelocimétricos, que señalan la aparición de un incendio de desarrollo rápido, si el aumento de la temperatura por unidad de tiempo sobrepasa un valor establecido.
– De ionización, que detectan gases y humos visibles e invisibles, ofreciendo un campo de aplicación más amplio que los de humo.
– Ópticos, que detectan las radiaciones infrarrojas o ultravioletas que acompañan a las llamas. Normalmente se colocan en puntos situados a gran altura, sobre todo si el riesgo es de inflamación de líquidos.
Los detectores suelen ir conectados a señales de alarma para avisar de la existencia del incendio. Se sitúan en recintos donde una persona realice señales de vigilancia, bien exclusivas o compatibilizadas con otras actividades. Las alarmas suelen combinar señales ópticas y acústicas. La alarma puede ser general o localizada en función de donde se desarrolle el incendio. Con frecuencia va conectada con dispositivos de extinción automática de incendios.
Extinción de incendios
Existen diversas formas de extinción, todas ellas basadas en la eliminación de las caras o lados del tetraedro o el cuadrado del fuego. Las medidas que deben adoptarse se centran, por tanto, en actuaciones sobre cada uno de los factores intervinientes (comburente, combustible, calor y reacción en cadena) y son los siguientes:
– Sobre el combustible (sustitución o eliminación): es la que posee más posibilidades de actuación, como son la sustitución por otros productos de punto de inflamación más alto, la ventilación -eliminando la concentración de vapores-, la refrigeración -manteniendo la temperatura por debajo del punto de ignición-, y el aislamiento de los combustibles sólidos.
– Sobre el comburente (sofocación o ahogo): con acciones encaminadas a impedir la llegada de aire a la superficie del combustible, con lo que el fuego se apaga. La sofocación y la modificación del ambiente, sustituyendo la atmósfera de aire por otro gas inerte, son otros ejemplos de actuación sobre el comburente.
– Sobre la fuente de calor (enfriamiento): mediante el enfriamiento, ya que, para extinguir el fuego, basta con absorber una pequeña cantidad del calor generado por la combustión. La utilización de agua es la forma más común para proceder al enfriamiento.
– Sobre la reacción en cadena (inhibición): se basa en proyectar sobre el fuego ciertas sustancias químicas que bloquean los radicales libres que intervienen en aquélla, originando productos inertes.
Agentes extintores
Las sustancias extintoras más utilizadas son:
– Agua: puede considerarse como el agente extintor más idóneo. Actúa por enfriamiento y también contribuye a la extinción por sofocación. Se utiliza en forma de chorro y pulverizada. Es barata, abundante y eficaz frente a algunas clases de fuego, no debiéndose emplear nunca con fuego de origen eléctrico, al ser conductora de electricidad.
– Espuma física: se consigue con la mezcla de agua, aire y un producto espumante. Este último suele estar formado por proteínas, albúminas y sales metálicas polivalentes. Es apta para los fuegos A y B y apaga por sofocación, al depositarse sobre éstos.
– Polvo seco: hay que distinguir entre el polvo seco normal y el polivalente o antibrasa. El primero está compuesto de bicarbonato sódico y potásico y actúa sobre la reacción en cadena. El polvo antibrasa forma una capa de ácido metafosfórico sobre el producto en combustión, aislándolo del aire y actuando como sofocante. Se utiliza para los fuegos tipos A, B, C y E.
– Anhídrido carbónico o nieve carbónica (CO2): es un gas inerte, incoloro e inodoro que actúa por enfriamiento, ya que al salir del recipiente en el que está almacenado su temperatura desciende a más de 501 bajo cero. También actúa por sofocación, al ser más pesado que el aire. Se utiliza para fuegos eléctricos, electrónicos y de combustibles líquidos.
– Halones: son hidrocarburos halogenados saturados. Varios átomos de hidrógeno se sustituyen por átomos de halógenos Los halógenos más empleados son el flúor, el cloro y el bromo. Los halones más empleados son bromuro de metilo (BH3Br), el bromoclorodifluormetano (CbrClF2 ), tetrtacloruro de carbono (Ccl4). Actúan por inhibición de la reacción en cadena y son muy efectivos, pero de elevado coste, por lo que se utilizan en instalaciones de gran valor.
Medios de extinción
Los medios de extinción se agrupan en equipos portátiles e instalaciones fijas:
– Los equipos portátiles o extintores son aparatos portátiles cuyo agente extintor está contenido en los mismos. Su utilización resulta adecuada para una primera intervención sobre fuegos poco desarrollados. Los extintores estarán localizados en lugares de fácil acceso, preferentemente de paso, próximos a las puertas, a la vista y debidamente señalizados. El uso a que estén destinados deberá estar claramente indicado, expresando el agente extintor contenido en ellos y las clases de fuego contra los que debe emplearse. Es necesario que, al menos una vez al año, se realicen inspecciones para verificar el estado de la carga y reponer el material descargado.
– Las instalaciones fijas están constituidas básicamente por una red de difusores o pulverizadores, unidos por una red de tuberías a los depósitos que contienen el agente extintor, y cubren permanentemente las zonas donde exista peligro de incendio. Pueden ser de diferentes tipos:
. Columna seca: esta formada por una tubería vacía, de acero, con bocas en cada piso y acoplamiento para mangueras, y cuya toma de agua se encuentra en la fachada del edificio. Es de uso exclusivo de los bomberos.
A Hidrantes: son un conjunto de tuberías que se conectan a la red de distribución pública de agua. Se encuentran fuera del edificio, con la finalidad de luchar contra el incendio desde el exterior.
A Equipos de manguera: son mangueras enrolladas en un armario empotrado en la pared, con frente de cristal, que están conectadas a una red de conducción de agua.
A Rociadores automáticos (sprinklers): son válvulas diseñadas para distribuir el agua en forma de lluvia, unidos a una red de tuberías extendidas por la zona a proteger. La instalación se activa al alcanzarse una temperatura determinada, provocando así la salida del agua pulverizada.
Disposiciones legales sobre protección contra incendios
La disposición fundamental para la protección contra incendios en los edificios es la Norma Básica de Edificación NBE-CPI/96, aprobada por Real Decreto 2177/1996. La norma establece las condiciones que han de reunir los edificios para proteger a sus ocupantes frente a los riesgos originados por un incendio y para prevenir daños a terceros. Debe aplicarse a los proyectos y a las obras de nueva construcción, de reforma de edificios y de establecimientos, o de cambio de uso de los mismos, excluidos los de uso industrial.
Otras disposiciones destacables sobre la materia son:
– Orden de 31 de mayo de 1982, del Ministerio de Industria, ITC-MIE-AP5, sobre extintores de incendios (BOE de 23-6-1982).
– Orden de 9 de marzo de 1982, del Ministerio de Industria, ITC-MIE-APQ001, sobre almacenamiento de líquidos inflamables y combustibles (capítulo VI: protección contra incendios). (BOE de 20-5-1982).
– Orden de 29 de noviembre de 1984, del Ministerio del Interior, Manual de autoprotección para el desarrollo del Plan de emergencia contra incendios y de evacuación en locales y edificios (BOE de 26-2-1985).
– Real Decreto 1.403/1986, de 9 de mayo, señalización de seguridad en los centros y locales de trabajo; dimensiones, colores, símbolos y formas de las señales, en cumplimiento de las Directivas Comunitarias 77/576/CEE, de 25 de julio de 1977 y 79/640/CEE, de 21 de junio de 1979 (BOE de 8-7-1986).
– Orden de 25 de septiembre de 1979, del ministerio de Comercio, prevención de incendios en establecimientos turísticos, aplicable exclusivamente a establecimientos hoteleros (BOE de 20-10-1979).
– Orden de 24 de octubre de 1979, del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, protección antiincendios en establecimientos sanitarios (BOE de 7-11-1979).
1.5. Operaciones de manutención y transporte
En la manutención de cargas hecha a mano, hay que observar las siguientes medidas tanto para su levantamiento como para su transporte:
1. Respetar las limitaciones de peso que puede llevar un trabajador.
2. Para el manejo de la carga es conveniente seguir los principios de Richard Chaput, éstos vienen recogidos en su obra El hombre en el trabajo y se basan en tres aspectos:
1.- Principios de seguridad física.
Entre éstos se ha de tener en cuenta la superposición de los centros de gravedad del cuerpo y la carga:
– Fijación de la columna vertebral.
– Búsqueda de apoyos.
– Orientación y movilidad de los pies.
– Accionamiento de las piernas.
2.- Principios de economía de esfuerzo.
– Rapidez en el movimiento y colocación de la carga.
– Dirección del empuje sobre una carga.
– Utilización del peso del esfuerzo.
– Ritmo del esfuerzo.
3.- Principios que atañen al manejo.
– Reacción de las cargas.
– Elección de las técnicas adecuadas.
– Elección de los puntos de agarre.
De no hacerse debidamente las operaciones de manutención se dará lugar o se producirán en el trabajador hernias discales, fisuras en la columna vertebral y lumbalgias.
A continuación presentamos una serie de consejos, relativos al manejo de las cargas, para que estas dolencias no se produzcan, así, para levantar una carga del suelo se procederá de la siguiente manera.
· Apoyar firmemente los pies en el suelo, separados éstos por una distancia igual a la que separa los hombros.
· Situar un pie a cada lado de la carga para que su centro de gravedad pase entre los pies del trabajador.
· Agacharse doblando las rodillas para poner las manos a la altura de la carga, nunca se ha de doblar la espalda para realizar esta operación.
· Agarrar la carga con fuerza y levantarla enderezando las piernas, nunca enderezando la espalda, ya que, recordemos, ésta no se debe doblar nunca.
· Si el levantamiento se hace por encima de la cintura se hará en dos fases procurando un apoyo intermedio.
La espalda siempre ha de estar recta, el esfuerzo lo deben realizar los músculos de las piernas.
En cuanto al modo de transportar la carga, se seguirán las siguientes indicaciones:
· La carga estará pegada al cuerpo.
· Si el recorrido es largo, se fijarán puntos de descanso.
· Si el transporte se efectúa entre dos, se repartirá el peso a partes iguales.
· Si el transporte se hace sin moverse del sitio, se moverá todo el cuerpo a la vez, nunca la cintura solamente.
La manipulación de las cargas por medios mecánicos de elevación se harán conforme a las siguientes normas:
· Prohibición de cargar los aparatos de elevación con pesos superiores a los autorizados. La máxima carga útil en kg. De cada aparato para izar, se marcará en el mismo en forma destacada y fácilmente legible.
· La elevación y descenso de las cargas se realizará lentamente, evitando toda arrancada o parada brusca y se hará además, siempre que sea posible, en sentido vertical para evitar el balanceo.
· Los maquinistas de los aparatos de izar evitarán siempre pasar con la carga por encima de lugares donde haya trabajadores.
· Todo el personal encargado del manejo de aparatos elevadores será convenientemente adiestrado en su utilización; conocerá además el código de ademanes y señales para la realización de las maniobras u operaciones.
· Cuando se observe, después de izada la carga, que ésta no está correctamente situada, el maquinista hará sonar la señal de precaución y bajará la carga para su arreglo.
· Se prohibe:
– Dejar los aparatos de izar con cargas suspendidas.
– Viajar sobre cargas, ganchos o eslingas vacías.
– La permanencia de cualquier trabajador en la vertical de las izadas o cargas.
· Cuando los aparatos de izar funcionen sin carga, el maquinistas elevará suficientemente los ganchos para que puedan pasar libremente las personas y los objetos.
· Si el aparato de izar no queda dentro del campo de visión del maquinista, es decir, el aparato se encuentra en zonas ocultas a su visión; se ayudará de otros compañeros con el fin de cubrir esas zonas para realizar de una manera segura las maniobras.
· Periódicamente se llevarán a cabo revisiones y mantenimiento de los aparatos, en este sentido se ha de cumplir lo siguiente:
– Todo nuevo aparato de izar será revisado y ensayado por personal especializado antes de ser usado.
– El maquinista diariamente y antes de iniciar el trabajo, revisará todos los elementos sometidos a esfuerzo.
– Trimestralmente se hará una revisión a fondo de :
· Cables.
· Cadenas.
· Cuerdas.
· Poleas.
· Frenos.
· Controles eléctricos.
· Sistemas de mando.
· Otros elementos de los aparatos de izar.
· Los aparatos de izar y transportar estarán equipados con dispositivos para el frenado efectivo correspondiente a un peso superior, en una vez y media, a la carga límite autorizada.
2. RIESGOS DERIVADOS DE FACTORES AMBIENTALES FÍSICOS
2.1. EL RUIDO EN EL AMBIENTE DE TRABAJO
El ruido se genera en un movimiento ondulatorio producido en un medio elástico por una vibración. El desplazamiento de moléculas de aire se traduce en una sucesión de variaciones muy pequeñas de la presión (presión sonora). En el avance de una onda sonora no existe transporte de masa sino de energía.
Las cualidades del sonido son intensidad, tono y timbre.
La intensidad se mide en decibelios (dB). Para las medidas físicas se toma como base una presión acústica de 0,002 microbar y equivale a Ala menor presión acústica que puede percibir un oído joven en un ambiente calmado@. La intensidad nos permite diferenciar sonidos fuertes de débiles:
30 dB…………. Murmullos. Talleres de montaje de pequeñas piezas.
55 dB…………. Conversación normal.
65 dB…………. Pequeñas fábricas. Despacho con mecanógrafos.
80 dB…………. Gritos, taller de maquinaria, carpinterías, pitos, claxon…
100 dB………… Sierras continuas de acero…
120 dB………… Motor de avión, martillo pilón muy cerca y con eco.
Si la intensidad dependía de la amplitud de onda, el tono depende del número de ciclos por segundo. La unidad es el ciclo/segundo o Hertz (Hz). El tono permite distinguir sonidos graves de agudos. El oído humano percibe sonidos de frecuencias comprendidas entre 20 y 20.000 Hz. Los sonidos de frecuencias más elevadas (mayores de 30.000 Hz) reciben el nombre de ultrasonidos y no son percibidos por el oído del hombre.
Timbre es la característica del sonido que permite diferenciar el instrumento emisor. Se debe a ondas secundarias que se superponen a la principal, haciendo que el registro de cada emisor ofrezca una gráfica distinta a igualdad de intensidad y tono.
4.1.1.1.- Los efectos de la exposición al ruido
Los factores más importantes que determinan el riesgo de pérdida auditiva por exposición a ruidos son:
– Nivel de presión sonora, tipo de ruido, tiempo de exposición, edad
No son los únicos; hay otros factores como: características del receptor, distancia y posición del sujeto en relación al foco emisor, sexo…
La breve exposición a un ruido muy intenso puede provocar la rotura del tímpano, se trataría en este caso más de un AT que de una EP.
La exposición prolongada a ruidos de intensidad media y alta, provoca la pérdida progresiva de audición, al producirse un desplazamiento permanente del umbral de audición, pudiendo afectar a uno o a los dos oídos dependiendo de la ubicación de la fuente sonora.
Desplazamiento temporal del dintel auditivo: supone una sordera pasajera motivada por una exposición breve a un sonido intenso. Se denomina también fatiga auditiva.
Las técnicas de prevención contra el ruido son:
a) Medidas legales
El R.D. 1316/1986 de 27 de octubre se basa en una Directiva de la CEE del mismo año y tiene por objeto la protección de los trabajadores frente a ruidos en el trabajo.
b) Medidas técnicas.
– Adoptar procesos de trabajo menos ruidosos.
– Reducir el ruido en la fuente de emisión. Lubricación, disminución de velocidad, amortiguadores de vibraciones.
– Aislamiento de focos de ruidos.
– Utilización de materiales de absorción y aislamiento fónicos.
c) Elementos de protección personal
Con frecuencia se plantea como única alternativa económico-práctico. Su objetivo es limitar la cantidad de sonido que alcanza el tímpano para reducir el riesgo de molestia y sordera. Hay tres tipos principales de dispositivos: Tapones, casquetes u orejeras y cascos.
2.2.- EFECTOS DE LAS VIBRACIONES EN EL ORGANISMO
Se dice que un cuerpo vibra cuando sus partículas se mueven alrededor de un punto de equilibrio con un movimiento oscilatorio. Las vibraciones son, por tanto, movimientos periódicos de un sólido que se transmiten directamente por contacto entre sólidos. Se forman por ondas de frecuencia más bajas que las del sonido, no sobrepasando los 100 ciclos/segundo. Estas ondas afectan al cuerpo humano que entra en contacto con un sólido que vibra. En el citado manual Higiene Industrial de FREMAP se clasifican las vibraciones según:
a) La parte del cuerpo afectado:
– Globales y parciales según afecten a todo el cuerpo o parte de él.
b) Sus características físicas:
– Vibraciones periódicas; cuando no existen formas externas que modifiquen la amplitud de las sucesivas ondas.
– No periódicas (choques).
– Aleatorias; en los que fuerzas externas modifican la amplitud de las ondas.
c) Su origen:
– Vibraciones producidas en procesos de transformación (prensas, martillos neumáticos, etc.).
– Por el funcionamiento de la maquinaria (motores, alternadores, percutores, transporte pesado…).
– Por fallos de maquinaria (excentricidades de ejes, desequilibrios de masas…).
– Vibraciones de origen natural (por tormentas, vientos, seísmos…).
Los efectos de las vibraciones sobre el organismo pueden ser mecánicos, fisiológicos y psíquicos. Los factores determinantes de la sintomatología producida por exposición a vibraciones son:
1. La zona del cuerpo afectada. Cuando actúan sobre todo el cuerpo producen: dolor de cabeza, de tórax, abdomen, nudo en la garganta, dificultades en el habla, contracciones musculares… Los martilles neumáticos y herramientas vibrátiles en general afectan al sistema mano-brazo, apareciendo el síndrome de los Adedos blancos@, sensación de hormigueo, entumecimiento, emblanquecimiento y sensibilidad frente al frío en los dedos afectados.
2. Características físicas de la oscilación (dirección, frecuencia y amplitud de las ondas). Las frecuencias muy bajas (menos de 1 Hz) actúan sobre el oído produciendo alteraciones del sentido del equilibrio (mareos, vómitos…). Frecuencias bajas y medias (varias decenas de Hz) afectan más a la columna vertebral (generando lumbalgias, dolores cervicales), al aparato digestivo, a la visión, y a las funciones respiratorias y cardiovasculares. Las altas frecuencias afectan fundamentalmente al sistema mano-brazo.
3. Tiempo de exposición prolongada afecta a la región lumbar de la columna vertebral. Un tiempo de exposición breve afecta más al sistema nervioso.
4. Posición del trabajador.
5. Naturaleza de la actividad industrial.
Las formas de combatir las vibraciones son:
– Mantenimiento de maquinaria para evitar movimientos giratorios desequilibrados.
– Utilización de elementos amortiguadores y antivibratorios (muelles, caucho, rellenos elásticos…).
2.3.- INADECUADA ILUMINACIÓN
Una iluminación defectuosa genera perturbaciones en la vista y diversos grados de tensión nerviosa, además de ser causa principal en la génesis de muchos AT.
La iluminación ha sido tradicionalmente uno de los factores de ambientación que mayor atención ha merecido y merece por parte de la Higiene Industrial. Una buena iluminación es agradable y estimuladora, mientras que una deficiente incrementa la frecuencia y la gravedad de la AT. Por otra parte, el exceso o la falta de luz, o las variaciones de intensidad o dirección de la misma obligan a las pupilas a dilatarse o contraerse para adaptarse a la luz, produciéndose fatiga ocular que puede derivar en pérdidas progresivas de capacidad visual. Los factores fisiológicos de la visión que tienen más importancia en relación con la iluminación industrial son:
– La acomodación visual o capacidad del ojo para enfocar los objetos a diferentes distancias, variando el espesor del cristalino por medio del músculo ciliar.
– La adaptación visual, mediante la que el ojo se adapta a distintos niveles de luminosidad. La adaptación es más rápida cuando se pasa de niveles bajos a niveles altos de iluminación, mediante una rápida dilatación de la pupila.
– La agudeza visual es la capacidad de percibir y discriminar visualmente los detalles más pequeños. Este factor varía sensiblemente con la edad.
El objetivo del Higienista en relación a la iluminación es crear confort visual equilibrando una serie de variables como:
– Naturaleza de la luz (natural o artificial -incandescente o luminiscente-).
– Estabilidad del foco luminoso.
– Cantidad de luz.
– Adaptación a las exigencias visuales de las tareas.
Los deslumbramientos son casos límites de desequilibrios luminotécnicos. Los deslumbramientos se controlan:
– Colocando pantallas a las fuentes de luz.
– Utilizando difusores en los focos de luminiscencia elevada.
– Disponiendo superficies mates y rugosas que no reflejen o absorban la luz.
2.4-RIESGOS DERIVADOS DE AMBIENTES TÉRMICOS
Los trabajos en ambientes térmicos excesivamente altos o bajos generan patologías diversas y específicas, por lo que son objeto de atención por parte de la Higiene Industrial. Frente a ambientes de excesivo frío o calor, el organismo reacciona con su sistema termorregulador mediante mecanismos de defensa fisiológicos y psicológicos de adaptación, para mantener la temperatura del cuerpo en torno a los 36,51 C.
Cuando no hay equilibrio entre el calor producido por el cuerpo y el recibido del ambiente, se produce un desajuste térmico en el organismo que es detectado por sistemas termorreceptores, que cuantifican la alteración térmica, enviando la señal correspondiente al cerebro, poniendo en marcha los mecanismos de defensa: modificación del caudal sanguíneo, sudoración, etc.
Los principales efectos de las temperaturas extremas sobre el organismo
a) Temperaturas bajas
En un ambiente de bajas temperaturas, el organismo tiene a enfriarse, para evitar el descenso de temperatura basal (hipotermia) pone en marcha una serie de mecanismos de defensa:
– Vaso-constricción sanguínea: disminuir la cesión de calor al exterior.
– Desactivación: (cierre) de las glándulas sudoríparas.
– Tiritona: producción de calor (transformación química en mecánica/térmica).
– Autofagia de las grasas almacenadas: transformación química de lípidos (grasas almacenadas) a glúcidos de metabolización directa.
– Encogimiento: presentar la mínima superficie de piel en contacto con el exterior.
Consecuencias de la hipotermia:
. Malestar general.
. Disminución de la destreza manual (reducción de la sensibilidad táctil y anquilosamiento de las articulaciones).
. Comportamiento extravagante (hipotermia de la sangre que riega al cerebro).
. Congelación de los miembros (los más afectados, las extremidades).
. La muerte se produce cuando la temperatura interior es inferior a 281 C. por fallo cardiaco.
b) Temperaturas altas
En ambientes de excesivo calor, los organismos para combatir la hipertermia ponen en marcha los siguientes mecanismos:
. Vasodilatación sanguínea: aumento del intercambio de calor.
. Activación (apertura) de las glándulas sudoríparas: aumento del intercambio de calor por cambio de estado del sudor de líquido a vapor.
. Aumento de la circulación sanguínea periférica. Puede llegar a 2,6 litros/min/m2.
. Cambio electrolítico de sudor: la pérdida de cloruro sódico (ClNa) puede llegar a 15 g/litro.
Consecuencias de la hipertermia:
. Trastornos psiconeuróticos.
. Trastornos sistemáticos:
– Calambre por calor.
– Agotamiento por calor: deficiencia circulatoria, deshidratación, desalinización y anhidrosis.
– Golpe de calor (hiperpirexia).
. Trastornos en la piel:
– Erupciones.
– Quemaduras (debido a las radiaciones ultravioletas).
2.4.- RADIACIONES IONIZANTES
Hay radiaciones no ionizantes que engloban las radiaciones ultravioletas, infrarrojas, láseres, microondas, radiofrecuencias… Además, existen las radiaciones ionizantes (RI) que por su alto poder energético tienen capacidad para ionizar la materia al incidir en ella. Estas últimas radiaciones se generan en instalaciones radiactivas entendiéndose por tales:
– Las instalaciones de cualquier tipo que contengan una fuente de radiación ionizante.
– Los aparatos productores de radiaciones ionizantes.
– Los locales, laboratorios, fábricas e instalaciones donde se produzcan, manipulen o almacenen materiales radiactivos.
Las radiaciones más importantes por utilización y nocividad son: Rayos x y radiaciones alfa, beta y gamma.
Los efectos de las radiaciones sobre el organismo son estudiados por la radiobiología, y dependen de una serie de variables como tipo de radiación, edad del afectado, tipo de tejido, dosis absorbida. Esta dosis absorbida supone la cantidad de energía absorbida por el organismo (u órgano concreto que haya recibido la radiación). La unidad es el rad que corresponde a una transferencia de energía de 0.01 julios/kg. Otra unidad utilizada es el gray que equivale a 1 julio/kg lo que es igual a 100 rad. La dosis máxima permisible se ha calculado en una media anual de 5 rad (100 milirad por semana).
El efecto de la radiación sobre el organismo no suele ser inmediato, sino que hay un periodo de latencia hasta la destrucción de estructuras orgánicas, con la aparición de vómitos, lesiones cutáneas, diarreas, hemorragias, caídas de pelo… Las radiaciones pueden producir modificaciones en la estructura de las células, pudiendo producir, con efecto tardío, incluso cánceres y leucemias.
Protección contra las radiaciones ionizantes en el ambiente laboral
– Normativa legal:
. La Ley 25/1964 sobre Energía Nuclear constituye el primer instrumento que recoge los principios de energía nuclear y protección radiológica. Se desarrolló en varios Reglamentos y O.M.
. La Ley 15/1980 creaba el Consejo de Seguridad Nuclear y modificaba aspectos de la ley anterior.
A nivel de protección individual o colectiva en las empresas, se recomienda ropa de trabajo aislante, dosímetros de bolsillo, detectores portátiles o fijos conectados a sistemas de alarma, caretas con filtro, exámenes médicos periódicos, recogida y almacenaje de desechos radiactivos, análisis de alimentos, ambiente de trabajo….
3. ORGANIZACIÓN Y CONDICIONES GENERALES DE LOS LOCALES DE TRABAJO
Además de los factores ambientales citados hay que tomar en consideración los factores organizativos, que con frecuencia generan situaciones de riesgo y peligro. La prevención de riesgos derivados de los factores organizativos debe realizarse desde la fase de proyecto de las instalaciones. Esto riesgos pueden derivarse de:
a) Una inadecuada organización de las áreas de trabajo
b) Una inadecuada organización de la señalización
c) Una inadecuada organización de la producción
Vamos a referirnos a la organización de las áreas de trabajo y a las condiciones de los locales de trabajo.
En los talleres de producción se hace preciso habilitar áreas y espacios de seguridad en las máquinas, tanto para el operario que la manipula como para el resto del personal. El tráfico de vehículos y peatonal por el interior de los talleres ha de planificarse de modo que se eviten riesgos e interferencias. Los pasillos han de estar debidamente señalizados, las bifurcaciones, cruces e intersecciones son puntos de peligro, por lo que habrá que especificar claramente las prioridades; colocando señales de stop, ceda el paso, espejos cóncavos o barreras si fuera necesario. En la empresa hay instalaciones que requieren especial atención por los riesgos que se derivan de ellos:
– Instalación eléctrica
Debe proyectarse de modo que no ofrezca peligro de incendio o explosión y que exista suficiente protección contra los riesgos de accidente por contactos directos o indirectos. Deberán atenerse a lo que disponen los reglamentos electrotécnicos de alta y baja tensión del Ministerio de Industria.
– Salas de caldera
Suelen estar aisladas del resto de las áreas de trabajo. Se rigen por el Reglamento de Aparatos a Presión del Ministerio de Industria. Hay que prever los espacios para mantenimiento y sustitución/reposición de elementos. Hay que prever la adecuada aireación y evacuación de los productos de combustión. Es conveniente que exista en la sala un cartel con las operaciones a realizar en caso de emergencia.
– Instalaciones contra incendios
(Ya nos hemos referido a estas instalaciones anteriormente)
– Escaleras, rampas, muelles de carga, altillos, pasarelas y aberturas en pisos y paredes
Constituyen elementos de especial peligrosidad. Es amplia la normativa en relación a estos elementos. Señalamos algunas de las condiciones de seguridad:
– Resistencia adecuada de los materiales e instalaciones
– Descansos intermedios en las escaleras.
– Si el suelo es perforado, los huecos no permitirán la caída de objetos
– Barandillas o pasamanos, si son de barrotes la separación no será superior a 15 cm.
– Evitar las escaleras de caracol en lugares frecuentados
– Superficie antiderrapante….
A continuación se recogen algunos medidas y dimensiones relacionadas con edificios y locales:
– Superficie y ubicación: la OGSHT establece unas medidas mínimas:
a) 3 m. de altura desde el piso al techo, excepto en el caso de oficinas, despachos y establecimientos comerciales, en que podrá ser de 2,5 m.
b) 2m2 de superficie por trabajador.
c) 10m3 por cada trabajador.
– Pasillos: Las medidas mínimas serán:
a) 1,20 m de anchura para los pasillos principales.
b) 1 m de anchura para los pasillos secundarios.
Asimismo, indica la OGSHT que deberá existir una separación suficiente entre máquinas y otras instalaciones para facilitar el trabajo y la evacuación en caso de necesidad.
– Escaleras: todas las escaleras deberán tener la resistencia adecuada a las cargas que soporten. Tendrán, al menos, 90 cm de ancho; para cada tramo, entre descansos, no medirá más de 3,70 m. Las escaleras que tengan cuatro o más escalones se protegerán con barandillas en los lados abiertos y pasamanos en los cerrados. La altura de ambos no será inferior a 90 cm.
– Puertas y salidas: Las puertas exteriores y las salidas deberán estar debidamente señalizadas y ser suficientes en número y anchura para que todos los trabajadores puedan abandonar los locales con rapidez y seguridad. El ancho mínimo de las puertas exteriores será de 1,20 m, cuando el número de trabajadores no exceda de 50. Dicha anchura se aumentará en 0,50 m por cada 50 trabajadores más o fracción. Las puertas se abrirán hacia el exterior y nunca permanecerán cerradas de manera que impidan la salida durante los periodos de trabajo. En los centros de trabajo en que exista riesgo de incendio, explosión, intoxicación u otros que exijan una rápida evacuación, será obligatorio que haya, al menos, dos salidas situadas en lados distintos del local.
BIBLIOGRAFÍA
– Alonso Olea, M. Y Tortuero Plaza, J.L. Instituciones de la Seguridad Social. (140 edición revisada). Editorial Civitas. Madrid, 1995.
– Bernal Herrer, J. Formación General de Seguridad e Higiene del Trabajo. Editorial Tecnos, Madrid, 1996.
– FREMAP. Seguridad en el Trabajo. Edita FREMAP (Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social Número 61).Madrid, 1992
– De la Poza, J. M0. Seguridad e Higiene Industrial. Editorial Paraninfo. Madrid, 1990
– Simonds, Rollin H. Y Grimaldi, John V. Organización de la Seguridad en el Trabajo. Ediciones Rialp. Madrid, 1968.
– Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo: Seguridad en el Trabajo, Madrid, 1990
– Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Sistema Modular de Enseñanza (de la Seguridad e Higiene Laboral), Madrid, 1974.
Normas Legales:
– Ley General de la Seguridad Social. REAL DECRETO LEGISLATIVO 1/1994, de 20 de junio , por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social).
– Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.
Libros de texto de F.P.-2
– Santos Durán, J.L. Seguridad e Higiene en el Trabajo (Vol. I y II). Editorial Donostierra. San Sebastián, 1993
– Del Alamo Lorenzo y Otros, Seguridad e Higiene en el Trabajo, Editorial Everest, 1980
– González Soriano, P. Temas de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Cartagena, 1986
– De- Vos Pascual, J.M. Seguridad e Higiene en el Trabajo, Mc Graw Hill, Madrid, 1994
ANEXO I
II.- EL RIESGO ELÉCTRICO
1. INTRODUCCIÓN
La fuente energética más utilizada actualmente, sin duda, es la energía. Actualmente es difícil encontrar una actividad que no sea, directa o indirectamente, en alguna forma, dependiente de la electricidad. Su gran difusión industrial y doméstica, unida al hecho de que no es perceptible por los sentidos (falta de ruidos, falta de visión del movimiento, etc.), hacen caer al individuo en una rutina, despreocupación y falta de prevención en su uso. Por otra parte, dada su naturaleza y los efectos, muchas veces mortales, que ocasiona su paso por el cuerpo humano, hacen que la corriente eléctrica sea una fuente de accidentes de tal magnitud que no se deben regatear esfuerzos para lograr su freno.
Como datos indicativos podemos señalar que los accidentes de origen eléctrico representan aproximadamente:
– El 0,45% del total de los accidentes de trabajo con baja.
– El 1,1% de los accidentes graves que provocan incapacidad permanente.
– El 5,7 de los accidentes mortales de trabajo
En las empresas dedicadas a la producción y transporte de energía eléctrica, los accidentes eléctricos suponen unos porcentajes aproximados, que son:
– El 5% de los accidentes que causan baja
– El 48% de los accidentes mortales
2. FACTORES QUE INFLUYEN EN EL EFECTO ELECTRICO
Cualquier parte del cuerpo humano, al ser atravesada por una corriente eléctrica, se comporta como un conductor siguiendo la ley de Ohm: I = V/R
Los factores más importantes que influyen en el efecto eléctrico son:
– Intensidad
– Resistencia
– Frecuencia
– Tiempo de contacto
– Recorrido de la corriente a través del cuerpo
– Capacidad de reacción de la persona
2.1. Intensidad
Como se ha dicho anteriormente, es la intensidad que pasa por el cuerpo humano, unida al tiempo de circulación, la causa determinante de la gravedad en el accidente eléctrico. Se ha comprobado que intensidades comprendidas entre:
1-3 m.A. no ofrecen peligro alguno y su contacto puede ser mantenido
3-25 m.A. pueden dar lugar a:
– Contracciones musculares
– Dificultad de separarse del punto de contacto
– Quemaduras
– Peligros secundarios (caídas por movimientos bruscos, etc.)
– Aumento de la tensión sanguínea
25-75 m.A. dan lugar a:
– Parada de lo músculos respiratorios (asfixia)
– Fibrilación ventricular (tiempo de contacto mayor de 3 segundos)
– Colapso
75-3000 m.A. ocasiona:
– Parálisis total de la respiración
– Fibrilación ventricular irreversible
Intensidades de corriente superiores a los 3 A. Pueden producir fibrilación ventricular. Producen igualmente grandes quemaduras.
2.2. Resistencia
Teniendo en cuenta únicamente la ley de Ohm, para una diferencia de potencial fija, la intensidad circulante es inversamente proporcional a la resistencia ofrecida por el conductor. Consecuentemente, y dada una instalación con una tensión determinada, la intensidad que circulará por el cuerpo humano a causa de un contacto accidental con ella, dependerá única y exclusivamente de la resistencia que ofrezca al paso de la corriente. Esta resistencia será suma de tres:
– Resistencia del punto de contacto
– Resistencia de los tejidos internos que atraviese la corriente
– Resistencia de la zona de salida de la corriente
El punto de contacto con la fuente de tensión es siempre la piel. Su resistencia puede variar entre límites muy amplios, comprendidos entre 102 y 106 ohmios. Una piel rugosa y completamente seca puede llegar a ofrecer una resistencia de un millón de ohmios; sin embargo, una piel fina y húmeda por el sudor o por el agua, puede representar una resistencia de 100 ohmios únicamente.
La presión sobre el punto de contacto influye negativamente en la resistencia. Se ha comprobado igualmente la influencia de la tensión en la resistencia de la piel, debido al mayor número de puntos de ésta que sufren perforación eléctrica, según va aumentando la tensión. La resistencia de los tejidos internos es muy pequeña, debido a que están impregnados de líquidos conductores, y depende de la longitud del camino recorrido. Se estima una media de 500 ohmios.
En la mayoría de los casos, la zona de salida de la corriente son los pies. Es claro que la resistencia depende en primer lugar del calzado usado, y en segundo lugar del material de que esté constituido el suelo. Una persona con calzado de cuero húmedo sobre un suelo de cemento, presentará mucha menos resistencia a la salida de la corriente que otra que use calzado con una gruesa suela de goma y se apoye sobre un pavimento de madera seca.
2.3. Frecuencia
Todo lo expuesto hasta ahora es en base a considerar una corriente alterna de 50 Hz., que es la que se emplea normalmente en Europa para uso doméstico o industrial. El comportamiento de la corriente eléctrica en alta frecuencia es muy diferente, llegándose a producir el llamado efecto kelvin o pelicular, consistente en que la mayor parte de la corriente circula por la superficie del conductor.
En medicina es usual el empleo de corrientes de alta frecuencia (Diatermia) para producir calor profundo en el organismo con fines terapéuticos. Es de observar que si la tensión aplicada entre dos puntos próximos es alta, siéndolo la frecuencia también, y si la resistencia entre dos puntos del cuerpo humano es débil (por ejemplo entre dos partes de piel próximas), la corriente puede ser importante y provocar quemaduras.
2.4. Tiempo de contacto
Conviene, llegados a este punto, hablar de la fibrilación ventricular. Este fenómeno se caracteriza por contracciones anárquicas del músculo cardiaco y es mortal salvo en algunos casos de intervención especializada inmediata (masaje cardiaco). Aunque existen ciertas diferencias de opinión, se pueden tomar como cifras aproximadas para que llegue a producirse la fibrilación ventricular las siguientes:
– 15 miliamperios durante 2 minutos
– 20 m.A. durante 1 minuto
– 30 m.A. durante 35 segundos
– 100 m.A. durante 3 segundos
– 500 m.A. durante 0.10 segundos
– 1 A. durante 0.03 segundos
Por otra parte, existen experiencias que han demostrado que, para los contactos de duración inferior a la del ciclo cardiaco, no puede desencadenarse la fibrilación ventricular excepto si aquéllos se producen durante un cierto periodo de este ciclo, llamado Afase crítica@ y que corresponde a la fase post-sistólica, ocupando un 20% del total (0,16 segundos aproximadamente).
2.5. Tensión
Aunque, como ya dijimos, es la intensidad la causa última y directa que normalmente fija la gravedad de la lesión eléctrica, la tensión, por estar relacionada con ésta, es un factor muy importante a tener en cuenta.
Se ha visto además, que la resistencia del cuerpo humano varía según la tensión aplicada. Recientes estudios dan para la resistencia total del cuerpo humano en condiciones francamente desfavorables, los siguientes resultados:
-10.000 ohmios para 24 Voltios
– 3.000 ohmios para 65 Voltios
– 2.000 ohmios para 150 Voltios
Este último valor (2.000 ohmios para 150 Voltios) se mantiene prácticamente constante hasta tensiones del orden de 2.000 Voltios, superadas las cuales, la piel se comporta como un dieléctrico.
Si recordamos la ley de Joule: Q=0,24.I.V.t
que nos da la cantidad de calor desprendida al paso de una corriente por un conductor, deducimos que la tensión juega un importante papel en las quemaduras que puedan producirse al atravesar una corriente el cuerpo humano. No se debe olvidar tampoco que las células están llenas de electrolitos cuya conductividad aumenta con la temperatura (se hace doble por cada 301 de diferencia aproximadamente).
Es claro que el riesgo eléctrico disminuye con la tensión. Se han fijado, con criterios pesimistas, unos valores de la tensión que cubren la mayoría de los riesgos y que constituyen la llamada Atensión de seguridad@. Considerando que intensidades menores de 25 m.A. no causan trastornos graves al organismo, y que la resistencia humana es de 1.000 a 2.000 ohmios en medio conductor y no conductor respectivamente, tendremos como tensión de seguridad:
0.025×1000=25 Voltios en ambiente conductor
0.025×2000=40 Voltios en ambiente seco
Desgraciadamente, dados los enormes consumos industriales y domésticos de energía eléctrica, una baja tensión para el transporte, distribución y consumo, sería, en la mayoría de los casos, económicamente prohibitiva.
2.6. Recorrido de la corriente a través del cuerpo
El accidente es, sin duda, mucho más grave si la trayectoria de la corriente pasa por el corazón, pues puede producir la muerte por fibrilación ventricular. Es muy conocido un experimento que realizó Weis con un perro, al cual hizo pasar una corriente de 400 m.A. entre el cráneo y el maxilar inferior provocándole únicamente parada respiratoria temporal. La misma corriente, circulando entre el cráneo y una pata, mató al animal instantáneamente por fibrilación.
Son muy frecuentes los casos en que la corriente tiene entrada por la parte superior del cuerpo y la salida por los pies o viceversa. Este tipo de accidentes, unidos a una intensidad suficiente, pueden ser mortales.
2.7. Capacidad de reacción de la persona
Se ha demostrado experimentalmente que los estados fisiológicos y patológicos del individuo influyen en la receptividad de la corriente. La mujer, por ejemplo, es más sensible que el hombre; los niños y los ancianos lo son menos. Influyen en un aumento de la sensibilidad: la fatiga, la sed, el miedo, el estar embriagado, el sufrir deficiencias cardiopulmonares o renales… Una persona dormida resiste mejor el paso de la corriente que otra despierta.
3. TIPOS DE CONTACTOS ELÉCTRICOS
Para que a una persona le suceda un accidente eléctrico, es condición necesaria un contacto, en alguna forma, con un elemento en tensión. Se pueden clasificar en contactos directos e indirectos. Se citan en cada grupo las situaciones más frecuentes en las que se produce el accidente eléctrico:
a) Contactos directos: se llaman así aquéllos en que la persona entra en contacto con una parte activa de la instalación:
– Contacto con dos conductores activos
– Contacto con un conductor activo y tierra
b) Contactos indirectos: son aquéllos en que la persona entra en contacto con algún elemento que no forma parte del circuito eléctrico y que en condiciones normales no debería tener tensión:
– Corrientes de derivación
– Situaciones dentro de un campo eléctrico
– Arco eléctrico
Por último, digamos que si entran en contacto dos conductores entre los que existe una diferencia de potencial, se produce un cortocircuito que es causa muy frecuente de incendios y explosiones.
4. MEDIDAS DE SEGURIDAD
Una clasificación muy usual de las medidas de seguridad es la siguiente:
– Medidas informativas
– Medidas de protección
4.1. Medidas informativas
Se llaman medidas informativas aquéllas que, de algún modo, avisan o hacen conocer la existencia del riesgo. Podemos citar entre ellas:
– Señales de prohibición, precaución o información en lugares adecuados y visibles.
– Instrucción del personal. Toda persona que realice trabajos eléctricos deberá estar especializada y conocerá perfectamente los peligros que entraña su manejo y la forma de evitarlos.
– Normas de Seguridad. Aparte de las de carácter general como pueden ser los Reglamentos Electrotécnicos de Alta y Baja Tensión del Ministerio de Industria, y los Reglamentos publicados por la OIT, las Directivas de la Unión Europea, deben existir las de carácter específico para cada tipo de industria o de obra que complementen, en cada caso, las de tipo general.
4.2. Medidas de protección
Son aquéllas cuyo objeto es proteger al individuo de los riesgos eléctricos. Vamos a realizar una exposición somera de las medidas de protección de más frecuente aplicación, las cuales se pueden dividir en: personales, en la instalación, y otras medidas.
4.2.1. Medidas de protección personales
Se encuentran aquí todos aquellos medios que en forma de ropa o de herramientas de trabajo, sirven al operario para protegerse individualmente. En la mayoría de los casos su función es aumentar la resistencia. Se citan las siguientes:
– Plataformas o taburetes aislantes. Deben de tener una resistencia apropiada para la tensión del aparato que vaya a manejarse desde ellos y poseer una notable estabilidad. Si se usan en el exterior, se construirán con materiales que impidan, en caso de lluvia, la formación de una película continua de agua.
– Guantes aislantes. Serán flexibles y de un alto poder aislante. No tendrán poros y se revisarán periódicamente. La goma y el caucho son los materiales más frecuentemente utilizados.
– Alfombrillas aislantes. Hacen el mismo oficio que los taburetes y se fabrican normalmente de caucho. Tienen la ventaja de su ligereza.
– Calzado aislante. Al igual que los guantes no deberán presentar poros, fabricándose de los mismos materiales.
– Casco. Debe ser una prenda de uso habitual en los electricistas, tanto para prever posibles daños por caídas de materiales como para protegerse de posibles contactos eléctricos con la cabeza. A este respecto, el casco debe de estar fabricado con materiales claramente aislantes (fibra de vidrio, polietileno) poseyendo una cogotera cuyos atalajes estarán unidos al casco por material no conductor, evitando igualmente la perforación de los cascos como medio para esta unión.
– Pértigas de maniobra. Están fabricadas de materiales ligeros y fuertemente aislantes. Se usan para ciertas maniobras, sobre todo para abrir y cerrar seccionadores, en que podría ser peligroso manejar los aparatos en su proximidad. Existen, asimismo, pértigas comprobadoras de la existencia de tensión.
– Pantallas y gafas. Son de uso obligado en soldadura eléctrica.
– Herramientas aislantes. En electricidad se utilizan prácticamente las mismas herramientas manuales que en mecánica, con la diferencia de que deben de tener aislamientos probados en sus mangos.
Como final diremos que las protecciones personales no se deben considerar suficientes por sí solas, aunque sí necesarias, debiéndose tomar otras medidas de seguridad en la mayoría de los casos, que las complementan.
4.2.2. Medidas de protección en la instalación
a) Puesta a tierra. Se conoce con el nombre de puesta a tierra a la unión, por medio de un conductor, de partes metálicas de una instalación eléctrica con el terreno.
A la tierra se le reconoce una capacidad eléctrica infinita y se toma como punto de referencia de potenciales.
Aunque pueden existir varios motivos para la puesta a tierra de partes de una instalación (redes telefónicas, raíles de ferrocarriles, etc.), interesa considerar aquéllas cuyo objeto es evitar que elementos de la instalación que no forman parte del circuito eléctrico, tales como soportes y carcasas de máquinas eléctricas, blindajes de cables, etc., lleguen por un contacto accidental con partes activas a representar peligro para personas que operen con ellos.
Se deduce que entre dos puntos a diferente potencial (carcasa, soporte… y tierra) unidos, en un cierto momento, por dos conductores (hombre y puesta tierra), la cantidad de corriente que circula por cada uno de ellos es directamente proporcional a la resistencia del otro. Parece en principio interesante que la toma a tierra tenga una resistencia nula. En la práctica no es posible, dado que todos los materiales tienen su resistencia, aparte de que podría significar el disparo casi constante de los interruptores diferenciales de los que hablaremos más adelante. En cada caso deberá calcularse la resistencia apropiada que, según la Reglamentación Española, no excederá de los 20 ohmios.
Una toma a tierra consta esencialmente de un electrodo enterrado en el terreno y de un conductor que une éste con el elemento que se quiere poner a tierra. Se usan, según las características del terreno, tres tipos de electrodos:
– Electrodos cilíndricos. Son los más usados si el terreno es bueno. Si la humedad no es suficiente deben regarse periódicamente. en caso de terreno de alta resistividad deben rodearse de productos que no sean corrosivos y que a su vez mejoren la conductividad.
– Electrodos de placas. Presentan la ventaja de su gran superficie de contacto con el terreno. Necesitan alojarse a gran profundidad.
– Electrodos de cables. Su uso se hace obligado en terrenos en que la roca aparece a poca profundidad.
Este camino de descarga que es el electrodo, crea en el terreno circundante un gradiente de potencial que puede ser peligroso, debiendo por tanto garantizarse la seguridad de las personas que circulen por sus inmediaciones, aislando el pavimento, o bien acotando y prohibiendo el paso por esta zona.
Por último, insistiremos en la necesidad de una vigilancia y comprobación constante de las puestas a tierra con telurómetros, ya que un aumento de su resistencia o una interrupción (resistencia infinita), sería más peligrosa que su falta, al poner en tensión partes que no deberían estarlo, en el caso habitual de una toma de tierra común para varios elementos.
b) Dispositivos automáticos de corte. Son aparatos que garantizan una interrupción rápida de la corriente en caso de una fuga no prevista. Según la causa sobre la que actúen pueden ser:
– Disyuntores diferenciales. Están formados fundamentalmente por un transformador, normalmente toroidal, y por un relé magnético. El primario del transformador consta de tantos arrollamientos como fases haya. El secundario de uno solo, que está conectado con el relé. En el momento que ser produce una derivación de corriente, la suma de las corrientes del primario no es nula, produciéndose entonces un flujo en el núcleo del transformador que crea una corriente en el secundario, provocando la apertura del relé que corta la corriente.
Se fabrican para diversas sensibilidades de corriente de fuga. El tiempo de corte, aproximadamente 25 milisegundos, es suficientemente pequeño para que no se produzca la fibrilación ventricular.
Estos aparatos son, sin duda, una de las medidas más efectivas que se conocen para evitar accidentes eléctricos.
– Relé de tierra. Es menos usado que el anterior. Acusa el exceso sobre un cierto valor de la diferencia de potencial entre las masas y tierra, desconectando el circuito. Exige una toma de tierra muy cuidada.
c) Instalaciones de seguridad. Se basan en el empleo de muy baja tensión, lo que se ha llamado Atensión de seguridad@ (apartado 2.5). Para lograr estas tensiones se usan transformadores con arrollamientos independientes, debiendo tenerse en cuenta, entre otros, los siguientes puntos:
– Total separación con circuitos de tensión más elevada.
– Todos los componente de estos circuitos de muy baja tensión deben de llevar aislamientos capaces para 250 Voltios.
– No tendrán conexión ninguna con tierra.
– Se usarán clavijas diferentes y específicas con objeto de que no puedan existir equivocaciones en el momento de su conexión.
– Son obligatorias para lámparas portátiles y para juguetes.
Desgraciadamente, y a causa de la potencia que hoy exigen la mayoría de las instalaciones, el uso de tensiones de seguridad se ve muy limitado, circunscribiéndose casi exclusivamente a pequeñas herramientas portátiles e instalaciones de iluminación en lugares de especial peligrosidad.
d) Separación de circuitos. Su fundamento es el mismo que el del apartado anterior. La separación del circuito de consumo de la red de distribución se efectúa por medio de un transformador de bobinas separadas. Se debe tener en cuenta que:
– No se deben admitir tensiones superiores a 380 Voltios para el secundario.
– El circuito secundario no puede tener toma de tierra.
– Se deben emplear para un solo receptor.
– El circuito secundario será de poca extensión y presentará un aislamiento muy cuidado.
e) Doble aislamiento. Llamado también aislamiento de seguridad, es una medida de seguridad usada muy corrientemente en máquinas herramientas, máquinas portátiles, receptores de televisión y otros. Su función es evitar que la persona haga de conductor entre las posibles corrientes derivadas y tierra. Para lograr esto se puede actuar de dos formas:
– Aislamiento del puesto de trabajo, de forma que el operario trabaje siempre sobre una tarima o similar, estando igualmente las partes activas de la máquina aisladas respecto a tierra y a posibles contactos del trabajador.
– Aislamientos de la máquina de forma que sus partes activas eléctricamente estén separadas del contacto con la persona por dos aislamientos eficaces e independientes, por ejemplo: armazón y cubiertas aislantes.
La efectividad de esta medida es muy grande si está bien realizada. Interesa conocer que:
– Todos los aparatos con doble aislamiento vienen marcados con
– No es necesario que lleven conexión a tierra.
– Los recubrimientos de fibras, barniz, esmalte y similares no se consideran aislamientos de protección.
4.2.3. Otras medidas de protección
Dada la generalidad con que, por su amplitud, estamos tratando el tema y habida cuenta de la imposibilidad de abordar ni siquiera superficialmente, todos los apartados a que daría lugar cada industria o aplicación de la electricidad, intentamos recoger en este título algunas de las medidas y recomendaciones de seguridad más elementales a observar, de las que no hayamos ya hablado explícitamente y que hemos recogido de los Reglamentos y Normas de Seguridad existentes.
– Se alejarán las partes activas de la instalación a distancia suficiente del lugar donde las personas habitualmente se encuentran o circulan, y se cubrirá con aislamientos apropiados que conserven sus propiedades indefinidamente.
– Se extremarán las medidas de seguridad en aquellos locales donde se fabriquen, manipulen industrialmente o se almacenen materiales muy inflamables, tales como detonadores o explosivos en general, municiones, refinerías, depósitos de petróleo o sus derivados, éter, gas de alumbrado, celuloide, películas, etc. Igualmente en los emplazamientos cuya humedad relativa alcance o supere el 70% y en los locales mojados o con ambientes corrosivos.
– Todo aparato eléctrico, seccionador, interruptor, conmutador, cuadros eléctricos, etc., deberá ir protegido mediante carcasa, capas metálicas o de madera, mangos de madera, baquelita o cerámica.
– Los equipos eléctricos portátiles no se emplearán en atmósferas inflamables a menos que sean del tipo Aa prueba de llamas@ o de Aseguridad intrínseca@. Tendrían un conmutador incorporado, sometido a la acción de un resorte, que obligue al operario a presionar constantemente el pulsador del mismo, durante la posición de funcionamiento. Siendo, además, los cables de estas máquinas muy susceptibles de deteriorarse, estarán protegidos por una cubierta de caucho duro y, si es necesario, tendrán una protección adicional metálica flexible. A fin de evitar el empleo de cables de conexión larga, se deberán instalar cerca de los puestos de trabajo toma-corrientes fijos con clavijas.
– Cuando se produce un incendio en una instalación eléctrica, lo primero que debe hacerse es dejarla sin tensión. Se emplearán extintores fijos o portátiles de anhídrido carbónico o de polvo seco, que tengan la suficiente rigidez eléctrica para no permitir el paso de la corriente.
– Cuando sea necesario entrar en un circuito que antes ha estado en tensión, se aislarán todas las alimentaciones, descargándose luego el circuito de posibles corrientes residuales. Se colocará un cartel bien visible con la siguiente inscripción: ANo meter tensión, personal trabajando@. Este cartel estará firmado por el jefe del equipo de reparación y sólo él, personalmente, podrá restablecer el servicio.
– Los recintos de estaciones eléctricas en que pueda existir un serio riesgo para la persona deberán estar protegidos con un cierre metálico o de fábrica, con su señal de peligro correspondiente, a fin de evitar el acceso a la instalación de personas extrañas.
– Una buena medida de protección es, siempre que sea posible, el enterramiento de las líneas de conducción, protegiéndose suficientemente por medio de tubos que posean una resistencia, tanto eléctrica como mecánica, probada.
5. ELECTRICIDAD ESTÁTICA
Es aquélla que se produce cuando se frotan dos sustancias de diferente constante dieléctrica y una de las cuales, cuando menos, no es buena conductora. Es bien conocido el hecho de su existencia en la vida cotidiana (electrización de cabellos con el paso del peine, acumulación de corriente en ciertas prendas de vestir por el roce con el aire, etc.). Es claro que la electricidad estática considerada a este nivel no representa peligro alguno, y que es incluso imperceptible en la mayoría de las ocasiones. No se puede decir lo mismo cuando el fenómeno de almacenamiento de energía se da a otra escala superior. Sin irse a casos extremos, se puede decir que un simple automóvil viajando en unas condiciones ambientales concretas, puede en su roce con la atmósfera cargarse con una cantidad de electricidad estática suficiente como para constituir un peligro si se descarga a través de una persona.
En ciertos tipos de industrias, la electricidad estática representa un serio peligro, tanto por existir la posibilidad, como en el caso del automóvil, de una descarga accidental si el individuo cierra el circuito con tierra, como y sobre todo, por el fenómeno de arco que se puede producir, dando lugar, en ciertos ambientes, a explosiones e incendios.
Se citan, a título de ejemplo, situaciones en las que existe un gran riesgo debido a la electricidad estática:
– Transporte de fluidos por tuberías o cisternas.
– Transporte neumático de materias finamente pulverizadas.
– Manipulación industrial de fluidos o de sustancias combustibles o explosivas.
– Fabricación de papel en rollos.
– Máquinas en las que existen correas o cintas de cuero, goma, etc.
Como medidas para evitar la acumulación y posterior descarga imprevista de electr. estática se pueden citar:
– Tomas de tierra para ciertas máquinas, y sobre todo para cisternas y autocisternas que contengan productos inflamables.
– Ionización del aire por medio de sustancias radiactivas, alta tensión o inducción.
– Adhesivos especiales para correas.
– Mantenimiento en locales en los que exista este peligro de humedades relativas muy altas.
6. ALTA TENSIÓN
Se considera Alta Tensión, según los Reglamentos Electrotécnicos, aquella que es superior a los 1.000 Voltios. Una gran parte, si no todo, de lo que hasta ahora se tratado de forma general en este tema, sirve igual para alta y baja tensión. Este apartado pretende únicamente hacer observar la necesidad que, por lo general, existe de tomar diferentes y mayores precauciones cuanto más alta es la tensión que se maneje.
Es imprescindible y fundamental que el personal que trabaje con alta tensión sea perfectamente instruido, especializado y entrenado en este tipo de trabajo. Por otra parte, debe de suministrársele equipo de protección personal y herramientas adecuadas a cada tipo de trabajo, debiéndose vigilar y obligar su uso en cada caso.
Normalmente, el personal que trabaja con alta tensión, pertenece a grandes empresas de producción de energía eléctrica que, por lo general, conscientes de su responsabilidad por los graves peligros que supone el trabajo en sus centros de producción y transformación, al igual que en las líneas de transporte, publican Normas rigurosas e instruyen al personal. No obstante, el número de accidentes es elevado, debiéndose intentar por todos los medios su disminución.
7. MEDIDAS GENERALES DE SEGURIDAD
Habitualmente no existe una norma escrita que refleje la forma y secuencia de los trabajos y operaciones a realizar en estas instalaciones, propiciando:
– Trabajos realizados por personas no especializadas.
– Métodos de trabajo y maniobras inseguras.
– No utilización debida de los equipos de protección.
Las conclusiones son que, con las deficiencias detectadas habitualmente y reflejadas en lo anterior, se debe considerar que, habitualmente, las empresas no especialistas, es decir, de actividades no eléctricas y que en sus instalaciones tienen su propio centro de transformación, no disponen de los recursos preventivos mínimos necesarios, existiendo riesgos evidentes de electrocución o quemaduras por exposición al arco eléctrico.
A lo largo del tema se han ido señalando diversas medidas de seguridad. A continuación se enumeran algunas de las medidas generales de seguridad ante los riesgos eléctricos:
a) Normativa escrita, que contemple:
– Trabajos y maniobras a realizar por el personal de la propia empresa.
– Formación del personal, señalando qué personas están autorizadas para realizar estos trabajos. Contemplar el reciclaje.
– Procedimiento de operaciones que incluya secuencia de operaciones, material de protección que se debe utilizar, verificaciones del equipo, circunstancias de paro o suspensión de maniobras, etc.
– Primeros auxilios.
b) Formación que incluya:
– Aspectos técnicos de las instalaciones.
– Ejercicios prácticos de maniobras.
c) Medidas de seguridad en las instalaciones, que podrían plantearse cuando la empresa no cuente con personal especializado y sobre todo para los diseñadores de estas instalaciones y que podrían ser:
– Sustituir fusibles y ruptofusibles por elementos automáticos (interruptores).
– Colocar enclavamientos en los accesos a las instalaciones en tensión, siendo necesario la descarga para acceder a ellas.
– Colocación de resguardos fijos en aquellas zonas próximas a instalaciones con A.T. y que no puedan dejarse sin tensión.
– Impedir la maniobra de elementos de la instalación que deban funcionar sin carga, de tal forma que no se puedan accionar en otra situación.
– Colocar equipos fijos de cortocircuito y puesta a tierra y, además, instalar sistemas que impidan conectar la instalación estando estos elementos en su posición de funcionamiento.
7. REFERENCIA LEGAL
– Reglamentos Electrotécnicos para Alta y Baja Tensión.
– R.D. 614/2001, de 8 de junio, sobre disposiciones mínimas de protección de la seguridad y salud frente a riesgos eléctricos.
– R.D. 842/2002, de 2 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de Baja Tensión.
– Reglamento-Tipo de Seguridad en los Establecimientos Industriales (OIT cap. V).
– Directiva 89/392/CEE sobre máquinas, hace particular énfasis en la prevención de riesgos eléctricos.