1.- INTRODUCCION.
2.- DEFINICION DE MADUREZ VOCACIONAL, PROYECTO DE VIDA Y ORIENTACION VOCACIONAL.
2.1. Definición de madurez vocacional.
2.1.1. La madurez como proceso.
2.1.2. Variables psicosociales relacionadas con la madurez vocacional.
2.1.3. Factores de la madurez vocacional.
2.2. Adolescencia y proyecto de vida.
2.3. Orientación vocacional.
3.- EVOLUCION DE LA CONDUCTA VOCACIONAL.
3.1. Modelos de desarrollo vocacional: Super, Rivas, Ginzberg.
4.- MODELOS DE ORIENTACION. NECESIDAD DE UN MODELO: LA AUTOORIENTACION DEL ALUMNO.
5.- APORTACIONES DE LA PSICOLOGIA Y LA PEDAGOGIA A LA MADUREZ VOCACIONAL Y EL PROYECTO DE VIDA PRINCIPALMENTE EN LA ADOLESCENCIA.
6.- CONCLUSION.
BIBLIOGRAFIA.
– Castaño López-Mesas, C. (1983): «Psicología y Orientación Vocacional». Ed. Marova.
– M.E.C. (1992): «Orientación y tutoría». Cajas Rojas de Secundaria.
– AA.VV. (1992): «Orientación e intervención educativa en Secundaria». Ed. Aljibe. Málaga.
– Vidal y Manjón (1993): «Cómo enseñar en Educación Secundaria». Ed. E.O.S. Madrid.
– Sobrado Fernández, L. (1993): «Intervención psicopedagógica y orientación educativa». Ed. P.P.U. Barcelona.
1.- INTRODUCCION.
En la década de los 50 se inicia un movimiento dentro de la Psicología y de la Orientación Vocacional que cuestiona los supuestos tradicionales de la conducta vocacional. Anteriormente se optaba por un enfoque estático del desarrollo vocacional donde se defendía un único momento que era la elección vocacional. Y la otra corriente lo concibe como un aspecto dinámico y procesual, donde el sujeto realiza un conjunto de elecciones a lo largo de su vida, encadenando unas con otras y que configuran su vida profesional. Esta corriente se mantiene actualmente.
El término madurez vocacional procede de la Psicología Evolutiva y denota crecimiento, diferenciación, irreversibilidad y ordenación progresiva, y este concepto es más amplio que el de elección vocacional. El término «madurez» fue utilizado por primera vez por Super en 1955 dentro de la Teoría del Desarrollo Vocacional, con él designa la posición que tiene el sujeto en el continuo del desarrollo vocacional.
Otro término importante y que está íntimamente ligado al de madurez, es el de adaptación. Se entiende como persona profesionalmente adaptada aquella que hace lo que le gusta y ha tenido éxito al hacerlo; la persona profesionalmente madura es la que se enfrenta con tareas apropiadas a la etapa de su vida, de modo que probablemente van a producir los resultados deseados.
Una de las etapas de la vida decisiva en cuanto a elecciones es en la adolescencia. La L.O.G.S.E. proporciona una serie de opcionalidades en los últimos años de la E.S.O. y varias opciones de Bachillerato y de módulos profesionales. Al mismo tiempo el mercado de trabajo presenta dos características:
1. El cambio tecnológico que va a propiciar la desaparición, conversión y aparición de nuevas profesiones que van a obligar a la mayoría de los trabajadores a cambiar de ocupación más de una vez a lo largo de su carrera laboral.
2. La apertura de un mercado único de empleo en la Comunidad Europea, que ofrece mayores posibilidades de desarrollo personal.
Esta situación conlleva mayor incertidumbre en los adolescentes a la hora de realizar su decisión profesional. Por ello, la orientación vocacional, con la ayuda de la Psicología y la Pedagogía ha de insertarse en el currículo escolar, para propiciar en los jóvenes un adecuado desarrollo vocacional y conseguir la madurez vocacional necesaria para la realización de su proyecto de vida, tendiendo a conseguir la autoorientación que facilite en el adolescente su posterior autorrealización personal.
2.- MADUREZ VOCACIONAL, PROYECTO DE VIDA Y ORIENTACION VOCACIONAL.
2.1. Definición de madurez vocacional.
Procede del latín «vocatio» (invitación) y del verbo «voco» (llamar, invitar). Para Castaño López-Mesas (1983) esta etimología presenta un doble sentido:
– Llamada por algo que se encuentra fuera del sujeto.
– Como atracción que ese objeto, destino, profesión, ejerce sobre el sujeto.
O sea, una doble dimensión interna y externa que atrae al sujeto. Por lo tanto, la vocación profesional sería la «llamada», cuajada en una decisión para alcanzar el óptimo de las posibilidades individuales, la autorrealización.
Este proceso requiere un proceso de toma de decisiones cuando el sujeto adquiere la información adecuada, consiguiendo la madurez vocacional y evitando así las decisiones al azar y fortuitas.
Para Super (1970) la madurez vocacional indica la posición en continuo del desarrollo vocacional que va desde la exploración al declive profesional. La define como la disposición para hacer frente a las tareas vocacionales o el desarrollo de la carrera con la que uno está realmente confrontado o a punto de estarlo, comparado con otros que se hallan en la misma época de la vida y frente a las mismas tareas del desarrollo.
La madurez vocacional constituye en las últimas décadas uno de los criterios más utilizados de evaluación del desarrollo de la carrera y el objetivo fundamental de distintos programas de intervención vocacional a nivel individual y colectivo; pero ajuste y madurez no es necesario distinguirlo:
– La madurez lleva al ajuste y la adaptación es previa a esas realizaciones y confrontaciones de esas personas con su ambiente.
– La adaptación es un resultado del comportamiento, se le puede definir como satisfacción o como éxito. Es esencialmente retrospectiva, relaciona la situación presente en comparación con las pasadas.
– La madurez es prospectiva se compone de comportamientos y actitudes manifestados en el presente que conciernen a tareas que ya hace o que hará en el futuro.
2.1.1. La madurez vocacional como proceso.
Partiendo del enfoque evolutivo del asesoramiento vocacional, encontramos las siguientes características:
a).- El desarrollo de los intereses vocacionales forma parte del proceso de maduración general.
b).- Determinados principios del desarrollo general son aplicables al desarrollo general:
– Es un proceso continuo.
– Es irreversible.
– Los procesos evolutivos son diferenciables en patrones que corresponden a etapas o estadios.
c).- Principio de la pertinencia evolutiva, la conducta vocacional que en un momento del desarrollo puede ser apropiada, puede dejar de serlo en otro período, porque las tareas propias de cada momento evolutivo son diferentes.
d).- Niveles de madurez. En todas las etapas de la vida las personas pueden ser consideradas maduras o no atendiendo a los aspectos de la personalidad ue consideremos, así como su experiencia propia de cada individuo.
e).- Diferenciación e integración constituyen los procesos que van posibilitando el desarrollo. Super considera como clave integradora del desarrollo vocacional el desarrollo del autoconcepto.
f).- Ritmo del desarrollo. No es constante, varía según las etapas, en el desarrollo vocacional después del período de la etapa exploratoria de la adolescencia y la juventud el desarrollo se vuelve más lento.
g).- La dirección del desarrollo está orientada hacia la consecución de la independencia.
h).- El desarrollo se orienta desde el egocentrismo a la conducta social. Así también, en las primeras etapas del desarrollo vocacional las elecciones y preferencias se basan en el placer personal y se deriva a la realización de una ocupación, aumentando el interés por la realidad social.
i).- Interacción. Existe un encuentro interactivo entre el hombre y su medio; así mismo entre los distintos factores que afectan a su equilibrio personal de forma sucesiva o simultánea.
El desarrollo vocacional forma parte del desarrollo general del individuo destacando la interacción entre ambos.
2.1.2. Variables psicosociales relacionadas con la madurez profesional.
La mayor parte de estudios e investigaciones sobre la incidencia de las variables de la madurez vocacional se han realizado en el nivel de Enseñanzas Medias donde el desarrollo vocacional toma más importancia, ya que es en esta edad cuando se producen los cambios biológicos, psíquicos y físicos más importantes y donde hay que tomar decisiones responsables que condicionarán su proyecto de vida.
1. Variables personales y sociales: Edad, sexo, raza.
Edad. Su relación con la maduración vocacional se presenta modulada por diversos factores de distinta naturaleza: inteligencia, sistema escolar, currículum.
Sexo. Actualmente existen menos diferencias sexuales debido a la igualdad de oportunidades.
Raza. No parece influir en la madurez vocacional cuando se controla el status socio-económico.
2. Variables cognitivas. Existen relaciones significativas entre ciertas dimensiones cognitivas y la madurez profesional, entre ellas:
– Inteligencia.
– Aptitudes.
– Capacidad de toma de decisiones.
– Percepción ocupacional.
3. Variables motivacionales. Se tuvieron en cuenta:
– Preferencia vocacional.
– Valores laborales.
– Nivel de aspiraciones y expectativas.
– Calidad de la elección.
Las investigaciones demuestran que la congruencia vocacional y el nivel de aspiraciones están positivamente relacionadas con la madurez. Igualmente los sujetos más maduros profesionalmente suelen tener un mayor grado de participación en actividades escolares y extraescolares y unos valores laborales más estructurados y reciben una mayor estimulación cultural.
4. Variables de personalidad. Estas variables se eligieron en función de las teorías propuestas por Super (relación madurez vocacional y autoconcepto), Erickson (etapas del desarrollo psicosocial) y Holland (tipología de la personalidad). Las variables mas estudiadas.
– Desarrollo psicosocial y experiencias infantiles.
– Autoconcepto.
– Identificación con el padre.
– Grado de control externo e interno.
– Ajuste personal.
– Desarrollo.
– Decisión vocacional.
– Nivel de aspiraciones.
Se destaca que los sujetos más maduros vocacionalmente se caracterizan por su personalidad, por ser más independientes, más orientados hacia el logro y presentan mayor autonomía.
5. Variables en el área educativa.
– Aprendizaje académico.
– Sistema escolar.
– Currículum.
– Grado de participación en actividades escolares y extraescolares.
– Rendimiento académico.
Estas variables actúan como influenciadoras del desarrollo y, por tanto, afectan a la madurez vocacional y a sus relaciones con otras variables.
6. Variables ambientales.
– El ambiente familiar.
– Status socio-económico.
– Entorno urbano o rural.
Existe una correlación significativa entre la madurez vocacional y el grado de cohesión familiar, así como el grado d participación del alumno en actividades compartidas con otros miembros de la familia y del grado de estimulación cultural relacionadas a su vez con otras variables: nivel ocupacional de los padres, nivel educativo de los padres, aspiraciones de padres e hijos,…
Se detecta también que las clases desfavorecidas presentan menos madurez vocacional y que los chicos de procedencia rural alcanzan puntuaciones más altas respecto a ciertas profesiones que los de origen urbano.
2.2. Adolescencia y proyecto de vida.
Todo individuo se plantea de forma más o menos consciente un proyecto de vida concreto y personal que a su vez determina el rendimiento académico e influye en el grado de adaptación y satisfacción en su vida de estudiante. Los motivos que llevan a los jóvenes a estudiar son muy variados: presiones familiares, sociales o satisfacción de necesidades personales; de cualquier forma estos determinantes les hacen afrontar su vida académica de formas distintas y van a configurar su propio proyecto de vida futura en función de las experiencias, expectativas y de su madurez profesional y personal.
Las progresivas elecciones que un joven hace de su futuro profesional es un proceso que va seleccionando los comportamientos, las actividades y contenidos abriendo unas posibilidades y cerrando otras. Durante este proceso, es en la adolescencia donde estos sujetos necesitan la ayuda de padres y de los profesionales de la enseñanza y orientador de manera coordinada.
En la adolescencia se produce por un lado el desarrollo del pensamiento hipotético-deductivo y la capacidad de formar un plan de vida.
El pensamiento hipotético-deductivo se manifiesta en las operaciones formales y el plan de vida en la configuración de la personalidad, por lo tanto, deben tener un desarrollo óptimo para una buena realización personal y profesional.
2.3. Orientación vocacional.
En el mundo contemporáneo predomina un número complejo y diversificado de opciones profesionales donde el individuo tiene que elegir. La sociedad exige al adolescente que elija su futuro en el mundo laboral y aportando en esta edad crítica de posibilidad de elección libre un consejo orientador acertado y objetivo.
La orientación consiste en ofrecer posibilidades de desarrollo individual, con el fin de conseguir la autoorientación, reduciéndola a una información de opciones reales, a un consejo ayuda que potencie las posibilidades personales del individuo.
La orientación vocacional es definida por Mira y López como: «La actuación científica compleja y persistente, destinada a conseguir que cada sujeto se dedique al tipo de trabajo profesional en el que con menos esfuerzo pueda obtener mayor rendimiento, provecho y satisfacción para sí y para la sociedad».
Se entiende también como el proceso de ayuda a un individuo para que sea capaz de elegir y de prepararse adecuadamente una profesión.
Existen también visiones integradoras en las que la orientación escolar y vocacional es concebida abarcando los tres campos (orientación académica, personal y profesional) con sus cuatro actividades (diagnóstico, intervención, información e investigación).
En nuestro país la orientación es un hecho reciente, goza de poca tradición, ya que es en la Ley 14/1970 de 4 de Agosto cuando por primera vez se considera la orientación vocacional como un servicio continuado a lo largo de todo el sistema educativo.
A lo largo de los años han existido iniciativas en el ámbito educativo con el objetivo de sensibilizar a los jóvenes sobre la importancia de tomar decisiones adecuadamente. Así, han surgido programas de orientación y educación vocacional para ser desarrollados en contextos escolares en paralelo al currículo no integrados en él. En la actualidad la estrategia de intervención por medio de programas desplazó al de servicios e intentan adecuar la intervención conjuntando ambas.
La orientación vocacional es:
Un proceso continuo de intervención psicológica para promover… |
1. la maduración personal… 2. realizado a lo largo de la vida… 3. y actualizado en ciertas edades críticas……….. |
Madurez vocacional Desarrollo vocacional Cristalización vocacional. |
Mediante el cual se presta ayuda profesional por parte del orientador al individuo, consistente en…. |
1. exploración de las características personales….. 2. descripción de atributos y exigencias profesionales… 3. evaluación de las posibilidades de aquéllas frente a éstas… |
Psicodiagnóstico. Información profesional. Predicción del éxito. |
Con la finalidad de que… |
1. acepte una imagen más objetiva de sí mismo…….. 2. realice una elección más realista de la carrera………… 3. actualice, a través de la profesión, en grado óptimo sus posibilidades de ajuste personal y adaptación social… |
Autoconcepto. Decisión vocacional. Autorrealización. |
3.- EVOLUCION DE LA CONDUCTA VOCACIONAL.
Actualmente atendiendo a las características de nuestra sociedad posindustrial y tecnológicamente avanzada una de las tareas del adolescente es la de orientarse hacia una ocupación social productiva.
– Desarrollo vocacional en la adolescencia.
La evolución vocacional se entiende como un proceso cognitivo-comportamental que lleva a la socialización del individuo según una serie de etapas evolutivas a lo largo de la vida, que finalmente le llevarán a integrarse en el mundo laboral, y donde existe una combinación de necesidades:
* Necesidades individuales de realización y ocupación útil del tiempo.
* Necesidades sociales: demandas de empleo y productividad.
3.1. Modelos de desarrollo vocacional: Super, Rivas, Ginzberg.
Existen varios modelos empíricos que tratan de explicar este desarrollo: Ginzberg, Super y Rivas. Etapas del desarrollo vocacional.
Pasamos a describir el modelo de Rivas por ser uno de los más recientes y por haberse llevado a cabo con sujetos españoles y no norteamericanos.
Rivas destaca dos períodos entre los 12 y los 20 años:
* Iniciación prevocacional (coincide con el período de la E.S.O. delimitado por la L.O.G.S.E.).
* Decisión e implicación vocacional (período postobligatorio).
1. Período fantástico, mimético (hasta los 10 años). Imitar roles de forma lúdica y muy cambiantes.
2. Período indiferenciado y teutiano. Las aficiones e intereses desligados de la realidad, sin predominancia de una sobre otra.
3. Período de iniciación prevocacional. Se caracteriza por el ensayo de conductas vocacionales, pero sin establecer ningún compromiso de decisión, aunque si para tantear y probar algunos aspectos del mundo vocacional. La experiencia escolar con diferentes materias sirve de base al sujeto para percibir el esfuerzo diferencial que le requieren diferentes actividades en función de sus características.
4. Período de la decisión e implicación vocacional. Transcurre desde los 17-20 años y se caracteriza por la necesaria respuesta específica que el sujeto debe adoptar ante las distintas opcionalidades vocacionales. En esta decisión van a influir además dos circunstancias; por un lado, la necesidad psicológica de dar salida a sus capacidades, intereses y valores propios en un área que permita desarrollar su autoconcepto vocacional y, por otro lado, el haber tenido experiencias vocacionales que le permitan orientarse hacia la continuación de estudios superiores o hacia la búsqueda de empleo.
Otra clasificación que encontramos es la de Ginzberg (1951). Para Ginzberg las etapas del desarrollo vocacional serían las siguientes:
* Etapa fantástica. Caracterizada por las preferencias vocacionales, responden fundamentalmente a impulsos y motivaciones.
* Etapa tentativa. Contiene ya elementos como los intereses, capacidades y valores.
* Etapa realista. Influencia de las oportunidades y limitaciones ambientales.
Posteriormente Super (1957), partiendo de las teorías de Ginzberg formula su propia teoría cuyo marco de referencia se centra en tres áreas: la psicología diferencial, la psicología evolutiva y la teoría del concepto de sí mismo. Las etapas propuestas son:
– Etapa de crecimiento (0-14 años). El autoconcepto se desarrolla a través de la identificación con figuras claves de la familia y de la escuela. Subetapas:
* Período de fantasía. (4-10 años). Dominan las necesidades y tienen gran importancia la representación de roles.
* Período de intereses (11-12 años). Se dan grandes determinantes de las aspiraciones y de las actividades.
* Período de capacidades-aptitudes. Las habilidades toman relevancia y se empiezan a considerar los requisitos de las ocupaciones, incluyendo sus exigencias instruccionales.
– Etapa de exploración (15-24 años). La autoevaluación, los ensayos de roles y la exploración ocupacional tienen lugar en la escuela, en las actividades extraescolares y en los trabajos a tiempo parcial. Las subetapas que se establecen son:
* Período de tentativa (15-17 años). Teniendo en cuenta las necesidades, capacidades, valores y oportunidades, se hacen elecciones, tentativas y se ensayan en la fantasía, en discusiones y en los trabajos iniciales.
* Período de transición (18-21 años). Las consideraciones sobre la realidad tomar mayor peso al entrar en el mercado laboral o en la educación profesional.
* Período de ensayo (22-24 años). Localización del área apropiada, trabajo definitivo.
– Etapa de establecimiento (25-44 años). Una vez encontrada el área apropiada, el esfuerzo se centra en situarse permanentemente. Subetapas: Ensayo y estabilización.
– Etapa de mantenimiento (45-64 años). Se inicia una vez conseguido un puesto para conservarlo y realizar progresos en él.
– Etapa de declinación (65-70 años). Inicio de la jubilación. Deben desarrollarse nuevos roles. Subetapas: Desaceleración y de retiro.
* Factores de madurez vocacional.
El término madurez vocacional incluye el concepto de adecuada elección vocacional y además las actitudes hacia la toma de decisión, la comprensión de la demanda laboral, las actividades de planificación y el desarrollo de las capacidades vocacionales; interrelacionando aspectos cognitivos (conocimiento del mundo laboral) y aspectos no cognitivos (actitudes y valores).
Esta madurez es un proceso continuo de desarrollo vocacional que va desde las primeras exploraciones hasta el declive profesional supone, pues, la integración de las exigencias y ofertas del entorno con las exigencias y necesidades personales.
Se llega a esta madurez vocacional mediante una serie de factores conseguidos a través de la madurez vocacional.
Según Super:
– Planificación de la propia orientación vocacional: Aceptación de responsabilidades y planes personales.
– Recursos empleados para la movilidad vocacional: Búsqueda de información, valoración crítica, recursos informativos.
– Informar y toma de decisiones vocacionales: Instrucciones para la realización del plan vocacional personal, obligaciones, condiciones,…
– Orientación a la realidad: Conocimiento de sí mismo, cristalización de los rasgos y preferencias.
4.- MODELOS DE ORIENTACION. NECESIDAD DE UN NUEVO MODELO: LA AUTOORIENTACION DEL ALUMNO.
– Enseñar a decidirse:
La orientación en la vida supone tomar opciones entre las distintas posibilidades que se abren en cada momento. El acto de optar por algo, a su vez, es el resultado de un proceso de decisión. Enseñar a decidir es, en realidad, enseñar a decidirse, a desarrollar procesos de decisión significativos, en los que uno mismo está implicado. Estas decisiones son complejas porque por lo general hemos de tomarlas en situación de información incompleta en condiciones de incertidumbre.
La educación y orientación en la toma de decisiones que se supone que el profesor o el orientador han de desarrollar en los alumnos se refiere a una toma de decisiones principalmente relativas a su vida: qué amigos elegir, por qué carrera inclinarse, etc… Es por ello, qsue la educación y orientación en la toma de decisiones trata, primero de hacer consciente la elección a la que la persona se enfrenta, segundo, dotarle de la máxima información posible acerca de las alternativas a elegir, y tercero, dotarle de las capacidades (heurísticas, reglas de pensamiento, valoración y acción) que le permitan manejar la información y elegir con acierto.
Nuestras vidas se deciden en gran medida en lo que nosotros mismos decidimos. Ser capaz de tomar decisiones acerca de uno mismo, de la propia vida, del futuro, es seguramente la más necesaria de las capacidades. Haber aprendido a decidir es el mejor de los aprendizajes. La madurez para decidir es uno de los elementos esenciales, quizá el central, de la madurez personal.
Pero, ¿cómo se encuadra este proceso dentro de la Reforma Educativa actual?, ¿quién guía este proceso?.
Este proceso forma parte del currículo, ya que éste engloba toda la educación y la actual reforma. Es el currículo con sus características de abierto, flexible e integral el que incluye que hay que educar a los alumnos en la capacidad de tomar decisiones, principalmente decisiones que les afectan a ellos mismos y a su futuro (opciones profesionales).
Los currículos establecidos, principalmente el de la Educación Secundaria Obligatoria, contienen objetivos educativos de área y de etapa relacionados con esa capacidad. Por su carácter integrador de otras capacidades, de otros aprendizajes, así como por su clara conexión con el desarrollo personal, la educación para la madurez decisional pertenece a la dimensión educativa y responde a las ideas de tutoría y de orientación. Todos los profesores, pero de modo especial los tutores y orientadores, fomentarán esa madurez que, en la edad de la adolescencia, empieza a constituir ya un supuesto previo indispensable para emprender, con responsabilidad y con expectativas de acierto, itinerarios educativos que contribuirán a definir el futuro lugar social del adolescente de hoy.
La orientación vocacional es en la actualidad un objetivo fundamental de cualquier sistema educativo en función de la creciente diversificación de la oferta curricular y de las características de la sociedad actual en constante cambio y transformación. Ha perdido el carácter subsidiario y de apoyo para aquellos alumnos que abandonaban la escolaridad para ser incardinada plenamente en el proceso orientador de los centros. Antes de mencionar los distintos enfoques y teorías que explican el proceso de madurez vocacional hay que citar algunas explicaciones anexas al propio hecho vocacional.
Rivas diferencia dos tipos de factores: el social e institucional y el individual.
a).- Explicaciones de base sociológica. Consideran que el desarrollo y madurez vocacional están condicionados por factores estructurales, sociales y económicos, por la ley de la oferta y la demanda y priman por encima del sujeto. Estos condicionantes sociológicos son:
– Hogar. Herencia genética, recursos económicos, educación.
– Comunidad. Recursos culturales, educativos, ocupacionales, productivos.
– Presión ambiental. Medios de comunicación, estereotipos sociales.
– Status socioprofesional. Información y conocimiento de roles profesionales, cambios tecnológicos y sociales.
b).- Explicaciones psicológicas centradas en el individuo.
La conducta vocacional se dirige a la autorrealización. El hombre se rige por motivaciones y metas lejanas, realiza actividades para alcanzar recompensa. Este modelo motivacional no es lineal, sino circular, la meta final y el impulso inicial tienden a cerrarse y activarse mutuamente.
– Es su proceso gradual y acumulativo que se basa en la organización de informaciones y experiencias significativas para el sujeto. La conducta vocacional se desarrolla desde la infancia (imitación de roles profesionales en los juegos) le siguen las experiencias educativas y su posible opcionalidad, así como la adquisición de información sobre distintas áreas vocacionales. Se alcanza entonces la madurez vocacional cuando es capaz de organizar la información recibida, hacer una autoevaluación de sus capacidades y posibilidades y realizar la toma de decisiones reduciendo el azar en sus decisiones.
– El desarrollo vocacional lleva a la autonomía y el compromiso personal. En un principio hay dependencia hacia factores externos al individuo que posteriormente irán cediendo a la autonomía y asunción de responsabilidades.
En la adolescencia empieza la inquietud y tanteo vocacional, que finalmente cristalizará en la realidad profesional al término de los estudios.
– Multipotencialidad vocacional. La madurez vocacional es un período que dura a lo largo de toda la vida, en el cual un sujeto puede ser apto para desarrollar varias profesiones.
Podemos considerar cinco modelos para explicar el desarrollo y madurez vocacional, según Rivas:
1. Teoría del rasgo psicológico.
2. Modelo psicodinámico.
3. Modelo rogeriano.
4. Teoría evolutiva.
5. Enfoque conductual-cognitivo.
1. Teoría del rasgo psicológico.
Ha sido la teoría con más tradición y una de las más antiguas. Su metodología se basa en la existencia de diferencias individuales y grupales y en la medición de estos rasgos o dimensiones comportamentales para desempeñar una profesión.
Parte de que el sujeto posee unos rasgos y además los puestos de trabajo requieren de éstos ciertas características y nivel para desempeñarlos. Por lo tanto, el proceso de ayuda se centra en contrastar las características individuales con las de la profesión. La meta final es conseguir el mayor ajuste entre los rasgos individuales y las exigencias del puesto.
2. Modelo psicodinámico.
Se fundamenta en las ideas analíticas de la personalidad acentuando la importancia de las motivaciones inconscientes. Explican el desarrollo general a partir de las primeras experiencias infantiles. La conducta vocacional es un aspecto más del desarrollo.
Conceden muy poco valor a las aptitudes intelectuales y a los intereses vocacionales medidos a través de pruebas psicométricas (teoría del rasgo). La madurez vocacional ha de conseguirse a través de la madurez y ajuste personal. Lo que hay que tratar es de resolver los conflictos del sujeto, hacer aflorar sus mecanismos de defensa que pueden contribuir a elegir equivocadamente, identificar las necesidades básicas a satisfacer con la elección que se haga.
3. Modelo rogeriano.
También conocido como Enfoque Centrado en el Cliente de Carl Rogers, también orientación no directiva.
Se basa en la no directividad y que sea el propio sujeto el responsable de las decisiones en el proceso y desarrollo vocacional. Se fundamenta en la libertad de la conducta personal, su autonomía y autorresponsabilidad, interpretando la conducta vocacional en función de las metas deseadas.
El proceso de ayuda se basa en la comunicación interpersonal, la libertad del sujeto, aceptación mutua asesor/cliente y la afectividad.
4. Teoría evolutiva.
Entienden el desarrollo psicológico como un continuo en el que aparecen etapas evolutivas que comprenden períodos vitales diferentes y se enlazan unas etapas con otras a lo largo de la vida. El objetivo es ir consiguiendo a lo largo del desarrollo la madurez vocacional propia de cada etapa para enfrentarse con éxito a las tareas vocacionales.
5. Enfoque cognitivo-conductual.
Considera la conducta vocacional multidimensional condicionada por aprendizajes anteriores, interactuando elementos individuales con factores del medio socio-cultural.
El proceso de ayuda ha de ser voluntario (autoconocimiento, análisis de situaciones problema, tratamiento de la información) bajo la responsabilidad del propio sujeto y bien estructurado.
Se hace necesario proponer un nuevo modelo de orientación debido a que en la actualidad hay una carencia de un modelo teórico que fundamente la práctica orientadora, anteriormente sólo disponíamos de enfoques parciales alejados de la práctica real.
Este nuevo modelo opta por un enfoque ecléctico que recoge diversas aportaciones de los anteriores modelos, y atendiendo a los principios psicopedagógicos de la actual Reforma Educativa. Se considera, pues, la práctica orientadora como un modo de entender la educación y existiendo una correlación mutua entre orientación y educación.
El proceso de orientación complementa el proceso instruccional y ambos constituyen el proceso educacional en el ámbito escolar. Así pues, la concepción de educación que tengamos debe ser el principal elemento para establecer una aproximación conceptual de carácter teórico de la orientación y, en todo caso, de una propuesta de intervención orientadora dada la correspondencia entre educación y orientación.
Así, se propone frente al profesor instructor el profesor educador con funciones orientadoras para posibilitar el desarrollo integral de todos los alumnos.
La práctica docente exige el conocimiento de la materia propia, así como del proceso de orientación y tutoría, sobre la psicología de los alumnos y sobre el proceso enseñanza-aprendizaje.
La orientación educativa es esencial para la calidad y la eficacia de la enseñanza. Se ha de basar en la acción tutorial vinculada a la práctica docente y apoyada por los Departamentos de Orientación de los centros y por los equipos de orientación.
El modelo que se propone es la autoorientación del alumno.
Postulados psicopedagógicos que lo fundamentan:
– La orientación vocacional es un proceso educativo que debe conseguir que el alumno posea las habilidades y destrezas para orientarse a sí mismo.
– La elección profesional es el resultado de un proceso que no puede reducirse a intervenir sólo en determinados momentos críticos, sino que ha de hacerse de forma continua.
– La orientación vocacional se ha de desarrollar en el aula, conjunta al proceso de instrucción y primordialmente por los agentes activos del proceso educativo: alumnos y tutores.
El objetivo principal es que cada alumno elabore su propio proyecto personal de vida, evolucionando desde la asimilación de conocimientos hasta la acomodación y búsqueda de equilibrio. El punto de partida serán las intenciones generales y las informaciones parciales ligadas a las experiencias y deseos del sujeto, pasando después a una elaboración más socializada que le permita la apropiación personal de las profesiones.
Con todo esto conseguirá la madurez personal y vocacional evolucionando desde sus representaciones concretas de la actividad profesional a otras mucho más abstractas de acuerdo con la fase evolutiva de su desarrollo vocacional donde en cada etapa habrá de trabajar determinados contenidos cognitivos y ciertas habilidades y actitudes ante la vida a través de la realización de una serie de tareas o actividades científicas y previamente diseñadas.
Características del modelo de autoorientación:
* Activo. El protagonista es el alumno con todas sus potencialidades y limitaciones. Así se contribuye al desarrollo de personalidades más activas, autónomas y responsables.
* Gradual. La orientación debe ser continua y permanente. Se inicia en los primeros niveles y teniendo en cuenta el período evolutivo.
* Globalizador. Abarca toda la personalidad: dimensiones psicológicas, biológicas, sociales y escolares.
* Cualitativo. Enfoque eminentemente reflexivo, conocimiento de sí mismo.
* Semidirigido. Trata de combinar la autonomía y el ritmo personal con el asesoramiento de otros (tutor, orientador y padres).
* Personalizado. Evolución personal, atender a los períodos críticos.
* Dinámico. Dotado de recursos para adaptarse a los continuos cambios.
* Realista. Basado en la idea de que no existen decisiones ideales y para evitar interpretaciones uniformes y standars.
* Integrado. La orientación no es algo externo, sino que está incluida en el plan de centro, con la participación de alumnos, tutores, equipo directivo y orientador del centro.
* Constructivo. Resaltar las posibilidades del alumno, desarrollar las capacidades mediante un compromiso con un proyecto personal de vida.
* Sencillo. La orientación ha de ser fácil de aplicar e interpretar, ya que la intervención de los especialistas es mínima.
* Ecléctico. No existe un modelo ideal para todos los alumnos y en todas las circunstancias.
5.- APORTACIONES DE LA PSICOLOGIA Y LA PEDAGOGIA A LA MADUREZ VOCACIONAL Y EL PROYECTO DE VIDA, PRINCIPALMENTE EN LA ADOLESCENCIA.
La importancia y las aportaciones de la psicología y la pedagogía se hacen patentes a lo largo del tema cuando se ha tenido en cuenta al sujeto como un todo y a lo largo de un proceso evolutivo continuo, teniendo en cuenta características personales, sociales y psicológicas.
La psicología aporta resultados de sus constantes investigaciones sobre las características de las diferentes etapas evolutivas del ser humano y de las variables que intervienen. Informa entonces a padres, educadores y alumnos sobre la forma de conocer y razonar acerca de las diferentes actitudes, aptitudes y capacidades de cada edad y la influencia de las distintas variables para conseguir un desarrollo equilibrado, coherente y adecuado.
En cuanto a la etapa de la adolescencia la psicología aporta información acerca del desarrollo general. Tras la infancia, la adolescencia llega con profundos cambios en todos los aspectos (fisiológicos, sociales y psicológicos). Estos cambios tendrán un influjo determinante en su adaptación psicológica y social como adulto.
– En el aspecto psicológico el desarrollo de la personalidad aparece determinado por el problema central de la adquisición de la identidad y los procesos asociados (evolución de la autoimagen, autoestima, tipificación sexual).
– En el aspecto social lo más característico es el desapego progresivo del grupo familiar y la creciente influencia del grupo de iguales sobre el propio adolescente y sobre su elección vocacional.
– El aspecto fisiológico incluye los cambios madurativos y el crecimiento corporal.
Según Erickson el objetivo que el adolescente debe alcanzar será la consolidación de un autoconcepto o identidad en la que se integran, mediante la experiencia acumulada, sus aspectos emocionales, las aptitudes desarrolladas a partir de lo congénito y las oportunidades que se le ofrecen de adoptar diversos papeles sociales. Pero el principal peligro, desde el punto de vista psicológico, es la confusión del rol que puede suponer problemas de identidad sexual, pero con mucha frecuencia el agente perturbador es la incapacidad para decidirse por una identidad ocupacional.
El adolescente pasa más tiempo en el centro escolar que en cualquier otro sitio y con la continua influencia de su grupo de iguales. Se enfrenta con nuevas situaciones relacionadas en mayor o menor medida con la escuela. Es aquí donde debe adaptarse a los cambios corporales y desarrollar su aceptación de sí mismo, adoptar su propia sexualidad y desarrollar una imagen sexual que le permita relacionarse con los demás. Es el momento de planificar su vida adulta, encontrar una vocación, un trabajo que le de satisfacción e independencia y construir un conjunto de ideas, ideales e interpretaciones del mundo que le sirva de guía para su acción.
Hay que aprovechar las nuevas capacidades con las que cuenta la capacidad de reflexión, de crítica, de teorización y su afán de independencia, y guiarlos de forma constructiva teniendo en cuenta la inseguridad y ansiedad que les acompaña. Es aquí, en el medio escolar donde actúa la pedagogía ofreciéndoles los medios necesarios para que lleguen a pensar y actuar por sí mismos, para que tomen decisiones libre y voluntariamente. Aquí es donde el profesor ocupa una posición de mediador entre los padres, la sociedad y los alumnos, configurando los intereses de éste.
Es aquí donde surge la necesidad de crear el papel del tutor y del orientador que en estrecha colaboración serán los encargados de guiarle:
– Desarrollando el conocimiento de sus potencialidades y limitaciones y comprender las relaciones entre ellas y la elección profesional.
– Desarrollar estrategias de búsqueda de información sobre áreas profesionales y habilidades para comprender el sentido del contexto escolar.
– Proporcionar información objetiva de las opciones profesionales que siguen a una situación académica determinada.
– Desarrollar estrategias efectivas para la toma de decisiones.
6.- CONCLUSION.
Por lo tanto, después de lo expuesto, mediante la orientación en los centros educativos debemos guiar a los alumnos para que tomen las decisiones adecuadas y lleguen al desarrollo de su madurez vocacional con la certeza de que han elegido lo correcto para poder desarrollar su vocación con eficacia y con plena satisfacción. Las elecciones a lo largo de su vida académica van a ir determinando su vida adulta, es por ello, que lo factores tanto externos o ajenos a la escuela como los internos favorezcan el proyecto de vida de cada uno y así conseguiremos una sociedad igualitaria, justa y satisfecha.