ÍNDICE.
1.- INTRODUCCIÓN.
2.- CLASIFICACIÓN DE LA MADERA.
2.1. MADERA DEL PAIS.
2.2. MADERA DE GUINEA ECUATORIAL.
2.3. MADERAS DE OTROS PAISES.
3.- PROPIEDADES DE LA MADERA.
3.1. PROPIEDADES FISICAS.
3.2. PROPIEDADES MECANICAS.
3.3. PROPIEDADES ESPECIALES.
4.- OBTENCIÓN DE LA MADERA.
4.1.- OBTENCIÓN DE MADERAS EN BRUTO.
4.2.- OBTENCIÓN DE MADERAS PREFABRICADAS.
4.2.1. CHAPAS DE MADERA. MADERA CONTRACHAPEADA.
4.2.2. MADERA COMPUESTA DE CAPAS PRENSADAS.
4.2.3. CONGLOMERADOS.
4.2.4. MADERA ARTIFICIAL DE VIRUTAS AGLOMERADAS.
4.2.5. LAMINADOS DE PLÁSTICO.
5.- ACABADOS Y TRATAMIENTOS DE LA MADERA.
5.1. SECADO DE LA MADERA.
5.2. PROCEDIMIENTOS PARA LA PROTECCCIÓN DE LA MADERA.
5.3. MEDIOS PROTECTORES DE LA MADERA.
6.- CONCLUSIONES.
BIBLIOGRAFÍA
– HÜTTE: Manual del Ingeniero. Ed. Gustavo Gili. Barcelona.
– ARREDONDO, F. (1967): Madera y corcho. Ed. Instituto Eduardo Torroja. Madrid.
– CORREA, I.J. (1944): Tecnología de la madera. Ed. L.Pérez. Huesca.
– AA.VV. (1984): Enciclopedia de Ciencia y Técnica. Ed. Salvat. Navarrra.
– AA.VV. (1976): Tratamiento y conservación en el empleo y aplicac. de la madera de construcción. Ed. labor. Buenos Aires.
– AA.VV. (1976): Tratamiento y conservación de la madera. Ed. Instituto de Ingenieros Civiles de España. Madrid.
– AA.VV.: Tecnología de la madera.
1.- INTRODUCCIÓN.
Para la construcción de un objeto necesitamos disponer de materias primas como, por ejemplo, el aluminio, la lana o la madera. Materias primas que son en definitiva de origen mineral, animal o vegetal.
Es la naturaleza nuestra principal fuente de abastecimiento de estas materias primas y de todos es conocido que muchas de ellas no son regenerables. No sería este el caso de la madera, si la explotación de los bosques se llevase a cabo con sentido común. En ello influirán aspectos tales como ¿qué clases de maderas son más rentables?, ¿qué propiedades presentan?, ¿ en qué zonas se adaptan mejor determinados tipos de árboles?, …, puesto que es precísamente la madera la materia prima que más ha explotado el hombre desde la antigüedad. Ésta se obtiene de los troncos de diferentes especies de árboles, y sus aplicaciones principales son la construcción, fabricación de mobiliario y enseres, decoración, embalajes, …
Por otro lado hay que señalar que no siempre se pueden utilizar las materias primas en su estado natural. Por lo general, es preciso someterlas a procesos de transformación, para adaptarlas a necesidades específicas. Es por ello por lo que se presenta la necesidad, tanto de obtener maderas en bruto, como prefabricadas, pero ¿cuales son las más importantes?, ¿cómo se obtienen las maderas prefabricadas?, …
A su vez a la madera y con el fin de mejorar su conservación, habrá que someterla a unos acabados y tratamientos específicos, según sea el uso que se vaya a hacer de ella, ¿cuáles?, ¿por qué hay que secarla?, ¿qué procedimientos y medios se emplean para protegerla?, …, estas y otras cuestiones las contestaremos a lo largo del desarrollo de este tema.
2.- CLASIFICACIÓN DE LA MADERA.
Existen innumerables clases de árboles maderables y forestales. Se cuentan por millares las variedades que hay en la Tierra. Nosotros las dividiremos en 3 grupos: del país, de Guinea Ecuatorial y de otros países. A su vez, las maderas del país las subdividiremos en 3 clases: duras, blandas y resinosas.
2.1. MADERAS DEL PAIS.
1. MADERAS DURAS.
Destacan las siguientes: Acacia, arce, boj, castaño, cerezo, encina, enebro, eucalipto, fresno, haya, nogal, olivo, olmo, peral, manzano, plátano, roble y sicómoro.
Características de algunas de ellas:
Haya. Crece en regiones templadas del hemisferio norte. Es junto con el roble, la madera más empleada en Europa.
Crece recta, con estructura homogénea, pocos nudos, es pesada y elástica, de color amarillento blanquecino cuando es joven, y rojo claro después. Es atacada por la carcoma. Se conserva bien en el agua y resiste al aire en ambiente seco. Sirve para muebles curvados. De entre las maderas de árboles frondosos, es la que experimenta mayor contracción.
Eucalipto. La madera es de color pardo rosado pálido. Fibras entrecruzadas. Madera pesada y fuerte.
Fresno. Crece en regiones del hemisferio norte, y tiene bastante importancia comercial en EE.UU., Europa y Japón. Es de color amarillento claro, vetas muy vistosas, denso, duro y tenaz. Una de las maderas más flexibles. Solo resiste ambientes secos. Difícil de trabajar.
Olmo. Color rojizo. De fibra más bien gruesa, pero tenaz y entrelazada. Propenso al alabeo y a hendirse. No le ataca la carcoma. De difícil pulimento
2. MADERAS BLANDAS.
Casi todas son de color claro, fáciles de trabajar, y no muy resistentes.
Destacan las siguientes: Abedul, acebo, aliso, álamo, chopos (blanco, bordils, canadiense, lombardo, negrito, negre, pinseque, temblón) y tilo.
Características de algunas de ellas:
Álamo. Color entre blanco y gris. Estructura blanda, tenaz, muy fácil de trabajar. Bastante propenso a agrietarse y al alabeo. Poco resistente a la humedad y a la carcoma. Es de crecimiento rápido. En España, son corrientes dos especies, el álamo blanco y el álamo negro, llamado más comunmente chopo.
Abedul. Blanco, entre amarillento y rojizo, con vetas cortas y compactas, es fuerte y se trabaja bastante bien. Se pudre pronto. Da buenas hojas para chapeados.
Chopos. Maderas de color blanco y poco consistente. En España se conocen diversas especies (Chopo blanco en Andalucía especialmente; chopo bordils, en Girona, junto a la cuenca del río Ter; chopo negro y lombardo, extendido por toda España, …).
3. MADERAS DE ESPECIE RESINOSA.
No son muchas, peros sí de gran importancia.
Destacan las siguientes: Abeto, pinabete, pinsapo, alerce, ciprés y pino (de canarias, carrasco, insignis, laricio, negral, negro, piñonero, silvestre, …).
Características de algunas de ellas:
Pino. Su madera es algo dura, muy resinosa, de color blanco amarillo con vetas rojizas. Despide olor a trementina. Existen muchas variedades.
Abeto. Color blanco. La más clara de las maderas resinosas. Estructura de fibras largas y rectas. Anillos anuales grueso, con diferencia notable entre la madera de primavera y la de otoño. Nudos oscuros y durísimos. De gran duración en ambiente seco, o bajo el agua. Se pudre pronto en ambiente húmedo y poco ventilado. Las clases más conocidas son el abeto común o blanco, y el abeto rojo.
2.2. MADERAS DE GUINEA ECUATORIAL.
Destacan las siguientes: Afo, aloma, ayap, balsa, bubinga, caoba colonial, cedro duro, coral, embero, limba, limoncilo, nogal colonial, satén colonial, akumé, palo-hierro, roble colonial, samanguila, sapelly, teka mimosácea, …
Características de algunas de ellas:
Afo. Madera de textura suave, fácil de serrar y barnizar. De color rosado y con poros muy visibles y marcados.
Bubinga. Madera semipesada, de color rosado, con vetas de color más subido. Tiene una gran semejanza con el palo-rosa.
2.3. MADERAS DE OTROS PAISES.
Destacan las siguientes: Caoba, ébano, palo-rosa, pino Brasil, pino del Norte, pino Oregón, satén, tejo y tuya.
Características de algunas de ellas:
Cedro. Albura abundante, algo más blancuzca que el duramen que es de color canela rosado, aunque menos rojizo que la caoba. Los anillos de crecimiento son irregulares. Es madera homogénea, fácilmente hendible y laborable.
Ébano. Albura abundante y blancuzca pero no apreciada, duramen oscuro, durísimo, y muy estimado. El color y el veteado varía según las especies, aunque generalmente es negro intenso.
3.- PROPIEDADES DE LA MADERA.
3.1. PROPIEDADES FÍSICAS.
Es de gran importancia conocer las propiedades de las maderas sanas, pues de ello depende la elección de una clase u otra, y el método que se ha de seguir en el trabajo.
Conviene hacer notar que en la madera se dan diferencias muy notables, presentándose muy diversas aun en el mismo árbol, según pertenezca la madera al tronco, a las ramas, a la parte inferior o superior del mismo tronco, a la raíz principal, o a raíces secundarias, etc.
Es también diversa según sea el árbol joven o viejo; haya crecido en terreno húmedo o seco; en lugares cálidos o fríos; formando grupos o aislado.
Las propiedades físicas que más nos interesan son:
HENDIBILIDAD: es la facilidad que tiene la madera de hendirse o partirse en sentido de las fibras. Las maderas más apropiadas al hendido son las que tienen las fibras largas y carecen de nudos.
El conocimiento de esta propiedad es muy necesaria para el carpintero, el carrero, el tonelero, el sillero, etc.
Algunas maderas, como el castaño, el abeto, el alerce, se hienden con facilidad. La madera verde es más hendible que la seca.
La hendibilidad constituye un inconveniente para el trabajo, y se deberá tener en cuenta en los encajes, al clavar clavos, etc. Las maderas se hienden naturalmente, a medida que se van secando.
DUREZA O RESISTENCIA AL CORTE: La dureza depende casi siempre de la cohesión de las fibras y de su estructura, y consiste en la mayor o menor dificultad puesta por la madera a la penetración de otros cuerpos como clavos, tornillos; o a ser trabajada con el cepillo, la sierra o el formón.
Esta propiedad no debe confundirse con la anterior. La cuña separa las fibras por presión, pero no las corta; las corta la cuña de acero afilada, como la del formón, gubia, la hoja del cepillo y la de sierra, etc. Las tres primeras levantan la fibra y la cortan; en cambio la sierra, más que cortar, arranca.
Las maderas fibrosas son más duras; las más ricas en vasos, son más blandas. La dureza varía según la clase de árbol, aun en el mismo tronco, El árbol es más duro en su interior (corazón o duramen), y más blando al exterior (albura).
La dureza cambia con el secado. Las maderas verdes son más blandas que las secas. Las maderas duras son más apreciadas que las blandas.
Según su dureza, las maderas se clasifican en:
a) durísimas: ébano, boj, encina.
b) duras: cerezo, arce, olmo, roble.
c) semiduras: haya, nogal, castaño, peral, plátano.
d) blandas: abeto, abedul, aliso, pino.
e) muy blandas: pino de América, chopo, tilo, sauce, balsa.
FLEXIBILIDAD: Es la propiedad que tienen algunas maderas de poderse doblar o ser curvadas en sentido de su longitud, sin romperse. Si son elásticas, vuelven a su forma primitiva cuando ha cesado la fuerza que las presionó.
La madera verde, húmeda o caliente, es más flexible que la seca.
Las maderas viejas o secas no admiten presiones bruscas ni exceso de carga; las jóvenes tienen mayor límite de deformación. Los árboles son flexibles, especialmente si son jóvenes: el fresno, el olmo, el abeto, el pino, etc. No lo son: la encina, el arce, etc., y en general las maderas duras.
FACILIDAD DE PULIDO: La última, y tal vez más delicada fase del trabajo, consiste en el pulido. Este está íntimamente relacionado con la clase de material que se trabaja. Si es de tejido fino, las superficies quedarán bien alisadas, destacándose mucho la vistosidad de la fibra y la belleza del color. Las maderas aptas para un buen pulido, encerado, barnizado, laqueado, etc., pertenecen a las especies duras o semiduras, como nogal, cerezo, fresno, peral, haya, etc. En las maderas blandas, las fibras se separan o se levantan, por lo que resulta difícil conseguir con ellas un acabado lustroso.
PLASTICIDAD: es la propiedad que tiene algunos cuerpos de dejarse modelar. Esta cualidad es muy relativa en la madera, y se obtiene aprovechando el poder de comprensión de las fibras, mediante una presión entre un molde y un contramolde. Dicho molde deberá tener relieves suaves y redondos para no cortar las fibras. Esta propiedad interesa mayormente en la fabricación de sillas, percheros, muebles curvados, y en la reproducción de piezas en relieve, por medio de prensado.
DENSIDAD: o peso específico de un cuerpo es la relación que existe entre su peso y su volumen. Esta relación viene expresada en kilos partido por metros cúbicos.
En las maderas hay que distinguir la densidad absoluta y la aparente. La absoluta es sensiblemente constante, por serlo el peso sin huecos de la celulosa y sus derivados, que constituyen la madera leñosa. Sin embargo, la aparente, que comprende los vasos y poros de la madera, es muy variable, pues depende del grado de humedad de las maderas.
POROSIDAD: es la propiedad que poseen los cuerpos de tener entre sus moléculas unos espacios vacío, llamados poros. La superficie cepillada de las maderas se presenta en algunas especies, unida y compacta; en otras, porosa. Si la superficie debe ir abrillantada y barnizada, conviene antes cerrar o tapar los poros, llenándolos con barnices o tapa-poros adecuados.
HIGROSCOPICIDAD: la madera es notablemente higroscópica, es decir, que absorbe o desprende humedad, según el medio ambiente en que está situada. La variación de esta cantidad de agua lleva consigo la variación del peso y del volumen de la madera.
RETRACTIBILIDAD o CONTRACCIÓN: la madera conserva normalmente de un 15 a un 20% de agua. Por evaporación, las células disminuyen de volumen, y la madera experimenta contracción; en cambio, cuando el grado de humedad de la madera es inferior al del ambiente, la madera absorbe agua; entonces las células aumentan de volumen y la madera se hincha.
La contracción es mayor en las fibras jóvenes que en las viejas; y en las maderas blandas que en las duras.
HINCHAZÓN: es la propiedad que tiene la madera de absorber, a través de los vasos, la humedad atmosférica. La absorción del agua o de la humedad origina un aumento de volumen, o hinchazón de las fibras leñosas.
HOMOGENEIDAD: una madera es homogénea, cuando su estructura y la composición de sus fibras resulta uniforme en cada una de sus partes. Son poco homogéneas las maderas con radios medulares muy desarrollados, como la encina y el fresno, y las que presentan los anillos anuales de crecimiento con diferencias notables entre la madera crecida en primavera o en otoño; tal sucede con el abeto, que es una de las maderas menos homogéneas. Lo son en cambio el peral, el manzano, el tilo, el boj, el arce, etc.
COLOR: cambia de una especie a otra. Las hay:
– blancas: el arce, el chopo, el tilo.
– amarillo moreno tostado: el roble, encina, castaño, peral, manzano.
– rojizas: el haya vaporizada, aliso, caoba.
Hay maderas intensamente coloreadas, como el ébano que es negro, el palisandro de color violeta oscuro, y el boj que es amarillo.
En general, las maderas duras tienen un color más oscuro o intenso; las maderas blandas tienen colores más blancos.
VETEADO: depende de los dibujos que las fibras presentan al exterior. En algunas maderas las vetas son muy visibles, como la encina, castaño, alerce, abeto y nogal; en otras son apenas perceptibles.
OLOR: puede servir para diferenciar las diversas especies de maderas. Algunas tienen un olor muy agradable, como el cedro, el ciprés, sándalo, alcanforero, palo rosa, etc. A menudo por el olor se detecta en qué estado se halla una madera.
CONDUCTIBILIDAD: la madera seca es mala conductora del calor y de la electricidad, pero la húmeda, se hace conductora. La conductibilidad es mayor en el sentido longitudinal de sus fibras, que en el radial y en el de los anillos anuales; y más en las maderas pesadas que en las ligeras o porosas.
DURACIÓN: dependerá no solo de la especie, la forma de apeo, de secado, etc., sino del medio ambiente y condiciones de la puesta en obra. La intemperie, con las alternativas de sequedad y humedad, es causa principal de la destrucción. La duración de madera, empotrada o enterrada en el suelo, depende de la naturaleza del terreno: en la arcilla y en la arena húmeda es donde más dura; menos en la arena seca, y muy poco en la caliza. Sumergidas continuamente en agua corriente, las maderas de encina, roble, caoba y haya, llegan incluso a durar cientos de años. Las maderas protegidas por pinturas, impregnaciones, etc., duran mucho más tiempo.
3.2. PROPIEDADES MECÁNICAS.
Las propiedades mecánicas de las maderas dependen principalmente del grado de humedad que contengan y de la densidad o peso específico.
Las principales propiedades mecánicas son:
COMPRESIÓN: Resistencia debida a la acción de una fuerza que tiende a aplastar la madera. El aplastamiento será mayor en el sentido perpendicular a sus fibras, y menor en el sentido axial o de testa.
TRACCIÓN: Resistencia provocada por la acción de dos fuerzas de signo contrario, que tienden a romper la pieza de madera, alargando su longitud.
FLEXIÓN: Trabajo impuesto a una pieza cualquiera que, descansando sobre dos apoyos, soporta un esfuerzo uniformemente repartido en su longitud, o situado en un punto,o sobre varios puntos determinados.
CIZALLAMIENTO O CORTADURA: Es el esfuerzo que oponen las diversas moléculas de una pieza a la acción de las fuerzas paralelas, que tienden a cortar la sección transversal de la madera.
TORSIÓN: La resistencia que opone a su deformación una pieza de madera, fija en un extremo, que sufre un giro normal a su eje.
DESGASTE: Las maderas sometidas a un roce o a una erosión, experimentan una pérdida de materia.
DESLIZAMIENTO LONGITUDINAL DE LAS FIBRAS: Cuando una pieza estirada está sujeta por su extremo, se produce un esfuerzo que tiende a hacer deslizar unas fibras sobre otras en sentido longitudinal.
RESISTENCIA AL CHOQUE: Es la resistencia que opone la madera sometida al golpe de un cuerpo duro.
3.3. PROPIEDADES ESPECIALES.
PROPIEDADES DE INFLAMACIÓN Y COMBUSTIÓN: Las maderas arden, lo cual constituye una cualidad; pero es un defecto para las maderas empleadas en la construcción y en la decoración. Las más inflamables y combustibles, son: pino, abeto, sauce, chopo, …, las medianamente combustibles son: haya, caoba, castaño y tuya; y las menos inflamables son: encina, ébano, boj y alerce.
PROPIEDADES TÉRMICAS: La madera es un buen aislante térmico, gracias a la discontinuidad de su materia. Ejemplo característico, el corcho. Las maderas ligeras, blandas y con mucha porosidad, son las más aislantes del calor; y las duras, densas y compactas, las menos aislantes.
PROPIEDADES ACÚSTICAS: Hay algunas maderas que por su constitución, refuerzan y transmiten los sonidos, y se emplean en la construcción de cajas de resonancia de los instrumentos musicales. Destacan como «más sonoras»: fresno, abeto, ébano, arce, …, también se emplea la madera como aislante acústico, caso del pino.
4.- OBTENCIÓN DE LA MADERA.
4.1.- OBTENCIÓN DE MADERAS EN BRUTO.
Con los bosques la Humanidad podría disponer de una fuente capaz de suministrar madera indefinidamente, siempre y cuando estos fueran tratados inteligentemente, cortando los árboles a un ritmo no superior al de crecimiento.
Dentro de nuestros bosques existen una amplia gama de especies, formas, dimensiones, …, que caracterizan los árboles y arbustos. Así vemos tres especies de árboles gigantescos: El baobab, que es el más corpulento del reino vegetal, con troncos de hasta 40 m. de perímetro, característico de la zona tórrida africana, también la secuoia, que data de tiempos remotísimos y que con una talla media de 100 m. se hallaba en los bosques de Norteamérica, Groenlandia, Norte de Europa y Asia, hoy solo en California quedan restos de las dos especies existentes y los eucaliptos australianos, con hasta 150 m. de altura, aunque superados en diámetro por las secuoias (los aclimatados en nuestras latitudes solo llegan a alcanzar la tercera parte).
Por lo que respecta a los árboles maderables, y atendiendo a la estructura anatómica de la madera, dos son los grupos fundamentales en que se dividen: coníferas (pinos, abetos, cipreses, enebros, alerces, …) y frondosas (hayas, nogales, robles, castaños, …).
MADERAS DE CONÍFERAS.
Maderas blandas y ligeras, por lo que son fáciles de trabajar. Bosques caracterizados por conservar su verdor todo el año (hoja perenne) y corresponder a grandes extensiones de bosque de una misma especie (facilitando la explotación extensiva), que abarcan grandes zonas del norte de Rusia, Escandinavia, Canadá y zonas de los Grandes Lagos de EE.UU.
MADERAS FRONDOSAS.
Son maderas más pesadas y duras que las maderas de coníferas, por tanto, más difíciles de trabajar. Los bosques de frondosas se caracterizan por perder el verdor en invierno (son de hoja caduca).
Hoy día se da máxima importancia en todos los Estados a la repoblación forestal, a fin de evitar la desaparición de las especies madereras, y conservar su explotación.
4.2.- OBTENCIÓN DE MADERAS PREFABRICADAS.
Destacan cinco tipos de maderas prefabricadas.
4.2.1. CHAPAS DE MADERA. MADERAS CONTRACHAPEADAS.
Las chapas u hojas delgadas de madera se obtienen con máquinas de aserrar, máquinas de cuchilla que dan chapas planas y tornos que desarrollan una chapa continua de un madero rollizo (DIN 4079). Destacan:
– Las placas y tableros contrachapeados en cruz se componen de capas encoladas cuyas fibras se cruzan sucesivamente a 90º.
– Tableros de ebanistería de 3, 5, 7, o más chapas; tableros para carpintería, constituidos por una capa intermedia de listones a ambos lados de la cual van encoladas varias capas de chapas.
– Tableros contrachapeados sin cruzar están constituidos por chapas encoladas, en su mayoría con la fibra en una misma dirección; sin embargo, cada 10 chapas puede intercalarse una con la fibra cruzada.
– La madera contrachapeada en estrella tiene sus chapas de tal modo dispuestas, que la dirección de sus fibras (vistas desde arriba) formen una estrella, con el objeto de compensar su resistencia mecánica en todas direcciones. Como artículo comercial estos tableros sólo se encuentran en la categoría de maderas compuestas prensadas.
4.2.2. MADERA COMPUESTA DE CAPAS PRENSADAS.
Mientras que en los tableros contrachapeados, la presión a que se fabrican es tan reducida que asegura el encolado de las chapas, pero no aumenta su compacidad (o sólo en grado inapreciable), en las maderas compuestas de capas prensadas comprimidas hasta 200 kg/cm2, se persiguen deformaciones permanentes que eleven el peso específico y que homogenicen el conjunto. Para ello se adoptan casi exclusivamente chapas de haya, impregnadas y encoladas con resinas de fenol-formaldehído. La íntima relación entre madera y resina da materiales de gran resistencia y dureza, que apenas se hinchan, con dificultad para inflamarse y con excelentes condiciones contra el desgaste.
Destacan las maderas de capas prensadas paralelas, cruzadas y en estrella.
4.2.3. CONGLOMERADOS.
Se elaboran a partir de pulpa de madera y se les da forma a base de presión y temperatura elevada. Suelen tener grosores de 2 ó 3 mm. y pueden obtenerse con distintos acabados de superficie, pulidos, moldeados o con chapas de madera.
4.2.4. MADERA ARTIFICIAL DE VIRUTAS AGLOMERADAS.
Placas de lana de madera amasada con aglomerantes minerales, según las normas DIN 1101. Se emplean para tabiques y revestimientos.
Placas de viruta, hechas con viruta cortada expresamente y mezclada aglomerante entre un 3 y un 6% (resinas artificiales de fenol, de urea, o de melamina); se moldean y prensan en seco. Se usan mucho como material para chapas intermedias. Sus ventajas principales son el aprovechamiento de residuos y buena conservación de las dimensiones.
4.2.5. LAMINADOS DE PLÁSTICO.
Existe en el mercado un amplio surtido de laminados de plástico hecho de una mezcla de papel impregnado con resinas de formaldehido bajo presión y altas temperaturas. Se conocen comercialmente como «formicas».
El grosor más frecuente de estos laminados es de 1,5 mm., compuesto de 3 capas adheridas de cartón Kraft impregnado con formaldehído de fenol, otra hoja de papel decorativa y una hoja superior hecha de celulosa transparente impregnada de formaldehido de melamina. Las capas de papel se convierten en un laminado duro al someterse a presión entre placas pulidas de acero inoxidable a presión alta y una temperatura aproximada de 150º. El calor y la presión endurecen las resinas de forma permanente.
Son de gran interés para quien trabaja la madera, puesto que aplicadas unas capas a comglomerados duros, contrachapados, maderas aglomeradas o prensadas, se consiguen unas superficies duras y resistentes al calor y al agua, fáciles de limpiar y conservar.
5.- ACABADOS Y TRATAMIENTOS DE LA MADERA.
5.1. SECADO DE LA MADERA.
Hay una propiedad de la madera que afecta especialmente su capacidad de utilización, es su «trabajo».
El movimiento ocasionado por las diferencias de temperatura de las estaciones, las grandes diferencias de humedad ambiental; la hinchazón y el agrietamiento de las partes macizas fijas; el desarreglo de los cajones, de las superficies, …, todo este conjunto de fenómenos más o menos acentuados, que comprometen las realizaciones con la madera, constituyen lo que se llama trabajo de la madera.
Las variaciones de volumen ocurren debido a su carácter de material orgánico natural, constituido por células muertas, interiormente huecas, cuyas delgadas paredes han quedado surcadas por pequeñas fisuras. Cuando se seca madera recién apeada, cede primeramente el agua retenida en el interior de los vasos, sin que ello cambie aún de volumen. Cuando el agua de los vasos ha desaparecido totalmente, queda todavía agua llenando las pequeñas fisuras de la pared celular y saturando las fibras. Este grado de sequedad se conoce como punto de saturación de la fibra, al que llega, según los tipos de madera, para humedades del 22 al 40% respecto del peso de madera a sequedad absoluta, con un promedio del 28%.
Cuando progresa la desecación, va desapareciendo el agua retenida en las paredes celulares, éstas se aproximan, y los pequeños desplazamientos originados se suman a la totalidad de la pieza, con la consiguiente reducción de volumen, hasta que el agua desaparezca en su totalidad.
Por otra parte, la humedad excesiva de la madera es indeseable si se tiene en cuenta que resiste mejor la compresión, tracción y flexión, cuanto más seca se encuentra.
Además, solamente se puede cepillar y encolar la madera seca.
Y por otro lado, la humedad afecta desfavorablemente a su conservación, puesto que la madera como cuerpo orgánico puede ser atacado por hongos cuando ofrece condiciones favorables a su desarrollo, es decir, cuando la temperatura no es demasiado adversa (entre 0º y 35ºC) y su humedad es suficientemente elevada (superior al 20%).
De este modo, el secado de la madera, y especialmente su conservación en estado seco, constituye una de las más importantes medidas de previsión para proteger y mejorar el empleo de la madera.
Antiguamente, la madera se secaba sólo por medios naturales, es decir, por la acción del aire, «secado al aire», para lo cual se apilaba, en rimas, bien aireadas, al aire libre, o bajo cobertizos abiertos por los cuatro costados, donde permanecía meses e incluso años, protegida por la acción directa del sol y de las lluvias. Aun hoy, la mayor parte de la madera se seca al aire, al que va cediendo lentamente el agua, sin que se reseque superficialmente ni se agriete.
La desecación artificial puede efectuarse en cámaras (hornos) y túneles. En el primer caso permite ajustar cuidadosamente las condiciones de la operación, mientras en el segundo, por tratarse de un proceso continuo, resulta menos suave, y se aplica principalmente a piezas de menos valor.
Una desecación económica y correcta sólo puede conseguirse si cada carga del horno es de una misma clase de maderas, de igual espesor y aproximadamente con la misma proporción de humedad inicial. De lo contrario hay que regular la desecación por la tabla más pesada, más gruesa y más húmeda.
La humedad inicial de la madera y su progresivo descenso se comprobarán durante el desecado, mediante muestras. De la existencia de tensiones debidas a la desecación, en la madera, es posible cerciorarse utilizando testigos de horquilla, constituidos por secciones de las vigas o tablones, de 1 a 2 cm. de espesor y con 4 cortes (a, tensiones de tracción transversales en la cara superior de la viga, al comenzar la desecación; b, tensiones transversales de tracción en el centro, y de compresión en la cara superior (aventamiento), en una fase más adelantada e intensa de la desecación; c, aventamiento corregido por vaporeado o acondicionamiento; d, madera desecada (sin tensiones).
Cuando no se tenga suficiente experiencia bastante sobre las maderas que han de desecarse, o si estas son de crecimiento muy compacto, se adoptarán escalones de temperatura más suaves (para grandes espesores se bajarán de 5 a 10ºC).
5.2. PROCEDIMIENTOS PARA LA PROTECCIÓN DE LA MADERA.
Los métodos, ya anticuados, de lavado de las maderas, de carbonizar superficialmente el extremo que ha de enterrarse de un poste o piquete, o de darle una mano de pintura, carecen de eficacia, o la tienen muy escasa.
Destacan como procedimientos con mejores resultados en la protección de la madera los siguientes:
1. Tratamiento por inmersión. Consiste en sumergir las maderas en una solución de cloruro mercúrico.
2. Eliminación de la savia. Inyectando por el pie del tronco una solución de sulfato cúprico.
3. Tratamiento combinado por vacío y presión.
4. Tratamiento por difusión y por ósmosis.
5.3. MEDIOS PROTECTORES DE LA MADERA.
1. Medios para contener y prevenir la pudrición. Estos medios antiputrescentes suelen ser, al propio tiempo, materias insecticidas. Pueden ser materias solubles en agua y también oleaginosas.
2. Medios insecticidas. Su objeto principal es destruir las larvas de los coleópteros cerambicidos y de los anobios.
3. Medios para aminorar la inflamabilidad de la madera. Comos seguridad contra incendios. Se emplean fosfatos, carbonatos,cloruros y óxidos.
4. Medios contra el hinchamiento de la madera. Mediante revestimientos externos.
5. Desecación natural y «vaporeo». La desecación natural se produce sí misma, poco a poco, hasta que la madera ya no elimina más humedad. Ésta es menos sensible al ataque de hongos, más ligera, más resistente, más adherente de la pintura, más impregnable.
6. Desecación artificial. Ahorra los peligros y coste del prolongado almacenamiento que supondría la desecación natural.
6.- CONCLUSIONES.
En conclusión y para finalizar el tema, reseñar el amplio abanico de posibilidades de empleo de las maderas del que dispondremos, con los mejores resultados, si previamente se han estudiado con minuciosidad nuestras necesidades, que tipo de madera es la que se precisa y qué propiedades (físicas, mecánicas, especiales) debe reunir.
En cuanto a la obtención de maderas, ha quedado expresado que disponemos en el bosque de una fuente de suministro de madera, que podría resultar inagotable, de no estar amenazada porla explotación descontrolada. Además de la madera en bruto, se han comentado los tipos de madera prefabricada más notables (maderas contrachapeadas, compuestas de capas prensadas, conglomerados, …)
Para finalizar queda claro que no basta con la obtención de la madera en bruto, esta debe sufrir un acabado que conlleva en su inicio una eliminación de su contenido de agua, bien mediante el proceso de secado natural o artifial a través de cámaras o túneles. Teniendo a su vez que considerar el «trabajo» de la madera, con el fin de intentar reducirlo o anularlo.
Una vez seca la madera debe ser sometida a unos procesos que la protejan y permitan prolongar su inalterabilidad.