IMPLICACIONES EDUCATIVAS.
ÍNDICE:
1.- INTRODUCCIÓN.
2.- EL DESARROLLO EN LA EDAD INFANTIL (I): DESARROLLO SOCIAL, MOTOR, AFECTIVO.
2.1.- DESARROLLO MOTOR.
2.2.- DESARROLLO AFECTIVO.
El apego.
Las emociones.
El autoconcepto y la autoestima.
Las relaciones sociales.
El conocimiento social.
El desarrollo moral.
2.3.- ALTERACIONES EN EL DESARROLLO.
3.- IMPLICACIONES EDUCATIVAS.
3.1.- EN RELACIÓN CON LA ORIENTACIÓN.
3.2.- EN RELACIÓN CON EL CURRÍCULO.
4.- CONCLUSIÓN.
5.- BIBLIOGRAFÍA.
TEMA 6: EL DESARROLLO EN LA EDAD INFANTIL (I): DESARROLLO SOCIAL, MOTOR, AFECTIVO. IMPLICACIONES EDUCATIVAS.
1.- INTRODUCCIÓN.
La Educación Infantil se configura como la primera etapa del Sistema Educativo con unos rasgos propios prescritos en la normativa. En primer lugar como referente básico se cita la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación (LOE), que la concibe como etapa única, organizada en dos ciclos que responden a una intencionalidad educativa, no necesariamente escolar, y que obliga a los Centros a contar desde el primer ciclo con una propuesta pedagógica específica.
En la Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación en Andalucía (LEA), viene recogida en el cap. II, del título II, donde se perfila como la etapa educativa que atiende a niñas y niños desde el nacimiento hasta los 6 años de edad.
Su desarrollo en Andalucía se concreta en el Decreto 428/2008, de 29 de julio, por el que se establece su ordenación y sus enseñanzas correspondientes, quedando definida tal como se indica a continuación:
Etapa educativa con identidad propia caracterizada por su carácter voluntario.
Comprende dos ciclos de 3 años de duración cada uno.
Se organiza de acuerdo con los principios de educación común y atención a la diversidad.
Su finalidad es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños y niñas, respetando los derechos de la infancia y atendiendo a su bienestar.
Contribuye a desarrollar en los niños y niñas las capacidades que les permitan conseguir los siguientes aspectos:
Construir su propia identidad e ir formándose una imagen y ajustada de sí mismos.
* Adquirir progresivamente autonomía en la realización de sus actividades habituales y en la práctica de hábitos básicos de la salud.
* Comprender y representar algunas nociones y relaciones lógicas y matemáticas de la vida cotidiana.
* Representar aspectos de la realidad vivida o imaginada de forma cada vez más personal y ajustada a los distintos contextos y situaciones, desarrollando competencias comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión.
Utilizar el lenguaje oral para comprender y ser comprendido por los otros.
Aproximarse a la lectura y escritura.
Conocer y participar en algunas manifestaciones culturales y artísticas de su entorno.
El currículo para ambos ciclos se organizará en áreas correspondientes a ámbitos propios de la experiencia y del desarrollo infantil y se abordará por medio de situaciones de aprendizaje que tengan significado para los niños y niñas. Las áreas son: conocimiento de sí mis y autonomía personal, conocimiento del entorno, y lenguajes: comunicación y representación.
La organización en áreas se abordará por medio de un enfoque globalizador, dad la necesidad de integrar las distintas experiencias y aprendizajes del alumnado en estas.
Este Decreto a su vez, quedará explicitado por la Orden 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo y la Orden 29 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de la evaluación.
Luego, la importancia de este tema reside en el tratamiento de la Educación Infantil como etapa educativa que contempla el proceso evolutivo normalizado de la misma, en concreto el área motora y afectivo-social. Después, se tratarán brevemente las alteraciones en el desarrollo normalizado. A continuación, se establecen sus implicaciones educativas, tanto en el currículum como en la orientación.
2.- EL DESARROLLO EN LA EDAD INFANTIL (I): DESARROLLO SOCIAL, MOTOR, AFECTIVO.
El desarrollo es un proceso de cambio y transformación del ser humano fruto de la interacción entre la herencia y el ambiente (Palacios, 2001).
Las personas somos entes únicos e inseparables en los que el desarrollo se produce de forma simultánea en los ámbitos motor, cognitivo, lingüístico, afectivo y social. De esta manera, se concibe al ser humano como una totalidad, en la que estas diferentes áreas son interdependientes.
Luego, partiendo de ello se establece en este tema la descripción del desarrollo motor y socio-afectivo en sus primeros 6 años de vida. En el desarrollo motor se tratarán las variables y pautas básicas del mismo, y en el desarrollo socio-afectivo se abarcará desde los procesos de socialización hasta el desarrollo afectivo y de la personalidad.
2.1.- DESARROLLO MOTOR.
Es importante tener en cuenta que el organismo biológico es la base en la que se asientan los procesos psíquicos. Luego, el estudio de la psicología evolutiva debe partir de la consideración del desarrollo físico puesto que ofrece posibilidades evolutivas e impone limitaciones al cambio en cada momento.
En los 2 primeros años:
Desde el momento de la concepción, el organismo humano presenta una “lógica biológica”, es decir, una organización y un calendario madurativo, que se unen para su total desarrollo a la interacción y estimulación (factores importante).
Por lo tanto, el proceso de crecimiento humano está altamente organizado, ocurre de manera continua y paulatina, y es consecuencia de la conjunción de unos factores endógenos (los genes, los procesos neurológicos –el hipotálamo- y hormonales –glándula pituitaria, andrógenos, estrógenos-) y exógenos.
Como factores externos influyentes se encuentran la alimentación, el nivel de salud, los estilos de vida, la higiene y los procesos psicológicos.
Cabe destacar la importancia del crecimiento del cerebro en el desarrollo motor porque en él se encuentra el soporte físico de todos los procesos psíquicos. El cerebro es un complejo sistema en el que trillones de vías de transmisión se encargan de arrojar claridad y orden en nuestra percepción del mundo, nuestra acción sobre él y nuestros procesos psicológicos. Lo importante a tener en cuenta en el ámbito educativo es que cuanto más activo sea el cerebro, más estimulación reciba, más oportunidades de aprendizaje se le vayan proporcionando, más aumenta su funcionalidad.
En los dos primeros años de vida se produce también un progresivo control corporal, que se lleva a cabo según dos leyes fundamentales: céfalo-caudal y próximo-distal, y que es posible gracias a la maduración cerebral. Se entiende como un proceso dinámico. Es consecuencia de una programación biológica en interacción con las circunstancias ambientales y con las características del propio sujeto.
De los 2 años a los 6 años:
Durante estos 4 años se aumenta regularmente la talla y el peso, aunque se enlentece la velocidad del crecimiento.
En cuanto al crecimiento cerebral, se siguen produciendo cambios, alguno de los cuales tienen importantes repercusiones. A los 6 años el cerebro tiene ya el 90% de su peso total.
Con respecto al control corporal, se debe hacer referencia a la psicomotricidad invisible (datos no observables: control del tono, equilibrio, respiración y estructuración espacio-temporal) y la visible (cambios observables: destrezas motrices). También cabe destacar que se consigue una progresiva independencia y diferenciación de los movimientos, así como un control y coordinación cada vez más afinados.
Gracias al control del propio cuerpo, se consigue el control de esfínteres, el establecimiento de la dominancia lateral (3-6 años) y la construcción del esquema corporal (2-6 años).
También es importante tener en cuenta la evolución del gesto gráfico y el desarrollo de la grafomotricidad que obedecen a factores tanto madurativos como socio-culturales. La adquisición de las destrezas relacionadas con ambos poseen un alto valor instrumental para los niños y niñas de estas edades.
2.2.- DESARROLLO AFECTIVO-SOCIAL.
La vertiente afectiva es importante en el desarrollo de la personalidad. El desarrollo afectivo se contempla desde una doble perspectivas: individual (conocimiento y aceptación de sí mismo) y social (vínculos afectivos con las personas inmediatas a él). Ambas perspectivas se complementan. A continuación se desarrollan cada uno de los factores que inciden en el mismo.
El apego (lazo afectivo hacia la persona o personas).
Permite al niño o la niña regular los intercambios con el entorno. La consolidación del apego supone la transición desde interacciones reguladas biológicamente a vinculaciones afectivas específicas.
El apego evoluciona en el niño desde la preferencia a los sujetos cercanos que le cuidan y el no rechazo a los extraños, al vínculo de apego del que se va independizando y miedo a desconocidos.
Las emociones.
Desde que los bebés son muy pequeños, experimentan y expresan emociones de distinta índole (sonríen cuando les acarician). Estas reacciones globales dan a paso desde muy pronto a emociones específicas que van apareciendo durante la primera mitad del primer año de vida (alegría-malestar, cólera-sorpresa, miedo-tristeza). En el 2º-3er año de vida aparecen emociones más complejas (vergüenza, orgullo, culpa) y estados anímicos relacionados con el autoconcepto y la autoestima.
En cuanto a la comprensión de las emociones, a finales del 2º mes de vida diferencian las expresiones de los demás cuando son conscientes de las partes internas de los rostros. En los 8-10 meses son capaces de interpretar las emociones de sus cuidadores. Entre el 2º-3er año, gracias al lenguaje y al juego simbólico, hay un avance en el que los niños se interesan por los estados afectivos de los otros y los padres les explican las causas de las emociones. Además son capaces de empatizar, de compartir los estados afectivos de los demás. Esta disposición es fundamental para las relaciones socioafectivas.
El autoconcepto y la autoestima.
Relacionado con las emociones y su control, se define el Autoconcepto como la imagen que se tiene de uno mismo, es decir, se refiere al conjunto de características o atributos que se emplean para definirnos como individuos y para diferenciarnos de los demás.
Durante la infancia, la forma en que conciben y expresan su autoconcepto varía notablemente de una edad a otra en función, tanto del nivel de desarrollo cognitivo alcanzado en cada momento, como de las experiencias sociales. Con 3-4 años se definen como “bueno” o “malo”, “grande” o “pequeña”. Antes de los 6 años, el autoconcepto se hace cada vez más complejo, más diferenciado, articulado e integrador de distintas dimensiones y contenidos.
El conocimiento de sí mismo se completa con una dimensión valorativa y enjuiciadora del yo, es decir, se hace referencia a la visión que cada persona tiene de su propia valía y competencia (aspecto evaluativo del yo), así se concibe la Autoestima.
Ambos conceptos se interrelacionan a través de las relaciones con los iguales, con la familia y los educadores, porque los niveles de autoestima están interferidos según se sientan valorados por las personas que le rodean.
Las relaciones sociales.
Desde el nacimiento, nos relacionamos y establecemos relaciones sociales. Primero surgen con la familia como principales figuras de apego, después se van ampliando según las interacciones.
Dentro de las relaciones en la familia, es importante destacar aquellas con hermanos debido a la influencia de éstos en la relación bidireccional de los niños con los padres.
Después se destaca el papel de la escuela como contexto socializador, que tiene diferencias con el de la familia. Dentro de la escuela, cabe destacar la importancia de las relaciones con los iguales debido a la influencia de éstos en el desarrollo. Se establecen relaciones diádicas que pasar a ser grupales que se estructuran según semejanzas y preferencias.
El conocimiento social.
Hace referencia al modo en que se comprende el mundo social. Éste lo va construyendo el niño y la niña activamente a partir de su experiencia, de las relaciones e interacciones con las distintas realidades- Se produce el conocimiento de las normas, de las relaciones interpersonales y de los sistemas e instituciones sociales.
El desarrollo moral.
Consiste en que los niños y niñas aprendan a distinguir entre lo que su entorno considera correcto y lo que se juzga como incorrecto, es decir, que puedan conseguir un elevado conocimiento de los valores morales que rigen su sociedad y se comporten de acuerdo con ellos. Esto se consigue a través de un proceso de construcción e interiorización de dichos valores, ayudando, además, al desarrollo de los mecanismos de control reguladores de la conducta del niño.
Para comprender el desarrollo moral se consideran las aportaciones de Vigotsky, quien lo concibe como una construcción sociocultural, y Piaget que lo concibe como un derivado del pensamiento lógico.
Su principal característica es la heteronomía moral (moral de respeto unilateral o de obediencia al adulto), en la que el niño o la niña valora sus actos en función de la conformidad material o no con las reglas establecidas.
2.3.- ALTERACIONES EN EL DESARROLLO.
En relación al proceso de desarrollo normalizado de los niños y niñas, se deben tener en cuenta aquellas alteraciones que pueden surgir por diferentes causas. Éstas se agrupan en función de una serie de características determinadas. Para ello, desde el ámbito de la psicopedagogía y la sanidad, surgen dos clasificaciones generalizadas: la CIE de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-IV de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA):
* CIE à Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la salud.
DSM-IV à Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Luego, se tiene como referencia la clasificación de Trastornos de inicio en la infancia, la niñez y la adolescencia que establece la APA en la DSM-IV, en la cual algunos de los trastornos son:
El retraso mental, trastornos del aprendizaje, de las habilidades motoras, de la comunicación, generalizados del desarrollo, por déficit de atención y comportamiento perturbador, de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez, de tics, de la eliminación, etc.
3.- IMPLICACIONES EDUCATIVAS.
Una vez descritos los patrones de desarrollo normalizados en la etapa de infantil en el área motora y socio-afectiva, así como las posibles alteraciones en el mismo, a continuación se describe su influencia en el proceso educativo.
3.1.- EN RELACIÓN CON LA ORIENTACIÓN.
¿Qué es Orientar? Orientar consiste en ajustar la ayuda pedagógica a las necesidades que el alumnado puede presentar y atender a los diferentes ámbitos en los que se produce su desarrollo: cognitivo, lingüístico, motor, afectivo y social. Esta labor es realizada por el profesorado de orientación educativa, quienes la desempeñan en Equipos de Orientación Educativa de la zona (E.O.E.) o en Departamento de Orientación de los Institutos de Educación Secundaria.
En relación con el tema, nos centramos en los profesionales que ejercen sus funciones en los E.O.E. puesto que éstos se relacionan con los centros de Educación Infantil y Primaria. El Decreto 213/1995, de 12 de septiembre, por el que se regulan los E.O.E., los define como “unidades básicas de orientación psicopedagógica que, mediante el desempeño de funciones especializadas en las áreas de orientación educativa, atención a los ACNEE, compensación educativa y apoyo a la función tutorial del profesorado, actúan en el conjunto de los centros de una zona educativa.”
Éstos están constituidos por psicólogos, pedagogos, médicos y maestros, y por trabajadores sociales en el caso de alumnado con características y necesidades especiales. Sus funciones están incluidas en las áreas y ámbitos siguientes:
Ámbito de Orientación y Acción Tutorial: área de apoyo a la función tutorial del profesorado y área de orientación vocacional y profesional.
Ámbito de Atención a la Diversidad: área de atención a las necesidades educativas especiales y área de compensación educativa.
Para realizar estas funciones es necesario que el profesional de orientación educativa conozca cómo se desarrollan los sujetos en la etapa de Educación Infantil.
En relación con la temática, cabe destacar la aportación de la Orden 20 de agosto de 2010, por la que se regula la organización y el funcionamiento de las escuelas infantiles de segundo ciclo, de los colegios de educación primaria, de los colegios de E.I. y E.P., y de los centros públicos específicos de educación especial, así como el horario de los centros, del alumnado y del profesorado. Ésta recoge la prescripción de que cada centro tenga asignado un orientador u orientadora de referencia, que pertenece al EOE de la zona y que es miembro de pleno derecho del Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica y forma parte del Equipo de Orientación del centro.
3.2.- EN RELACIÓN CON EL CURRÍCULO.
Esta etapa educativa se rige por el Decreto 428/2008, de 29 de julio, y la Orden 5 de agosto de 2008, anteriormente citadas. Luego, se afirma que los conocimientos sobre psicología evolutiva constituyen uno de los pilares o fuentes del currículo y ello tiene como consecuencia una serie de implicaciones educativas, que se reflejan en los diferentes elementos curriculares expuestos a continuación:
Objetivos generales de la etapa:
Construir su propia identidad e ir formándose una imagen ajustada y positiva de sí mismos, tomando gradualmente conciencia de sus emociones y sentimientos a través del conocimiento y valoración de las características propias, sus posibilidades y límites.
Adquirir progresivamente autonomía en la realización de sus actividades habituales y en la práctica de hábitos básicos de salud y bienestar y promover su capacidad de iniciativa.
Comprender y representar algunas nociones y relaciones lógicas y matemáticas referidas a situaciones de la vida cotidiana, acercándose a estrategias de resolución.
Representar aspectos de la realidad vivida o imaginada de forma cada vez más personal y ajustada a los distintos contextos y situaciones, desarrollando competencias comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión.
Utilizar el lenguaje oral de forma cada vez más adecuada a las diferentes situaciones de comunicación para comprender y ser comprendido por los otros.
Aproximarse a la lectura y escritura a través de diversos textos relacionados con la vida cotidiana, valorando el lenguaje escrito como instrumento de comunicación, representación y disfrute.
Conocer y participar en algunas manifestaciones culturales y artísticas de su entorno, teniendo en cuenta su diversidad y desarrollando actitudes de interés, aprecio y respeto hacia la cultura andaluza y la pluralidad cultural.
Contenidos:
La Educación Infantil tiene como principal finalidad contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños y niñas. Luego, el currículo se orienta hacia la consecución del desarrollo en sus diferentes áreas: físico y motórico, afectivo, lingüístico, social y cognitivo. Por ello, se organiza en áreas de conocimiento y experiencias que contribuyen a su desarrollo y aprendizaje, y les van a permitir aproximarse a la interpretación del mundo, otorgándole significado y participando activamente en él. Éstas son:
I.- Conocimiento de sí mismo y autonomía personal: hace referencia a la paulatina construcción de la identidad a través del descubrimiento del niño y la niña de sus características y atributos que le ayudarán a definirse como personas con entidad propia.
II.- Conocimiento del entorno: pretende contribuir a los procesos de descubrimiento y representación de los elementos físicos y naturales así como a los procesos de descubrimiento, vinculación y aceptación del medio social y cultural.
III.- Lenguajes: Comunicación y Representación: se orienta al desarrollo de la capacidad de expresión y representación a través del conocimiento y uso de los diferentes lenguajes y formas de comunicación.
Orientaciones metodológicas:
Adoptar la perspectiva globalizadora (el aprendizaje es el producto del establecimiento de múltiples conexiones y de relaciones entre lo nuevo y lo aprendido).
Partir de los intereses de los niños y niñas para que los aprendizajes sean significativos y funcionales para la vida, y proponer la aplicación de los nuevos aprendizajes.
Optar por una metodología activa para aprender y transformar la realidad.
Propiciar el juego como herramienta de aprendizaje.
Prestar especial atención a la organización del espacio y a la disposición de los materiales.
Elegir y confeccionar material variado, polivalente y estimulante para permitir la manipulación, observación y la construcción.
Organizar la jornada escolar respetando tiempos de actividad con los de descanso, los de relaciones de grupo con las individuales, etc. En la planificación de las rutinas diarias, el Equipo Educativo deberá considerar diferentes fases: toma de contacto, preparación de las actividades, desarrollo de las actividades, tiempo para el recuerdo, simbolización, recogida y ordenación de los materiales empleados, y tiempo de la despedida.
Establecer y mantener relaciones fluidas y continuadas con las familias. Es necesario mantener este contacto para coordinar la educación ofrecida en los dos contextos de desarrollo principales: escuela y familia.
Evaluación à Orden 29 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de la evaluación en la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
En la evaluación de los procesos de aprendizaje se valora el progreso de alumnado en relación a los objetivos propuestos. Se hace referencia a los criterios, a los agentes y a los instrumentos.
En cuanto a los criterios de evaluación deben guardar relación con los objetivos propuestos para el grupo y para cado caso particular, teniendo en cuenta su nivel de conocimientos previos y de su nivel de desarrollo en las diferentes áreas.
Los agentes de evaluación serán aquellos profesionales que imparten docencia al alumnado y que disponen de un recurso fundamental, que es el conocimiento que poseen del alumno o alumna y de su desarrollo en los ámbitos descritos.
Con respecto a los instrumentos para evaluar los procesos de aprendizaje, se especifica que deben ser múltiples y variados. La técnica más usual en Educación Infantil es la observación sistemática por sus ventajas. Otros instrumentos son las escalas de observación, los registros anecdóticos y los diarios de clase.
Se debe facilitar información a las familias con un carácter cualitativo, en el que se resalten los progresos y logros positivos en los distintos ámbitos, más que las carencias y dificultades. Se reseña que los canales de comunicación han de ser bidireccionales, recogiendo también la visión que sobre el niño o la niña tiene su propia familia.
En cuanto a la evaluación de los procesos de enseñanza, se determina que se han de evaluar todas aquellas actuaciones de la labor educativa: los objetivos, los contenidos, los recursos, la organización espacio-temporal, los agrupamientos y formas de relación entre el alumnado, éstos con los educadores y las del equipo entre sí, las estrategias de enseñanza-aprendizaje a utilizar, así como el propio sistema de evaluación.
4.- CONCLUSIÓN.
La infancia no es un simple paso a la edad adulta, sino que tiene valor por sí misma. En la infancia se encuentran las claves de lo que será el hombre de mañana. Por ello, su crecimiento y su desarrollo tienen una gran importancia. Como Freud afirma: “todo hombre es su infancia”.
Luego, el profesorado de orientación educativa contribuye para que se cumpla el objetivo de la Educación Infantil como etapa educativa: el desarrollo integral del alumnado en las diferentes áreas.
Referentes normativos:
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.
Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía.
Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del 2º ciclo de Educación Infantil.
Decreto 428/2008, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía.
Orden 5 de agosto de 2008, por la que se desarrollo el currículo correspondiente a la Educación Infantil en Andalucía.
Orden 29 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de la evaluación en la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS:
A.P.A. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Ed. Masson. Barcelona. 2002.
COLL, C.; PALACIOS, J. y MARCHESI, A.: “Desarrrollo psicológico y educación. Tomo I Psicología de la Educación” Ed. Alianza Psicología. Madrid. 2001.