PROGRAMAS DE PREVENCIÓN, INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO ANTE PROBLEMAS DE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA.
Primeramente decir que, según la Ley Orgánica 2/2006, del 3 de Mayo en su Título I, Capitulo 3 artículo 23.a uno de los objetivos de la Educación Secundaria es que los niños asuman sus deberes, conozcan sus derechos, practiquen la tolerancia, cooperación y solidaridad entre personas y grupos, ejercitándose en el dialogo, afianzando los derechos humanos como valores comunes y preparándose para el ejercicio de una ciudadanía democrática.
A modo de introducción resaltar la importancia de la institución educativa y del contexto escolar ya que es donde surgen y se manifiestan los problemas de comportamiento y es donde hay que encontrar estrategias que ayuden a los profesores, desde la acción tutorial, el ciclo, la etapa o el Proyecto Educativo del Centro (PEC).
Para el estudio de estas ALTERACIONES COMPORTAMENTALES Y CONDUCTAS ASOCIALES, es importante tener en cuenta las características evolutivas y los cambios por los que pasa el adolescente. Según Piaget, Knobel y Aberastury, el alumno va a desarrollar un pensamiento lógico, abstracto y secundario. El sujeto atraviesa por una segunda individualización separándose de sus padres y abriéndose a nuevas relaciones, y surge un aspecto fundamental que es la desidealización de las figuras parentales y la canalización de la ansiedad a través de grupos de compañeros que no harán juicios de valor y le apoyarán en este proceso de crecimiento. También se producen fluctuaciones de humor, búsqueda de sí mismo, estado de ambivalencia (dependencia-independencia) y una actitud antisocial y reivindicadora motivada por las dificultades para aceptar las limitaciones de la realidad y de la sociedad.
Para definir el concepto de “Alteraciones Comportamentales” hay que tener en cuenta: La cantidad o frecuencia de la conducta, la edad, la norma en relación con el entorno, la estabilidad y la influencia en el sujeto. BRIOSO y SARRIA hacen la siguiente definición: «Ciertas conductas que afectan a la relación del sujeto con su entorno e interfieran negativamente en su desarrollo; que se constituyen en síntomas pero no se organizan en forma de síndrome, sino que se presentan de forma aislada o en combinaciones muy limitadas; que no son patológicas en sí mismas, sino que el carácter patológico viene dado por su exageración, déficit o persistencia más allá de las edades, en la que suelen cumplir un papel adaptativo; que son estables (…)».
En cuanto a la clasificación de las Alteraciones Comportamentales se han intentado agrupar entre otros, en función del ámbito en que se manifiestan (CAR-10 de la OMS) o según los síntomas (DSM de la American Psychiatric Association). Las referencias más empleadas son los Manuales Diagnósticos y Estadísticos de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, en su versión actualizada (DSM-IV) donde hace una clasificación de 10 trastornos de inicio en la infancia, la niñez o adolescencia entre los que se encuentran los trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador: 1.Retraso mental; 2.Trastornos del aprendizaje; 3.De las habilidades motrices; 4.De comunicación; 5.Generalizados del desarrollo; 6.Por déficit de atención y comportamiento perturbador (con hiperactividad, trastorno disocial, negativista desafiante); 7. De la ingestión y deficiencia alimenticia; 8. De stress; 9. De eliminación (enuresis y encopresis) y 10. Otros trastornos de la infancia, niñez y adolescencia (ansiedad por separación, mutismo selectivo, comportamiento motor repetitivo…).
Atendiendo a la clasificación anterior nos vamos a centrar en los Trastornos de Conductas Perturbadoras, donde se produce un choque entre el individuo y en entorno social, como son el negativismo desafiante y la conducta disocial.
Respecto al “Negativismo Desafiante” encontramos negativismo, hostilidad y desafío, que suele comenzar manifestándose en el hogar, en las relaciones con padres y hermanos, y se extiende al conjunto de relaciones con figuras de autoridad. Los síntomas primarios son una tendencia a molestar a los demás y rechazo a la propia responsabilidad que se producen por una baja autoestima, mínima tolerancia a la frustración, etc, y aunque suele aparecer entre los 8 y 12 años con mayor incidencia en varones, es en la adolescencia cuando la incidencia de los sexos es similar y aparece asociado a otros trastornos (distemia, episodios maníacos) y al consumo de sustancias psicoactivas, sobre todo si supone una transgresión de las normas.
Siguiendo con el Negativismo Desafiante decir que la gravedad del trastorno será leve, moderada o grave según la cantidad de síntomas presentes, el deterioro de las relaciones y los ámbitos a que afecta. Y hacer mención de los criterios para identificarlo (se debe dar con un a frecuencia alta y durante 6 meses, al menos 5 de los siguientes ítems): Se encoleriza, discute con adultos, desafía activamente y rechaza peticiones, hace deliberadamente cosas que molestan a los demás, acusa a los demás de sus propios errores, es susceptible y se molesta fácilmente con los demás, está colérico y resentido, es rencoroso y reivindicativo, reniega o usa un lenguaje obsceno.
El otro trastorno de Conducta Perturbadora que vemos es “La Conducta Disocial” o también denominado “conducta asocial”, es una conducta que viola los derechos básicos de los demás y se da tanto en casa, como en la escuela y compañeros, por lo que su gravedad en las relaciones sociales y desarrollo del sujeto es mayor que en el caso del negativismo desafiante. En este trastorno se pasa con facilidad a la agresión física, muestra crueldad física y psicológica, destruye propiedades ajenas, quema cosas, roba, miente, hace trampas y novillos, y a partir de la pubertad se implica en actos delictivos (robos, violación, palizas y aunque raramente homicidios). En cuanto a la sintomatología asociada se observa un temprano abuso de consumo de sustancias psicoactivas (tabaco, cannabis, anfetaminas…), suele acusar en falso a sus compañeros y el sentimiento de culpa es escaso, a pesar de su baja autoestima.
Siguiendo con “La Conducta Disocial” hacer mención de los criterios para identificarla (se debe dar con un a frecuencia alta y durante 6 meses, al menos 3 de los siguientes ítems): Robo sin enfrentamiento físico, fuga del hogar, mentiras frecuentes, provocación deliberada de incendios, absentismo escolar frecuente, violación de propiedad privada, destrucción deliberada de propiedades ajenas, crueldad física con animales, empleo de armas, inicio de peleas, robo con enfrentamiento físico y crueldad física con la gente.
Dentro de la conducta disocial hay dos subtipos: El agresivo solitario (inicia las agresiones solo y trata de ocultar su conducta antisocial culpando a los demás y apareciendo el como víctima) y de tipo grupal (Es la más frecuente, con escasa frecuencia de la agresión física y priman los valores de lealtad al grupo).
Por último comentar la importancia del periodo evolutivo crítico de la etapa de la adolescencia en estos comportamientos, una conducta puede parecernos disocial y sin embargo ser un proceso de identificación con el grupo al que pertenece que también busca su identidad.
Para el estudio de este tema, es importante destacar la relevancia del Proyecto Educativo de Centro (PEC), que exista cohesión en el equipo docente y se tenga un claro objetivo a conseguir (según Georgiades y Phillinove para facilitar esta unificación se pueden utilizar técnicas de recogida de información, observación sistemática, entrevistas semiestructuradas, autoinformes de los propios profesores, etc. Lo importante no es explicar los patrones de conducta, sino identificarlos y fijar objetivos concretos). Dentro de los indicadores a considerar destacamos: El Plan de Acción Tutorial, la organización del centro, características el currículo y técnicas pedagógicas, y el clima escolar (este último es determinante; Ej. Si hay mensajes polarizantes buen alumno- mal alumno, si la relación profesor-alumno es inflexible…).
En definitiva se trata de reflexionar acerca de las características del currículo, de los programas, de los horarios de las distintas asignaturas, de las técnicas pedagógicas, organización y dirección del centro, de las características del profesorado (recibiendo formación continuada) y de la escuela como sistema social. Es importante fomentar la identificación del alumno con el centro integrándole y consultándole en las tomas de decisiones e igual de importante es conocer las necesidades y aspiraciones del profesorado.
Para valorar los problemas de comportamiento y de disciplina hay que analizarlos desde dos perspectivas diferentes: Desde la de la clase y desde la del alumno.
Desde la primera “la de la clase” destacar la importancia de la ubicación y aspectos físicos del aula, ya que van a influir sobre la disposición social, así como la interacción profesor-alumno. Las aulas son lugares de mucha actividad, que determinan el tiempo que el profesor puede dedicar en concreto al alumno y donde éste tiene que seguir aprendiendo en los momentos en los que no se le presta atención (este aspecto es importante en alumnos con Necesidades Educativas Especiales); son lugares públicos donde el profesor es el centro de expectativas en las que deben coincidir padres, director y alumnos; Tiene un carácter pluridimensional y de simultaneidad (los profesores han de conocer la materia, evaluar a los alumnos, dirigir grupos, dominar emociones, establecer procedimientos… y a la vez habilidad para controlar dos o más procesos, dejar otros aspectos de lado…).
Además, siguiendo con el aula, todo lo que ocurre en ella es impredecible (Ej. interrupciones que tienen influencia importante sobre la conflictividad), por lo que el profesor además de fijar objetivos y elegir un método de enseñanza, tiene que planificar actividades metodológicas, la conducta que espera de sus alumnos, ritmo de trabajo y aspectos no académicos como el control físico del aula y adquirir una formación pedagógica y habilidades necesarias para hacer frente a la clase.
Dentro de la perspectiva del aula las conductas más problemáticas que se dan son: Que el grupo piense que está infravalorado, problemas en cuanto al “rol” del alumno en el grupo, problemas de una clase con un profesor en concreto o con diferentes profesores (Para corregirlo, permitir que ambas partes se expresen, conocer las causas y buscar estrategias para corregirlo). Es importante que la actitud que se busca cambiar, se contemple en el Proyecto Educativo o en el Curricular, sino el cambio no se suele producir.
Desde la segunda perspectiva “la del alumno”, destacar que la conducta es el resultado de la interacción de la persona con una situación concreta y donde hay que tener en cuenta: otras personas que participan en la situación, lo que se espera del individuo y lo que espera él de los demás, la respuesta de la interacción y la finalidad de la conducta. Para corregir la conducta se pueden organizar reuniones que han de ser preparadas, con objetivos claros y que saquen conclusiones y estrategias a seguir. Además si los patrones de conducta no varían con diferentes situaciones y si el alumno no va buscando nada con su conducta, habría que tener en consideración a la familia ya que posee una influencia decisiva sobre el niño en edad escolar.
Por todo lo dicho, cualquier programa de PREVENCIÓN e INTERVENCIÓN tendría que tener en cuenta el centro, el aula, el alumno y la colaboración con la familia. Y dentro del enfoque en que estamos basando nuestra intervención el “Plan de Acción Tutorial” , integrando los problemas de disciplina y los problemas académicos, nos permitiría diseñar y aplicar estrategias allí donde se producen, para poder prevenirlos, evitarlos o tratarlos lo mejor posible. Dicho Plan Tutorial debe contemplar el curruculum del centro (aspectos tutoriales del mismo como: Actitudes hacia el aprendizaje, técnicas de estudio más eficaces, relación con otros alumnos, estilo y expectativas del profesor, expectativas de los padres, normas del centro, etc…) y tener en cuenta la finalidad del sistema tutorial, la proyección, roles y evolución del mismo.
Atendiendo a los distintos problemas de desarrollo de la personalidad en la Educación Secundaria, se han propuesto diferentes PROGRAMAS DE PREVENCIÓN, INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO, también llamadas por Vicente Merino prevención primaria, secundaria y terciaria respectivamente.
Comenzamos definiendo la PREVENCIÓN como, el conjunto de acciones que ayudan al alumno a progresar en su proceso de socialización educativa y cuyo objetivo principal es que el conflicto social ya sea individual o en grupo, no se origine. Esto se consigue potenciando cauces de participación de los alumnos, creando programas reestrategia que faciliten el crecimiento individual y de socialización, generando climas que estimulen la seguridad y confianza, etc.
A modo de introducción decir que, la Ley Orgánica 2/2006, del 3 de Mayo en su Título Preliminar, Capitulo I, uno de sus principios es la educación y prevención de conflictos para la resolución pacífica de los mismos, así como la no violencia en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social.
Entendemos como PREVENCIÓN PRIMARIA, a la prevención en su sentido estricto y trata de evitar que se den variables sociales y situacionales favorecedoras del proceso asocial y delictivo.
Siguiendo con la prevención hemos de destacar las importantes aportaciones que ha hecho la LOGSE de 1990 en este sentido: Insistiendo en una mejora de la calidad de la enseñanza, flexibilidad y adaptación curricular a los individuos y grupos (y no al revés), normalización e integración de alumnos con necesidades especiales, detección precoz de las nee, compensación de las desigualdades en educación…
Además se contemplan otras medidas como: Escolarización equilibrada en los centros, seguimiento contra el absentismo, programas de actividades de formación permanente al profesorado y desarrollo de la participación del alumnado, de sus familias y de las entidades que los representan.
Cuando las medidas anteriores han sido ya aplicadas, y aún así el alumno abandona la enseñanza obligatoria, se aplica los “programas de garantía social”, con el objetivo de proporcionarle una formación básica que le permita incorporarse a la vida y proseguir sus estudios en las distintas enseñanzas reguladas en al ley.
En segundo lugar encontramos los PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN O PREVENCIÓN SECUNDARIA, que actúan sobre individuos, situaciones y factores en los que se detecta riesgo de inadaptación.
La LOGSE establece medidas como el establecimiento de los recursos necesarios y la plantilla de profesorado de apoyo adecuada a las demandas de los alumnos. Los departamentos de orientación tienen un papel importante en la evaluación de los primeros síntomas de inadaptación y en el establecimiento de la intervención más adecuada (autorregulación de la conducta, control interno de la atención, secuenciación de las dificultades, interacción cooperativa entre iguales y derivación a otro tipo de profesionales en función de la alteración diagnosticada).
Por último nos referimos, a los PROGRAMAS DE TRATAMIENTO O PREVENCIÓN TERCIARIA, que tiene más de corrección y tratamiento que de prevención, y trata de reducir los daños ocasionados por los trastornos existentes en una comunidad. Para el análisis de la conducta tenemos que preguntarnos ¿qué conductas deben ser modificadas?, ¿bajo qué condiciones se adquiere la conducta y qué factores la mantienen? y ¿cuales son las intervenciones más adecuadas para producir el cambio (elección del tratamiento)?
Para establecer la práctica educativa más adecuada Kanfer y Philips utilizan la ecuación SEORKC: S (estímulos externos e internos que provocan o inhiben la conducta), E (expectativas), O (determinantes biológicos del organismo), R (características de la conducta en relación con antecedentes y consecuentes), K (relación formal entre la conducta y sus consecuencias) y C (factores estabilizadores de la conducta).
Bibliografía:
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A.P.A: DSM IV. Manual de diagnóstico estadístico de los trastornos mentales, 1995
DÍAZ AGUADO, M.J: Programas de educación para la tolerancia y prevención de la violencia en jóvenes. 1996. Institutote juventud de Madrid.
GALVIN: Problemas de comportamiento.1993
GOLDSTEIN: Habilidades sociales en la adolescencia, 1991.
LABRADOR, J: Aspectos básicos de la modificación de conducta, 1990.
LEBOBICY: Tratado de psiquiatría del niño y del adolescente. Ed. Nueva visión.
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VEGA, A: Pedagogía de inadaptados sociales, 1989.
WATKINS, L: La disciplina escolar. Ed: Paidós-MEC, 1992.
ZULLIGUER: Los niños difíciles .Ed. Morata de Barcelona.