INTRODUCCIÓN.
El tema tratará sobre el desarrollo biológico, psicológico y social de los niños y niñas en edad infantil, es decir, de 0 a 6 años. Es muy importante conocer al niño/niña, ya que una buena práctica educativa empieza por conocerlo, para lo cual se necesita saber como se formará para saber como educarlo, así como también se necesita conocer como asimila y procesa los datos.
Características sobre el desarrollo.
El desarrollo es una sucesión ordenada de cambios (en primer lugar, el niño/a aprende a controlar la cabeza, después el tronco, más tarde las piernas, posteriormente podrá ponerse en pie para iniciar la marcha…). El desarrollo implica no sólo un aumento cuantitativo sino cualitativo (saber realizar puzzles y también solucionar problemas aritméticos…).
El proceso de desarrollo es integrativo. En general, las conductas dependen una o varias conductas anteriores: así, por ejemplo, para aprender a comer solo, es preciso haber aprendido antes a coger los objetos y tener una mínima coordinación oculomanual, saber mantenerse sentado solo, etc. Las conductas posteriores suelen ser más complejas.
Es un proceso que está sometido a la influencia de diferentes factores (ambientales, hereditarios,…).
Cada individuo, posee unas características peculiares de desarrollo (debido a las distintas combinaciones de los factores que influyen en éste) que hace que sea único. Esto implica que hay diferencias entre los niños/as; por consiguiente, la acción educativa deberá ir orientada a intervenir en la individualidad.
A mayor desarrollo, hay una mayor diversificación de las capacidades del individuo y éstas son cada vez más complejas (el niño/a va aprendiendo a hablar, contar, sumas, relacionarse con los demás, etc.); en el caso del lenguaje, empieza balbuceando, después aparece la palabra, posteriormente las frases simples, hasta conseguir un lenguaje estructurado que la capacita para expresarse correctamente.
Características generales del niño y la niña hasta los seis años.
Características del desarrollo del niño/a de 0 a 3 años.
Desarrollo psicomotor.
Como primera característica del desarrollo físico del niño o niña en esta primera infancia, se rige por dos leyes universales: la ley o principio cefalocaudal, según la cual se va sucediendo en un avance desde la cabeza a la “cola” o pies; la ley proximodistal, que regula el desarrollo en la dirección “de lo más cercano a lo más distante” donde lo más próximo a eje corporal a lo más alejado. Así, por ejemplo, según el segundo, por ejemplo, el desarrollo de los movimientos de los hombros será anterior al movimiento de la muñeca.
La estatura y el peso está condicionado por factores medio ambientales como la nutrición, raza, sexo, salud física… No obstante, el componente genético ejerce una influencia que suele manifestarse habitualmente.
El medio ambiente puede influir en la expresión de conductas motrices específicas, independientemente de que una habilidad motora se manifieste únicamente cuando el niño/a está lo suficientemente maduro para ejecutarla.
Desarrollo mental o cognitivo.
Haciendo un seguimiento a los estudios de Piaget, su teoría interaccionista, el niño/a evoluciona su desarrollo desde el nacimiento a la adolescencia a través de cuatro etapas o estadios. El sensoriomotor (desde el nacimiento a los 2 años); el preoperacional (de los 2 a los 7 años); el operacional concreto (de los 7 a los 11 0 12 aproximadamente) y el operacional formal (desde los 12 años en adelante). Cada etapa es el resultado de la interacción de factores hereditarios y ambientales y resulta distinta de las demás desde el punto de vista cualitativo.
Piaget reconoce la influencia mutua herencia – ambiente sobre la formación y desarrollo del lenguaje.
Desarrollo afectivo y de la personalidad.
Teorías muy influyentes en la ciencia del comportamiento y con arraigo en la literatura científica psicológica son la psicosexual de Freud y la psicosocial de Erikson. Freud caracteriza la etapa desde el nacimiento hasta el año y medio –etapa oral- como etapa de placer y satisfacción a través de los estímulos orales. Posteriormente, desde el año y medio hasta los tres años –etapa anal- los estímulos placenteros se recibirán a través de los movimientos intestinales. Durante esta infancia el bebé es esencialmente “id” y trabaja fundamentalmente bajo el principio del placer con lo que busca una gratificación inmediata. Si esta gratificación se ve demorada se desarrolla el “ego” que trabaja sobre el principio de la satisfacción. Todos los sucesos ocurridos en estas etapas y en posteriores, influirán sobre la personalidad adulta del individuo.
Erikson sostiene que el niño/a desde el nacimiento hasta el primer año de vida experimenta la primera de una serie de ocho crisis que influyen en el desarrollo psicosocial a través de la vida. La primera a la que hago referencia sería la de la confianza o desconfianza básica, seguida por otra crisis entre al año y medio y los tres años en que desarrolla un sentido de autonomía o sentimiento de vergüenza y duda.
Desarrollo social.
En la primera infancia o período de los 0-3 años se pueden recoger los siguientes hechos notables:
· Una conducta de apego como resultado de una relación afectiva fundamentalmente madre – hijo, que va a tener una relevancia importante en la configuración de la personalidad del individuo.
· Un reconocimiento o autoconocimiento de sí mismo, comenzando por la propia imagen, diferenciando el yo del no yo, para descubrir al final de la etapa la existencia de los otros.
Características del desarrollo del niño/a de 3-6 años.
Este período es de una importancia fundamental, por cuanto en muchos de los niños/as significa un principio de socialización a través de la escuela y el grupo de compañeros de juego, y supone una configuración de una personalidad de acuerdo con el desarrollo madurativo y una influencia decisiva del entorno.
Desarrollo psicomotor.
Las características generales son la maduración del sistema muscular y nervioso y la estructura ósea, habiendo aparecido ya la primera dentición.
Algunos factores, como la desnutrición o la privación de afectos, tienen incidencia significativa en el proceso de crecimiento, mostrando los niños/as desnutridos/as retrasos en el desarrollo óseo y circunferencias craneales más pequeñas que aquellos otros bien alimentados. Lo mismo se ha encontrado en niños y niñas emocionalmente abandonados.
Resulta una etapa en que tienen gran importancia las destrezas motoras y hay un evidente avance en la coordinación de los músculos mayores y menores y en la coordinación óculo – manual. De aquí la importancia que dentro del currículum se otorga al contacto del niño/a con materiales de naturaleza diferente y experiencias diversas que posibiliten ejercitar las habilidades motoras y manipulativas esenciales para el posterior desarrollo de aprendizajes instrumentales escolares.
Desarrollo mental, cognitivo y del lenguaje.
En esta etapa de desarrollo cognitivo (Piaget) se desarrolla la función simbólica que permite representar al niño/a lugares y eventos del mundo interior, de su propio mundo. Esta función simbólica se manifiesta en el lenguaje, la imitación diferida y el juego simbólico. Sin embargo, todavía el niño/a se encuentra con limitaciones impuestas por el egocentrismo y la irreversibilidad.
El lenguaje en este período es fundamentalmente egocéntrico y socializado. Según Piaget y Vigotski este lenguaje no tiene en cuanto las necesidades de quien escucha, convirtiéndose poco a poco en un lenguaje mecanismo de comunicación.
Otra de las características típicas de este período es el juego, actividad que ocupa al niño/a una parte importante de su tiempo. A través del juego los niños/as ejercitan una actividad física fundamental, aprenden acerca del mundo y hacen frente a sus sentimientos en conflicto al reescenificar situaciones de la vida real. La evolución pasa desde el juego solo, al juego con otros pero sin compartir, y finalmente al juego compartido con otros niños/as en colaboración.
Desarrollo afectivo y de la personalidad.
De acuerdo con el análisis psicodinámico (Freud) el niño/a de educación infantil en este período se le posiciona en la – etapa fálica- de su desarrollo psicosexual, obteniendo placer en su estimulación genital.
El resultado de la personalidad vendrá determinado por multitud de factores y comportamientos tales como sexo, valores, emociones, autoconcepto…, explicándose las mismas por diferencias biológicas-hormonales entre los sexos, factores psicosexuales, aprendizaje social y desarrollo cognitivo.
En esta etapa se desarrolla el inicio del autoconcepto, ya que es la actitud valorativa que un individuo tiene hacia sí mismo, es decir, la estima, los sentimientos, experiencias o actitudes que la persona desarrolla hacia su propio yo. El autoconcepto desempeña un papel central en el psiquismo del individuo, en definitiva, para el desarrollo constructivo de su personalidad.
Desarrollo social.
En el ciclo de los 3-6 años son características relevantes:
· Una conducta de grupo, tras el descubrimiento de los otros, donde se van a desarrollar aspectos tan importantes como el juego en un principio paralelo y posteriormente compartido, conflictos por la posesión de los objetos, primeros contactos con la norma…
Principales factores que intervienen en el desarrollo infantil.
El desarrollo psicológico es el resultado de la interacción de factores externos e internos.
Factores externos.
– La alimentación y nutrición es un factor determinante tanto del desarrollo como del crecimiento. Una situación de malnutrición en un período crítico puede tener consecuencias muy negativas en el futuro.
– Las variables ambientales, como las condiciones de salud, hábitos sociales relacionados con los ritmos fisiológicos y con los las costumbres de la sociedad; el clima afectivo en el que se desenvuelve el niño/a; la estimulación o experiencias a las que se le somete, todos ellos son asimismo determinantes del desarrollo.
Factores internos.
– La carga hereditaria, además de transmitir las características peculiares de cada individuo, proporciona las pautas generales de conducta para todos ellos.
– La maduración del sistema nervioso es otro factor que hará posible la aparición de unas u otras conductas en el proceso del desarrollo.
Etapas más significativas del desarrollo.
Los cambios evolutivos, como he indicado anteriormente, se pueden explicar por factores externos e internos al organismo.
En psicología hay dos grupos principales que explican el desarrollo:
· Estructuralistas u organicistas: afirman que los cambios en las conductas son el resultado de los procesos internos del individuo; éste selecciona, estructura, organiza y construye los comportamientos que determinan los cambios
· Conductistas o mecanicistas: suponen que los cambios de comportamiento son el resultado de los cambios que se producen en el ambiente. Explican el desarrollo como un cúmulo de respuestas aprendidas. Aquí sólo interesa lo que se puede observar, es decir, la conducta, entendiéndose ésta como la respuesta a una estimulación y el resultado de una recompensa.
En este tema voy a exponer brevemente los sistemas de:
– Arnold Gessel.
– Henri Wallon.
– Sigmund Freud.
– Jean Piaget.
Los dos primeros autores tratan el desarrollo de forma general, tal como se manifiesta en el sujeto; no se limitan a una faceta del desarrollo.
También comentaré la teoría del ciclo vital.
Arnold Gessel.
Este autor considera que el desarrollo es progresivo y está determinado y está determinado por la maduración del sistema nervioso. Caracteriza cada edad con los rasgos más típicos. Hace una descripción de comportamientos llamados rasgos de madurez de cada edad, y distingue cuatro patrones de conducta:
– Conducta motriz: se refiere al control y coordinación general, posturas, equilibrio, presión, etc.
– Conducta adaptativa: como reacciona el niño/a ante los objetos y resuelve pequeños problemas de tipo práctico y manipulativo: tirar de un cordel para alcanzar un objeto, ajustar piezas encajables, etc.
– Conducta social: comprende las reacciones que el niño/a manifiesta ante el mundo que le rodea, relaciones con los otros, hábitos de higiene, la alimentación, etc.
– Conducta de lenguaje: se refiere a todos los medios de comunicación, tanto expresivos como comprensivos, de que dispone el niño/a incluyendo los gestos, la expresión facial, primeras vocalizaciones hasta el habla.
Henri Wallon.
Considera el estudio del niño/a como una unidad funcional ligada a condicionantes fisiológicos y ambientales, En esta interacción se produce el comportamiento. Para Wallon no es posible la separación entre lo biológico y lo social, lo orgánico y lo psíquico. El hombre es un ser biopsicosocial, nace genéticamente para serlo. Según Wallon el desarrollo no es continuo, se dan fases y etapas.
Wallon distingue los siguientes estadios del desarrollo:
– Vida intrauterina. Las necesidades básicas están cubiertas. Las reacciones son de tipo global.
– Estadio de imposibilidad motriz (desde el nacimiento hasta los 6 meses). Los inicios de actividad psíquica se traducen en movimientos como el equilibrio, presión, reacciones postulares.
La actividad muscular se manifiesta por la contracción o distensión muscular (tono muscular), en las características descargas motrices incontroladas.
– Estadio emocional. Período del subjetivismo radical (de los 6 meses a los 12 meses). El niño/a no entiende más que sus propios sentimientos y las necesidades han de quedar satisfechas inmediatamente. No hay conciencia de separación entre él mismo y el mundo exterior. Se esbozan las primeras relaciones sociales.
– Estadio sensoriomotor y proyectivo (de 1 a 3 años). La actividad y la manipulación de los objetivos adquieren protagonismo. La movilidad y el poder desplazarse supondrán un mayor número de experiencias.
La aparición del lenguaje significa un cambio radical en el comportamiento; la capacidad de representación es una de las características del ser humano.
– Estadio del personalismo (de los 3 a los 6 años). Se da una mayor conciencia del “yo”, que se manifiesta por la reafirmación y necesidad de independencia respecto del adulto. Aparece la noción de identidad, que se manifiesta por la utilización de los pronombres “mío”, “yo”, “mi”.
“Edad de la gracia”, ya que el niño/a hace toda clase de gestos y utiliza todos los medios para llamar la atención. Se desarrolla la socialización, aparecerán en sus relaciones con los otros sensaciones de frustración rivalidad, cooperación, etc.
– Estadio categorial (de los 6 a los 11 años). Corresponde este estadio a la edad escolar. Es más autónomo. Con su pensamiento lleva a cabo operaciones de análisis y síntesis. Su medio social se enriquece; aparecen los sentimientos de compañerismo, y ya es capaz de ponerse en el lugar del otro para entenderle, aunque también se dan sentimientos de antagonismo, como la agresividad, competitividad, etc.
– Pubertad y adolescencia. El cambio fisiológico va a determinar un cambio psicológico.
Su pensamiento es abstracto, discursivo.
Sigmund Freud.
El desarrollo para los psicoanalistas, se considera como el paso de una situación en la que el niño/a es dominado por las necesidades que ha de satisfacer, a otra en la que se da un comportamiento más controlado, que tiene en cuenta las limitaciones de la realidad.
Freud va a hacer referencia fundamentalmente al desarrollo de la personalidad planteando el paso de unas etapas que, según sea la fuente de placer y la zona del cuerpo sobre la que se centra, el objeto de satisfacción y el modo de vivir estas experiencias, ya sean de satisfacción o de frustración, determinarán la estructura de la personalidad.
Establece, cinco fases en el desarrollo, según sea la zona del cuerpo donde se obtiene placer:
– Fase oral (desde el nacimiento hasta el primer año). El órgano privilegiado de placer es la boca: a través de ella el niño/a succiona los objetos que están a su alcance, el niño/a goza chupando, para pasar posteriormente a morder.
– Fase anal (de 1 a 3 años). El placer, en esta fase, se obtiene a través del ano, en la retención y expulsión de las heces. Es un placer autoerótico al igual que en la fase anterior.
– Fase fálica: (de 3 a 5 ó 6 años). Los órganos genitales van a llamar su atención; descubre el placer manipulando sus órganos y descubre las deferencias identificándose con uno u otro sexo. Aparecen los primeros temores ante la falta o posible pérdida de estos órganos y descubre las diferencias identificándose con uno u otro sexo. Aparecen los primeros temores ante la falta o posible pérdida de estos órganos.
– Fase de latencia: (de los 6 años a la pubertad). El niño/a pierde interés o preocupación por sus órganos genitales, interés que en la fase anterior ha llegado a ser muy intenso. Su atención se va centrar sobre aspectos intelectuales y sociales.
– Fase genital: (de la pubertad). Se actualiza aquí otra vez su preocupación por lo genital como consecuencia de los cambios fisiológicos producidos en la pubertad. El placer se obtiene a través de la relación con el otro sexo; ya no es un placer autoerótico sino heterosexual. Para Freud es determinante como se viven cada una de estas fases; los conflictos pueden provocar que el niño/a quede “fijado/a” en esa etapa que no se ha superado o que “regrese” a etapas anteriores.
Jean Piaget.
Piaget aborda el desarrollo refiriéndose fundamentalmente a la evolución de la inteligencia, entendida ésta como un proceso activo de adaptación al medio. Diferencia varios estadios en el desarrollo cognitivo; en cada estadio el individuo utiliza unos esquemas característicos o formas propias para resolver problemas, encaminados a adquirir el equilibrio. El desarrollo es para Piaget el paso de un estadio de menor equilibrio a otro más complejo o equilibrado. Se alcanza el equilibrio máximo en la última etapa. En cada estadio se observa una primera fase de preparación y otra de realización. Los estadios se definen en un orden de sucesión constante, u no coinciden con unas edades cronológicas fijas sino aproximadas. Los períodos que establece este autor son los siguientes:
– Período sensoriomotor: (del nacimiento a los 2 años). Los niños/as aprenden a conocer el mundo a través de sus sentidos y sus conductas motoras, y no pensando sobre él como ocurre en niños/as más mayores. El aprendizaje se realiza a través de la acción. En esta etapa se adquiere la noción de “permanencia del objeto”, que significa que los objetos (o las personas) existen independientemente de que el niño/a los vea.
– Período preoperacional: (de los 2 a los 7 años). Adquiere la capacidad de representación; utiliza símbolos, como palabras, dibujos, letras, etc., y puede pensar sobre los objetos. Aparece el lenguaje. Empieza a relacionar acciones o sucesos, establece relaciones de causalidad, y utiliza un tipo de pensamiento guiado por la intuición más que por la lógica. Las relaciones que establece con los otros son desde una perspectiva egocéntrica, es decir, desde sí mismo, siendo difícil que pueda ponerse en el lugar del otro. En este estadio se da un salto cualitativo en el desarrollo.
– Período de las operaciones concretas: (de los 7 a los 12 años). Sale del egocentrismo y es capaz de cooperar con otros. Aumenta su capacidad para relacionar objetos y situaciones. Su pensamiento ya es de tipo lógico al finalizar la etapa. Adquiere la noción de conservación, que supone la capacidad para reconocer que dos cantidades iguales de materia permanecen iguales aunque la materia sea organizada de diferente manera, sin añadir ni quitar nada.
– Período de las operaciones formales:(de los 12 años en adelante). Es el nivel de pensamiento más abstracto que se puede alcanzar. Los sujetos son capaces de resolver problemas sin que éstos estén presentes físicamente. El adolescente ya puede elaborar hipótesis y pensar sobre acciones posibles.
Teoría del ciclo vital o Life-span.
Las teorías del ciclo vital o Life-span, se interesan en la evolución y desarrollo a lo largo de toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte; estas teorías están en contra de las anteriores, las cuales mantienen que el desarrollo se da fundamentalmente en las primeras edades y acaba en la adolescencia.
En estas teorías se parte de la idea de que una persona se desarrolla como resultado de las experiencias vitales en el contexto de cambios bioculturales; por tanto, puede desarrollarse y “crecer” en todas las edades.
Se diferencian varias etapas en el desarrollo humano, bajo esta perspectiva:
– Período de gestación intrauterina: hasta el nacimiento.
– Lactante: durante el primer año.
– Primera infancia: durante los 6 primeros años. A su vez, se diferencia:
. Temprana infancia: de 1 a 3 años.
. Segunda infancia: de los 3 a los 12 años.
– Adolescencia: de los 12 a los 18 años.
– Juventud: de 18 a 30 años.
– Edad adulta: entre los 30 y 60 años aproximadamente.
– Vejez: de 60 años en adelante.
Si bien los primeros años de la vida son determinantes en el desarrollo futuro, la importancia de la intervención educativa no acaba en estos años sino que debe continuar a lo largo de toda la vida.
Momentos más significativos del desarrollo
El niño/a de 0 a 3 años.
Adquisiciones significativas.
De 0 a 1 año.
Desarrollo sensorial:
– Oído. Reacción ante los ruidos desde el nacimiento. Desde el 4º mes se interesa especialmente por las voces familiares. El proceso madurativo del oído llega hasta los 2-3 meses.
– Vista. Los movimientos oculares presentan gran descoordinación hasta los tres meses (estrabismo). Desde el 2º mes es capaz de seguir un objeto con la vista. Se interesa por los colores vivos y brillantes.
– Olfato. Es una de las formas de conocimiento del niño/a. El pequeño conoce a su madre por el olfato.
– Gusto. Al parecer muestra una mejor disposición hacia los sabores dulces que hacia los amargos.
– Tacto. La cara, planta de las manos y pies es donde mayor desarrollo táctil presentan los niños/as.
Desarrollo del lenguaje:
Emisión de sonidos guturales, balbuceo, laleo, edad de monosílabos, aparición de las primeras palabras en forma de sílabas duplicadas (ma-ma, pa-pa) son manifestaciones lingüísticas más importantes de este primer año de vida.
Desarrollo motor:
Evolución desde una ausencia total de movimientos voluntarios a una progresiva autonomía que le permiten dar los primeros pasos (con apoyo). Se produce el paso de una actividad refleja a una actividad progresivamente más voluntaria.
Desarrollo social:
A través del llanto expresa sus necesidades fisiológicas y de atención. Aparecen las primeras sonrisas indiscriminadas por estímulos diferentes. Paulatinamente se irán convirtiendo en manifestaciones significativas. El lenguaje del cuerpo es su primer lenguaje.
De 1 a 2 años:
Desarrollo del lenguaje:
Evoluciona desde las primeras palabras a la construcción de frases cortas. Lenguaje en jerga.
Desarrollo motor:
Comienza a andar solo aunque de forma insegura, siendo frecuentes las caídas. Hacia los dos años la evolución motriz es considerable (lanza la pelota con ambas manos, sube y baja escaleras con ayuda…).
Desarrollo social:
La necesidad y dependencia de la madre y la necesidad de autonomía coexisten. Fuerte sentido de la posesión. Conflictos entre iguales. Mayores deseos de relación con el adulto.
De 2 a 3 años:
Desarrollo del lenguaje:
Se pasa de la fase de dos palabras al empleo de oraciones. Comprende órdenes sencillas. Edad preguntona. Uso frecuente del “no”.
Desarrollo motor:
Autonomía motriz (anda, corre, salta, sube y baja escaleras…). El movimiento además de una necesidad es una fuente de placer. Desarrollo de la motricidad fina.
Desarrollo social:
Control de esfínteres. Progresiva autonomía en la adquisición de hábitos.
El niño/a de 3 a 4 años.
Adquisiciones significativas.
Desarrollo socio – afectivo:
– Aún es muy individualista.
– Tiende a la independencia.
– Control total de esfínteres.
– Manejo de cubiertos.
– Comienza a manifestar curiosidad sexual.
– Juego sexual: manipula órganos.
– Agresión como imitación.
– No comprende a sus compañeros coetáneos.
– Juego paralelo, discusiones y rivalidades (egocentrismo).
Desarrollo del lenguaje:
– Vocabulario de 900 a 1200 palabras.
– Incremento del tamaño de las frases.
– Usa las palabras como mediadoras, aunque comprende más que las que emplea.
– El niño/a pregunta y la mayoría de las veces ni espera respuesta; la palabra sirve pasa provocar la palabra; es como un juego: conocer el nombre de las cosas le hace poseerlas.
– Al jugar monologa.
Desarrollo motor:
· Grueso:
– Tiende al movimiento y a la acción.
– Desarrollo de la coordinación y el equilibrio.
– Corre armoniosamente.
– Acelera y desacelera.
– Salta con los pies juntos.
– Sube y baja escaleras alternando los pies.
– Al correr describe curvas acentuadas.
– Puede mantenerse a la pata coja unos segundos.
· Fino:
– Control de la motricidad fina.
– Es capaz de partir de un punto y llegar a otro mediante un trazo.
– Completa los dibujos.
– Cierra figuras abiertas.
– Puede doblar un papel por la mitad (hacia los 4 años es capaz de doblarlo oblicuamente).
Desarrollo cognitivo – perceptivo:
– Percepción: reacciona ante los estímulos en su totalidad; no pone etiquetas verbales a sus elementos.
– El desarrollo cognitivo depende en parte de la adquisición del lenguaje; ya que se encuentra en un estadio preconceptual, según Piaget.
– Aprende mediante la imitación, el juego, el dibujo y el lenguaje.
– Se expresa también por medio de estas vías. Comprende el número 3.
– Abarca tres elementos.
– Retiene tres números.
El niño/a de 4 a 5 años.
Adquisiciones significativas.
Desarrollo socio – afectivo:
– Empieza por ser cooperativo en el juego con los demás niños/as (Seudocooperación).
– Aún es agresivo y egoísta, pero comienza a aprender las reglas del comportamiento.
– Puede aparecer el amigo íntimo del mismo sexo.
– Rivalidad constante.
– No se desenvuelve bien en grupos grandes.
– Control total de esfínteres.
– Se peina y se lava los dientes.
– Es capaz de abotonar y desabotonar ( comienza a vestirse solo).
Desarrollo del lenguaje:
– A esta edad el 90 por 100 de los niños/as, aproximadamente, logra hacerse entender por personas ajenas a la familia. Lenguaje casi adulto.
– Fase de preguntas, con las que el niño/a pretende conocer la función de los objetos y su razón de ser.
– Utiliza el lenguaje como juego.
– Inventa palabras según las reglas para designar ciertas actividades.
Desarrollo motor:
· Grueso:
– Corre ya con más armonía.
– Salta hacia delante: saltos de longitud.
– Logra saltar por encima de un objeto.
– Intenta encestar, y lo consigue bastantes veces.
· Fino:
– Dobla un papel en diagonal.
– Tiene dominio del picado.
– Hace un trazo diagonal entre paralelas separadas por un centímetro.
– Puede hacer nudos sencillos.
– Colorea formas simples con cierta precisión.
Desarrollo cognitivo – perceptivo:
– El lenguaje es uno de los agentes primordiales del desarrollo cognitivo.
– A partir de los 4 años comienza, según Piaget, la etapa del pensamiento inductivo.
– Su comprensión está aún restringida a su percepción.
– Empieza a orientarse temporalmente.
– Es capaz de representar mentalmente itinerarios.
El niño/a de 5 a 6 años.
Adquisiciones significativas.
Desarrollo socio – afectivo:
– Termina la etapa de la rebeldía y autoafirmación.
– El niño/a se vuelve conformista. Aprende, practica y asume reglas de convivencia.
– Comienza el juego auténticamente cooperativo, aunque prevalecen las finalidades individuales sobre las colectivas.
– Manifiesta su preferencia por determinados compañeros de juego, y aparecen los amigos inseparables de su mismo sexo.
– Pide constantemente aprobación para lo que hace e intenta adaptarse a lo que se le exige.
– Imita a los padres para poseer los atributos positivos del modelo de identificación, adopción de valores y creación de la conciencia.
– Se adapta a los horarios.
Desarrollo del lenguaje:
– A esta edad el 97 por 100 de los niños/as pueden hacerse comprender por extraños.
– Emplea el lenguaje como medio de conocimiento y adecuación a la realidad.
– Lenguaje case adulto, gramaticalmente correcto.
– A partir de los 5 años puede decir mentiras; ya no son fantasías: no cree lo que está diciendo, pero es capaz de decirlo para evitar castigos o reprimendas.
– Aumenta la agresividad verbal; utiliza el lenguaje como medio de expresión de su frustración.
Desarrollo motor:
· Grueso:
– Marcha totalmente rítmica. Puede producir desarmonías voluntariamente.
– Mantiene sin dificultad una postura equilibrada y simétrica.
– Puede marchar al ritmo con música o percusión, acelerar y desacelerar al compás, incluso con los ojos cerrados. Usa la danza como medio de expresión.
– Mantiene el equilibrio sobre una pierna y puede saltar sobre ella.
– Puede lanzar cualquier cosa y recoger objetos pequeños que le lancen.
· Fino:
– Predominancia lateral.
– Aumenta su capacidad manipulativa, Usa instrumentos correctamente( tenedor, cuchillo, martillo, etc.).
– Puede recortar con los dedos.
– Colorea homogéneamente, copia el triángulo; realiza laberintos complejos.
– Conoce y reproduce todas las letras (cerca de los 6 años), y puede escribir su nombre.
– Dibuja la figura humana; completa y añade prendas d vestir.
– Puede vestirse y desvestirse, asearse y bañarse.
Desarrollo cognitivo – perceptivo:
– Se establece la memoria, y de esta forma puede ordenar los hechos en el tiempo; comprende conceptos como ayer, hoy, mañana, antes, ahora, después; mañana, tarde y noche.
– Puede orientarse en el espacio y en el tiempo y es capaz de verbalizarlos.
– Aparece el “yo” como mediador entre impulsos y normas.
– Su capacidad de abstracción no está del todo formada: asimila las partes y extrae conclusiones con respecto a una categoría.
– Atiende a los aspectos sobresalientes del problema, olvidando otras categorías.
El desarrollo infantil en el primer año de vida.
El desarrollo infantil está mediado por las personas que le rodean, especialmente durante el primer año de vida.
Las dimensiones del desarrollo infantil no evolucionan de manera independiente sino de forma global, de tal manera que su desarrollo se produce interdependientemente y en función de los estímulos que recibe de su entorno más próximo. Sin embargo, la evolución y desarrollo infantil no se manifiesta de modo uniforme y se puede observar en un mismo niño/a distintos grados de desarrollo evolutivo en alguna de sus dimensiones. Tampoco existe uniformidad evolutiva en todos los niños/as sino que cada uno tiene su ritmo de desarrollo individual que es necesario reconocer y respetar.
Características más significativas del niño/a en el primer años de vida:
Desarrollo motor.
Durante los primeros días los movimientos del recién nacido son desestructurados y exentos de coordinación. Como característica básica del desarrollo motor durante el primer año de vida habría que señalar el paso de una actividad inicialmente refleja a una actividad progresivamente voluntaria.
Piaget distingue una serie de períodos coincidentes con los avances más importantes del desarrollo motor por los que pasan cronológicamente todos los niños y niñas, pero con distinto ritmo en función de sus diferencias individuales.
Características del primer trimestre de la vida infantil son la presencia de una serie de reflejos que se irán paulatinamente superando en los meses siguientes cuando empieza una mayor coordinación en los movimientos.
Alrededor del cuarto mes los niños/as tienen un cierto dominio de su propio cuerpo en posición de sentado y son capaces de mantener la cabeza, manifestando una evolución importante en su coordinación visomotora.
Hacia los diez meses los niños y niñas gatean perfectamente y poseen una coordinación de brazos y piernas suficiente que les permite sentarse y levantarse, e incluso, agarrándose, sencillos desplazamientos laterales. Estos desplazamientos iniciales suponen para el niño/A la primera conquista del espacio al permitirle ciertas exploraciones.
Es alrededor del año cuando el niño/a es capaz de dar los primeros pases con lo que sus posibilidades de investigación y descubrimiento se verán extraordinariamente facilitados.
Desarrollo socio – afectivo.
Sus respuestas se reducen al llanto o sonrisa según su estado de bienestar, estableciendo sus principales vínculos afectivos con las personas que le rodean (familia) por los que muestra una preferencia absoluta. Este tipo de relación especial es lo que se conoce con el nombre de figura de apego, y hace referencia a las estrechas relaciones afectivas que el bebé establece entre él y sus padres (fundamentalmente con la madre)
El contacto corporal es un elemento fundamental en la comunicación y básico para el futuro del niño/a, por lo que no se ha de prescindir a él. Las respuestas del niño/a ante este tipo de interacciones se realizan a través de la llamada sonrisa social que hace su aparición hacia el segundo mes de vida.
Hacia el sexto mes de vida el niño y la niña diferencian claramente entre las personas de su entorno cotidiano y rostros extraños, desempeñando aquellos un papel muy importante en el desarrollo infantil.
Desarrollo sensorial y perceptivo.
Las conductas del recién nacido son automáticas, descoordinadas y supeditadas a la actividad refleja. Estos reflejos se ponen de manifiesto ante la percepción de estímulos. Es entre los seis meses y el año cuando la agudeza visual alcanza el nivel de la visión adulta.
La vista:
Desde las primeras semanas los bebés prefieren los objetos móviles a los fijos y aquellos que son relativamente complejos a los simples. Siempre es el rostro humano el estímulo preferencial para el bebé.
A partir de los cinco meses los bebés conocen a las personas por sus rasgos distintivos. El primer rostro en identificar es el de la madre, disminuyendo la atención ojos – nariz – boca como elementos aislados y tomando relevancia el conjunto. Es entonces cuando los niños/as pueden reaccionar ante distintas expresiones faciales (risa, asombro…).
El oído:
Desde su nacimiento el bebé reacciona ante los sonidos, aunque muestra una especial sensibilidad por el lenguaje humano.
El gusto:
El sentido del gusto está poco desarrollado en el neonato, comprobándose que en los primeros días de vida difícilmente el bebé llega a diferenciar entre soluciones de azúcar, ácido cítrico, sal… Muy pronto el niño/a va a demostrar una mayor predilección por sabores dulces que por estímulos salados o amargos.
El olfato:
La percepción de olores se refleja en las reacciones y movimientos faciales del niño/a. Ante olores agradables hay un intento de succión, con expresión relajada. Pero si el estímulo es desagradable el niño/a manifestará conducta de evitación.
El tacto:
Es utilizado tempranamente por el niño/a. Si en un principio es la boca el órgano encargado de la exploración del mundo, a medida que su sistema motor se va desarrollando la percepción táctil se ve favorecida. El desarrollo de la percepción está estrechamente ligado a la capacidad de movimiento, de tal manera que sus posibilidades de percepción sensorial se amplían considerablemente son su mayor autonomía motriz.
Desarrollo de la comunicación y el lenguaje.
La primera manifestación comunicativa del niño/a se produce con su nacimiento a través del llanto.
Paulatinamente va percibiendo sonidos y llega hacia el final del primer mes de vida a reconocer la voz de su madre a la que responde con movimientos inconexos de pies y manos e incipientemente sonrisa.
La intencionalidad del llanto se produce a partir del primer mes para informar de estados carenciales de los que quiere llamar la atención. Posteriormente, comienzan las emisiones de sonidos guturales, pequeños gritos y gorjeos como una muestra evidente del paulatino desarrollo que va alcanzando su aparato fonador.
Los gritos y llantos aparecen diferenciados hacia el sexto mes, momento en el que se inicia el laleo caracterizado por la producción de sonidos placenteros con los que el niño/a va perfeccionando el movimiento de labios, lengua y respiración.
Hacia los ocho meses comienza una cierta entonación en la emisión de las duplicidades silábicas, las cuales concluyen a partir del primer año de vida en la emisión de las primeras palabras.
El papel de los adultos.
Las relaciones comunicativas son imprescindibles para el progresivo desarrollo del bebé.
El desarrollo infantil no solo se produce por las relaciones del sujeto con los objetos y por las interacciones con sus iguales, sino que también es una consecuencia de las relaciones que establece con los adultos.
La autoimagen infantil se forja a partir de la combinación de múltiples variables entre las que destaca de forma especial la valoración que los adultos poseen del propio sujeto.
Con la intención de orientar la intervención de los adultos en el período de 0 a 6 años, se recogen a continuación una serie de pautas:
· Facilitarles ambientes acogedores, cálidos y seguros, espacios amplios exentos de peligros y ricos en estímulos, evitando los cambios continuos de lugar y de las personas que les atienden.
· Contribuir al desarrollo infantil respetando y dando siempre la oportunidad al niño/a para que actúe de forma independiente y con la mayor autonomía posible, según sus capacidades.
· Estimular la exploración y manipulación de objetos próximos ayudándoles a descubrir sus cualidades y características más importantes.
· Convertir las rutinas diarias en momentos especialmente relevantes en torno a los cuales se pueden organizar con intencionalidad educativa múltiples y variadas actividades para el desarrollo de los multilenguajes.
· Convertir en juego cualquier actividad o tarea, sin forzar las posibilidades del sujeto, evitando las imposiciones y facilitando todo tipo de relaciones e interacciones deseadas.
· Ejercitar los órganos de los sentidos a través de un desarrollo multisensorial que proporcione los contactos niño/a – adulto/a – niño/a para avanzar en la construcción del esquema corporal.
· Hablar frecuentemente con los niños/as de manera clara y correcta, con un lenguaje sencillo y exento de expresiones excesivamente infantiles.
Teniendo en cuenta las pautas de orientación expuestas, las intervenciones de los adultos habrán de considerar el desarrollo global de las capacidades del sujeto e irán encaminadas a potenciar:
– El desarrollo sensorial. A través de los sentidos el niño/a descubre e investiga su medio, percibe sensaciones diversas y recibe las primeras manifestaciones de su entorno.
– El desarrollo personal. Las actuaciones del adulto irán encaminadas a propiciar el paso de una total dependencia inicial a una progresiva independencia personal.
– El desarrollo lingüístico. Se buscará la progresión del gesto a las primeras palabras, de las comprensiones más sencillas a las más complejas, de las expresiones más simples a los enunciados más completos.
– El desarrollo social. En su doble aspecto de relación con las personas y con las cosas, desarrollando valores de solidaridad… actitudes de respeto…, y aceptación de las normas que permitan en los niños y niñas una aceptación de las normas que permitan en los niños y niñas una actuación cada vez más autónoma en su mundo.
– El desarrollo cognitivo. Facilitando ambientes estimuladores y ricos para que los niños/as adquieran aquellas etapas cognitivas que le son propias por su edad y grado de madurez.
Todas estas dimensiones guiarán la acción educativa en los procesos de elaboración y desarrollo del currículo, pero habrán de ser entendidas desde un punto de vista funcional/globalizador como potenciadoras de la integridad de la persona y como garantía de una educación equilibrada, armónica e integrada.
Este desarrollo integral que se viene defendiendo necesita del trabajo en equipo de los profesores/as, de la colaboración con los padres y de la coordinación de todas las personas implicadas en los procesos de enseñanza – aprendizaje infantiles.