Este sistema y el sistema muscular conforman el aparato locomotor; el primero se considera el elemento pasivo (se trata de palancas) y el segundo el activo (son los motores que mueven esas palancas).
En el temario de las presentes oposiciones encontramos intercalados los temas dedicados a los 4 sistemas de nuestro organismo (muscular, nervioso, óseo-articular y cardiorespiratorio) con los dedicados a las 4 CFB (F, V, Flex y R).
Así, el tema que nos ocupa va precedido del dedicado a la Flexibilidad, lo que evidencia la lógica vinculación entre ambos y justifica su presencia en este temario. Cabe recordar que la Flexibilidad tiene dos componentes: la elasticidad muscular y la movilidad articular, por lo que el estudio de este tema facilitará la comprensión de este último componente.
Este tema tiene una doble vertiente, desde el punto de vista del alumno resulta importante conocer la estructura ósea, los tipos de huesos y las distintas articulaciones y sus posibilidades de movimiento. Desde el punto de vista del profesor resulta determinante conocer las características particulares y las transformaciones que sufren los huesos y articulaciones en la adolescencia para programar ejercicios apropiados al grado de desarrollo y educar la actitud postural.
Como aspecto fundamental a considerar diremos que el sistema óseo del niño y adolescente es más elástico, más débil y por tanto tiene menos capacidad de carga.
Tras esta breve introducción, paso ya a desarrollar el tema ajustándome al epígrafe del mismo. Como es lógico, me he basado fundamentalmente en distintas obras de anatomía como: “Anatomía y Fisiología humana” de David Le Vay (Paidotribo. Barcelona. 1999),
“Kinesiología” de Luttgens y Wells. “Atlas de Anatomía Humana” de Sobotta (Toray.
Barcelona. 197-1)… Para facilitar su comprensión estudiaremos el sistema óseo y el articular de forma independiente aunque funcionalmente se trate de un único sistema.
1) SISTEMA ÓSEO. ESTRUCTURA Y FUNCIONES
Aunque los textos de anatomía nos dan el n° de los huesos del esqueleto humano como de 206, solamente 177 de ellos se acoplan en los movimientos voluntarios. El esqueleto se puede dividir en dos partes:
• Esqueleto axial que comprende el cráneo, la columna vertebral, el esternón y las costillas
• Esqueleto apendicular que incluye los huesos de las extremidades superiores e inferiores.
La pelvis se puede clasificar tanto en el esqueleto axial como en el apendicular.
Bien, sabemos que el esqueleto es el conjunto de 206 huesos unidos por las articulaciones, pero ¿qué es el hueso? El hueso es un tejido conectivo especializado, compuesto, como todos, de células (osteocitos, osteoblastos y osteoclastos) y sustancia intercelular (que contiene grandes depósitos de calcio y fosfatos). Si exceptuamos los dientes, es el tejido más duro.
Químicamente está formado por materia orgánica y por materia inorgánica. La parte orgánica está formada principalmente por una proteína, el colágeno, que les confiere elasticidad, flexibilidad y resistencia. La inorgánica está formada por sales minerales (calcio y fosfato), que confieren dureza y rigidez. La parte orgánica constituye aprox. el 33% y la inorgánica el 66% de los huesos. Estas proporciones varían con la edad; en la niñez la orgánica es comparativamente mayor.
Los huesos son un órgano dinámico que se encuentra en renovación constante: se forma hueso nuevo y desaparece el hueso viejo, de ese modo los huesos pueden adaptarse a las situaciones nuevas. El ciclo biológico del hueso consta de 3 fases: reabsorción (eliminación de hueso), aposición (fabricación de hueso) y reconstrucción interna (las 2 fases anteriores se efectúan armónicamente y el hueso conserva su construcción o proporciones similares). En los adolescentes hay más aposición, en la época adulta hay un equilibrio entre aposición y reabsorción y en la vejez predomina la reabsorción.
Los osteoblastos están a cargo de la formación del hueso. Sintetizan y secretan colágeno, que se alinea organizadamente formando una matriz orgánica conocida como osteoide. Sobre ella se deposita calcio y fosfato, de esta manera se forma hueso donde antes había un tejido membranoso. Cuando el hueso mineralizado se acumula y rodea al osteoblasto hace que éste pierda su actividad sintética y de esta forma se convierte en osteocito, que están encargados de mantener la matriz. Los osteoclastos son las células que tienen a su cargo la reabsorción y la remodelación del hueso.
La parte más externa del tejido óseo es muy densa y compacta dando resistencia y dureza al hueso, forma el denominado tejido óseo compacto. En su parte interna, el tejido óseo forma trabéculas que se disponen según los ángulos de la fuerza que se ejerce en cada punto, de modo que se consiga la máxima dureza con el mínimo peso: es el tejido óseo esponjoso.
A excepción de las superficies articulares y de los lugares de inserción, los huesos están revestidos de una fina membrana conjuntiva denominada periostio, que cumple las siguientes funciones:
• vascularización, permitiendo que lleguen sustancias nutricias a las células óseas
• crecimiento en grosor, ya que las células de su capa profunda tienen capacidad osteogenética durante la etapa de crecimiento y en algunas circunstancias anómalas (fracturas)
• dota a la superficie del hueso de sensibilidad
De manera similar, la superficie interior del conducto medular y las celdillas del hueso esponjoso están revestidas por otra membrana conjuntiva denominada endostio.
En los orificios de los huesos esponjosos y en la cavidad medular de los compactos encontramos la médula ósea, de la que existen 2 tipos: médula ósea roja que se encarga de la formación de las células sanguíneas, y médula ósea amarilla que es inactiva y está formada por grasa. En el recién nacido y en el embrión sólo existe la roja; a medida que crecemos se va transformando en amarilla, de tal manera que en el adulto existe un 50% de cada una.
Las funciones principales de los huesos son:
• Estática, de soporte corporal
• Dinámica, pues se comportan como verdaderas palancas móviles
• Protectora de los órganos alojados en las cavidades que delimitan
• Hematopoyética, son lugares de origen de las células sanguíneas.
• Metabólica, pues constituyen el mayor reservorio o almacén de fósforo y calcio del organismo.
De acuerdo a su forma, los huesos se clasifican en:
1. Largos: predomina su longitud sobre la amplitud. Los extremos articulares se encuentran bastante alejados entre ellos. Se encuentran principalmente en las extremidades: fémur, tibia, peroné, húmero, …
En este tipo de huesos se distinguen las siguientes partes
Una diáfisis, que es la parte central, de forma tubular y que alberga en su interior (en la cavidad medular) la médula ósea.
Dos epífisis, que son los extremos de los huesos y están formadas por tejido compacto en el exterior y esponjoso en el interior. En ellas encontramos las superficies articulares.
Dos metáfisis, que son las regiones que separan las epífisis de la diáfisis. También se las conoce como cartílago de de crecimiento, ya que es por donde crece el hueso en longitud.
2. Planos: son huesos delgados y anchos. Están formados por 2 láminas de tejido compacto entre las cuales se encuentra una trama esponjosa. A veces, el tejido esponjoso falta en ciertos puntos, esto se ve muy bien en el omóplato y en el iliaco.
Los huesos del cráneo y las costillas también forman parte de este tipo de huesos.
3. Cortos: tienen la misma estructura que las epífisis de los largos, es decir, son masas de tejido esponjoso envueltos por una capa muy delgada de tejido compacto. Sus 3 dimensiones (longitud, anchura y grosor) son casi iguales. Tienen muy poca movilidad pero son muy resistentes. A esta categoría pertenecen los huesos del carpo (muñeca) y del tarso (tobillo).
4. Irregulares: son aquellos que por su forma no se pueden incluir en ninguno de los grupos anteriores (vértebras, huesos faciales del cráneo).
Finalizaremos este apartado haciendo referencia al crecimiento de los huesos. En general podemos decir que los huesos cortos crecen por irradiación de hueso desde el punto en que se inicia la osificación; los planos lo hacen, fundamentalmente, a expensas de sus bordes, en los que paulatinamente se deposita más hueso; en los largos osifica la diáfisis en la vida fetal y las epífisis en la vida postnatal, restando una banda de cartílago entre ambos centros (cartílago de crecimiento) que, creciendo del lado epifisario y siendo reemplazado por hueso desde el lado diafisario, permite su alargamiento, su crecimiento en longitud. Los huesos cortos y los planos se forman por osificación intramembranosa, sin fase cartilaginosa; y los largos por osificación endocondral, a partir del cartílago. El crecimiento en grosor se verifica, como ya hemos dicho, por aposición de hueso desde el periostio.
Bien, ahora que ya conocemos los huesos, sus tipos, propiedades y funciones, pasaremos a estudiar el otro componente del sist. óseo-articular: las articulaciones.
2) SISTEMA ARTICULAR. ESTRUCTURA Y FUNCIONES
Las articulaciones son los puntos de unión entre dos o más huesos, permiten el movimiento del aparato locomotor y ayudan a amortiguar las fuerzas reactivas que inciden sobre el cuerpo al movernos.
Según su movilidad se clasifican en:
1. Sinartrosis: articulaciones inmóviles. Están formadas por dos bordes óseos, adyacentes entre sí, entre los cuales existe una pequeña cantidad de tejido fibroso. Las suturas del cráneo son un tipo de sinartrosis.
2. Anfiartrosis: son articulaciones semi-móviles. Están formadas por dos bordes óseos adyacentes entre los cuales se encuentra gran cantidad de tejido cartilaginoso y, al igual que las anteriores, no cuentan con cápsula articular. Este tipo de articulación se encuentra entre las vértebras y en la sínfisis púbica.
3. Diartrosis: son artic. móviles, también llamadas artic. sinoviales, porque están formadas por dos huesos entre los cuales queda una cavidad llamada cavidad sinovial. Este tipo de articulación la encontramos fundamentalmente en las extremidades: hombro, codo, cadera, rodilla, …
Podemos hacer una clasificación, muy genérica, atendiendo a criterios topográficos, así tenemos: artic. de la columna vertebral, artic. de la cabeza (huesos del cráneo, maxilares, temporo-maxilar), artic del torax (costillas con ev, cartílago s costales con esternón, …) y artic de los miembros (hombro, codo, muñeca, mano, cadera, rodilla, tobillo, pie).
Las artic. que más nos interesan, desde el punto de vista de la actv. fis., son las diartrosis ya que, como acabamos de ver, son las que permiten mayor movimiento. En éstas distinguimos los siguientes elementos:
• Las superficies articulares, que están revestidas por una delgada capa de cartílago (cartílago articular o de revestimiento) especialmente adaptado a las fuerzas de fricción, para combatir el desgaste óseo. Según la ley de Sappey, el grosor de este cartílago aumenta proporcionalmente a la amplitud de los movimientos articulares y a Ia carga a que los extremos se vean sometidos Generalmente una artic. está formada por 2 superficies articulares que son complementarias entre sí, es decir, si una es cóncava la otra suele ser convexa. En los huesos largos se encuentran en las epífisis.
• Anexos a las superficies articulares. Son inconstantes. Se pueden presentar como meniscos (rodilla y artic. témporo-maxilar) o como rodetes (artic. coxofemoral y escápulo-humeral). Son formaciones fibrocartilaginosas destinadas, respectivamente, a aumentar la congruencia de las superficies articulares o a incrementar la superficie articular.
• Cápsula articular y ligamentos: mantienen en contacto las superficies articulares. La cápsula es un manguito fibroso que se inserta en la vecindad de las superficies articulares; es más laxa y alargada cuanto más móvil es la articulación y más amplios los movimientos. Presenta en algunas de sus partes engrosamientos, llamados ligamentos, que se disponen donde la cápsula debe presentar mayor resistencia.
• Membrana sinovial: es una especie de bolsa que se encuentra tapizando el interior de la cavidad sinovial a excepción de las superficies articulares. Tiene un aspecto liso y brillante y es la encargada de segregar el líquido sinovial que actúa como un lubricante de la articulación y además nutre los cartílagos.
Por sus movimientos, las diartrosis se dividen en:
Para comprender los movimientos de una articulación es preciso conocer los planos y ejes:
• Plano Sagital: divide el cuerpo en mitad derecha e izquierda. Eje transversal, (atraviesa el cuerpo de drcha a izqda). Movimientos: flexión (reduce el ángulo articular) y extensión (mov.contrario ).
• Plano Frontal: divide el cuerpo en mitad anterior y posterior. Eje antero-posterior (atraviesa de adelante a atrás al cuerpo). Movimientos: abducción (separación de la línea media) y aducción (aproximación).
• Plano transversal: divide el cuerpo en parte superior y parte inferior. Eje vertical (atraviesa de arriba a abajo el cuerpo). Movimientos: rotación interna (mov. Circular hacia dentro) y rotación externa (mov. circular hacia fuera).
Podríamos hacer un estudio de cada articulación, especificando los movimientos que pueden realizar y los grados de amplitud que alcanzan, pero lo más probable es que nos faltase tiempo para acabar el examen.
Tenemos otro movimiento, que es la circunducción, que implica todos los ejes y en el cual una parte del cuerpo describe un cono cuyo vértice está en la articulación y cuya base se encuentra en el extremo distal de dicha parte.
Una vez analizado cada sistema (el óseo y el articular), qué es un hueso, qué es una articulación, cuáles son sus tipos,… veremos cómo se relacionan entre sí, veremos la
3). ORGANIZACIÓN DEL SIST. OSEO-ARTICULAR.
Los huesos y las articulaciones se organizan entre sí para formar el esqueleto humano que se estructura en las siguientes regiones funcionales:
-Un eje central: cráneo y columna.
-2 extremidades superiores.
-2 extremidades inferiores
-2 cinturas: escapular y pélvica
-la cavidad torácica
Anteriormente, ya habíamos visto que las extremidades constituyen el esqueleto apendicular y el resto el axial.
…………….
El cráneo está formado principalmente por 1 frontal, 2 parietales, 2 temporales, 1 occipital, 2 maxilares superiores, 1 maxilar inferior, 2 etmoides, 2 esfenoides,… Forma una cavidad que protege el encéfalo y sirve de soporte a los órganos sensoriales. Las articulaciones entre sus huesos no tienen movilidad, son sinartrosis, excepto la articul. entre maxilar sup e inf que es una articul. condilea.
La columna vertebral constituye el eje longitudinal del cuerpo, sustentándolo y permitiendo su movilidad, además se encarga de proteger la médula espinal. Consta de 7 vértebras cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacras y 2 o 3 coccígeas. Todas, excepto el atlas y el axis, tienen una estructura parecida: un cuerpo vertebral, dos apófisis transversales y una espinosa, y un orificio, el canal raquídeo.
Las vértebras se articulan entre si por medio de las carillas articulares de las apof transversas y están separadas por un almohadón esponjoso, el disco intervertebral, que actúa de amortiguador de fuerzas. La movilidad entre dos vértebras es bastante reducida, pero en conjunto la CV presenta mucha movilidad; pueden realizarse movimientos de flexo extensión, rotaciones y flexión lateral.
Desde el plano frontal, forma un eje recto (si no es recto hablamos de escoliois, desviaciones laterales no fisiológicas), sin embargo en su plano sagital se observan distintas curvaturas, 2 curvaturas con convexidad anterior o lordosis: cervical y lumbar (cuando excede de lo normal hablamos de hiperlordosis, es el caso de algunas gimnastas) y 2 curvaturas con convexidad posterior o cifosis: dorsal (si excede de lo normal hablamos de hipercifosis) y sacra. Estas curvaturas permiten soportar mejor las fuerzas que atraviesan el eje vertebral.
La extremidad inferior está formada por el fémur, la tibia, el peroné, la rótula, los huesos del tarso (astrágalo, calcáneo, cuboides, escafoides y 3 cuñas), el metatarso (5 huesos) y las falanges (3 por cada dedo: proximal, medial y distal; excepto el gordo que tiene 2).
La articul de la rodilla está formada por los cóndilos femorales por una parte, la meseta tibial por otra, y la rótula por la parte anterior. Esta articulación es de tipo troclear. En su estructura destaca la presencia de dos meniscos (interno y externo) que dan estabilidad a las dos superficies articulares y de dos ligamentos cruzados: anterior y posterior. También dispone de otros ligamentos, los laterales externo e interno. La rodilla flexo-extensiona la pierna y en flexión (como es sabido. es la excepción ya que lleva la pierna hacia atrás) puede rotar tanto interna como externamente la pierna.
La articul. del tobillo comprende los extremos distales de la tibia (maleo lo interno) y el peroné (maleolo externo) y el tarso. Se trata de una troclea que permite movimientos de flexión dorsal y plantar.
En el pie coexisten distintas articulaciones: calcáneo-astragalina, tarsometatarsiana, … que permiten los movimientos de abducción-pronación, aducción-supinación y flexo- extensión de los dedos; al mismo tiempo que mantienen la estructura y curvaturas del pie.
Cuando se superan los límites de la pronación o supinación, lo cual sucede con cierta frecuencia (en especial la supinación), se produce el esguince.
La extremidad superior está formada por el húmero, el radio, el cúbito, los huesos del carpo (escafoides, semilunar, piramidal, pisiforme, trapecio, trapezoide, grande y ganchoso), el metacarpo (5 huesos) y las falanges (3 por dedo, excepto pulgar).
La articul del codo está formada por los cóndilos humerales por una parte, el cúbito por otra, y el radio en uno de los lados. Esta articulación contiene una troclea (humero-cubital), una condilea (radio-humeral) y un trocoide (radio-cubital). Los movimientos que se dan en ella son la flexo-extensión y la prono-supinación.
La articul. de la muñeca comprende los extremos distales del cúbito y el radio y los huesos del carpo. Es de tipo condileo y permite los siguientes movimientos: flexo-extensión y abdu-aducción.
Las articul metacarpofalángicas son de tipo condileo, están formadas por las cabezas de los metacarpos y las falanges. Permiten movimientos de flexo-extensión y de abdducción.
Las interfalángicas sólo permiten movimientos de flexión-extensión ya que son trocleas.
Las cinturas unen las extremidades al tronco. Tanto la escapular (extremidad superior del tronco) como la pélvica (extremidad inf-tronco) son enartrosis, es decir, un segmento de esfera dentro de una cavidad, con tres grados de libertad de movimientos.
La cintura escapular está formada por el húmero por una parte y la escápula y la clavícula por otra. La clavícula establece articulaciones con el esternón y la primera costilla en su extremo interno y con la escápula en su extremo externo. Son articulaciones tipo artrodia.
El húmero y la cavidad glenoidal de la escápula forman la articulación del hombro propiamente dicha. Esta articulación es una enartrosis y permite realizar todos los movimientos posibles.
La cintura pélvica está formada por el femur y la pelvis. El femur es el hueso más largo del organismo y se caracteriza por sus dos cóndilos en su extremo distal y su cuello y cabeza en el extremo proximal que es el que corresponde a la articulación de la cintura pélvica. La pelvis está formada por tres huesos planos unidos entre si mediante sinartrosis (isquion, ilion y pubis). La cavidad glenoidea del ilión aloja la cabeza del femur para formar la articulación de la cadera, una enartrosis que al igual que el hombro presenta la máxima movilidad. y por último, para cerrar este apartado, nos queda por analizar la caja torácica que está formada por las costillas, el esternón y la CV. Las costillas son huesos planos que forman arcos óseos que arrancan de las vértebras dorsales, con las que se articulan por medio de artrodias, y terminan articulándose con el esternón. Las primeras 7 lo hacen directamente, mientras que la 8, 9 y 10 se articulan indirectamente mediante un cartílago común. Las 11 y 12 son flotantes y no llegan al esternón. Funcionan como una unidad haciendo movimientos de deslizamiento durante la respiración.
A continuación, al igual que en el resto de los temas de carácter anatómico, pasaremos a estudiar las
4)CARACTERÍSTICAS PARTICULARES DEL PERÍODO EVOLUTIVO ORRESPONDIENTE A LA EDAD
Para comprender las repercusiones que las distintas AF, o la intensidad de éstas, sobre el
SOA (Sistema osteo articular), es preciso en primer lugar conocer las particularidades de éste en el adolescente.
El estirón o crecimiento acelerado ocurre en la pubertad (1ª fase de la adolescencia, entre los 10-13 años en chicas y los 12-15 en chicos. El incremento de talla, producto de la estimulación hormonal del cartílago de crecimiento, supone según Tanner y Tavlor un aumento, por término medio, de 16 cms. en las chicas y de 20 cms. en los chicos. Este crecimiento no es proporcionado. Las extremidades crecen antes que el tronco y antes las piernas (de cigüeña) que los brazos; además maduran sus zonas distales antes sus zonas proximales y también antes las piernas que los brazos.
En la Columna Vertebral, las vértebras presentan una zona cartilaginosa (cresta marginal) que no se osifica completamente hasta los 24 años, concretamente, las últimas vértebras lumbares, son las que más tarde finalizan este proceso de osificación.
Una consideración importantísima es que el cartílago de crecimiento, la metáfisis de los huesos largos, en esta época de crecimiento es muy vulnerable. Por otra parte, el análisis radiográfico del grado de osificación de los cartílagos de crecimiento del cuerpo (especialmente de la mano) permite conocer el estado de maduración ósea y predecir las posibilidades de crecimiento futuro. No obstante la última tendencia, al menos en baloncesto es a no realizar estos exámenes por dos razones: primero por que existe un grado de error y segundo para no condicionar al deportista que puede sentirse desmotivado ante unas expectativas de crecimiento bajas.
Gaubert habla de que cada día son más frecuentes y graves las patologías deportivas entre los adolescentes por traumatismos agudos y microtraumatismos.
Recientemente hemos visto en los medios de comunicación un estudio que considera desproporcionado el volumen de entrenamiento de los jóvenes deportistas, lo que se traduce en un elevado número de lesiones.
Vistas las particularidades del SOA en los adolescentes, estamos en condiciones ya de comentar las
5) CONSIDERACIONES A TENER PRESENTES EN E.F.
Comenzamos este apartado de la misma forma que lo hicimos en los temas anteriores (23 y 25), es decir, haciendo referencia a la interdisciplinariedad, al tratamiento específico de este sistema o paralelo a otros contenidos (a la flexibilidad en este caso) y a la necesidad de adquirir unos conocimientos teóricos básicos.
La A.F. es un factor esencial y determinante en el crecimiento que nadie discute. La actividad muscular estimula el desarrollo óseo en longitud y anchura.
Como es sabido la obtención del máximo rendimiento a cualquier precio en adolescentes tiene graves consecuencias; pero en el marco escolar determinados ejercicios (sentadillas con un compañero en los hombros) y deportes (gimnasia) pueden representar igualmente un peligro potencial Pedro Ángel López Miñarro, en su libro “Ejercicios desaconsejados en la actividad fisica. Detección y alternativas.”( INDE. Barcelona. 2000.) señala la importancia de nuestra labor en la prevención de lesiones y en la creación de hábitos saludables en nuestros alumnos (actitudes posturales, transporte de la mochila, …). En este sentido, nos recuerda que en muchas sesiones de E.F. se repiten ejercicios desaconsejados que a largo plazo producen una degradación de las estructuras anatomo-funcionales. Cada articulación posee ciertas acciones que se consideran desaconsejadas por los efectos nocivos que presentan, veamos cuáles son éstas en las zonas más vulnerables, la CV y la rodilla:
Veamos ahora la influencia de cada CFB en el SOA.
R. => el cartílago de crecimiento está muy vascularizado, la sumación de contusiones, impactos, microtraumatismos, afectará a esa vascularización (ya que la vascularización diafisaria no sustituye a la epifisaria si esta es dañada). Por otro lado el tendón se puede ver desbordado en su capacidad y generar lesiones a este nivel (tendinitis). Hay que variar el tipo de práctica, espaciarla y no prolongarla mucho tiempo
F. => como es sabido se produce una gran ganancia de fuerza antes de que finalice el desarrollo óseo, por tanto se genera un desequilibrio, a favor del componente muscular que afecta a los tendones y que transmite esa fuerza a los puntos de inserción, cercanos al cartílago de crecimiento.
Por esta razón el trabajo de fuerza en adolescentes ha sido siempre controvertido. Es indudable que un desarrollo de la fuerza de forma indiscriminada con más del 80% respecto al máximo puede llegar a detener el crecimiento, y haciendo un análisis simplista se pasó entonces a censurar todo tipo de trabajo de Fuerza.
Thomas Strobino hablan de que la tensión (entre 6’6 y 37 gramos por mm2 de tendón) favorece el crecimiento óseo. Por tanto el desarrollo de la F.R. (con ejercicios de autocarga, tracciones, empujes y transportes por parejas, circuitos … ) resulta muy conveniente, en especial para la musculatura del tronco pues ello evitará o disminuirá las posibilidades de desviación del raquis. Los trabajos de FV (potencia), los multisaltos y los multilanzamientos, sin llegar a los niveles de FM sí exigen una alta intensidad, por lo que su trabajo ha de ser moderado, evitando la pliometría hasta los 16 años (los multisaltos, junto con el abuso de la carrera continua en especial por terrenos duros da lugar a la aparición de la enfermedad de Osgod Schlater, inflamación a nivel de la inserción del rotuliano en la tuberosidad anterior de la tibia).
V. => la velocidad es una capacidad que requiere mucha fuerza y como es sabido la máxima intensidad., no obstante su trabajo no entraña peligro pues se trata de FV pero con auto carga (el alumno desplaza su cuerpo) no incrementada por la fuerza reactiva como en el caso de los saltos. Además la duración de los estímulos es corta y la recuperación grande.
Así por tanto la velocidad en si no está desaconsejada, si puede estarlo un trabajo sistemático buscando el máximo grado de desarrollo.
FLEX => no son recomendables amplitudes máximas sostenidas a nivel de la c.v., por la presión que se ejerce en los bordes de los cuerpos vertebrales. Debemos ser prudentes en ejercicios clásicos como las volteretas, enseñándoles muy bien a rodar por la espalda para que no incurran en violentas flexiones o caídas que además de peligrosas generan una percepción negativa del área.
Así pues entre las consideraciones a tener en cuenta estarán el tipo de deporte: hay deportes como la natación o el baloncesto especialmente indicados para problemas en la CV, por desgracia frecuentes aunque corregibles por tratarse en muchos casos de actitudes posturales escolióticas, más que alteraciones estructurales. Entre los deportes menos recomendables están los de contacto y los asimétricos. Si se practican deportes asimétricos (tenis, canoa ….) es necesario realizar un adecuado trabajo muscular compensatorio, para no provocar desequilibrios en el desarrollo muscular que incidan en el alineamiento vertebral.
Concluimos recordando que con moderación, con una técnica adecuada, a intensidades submáximas y con una frecuencia no elevada el ejercicio físico contribuye activamente al crecimiento del adolescente, incluso puede ser un importante elemento de readaptación postural.