LA EDUCACIÓN PRIMARIA
La Educación Primaria es la primera etapa de la educación obligatoria. Consta de seis años académicos, acoge a los alumnos de seis años hasta doce años de edad y se organiza en tres ciclos de dos años cada uno.
La división en ciclos desea adaptar el proceso de enseñanza a los ritmos de desarrollo y aprendizaje propios de los alumnos de estas edades, contribuyendo fundamentalmente al despliegue de sus capacidades de comunicación, pensamiento lógico y conocimiento del entorno social y natural.
LA EDUCACIÓN PRIMARIA EN EL CONJUNTO DE LA EDUCACIÓN OBLIGATORIA
Esta etapa se propone iniciar o proseguir, según haya habido o no escolaridad previa, la acción educativa sistemática. Se integra en el marco de la educación obligatoria, que constituye una unidad temporal y organizativa del proceso de enseñanza. Ello exige una estrecha coordinación con la Educación Secundaria Obligatoria. Por otra parte, el número creciente de alumnos que cursan Educación Infantil obliga a establecer también una cuidada conexión con esta etapa.
Durante toda la Educación Primaria es muy importante mantener la relación familia-escuela, para unificar los criterios educativos y coordinar las acciones. Esta relación se hace imprescindible en el caso de los alumnos con necesidades especiales.
OBJETIVOS GENERALES DE LA ETAPA
El Decreto 105/1992, de 9 de junio, establece las enseñanzas correspondientes a la Educación Primaria de Andalucía.
Los objetivos de la Educación Primaria deberán contribuir a que los niños y niñas, durante dicha etapa, desarrollen las siguientes capacidades:
a) Conocer y apreciar el propio cuerpo y contribuir a su desarrollo, adoptando hábitos de salud y bienestar y valorando las repercusiones de determinadas conductas sobre la salud y la calidad de vida.
b) Actuar con autonomía en las actividades habituales y en las relaciones de grupo, desarrollando las posibilidades de tomar iniciativas y establecer relaciones afectivas.
c) Colaborar en la planificación y realización de actividades de grupo, aceptar las normas y reglas que democráticamente se establezcan, respetando los diferentes puntos de vista y asumiendo las responsabilidades que correspondan.
d) Establecer relaciones equilibradas, solidarias y constructivas con las personas en las distintas situaciones sociales.
e) Comprender y establecer relaciones entre hechos y fenómenos del entorno natural y social, contribuir activamente a la defensa, conservación y mejora del medio ambiente.
f) Conocer y apreciar los elementos y rasgos básicos del patrimonio natural, cultural e histórico de Andalucía y contribuir a su conservación y mejora.
g) Conocer y apreciar los elementos y rasgos básicos del patrimonio cultural, contribuir a su conservación y mejora, y respetar la diversidad lingüística y cultural como derecho de los pueblos e individuos, desarrollando una actitud de interés y respeto hacia el ejercicio de este derecho.
h) Comprender y expresar mensajes orales y escritos en castellano atendiendo a diferentes intenciones y contextos de comunicación y a las peculiaridades del habla andaluza.
i) Comprender y expresar mensajes orales y escritos sencillos y contextualizados en una lengua extranjera.
j) Comunicarse a través de medios de expresión verbal, corporal, visual, plástica, musical y matemática, desarrollando la sensibilidad estética, la creatividad y la capacidad para disfrutar de las obras y manifestaciones artísticas.
k) Identificar, plantear y tratar de resolver interrogantes y problemas a partir de la experiencia diaria, utilizando diversas fuentes de información y los conocimientos y los recursos materiales disponibles, así como la colaboración de otras personas para resolverlos de forma creativa.
l) Apreciar la importancia de los valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana y actuar de acuerdo con ellos.
DISTRIBUCIÓN DE LOS OBJETIVOS GENERALES DE LA ETAPA POR CICLOS
OBJETIVOS GENERALES DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA
A: Conocer y apreciar el propio cuerpo y contribuir a su desarrollo, adoptando hábitos de salud y bienestar y valorando las repercusiones de determinadas conductas sobre la salud y la calidad de vida.
B: Actuar con autonomía en las actividades habituales y en las relaciones de grupo, desarrollando las posibilidades de tomar iniciativas y establecer relaciones afectivas.
C: Colaborar en la planificación y realización de actividades de grupo, aceptar las normas y reglas que democráticamente se establezcan, respetando los diferentes puntos de vista y asumiendo las responsabilidades que correspondan.
D: Establecer relaciones equilibradas, solidarias y constructivas con las personas en las distintas situaciones sociales.
E: Comprender y establecer relaciones entre hechos y fenómenos del entorno natural y social, contribuir activamente a la defensa, conservación y mejora del medio ambiente.
F: Conocer y apreciar los elementos y rasgos básicos del patrimonio natural, cultural e histórico de Andalucía, y contribuir a su conservación y mejora.
G: Conocer y apreciar los elementos y rasgos básicos del patrimonio cultural, contribuir a su conservación y mejora, y respetar la diversidad lingüística y cultural como derecho de los pueblos e individuos, desarrollando una actitud de interés y respeto hacia el ejercicio de este derecho.
H: Comprender y expresar mensajes orales y escritos en castellano atendiendo a diferentes intenciones y contextos de comunicación y a las peculiaridades del habla andaluza.
I: Comprender y expresar mensajes orales y escritos sencillos y contextualizados en una lengua extranjera.
J: Comunicarse a través de medios de expresión verbal, corporal, visual, plástica, musical y matemática, desarrollando la sensibilidad estética, la creatividad y la capacidad para disfrutar de las obras y manifestaciones artísticas.
K: Identificar, plantear y tratar de resolver interrogantes y problemas a partir de la experiencia diaria, utilizando diversas fuentes de información y los conocimientos y los recursos materiales disponibles, así como la colaboración de otras personas para resolverlos de forma creativa.
L: Apreciar la importancia de los valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana y actuar de acuerdo con ellos.
PRIMER CICLO
A-1: Conocer el propio cuerpo e iniciarse en el descubrimiento de las posibilidades sensoriales en relación con el entorno.
A-2: Descubrir la importancia del cuidado del propio cuerpo y adoptar hábitos de higiene, y cultivar el gusto por actividades físicas y deportivas.
A-3: Asimilar actitudes de mejora de la salud de uno mismo, de ayuda, de servicio y aportación a los demás.
B-1: Actuar con autonomía en las actividades habituales y en la interacción con el grupo de convivencia más cercano (familia, grupo-clase).
B-2: Manifestar en las actividades diarias una progresiva consideración positiva de uno mismo como persona con rasgos propios.
B-3: Manifestar una paulatina adaptación a situaciones conocidas actuando de forma autónoma.
C-1: Colaborar en la realización de actividades de grupo, comprender las normas, actuar de forma positiva y aceptar orientaciones y rectificaciones.
C-2: Adoptar actitudes positivas de tolerancia, comprensión y respeto… hacia uno mismo, hacia los demás y el entorno próximo.
C-3: Mostrar responsabilidad personal y social en las actitudes diarias.
D-1: Demostrar capacidad para dar y recibir afecto, y para relacionarse con el otro sexo sin discriminaciones.
D-2: Establecer relaciones equilibradas y constructivas con las personas, en un clima de comprensión y aceptación de las normas básicas de convivencia y evitando cualquier tipo de discriminación.
D-3: Identificar en uno mismo los aspectos positivos y las limitaciones que definen la propia personalidad, como base para valorar a los demás.
E-1: Conocer las relaciones más sencillas que se establecen entre los hechos y fenómenos del entorno natural y social más próximo a su experiencia personal.
E-2: Reconocer el paso del tiempo y utilizar aquellas nociones necesarias para situarse en el tiempo y en el espacio.
E-3: Adoptar actitudes de respeto y defensa hacia la conservación del medio ambiente.
F-1: Interesarse por conocer el propio entorno natural, descubriendo sus peculiaridades y tener ganas de desarrollar estrategias para su defensa, conservación y mejora.
F-2: Identificar en el entorno más próximo manifestaciones artísticas que forman parte del patrimonio histórico y cultural andaluz.
F-3: Manifestar gusto por el respeto y cuidado de estas expresiones culturales como indicadores del pasado común de Andalucía.
G-1: Reconocer diferentes formas de vida y costumbres entre las personas que integran la propia comunidad familiar y escolar, como una expresión de riqueza y de crecimiento personal positivo.
G-2: Mostrar curiosidad y satisfacción por reconocer en el propio entorno expresiones de la valiosa diversidad lingüística.
G-3: Colaborar junto al grupo, y de forma graduada individualmente, a fomentar un entorno cultural más respetado y cuidado.
H-1: Aprender nociones básicas para una adecuada comprensión y expresión de mensajes sencillos, orales y escritos, en lengua castellana, valorando las peculiaridades del habla andaluza.
H-2: Emplear los recursos de expresión y comprensión oral adecuados a la situación y propios del intercambio comunicativo en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
H-3: Expresar una actitud espontánea de respeto en la manifestación de ideas, sentimientos y vivencias, mediante los códigos y formas básicas del lenguaje oral y escrito.
H-4: Respetar las modalidades de habla que se encuentran en el entorno próximo y entre las personas con las que se relaciona.
J-1: Conocer y comprender los elementos fundamentales de expresión plástica, musical y dramática presentes en el entorno.
J-2: Manipular y explorar lúdicamente diversos materiales, y realizar producciones artísticas sencillas y significativas en las que se apliquen los elementos de los lenguajes plástico, musical y dramático.
J-3: Expresar una actitud espontánea en la manifestación de ideas, sentimientos y vivencias, mediante los códigos y formas básicas propias de los distintos lenguajes.
K-1: Sentir curiosidad por aquello que descubre en la propia realidad y plantearse la búsqueda de soluciones adecuadas que satisfagan y estimulen el gusto por aprender.
K-2: Identificar en la actividad cotidiana interrogantes a partir de la observación y experimentación, que requieren la puesta en práctica de los conocimientos y destrezas adquiridas, y de un trabajo en grupo coordinado.
K-3: Conocer las limitaciones propias y distinguir los recursos útiles para dar respuesta a los interrogantes entre los compañeros, los adultos y los materiales con los que trabaja.
L-1: Apreciar la importancia de las formas de actuar y las normas que se utilizan en las relaciones de convivencia de los grupos de relación más próximos, y desarrollar hábitos para actuar de forma coherente a ellos.
L-2: Sentirse partícipes y capaces de realizar aportaciones en los grupos en que se inicia la integración social.
L-3: Identificar y comprender los valores que se encierran en determinadas formas de conducta de las personas de su ámbito de relación.
SEGUNDO CICLO
A-1: Conocer y apreciar el propio cuerpo; sus posibilidades sensoriales y de relación con el entorno.
A-2: Reforzar y desarrollar las capacidades y habilidades psicomotrices e intelectuales.
A-3: Apreciar y cuidar el propio cuerpo, adoptar hábitos de higiene y cultivar el gusto por las actividades físicas y deportivas.
B-1: Actuar con autonomía en las actividades habituales y en la interacción con el grupo, adaptándose a las diferentes situaciones cotidianas y aportando sugerencias y enfoques creativos.
B-2: Desarrollar un autoconcepto positivo que potencie la autoestima y estimule la toma de iniciativas como instrumento de maduración global y de afianzamiento de la personalidad.
B-3: Contribuir al desarrollo integrado de la afectividad estableciendo relaciones de amistad con los miembros del grupo.
C-1: Colaborar en la realización de actividades de grupo, ofrecer propuestas constructivas, actuar de forma positiva y aceptar las orientaciones y valoraciones sobre la propia participación.
C-2: Adquirir compromisos y responsabilidades, mostrar interés por conseguir llevarlos a cabo, considerando el trabajo individual como parte de un proyecto común.
C-3: Flexibilizar actitudes y opiniones, y estar abiertos a articular los objetivos e intereses propios con los de otros miembros del grupo.
D-1: Manifestar sentimientos de afecto, respeto, aceptación y cordialidad en la relación con las otras personas.
D-2: Mostrar actitudes de tolerancia, comprensión, alegría, paz, solidaridad…, evitando cualquier tipo de discriminación, y apreciar estas cualidades en los demás.
D-3: Conocer las propias limitaciones y valorar los aspectos positivos de uno mismo, y de los demás, como base de una relación constructiva.
E-1: Comprender las relaciones de causa-efecto que se manifiestan en el ámbito natural, social y cultural del entorno más próximo de su experiencia.
E-2: Aplicar las nociones temporales básicas en la explicación de la evolución de elementos próximos de su entorno.
E-3: Utilizar nociones espaciales y aplicar las técnicas convencionales para representar lugares próximos a su experiencia personal, localizando los puntos convencionales y situarse y desplazarse en el espacio haciendo referencia a ellos.
E-4: Contribuir, mediante la propia actuación y la corrección a los demás, a la defensa, conservación y mejora del medio ambiente.
F-1: Descubrir el medio natural como parte integrante del patrimonio andaluz, y contribuir a su defensa, conservación y mejora.
F-2: Reconocer como parte de la riqueza del entorno algunos elementos característicos que definen el patrimonio cultural e histórico de Andalucía.
F-3: Adquirir actitudes de respeto hacia las manifestaciones culturales e históricas de Andalucía, y tomar conciencia de su necesario cuidado y conservación.
G-1: Conocer y apreciar la diversidad de costumbres, estilos de vida constructivos y lenguas que se manifiestan en el propio contexto, como expresión de la riqueza cultural de los pueblos.
G-2: Manifestar actitudes de respeto hacia la diversidad lingüística y cultural de las personas del grupo de convivencia.
G-3: Contribuir, mediante la propia actuación y la orientación de los demás a la conservación y mejora de los elementos que configuran el patrimonio cultural de su entorno próximo.
H-1: Comprender mensajes orales y escritos en lengua castellana relacionados con los propios intereses y necesidades, según el contexto en que se encuentran y la intención comunicativa.
H-2: Distinguir en la propia expresión oral las características del habla andaluza, apreciar sus peculiaridades y respetar las distintas variedades y modalidades que manifiesta entre las personas que le rodean.
H-3: Expresar mensajes orales y escritos, en lengua castellana, estructurados y adecuados a la situación comunicativa.
I-1: Iniciarse en la comprensión y expresión oral de modelos y estructuras lingüísticas sencillas referidas al entorno próximo en una lengua extranjera.
I-2: Apreciar las posibilidades y la riqueza comunicativa que ofrece la facultad de expresarse en una lengua distinta de la propia.
J-1: Utilizar recursos procedentes de los lenguajes musicales, corporales y plásticos para desarrollar la capacidad de comunicación.
J-2: Utilizar el razonamiento lógico para conseguir un mayor grado de comprensión de la realidad y de las relaciones que se establecen entre los elementos que la configuran.
J-3: Mostrar espíritu de superación e inquietud creadora en la expresión en los distintos lenguajes artísticos.
J-4: Mostrar sensibilidad para valorar las obras y manifestaciones artísticas y culturales de su entorno adoptando actitudes de respeto y cuidado.
K-1: Manifestar interés y curiosidad por conocer el entorno y descubrir el gusto por el aprendizaje como elemento de desarrollo y crecimiento personal.
K-2: Identificar y plantear interrogantes y problemas a partir de la experiencia diaria, utilizando procesos de observación, experimentación, análisis y codificación de la información, y los procedimientos obtenidos de relacionar los contenidos trabajados en el aula y las situaciones que se plantean en la vida diaria.
K-3: Manifestar disposición a contrastar la percepción subjetiva de uno mismo y de la realidad con una visión progresivamente más objetiva, que ayude a fomentar la construcción de la propia identidad, aplicando estrategias de observación sistemática de la realidad y utilizando diferentes técnicas de codificación de la información.
K-4: Tomar conciencia de las propias capacidades y limitaciones, solicitando la ayuda de los demás para hallar soluciones creativas a las diversas situaciones cotidianas.
L-1: Apreciar la importancia de los valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana: conocerlos y saber identificarlos en su relación con el grupo social con el que interacciona.
L-2: Adecuar la propia conducta a las normas y valores básicos que rigen la convivencia humana, a partir de modelos establecidos.
TERCER CICLO
A-1: Comprender el funcionamiento globalizado del cuerpo humano y alcanzar un concepto integrado de éste.
A-2: Anticipar a la actuación cotidiana una reflexión previa sobre las propias posibilidades y limitaciones en su relación con el entorno y en la interacción con los iguales.
A-3: Tomar conciencia de la importancia del cultivo y perfeccionamiento de las capacidades y habilidades psicomotrices, promoviendo su aplicación en situaciones habituales.
A-4: Cuidar el propio cuerpo de forma sana y valorar y mostrar afición por la práctica deportiva, como signo de calidad de vida.
B-1: Actuar con autonomía en las actividades habituales y en la interacción con el grupo, tomando iniciativas, participando de forma positiva y reconociendo el valor de las cosas bien hechas.
B-2: Afianzar un autoconcepto positivo mediante el ejercicio de la toma de decisiones, y tener en consideración las propias limitaciones y las opiniones de los demás.
B-3: Establecer sinceras relaciones de amistad y colaboración, aceptando la diversidad de intereses y opiniones, y valorando su contribución al desarrollo armónico de la personalidad.
C-1: Colaborar en la planificación y realización de actividades de grupo, sentirse perteneciente a un grupo social más amplio y colaborar de forma creativa, asumiendo de forma positiva las valoraciones críticas de las propias producciones.
C-2: Asumir conscientemente los compromisos adquiridos, valorando la responsabilidad como afirmación de la propia personalidad y de la maduración global.
C-3: Aplicar actitudes tolerantes y flexibles valorando el debate y la confrontación de intereses como aspectos que contribuyen a la consecución de posiciones más objetivas y enriquecedoras para los miembros del grupo.
D-1: Comportarse con amabilidad, nobleza y generosidad en las relaciones familiares, con los amigos y compañeros, y en grupos sociales más amplios.
D-2: Establecer relaciones equilibradas y constructivas con las personas que le rodean en un marco que evite cualquier tipo de discriminación.
D-3: Ampliar y clarificar comportamientos y actitudes de tolerancia, solidaridad y comprensión, ante uno mismo y ante los demás.
E-1: Comprender, deducir y anticipar las relaciones de causa-efecto que se manifiestan en el ámbito natural, social y cultural.
E-2: Organizar la información recibida sobre la evolución histórica y establecer nuevas relaciones a partir de los cambios que se han producido a lo largo del tiempo.
E-3: Realizar representaciones e interpretaciones espaciales para orientarse y desplazarse, tanto en el entorno próximo como en el desconocido.
E-4: Practicar actitudes de compromiso, de colaboración con los demás y de participación activa en la conservación y mejora del medio ambiente.
F-1: Conocer los rasgos básicos del patrimonio natural de Andalucía, desarrollando actitudes de compromiso en su conservación y mejora.
F-2: Conocer y localizar, en el espacio físico y en el tiempo, los elementos básicos que configuran el patrimonio cultural de Andalucía, tomando conciencia de lo que representan y aportan a la cultura general del país.
F-3: Valorar la diversidad de estas manifestaciones culturales e históricas como una expresión de riqueza de un determinado pueblo, y participar en su conservación y mejora.
G-1: Respetar las distintas formas que los pueblos utilizan para manifestar sus propias costumbres y tradiciones, y considerar la diversidad lingüística como expresión de esta riqueza cultural.
G-2: Reconocer como propios aquellos elementos que configuran el núcleo del patrimonio cultural, y valorar esta expresión como un derecho de los pueblos.
G-3: Practicar actitudes de compromiso, de colaboración y participación activa en la conservación del patrimonio cultural de Andalucía, y en general, de todo el Estado.
H-1: Comprender mensajes orales y escritos en lengua castellana de distinta procedencia y con diferente estructura, valorando su significado según el contexto en que se producen y su intención comunicativa.
H-2: Contrastar las posibilidades y recursos de la propia expresión oral con las formas características del habla andaluza desde una perspectiva de apertura y enriquecimiento personal, valorando los estilos comunicativos de personas de otras zonas geográficas.
H-3: Producir mensajes orales y escritos en lengua castellana, a partir de una planificación previa del sentido, intención y contexto en que se transmite el mensaje; y valorar las opiniones de los demás como elemento de mejora de la acción comunicativa.
H-4: Ser riguroso y preciso en la organización, elaboración y presentación de las informaciones y mensajes.
I-1: Comprender y producir mensajes orales y escritos en lengua extranjera referidos a aspectos de la vida cotidiana.
I-2: Valorar la lengua extranjera como instrumento útil para aproximarse a otras culturas y formas de vida, y como modo de ampliar los propios recursos comunicativos.
J-1: Comunicarse y expresarse de forma creativa a través de lenguajes musicales, corporales, plásticos, así como experimentar su integración en las diversas situaciones del aula.
J-2: Planificar escenificaciones breves referidas a situaciones y estados de ánimo utilizando técnicas no verbales.
J-3: Apreciar la adquisición de conocimientos como un modo de expresión y de acercamiento a los diferentes ámbitos sociales.
J-4: Mostrar sensibilidad para disfrutar de las obras y manifestaciones artísticas, contribuyendo activamente en su conservación y defensa.
J-5: Manifestar actitudes de respeto y valoración crítica hacia las propias creaciones artísticas y las de los demás.
K-1: Identificar y plantear interrogantes y problemas a partir de la experiencia diaria, utilizando procesos de análisis-síntesis de la información y tomando en consideración otros puntos de vista.
K-2: Ampliar el campo de intereses en su curiosidad por comprender la sociedad a la que pertenece y las relaciones que en ella se establecen.
K-3: Desarrollar habilidades que permitan obtener información específica sobre hechos o fenómenos en fuentes de uso cotidiano, y realizar un análisis crítico de la información.
K-4: Utilizar en la resolución de problemas las nociones adquiridas, técnicas de análisis y codificación de la información, estrategias personales y convencionales, y la consideración de las variables que intervienen en una situación, para obtener unas producciones más reflexivas y precisas, y resolver problemas cotidianos con autonomía y creatividad.
L-1: Apreciar la importancia de los valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana, identificarlos en su interacción con los demás y reconocer y valorar su necesidad.
L-2: Adecuar la propia conducta a las normas y valores básicos que rigen la convivencia humana y, tras un proceso de reflexión, saber rectificar cuando la forma de actuar se aparte de esas normas y valores establecidos.
LA NUEVA ORIENTACIÓN DE LOS CONTENIDOS
La educación integral de los alumnos y las expectativas de la sociedad coinciden en demandar un currículo que no se limite tan sólo a los conceptos y conocimientos académicos, sino que incluya también la adquisición de habilidades prácticas y la asunción de valores, como aspectos indispensables para el desarrollo de la persona.
La educación social y la educación moral son fundamentales en este proceso, a fin de procurar que los alumnos adquieran comportamientos responsables en la sociedad, respetando las ideas y creencias de los demás. La educación para la salud, la educación sexual, la educación ambiental, las nuevas tecnologías, la educación moral y cívica, la educación para la paz, la educación para la igualdad entre los sexos: la coeducación, la educación del consumidor y usuario y la educación vial son también elementos educativos básicos que integran las diferentes áreas a lo largo de toda la etapa.
TRATAMIENTO DE LOS TEMAS TRANSVERSALES
La introducción de los temas transversales en los modelos curriculares responde a la necesidad que tiene la persona de:
– Conocer y adquirir seguridad y confianza en sí misma.
– Desarrollar el pensamiento reflexivo y la conciencia crítica.
– Formar criterios propios sobre hechos, personas y situaciones.
– Integrarse en la realidad social del país.
– Participar activamente en la toma de decisiones individuales y sociales.
– Convertirse en agente de su propio desarrollo.
– Comprometerse en la construcción de un mundo más justo y solidario.
En los temas transversales se han de contemplar los contenidos de concepto, los de procedimiento y los de actitudes, valores y normas. Estos últimos, en cuanto valores, requieren un tratamiento educativo específico que conlleva dos exigencias:
– Positiva. Supone ayudar a la asunción libre del valor en cuestión: la tolerancia, el espíritu de trabajo, la aceptación de todos, la austeridad, la solidaridad, la responsabilidad social…
– Negativa. Pide evitar todo lo que fomente el egoísmo, la competitividad, la minusvaloración del otro por cualquier tipo de disminución física, los prejuicios, el consumismo, el descuido de la salud, las discriminaciones por razón de raza, sexo, religión, etc.
Distribución de los temas transversales
Es preciso hacer notar que los temas transversales no se circunscriben a un área determinada, sino que afectan a diferentes ámbitos de la vida y que se pueden trabajar desde las diversas perspectivas que ofrecen las distintas áreas.
Por ello, y partiendo de los contenidos de cada área, los temas transversales se han distribuido entre ellas dependiendo de qué se puede realizar en cada una (sin forzarlas o desnaturalizarlas), sea en sus aspectos conceptuales, de procedimiento o de actitud.
La concreción
A continuación hemos pasado a la concreción de los contenidos, que supone como operaciones fundamentales:
– Determinar la extensión y profundidad con que va a trabajarse el tema transversal en el ciclo, teniendo en cuenta la capacidad de los alumnos para asumirlo, según su edad y situación evolutiva, así como los objetivos propuestos.
– Distribuir a lo largo del ciclo los contenidos.
– Prever el proceso psicológico de su aprendizaje.
En el caso de los contenidos de valor, por su especificidad, hemos respetado los pasos progresivos que permitirán a los alumnos hacer suyos dichos contenidos de forma libre. Estos pasos pueden simplificarse en tres:
* Acercamiento al valor para conocerlo, descubrirlo como tal y apreciarlo. El alumno/a debe saber que existe el valor y en qué consiste, y ha de descubrir los rasgos que lo hacen valer, hasta reconocerlo y afirmarlo públicamente cuando sea apropiado.
* Escoger las creencias y conductas entre varias alternativas, después de una consideración de las consecuencias, es decir, una elección realizada libremente.
* Incorporación del valor en la conducta hasta obrar habitualmente de acuerdo con él. La asunción de un valor es plena cuando se hace norma de actuación que la persona comprende y acepta razonadamente, cuando se convierte en conducta consistente, constante y mantenida, que llega a caracterizar a la persona.
– Dosificar e interrelacionar estos datos, distribuyendo los momentos de aprendizaje a lo largo del ciclo.
Unidades didácticas
El trabajo educativo del tema transversal se realiza específicamente en las unidades didácticas que por sus contenidos de concepto, procedimiento o actitud permitan o reclamen una relación con él. Según esto, se han ido introduciendo en las unidades didácticas que se prestaban a ello los contenidos de concepto, procedimiento y actitud o valor.
Se ha de tener en cuenta que el último paso en la asunción del valor es algo que la persona ha de realizar por sí misma. Por ello, desde nuestros materiales se han previsto los elementos que conducirán al alumno/a a esa asunción, pero siempre desde su posición de persona libre.
El sentido pedagógico y la experiencia indicarán cuándo conviene retomar, insistir o profundizar en determinados pasos que aseguren la asimilación sólida de los contenidos de concepto, procedimiento o valor.
Metodología
En todo aprendizaje, y también en el trabajo sobre los temas transversales, han de entrar conceptos, procedimientos y actitudes.
En lo referente a los contenidos de concepto y procedimiento, hemos seguido las indicaciones de la Pedagogía para cualquier proceso de aprendizaje. En los contenidos de valor, es fundamental tener presente que, si bien siempre hay que respetar la libertad del alumno/a y su ritmo de progreso, mucho más en este aspecto, que busca sobre todo una respuesta libre y personal.
Los procedimientos o estrategias previstos para los contenidos de valor no se han limitado a aconsejar, recomendar o moralizar, sino que existen otros procedimientos que parecen particularmente indicados:
– La información sobre el valor, su sentido y razones.
– El aliento o estímulo a hacer alguna cosa, a comportarse de determinada manera.
– La habituación por repetición de actos.
– El descubrimiento personal del valor.
– La introspección (reflexión y análisis de los propios sentimientos y reacciones frente a un valor, los motivos de su aceptación o rechazo…).
– La imitación, propuesta de modelos, el ambiente, la vivencia del valor en la comunidad educativa…
– La experimentación o práctica activa, consciente y libre.
– La reflexión sobre conductas, consecuencias, motivos, etc.
– La tecnificación, es decir, cómo se adquiere, cultiva y desarrolla.
– La confrontación: poner en situaciones que obliguen a reaccionar frente a un determinado valor.
Evaluación de los temas transversales
Para la evaluación del progreso de los alumnos, hemos contemplado actividades de evaluación en combinación con las de coevaluación y autoevaluación.
En lo que el tema transversal tiene de contenido de valor, es imprescindible la evaluación individualizada, es decir, comprobar cómo cada alumno o alumna interioriza el contenido de valor del tema transversal. Esta tarea sólo la puede desarrollar el profesor/a. Para ello será útil tener en cuenta los rasgos que presenta un valor asumido, para comprobar si las acciones responden a una verdadera opción por él. Se considera que un valor ha sido asumido cuando se dan estas condiciones:
– Elección libre: se ha elegido libremente.
– Alternativas: la elección se ha hecho entre varias alternativas realmente posibles.
– Consecuencias: se aceptan las consecuencias que acarrea comportarse según el valor.
– Placer: la persona aprecia la elección y disfruta con la conducta según el valor.
– Publicidad: se manifiesta abiertamente su aprecio y se vive de acuerdo con él.
– Acción: se actúa en coherencia con él.
– Repetición: la conducta se mantiene constate en la línea del valor.
METODOLOGÍA
Dadas las características de los niños de estas edades y teniendo en cuenta la finalidad de la etapa, el enfoque globalizador parece el más apropiado para toda la Educación Primaria. La práctica educativa que propone este enfoque motiva al alumno/a, le implica en el proceso de enseñanza-aprendizaje y le permite realizar aprendizajes significativos.
Como hacen notar las teorías constructivistas del aprendizaje, es el alumno o alumna quien elabora y construye sus esquemas de conocimiento. El profesor/a deberá actuar como un guía u orientador y establecer la relación entre lo que el alumno/a sabe y los nuevos contenidos que debe incorporar.
La adquisición significativa de conocimientos asegura la funcionalidad de los aprendizajes a lo largo de todo el proceso. Se trata, por tanto, de ayudar al niño/a no sólo a construir conocimientos que puede aplicar en diversas circunstancias, sino también a utilizar sus nuevos saberes en la consecución de otros aprendizajes, es decir, que aprenda a aprender.
Los recursos adquiridos en su experiencia personal ayudan a los alumnos y alumnas a comprender mejor el mundo que los rodea. Apoyándose en ello, los profesores pueden orientar su labor educativa a que estos estudiantes adquieran:
– Una consolidación firme de las destrezas básicas de comportamiento; lo que les permitirá acceder a una amplia gama de posibilidades creativas, expresivas y de enriquecimiento personal.
– Una comprensión y asimilación de contenidos cada vez más amplios y perfeccionados que atienden a sus necesidades, intereses y motivaciones, y se asienten sobre sus conocimientos previos.
– Una progresiva especialización en las diferentes áreas, captando las relaciones que se establecen entre ellas, para obtener perspectivas globalizadoras y dotar de unidad interna a los aprendizajes escolares.
Las características propias de la etapa evolutiva que atraviesan los alumnos exigen que el proceso de enseñanza-aprendizaje se sistematice. Estos condicionantes implican:
– Relacionar las actividades escolares con la vida cotidiana del alumno y alumna, y con sus experiencias obtenidas en todos los ámbitos, para tomar conciencia de la progresiva complejidad de éstos.
– Facilitar la construcción de aprendizajes enlazando los nuevos contenidos escolares con los que ya han integrado.
– Afianzar las destrezas instrumentales básicas valorando su incidencia en las demás áreas.
– Consolidar un método de estudio para enfrentarse con éxito a cualquier situación.
– Profundizar la reflexión sobre las causas y efectos de hechos y acontecimientos sociales, y las relaciones entre los elementos que intervienen en ellos.
– Atender a la diversidad de los alumnos, tanto para compensar carencias instrumentales como para motivarles a pensar, razonar y reflexionar.
– Estimular, en la medida de lo posible, la generalización y construcción de conceptos más complejos como preparación a etapas educativas posteriores.
La organización del tiempo debe integrar también acciones educativas orientadas a consolidar un desarrollo personal completo fuera del aula: el deporte, las actividades al aire libre, etc. pueden ser un ejemplo concreto.
Debe resaltarse la importancia que en el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene el tratamiento de los valores. Una adecuada presentación de cada situación educativa ayuda a los alumnos y alumnas a la interiorización de actitudes, valores y normas, con mayor alcance y profundidad.
Las fases que sigue este proceso pueden resumirse así: al principio, los alumnos descubren con interés el valor y su importancia; luego, lo aprecian y van adheriéndose libremente a él y, por último, actúan de acuerdo con la elección realizada de manera coherente y constante.
La creación de un ambiente escolar de aceptación, respeto y confianza ayuda a los alumnos y alumnas a la construcción de una imagen positiva de sí mismos, a la participación en las decisiones y tareas de grupo, al desarrollo de un juicio más razonado sobre sus propios comportamientos y los de los demás y a aumentar la seguridad y el bienestar personal.
ORIENTACIONES PARA LA EVALUACIÓN
La evaluación ha de plantearse como un proceso continuo e integrado a lo largo de toda la etapa. Su finalidad principal consiste en la adecuación de la enseñanza al progreso real de los alumnos. La información que proporciona debe servir para que el equipo de profesores valore tanto el rendimiento académico de los alumnos, como la eficacia del proceso de enseñanza y su propia práctica docente.
La evaluación es un elemento central de la práctica educativa porque:
– Proporciona información sobre los conocimientos previos de los alumnos, sus procesos de aprendizaje y la forma en que organizan el conocimiento.
– Permite a los profesores conocer el grado en que los niños van adquiriendo aprendizajes significativos y funcionales.
– Facilita un seguimiento personalizado del proceso de maduración y la determinación de las dificultades educativas especiales de los alumnos.
– Ayuda a adecuar los procesos educativos a la situación y ritmo de cada alumno/a y grupo concreto.
– Posibilita que los niños descubran su desarrollo y progreso personal en los nuevos aprendizajes, sus aptitudes para aprender y sus capacidades intelectuales, intereses y motivaciones, actitudes y valores…
– Ayuda a revisar, adaptar y mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La forma de evaluar deriva de los objetivos planteados y de los criterios metodológicos que definen la práctica educativa. Así, una metodología que sigue criterios constructivistas, globalizada, personalizada e integradora, requiere una evaluación formativa, global y continua.
Cada movimiento de aprendizaje de los alumnos exige prever y planificar cómo se atenderán sus necesidades específicas.
En nuestros materiales ofrecemos diversos instrumentos para la evaluación:
– Actividades que permiten evaluar la marcha de los procesos formativos.
– Pautas de observación útiles para centrar los aspectos fundamentales de la evaluación y los modos prácticos de llevarla a cabo.
En cualquier caso, siempre habrá de ser el profesor/a quien seleccione los procedimientos más apropiados, o bien, realice las adaptaciones oportunas.
Una evaluación que quiera ser eficaz ha de analizar todos los elementos del proceso educativo:
– La situación y posibilidades del alumno o alumna.
– El ritmo personal y el desarrollo integral de cada niño y niña.
– El proyecto formativo que se lleva adelante.
– La acción del profesor/a (programación, metodología…) y su relación con los escolares.
– La calidad de los estímulos que se ofrecen y su acción integral en el desarrollo de los alumnos.
– Las condiciones materiales y físicas del aula y el centro.
– La relación con la familia como elemento educativo fundamental.
Según el momento y situación en que se produzca, la evaluación tendrá diversas funciones y modalidades: evaluación inicial, formativa, final.
Evaluación inicial
Cuando se emprende un nuevo recorrido educativo es imprescindible tener en cuenta toda una serie de factores que intervienen en el proceso de aprendizaje: conocimientos previos del alumno/a sobre lo que va a aprender, su motivación, su historial escolar…
De ahí la necesidad de la evaluación inicial, que permite:
– Determinar los conocimientos previos de cada alumno/a en cada nueva situación de aprendizaje. Esta información orientará al profesor/a para decidir el enfoque didáctico y el grado de profundidad con que debe desarrollar los nuevos contenidos.
– Valorar la disposición emotiva del alumno/a hacia el área.
– Motivarlo: Al ser expuestos y analizados individualmente o en grupo los resultados de la evaluación inicial, se facilita que el alumno/a tome conciencia de las lagunas, imprecisiones y contradicciones en sus esquemas de conocimiento y asuma la necesidad de superarlos.
– Detectar aquellas alteraciones y disfunciones que pueden interferir en el proceso educativo y que requieran una atención educativa especial.
– Comprobar el grado de interiorización de los valores y normas propios del grupo de convivencia.
La evaluación inicial no trata de medir la cantidad de aprendizaje que el alumno o alumna posee, sino la calidad de éste: las estrategias y recursos que utiliza, el proceso de razonamiento y asimilación…
Evaluación formativa
A medida que avanza el proceso educativo, los alumnos evolucionan, sus necesidades varían y, en consecuencia, el tipo de ayuda pedagógica debe ajustarse de forma paralela. La evaluación formativa se realiza a lo largo de todo este camino y pretende recoger información para proporcionar una atención individualizada en cada momento.
El aspecto clave de la evaluación formativa radica en conocer de la forma más objetiva posible cómo progresan los alumnos en la adquisición de capacidades.
Los objetivos generales de etapa establecen las capacidades que se han de desarrollar a lo largo de ese período educativo. Éstas, por su formulación y grado de generalización, son difícilmente evaluables y sólo pueden medirse a través de sus manifestaciones externas.
Aquí está el papel de los criterios de evaluación, que señalan manifestaciones externas de las capacidades e indican el nivel que los alumnos deberían alcanzar durante su permanencia en la etapa.
La distribución por ciclos de los criterios de evaluación nos da un primer indicador del progreso que cabe esperar en el desarrollo de la capacidad al final de cada ciclo.
Para realizar esta distribución, el equipo de profesores debe identificar las capacidades que se encuentran implícitas en cada criterio de evaluación y buscar sus manifestaciones externas.
Posteriormente, establecerá su gradualidad y su distribución por ciclos.
Los profesores de cada ciclo habrán de realizar esta misma labor con los criterios de evaluación asignados a su ciclo, según los períodos establecidos para el control del proceso (normalmente por trimestre).
De esta manera, se obtiene una escala observable (evaluable), indicadora de capacidades, que supera la mera medición cuantitativa de aprendizajes.
La evaluación en esa escala de criterios nos permitirá descubrir el verdadero progreso en la competencia del alumno/a.
Posteriormente, el profesorado decidirá los procedimientos de evaluación más adecuados para atender a la globalidad y los mecanismos para comprobar si se ha producido una verdadera interiorización o generalización del aprendizaje.
Evaluación final. Evaluación sumativa
La evaluación también tiene por finalidad determinar si se han conseguido o no, y hasta qué punto, las intenciones educativas que se habían propuesto. La evaluación sumativa valora los resultados del aprendizaje para comprobar si alcanzan el grado de desarrollo deseado.
Las finalidades de la evaluación sumativa pueden sintetizarse en:
– Medir los resultados del aprendizaje para asegurarse de que se consigue el nivel establecido.
– Pronunciarse sobre el grado de éxito o fracaso del proceso educativo en el cumplimiento de las intenciones propuestas.
– Acreditar al final de un ciclo o etapa que los alumnos han realizado los aprendizajes correspondientes.
– Completar y matizar la evaluación formativa.
– Orientar al alumno/a para sus nuevas experiencias de aprendizaje.
Conviene advertir que acreditación y evaluación sumativa son dos cosas distintas: aunque no existiera la necesidad de acreditación, la evaluación sumativa tiene razón de ser como instrumento de control del proceso educativo y como fuente de información significativa para los alumnos.
La promoción de los alumnos
El currículo establece unas capacidades globales que deben desarrollarse a lo largo de la etapa. Estas capacidades se presentan agrupadas en varios dominios: cognoscitivo, psicomotor, de equilibrio emocional, de relación interpersonal, de inserción social…
El equipo de tutores debe individualizar estas capacidades y, sobre todo, encontrar indicadores representativos de ellas, con objeto de facilitar su evaluación.
Los profesores de área, por su parte, identificarán en qué contribuye el área que imparten, y de qué forma, al desarrollo de esas capacidades.
Con la información así obtenida, el tutor alcanzará una apreciación más rica y, sin duda, más justa, y podrá decidir sobre la promoción o no de un alumno o alumna.
En los decretos de currículo se apunta un criterio para el momento final de la toma de decisión: el alumno/a promociona cuando su maduración global le va a permitir seguir los aprendizajes del nuevo período educativo, aunque se necesiten refuerzos o adaptaciones curriculares en alguna de las áreas.
PRIMER CICLO DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA
EL ALUMNO Y LA ALUMNA DEL PRIMER CICLO
Los niños y niñas de primer ciclo se manifiestan activos, imaginativos y entusiastas.
Aprenden a partir de la realidad cercana y sienten una gran curiosidad por el mundo que van descubriendo.
A lo largo de este período atraviesan diferentes fases:
– En un primer momento, pueden mostrarse muy sensibles y manifestar explosiones de mal humor, sufrir hondamente por los castigos y rebelarse cuando los consideran injustos. En sus relaciones con los hermanos también suelen surgir conflictos, sobre todo con los hermanos menores.
– Después, pasan por una fase más tranquila, en la que se muestran introspectivos y algo distraídos. Les afecta mucho que se les haga daño o se les critique.
– Finalmente, llegan a un período de mayor seguridad en sí mismos y de constante comunicación con los demás. Sienten mayor simpatía por los hermanos, admiran a los mayores y aceptan a los más pequeños. En esta última fase pueden empezar a ser inestables en sus actividades y cansarse pronto de ellas.
Durante este primer ciclo de Educación Primaria, los alumnos experimentan un notable desarrollo psicomotor, cognitivo, personal, social y moral, así como un importante avance en la adquisición del lenguaje.
Es necesario que el profesor/a siga atentamente esta evolución, para adaptar su acción educativa a los cambios que se producen en los niños y aprovechar las posibilidades formativas que le ofrecen.
Desarrollo psicomotor |
Desarrollo cognitivo |
Desarrollo del lenguaje |
– Van fortaleciendo el control sobre su postura y su respiración (sentarse erguidos, etc.). – Afirman definitivamente su lateralidad dominante (izquierda, derecha). – Toman conciencia de las partes de su cuerpo. – Dominan y manejan su cuerpo. – Prestan atención de forma más sostenida y durante más tiempo. |
– Organizan su pensamiento a partir de la propia experiencia y vivencia personal. – Necesitan estar en constante relación con el entorno. – Progresan en su análisis de la realidad a través del estímulo y del aprendizaje de estrategias más elaboradas: establecer relaciones, ordenar, clasificar, diferenciar cambios… – Memorizan en situaciones que se repiten o que les resultan familiares, pero necesitan fortalecer la memoria significativa, que relacione lo que aprenden con lo que ya saben. |
– Necesitan comunicarse con el mundo exterior y con los demás. – Entran en el diálogo socializado. – Articulan correctamente todos los fonemas propios de su lengua. – Amplían sus posibilidades de comprensión y expresión: comparaciones y significados contrarios, semejanzas y diferencias, vocablos referidos al espacio y al tiempo. – Van asimilando las estructuras básicas de la lengua. |
Desarrollo personal |
Desarrollo social |
Desarrollo moral |
– Comienzan a advertir que son personas distintas de las demás (con sentimientos y pensamientos propios). – Caminan hacia la clarificación de su identidad personal. – Toman conciencia de su pertenencia a un sexo determinado. |
– Sienten especial interés por lo que piensan los adultos (padres, maestros…). – Mantienen relaciones de estrecha dependencia con los mayores. – El trato conflictivo con los hermanos deriva en aceptación y simpatía. – Mantienen buenas relaciones, aunque inestables y pasajeras con los compañeros, por su necesidad de pertenecer a un grupo. |
– Respetan las normas que los adultos les dan. – Suelen actuar guiados por la consecuencia de la acción y por la importancia que tiene para ellos la persona que les manda. |
SEGUNDO CICLO DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA
EL ALUMNO Y LA ALUMNA DEL SEGUNDO CICLO
El segundo ciclo de la Educación Primaria constituye una etapa muy interesante en el proceso de maduración de los niños y las niñas y ofrece unas grandes posibilidades de intervención pedagógica. Los alumnos entre 8 y 10 años se encuentran en un período de evolución del conocimiento subjetivo al objetivo que les lleva a contrastar sus propias representaciones mentales con la realidad, despertando en ellos unas actitudes de curiosidad e interés por la observación y explicación de los hechos y acontecimientos del entorno. Esto permite partir de una motivación natural por aprender. El profesorado tiene la oportunidad de aprovechar esta motivación adaptando los nuevos contenidos de aprendizaje a las demandas e interrogantes de sus alumnos.
Desarrollo psicomotor
Los niños y las niñas presentan, en términos globales, una buena coordinación general, tanto en reposo como en movimiento. Esta situación les posibilita un adecuado dominio del espacio que favorecerá su propia organización en él.
Su motricidad se hace más eficaz y precisa, permitiendo una mayor resistencia y una mejor calidad de ejecución.
La interiorización del propio esquema corporal va a evolucionar desde una concepción parcial y fragmentada del cuerpo, hacia una visión más integrada, con una mayor conciencia de su funcionamiento y posibilidades.
Desarrollo cognitivo
Entre los 8 y 10 años, los alumnos consolidan los recursos intelectuales que se han ido cultivando en años anteriores. Aumentan, paulatinamente, la capacidad de elaborar respuestas más organizadas que les permitirán realizar las llamadas operaciones concretas, que se manifiestan en la comprensión lógica de la realidad:
– Percepción y conciencia de la permanencia del objeto, de sus cualidades y de sus posibles cambios.
– Conciencia de que las cualidades permanecen constantes a pesar de los cambios en su apariencia (la misma cantidad de arena cuando está en un vaso ancho o en uno estrecho).
– La captación de las relaciones lógicas de causa-efecto entre hechos y situaciones (la fuerza aplicada a un cuerpo implica un posterior movimiento).
– Ordenación y clasificación de objetos y materiales en función de criterios comunes (peso, tamaño…).
– Multiplicación de clases (el plátano es un alimento natural y dulce a la vez).
Poco a poco, los alumnos van tomando conciencia de las cosas que desconocen, e intentan superar las contradicciones entre su pensamiento y el mundo real mediante la manipulación de una información concreta, directamente perceptible. Lentamente, se van alejando de las explicaciones subjetivas de los hechos y fenómenos y se van acercando a la comprensión ordenada de la realidad.
Aprenden a utilizar estrategias más elaboradas, empleando recursos de organización y agrupación para memorizar comprensivamente. Sin embargo, si el contenido de enseñanza no es significativo, tienden a retener la información de forma repetitiva y a utilizar esquemas de pensamiento propios de ciclos anteriores.
Desarrollo afectivo y social
En su maduración afectiva y social se enlazan íntimamente muchos elementos, entre los que destacan los siguientes:
Relaciones familiares
Los comportamientos de los niños y niñas de esta edad están condicionados por el adulto, que todavía es un marco de referencia importante para ellos. La búsqueda de nuevos modelos facilita su identificación con ellos; y mediante su imitación aprenden nuevas formas de comportarse. Sin embargo, se produce un desarrollo progresivo de la autonomía que favorece una paulatina independencia de los padres.
En cuanto a la maduración afectivo-sexual, los niños de estas edades continúan desarrollando su sensibilidad y sus facultades afectivas: la capacidad para adoptar el punto de vista del otro les permitirá el abandono de las tendencias egocéntricas (propias del pensamiento y afectividad infantil), y les ayudará a descubrir la satisfacción de establecer vínculos afectivos con los demás.
Sus intereses y curiosidades se centran en su propio sexo y en lo referente al origen de la vida.
Relaciones escolares
El grupo de compañeros y compañeras adquiere gran importancia para los niños, pues les permite concretar sus intereses y hacerse conscientes de sus posibilidades y de las de los demás, ayudándoles a adquirir seguridad en la conquista de su autonomía.
Relaciones de grupo
Los grupos se hacen más estables y producen un sentimiento de pertenencia más profundo. Algunos de sus miembros se convierten en líderes, mientras que otros pueden quedar aislados del resto del grupo.
Esto da al profesor/a la oportunidad de acompañar y estimular el proceso de socialización de cada uno de sus alumnos.
Desarrollo moral y apertura a la trascendencia
Los niños y niñas pasan de entender la norma como un bien en sí misma, rígida, dogmática, desligada de cualquier valoración personal, a verla como el resultado de una necesidad del grupo. Sin embargo, tienden a aplicarla con poca flexibilidad: creen que deben emplearla en igualdad de condiciones para todos y no entienden la relatividad de cada situación.
Empiezan a analizar los hechos desde un punto de vista personal, a entender la justicia y las normas de forma más crítica y a disfrutar aceptando pequeñas responsabilidades. Esto permite que vayan adquiriendo una escala de valores más integrados en su personalidad.
En el aspecto religioso, tienden a adoptar los conceptos y las prácticas de su entorno, destacándose la especial influencia del ambiente familiar en el desarrollo de sus actitudes y respuestas.
Construcción de la personalidad
La construcción de su personalidad pasa por un período tranquilo que avanza hacia la afirmación de un autoconcepto menos global y más matizado. Distinguen las cualidades físicas de las psicológicas, y van consiguiendo lentamente su identificación sexual.
A esta edad, ya pueden reflexionar sobre sus propios pensamientos y sentimientos; pueden anticipar el pensamiento de los otros y comprender que son juzgados por los demás de la misma manera que ellos les juzgan.
Hay, pues, un espacio más amplio en tutoría, para ir comprometiéndolos de forma más viva en su propia formación.
Los niños y niñas llegan a este ciclo con un determinado nivel de desarrollo personal y una experiencia escolar y vital previa. Su marco de referencia se amplía y, lentamente, se van independizando de su contexto. Sienten la necesidad de conducirse de forma más personal, según sus propios criterios y resuelven los problemas que les rodean utilizando un conocimiento más objetivo de la realidad.
Este ciclo constituye, pues, un auténtico reto para los educadores. Los alumnos de estas edades presentan un potencial que ofrece grandes posibilidades de intervención educativa.
El sentido educativo del profesor/a orientará a sus alumnos y alumnas y los acompañará a buen puerto.
TERCER CICLO DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA
EL ALUMNO Y LA ALUMNA DEL TERCER CICLO
Los alumnos y alumnas del tercer ciclo de Educación Primaria poseen ya una considerable experiencia escolar y vital, que potencia su autonomía en el trabajo y les dota de un fondo de información que les va a facilitar la adquisición de aprendizajes más complejos.
De ordinario comienzan a aparecer en estos chicos y chicas cambios físicos y fisiológicos que anuncian la pubertad y van a influir en su maduración personal y en sus ámbitos de relación.
Sus habilidades intelectuales, aún frágiles y limitadas, van siendo cada vez más variadas y flexibles. Los profesores y profesoras, además de tomar en consideración las características del desarrollo fisiológico, psicológico y cognitivo entre los 10 y 12 años, deberán valorar la importancia del papel socializador del grupo y la capacidad que poseen estos alumnos para integrar los puntos de vista de los demás.
Desarrollo psicomotor
Los chicos y chicas de 10 a 12 años se van haciendo capaces de llevar a cabo actividades cada vez más sistemáticas y perfectas, obteniendo un mayor rendimiento y aprovechamiento de su potencial psicomotor.
Su desarrollo físico, resistencia, velocidad, potencia muscular, flexibilidad, etc. se incrementan, se hacen más eficaces y se aplican a diversas situaciones cotidianas que les hace adquirir, frecuentemente, un carácter competitivo.
Durante estas edades, los chicos y chicas toman conciencia de las articulaciones y de su movilidad, localizan los desplazamientos de las partes del cuerpo sin errores, tienen un aceptable control del tono muscular y del ritmo respiratorio, y el propio cuerpo se convierte en un importante vehículo de expresión.
Son capaces de realizar de forma coordinada acciones más complejas que exijan simultáneamente la intervención de la vista y de las manos.
Poseen un buen equilibrio en reposo y unos movimientos armónicos y seguros. Así, el perfeccionamiento y fineza de sus acciones puede constituir un apoyo para aprendizajes más ricos y variados.
Su orientación espacial les permite situarse respecto a terceros, relacionar los objetos entre sí, hacer representaciones gráficas del espacio y sus trayectorias y anticipar movimientos.
Su estructuración temporal les facilita la ordenación de acciones en el tiempo, captar estructuras rítmicas (motrices…), simbolizarlas y resolverlas.