Voy a presentar las características generales del niño y la niña hasta lo seis años; los principales factores que intervienen en su desarrollo; etapas y momentos más significativos; el desarrollo infantil en el primer año de vida así como el papel de los adultos.
Tal y como recogen la Ley Orgánica del 3 de mayo de Educación, el Real Decreto 1630/2006 de 29 de diciembre por el que se establecen las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de Educación Infantil y la Orden de 28 de marzo de 2008 del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, por la que se establece el currículo de Educación Infantil y se autoriza su aplicación en los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Aragón, el fin de la E. I. es contribuir al desarrollo físico, intelectual, afectivo y social de los niños y niñas, por eso es fundamental dominar este tema para conocer en qué momento evolutivo se encuentras los niño y niñas del aula y adaptar las programaciones y práctica educativa a ellos utilizándolo como primera evaluación inicial. Además este tema incluye el desarrollo infantil en el primer año de vida, momento fundamental en el que se sientan las bases del aprendizaje y desarrollo cuya importancia la recoge ampliamente la citada Orden del 28 de marzo incluyendo un apartado de especificaciones para niños y niñas de cero a un año.
En primer lugar voy a exponer las características generales del niño y la niña hasta los 6 años, en segundo lugar los principales factores que intervienen en su desarrollo, como tercer punto las etapas y momentos más significativos, cuarto, el desarrollo infantil en el primer año de vida para terminas con el papel de los adultos.
En cuanto a las características generales del niño y la niña hasta los seis años hay que tener en cuenta que el niño es un ser que constituye una unidad biológica, psíquica y social, diferente e irrepetible, en continuo desarrollo, que construye y sexuado, aunque para explicar su desarrollo lo hagamos separándolo por dimensiones: psicomotor, sensorial, afectivo social y del lenguaje.
Además el desarrollo es un proceso unitario sometido a factores ambientales y hereditarios. Es también una sucesión ordenada de cambios donde unos se integran en los siguientes y las pautas de desarrollo comunes en el niño obedecen a unas leyes determinadas. Así a mayor nivel de desarrollo, mayor nivel de complejidad en las capacidades siendo éstas, primero, generales hasta llegar a la especialización.
Comienzo ahora a desarrollar las dimensiones del desarrollo infantil comenzando por el desarrollo psicomotor.
Éste es mucho más rápido en la edad que nos ocupa que en cualquier otra etapa de la persona. Es una secuencia ordenada y establecida en la que pueden existir grandes diferencias individuales a causa de factores genéticos, de maduración o medioambientales, pero que siempre se va a regir por cuatro grandes leyes del desarrollo: la ley céfalo-caudal, la próximo-distal, ley de actividades en masa a las específicas y ley del desarrollo de flexores-extensores.
Según la ley del desarrollo céfalo-caudal, maduran primero los músculos más cercanos a la cabeza para posteriormente desarrollarse la parte más baja de ésta. Así el niño comienza a dominar los músculos de los ojos y la boca, luego del cuello, tórax, hasta llegar a los pies.
La ley próximo-distal nos dice que tanto en los miembros superiores como en los inferiores, primero se desarrollan los músculos más cercanos al tronco y posteriormente los más alejados.
Según la ley de actividades en masa a las específicas se controlan primero los grandes músculos y después los más pequeños, por ejemplo, del brazo a la pinza.
Y por último la ley del desarrollo de flexores-extensores nos dice que se domina primero la capacidad flexora, agarrar objetos, y luego la extensora, soltarlos, lo que explica la lentitud con la que se adquiere la destreza digital fina.
Durante el primer año de vida se producen tanto cualitativamente como cuantitativamente, el mayor desarrollo de la vida del niño. Algunos aspectos a resaltar son el peso, el tamaño de la cabeza, el aspecto del abdomen, la dentición, que dará la posibilidad de una alimentación no triturada y se practicará la masticación, ejercicio fundamental para el desarrollo muscular facial y del habla, y el sistema muscular que, durante toda la etapa infantil tiene una triple misión: volutiva (movimientos voluntarios), expresiva (actitudes faciales) y de mantenimiento (equilibrio postural).
Así, de 0 a 3 años se asientan los grandes hitos motores como mantener el cuello erguido (4 meses), sentarse (7 u 8 meses), la marcha independiente (12 meses), correr, saltar,… y de 3 a 6 años hay un gran avance en la coordinación de los músculos mayores y menores, y de la coordinación de los músculos mayores y menores, y de la coordinación óculo-manual.
A continuación veremos el desarrollo sensorial. En cuanto a la percepción visual el sentido de la vista es funcional desde el nacimiento, aunque la agudeza visual y la capacidad de acomodación del cristalino tardarán 6 meses a alcanzar una maduración semejante a la del adulto.
El sentido del oído, igual que la vista, es funcional desde que se nace e incluso algunos autores afirman que se ha desarrollado antes del nacimiento. Además de oír, los bebés muestran más interés por unos sonidos que por otros. Por ejemplo prefieren el sonido de la voz humana a cualquier otro e incluso discriminan unas voces de otras y presentan conductas como la localización auditiva girando la cabeza y o los ojos hacia la fuente del sonido.
En cuanto al tacto, el olfato, el gusto, la temperatura y el dolor, están presentes desde el momento de nacer, aunque han de afinarse con el paso de las semanas.
Por último señalar que incluso en ese primer momento del niño los sentidos no funcionan de forma aislada sino que se coordinan entre sí. Si siente hambre o dolor lo demuestran con el sonido del llanto.
Respecto al desarrollo socio-afectivo es fundamental que el bebé forme y consolide en sus primeros días el vínculo del apego con las personas que interactúan con él y cubren sus necesidades vitales.
Durante los dos primeros meses el niño busca activamente estímulos sociales sintiéndose atraído por la voz y el tacto, pero no será hasta el 2º mes cuando discrimine a unas personas de otras. A partir del 6º muestran preferencia hacia los conocidos y rechazo hacia los desconocidos y durante 2º año de vida se consolida el vínculo
A partir de este momento las relaciones con los adultos son más simétricas y aparecen otros vínculos afectivos como la revalidad y los celos con algún miembro de la familia. En cuanto al grupo de iguales su importancia crece con el tiempo y su influencia será importantísima para el conocimiento de su propia identidad, autoestima, adquisición de rol sexual, aprendizaje y destrezas sociales y sentimiento de pertenencia al grupo.
A continuación paso al desarrollo cognitivo de los niños y niñas siguiendo a Piaget que describe el desarrollo del niño en 4 etapas: sensoriomotor, de 0 a 2 años, preoperacional, de 2 a 7, el periodo de las operaciones concretas, de 7 a 12, y a partir de los 12 el periodo de las operaciones formales. Me centraré en los dos primeros pues son los que ocupan la franja de edad de la que trata el tema.
En el pensamiento sensoriomotor, de 0 a2 años, el niño sólo posee unas conductas innatas, los reflejos, que se ejercitan, modifican y coordinan paralelamente a la actividad con los objetos. Gracias a esta actividad irá construyendo modelos de acción interna, experimentará, manipulará hasta llegar a la acción intencionada con ellos y, hacia el final de la etapa desarrollará la permanencia del objeto y la representación simbólica, momento en el que comienza el pensamiento preoperacional. La función simbólica aparece porque la imitación interiorizada puede representarse en ausencia de las acciones que originariamente crearon las imitaciones.
El pensamiento preconceptual se caracteriza por la traducción, la yuxtaposición, el sincretismo, la centración y representación estática y el egocentrismo. Además en esta etapa se desarrolla el preconcepto que es la representación a caballo entre la generalidad y la individualidad.
Para finalizar el desarrollo cognitivo es importante resaltar que gracias a la función simbólica desarrollada por los niños se hace posible el desarrollo del lenguaje.
Generalmente, en el desarrollo del lenguaje, se distinguen dos grandes periodos: el prelingüístico y otro, a partir del año o año y medio, que comienza con la emisión de las primeras palabras.
Concretando, podemos señalar que existen 4 etapas entre estos dos periodos: la prelingüística en la que se utilizan sonidos, como emisiones guturales, el laleo, la ecolalia, y comunicación gestual; la etapa de las palabras aisladas, sobre el año de edad, asociadas más adelante a señalizaciones, es decir, cuando el bebé dice “agua” señalando un vaso; la etapa de las dos palabras, sobre los dos años; y la adquisición de las reglas de sintaxis, cuando el lenguaje experimenta un crecimiento tan vertiginoso en todos sus aspectos, vocabulario, gramática,… que es difícil destacar sus características aisladas.
Con el desarrollo del lenguaje he concluido el primer punto del tema, características generales del niño y la niña hasta los 6 años, y comienzo el segundo, principales factores que intervienen en el desarrollo.
El desarrollo es el resultado de múltiples factores que intervienen en éste. Éstos los podemos clasificar en genéticos, o de naturaleza interna, y ambientales, o de naturaleza externa.
Los factores genéticos se refieren a la carga hereditaria y la maduración del sistema nervioso que intervienen directamente en nuestro calendario madurativo, a una edad caminamos, nos hacemos adolescentes,… y los ambientales son las circunstancias que rodean al niño en su medio próximo y que condicionaran su desarrollo como la alimentación, condiciones de salud, hábitos sociales, clima afectivo en el que se desenvuelve,…
Herencia y ambiente son fundamentales en el desarrollo humano pero siembre interactuando entre sí. Jamás hay herencia sin ambiente y viceversa. Por ejemplo, conductas motoras como gatear, andar, se suceden secuencialmente gracias a la herencia, pero se ha comprobado que una privación prolongada y grave de estimulación sí afecta al desarrollo de estas conductas como los niños de un orfanato de Irán que apenas recibían atención, se sentaban y caminaban después que otros que recibían cuidados.
Dependiendo de la importancia que se les dé a uno u otro factor, surgen dos grupos de teorías que explican el desarrollo: los estructuralistas y los mecanicistas.
Para los estructuralistas, los cambios en las conductas son el resultado de procesos internos. Algunos autores que consideran el desarrollo como una secuencia invariable de etapas, cada una cualitativamente diferente a la anterior son Piaget, Freud y Chowsky.
En cambio, los mecanicistas suponen que los cambios de comportamiento son el resultado de los cambios que se producen en el ambiente, entendiendo el desarrollo como un proceso continuo de adquisición de nuevas conductas a través de aprendizaje. El conductismo psicológico es un representante de estas teorías.
La Psicología Evolutiva actual contiene mayor diversidad de enfoques que no pueden encuadrarse en los modelos comentados, como la perspectiva etológica en la que lo principal es el ambiente de adaptación, es decir el resultado sobre la conducta que tiene el adaptarse en el ambiente en el que se vive y no sólo en el presente, sino también al que tuvieron que adaptarse nuestros antepasados.
La perspectiva ecológica plantea exigencias conceptuales como la multitud de influencias de la familia, la escuela, grupos sociales que recaen sobre el niño.
Para concluir este apartado señalar que la posición constructivista es el modelo más intermedio pues afirma que en el desarrollo influyen la interacción de la herencia y ambiente.
A continuación paso al tercer punto del tema: particularidades en la evolución del niño. Etapas y momentos más significativos.
En primer lugar diferenciar entre etapas y momentos.
Etapas son los periodos en los que se divide el desarrollo infantil y cada etapa se caracteriza por unos rasgos propios que evolucionan a medida que se avanza hacia la siguiente etapa; y momentos son aquellos acontecimientos con repercusión en la vida del niño.
Autores destacados que proponen sus teorías por etapas en el desarrollo del niño son Freud o Piaget y, aunque las desarrollaron ampliamente, me centraré en la descripción que hicieron para la franja de edad que ocupa el tema, de 0 a 6 años.
Freud señala la etapa oral (1 año) la anal (de 1 a 3) y la fálica (de 3 a 7 años); y Piaget apunta dos estados el sensoriomotor (hasta los 2 años) y el preoperacional (de 2 a 7).
Existen muchos momentos y adquisiciones significativas del niño de E. I., teniendo presentes las distintas dimensiones del desarrollo:
El nacimiento, comento crucial y significativo, el desarrollo del lenguaje, la aparición de la intencionalidad, la conservación del objeto, la aparición de la función simbólica, el control de esfínteres, que se dan de 0 a dos años y todos están ligados a la cada vez mayor autonomía del niño.
Entre el 2º y 3º año aparece el miedo a perder el cariño de los padres y en el 3º una crisis de autoafirmación y por tanto el desarrollo de sí mismo.
A partir de los 3 años un momento clave es la incorporación del niño a la Escuela Infantil. A partir de este momento avanza mucho el lenguaje y lo motor, como la coordinación y el equilibrio, y desarrolla progresivamente la psicomotricidad fina, lo que le permitirá recortar, escribir,… Comienzan las relaciones cooperativas en las que se tiene en cuenta el punto de vista del otro, abandonando poco a poco el egocentrismo y aparecen sentimientos individuales de afecto, simpatía y antipatía.
Para terminar el punto 3 del tema señalar que, según Piaget, la moral del niño es heterónoma, depende de la de los adultos, y es el interés el que regula sus acciones.
Tal y como he remarcado a lo largo del tema el adecuado desarrollo a todos los niveles durante el primer año de vida del niño es fundamental en las posteriores etapas y en la detección precoz de posibles problemas o déficits tal y como señala la Orden de 28 de marzo de 2008.
En cuanto al desarrollo psicomotor es mucho más rápido en este periodo de tiempo que en cualquier otro de la vida del niño. Éste se produce gracias a los procesos madurativos que se ajustan a las leyes céfalo-caudal, próximo-distal, de actividad en masa a las específicas y la ley de desarrollo de flexores-extensores y gracias a los estímulos que el niño recibe por parte de quienes le rodean.
Aunque con variaciones entre unos niños y otros, pero siempre en este orden, el desarrollo psicomotor se ajusta a grandes hitos o adquisiciones.
En primer lugar logran el control de la cabeza sobre los 3 meses, después el del tronco para permitir sentarse a los meses y los primeros desplazamientos arrastrándose o gateando, hasta llegar a la bipedestación y la marcha, primero con ayuda de los adultos o apoyándose en objetos y muebles, y después independiente sobre el año.
Sobre el desarrollo cognitivo seguiremos la teoría de Piaget.
La actividad del bebé posibilita el desarrollo cognitivo que, fundamentalmente, se realiza a través de dos procesos: el proceso de asimilación gracias al cual se incorporan las experiencias nuevas a los conocimientos ya adquiridos y el proceso de acomodación que permite modificar o adecuar conocimientos para adquirir otros nuevos que le permitirán asimilar adecuadamente nuevas y más complejas realidades.
En el primer año de vida los niños se encuentran en el periodo sensoriomotor que Piaget dividió en 6 subestados. Los 4 primeros corresponden a los meses que estamos estudiando.
El ejercicio de los actos reflejos durará hasta el primer mes de vida. Al nacer el bebé posee una serie de actos reflejos que le permiten dar respuestas necesarias para sobrevivir como el relejo de succión, el de moro, prensión…
Aunque estos reflejos se dan automáticamente ante un estímulo y son repetitivos, esta repetición no es siempre igual pues los estímulos tampoco son idénticos. Así esta conducta se va adaptando a los cambios y el esquema inicial se enriquece. Por ejemplo, el niño adaptará la succión o la prensión a la forma y tamaño de los objetos.
Algunos reflejos permanecen inalterados de por vida, como el pestañeo, por los que dejan de ser útiles, se pierden con el paso del tiempo.
El segundo subestadio, del 1º al 4º mes, corresponde a las reacciones circulares primarias momento en el que se forman los primeros hábitos.
Las acciones que realiza el bebé son sobre el propio cuerpo y no intencionales pero tiende a repetirlas porque le resultan agradables y los hábitos comienzan a encadenarse apareciendo las coordinaciones motrices prensión-succión, intersensoriales, visión-audición y sonsoriomotoras como las respuesta de orientación al sonido.
De los 4 a los 8 meses se da el 3º subestadio denominado de reacciones circulares secundarias que, aunque tienen mucho en común con las primarias, la gran diferencia es que la acción se centra no sólo sobre el propio cuerpo sino también sobre el medio. Así son capaces de adaptar sus movimientos a los objetos del entorno, como mover un sonajero, y se dan los primeros indicios de concepto de objeto ya que si lo ve, lo busca y lo sigue.
El cuarto subestadio abarca de los 8 a los 12 meses y se denomina coordinación de los esquemas secundarios en el que surge la conducta intencional. Las acciones ya no se reproducen por casualidad sino que tienen un objetivo claro. De esta forma aparece la imitación de las conductas siendo posible el aprendizaje por observación, por ejemplo, responde a preguntas de forma motora como ¿dónde está la nariz?.
En cuanto a la conservación del objeto, lo busca si no lo ve pero con error. Si la primera vez lo encontró debajo de una caja, siempre buscará en el mismo sitio.
Para finalizar los dos subestadios de periodo sensoriomotor descritos por Piaget son el de las reacciones circulares terciarias, de los 12 a los 18 meses, y el inicio del pensamiento simbólico de los 18 a los 24.
Pasando al desarrollo social y afectivo el niño, desde que nace está en condiciones para su socialización fundamentalmente porque su supervivencia depende del grupo social y porque dispone de un sistema perceptivo sintiendo gran atracción por los estímulos sociales. El llanto o la sonrisa adquieren distintos significados para los adultos, son la base de los primeros vínculos afectivos e incrementan las posibilidades de relación social.
Félix López señala tres procesos des los que dependerá básicamente su socialización muy relacionados entre sí y que no se producen el uno sin el otro: los procesos mentales, afectivos y conductuales de socialización.
En cuanto los procesos mentales, los niños ponen de manifiesto conductas de lloro, sonrisa, … según la persona con la que interactúan y sobre el 6º mes reconocen a determinadas personas de su entorno reaccionando con frecuencia con ansiedad si se ausentan. Un poco más delante, sobre el 8º mes, no sólo reaccionan ante los extraños sino también ante los desconocidos con cautela o miedo.
Los procesos conductuales se refieren al aprendizaje de conductas tanto aceptadas como indeseables por el grupo como hábitos de comida, higiene…
Uno de los aspectos fundamentales del desarrollo social son los procesos afectivos de socialización.
La relación afectiva que el niño establece desde que nace es el apego definido como vínculo afectivo que el niño establece con las personas que interactúan de forma privilegiada con él y satisfacen sus necesidades.
El proceso de formación y desarrollo del apego para fundamentalmente por 3 etapas.
En los dos primeros meses no se puede afirmar que los niños reconozcan a las personas como tales pero sí se sienten atraídos por los estímulos sociales como la voz, el rostro, la temperatura…
Del 2º al 6º mes sí que diferencia a unas personas de otras y prefieren ser cuidados por quienes lo han hecho desde su nacimiento.
Y por último, del 6º al 8º mes, no sólo prefieren a las personas o figuras de apego sino que muestran claro rechazo a los desconocidos.
Antes de terminar con este el desarrollo socio-afectivo aclarar que he hablado de forma general sobre el apego, es decir, la figura de apego no sólo se reduce a la madre sino que pueden ser otros como el padre, los abuelos, cuidadores,… tal y como consideran algunos autores. Otros, en cambio, afirman que la figura de apego es la madre dedicando sus estudios a las relaciones materno-filiales y los efectos que produce la separación de la madre al hijo. Entre estos hay que destacar al padre de la teoría del apego Bowlby.
El último punto a tratar en cuanto al desarrollo del niño de 0 a 1 años es el de la comunicación y el lenguaje. Las primeras manifestaciones comunicativas se producen a través del llanto que se producen a través del llanto. Éste se combina con sonidos guturales, gritos y gorjeos; más adelante se produce el balbuceo, sonidos comunes a todas las lenguas, sobre el 8º mes aparece al ecolalia o repetición de sonidos de su propio medio para terminar la etapa prelingüística, alrededor del año, con la emisión de las primeras palabras.
Para finalizar el tema hablaré del papel de los adultos. La influencia familiar es, para la mayoría de los niños, el factor básico en su futura madurez personal. La vida familiar es el centro de comunicaciones afectivas y el origen de las normas de conducta.
Muchas perspectivas psicológicas que tratan la conducta del alumno, la analizan sin tener en cuenta el contexto en el que se producen o no tienen en cuenta el papel activo del alumno en su propio proceso educativo. Por eso me centro en los estudios realizados desde la perspectiva sociocultural que da gran importancia al contexto y a quienes participan en una situación.
Desde este modelo varios autores han señalado la interacción niño-adulto como elemento necesario para adquirir distintas destrezas y habilidades. Esto no significa enseñar a los niños a resolver una tarea sino conducirlos a un proceso más complejo que les permita “aprender a aprender”. Este proceso debemos trabajarlo desde todas la áreas del currículo para que los alumnos adquieran y desarrollen la competencia básica que lleva el mismo nombre tal y como nos exige la legislación actual.
Algunas habilidades que el niño desarrolla en interacción con los adultos son el lenguaje, la autorregulación, la planificación y la estructuración de la tarea.
Para finalizar el último punto del tema señalar que, para favorecer la intervención e interacción con el adulto, ya sea en casa o en el aula, se debe facilitar al niño ambientes acogedores, seguros, cálidos y variados, fomentando la exploración y manipulación a través del juego y utilizando un lenguaje claro y correcto. Siempre debemos favorecer su desarrollo integral, desarrollar valores de solidaridad, respeto,… y mostrar gran satisfacción ante los progresos de los niños por pequeños que sean, aunque parezca exagerado.
Las dimensiones del desarrollo explicadas a lo largo del tema han de guiar la acción educativa en los procesos de elaboración de desarrollo del currículo desde un punto de vista funcional y global como garantía de una educación equilibrada, armónica e integral. Esto necesita del trabajo en equipo del profesorado, de la colaboración con las familias y de una buena coordinación de todas las personas implicadas en el proceso de enseñanza y aprendizaje del niño.
Antes de concluir el tema deseo señalar que, aunque la teoría nos dice que un momento de inflexión en la vida del niño son los 3 años con su incorporación a la escuela, lo cierto es que los cambios sociales y conceptuales sobre la educación han hecho que dicha incorporación se produzca mucho antes. Así, la mayoría de los niños y niñas que comienzan el segundo ciclo de E.I. han cursado, al menos, el último curso del primer ciclo de E.I.