Icono del sitio Oposinet

Tema 23A – La expresión corporal. El gesto y el movimiento. La expresión corporal como ayuda en la construcción de la identidad y de la autonomía personal. Juego simbólico y juego dramático. Las actividades dramáticas.

1. INTRODUCCIÓN

2. LA EXPRESIÓN CORPORAL

3. EL GESTO Y EL MOVIMIENTO

4. LA EXPRESIÓN CORPORAL COMO AYUDA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y DE LA AUTONOMÍA PERSONAL

5. EL JUEGO SIMBÓLICO Y EL JUEGO DRAMÁTICO

6. LAS ACTIVIDADES DRAMÁTICAS

7. CONCLUSIÓN

8. RELACIÓN DEL TEMA CON EL CURRÍCULO

9. BIBLIOGRAFÍA

1. INTRODUCCIÓN

La expresión gestual o corporal emplea el cuerpo como medio de expresión y comunicación. Además, dada su importancia en el desarrollo integral de los niños es contemplada como contenido curricular a desarrollar en la etapa de Educación Infantil, dentro del ámbito de conocimiento de “Comunicación y Representación”.

Por todo ello, a lo largo del desarrollo del tema expondremos qué se entiende por Expresión Corporal desde el ámbito educativo, analizando el gesto y el movimiento como aspectos inherentes a la misma. También, veremos cómo incide la Expresión Corporal en la construcción de la identidad y la autonomía personal del niño, así como en el desarrollo de su personalidad.

A continuación, analizaremos el juego simbólico y el juego dramático, como recursos fundamentales para el desarrollo de la expresión corporal, ya que a estas edades el juego se configura como la estrategia fundamental de comunicación.

Por último, terminaremos el tema con una breve conclusión y señalando la bibliografía empleada para su elaboración.

Pasamos ya sin más preámbulos a la exposición del tema.

2. LA EXPRESIÓN CORPORAL

La expresión corporal integra aspectos educativos como la expresión dramática, el movimiento, el gesto, el juego simbólico… y todos están englobados en lo que a partir de los años 60 se ha venido llamando educación de la psicomotricidad.

Por tanto, la expresión corporal es la capacidad humana que utiliza como instrumento el propio cuerpo, permitiendo a la persona expresarse y comunicarse con los demás.

Así, la expresión corporal tiene que ver con la utilización del cuerpo, sus gestos, actitudes y movimientos con una intención comunicativa y representativa. Se trata de representar a través de su acción y movimiento determinadas actitudes, estados de ánimo, etc. Además, a través de ella, los niños también muestran el conocimiento del mundo y de las personas, así como su percepción de la realidad.

De este modo, estas manifestaciones expresivas son además un instrumento de relación, comunicación e intercambio. La Educación Infantil debe estimular este tipo de expresión para sacar de ella el máximo rendimiento educativo, aceptando formas de expresión diversas.

Por ello, la expresión corporal tiene una doble función: ser cauce expresivo de emociones, afectos, sentimientos y pensamientos y ser vehículo de comunicación. Se considera reflejo de la personalidad y recurso del diálogo con los demás.

La expresión corporal presenta las siguientes características fundamentales:

La espontaneidad, que la diferencia claramente del mimo, ya que éste es un lenguaje gestual codificado que ha de ser conocido por el receptor para descifrar el mensaje.

La dependencia de factores personales, como son la edad, la precisión motriz, el estado de ánimo y la situación que se viva.

La comunicación de un mensaje, que la distingue de la psicomotricidad, considerada ésta como interiorización de una vivencia corporal.

La dualidad que presenta en cuanto que, por una parte tiene entidad propia y, por otra, es un recurso que se relaciona con la dramatización, el ritmo, la identidad y autonomía y, por tanto, se convierte en eje de confluencia del lenguaje oral, musical y gestual.

Por otro lado, y referente a su organización curricular para la etapa de educación infantil, la expresión corporal, en el primer ciclo permitirá que, los niños descubran, experimenten y utilicen los recursos básicos de la expresión de su cuerpo (por ejemplo, los gestos, el movimiento de los brazos y piernas, etc.), los cuales se irán enriqueciendo paulatinamente con el desarrollo de las habilidades perceptivo-motrices, afectivas, cognitivas y relacionales que se recogen en el primer ámbito de experiencias (Comunicación y Representación).

De igual manera el niño va tomando conciencia de que puede controlar su propio cuerpo y de las posibilidades expresivas que esto le ofrece, como por ejemplo, los desplazamientos por el espacio, la direccionalidad, el tono de la voz…; todo lo cual le permitirá, al final del ciclo, expresar y comprender, con un mayor grado de intencionalidad y ajuste, algunos sentimientos (enfado, tristeza, alegría, sorpresa), emociones, deseos y percepciones como ruidos de animales, ruidos de casa y de la calle, etc., que se pueden comunicar con el cuerpo.

En el segundo ciclo, el mayor desarrollo de los aspectos afectivos, cognitivos, perceptivo-motóricos y relacionales, en contextos cada vez más amplios, va inseparablemente unido a una mayor posibilidad de utilización de los recursos expresivos del cuerpo: desplazamientos más ajustados a la finalidad expresiva, imitaciones y representaciones individuales y en grupo, profundización en alguno de los recursos ya utilizados en el ciclo anterior así como el descubrimiento de otros nuevos (gesto y actitud corporal, tono, voz, etc.).

Además durante el segundo ciclo, se va interiorizando la imagen corporal, a la vez que su progresiva madurez emocional y tónica le permiten un mayor control voluntario de su cuerpo:

Control de partida y llegada del movimiento

Inhibición de los movimientos involuntarios

Independencia segmentaria

Acomodación postural

Progresiva dominancia lateral

Equilibrio más ajustado

Mayor coordinación viso-motora

Va haciendo voluntarios los procesos de estimulación tónica: ecitación, distensión, contraste tónico

Aunque sigue necesitando movimiento, también disfruta con habilidades manipulativas que requieren inhibición motriz

Por tanto, en este ciclo, resulta importante tener en cuenta que las actividades de expresión corporal deben posibilitar la interacción entre los iguales, ya que el cuerpo sigue siendo el principal elemento de relación con el medio, así, por ejemplo, ajustando sus movimientos a los de sus compañeros.

Estos nuevos instrumentos permiten al niño disfrutar, e interesarse, cada vez más por las representaciones y el juego dramático, que tenga iniciativa por participar en este tipo de situaciones y pueda comprender el control de su cuerpo y sus importantes posibilidades expresivas y comprensivas y, en suma, de relación entre él y su entorno.

Para Marta Schica, la expresión corporal es un lenguaje propio, mediante el estudio y profundización del empleo del cuerpo. Este lenguaje corporal propio, sin códigos preconcebidos, es un modo de comunicación que encuentra su propia semántica directa más allá de la expresión verbal conceptualizada.

La expresión corporal parte de lo físico para conectar con los procesos internos de la persona, canalizando sus posibilidades expresivas hacia un lenguaje gestual creativo. Por tanto, las tres coordenadas que configuran el campo de acción de la expresión corporal son el cuerpo, espacio y tiempo. El desarrollo de cada uno en sí y la interrelación de los tres, establece los elementos de trabajo para encontrar la expresividad del movimiento. El estudio de estos tres campos se hace de dos formas que se asocian y complementan: un punto de vista racional, de conciencia, y un punto de vista emocional, de vivencia.

Quiere decir, que a través de estos elementos comunes se establecen las coordenadas corporales, espaciales y temporales que permiten crear el substrato para una real comunicación y la capacidad de creación.

Así los objetivos a trabajar referidos a la expresión corporal en esa etapa serán:

– Tomar conciencia, de lo que sucede dentro y fuera de nosotros, de cómo reaccionamos ante lo que vivimos.

– Espontaneidad, que puede ser:

Espontaneidad originaria. Por ella el ser humano sigue impulsos naturales más instintivos.

Espontaneidad adquirida que implica un proceso de aprendizaje

– Creatividad, a través de la capacidad perceptiva, y la espontaneidad que desarrolla la Expresión Corporal.

– Establecer relaciones adecuadas con el medio y las otras personas (niños y adultos). La relación se establece siempre a partir del cuerpo propio y, los distintos tipos de relación que se establezcan así, como la vivencia del espacio y del tiempo serán siempre simbólicos.

Resumiendo, podemos decir que referirnos a la Expresión Corporal es pensar inmediatamente en todo un mundo de relaciones a partir del cual se desarrollan la toma de conciencia, la espontaneidad, la creatividad y el encuentro con los otros y con el mundo.

Terminaremos, señalando que para el tratamiento educativo de todos los aspectos que configuran la expresión corporal debemos apoyarnos en los principios metodológicos de la etapa de educación infantil (nivel de conocimientos previos, aprendizaje significativo y funcional…).

Para sacar el máximo partido posible, hay que crear, en primer lugar un clima de libertad en el que el niño pueda expresarse sin más restricciones que las impuestas por las exigencias del respeto a los demás y de la vida en común. Por tanto, la Educación Infantil debe estimular este tipo de expresión para sacar de ella el máximo rendimiento educativo, aceptando diversas formas de expresión, desde algunas más convencionales hasta otras más idiosincrásicas. Alentando a los niños y niñas a que se expresen, previendo espacios, momentos y proyectos.

Esta forma de representación puede y debe ser utilizada por el educador/a no sólo como medio de expresión, sino también como un contexto propicio para la observación de los niños y niñas y de las relaciones entre unos y otros, así como una vía a través de la cual procurar dar salidas algunas de las tensiones y conflictos internos.

3. EL GESTO Y EL MOVIMIENTO

El gesto y el movimiento son aspectos esenciales en la expresión corporal, coincidiendo con ésta, en la utilización del cuerpo con una clara intencionalidad comunicativa o representativa, además de una alta carga emocional. Así:

RESPECTO AL GESTO

El gesto es un medio de comunicación prelingüística que poseen ya los niños menores de un año, de manera que todos los otros lenguajes (verbal, plástico, musical,…) se desarrollarán a partir de él.

Así, los gestos son movimientos significantes que exteriorizan lo que sucede en el interior de la persona. Como consecuencia, transmiten a los demás la forma de pensar del individuo y provoca reacciones en los otros.

No obstante, a pesar de que el aprendizaje de los gestos es lento, su tratamiento educativo se apoya en la imitación de los adultos que están en contacto con el niño, como recurso y ejercicio al que se presta el niño gustosamente.

En la imitación de gestos y movimientos carentes de significados, no codificados, los objetivos giran en torno a la realización de ejercicios psicomotrices, ejercicios de atención y observación. En la imitación de gestos con significado hay que diferenciar entre la imitación de gestos concretos (mover la mano para despedirse) y la imitación integral de comportamientos, como puede se la manera de caminar de ciertas personas, o la manera de simular determinadas acciones, dormir, comer, etc., en las que se requiere todo el cuerpo o la mayoría de sus partes.

A partir del conocimiento y dominio del propio cuerpo, los juegos implican la representación con el gesto de sensaciones, sentimientos y emociones, a través de diferentes personajes que van realizando distintas acciones.

Existen diferentes tipos de gestos. La observación de su funcionalidad, origen o de su forma ha llevado a distintas clasificaciones de los gestos. Veamos:

Por su funcionalidad: Siguan, por ejemplo distingue entre expresivos, vinculados a la afectividad; apelativos para llamar la atención de los demás; y significativos cuya función es modificar la acción.

Por su origen: Kostolany distingue entre típicos, producto de un cierto contexto o circunstancia sociocultural; conscientes, que intentan comunicar o subrayar una emoción o sentimiento; e inconscientes que se realizan de forma incontrolada y contribuyen a desvelar las motivaciones o conflictos profundos de la personalidad.

Por su forma: Pierce los clasifica en gestos-símbolos, que son convencionales y suelen ser transmitidos de unas generaciones a otras según las particulariedades de un contexto; icónicos, surgidos por su analogía con lo que representan; y gestos-índices cuya principal característica es la de aproximar el gesto a la realidad que quiere ser significada.

RESPECTO AL MOVIMIENTO

El movimiento constituye una necesidad natural del niño y es el desplazamiento global o segmentario del cuerpo. Tiene como contrapunto la inmovilidad y el reposo.

Cada movimiento es un acto motor que, en función del control nervioso al que responda, se considera reflejo, voluntario o automático.

El orden que se sigue va desde el control del movimiento a la realización intencional del gesto expresivo, desde los movimientos globales a los segmentarios y desde los movimientos conscientes a los movimientos automáticos.

El movimiento implica el equilibrio dinámico y el postmovimiento, sin los cuales el cuerpo no mantendrá su posición vertical ni su estabilidad.

Así, respecto a la evolución del movimiento, la motricidad infantil se inicia, según Wallon, con la impulsividad motriz, en la que son propios los movimientos incontrolados, bruscos e imprecisos; continúa con la regulación del tono muscular y la madurez neurológica que permitirá el control postural y facilitará la progresiva coordinación óculo-manual y viso-motora; progresa considerablemente con la adquisición de la marcha y el consiguiente acceso a espacios cada vez más amplios y diversificados y culmina con el progresivo dominio motor y la ampliación de las posibilidades de movimiento.

En esta evolución los movimientos se diversifican en manipulativos o locomotores, rectilíneos o sinuosos, lentos o rápidos, continuos o discontinuos, fuertes o leves, libres o dirigidos y espontáneos o intencionales.

Por otro lado, en cuanto a la intervención, el proceso educativo partirá del movimiento espontáneo para afirmarlo y controlarlo de forma paulatina.

La habitual movilidad de los niños será el recurso para introducir la toma de conciencia de la posibilidad de inmovilizarse y descubrir los centros de movimientos o corporales que irradian expresión y que son principalmente: la cabeza, las manos, las piernas y los pies. En este sentido, la gesticulación particular de un niño estará caracterizada por la secuencia de gestos ejecutados de forma coherente en el transcurso de una comunicación. Veamos algunas formas típicas de gesticulación o de relacionar gestos y movimientos según las distintas partes del cuerpo:

– La cabeza es el elemento principal de recepción y emisión de mensajes. Sus movimientos pueden indicar afirmación, negación y duda. Estas posibilidades se multiplican con las aportaciones de los ojos, labios, cejas, nariz, los músculos faciales, etc…

– Las manos constituyen un foco de expresión cuyos gestos tienen un significado compartido por todas las culturas. Manifiestan dolor, angustia, amistad, cólera, defensa, etc.

– Las piernas y los pies emiten mensajes a través de las posturas y del ritmo y forma de desplazamiento. Así, las piernas separadas y los pies en el suelo transmiten sensación de estabilidad; las piernas juntas dan impresión de sumisión y respeto.

La forma de desplazamiento puede ser lenta, vacilante, con pasos cortos, a zancadas, arrastrando los pies, corriendo, saltando… e indica cansancio, prisa, energía, alegría… El desplazamiento es uno de los recursos básicos que proponen las orientaciones metodológicas y que señalan los siguientes aspectos:

Las orientaciones metodológicas consideran que el significado de los gestos será claro, preciso y unívoco, para evitar la desorientación del niño;

El espacio donde se realicen las actuaciones será amplio y desocupado, para que los niños puedan moverse

La imitación será el procedimiento básico del proceso de expresión, el cual se llevará a cabo a través de la imitación aislada de gestos codificados, de posturas, de acciones, de la expresión de vivencias y de situaciones vividas o imaginadas, y de la expresión corporal de una canción, poema o cuento.

Estas actividades se desarrollarán en forma de juego, tendrán un enfoque globalizado y se relacionarán con las distintas Áreas o Ámbitos de la Educación Infantil, a las que servirá de instrumento.

Así, tal y como hemos podido observar el gesto suele incluir el movimiento corporal como parte importante de la forma particular de expresarse (gesticulación). En este sentido, la importancia del movimiento está en su significado, en su intencionalidad, es decir, en su forma de transmitir sensaciones, actitudes, estados de ánimo, emociones, etc.

Por último, cabe señalar que en esta combinación de gesto y movimiento podemos observar diferentes características o elementos, tales como la intensidad, el uso del espacio, la duración y el contenido. La intensidad depende de la tonicidad muscular, de la excitación nerviosa y de la dinámica del impulso. Su diseño espacial depende de la dirección, forma y la amplitud de la gesticulación. La duración hace referencia al tiempo medio de una determinada gesticulación y establece el ritmo de la comunicación gestual. El contenido se refiere a la intencionalidad o a la carga emocional de lo expresado.

Además, la gesticulación o combinación secuencial entre gesto y movimiento, además de ser un medio de comunicación no verbal, suele formar parte de actitudes personales hacia el medio, teniendo una función formativa. Efectivamente, la posición que los niños vayan manteniendo con relación a su entorno social o natural irá configurando unos hábitos y actitudes que establecerán determinadas formas de gesticular o actuar en el contexto contribuyendo a configurar su personalidad.

4. LA EXPRESIÓN CORPORAL COMO AYUDA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y DE LA AUTONOMÍA PERSONAL

La expresión corporal no constituye un elemento aislado sino que impregna todas las actuaciones personales, por lo que se convierte en un medio para que el niño construya su identidad y consiga una progresiva autonomía; siendo el esquema corporal la base de la expresión corporal, y por tanto guardando una relación muy estrecha con la psicomotricidad tal y como reconoce y promueve el currículo de la etapa.

Así, es evidente, que la convergencia de la expresión corporal y el área o ámbito de Identidad y Autonomía Personal, así como la psicomotricidad se centren, pues, en el conocimiento y dominio del propio cuerpo, que es el instrumento fundamental con que cuenta el niño, para desenvolverse en el medio y actuar en las diversas situaciones que se le presentan, ofreciéndole multitud de posibilidades y experiencias comunicativas.

Los progresos en el ámbito de la psicomotricidad, del manejo del cuerpo en actividades muy diversas forman parte de la construcción de la propia identidad y del acceso y niveles crecientes de autonomía e independencia personal.

Por tanto, la expresión corporal ayuda al niño en la formación del concepto de sí mismo y contribuye también a la adquisición de los instrumentos básicos del control del propio cuerpo y de la acción sobre la realidad.

A lo largo de la etapa de educación infantil, debe conseguirse que los niños conozcan global y segmentariamente su cuerpo, sus posibilidades perceptivas y motrices; deben poder identificar las sensaciones interoceptivas y extereoceptivas que experimentan y servirse de las posibilidades de su cuerpo para manifestarlas.

En este sentido, la expresión corporal atenderá a que el niño descubra y tenga conciencia de su propio cuerpo, así como que se relacione con el mundo de los demás (aceptación, conocimiento, colaboración y respeto del otro). A través de su propio cuerpo, el niño va tomando conciencia del mundo que le rodea.

Así, la expresión corporal será una ayuda en el logro de la consecución de objetivos encaminados a la consecución de la construcción de la identidad y de la autonomía personal como:

ü “Descubrir y utilizar las propias posibilidades motrices, sensitivas y expresivas, adecuadas a las diversas actividades que emprenden en su vida cotidiana.”

ü “Adquirir la coordinación y el control dinámico general del propio cuerpo para la ejecución de tareas de la vida cotidiana y de actividades de juego, así como para la expresión de sentimientos y emociones”

ü “Identificar los propios sentimientos, emociones y necesidades, y comunicarlos a los demás, así como identificar y respetar los de los otros.”

RESPECTO AL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y AUTONOMÍA PERSONAL

Desde los primeros años de vida, el niño inicia el proceso mediante el cual va conformando su identidad personal, aumentando gradualmente su seguridad y autonomía en las actividades cotidianas. Todo ello se enmarca en un progresivo aumento en el conocimiento control de su propio cuerpo.

a) Identidad

La identidad es el reconocimiento de sí mismo como unidad constante, como “yo” que permanece a través de los cambios evolutivos. Este reconocimiento de la propia individualidad frente a los demás y frente al mundo se logra mediante el conocimiento y manejo del cuerpo.

Así, la identidad es la síntesis de:

La interiorización de las características personales a través de la observación directa (en el espejo o en la realidad) e indirecta (en fotografías, grabaciones o pertenencias).

La asimilación del nombre y del sexo como una dimensión inherente a sí mismo.

La integración en una familia y en unos medios sociales que se convierten en referentes para reconocerse como persona.

La comparación de sí mismo con los demás que determinará las semejanzas y diferencias.

La identidad psicológica que es consecuencia de las distintas experiencias que el niño va teniendo en relación con su entorno físico y, especialmente, con su entorno social y con los sentimientos de eficacia y autonomía.

b) La autonomía

La configuración de la identidad posibilita el logro progresivo, paso a paso, de la autonomía.

La autonomía es la capacidad de actuar por sí mismo, de desenvolverse en los distintos entornos y de tomar iniciativas en situaciones de la vida diaria.

La heteronomía inicial del niño culmina en autonomía como resultado de un proceso de utilización adecuada de las capacidades personales, la liberad y la iniciativa.

Para llegar a este nivel de desarrollo es preciso conocer las posibilidades y limitaciones personales y ajustarse a unas normas establecidas.

Este proceso integra todos los aspectos de la personalidad infantil, así como las distintas formas de expresión y, de manera destacada la expresión corporal.

RESPECTO A CÓMO AYUDA LA EXPRESIÓN CORPORAL A ESTE PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y LA AUTONOMÍA PERSONAL

Por todo lo anteriormente expuesto, la expresión corporal es un valioso instrumento que interviene en la construcción de la identidad y autonomía personal mediante estas aportaciones:

El intercambio de mensajes corporales basados en la caricia, la mirada y los gestos, que permite el establecimiento de los primeros vínculos sociales.

La integración de los propios movimientos, sensaciones y percepciones, que posibilitarán a los niños reconocerse como sujetos de sus deseos, sentimientos y acciones.

Los sentimientos de confianza y seguridad que facilitará la aceptación de las propias características.

El progresivo control y coordinación de movimientos que origina la autonomía física.

La imitación que proporciona patrones adecuados para ser utilizados autónomamente y generar la autonomía en acciones y juegos.

Por otro lado, como conquistas del niño a través de la expresión corporal, podemos señalar las siguientes:

Aprendizaje de las relaciones existentes entre las distintas partes de su cuerpo y de la posibilidad de acciones de su cuerpo con la realidad que le rodea.

Mayor autonomía en sus movimientos

Control de movimientos complejos; cambiar de ritmo como respuesta a una señal convenida.

Podemos concluir señalando que la expresión corporal facilita el desarrollo individual y personal del niño, ya que potencia la expresión de sentimientos y vivencias propias. Pero fundamentalmente favorece la comunicación social con el grupo de iguales y con los adultos, favoreciendo además el establecimiento de relaciones afectivas. De este modo podemos afirmar que la expresión corporal es un recurso fundamental con que cuenta el niño de infantil para construir su propia identidad y su autonomía tanto individual como social Siendo el juego un recurso de primer orden para trabajar la expresión corporal en la etapa de educación infantil como veremos a continuación.

5. EL JUEGO SIMBÓLICO Y EL JUEGO DRAMÁTICO

Nadie duda del valor que el juego tiene en el desarrollo de los niños y niñas. El juego no sólo es un recurso educativo, sino que es un contenido de aprendizaje propio de esta etapa educativa.

Por medio del juego se favorece el desarrollo de la motricidad, los sentidos, las facultades intelectuales y la adquisición de hábitos sociales y de cuidado de sí mismo. Para el niño, es un medio de conocimiento, tanto de sí mismo y de los demás como del mundo que le rodea. Mediante el juego se estimula la expresión y la comunicación en todos aquellos que se realizan en compañía de otros niños o con el adulto.

La actividad lúdica le introduce en las formas sociales y reproduce modelos de relaciones en su entorno. El compartir con otros niños, el respetar el turno de juego, todo ello le ayuda a superar su egocentrismo comprender el punto de vista de los demás. A través de las actividades lúdicas el niño afirma su yo, y demuestra su poder y autonomía.

Se puede afirmar que el juego ayuda al niño a conseguir un desarrollo integral, adaptando sus conductas para una total integración social, estableciendo relaciones adecuadas con los objetos y las personas que le rodean.

Respecto a los estudios realizados referentes al juego destacan numerosos autores como: Piaget, Vigotsky, Brunner, Freud… Así, por ejemplo, y como señala Brunner el juego permite resistir la frustración de no ser capaz de obtener un resultado cuando se aprende. En el juego el niño y niña no necesita alcanzar ninguna meta, se satisface con la acción, aunque le servirá además de preparación y entrenamiento para la actividad posterior.

Así, en el niño, el juego aparece desde las primeras etapas del período sensorio-motor de una manera progresiva, y seguirá evolucionando hasta la edad adulta.

Piaget distingue entre 3 tipos de juegos:

Juego de ejercicio (0 – 2 años) en la etapa sensoriomotora

Juego simbólico y dramático (2 – 6 años) en la etapa preoperatorio

Juego de reglas (a partir de los 6 años)

Nota: Estas edades son siempre de carácter aproximativo.

A continuación, y a pesar de la existencia de multitud de tipos de juegos propios de la Educación Infantil, nos centraremos respondiendo al epígrafe del tema en dos que tiene especial relevancia para trabajar la expresión corporal como son: el juego simbólico y el juego dramático.

Nota: Esta sería una introducción del apartado a poner en el examen de manera opcional.

RESPECTO AL JUEGO SIMBÓLICO

El juego simbólico o de ficción suele aparecer aproximadamente a los 2 años como juego de imitación. El niño/a a esta edad vive en un mundo sometido a reglas impuestas desde fuera, determinadas por los adultos. El juego simbólico les permite hacerse dueño de su destino y someterlo a sus deseos. De este modo construye un mundo a su medida en el que no intervienen las presiones de los adultos, es decir “domina” esa realidad por la que se ve continuamente dominado.

Por tanto, el juego simbólico es una manifestación de la función simbólica y aparece como un gran medio de exploración de la realidad. Además en este tipo de juegos todas las necesidades insatisfechas encuentran su satisfacción, siendo la imitación, el instrumento que utiliza el niño para expresar la realidad vivida que no necesita coincidir con la realidad del adulto, nada más que rudamente.

Por otro lado, cabe destacar que, el juego simbólico se caracteriza por la utilización de objetos con una función simbólica y no de acuerdo al uso convencional del mismo. Por tanto, a través de la simbolización, el niño puede transformar los objetos y situaciones en lo que él desea.

Este tipo de juego es espontáneo. Se dirige a la realización inmediata de deseos, por lo que tiene un valor de catarsis y cumple la función de regulación y equilibración afectiva y emocional.

Además, podemos encontrar la siguiente evolución en los juegos simbólicos en la que la imitación jugará un papel esencial:

Un mismo objeto puede simbolizar distintos personajes o acontecimientos. Por medio del símbolo, el niño puede interiorizar el mundo real y exterior, acomodándolo a sus deseos e intereses, a las necesidades de su yo. El juego de imitación es aún pobre. Se trata de hacer “como si”, imita sus propias acciones cotidianas. A continuación imita las acciones de los otros, los gestos de la madre, etc., hasta llegar a realizarlos en ausencia de éstos. El juego se convierte en juego de imaginación; la ficción y la observación se alternan constantemente.

Poco a poco, van apareciendo nuevas formas en el juego simbólico. Puede ya imitar y asimilar escenas reales enteras en lugar de objetos aislados. Aparece la invención de seres imaginarios que son los compañeros que le escuchan y observan. Mediante la representación simbólica, el niño exterioriza y descarga sus ansiedades o temores, desplazando a situaciones de juego sus conflictos o impulsos para liberarse de ellos. En el curso de estos juegos se expresan las relaciones afectivas-emocionales, al tiempo que se van interiorizando los valores sociales para poder insertarse en la sociedad.

El niño empieza a jugar con otros niños, aunque no se interesa por el juego de los demás, sino por el suyo propio. Imitará sus juegos, pero no los compartirá porque no sabe hacerlo. Empieza a jugar a “ser como”. Esta modalidad les permite conocer la realidad y sus posibilidades de actuación y, al mismo tiempo, les sirve para interiorizar el mundo de los adultos, identificándose con ellos.

En este sentido, Piaget considera que en el juego se dan tres elementos muy importantes: la realización inmediata de deseos a través de historias verbales (que han de ser distinguidas de las mentiras, ya que no son intencionadas); la comprensión que la realidad le niega; el cambio de papeles de los sujetos.

Así, Piaget asigna al juego simbólico las siguientes funciones:

La asimilación de la realidad. Mediante estos juegos, el niño revive experiencias que le han sido gratas, como las fiestas o espectáculos que él reproduce a su modo. Pero también puede imaginar situaciones desagradables, difíciles o imposibles. De ahí que juegue a la guerra, simule juegos de enfermos y médicos, incluidas operaciones quirúrgicas, y llegue a representar hasta acciones crueles.

La preparación y superación de situaciones. A los niños les gustan los papeles que entrañan realizaciones futuras que ellos esperan convertir en experiencias. Así, les encanta sentirse aviadores, conductores, enfermeras, etc. De la misma forma que imaginativamente les gusta la vuelta independiente y lúdica sobre experiencias dolorosas recién superadas. Indudablemente, todos estos juegos contribuyen a la aceptación de realidades alegres, tristes o enigmáticas, y favorecen el desarrollo mental y emocional del niño. Por tanto, la repetición de determinados juegos le ayuda a superar y familiarizarse con experiencias que le puedan resultar desagradables o conflictivas.

La expresión del pensamiento y de los sentimientos subjetivos. Piaget llega a concluir que el juego simbólico es la forma de pensar del niño. Algo así como si la dificultad de pensar sobre sus propias experiencias se compensara con la facilidad que demuestra para representarlas.

Como hemos podido observar desde los 2 años hasta los 6/7 años aproximadamente el juego simbólico va aumentando en grado de complejidad, empezando por una transformación simple de los objetos, hasta alcanzar la categoría de verdaderos guiones donde los niños realizarán interpretaciones en colaboración con otros compañeros y con los objetos que para ello decidan utilizar.

Esta evolución del juego simbólica, antes comentada, dará lugar a una serie de variantes dentro de este tipo de juego:

a) Los juegos de representación incipiente: se caracterizan por una organización interna de los símbolos, en la que lo representado puede desaparecer en momentos.

b) Los juegos de representación vicaria, en los que los niños reproducen los roles sociales y desarrollan guiones de actividad humana, pero no lo hacen protagonizando papeles sobre sí mismos, sino que los personajes son encarnados por muñecos que actúan como protagonistas en una acción organizada. Por ejemplo: títeres y marionetas.

c) El juego dramático o socio-dramático: destaca una conducta de simulación y protagonización de roles en la cual se estructura un escenario, un argumento, que se convierte en guión, y unos materiales que permiten desplegar una conversación entre los participantes, en la cual expresan sus ideas sobre los temas de juego.

Todos estos juegos que reflejan una complejidad en cuanto a su organización. Dentro de la escena lúdica se comparte el conocimiento sobre la vida cotidiana en contextos como la casa, la consulta del médico, el colegio, la peluquería.

RESPECTO AL JUEGO DRAMÁTICO

La dramatización se inserta plenamente en el marco del juego simbólico hasta llegar a constituir el más genuino de estos juegos. El juego dramático, recoge y sistematiza elementos del juego simbólico y del juego reglado, presenta componentes libres y coordina los distintos recursos expresivos del niño.

En este sentido, la dramatización en la Educación Infantil tiene su fundamento según J. Cervera (1987):

La tendencia natural del niño al juego y, en concreto al juego de representación

El desarrollo motriz

La relación con los demás (aprendiendo los niños a comunicarse)

Así, siguiendo a Mayor (1987) podemos definir el juego dramático como: “una situación interactiva, recíproca y sincronizada donde los niños adoptan diversos roles, situándose alternativamente en uno u otro punto de vista, representan objetos, personas, acciones”.

Por tanto, por lo dicho anteriormente, los juegos dramáticos tienen una gran importancia en el desarrollo integral de la personalidad infantil, porque ponen en funcionamiento e implican las distintas dimensiones del desarrollo del niño. Favoreciendo así:

Al desarrollo de la creatividad y la libre expresión de sus vivencias y conocimientos adquiridos

A liberar tensiones y resolver conflictos personales

Al desarrollo individual y social (asimilando las relaciones de la vida social y superando el egocentrismo)

A saber moverse en el espacio

A distinguir la fantasía de la realidad (ayudando al niño a tomar contacto con la realidad)

Así, el juego dramático es uno de los medios más valiosos para la intervención pedagógica, coincidiendo la mayoría de los autores en señalar que desarrolla la creatividad, las habilidades comunicativas sobre temas que afectan al conocimiento social y la expresión en todas sus manifestaciones (lingüística, corporal, plástica y rítmico – musical)

Por otro lado, cabe destacar cómo la base fundamental de este tipo de juego es la improvisación, es decir, la facultad del sujeto de manifestar espontáneamente su forma de percibir un tema, o dar vida a un personaje. Para ello deberá poner en juego toda su capacidad de creación.

Por último, señalaremos las características más significativas del juego dramático, así como su evolución en la etapa de educación infantil:

Respecto a las características:

– Se realizan en interacción entre iguales que tienen buena relación entre sí y suficientes experiencias compartidas.

– Mantienen una trama ficticia que puede estar mejor o peor ordenada y bien interpretada y ser más o menos duradera

– Los elementos físicos y humanos se convierten en objetos simbólicos que se ponen al servicio de la trama representada

– Los juegos son tomados con absoluta seriedad

– Se manifiestan mediante un sistema de gestos, acciones y verbalizaciones conectados en el espacio el tiempo

– Se representan roles personales y profesionales cuyo referente es el mundo adulto.

Respecto a la evolución que experimenta en la etapa de infantil:

El juego dramático, empieza a aparecer en la última fase (3/4 años) de la Educación Infantil en su forma más simple, llegando a formar parte importante del primer ciclo de la Educación Primaria (7/8 años)

En el segundo ciclo de la Educación Infantil los niños/as empezarán con juegos de este tipo donde las reglas sean lo más elementales posibles, ya que para ellos, las reglas, en principio, no son acuerdos entre los jugadores/as que se puedan variar, sino leyes a cumplir y no conciben otra forma en que el juego pueda ser jugado, ni de que se alteren dichas reglas. Aspecto éste que irán aceptando en la medida en que se vayan haciendo mayores, más maduros y expertos.

6. LAS ACTIVIDADES DRAMÁTICAS

Las actividades dramáticas, son aquellas actividades que tienen un claro carácter educativo, ya que promueven aprendizajes significativos y funcionales en los niños y niñas, al servirse éstos de ellas para representar o evocar historias, más o menos breves, sobre sus sentimientos, fantasías o sucesos –apoyándose en su tendencia natural al juego, y en los avances que experimenta en su desarrollo simbólico y psicomotor a estas edades- que plasman en el juego dramático, el cual se configura como un recurso de primer orden para promover el desarrollo integral del alumno, tal y como se recoge en el propio DCB (1989) y el Decreto 107/92, de 9 de junio, por el que se establece el currículo de Educación Infantil para Andalucía.

Además las actividades dramáticas facilitan la globalización de todos los ámbitos de conocimientos en la Educación Infantil, logrando una serie de objetivos como:

– Analizar la realidad

– Desarrollar las capacidades de imaginación y de representación mental

– Adquirir el esquema corporal

Por tanto, es fundamental que el profesor/a considere una serie de aspectos en su planificación y desarrollo tales como:

– Que el tema de la actividad sea sencillo y asequible, pudiendo ser elegido por los propios niños

– Que la acción que se desarrolla en el tema esté perfectamente delimitada en el espacio y el tiempo

– Que en el tema existan unos personajes referidos a personas o a otros elementos de la realidad

– Que el núcleo central del tema constituya un conflicto entre personajes, o bien de carácter personal.

Para ello, el profesor proporcionará a los niños materiales para realizar dichas actividades asequibles y fáciles de conseguir como:

– Un cajón con materiales para disfrazarse (telas, bolsos, pañuelos, pelucas…)

– Espejo de cuerpo entero

– Caretas, máscaras

– Materiales para maquillarse (pinturas, algodón…)

– Materiales para la elaboración de la escenografía (papel continuo, pinturas…)

Así, en todo este proceso de planificación y realización de las actividades dramáticas, será fundamental el papel del profesor que desempeñará las siguientes funciones:

– Por un lado, tiene la función de organizar la actividad proporcionando los estímulos y recursos necesarios para la realización de ésta.

– Por otro, se constituirá como un miembro participativo y dinamizador en el desarrollo de la actividad, aunque respetando siempre la espontaneidad de sus alumnos/as.

A continuación comentaremos algunas de las actividades dramáticas más usuales y relevantes en la Educación Infantil:

La pantomima

La pantomima es la forma de representación en la que la palabra se sustituye enteramente por gestos o por actitudes posturales. Utiliza como lenguaje el mimo.

Sus posibilidades en niños pequeños son limitadas y se concretarán en situaciones sencillas, breves y de fácil representación tales como: imitar a un personaje o animal, interpretar acciones como dormir, comer un plátano, abrir una puerta, representar un partido de tenis o de fútbol…

El teatro de títeres o muñecos o “guiñol”

Hace referencia a una actividad que emplea como medio de representación un muñeco o figura, que añade extraordinarias posibilidades educativas a la dramatización. Por tanto, se trata de una actividad dirigida en la que el maestro mueve o ayuda a mover los muñecos de acuerdo con una historia contada.

El muñeco sirve para ayudar a establecer diálogos, hacer hablar al niño… siendo cualquier función de “títeres” recibida con algazara por los niños estableciéndose una fuerte comunicación sobre todo cuando una marioneta o títere se dirige a algún niño o a todos en general.

Este muñeco se clasifica en títere y marioneta:

– El títere se mueve directamente con las manos y puede utilizar los dedos, las manos o siluetas. Además, al igual que la marioneta se emplea como complemento de la dramatización.

– La marioneta, es un títere movido por hilos. No es fácil de manipular. La complicación en la técnica depende del número de hilos que salen de ciertas partes del muñeco y que llega hasta la cruz o cruces, en donde se sujetan.

Aunque esta técnica no es adecuada para ejercitarla en la Educación Infantil, se pueden adaptar títeres que van, desde los más sencillos, (con un hilo), hasta otras más complejos, (con tres hilos).

Así, el procedimiento para llevar a cabo un teatro de este tipo pasa por las siguientes fases:

– Inventar una historia y transformarla en diálogo

– Si no se tienen los títeres se construyen utilizando materiales ricos, variados, insólitos y sugestivos

– Se estructura el espectáculo poco a poco

– La palabra y la voz se deben usar con entonación significativa

– Con la manipulación se tendrá bien derecho el muñeco, mirando siempre al espectador, a veces hay que hacerle dormir, comer, etc.

Además y según lo comentado SMILL y TURRINI (1989) recomiendan que las marionetas o títeres sean muy expresivos respecto al rostro, los detalles, el vestido, los movimientos y las palabras.

Estos mismos autores piensan que es recomendable que la escuela tenga un abundante número de títeres y marionetas, pero que también es interesante que los construyan los propios niños.

En este sentido, para estas dramatizaciones podemos usar títeres y marionetas de muy diferentes tipos: de hilos, guantes (accionada con la mano), articuladas (posee resortes interiores que producen el movimiento de ciertas partes del cuerpo), de eje (accionado por un palo), de dedos (pintando o pegando los dedos), sombras chinescas, etc.

Para su realización contaremos con materiales muy diversos como: cartones, cartulinas, maderas, lanas, guantes, calcetines, telas, corchos, periódicos, rollos de papel higiénico, vasos de yogurt, papel usado que no sirva, propaganda de supermercados, cajas de cereales, etc…

Además en su construcción hay que dejar volar la imaginación de los niños de forma que creen según sus gustos e ideas.

Estos materiales no tienen porqué ser caros, ni nuevos, pudiendo aprovechar los materiales de clase, del colegio y los materiales de desecho anteriormente mencionado.

Así, como hemos podido observar este tipo de teatro infantil se caracteriza por la actuación de los niños. Abarca desde las representaciones improvisadas hasta las funciones convencionales que se representan en un escenario ante un público infantil o adulto.

Estas actividades dramáticas en el contexto educativo acoplan todos los elementos capaces de despertar en el niño diversas emociones y sensaciones, y son: la historia, los personajes, el decorado, el material auxiliar y los recursos expresivos.

Otras actividades de dramatización serían:

Representación de cuentos. Dramatizar cuentos con niños pequeños implica varias exigencias:

– Fidelidad al mismo cuento, que no puede alterarse sin crear desazón entre los propios niños.

– Resolución de todas las dificultades que supone pasar de la narración al drama.

Dado que se trata de practicar un juego con la mayor participación posible de niños, no siempre resulta fácil la coordinación de todos los elementos.

Por tanto, la solución más sencilla pasa por conservar en gran medida la estructura del cuento, cuyo texto debe reelaborarse escasamente. Se conservarán los diálogos. Se introducirá la acción prevista en el cuento. Y aunque la solución sea poco dramática, es conveniente conservar la figura del narrador, que a la vez será el hilo conductor de la acción y coordinará el movimiento y participación de los demás personajes. Aquí, podríamos utilizar cuentos clásicos, como “Los músicos de Bremen; Los siete cabritillas y el lobo; El gigante egoísta; etc.”. También cuentos musicales como: “Las estaciones”, basado en Vivaldi.

Dramatización de canciones. Dramatizar canciones se convierte en una actividad muy próxima al juego en estas edades, pues gran parte de los juegos infantiles van acompañados por canciones, saltar a la comba, jugar al corro, etcétera.

Se puede hablar de diferentes tipos de canciones que dan lugar a juegos distintos:

Canciones seriadas, que tengan un esquema muy sencillo en el cual se van sucediendo situaciones encadenadas en serie, cada una con una propuesta distinta, nueva, pero parecida a la anterior. Así se incita a. mover sucesivamente las distintas partes del cuerpo o a acometer acciones diferentes como andar, correr, saltar, comer, beber, reír, etc. Son excelente ocasión para el ejercicio de la psicomotricidad y de la creatividad.

Canciones totalmente narrativas, que permiten la actuación de un coro que desarrolla toda la canción bajo la forma de danza, a la vez que sugieren una pantomima paralela, más o menos cambiante con la actuación de los personajes citados.

Canciones totalmente dialogadas, en las que la caracterización de los personajes y la acción están sugeridas por el mismo diálogo. La acción descansa íntegramente sobre los personajes. Estas canciones, sin narrador, permiten un juego completo que se puede adornar con diversos ritmos y reiteraciones enriquecedoras.

Canciones dialogadas con narrador, en las que éste, al igual que en el cuento, se constituye en el hilo conductor de la acción, y el diálogo propicia la acción dramática de los personajes. En realidad, son como un cuento con narrador, sólo que con la presencia determinante de la música.

Dramatización de poemas. La dramatización de poemas guarda estrecha relación con la de canciones. Pero mientras que en éstas el carácter rítmico impuesto por la música encuadra y determina la acción, con los poemas habrá que crear tal marco o buscar otro distinto, según los casos.

Se distinguirán dos tipos fundamentales de poemas para este menester:

Los poemas asimilables a los cuentos.

Los poemas asimilables a las canciones.

Al primer caso pertenecen poemas como los romances, de fuerte carácter narrativo. Esta característica y la acción que presentan nos permiten considerarlos como cuentos en verso. Para su puesta en escena basta tener en cuenta lo dicho para los cuentos respecto a las funciones del narrador y de los dialogantes.

En el segundo caso podemos encontrarnos con poemas en los que la fuerte impronta del ritmo permita un juego rítmico reforzable con instrumentos de percusión o sencillamente con palmas y pitos. Aquí, podríamos señalar los textos de Navidad, que adoptan la forma de estrofas interpretadas sucesivamente por los distintos alumnos (a los que pertenece “Poemas navideños dramatizables”, Cervera ); representan pasajes reales o imaginarios sobre el tema, como son “La leyenda del árbol de Navidad”, “La visita de las arañas al Portal de Belén”, etc.

Se consigue así un marco rítmico a cuyo compás se desarrolla la acción ofrecida por el poema, en una recitación también de carácter rítmico.

Por tanto, los cuentos, al igual que los poemas y canciones, transmiten interpretaciones de la realidad, donde el tiempo y el espacio actúan como organizadores de la misma. El escenario y los personajes constituyen los contenidos y la lógica del suceso, el discurso.

Por otro lado, señalaremos que muchas de las actividades dramáticas en la Educación Infantil se realizarán en los rincones especialmente en dos: el rincón de la casita y la tienda, ya que el modelo de organización espacial más usual que se está estableciendo en Andalucía en las aulas de Educación Infantil casi consideran la casita y la tienda como rincones obligatorios, ya que ambos aportan un gran número de estímulos para el juego socio-dramático y al ser actividades derivadas de las necesidades básicas adquieren una mayor carga cultural y más sentido en el alumnado.

Ambos deben ofrecer claves simbólicas suficientes para que los niños y niñas desplieguen sus propios guiones:

Algunas características generales en estos rincones son:

Estos dos rincones dramáticos son posiblemente los que mejor se puedan incorporar al aula como escenario de juego y llegar a ser un buen espacio de actividad global, pero para ello se requiere una cierta preparación y atención por parte del maestro/a de Educación Infantil como aludíamos anteriormente.

Concluiremos este epígrafe, señalando el valor educativo de las actividades dramáticas dependerá de la forma de utilización y de la intencionalidad del maestro; por ello la actividad deberá ser seleccionada teniendo en cuenta el objetivo propuesto, la etapa evolutiva del niño y sus intereses. Además deberá tener en cuenta el interés que la actividad dramática despierta; las posibilidades de acción que ofrece; si son adecuadas al grupo clase, cuando estas actividades son colectivas; y la adecuación de la dificultad al desarrollo del niño. Además, nos ayudan pedagógicamente, ya que:

– Permiten conocer al niño mientras actúa

– Posibilitan al niño comunicarse libremente

– Proporcionan un instrumento de análisis de la realidad externa e interna

– Desarrolla la imaginación y la capacidad de representación

– Favorece el desarrollo del esquema corporal y las capacidades motrices

– Permite globalizar contenidos de otros ámbitos

– Desarrollan una actitud de respeto y aceptación hacia sí mismo y hacia los demás.

– Liberan y canalizan las tensiones emocionales.

Algunas consideraciones o sugerencias para la elaboración de actividades dramáticas son:

El niño sólo expresará con su cuerpo aquello que le es familiar y tiene interiorizado y lo imita, por tanto, deberá aprender a utilizar su cuerpo como medio de expresión.

El cuerpo es un instrumento que el niño tiene que aprender a manejar, a conocer sus posibilidades, utilizarlas; el niño debe sentirse a gusto y satisfecho consigo mismo.

Cada niño es diferente a otro, no podemos proponer patrones de expresión, hay expresiones diferentes, como hay maneras de hablar diferentes, cuerpos diferentes…

El niño, mediante estas actividades, puede expresar, sin ser censurado, sus múltiples estados de ánimo, a veces contradictorios, puede expresar su cariño, pero también su agresividad, puede mostrarse dócil, pero también rebelde, puede mostrarse serio pero también juguetón.

El movimiento sólo tiene calidad expresiva cuando es la manifestación de un contenido interior.

El educador debe respetar las facetas de la personalidad del niño y su posibilidad de exteriorizarlas. De este modo, el educador conociendo estas facetas, podrá ayudar al niño encauzándole en las vías de creación y de comunicación.

El papel del educador será orientar, sugerir y animar para que el niño vaya descubriendo y formando su personalidad.

l movimiento es vida y forma parte de la expresión humana, el niño que actúa y se expresa libremente está mostrando a los demás sus experiencias y el niño que observa está teniendo una experiencia nueva que el quizás no conocía.

7. CONCLUSIÓN

Por todo lo expuesto en el desarrollo del tema, podemos señalar que la expresión corporal enriquece y aumenta las posibilidades comunicativas del niño, contribuyendo al dominio del espacio, al conocimiento del propio cuerpo y el de los demás, así como a la exploración de las posibilidades motrices. Todo ello, a través de una metodología lúdica, especialmente por medio del juego simbólico y el juego dramático, cobrando en éste último las actividades dramáticas una especial relevancia.

8. RELACIÓN DEL TEMA CON EL CURRÍCULO

Este tema guarda una estrecha relación con la mayor parte de los contenidos curriculares propuestos por el Decreto 107/92, de 9 de junio y por la Orden de 16 de marzo de 1993 para Andalucía, ya que la expresión corporal interviene en el conjunto de las situaciones de comunicación que se establecen en el aula para el desarrollo del currículo mediante el proceso de enseñanza y aprendizaje. Hay que señalar que esta relación es muy directa, pues el niño utiliza el lenguaje corporal no sólo como instrumento o medio de comunicación, sino también como elemento de construcción del conocimiento.

Por tanto, se relaciona con todos los contenidos curriculares y no sólo con los relativos al de la Expresión Corporal perteneciente al ámbito tercero del citado decreto, aunque desde luego su relación con este bloque de contenidos es especialmente estrecha.

Por ello, el conocimiento del tema por los profesores tiene gran importancia para la educación del niño y la vida de los centros, ya que de él dependerá la realización de actuaciones coherentes con el proceso evolutivo de los niños a nivel intelectual y social, así como la interpretación correcta de las prescripciones realizadas por la Administración Andaluza al efecto.

9. BIBLIOGRAFÍA

– Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre, de La Calidad de la Educación (BOE N.º 307 martes 24 de diciembre 2002)

– Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE)

– Decreto 107/92, de 9 de junio por el que se establecen las enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía.

– MAYOR, J. La Psicología en la Escuela Infantil. Anaya. Madrid, 1987.

– MARCHESI, COLL Y PALACIOS, J (1990). Desarrollo psicológico y educación. Vol I, II y III. Alianza. Madrid.

– VV.AA. “Cómo dramatizar un cuento”. Cuadernos de Pedagogía N.º 206

– Pierre Vayer ‘El diálogo Corporal`. Editorial Científico-Médico

Centra su acción educativa en el niño de dos a cinco años y propone una psicomotricidad, basada en la construcción del yo corporal, el niño ante el mundo de los objetos y el niño ante el mundo de los demás.

– VV.AA. (1990): La Educación Infantil 0-6 años. Paidolibro.

– Carretero y Otros (1988): Pedagogía de la escuela infantil. Madrid: Aula XXI, Santillana.

– Cervera, J., Puentes, P. y Cervera, F.: Canciones para la escuela. Editorial Piles. Valencia, 1987.

– Moyles, J.R.: El juego en la Educación Infantil y Primaria. Editorial Morata/MEC. Madrid, 1990.

Salir de la versión móvil