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Ampliación Tema 20 Parte 2

Claro, todos ellos no son igualmente sencillos y se les ofrecerán a los niños según sus edades. El que sigue, del folklore español como los anteriores, parece mas adecuado a la edad infantil mayor, y aun a los mayores dentro de ella:

María Chucema su choza techaba

y un techador que por allí pasaba le dijo:

Chucema:

¿tu techas tu choza o techas la ajena?

Ni techo mi choza ni techo la ajena

que techo la choza de María Chucema.

Para los menores, acude esta versión del muy antiguo:

Erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido corren los carros

por las líneas del ferrocarril.

Y el breve, pero aun difícil para muchos adultos:

Pablito clavó un clavito un clavito clavó Pablito.

En algunos de ellos no podemos encontrar ya la flor poética, sino el ingenioso juego de las palabras cuyo significado no importa; en ocasiones, poseyendo un significado definido, solo le interesa al niño el juego de las sonoridades sin que entienda mucho de que se le habla. Tenemos una experiencia entre niños campesinos (del Escambray) y de la ciudad de La Habana, en la que constatamos cómo reciben con mucha alegría un poema cuya repetición luego exigen, sin que sepan decir de qué se trata o qué significan sus palabras:

CIZAÑA

Amiga cigüeña

se puso a la greña con amiga araña: que si pedigüeña, que si mala entraña, que si una castaña,

que si un haz de leña, que si por trigueña,

que si aquella seña, que si una patraña, que si tan tacaña, que si tan pequeña,

¡que si una alimaña!

Amiga cigüeña con amiga araña.

En este poema de Mirta Aguirre, el niño capta la discusión entre cigüeña y araña, pero nota que en el fondo no son enemigas. Este tipo de poema se acerca más a lo que la propia autora define como de “simple querer lírico”. De esta línea son innumerables los poemas de diversas cualidades y calidades que encontramos. En algunos de ellos hay un acercamiento al mundo circundante del niño, y como en el siguiente poema que ofrecemos, de la española Gloria Fuertes, puede hallarse una referencia a la organización familiar:

PÍO… PÍO… PÍOOO

Gallo Cantarín es el papa.

Gallina Clocló es la mamá.

Y los diez pollitos sus lindos hijitos

que por todo el campo cantan sin cesar:

Pio… Pio… piooo gallo Cantarín Pio… Pio… piooo mamita Clocló

Así saludamos

desde que asomamos nuestras cabecitas por el cascarón.

Todavía mucho más breve es la evocación de la primavera, de Juan Ramón Jiménez:

Cuando viene el mes de mayo todo el campo huele a rosas; el rayo de sol es rayo

de esencias y mariposas.

Quizás, el niño no comprenda lo que se le dice, sobre todo en los dos últimos

versos, pero puede captar la esencia, sentir lo bello de la evocación; lo mismo ocurre con este poema de Adolfo Menéndez Alberdi:

LA MAÑANA

Luz de colores de la mañana:

las mariposas en la sabana

Mil flores rojas, mil amarillas, sobre la cerca las campañillas

Dice uña rosa de la floresta que los colores

hoy tienen fiesta.

El siguiente poema, de Germán Berdiales, puede utilizarse en algún juego infantil afín con su tema, resalta el agradable efecto de la onomatopeya:

LA TIJERA DE MAMÁ

Cuando me recorta el pelo la tijera de mamá

va diciendo en su revuelo:

chiqui-chiqui-chiqui-cha….

Aletea, viene y va

y a mi oído cuchichea:

chiqui-chiqui-chiqui-cha…

Cuando el pelo me recorta la tijera de mamá

charla más de lo que corta:

chiqui-chiqui-chiqui-cha….

Debe apreciarse la belleza del siguiente poema de Mirta Aguirre, que favorecería a cualquier ilustración de tema afín que se le muestre al niño:

CABALLITO

Caballito sin crines, caballito de mar, dime si los delfines pueden llorar.

Dime si donde habitas,

habita el colibrí:

dime si hay sirenitas de ajonjolí.

Dime si dan granadas Los huertos de coral; Dime si donde nadas Dulce es la sal.

Caballito juguete, caballito arlequín,

¿por qué vas sin jinete, soliandarín?

De igual cualidad y diferente encanto, este poema de Nicolás Guillén que por su longitud y temática resulta discutible para ofrecerlo a los niños de la etapa, como no sea en una ocasión propicia:

¡AY, SEÑORA, MI VECINA!

¡Ay, señora, mi vecina, se me murió la gallina! Con su cresta colorada y el traje amarillo entero, ya no la veré ataviada,

paseando en el gallinero, pues señora, mi vecina, se me murió la gallina, domingo de madrugada; si, señora, mi vecina, domingo de madrugada; ay, señora mi vecina, domingo de madrugada;

¡Míreme Ud. como sudo con el corral enlutado,

y el gallo viudo!

¡Míreme Ud. como lloro, con el pecho destrozado y el gallo a coro!

¡Ay, señora, mi vecina, cómo no voy a llorar, si se murió mi gallina!

Podemos recordar ahora un poema de imaginación de Federico García Lorca:

CANCIÓN

El lagarto está llorando.

La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer su anillo de desposados.

¡Ay! su anillito de plomo,

¡ay! su anillito plomado

Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo,

lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!

¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran!

¡Ay, ay, cómo están llorando!

Otro poema de Mirta Aguirre puede decírsele al niño con una finalidad anecdótica:

AVENTURA

Mi sortijita de oro

se la llevó Rana Toro, del agua se la llevó.

Mi sortijita, sortija,

se la encontró Lagartija y a Conejo se la dio.

Mi sortijita de plata Conejo se la dio a Rata y a Rata se le perdió.

Se la encontró Escarabajo, se la encontró y me la trajo, me la trajo y me la dio.

Estos poemas con animales son muy simpáticos al niño, contienen cuentos de los que ellos gustan y que, a la vez, los pueden introducir en el mundo de la narrativa. Este de Edwigis Barroso del Valle puede resultar útil:

EL POTRICO

Con su trotecito juguetón, ligero

va andando caminos un potrico nuevo.

La mamá lo enseña, lo enseña el conejo,

lo enseñan los pájaros y el caballo viejo.

La inquieta ratita, la flor, el insecto…

cada quien le enseña del bosque

un secreto.

Y él anda que anda, juguetón, ligero, con su trotecito

de potrico nuevo.

Anecdótico, pero con moraleja más evidente, es el poema de Lope de Vega, que es bueno ofrecer a los niños para irles creando una respetuosa tradición de lectura de los clásicos del idioma. Siempre es conveniente decirles algunas muy breves y adecuadas palabras sobre su autor:

LA NENA ASTUTA

Un lobito muy zorro junto a un cortijo

se ha encontrado a una niña y así le dijo:

Mira niña,

vente conmigo a mi viña

y te daré uvas y castañas. Y respondió la niña:

No, que me engañas

Algunos poemas van dirigidos al amor filial, como este poema de Germán Berdiales:

EN TUS BRAZOS

Mamita, mamita,

Si tu fueses árbol

tu hijito en tus ramas quisiera ser pájaro.

Si tu fueses río

que al mar va cantando,

tu hijito en tus aguas quisiera ser barco.

Mamita, mamita, Si fueses un río o fueses un árbol tu me acunarías

igual en tus brazos.

Encontramos este poema de Tomás Allende, que también contribuye a acrecentar el cariño y el respeto por los integrantes de la familia:

ABUELITA

¿Quién subiera tan alto como la luna

para ver las estrellas una por una,

y elegir entre todas la más bonita

para alumbrar el cuarto de la abuelita?

Hay otra vertiente de la poesía para infantil en general, que la constituyen aquellos poemas que pueden ser utilizados en los juegos, formando parte de ellos o a modo de colofón. La canción infantil que muchas veces se emplea en un juego, en ocasiones posee verdadera categoría poética. Algunos autores, han escrito poemas pensando en un determinado juego, como el de Willcy Rivero Walker:

GALLINITA CIEGA

A la gallinita, gallinita ciega, juegan unos niños

con su rueda – rueda.

Juegan y se ríen con su rueda – rueda con la gallinita, gallinita ciega…

De igual manera, el musical “Fauna” de la argentina Yolanda Lleonart:

Que salte el conejo, que baile el ratón

en la rueda – rueda de Don Borombón.

Que baile el cordero, que ruja el león,

que gire la rueda de Don Borombón.

La rana de lata, el pez de latón, el tigre de goma

de Don Borombón.

Y toda la ronda de goma y latón

cantando y danzando con Don Borombón.

Algunos de estos poemas, útiles en el juego, se han adaptado musicalmente, como ha hecho Teresita Fernández con el de Gabriela Mistral:

DAME LA MANO

Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amaras Como una sola flor seremos, como una flor y nada más

El mismo verso cantaremos, el mismo paso bailarás.

Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza

en la colina, y nada más.

El poema a veces puede acompañar otra actividad no necesariamente de juego, como la alimentación en el poema de Georgina Herrera:

El PATO PERICO

El Pato Perico tiene hambre ya y pide comida

gritando: Cuac… Cuac…

La Pata Pascuala pronto se la da

y el Pato contento canta así: Cuac… Cuac.

Para observar un objeto; en este caso un lápiz, puede ofrecerse este poema de la venezolana Morita Carrillo:

MI LÁPIZ

Usa ropa de madera,

cuello fuerte de latón,

y sombrerito de goma,

mi lápiz,

mi borrador.

Nunca debemos perder de vista que tratamos con poesía y que ella es materia delicada; no hay que obligarla siempre a ser útil, sino que podemos convertirla en deleitosa sin que por ello deje de resultar de alguna manera educativa para el niño que la escucha.

En los casos en que se le narre al niño un cuento, pudiera el narrador o la narradora apoyarse en un poema o formar un cuento breve a partir de él. Este, de Silvia Ibañez, ofrece tales características y posibilidades:

GALLITO

Gallito “Ki-ki-ri-ki”,

¿qué tu buscas par aquí?

Mi gallina “Clo-clo-cló”

un granito se encontró. Y mi amigo el girasol se pasea

con el sol.

Igualmente este poema que encontramos en Simientes, es aplicable a variadas actividades recreativas y cuentos; véase con qué delicadeza y sencillez se muestra el movimiento continuo de la vida:

ACTIVIDAD

Para hacer su nido gorrioncito va,

de aquí para allí, de allá para acá.

Una hojita seca,

con el viento va de aquí para allí de allá para acá.

Desde que amanece todo el mundo está de aquí para allí,

de allá para acá.

De cualidades narrativas, aunque algo largo para los niños de infantil, es el siguiente poema de Dora Alonso:

VIAJE AL SOL

El payaso Pomponio soñó una noche

que para el cielo iba dentro de un coche.

Caballito de nube se lo arrastraba,

tenia crines de nieve, cascos de agua.

Un caballo era negro y otro era blanco.

Por caminos de estrellas iban trotando.

¡Arre, caballos, arre! Llévenme lejos:

Más allá’ de la luna y los luceros.

El carricoche daba vueltas y vueltas enredado a la cola de los cometas.

Al sol todos llegaron muy sofocados

y en breve descanso dijo el payaso:

Lo adornaré un poquito con mis pinceles.

Y le pintó dos flores en los cachetes.

Un tipo de composición folclórica que a los niños de todas las edades brinda gran placer, es la adivinanza. Para las edades infantiles las adivinanzas no

han de ser complejas y con preferencia deberían ser sutilmente instructivas, pues los niños poseen un gran poder de fijación para este tipo de elemento, que no se resiente en manera alguna de carecer de poesía. A veces son tan ingeniosas que nos recuerdan greguerías de Gómez de la Serna, como las que recogió del folklore español don Antonio Machado y Álvarez, padre de dos grandes poetas españoles de este siglo:

¿Cuál es la cosa

que encima de todo se pone?

(El Pensamiento.)

¿Qué cosa es

que mientras más grande menos se ve?

(La oscuridad.)

¿Qué es, qué es,

que te da en la cara y no lo ves?

(El aire.)

Si éstas son muy abstractas para el niño, inapropiadas para infantil, puede elegirse entre las siguientes que se refieren al huevo:

Blancos son,

las gallinas los ponen con manteca se fríen y con pan se comen.

Una arquita blanca como la sal;

todos la saben abrir y ninguno cerrar.

Soy blanco como un papal y frágil como un cristal; todos me pueden abrir pero ninguno cerrar.

(El huevo.)

Ligados entre los que selecciona Machado y otros que hemos encontrado en diversas publicaciones, están:

Te la digo

y no me entiendes.

Te la repito

y no me comprendes.

(La tela.)

Lana sube y lana baja.

(La navaja.)

Alumbra sin ser candil, algunas veces nos quema, al atardecer se duerme, por la mañana despierta.

(El sol.)

Alto, alto como un pino

y pesa menos que un comino.

(El humo.)

En alto vive, en alto mora, en alto teje la tejedora

(La araña.)

Y así pudiéramos recoger cientos de ellas que convertirían nuestro trabajo en otra cosa diferente de la propuesta. Todas las adivinanzas del folklore son muy útiles.

Mucho más larga y de forma poética más complicada es la siguiente adivinanza del argentino José Sebastián Tallón:

ADIVINANZA

Adivina, adivinador.

Vino a casa un gran señor.

¡Tic tac! ¡Tic toc…!

Cuando llama toca el timbre y es petiso y barrigón

¡Tic tac! ¡Tic toc…!

Tiene dos cuchillos negros y patitas de gorrión.

¡Tic tac! ¡Tic toc…!

En la espalda tiene llaves Y ganzúa de ladrón

¡Tic tac! ¡Tic toc…!

Se ha venido con paraguas Y no llueve ni hace sol.

¡Tic tac! ¡Tic toc…!

¡Adivina, adivinador!

¿Quién es este gran señor?

¡Tic tac! ¡Tic toc…!

Otro tipo de poema folclórico, por lo general muy breve, es aquel que se utiliza conjuntamente con algún movimiento corporal, propio para enseñarles alguna habilidad a los más pequeñitos:

Para enseñar a mover la mano:

Cinco lobitos tiene la loba

que los esconde detrás de la escoba.

Pon, pon

el dedito en el pilón.

Son de simple entretenimiento los siguientes:

¡Papá, mamá!

Pepito me quiere pegar.

¿Por qué?

Por nada

por una cosita que no vale nada.

En algunos casos se recuerdan en forma de canciones, como la muy conocida:

Al pasar la barca me dijo el barquero:

Las niñas bonitas no pagan dinero.

Al volver la barca me volvió a decir:

Las niñas bonitas no pagan aquí.

Y también existe la composición absurda o disparate lírico, que a veces tiene éxito entre el auditorio infantil; por ejemplo:

A la orilla de un hombre estaba sentado un río afilando su caballo

y dando agua a su cuchillo.

Pero sobre todo, para los niños menores, nada puede sustituir a la nana. Ellas

por si solas merecen una detenida selección, un trabajo aparte mucho más riguroso, por cuanto es el primer tipo de composición poética que probablemente se le haga llegar al ser humano casi enseguida del momento de su nacimiento. Algunas nanas están llenas de encanto poético, como esta:

NANA FLAMENCA

Pajarillo que cantas en un almendro,

no despiertes al niño que está durmiendo.

O aquella cancioncita que procede de cuna clásica (hay variantes):

A dormir, a dormir Adornado de rosas.

Meceré, meceré Tu cunita de marfil.

De mañana abrirás tus ojitos al sol,

de mañana abrirás tus ojitos al sol.

Y toda una colección de nanas que se escapan a uno de las manos:

Mi niño chiquito no tiene cuna,

su padre carpintero le va a hacer una.

Duérmete, mi niño, duérmete, mi sol; duérmete, pedazo de mi corazón.

Este niño lindo

que nació de noche quiere que lo lleve a pasear en coche.

Este niño lindo que nació de día quiere que lo lleve a la dulcería.

Duérmete, mi niño, que tengo que hacer,

me han traído el trigo y está por moler.

Nana, nanita, nanita, nana, duérmete, lucerito de la mañana.

Ea la nana, ea la nana,

duérmete, lucerito de la mañana.

Algunos autores han escrito nanas muy hermosas, como las de Juana de Ibarbourou:

LAS CANCIONES DE NATACHA

¡Pajarito chino de color añil!

canta, que mi niño se quiere dormir.

¡Pajarito chino de color punzó!

calla, que mi niño ya se durmió.

……………..

La señora luna

le pidió al naranjo un vestido verde

y un velillo blanco.

La señora luna se quiere casar con un pajarito de plata y coral.

Duérmete, mi niña e irás a la boda peinada de moño y en traje de cola.

(Fragmentos) Amado Nervo dejó esta canción:

Martinillo,

Martinillo,

¿duermes ya?

¿duermes ya?

Tocan las campanas, tocan las campanas, din, don, dan,

din, don, dan,

Y Germán Berdiales dice:

A dormir va la rosa de los rosales:

a dormir va mi niño porque ya es tarde:

Duérmete, vida mía, duérmete sin pena porque al pié de tu cuna tu madre vela.

Y Nicolás Guillen ofrece otra, verdadera obra maestra de poesía infantil, cuya longitud parece excluirla para las edades de esta etapa:

CANCIÓN DE CUNA

PARA DESPERTAR A UN NEGRITO

Dórmite, mi nengre, mi nengre bonito…

E. BALLAGAS.

Una paloma cantando pasa:

¡Upa, mi negro, que el sol abrasa! Ya nadie duerme, ni está en su casa: ni el cocodrilo,

ni la yaguaza, ni la culebra, ni fa torcaza… Coco, cacao,

cacho, cachaza,

¡upa mi negro, que el sol abrasa! Negrazo, venga, con su negraza.

¡Aire con aire, que el sol abrasa! Mire la gente,

llamando pasa; gente en la calle, gente en la plaza; ya nadie queda

que esté en su casa.. Coco, cacao,

cacho, cachaza,

¡upa, mi negro, que el sol abrasa!

Negrón, negrito, ciruela pasa, salga, despierte que el sol abrasa,

diga despierto lo que le pasa…

¡Que muera el amo, muera en la brasa! Ya nadie duerme, ni está en su casa:

¡Coco, cacao, cacho, cachaza, upa, mi negro, que el sol abrasa!

Son tantas las nanas que aparecen, que hasta nos da un poquito de sueño y preferimos dejar nuestro trabajo así, con la ventana abierta para que siga entrando la brisa de la poesía infantil.

Conclusiones

Hemos ofrecido una muestra bastante parcial de los poemas seleccionados sólo a modo ilustrativo y una diversidad de aplicaciones que no hacemos más que sugerir (pueden emplearse en actividades programadas o en la independiente, en juego o paseos, en el Rincón de la Naturaleza o cualquier otro, antes de irse del centro infantil). Por supuesto, se notará que no hemos diferenciado las edades para mayor fluidez de la exposición, pero debe recordarse que aquí se cumple ya la formula de dar a cada cual según sus capacidades; esencialmente nos hemos referido a los niños mayores del tercer año de vida.

Queremos resaltar, sin embargo, que la obra literaria puede tener todas estas funciones educativas paralelas, pero que su función primigenia es la de llevar al niño deleite estético en su momento, o sea, ser obra que ahora, cuando tiene tres, cuatro, cinco años puede disfrutar; además, ella puede servir para educar el gusto y refinar la sensibilidad del niño. Así, podríamos concluir que, a nuestro juicio, la obra literaria en la etapa infantil tiene tres funciones básicas:

primero: satisfacer por medios poéticos al niño en el momento que la obra se le ofrezca.

segundo: educarle el gusto por lo bello, el sentimiento estético, para que sea un futuro apreciador, deleitador, juzgador y hasta renovador del pasado y del presente cultural de la humanidad.

tercero: educarlo en los más diversos planos, o sea, servir para la educación ideológica y moral, en el desarrollo del lenguaje y del intelecto ofrecerle conocimientos del mundo circundante.

Todo ello se reduce a una frase ya antigua y proverbial del poeta latino Horacio: la literatura ha de ser bella y útil, sobre todo en las edades preescolares. Con palabras de nuestros días: gustar por la calidad y educar por su imprescindible contenido didáctico. Con ello, la poesía, en el amplio sentido de la palabra, será en verdad como Martí lo indicó memorablemente: “necesaria, tan útil a los pueblos como la ciencia y la tecnología”.

LECTURAS RECOMENDADAS

4

Los cuentos

Cuando narrar o recitar a los niños

Cuando los niños se acostumbran a escuchar cuentos o poemas, luego los piden con reiteración al adulto. Este momento debe ser aprovechado y complacerlos, ya sea con lo que hayan pedido, o bien con otra selección que haga el adulto.

En la actualidad, no resulta difícil elegir que leer a los niños, pues se han publicado algunos títulos, y en muchas revistas aparece literatura propia para estas edades.

El adulto encargado de la educación de los niños debe tener siempre presente que la literatura es altamente favorable en casi todos los aspectos de la personalidad infantil, por lo que debe emplearla al grado máximo.

Cuando los pequeños aprenden a narrar y lo hacen bien se les facilitan las relaciones sociales, se expresan con corrección, y esto hace que no sientan temor cuando expresan en publico, que pierdan la timidez.

En cuanto a la selección de lo que se va a presentar a los niños, debe hacerse con antelación a la fecha de la actividad. Leerse, conocerse, determinar en la medida de lo posible si el vocabulario es comprensible para niños o si se hace necesario explicar algún vocablo. Así mismo se determinará qué métodos y procedimientos emplearan y si es recomendable o no la utilización de determinado material didáctico. Si se va a narrar, deber memorizarse antes; si se trata de una lectura, debe practicarse lo suficiente y se pensará’ además, en cuáles son sus valores educativos, o sea, qué vamos a enseñar los niños con esta actividad.

Consideramos que las obras que se seleccionen las actividades con los niños deben tener valores éticos y estéticos, han de provocar sensaciones y proporcionar conocimientos en aquellos a quienes van dirigidas.

Por tanto, consideramos qué los textos que se elijan no deben responder sólo a valores literarios (lo que no quiere decir en ningún momento que esto no sea importante, pues siempre debe tenerse en cuenta), sino también a otros: obras que proporcionen alegría, placer; que satisfagan emocionalmente los intereses infantiles; que sean sugestivas; que favorezcan la creatividad infantil. Cuentos y poemas que sean ricos en imágenes bellas, en pensamientos nobles, en buenas acciones; que enseñen a los pequeños pero siempre basados en los intereses infantiles, o sea, que favorezcan el desarrollo de los diferentes aspectos que componen la educación intelectual la cual resulta tan importante dentro de eso que llamamos educación integral, y que es el objetivo de la educación infantil.

Para concluir, podemos y queremos plantear que la literatura infantil es un instrumento pedagógico que, en manos de los educadores, tiene un objetivo especifico que vencer: educar. Educamos y a la vez proporcionamos recreación y placer a los niños. Estos objetivos se cumplen como ya dijimos, cuando aprenden algo nuevo, ya sea por el contenido o por la forma de la obra literaria.

La narración de cuentos

Narrar un cuento es hacerlo llegar a nuestros oyentes, no como si fuera una mera recitación, sino llevarlo lleno de vida, como si realmente sucediera entre nosotros. Para ello hay que revivirlo y transmitirlo como algo nuevo y con la emoción que nos haya causado.

Una de las misiones de la narración es transmitir belleza. Cuando narramos un cuento, tenemos también que llevar al niño alguna enseñanza.

Para lograr que la narración guste y sea entendida por los pequeños, deben tenerse presentes sus gustos, sus intereses, sus vivencias, pero, además, el cuento debe primero motivarnos a nosotros.

Por medio de la narración desarrollamos el pensamiento, la imaginación, la memoria, la atención, enriquecemos el vocabulario, el lenguaje de los niños, es, en fin, un medio maravilloso para enseñar al pequeño la lengua materna y la belleza literaria que la misma posee. Por todo esto, es necesario que el cuento enseñe, que eduque, que le brinde al niño conceptos ideológicos, morales y sociales y que lo haga soñar.

El niño, a quien enseñamos a soñar, podrá imaginar cosas, será capaz de inventar y, si tenemos en cuenta que este mismo niño será el ingeniero, el técnico, el médico, el maestro del mañana, podremos afirmar que en su vida futura le será de gran utilidad la capacidad de soñar e imaginar.

El interés por las narraciones está determinado por la edad del niño. A los pequeños, hasta los cinco o seis años, les atraen los cuentos rítmicos, es para algunos la “edad rítmica”. Las narraciones para esta edad deben relatar sucesos de la vida de los niños, hechos que les interesen. Deben tener pocos personajes, que pueden ser ellos mismos, o un perro, o un gato u otro animal que agrade a los pequeños. El cuento debe ser muy corto y sencillo. A los niños de esta edad les encantan los cuentos con sonidos onomatopéyicos. Si el personaje es un perro, gustarán de oír el Guau Guau, si es un gato, el Miau Miau. Los niños sienten satisfacción al revivir las emociones una y otra vez, por lo que los cuentos con rima, con sonidos onomatopéyicos, o en los que les repiten algunas palabras, son los que más les agradan. Tanto gustan de la repetición, que es muy frecuente, cuando cambiamos de frase, oír a los niños señalarnos la falta cometida.

Todas las narraciones que hagamos a los niños, como cualquier otra actividad que con ellos realicemos, deben tener objetivos definidos.

Los objetivos básicos de la narración en una institución infantil son:

1.- Los relatos tendrán fines didácticos.

2.- Desarrollarán hábitos, aptitudes y capacidades en el niño. 3.- Deben recrear, entretener.

Diversos son los métodos que se pueden emplear y se emplean para relacionar los niños con la literatura. El más utilizado es la narración del adulto como modelo para que los niños lo imiten. Entre otros, también deben recordarse los siguientes: escenificaciones, dramatizaciones, relatos de acción y narraciones con láminas. También se puede emplear el relato creador, sobre todo con los quinto y sexto año de vida, que consiste en que los niños creen su propio relato, con ayuda del educador o sin ella, y basados en su experiencia personal. La ayuda del educador consiste en este caso en darles la idea sobre lo que pueden narrar.

El éxito de cualquiera de estos métodos depende de la preparación del educador o maestro para esta actividad, así como de la forma en que logre motivar a los niños, de la manera en que alcance introducirlos en la actividad.

La enseñanza de las narraciones

Los niños de dos años

Estos niños todavía no están preparados para realizar ellos mismos la actividad narrativa, pues su memoria no es voluntaria, no pueden mantenerla por mucho rato y su pensamiento no se ha desarrollado ampliamente. Sin embargo gustan de la actividad de narración y son capaces de responder de manera breve y sencilla, a las preguntas que se les haga. También son capaces de observar láminas o juguetes o figuras de colores atrayentes. En dependencia de esto tenemos que plantearnos la tarea de enseñar a los niños de esta edad a prestar atención a las narraciones que les hagamos y hacerles capaces de contestar algunas preguntas sencillas de manera correcta.

En esta edad, al desarrollar actividades de literatura con los niños, el primer objetivo que nos proponemos cumplir es el de relacionar a los niños con la obra literaria; enseñarlos a amar los libros, demostrarles que un libro nos proporciona alegría y nos satisface emocionalmente; que sus láminas resultan interesantes y son bonitas; que los personajes de los cuentos son algo o alguien que nosotros conocemos y que en el libro se nos hablan de cosas que nos rodean: Claro, no tenemos que decir esto textualmente a los niños, sino que es el objetivo que nos planteamos cuando desarrollamos actividades de literatura con ellos y algo que verificaremos si se ha cumplidos o no en la

medida en que los niños se interesen por una obra, en que les agrade mirar un libro, observar una lámina, oír un cuento.

Como los niños de dos años todavía no están preparados para narran por sí solos, el educador tiene que valerse de diferentes medios para lograr que se interesen por la actividad, e iniciarlos en el campo de la literatura. Al seleccionar una obra para presentar a los niños de este grupo evolutivo (tercer año), debemos tener en cuenta que la obra reúna una serie de condiciones o características que satisfagan los intereses de la edad y que a la vez, sean cuentos comprensibles para ellos. Los cuentos que se presentes a los niños del tercer año de vida se deben caracterizar por lo siguiente:

1.- Pocos personajes.

2.- No variar las características de éstos

3.- Referirse a hechos propios de la vida del niño 4.- Tener un lenguaje claro, rico y preciso

5.- Tener una trama lineal 6.- No ser extensos

En cuanto a los personajes, en un cuento para el tercer año de vida, a veces basta con uno solo bien caracterizado. Si el personaje es honesto, veraz, sencillo, bueno, valiente, debe mantener estas características hasta el final; resulta difícil para un niño de dos años ver que un personaje cambie de actitud en el transcurso de un cuento.

El lenguaje tiene que ser claro y preciso, pues los niños de este grupo evolutivo están en una etapa de plena asimilación de la lengua y aunque su vocabulario pasivo es bastante amplio y se vale del activo para establecer sus relaciones con los que los rodean, todavía no poseen el suficiente vocabulario para entender y expresar todo lo que se les dice.

En cuanto a la temática, tiene que estar muy relacionada con la vida de los niños, pues en ellos no se ha desarrollado aún la capacidad del pensamiento abstracto; ellos piensan y entienden sobre todo aquello que ven a su alrededor.

En relación con el fin educativo no podemos desperdiciar ninguna oportunidad de educar al niño, por lo que siempre que la hagamos un cuento debemos proponernos llevarle alguna enseñanza, tanto en el contenido como en la forma de expresarse, pues el lenguaje de un cuento, por muy sencillo que sea, debe diferir del lenguaje cotidiano con el que se relaciona el pequeño.

La trama lineal es necesaria, pues los niños precisamente por las características de su memoria y atención no pueden cambiar de una cosa

a otra y mantenerse atentos, por lo que cualquier aclaración secundaria puede constituir para ellos un motivo para que se dispersen.

Si hemos dicho y repetido que su memoria y atención no se han desarrollado lo suficiente, el cuento que les presentemos no puede ser muy extenso, pues la actividad con estos niños no puede exceder de los cinco o siete minutos.

Objetivos de la actividad literaria con los niños de dos años

Con el grupo evolutivo a que nos referimos se plantean pocos objetivos que cumplir en la actividad de literatura artística, los fundamentales son:

1.- Iniciarles en el conocimiento de la literatura

2.- Enseñarlos a prestar atención a las palabras del educador. 3.- Enseñarlos a llegar al final de la actividad

4.- Enseñarlos a repetir, solos o con la ayuda del educador, casi siempre mediante preguntas un texto oído.

5.- Iniciarlos en la expresión oral, mediante la repetición de un texto o la respuesta a una pregunta, utilizando una construcción gramatical correcta.

Además en esta actividad, se les desarrolla el pensamiento, la expresión continua y se les inicia en la comprensión del lenguaje literario y del lenguaje figurado.

Y recordemos que cada cuento debe llevar un mensaje educativo, aun aquellos que se les presentan a los niños de edad temprana.

Métodos para enseñar las narraciones a los niños de dos años.

Para enseñar a narrar se pueden utilizar diferentes métodos; pero el que más se utiliza es el relato modelo del educador.

Este consiste en que el educador narra primero el cuento, sin olvidar la utilización de todos los medios de expresión: entonación, tono, ritmo, énfasis, pausas, de tal forma que los niños puedan imitar un modelo perfecto. Una vez finalizada la narración, cuando el educador da a los niños la tarea de reproducir el cuento que han oído, debe hacerles preguntas ordenadas de tal forma que reproduzcan el cuento en su totalidad.

Las actividades de literatura con los niños del tercer año de vida, deben acompañarse siempre de algún material ilustrativo, juguetes, láminas, objetos del medio, etc.

El educador puede presentar una lámina y, acto seguido, invita a los niños para que la observen detenidamente. Debe hacer énfasis en los aspectos que ella quiera destacar. De inmediato comienza la narración invitándolos antes a que atiendan lo que se les va a contar o leer. Para interesarlos, les puede decir que va a narrar un cuento muy bonito, que les va a gustar mucho, pero que deben prestar atención para que después puedan contestar a las presuntas que les hará. Además, les advierte si el cuento es sobre un animal o sobre cualquier otra forma de vida con que se encuentran.

El educador narra el cuento una o dos veces, según el hábito que tengan los niños y el semestre del año de vida en que se encuentren,

Una vez efectuada la narración, el educador invita a los niños a reproducir el cuento. Si están en el segundo semestre del año de vida, puede preguntar si alguno de ellos lo quiere contar. Si son niños del primer semestre del tercer año de vida, les dirá que les va a hacer algunas preguntas sobre el cuento, y que si alguno no puede contestar, sus compañeros lo van a ayudar. Las preguntas deben estar elaboradas de antemano y deben presentarse en el mismo orden que se narran las escenas del cuento.

Además deben ser muy claras y exigir una sola respuesta. No debe preguntarse nunca: “¡Te gustó el cuento!”. Esta pregunta da la posibilidad de que algún niño responda negativamente y en este caso se habrá perdido el carácter educativo de la actividad, y pone a la persona que narra en una situación embarazosa. La respuesta a tal pregunta está en dependencia de los gustos de los niños, y por supuesto que tienen preferencia por un cuento u otro.

Por ejemplo, después de haber narrado el cuento “El pollito”, el educador pregunta que niño quiere narrarlo. Una vez seleccionado el niño, se van dirigiendo las preguntas de manera que se reproduzca el cuento. Si el niño seleccionado no puede contestar alguna de las preguntas, la actividad no debe detenerse; el educador dirigirá la pregunta a otro niño para que no se rompa el hilo de la narración, pues si se detiene largo rato en espera de la respuesta, se pierde la secuencia.

Al finalizar la presentación del cuento “El pollito”, el educador puede hacer preguntas como las que siguen:

– ¿Quién es éste? (Presenta la lámina del pollito.)

– ¿Qué le gustaba hacer al pollito?

– ¿Qué le pasó al pollito el día que caminó y caminó?

– ¿Cómo lloraba el pollito perdido?

– ¿Quién hacía cloc-cloc-cloc muy cerca del pollito?

– ¿A qué venía mamá gallina?

Esto puede hacerse preferentemente en grupos, pero no se descarta la posibilidad de narrar a solo un niño o dos. En todo caso, el método que proponemos sigue siendo útil.

Los niños de tres y cuatro años

Se ha planteado con anterioridad que la actividad de literatura artística se desenvuelve en el círculo infantil con el objetivo de desarrollar el lenguaje de los niños con secuencia y lógica, de enseñarlos a reproducir un texto, y fundamentalmente con la intención de familiarizarlos con la literatura artística. Este es el objetivo primordial: iniciar a los niños en el mundo mágico de la literatura, enseñarlos a amarla, a cuidar un libro, a sentir la trama de lo que se les lee o narra como si fuera algo en lo que ellos participarán. Su sentido es educativo en el concepto más amplio de la palabra. Otras tareas que cumple la narración con los niños de estas edades son las de desarrollarles la imaginación y la memoria, ayudarlos a concentrar la atención, enseñarlos a expresarse con oraciones completas, con un lenguaje lógico y gramaticalmente correcto, además de iniciarlos en la interpretación y comprensión de expresiones en lenguaje figurado.

También mediante el estudio de obras literarias en la actividad de literatura artística se sientan las bases para el estudio posterior de la lectura en la escuela primaria, y el estudio de la literatura en los niveles secundarios. Para garantizar la asimilación de las obras literarias que se presentan a los niños de estas edades, es necesario que se trabaje con sistematización y que se cumpla en cada una de las actividades con los objetivos propuestos. Es fundamental que el educador domine el contenido del cuento que va a narrar o leer, que lo analice y entienda, que le guste, que lo sienta y que conozca la importancia de la actividad que realiza con los niños. Las obras que se presenten a los niños de los grupos evolutivos a que nos referiremos deben tener ciertos requisitos, que son los mismos que hemos enumerado en el capítulo anterior.

Difiere la tarea planteada a este grupo de la ofrecida al anterior en que a estos niños sí se les presenta la tarea de aprender a narrar por sí solos, sobre todo a partir del segundo semestre del cuarto año de vida. Durante el primer semestre de este período evolutivo se debe continuar la ayuda mediante preguntas.

Métodos para la enseñanza de la narraciones con los niños de tres y cuatro años

Para enseñar a narrar a los niños se emplean diversos métodos y procedimientos:

– Conversación introductoria.

– Modelo de narración.

– Escenificación del cuento.

– Dramatización del cuento

– Indicaciones sobre la narración.

Conversación introductoria.

Cuando el educador determina que es importante o necesario hablar con los niños antes de la actividad de narración sobre el tema que va a tratar, desarrolla con ellos la conversación introductoria. Esto se hace con el objetivo de ofrecer algunas explicaciones sobre el texto que va a narrar, o para comprobar los conocimientos que sobre el tema tienen los niños, o para aclarar cualquier duda que puedan tener éstos. Esta conversación también sirve para preparar a los niños en la actividad que realizarán, pues los relaciona con el tema que van a tratar

Durante esta conversación se realizan preguntas como: ¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿Quién? y ¿Cómo?, etc. Veamos el siguiente ejemplo: el educador va a narrar el cuento “El Gallo de Boda”, y puede comenzar como sigue:

-Niños, en días pasados hablamos sobre las aves, ¿recordais?. Hablamos sobre algunas de las características de estos animales. ¿Quién recuerda como es el cuerpo de estos animales?. ¿De qué está cubierto?. ¿Quién ha visto un gallo alguna vez?. ¿De qué color era el gallo que tú viste?. ¿A quién le gustan estos animales?. ¿Por qué te gustan?. ¿Recordais alguno de los beneficios que nos proporcionan las aves?. Pues ahora vamos a contar un cuento que habla sobre un gallo. El cuento se llama “El Gallo de Boda”. (Acto seguido comienza la narración).

EL GALLO DE BODA

Pues, señor, éste era un gallo que iba muy limpio y elegante a la boda de su tío Perico.

Por el camino fue apartando las basuras que encontraba para no ensuciarse.

De pronto vio un gran montón de basura y, en el mismo centro, un granito de maíz.

El gallo se detuvo y pensó:

Si no pico

pierdo el granito,

y si pico me ensucio el pico y no podré ir

a la boda del tío Perico.

¿Qué hago?

¿Pico o no pico?

Al fin picó y se manchó el pico, entonces fue a pedirle a la yerba: Yerba,

límpiame el pico

o no podré ir a la boda

del tío Perico.

Pero la yerba le dijo:

No quiero.

Entonces fue a pedirle al perro:

Perro,

muerde muerde la yerba

que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.

Y el perro le dijo:

No quiero

Entonces fue a pedirle al fuego:

Fuego,

quema al perro,

que no quiere morder a la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.

Pero el fuego dijo:

No quiero.

Entonces fue a pedirle al agua:

Agua,

apaga el fuego

que no quiere quemar al perro, que no quiere morder a la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.

Y el agua dijo:

No quiero.

Entonces el gallo miró a su amigo el sol, y le dijo: Sol,

seca el agua,

que no quiere apagar el fuego,

que no quiere quemar al perro,

que no quiere morder la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.

Y el sol dijo:

Ahora mismo. Entonces el agua dijo:

No, perdón, que yo apagaré el fuego. Y el fuego dijo:

No, perdón, que yo quemaré al perro. Y el perro dijo:

No, perdón, que yo morderé la yerba. Y la yerba dijo:

No, perdón, que yo limpiaré el pico.

Y se lo limpió.

Entonces el gallo dio las gracias a su amigo el sol con su largo KI KI RI KIII.

Y corrió y corrió para llegar a tiempo a la fiesta.

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