Introducción
El actual sistema educativo en nuestro país se fundamenta en los principios de normalización e integración educativa. Desde esta perspectiva de atención a la diversidad, partimos de un enfoque centrado en las necesidades de los alumnos y no en su déficit. Desde este planteamiento, nos encontramos con la deficiencia mental.
Desde que fuera aprobada la Resolución de 15 de junio de 1989 en la que se establecen las funciones del maestro de EE, queda explicitado que nuestra labor como profesionales pasa por “la identificación de las necesidades educativas especiales de los alumnos”, entre ellas, sin duda, las asociadas a déficit mental.
Es por esto, que este es un tema fundamental que debemos dominar para ser capaces de dar una respuesta educativa ajustada a los alumnos que presentan este tipo de discapacidad, con el fin de que puedan alcanzar los objetivos educativos que se establecen para todos los alumnos y, más aun, puedan alcanzar el derecho a la educación y a la integración que a las personas deficientes les otorga la Constitución
Comenzaremos el tema presentando el concepto de NEE y de deficiencia mental. Veremos las distintas clasificaciones que existen de la deficiencia y sus características.
A continuación analizaremos las implicaciones de la deficiencia mental en el desarrollo general del alumno, que dividiremos en las áreas que lo constituyen, comunicativo-lingüística, social, psicomotora y cognitiva, para facilitar su estudio, sin olvidar que constituyen un todo indivisible e interrelacionado.
Para poder llevar a cabo una correcta intervención educativa con un alumno con déficit mental, es necesario llevar a cabo una exhaustiva evaluación de todos los aspectos que influyen en su proceso de enseñanza-aprendizaje. Mediante la evaluación psicopedagógica se analiza la información relevante acerca del alumno y de su entorno. Veremos en este apartado los sistemas de detección del déficit auditivo más empleados.
Finalmente, tras la evaluación psicopedagógica se determinan cuales son las necesidades educativas especiales del alumno en relación con él mismo, el contexto socio-familiar y el contexto escolar.
Como ya hemos dicho comenzamos conceptualizando la deficiencia mental, sus niveles y las causas que pueden provocarlo.
1. Las NEE de los alumnos y alumnas de deficiencia mental.
1.1. Concepto de NEE
El concepto de NEE se utilizó, por primera vez, en el informe Warnock (1978), pero no fue hasta 1990, con la Ley Orgánica 1/1990 de 3 de octubre de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), cuando apareció en la legislación española.
El a.c.n.e.e. es definido por el MEC en el cuadernillo de Adaptaciones Curriculares de los Materiales para la Reforma en los siguientes términos: ”Un alumno presenta necesidades educativas especiales cuando presenta dificultades mayores que el resto de los alumnos para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde por su edad, bien por causas internas, por dificultades o carencias del entorno socio – familiar o por una historia de aprendizaje desajustada y necesita para compensarlas adaptaciones de acceso y/o significativas en una o varias áreas de currículo”.
El nuevo concepto supone que las dificultades del alumno no sólo están dentro de él sino que también dependen de las variables contextuales. Es importante no focalizar la atención en el grado de discapacidad del alumno/a sino en el grado de capacitación que logrará si cubrimos sus NEE.
Posteriormente, la Ley Orgánica 10/2002 de 23 de diciembre, de la Calidad de la Educación, en adelante LOCE, reitera la importancia de la atención a los alumnos con NEE, incluyendo un nuevo concepto, el de NEespecíficas para referirse a los alumnos que presentan desventaja social, los extranjeros, a los superdotados intelectualmente u los a.c.n.e.e. propiamente dichas.
Por tanto los alumnos con deficiencia mental quedan clasificados, por definición, como alumnos con necesidades educativas especiales, pero ¿qué es la deficiencia mental?
1.2. Concepto de Deficiencia Mental
El concepto de deficiencia mental ha variado a lo largo del tiempo a medida que evolucionaban conceptos como deficiencia, discapacidad o inteligencia. Así hemos pasado de una definición basada únicamente en el cociente intelectual (CI), a una concepción multidimensional, que entiende el retraso mental como una expresión de la interacción entre la persona con funcionamiento intelectual limitado y su entorno.
La última definición de retraso mental de la American Associaton on Mental Deficiency (AAMD) dice que el retraso mental es una “discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y la conducta adaptativa, manifestada en habilidades prácticas, sociales y conceptuales”. Esta discapacidad se origina durante el periodo de desarrollo, antes de los 18 años. (Luckasson y Col. 2002)
Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su clasificación Estadística Internacional, décima revisión (CIE-10), define el trastorno mental como “desarrollo mental incompleto o detenido, caracterizado principalmente por el deterioro de las funciones concretas de cada época del desarrollo y que contribuyen al nivel global de la inteligencia, tales como las funciones cognoscitivas, las del lenguaje, las motrices y la socialización”. (CIE-10)
Se indica además, que la inteligencia está configurada por un gran número de capacidades y que en el retraso mental puede darse un desarrollo armónico o bien serias discrepancias entre habilidades. Por esta razón la medida del grado de afectación del nivel cognitivo debe estar basada en la evaluación de la capacidad global y la adaptación al medio sociocultural.
En el manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, cuarta edición (DSM-IV), que se utiliza en los Estados Unidos, se establecen una serie de criterios para el diagnóstico de la deficiencia mental: -capacidad intelectual por debajo del promedio, C.I. < 70, obtenido mediante una prueba de inteligencia administrada de forma individual; -existencia de déficit o deterioros concurrentes en la capacidad adaptativa, es decir, cómo afrontan las exigencias de la vida cotidiana y como cumplen las normas de autonomía personal esperables de alguien situado en su grupo de edad, origen sociocultural y ubicación comunitaria particulares, en al menos dos de las áreas de habilidades siguientes: comunicación, cuidado de sí mismo, vida doméstica, habilidades sociales o interpersonales, utilización de recursos comunitarios, autocontrol, habilidades académicas funcionales, trabajo, ocio, salud y seguridad; y -comienzo antes de los 18 años.
Si continuamos basándonos en el DSM-IV, este establece una serie de niveles de gravedad para la deficiencia mental:
· Deficiencia mental ligera (CI de 55 a 69). Suponen el 85% del total. Estos individuos suelen desarrollar habilidades sociales y de comunicación durante los años preescolares, tiene insuficiencias mínimas en las áreas sensoriomotoras y muchas veces no se distinguen de otros niños hasta años posteriores. Pueden adquirir conocimientos académicos a un nivel de entre 4º y 6º de E.P., y durante la vida adulta adquieren habilidades sociales adecuadas para una mínima autonomía. Pueden presentar dificultades para integrarse en el entorno social o para responder a las exigencias de la vida en pareja o la educación de los hijos si muestran falta de madurez.
· Deficiencia mental media (CI de 40 a 54). Estos alumnos manifiestan lentitud en la adquisición y desarrollo del lenguaje. Pueden adquirir conocimientos escolares básicos, como de 2º de EP, y beneficiarse de un entrenamiento profesional y realizar trabajos sencillos bajo supervisión. Se adaptan bien a la vida en comunidad y participan en actividades sociales sencillas, pero no pueden mantener una vida completamente independiente.
· Deficiencia mental severa (CI de 25 a 39). Los niños con este retraso presentan un desarrollo motor muy pobre y adquieren muy pocas habilidades de comunicación. Durante la edad escolar pueden beneficiarse del entrenamiento en los hábitos de higiene y pueden adquirir algunas habilidades de comunicación. En la vida adulta pueden realizar tareas sumamente sencillas con la supervisión del adulto, pero no pueden llevar una vida adulta independiente.
· Deficiencia mental profunda (CI<24). Tienen un desarrollo sensoriomotriz mínimo, lo que conlleva un déficit físico asociado, necesitando supervisión continua. No pueden comprender instrucciones y seguirlas. La mayoría no controla esfínteres. Con entrenamiento pueden llegar a conseguir ciertas habilidades motoras, de comunicación y de autonomía muy elementales.
Actualmente, sobretodo en edades muy tempranas, la detección de la deficiencia mental no se ciñe a la medición del CI, sino que se valora también la adaptación social del sujeto y el contexto en el que se desenvuelve, ya que dos alumnos con el mismo cociente pueden tener rendimientos y necesidades muy diferentes, evitando así la etiqueta clasificatoria.
1.3. Clasificación y características de la deficiencia mental
Así mismo, podemos destacar que los deficientes mentales se caracterizan por una serie de rasgos de personalidad, según Santiago Molina (1994), como la baja motivación, como efecto de su propia historia personal cargada de frustraciones en su interacción con los adultos, y una baja autoimagen debido al bajo nivel de aspiraciones que genera su deficiencia.
La aparición del retraso mental no obedece a una única causa, ya que existen multitud de circunstancias que pueden provocar la aparición de este tipo de discapacidad, pero para su clasificación etiológica vamos a basarnos en el momento de su aparición, que es la más utilizada. Así las causas pueden ser prenatales, perinatales o postnatales.
Antes del nacimiento existen diversas causas que pueden producir el retraso mental entre las que se encuentran algunas enfermedades de la madre o el feto como la diabetes, la desnutrición de la madre, el consumo de drogas, la exposición a radiaciones, diversas infecciones; alteraciones cromosómicas que provocan por ejemplo el síndrome de Down, de Turner, del cromosoma X frágil; alteraciones en el sistema nervioso central como la espina bífida, la hidrocefalia; alteraciones en el metabolismo como la fenilcetonuria; etc…
Durante el parto existen diversas situaciones que pueden ser causa de retraso mental: los traumatismos craneales, algunos partos prematuros, presentación anormal del feto, hemorragia intracraneal, meningitis o anoxia de parto.
Después del parto pueden ocasionar retraso mental entre otros factores ambientales adversos como la falta de estimulación, carencias alimenticias o maltrato físico; traumatismos craneales como consecuencia de golpes, caídas o accidentes; consumo de determinados productos tóxicos; algunas infecciones como la meningitis o encefalitis; trastornos degenerativos como la enfermedad de Huntington o el síndrome de Rett.
Una vez que hemos visto el concepto, clasificación y etiología de la deficiencia mental, vamos a ver cuales son los aspectos diferenciales que encontramos en las distintas áreas del desarrollo: perceptivo-psicomotora, cognitiva, comunicativo-lingüística, y afectivo-emocional y social.
2. Aspectos diferenciales en las distintas áreas del desarrollo.
Los niños con deficiencia mental cuando llegan a la escuela no pueden afrontar con éxito los aprendizajes ya que su desarrollo es defectuoso y disarmónico, lo que obliga a programar aprendizajes de conductas tanto más primitivas cuanto más reducidas estén en él la capacidad intelectual y el desarrollo psicomotor.
2.1. Área motora.
Con respecto al ÁREA PERCEPTIVO-PSICOMOTORA en líneas generales y dependiendo del grado de afectación de cada alumno, podemos afirmar que presentan dificultades en La organización del esquema corporal. El esquema corporal es una imagen espacial, geográfica de nuestros límites. Es una imagen en relación con el espacio exterior. Un esquema corporal mal estructurado se manifiesta en deficiencias en distintos aspectos de la personalidad como por ejemplo en la organización espacio-temporal e incluso, a veces, en una falta de seguridad en las propias aptitudes. Coordinación motriz. En la coordinación dinámica general y manual, en la coordinación visomanual y en el equilibrio. Conductas perceptivo-motrices. Los alumnos con déficit mental presentan grandes dificultades en aquellas actividades que se hallan en relación con la orientación en el espacio y el tiempo.
2.2. Área cognitiva.
Los aspectos diferenciales en el DESARROLLO COGNITIVO de niños con deficiencia mental depende del grado de afectación de los mismos, aunque podemos establecer ciertas características generales en cuanto a los aspectos cognitivos. *Presentan dificultades para discernir, establecer relaciones, generalizar aprendizajes, elaborar conceptos, en la simbolización y la abstracción. *Tiene un modo de pensar concreto, lo que dificulta a la hora de fijar imágenes mentales. *Presentan deficiencias en la metacognición. *Tienen dificultad para aprender de sus errores, perseveran en los mismos. *Atención lábil y dispersa. *Retienen pocos datos, que además no son los más significativos. *Son estereotipados desde el punto de vista cognitivo. *Tiene un ritmo lento de aprendizaje. *Tienden a aprender por imitación. *Presentan dificultades de aprendizaje grandes en las áreas instrumentales. *Disponen de pocas estrategias para aprender y planificar.
2.3. Área comunicativo-lingüística
El LENGUAJE y la COMUNICACIÓN, se encuentran afectados en todos los grados de déficit psíquico, existiendo una gran oscilación en función de la gravedad del mismo, encontrándonos sujetos con ausencia del habla, y otros que mantienen la comunicación presentando algunas dificultades, ya sea en aspectos comprensivos y/o expresivos.
Cuando existe lenguaje podemos observar que este está constituido por muchas frases atributivas, pocas subordinadas, caracterizándose por el uso frecuente de palabras estereotipadas, con pobreza de vocabulario, dificultad en el manejo de reglas sintácticas y dificultades en la formación de frases.
Presentan también dificultades en lo relativo al procesamiento de la información en la adquisición, organización y expresión de la misma, es decir, en los procesos comprensivo, de integración y expresivo.
Es frecuente que algunos niños presenten dislalias, disartrias, y en algunos casos disfasia. Para algunos alumnos en los que no se puede implantar el lenguaje verbal es aconsejable la utilización del lenguaje gestual con sistemas alternativos y de apoyo a la comunicación.
2.4. Área socio-afectiva.
Por último la dimensión AFECTIVO-EMOCIONAL y SOCIAL, hace referencia a los aspectos de la afectividad que tienen que ver con la relación que un individuo establece consigo mismo y en relación con los otros. Desde esta doble perspectiva el sujeto con deficiencia mental suele presentar dificultades en Control y equilibrio emocional con una baja resistencia a la frustración, presentando cuadros de ira y descontrol emocional; En el Autoconcepto debido en muchos casos a la larga historia de frustraciones que se producen en la interacción con sus iguales y con los adultos, la aceptación de las limitaciones personales y la valoración positiva de sí mismos suele ser baja en estos niños; Adaptación familiar influido por las dificultades de los padres a la hora de aceptar a un hijo con deficiencia mental; Adaptación escolar: en su relación con el profesor, con los iguales, y en el establecimiento de relaciones de interdependencia; y por último en el Establecimiento de niveles de competencia social como habilidades sociales de relación y de trato interpersonal.
Hemos repasado los aspectos diferenciados de las distintas áreas del desarrollo de los alumnos que presentan alguna deficiencia mental, y ahora vamos a centrarnos en como es el proceso de identificación de las necesidades educativas especiales de los alumnos con deficiencia mental, cuales son las técnicas e instrumentos utilizados más frecuentemente para su detección, y terminaremos determinando cuales son esas necesidades más frecuentes.
3. Identificación de las NEE de estos alumnos.
3.1. Evaluación psicopedagógica.
Para identificar las necesidades educativas de un alumno con deficiencia mental es necesario llevar a cabo una evaluación psicopedagógica.
La necesidad de la evaluación psicopedagógica, como paso previo a la adopción de las medidas disponibles en nuestros sistema educativo y para responder a las necesidades educativas especiales, es mencionada en la LOGSE, la LOCE, los RRDD de enseñanzas mínimas y de currículo. Además, para regular este proceso y determinar los procedimientos técnicos y administrativos necesarios para llevar a cabo, se aprobó la mencionada OM de 14 de Febrero de 1996, por la que se regula el procedimiento para llevar a cabo la evaluación psicopedagógica y se establece el dictamen y los criterios de escolarización de los a.c.n.e.e
La evaluación psicopedagógica, según la OM 14 de Febrero de 1996, se define como “un proceso de recogida, análisis y valoración de la información relevante relativa a los distintos elementos que intervienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje para identificar las necesidades educativas de determinados alumnos que presentan o pueden presentar desajustes en su desarrollo personal y/ o académico, y para fundamentar o concretar las decisiones respecto a la propuesta curricular y al tipo de ayudas que aquellos pueden precisar para progresar en el desarrollo de distintas capacidades”
La evaluación psicopedagógica es competencia de los EOEP y de los DO de los centros docentes. Pero, al mismo tiempo, al tratarse de una labor interdisciplinar que trasciende los propios límites del EOEP o del DO, se incorpora la participación de aquellos profesionales que participan directamente en los procesos de enseñanza-aprendizaje y el análisis de la información que todos ellos puedan aportar, incluida la familia.
En su elaboración colaborará el EOEP específico de Deficiencia mental formado por técnicos con experiencia, competencia para aplicar los instrumentos evaluativos más adecuados para cada alumno y criterios para orientar la respuesta educativa.
Nuestra labor, como maestros de PT, se concreta en la colaboración con el EOEP o DO, en el proceso de la evaluación Psicopedagógica.
Los datos a tener en cuenta son los relativos al propio alumno y a su entorno.
3.2. Información sobre el alumno.
3.2.1. Historia educativa y escolar.
La información sobre la historia educativa y escolar del alumno nos permitirá comprender mejor el comportamiento de este en la escuela y proponer mejoras en la respuesta educativa. Hemos de prestar atención a los servicios de apoyo y de atención temprana recibidos, el momento de escolarización, las adaptaciones curriculares previas y estrategias educativas utilizadas, su posible evolución, etc…
3.2.2. Desarrollo general.
También será necesario conocer el desarrollo biológico, comunicativo-lingüístico, cognitivo y socio-afectivo del alumno, ya que para alumnos con NEE vinculadas a discapacidad psíquica, la evaluación basada únicamente en el currículo no nos aporta todos los datos necesarios para ajustar la respuesta educativa, ya que en el currículo ordinario no se contemplan ciertos aspectos del desarrollo que en estos casos están alterados o que se supone que adquieren los niños por su proceso evolutivo normal (CNREE 1992). Por otro lado es necesario señalar que el nivel de desarrollo está especialmente vinculado con las habilidades adaptativas en las que estos alumnos presentan dificultades, y por tanto el análisis de este punto ofrecerá información sobre dos aspectos fundamentales que definen la existencia de deficiencia mental: su funcionamiento intelectual y sus habilidades adaptativas.
En cuanto al desarrollo biológico es necesario recordar que en muchos casos el retraso mental es consecuencia de un síndrome o aparece vinculado a otros trastornos, por lo que resulta fundamental recoger información médica sobre su estado de salud, déficits físicos, orgánicos, neurológicos, sensoriales, motores, y otros trastornos asociados.
El desarrollo psicomotor ha de contemplar la evaluación de la motricidad gruesa (cambios posturales, control segmentario, desplazamientos, equilibrio estático y dinámico, tono muscular, control respiratorio…) y fina (destrezas manuales aplicadas a acciones cotidianas y escolares, tipo de pinza y coordinación visomotora…).
El desarrollo perceptivo-psicomotor se puede evaluar con la evaluación del desarrollo de Gesell, la escala para medir el desarrollo psicomotor de la primera infancia de Brunet-Lézine, 1978, el test de desarrollo de la percepción visual de M. Frosting, y el test de Bender.
Respecto al ámbito cognitivo es necesario conocer tanto su desarrollo global como el de las funciones mentales básicas (percepción, atención, memoria, simbolización, abstracción, generalización…).
Para evaluar el desarrollo cognitivo se utilizan, entre otros, la escala de inteligencia de Wechsler revisada (WISC-R), la escala de conducta adaptativa de la Asociación Americana de la Deficiencia Mental (AAMD-ABS), la Guía Portage de Educación Preescolar, Test de matrices progresivas de Raven, y el EPA, Evaluación del Potencial de Aprendizaje de Fernández-Ballesteros.
La evaluación del desarrollo comunicativo lingüístico ha de abarcar los aspectos fundamentales: la comprensión y la expresión, a través de distintos tipos de lenguaje (gestual, oral, escrito…). Al ser muchos los órganos y funciones que intervienen en la producción y comprensión, su valoración debe permitir comprender a que responden las dificultades comunicativo-lingüísticas detectadas: a sus limitaciones cognitivas, fonoarticulatorias, motivacionales, etc…
Con respecto a la comunicación y el lenguaje podemos utilizar el test de habilidades psicoligüísticas de Illinois (ITPA), la prueba de lenguaje oral de Navarra (PLON) o el test de vocabulario de Peabody revisado.
La recogida de información sobre el desarrollo afectivo-social resultará fundamental para determinar su nivel de autonomía, habilidades sociales y de interacción, autocontrol, autoestima, expresión de emociones, capacidad de adaptación o rigidez, facultad para tomar decisiones y resolver problemas de conducta, entre otros aspectos que puedan considerarse significativos para la toma de decisiones.
Se puede evaluar el desarrollo afectivo-emocional y social a través de sociogramas, escalas de observación, valoraciones de las habilidades sociales por parte de padres y profesores, etc…
Además de todos estos instrumentos y otros que no hemos citado se tiende a utilizar técnicas no estandarizadas como el análisis de tareas y documentos, la observación, las entrevistas, etc…
3.2.3. Nivel de competencia curricular.
Respecto al nivel de competencia curricular supone conocer las capacidades del alumno situándolo en la secuencia de objetivos y contenidos de las distintas áreas del currículo que le corresponde por su edad. Como referencia tomaremos los criterios de evaluación de la programación de aula, aunque debido a las dificultades que presentan, es frecuente que resulte necesario recurrir a los de ciclos o etapas anteriores. Prestaremos una especial atención a los objetivos y contenidos más funcionales y básicos para el desenvolvimiento del niño con retraso mental en su medio y el aumento de su capacidad para aprender y hacer cosas por sí mismo. Por esta razón se evaluarán con más detenimiento los contenidos procedimentales.
3.2.4. Estilo de aprendizaje.
Respecto al estilo de aprendizaje realizaremos un análisis de los factores que favorecen el aprendizaje del alumno: condiciones físico-ambientales y tareas que favorecen una atención sostenida y selectiva, tipos de agrupamientos mas adecuados (individual, pequeño grupo, apoyo entre iguales…), entrada sensorial preferente (visual, manipulativa, verbal…), motivación (atribuciones causales, expectativas, refuerzos…),modalidad preferente de respuesta (verbal, gestual, manipulativa…), persistencia en la tarea y tolerancia a la frustración, estrategias de resolución de tareas (ensayo-error, planificación…) tipo de ayudas que precisa (física, visual, verbal…) grado de autonomía, etc… La información sobre estos puntos se obtendrá a través de observaciones sistemáticas, cuestionarios abiertos, etc…
3.3. Información sobre el entorno.
Una vez conocida la información del alumno, pasamos a conocer en entorno escolar, familiar y social en que se encuentra el alumno.
3.3.1.Contexto escolar.
Sobre el contexto escolar debemos analizar primero al centro, teniendo en cuenta variables básicas físicas, organizativas, sociodemográficas, psicosociales, conductuales y de integración del alumno. Valoraremos si las condiciones son favorables para atender las necesidades educativas especiales de los alumnos con deficiencia metal. Esto es así cuando existen los recursos necesarios para ofrecer refuerzos y apoyos, se promueve la formación y sensibilización del profesorado sobre aspectos vinculados a la deficiencia mental, se han determinado los objetivos u contenidos mínimos y prioritarios, la organización escolar facilita las tareas de coordinación entre tutores y profesores de apoyo, etc…
Y después de las interacciones que se producen en el aula, analizando aspectos tales como: las estructuras de participación en el aula; los modos efectivos de participación; las demandas de los alumnos; preguntas y repuestas profesor/alumno; actuación del profesor con respecto al control del discurso, léxico, entonación, expresión, humor, afecto, etc…; interacción y colaboración entre alumnos; el clima social (cooperativo, agresivo…); los elementos curriculares (funcionalidad de objetivos y contenidos, elementos distractores en el aula, actividades de transferencia y generalización, estrategias de refuerzo y motivación…); etc…, ya que todas ellas influirán en le rendimiento escolar.
Para evaluar el contexto escolar se hará uso de entrevistas con el profesorado, de la observación, y del análisis de documentos como el PEC, PCC, PA, Memoria Anual, Plan de Atención a la Diversidad…
3.3.2. Contexto familiar.
Del entorno sociofamiliar se deben analizar aspectos del alumno, la familia, su estructura y dinámica interna, y el entorno social tan básicos como el número de miembros de la familia, el número de hermanos del alumno y el lugar que ocupa entre ellos, la profesión y el nivel sociocultural de los padres, la vivienda, el modo de actuación de los padres con sus hijos, el modelo de autoridad establecido, la interacción que se produce entre los miembros de la familia, las expectativas de los padres con respecto al niño con necesidades educativas especiales, las relaciones con la escuela, su predisposición a colaborar en la implementación de programas de autonomía y generalización de aprendizajes, el grado de autonomía que ofrecen al niño, las habilidades adaptativas que este muestra en el seno familiar, etc…
3.3.3. Contexto social.
Resulta fundamental también tener información suficiente sobre recursos que ofrece el contexto (asociaciones, centros de estimulación, centros de ocio…) y el uso que la familia hace de ellos. Será mediante la entrevista personal como recogeremos la mayor parte de la información socio-familiar.
Todas estas variables nos van a dar pautas para entender algunos comportamientos de estos alumnos y nos van a facilitar la realización de una evaluación que determine de la manera más ajustada posibles cuales son las necesidades educativas especiales del alumno con deficiencia mental.
Finalizada la evaluación psicopedagógica, el orientador del centro recogerá los resultados obtenidos en un informe confidencial, de carácter técnico y administrativo: el informe psicopedagógico. y que, junto con la decisión de escolarización, la previsión de recursos materiales y personales, la modalidad de apoyo, y las orientaciones para realizar la adaptación curricular, quedará incluidos en el documento individual de adaptación curricular, DIAC.
Dicho informe es el “documento síntesis que recoge la situación personal y académica del alumno en el momento de la realización de la evaluación, que nos permite determinar si presenta o no necesidades educativas especiales y tomar decisiones relativas al ajuste de la respuesta educativa” (OM de 14 de Febrero de 1996)
La propuesta de escolarización será emitida por el orientador del EOEP, EAT o DO, junto con las conclusiones de la evaluación psicopedagógica, las orientaciones para la propuesta curricular e indicaciones para la elaboración de ACI, la opinión de los padres por escrito, la modalidad de escolarización mas adecuada entre centro ordinario, aula especial en centro ordinario, centro de educación especial o modalidad combinada, y el plazo de revisión de la propuesta.
Tras la evaluación psicopedagógica se determinan cuales son las necesidades del alumno en relación con él mismo, el contexto socio-familiar y el contexto escolar. Entre ellas nos vamos a encontrar frecuentemente con las siguientes
3.4. NEE de los alumnos/as con Deficiencia Mental.
En relación al desarrollo cognitivo del alumno nos vamos a encontrar con la necesidad de:
* Ir más despacio en el proceso de enseñanza-aprendizaje, evitando estancamientos y utilizando un lenguaje claro y conciso.
* Simplificar las tareas, suprimiendo pasos innecesarios.
* Procurar que se repitan situaciones de aprendizaje, sin caer en reiteraciones.
* Proporcionarle ayuda del adulto con frecuencia, retirándola paulatinamente.
* Realizar aprendizajes funcionales.
* Priorizar aprendizajes que proporcionen una mayor autonomía.
* Cambiar situaciones y materiales para intentar la generalización de los aprendizajes.
* Desarrollar la atención.
* Retener y organizar significativamente la información recibida.
* Enseñar a planificar la conducta y anticiparse a sus consecuencias.
* Ayudar a adquirir hábitos de autonomía personal.
* Suministrar la información cuidadosamente estructurada.
En cuanto al desarrollo comunicativo-lingüístico del alumno, las principales necesidades son:
* Priorizar la libre expresión frente a la forma perfecta de expresión.
* Aumentar la capacidad de expresión y comprensión oral en distintas situaciones comunicativas.
* Utilizar expresiones comunicativas cercanas a situaciones naturales.
* Priorizar el empleo del vocabulario funcional y contextualizado.
* Emplear el modelado para aumentar el vocabulario y generar estructuras sintácticas correctas.
* Dar tiempo a la emisión de la respuesta sobre todo en todos aquellos alumnos con déficit motor asociado.
* Utilizar el apoyo logopédico en los casos que se precise (dislalia, disfemia, disfasia…)
* Favorecer la comunicación gestual como intento comunicativo.
En el desarrollo perceptivo-psicomotor, el alumno necesita:
* Favorecer la integración del esquema corporal.
* Ayuda para establecer la dominancia lateral.
* Desarrollar la coordinación dinámica general y el equilibrio.
* Desarrollar la percepción visual: coordinación viso-motora, discriminación figura-fondo, constancia de la forma, reconocimiento de relaciones especiales y memoria visual.
* Desarrollar la percepción auditiva: discriminación, constancia e integración auditiva, y memoria auditiva.
* Estructuración espacial: conceptos básicos posicionales y dimensionales.
* Estructuración temporal: estructuración rítmica y ordenación temporal.
Con respecto al desarrollo afectivo-emocional y social del alumno las necesidades se centran en:
* Mantener una actitud de aceptación del alumno por parte del profesor y hacerla extensiva al resto de los compañeros.
* Explicar al alumno la inadecuación de una conducta negativa.
* Reforzar conductas alternativas positivas.
* Lograr un autoconcepto positivo mediante la valoración equilibrada de posibilidades y capacidades del alumno.
* Enseñar estrategias de autocontrol de las emociones impulsivas.
* Adquirir hábitos de autonomía personal.
* Aumentar sus responsabilidades en el aula que impliquen ciertos niveles de relación.
* Favorecer situaciones de interacción con otros niños en ambientes libres y distendidos.
* Reforzar cualquier tipo de conducta de acercamiento hacia los demás.
* Planificar actividades de relación apoyándose para ellas en los alumnos a los el niño muestra cierta simpatía o aquellos otros que suelen ser los animadores del grupo.
Con relación al contexto sociofamiliar, una vez analizado y teniendo en cuenta los aspectos que favorecen y dificultan la evolución del mismo, habrá que adoptar medidas en cuanto al desarrollo del grado de autonomía, desarrollo de hábitos de higiene, mejora de interacciones con los miembros de la familia, pautas educativas en el seno de la familia, y relación de la familia con la escuela.
Por último en relación con el contexto escolar, el alumno con deficiencia mental una vez escolarizado en el centro que mejor se adecua a sus necesidades, va a necesitar adaptaciones curriculares a nivel de centro, de aula e individuales, que afectarán tanto ala alumno individualmente, como al resto de los alumno tengan necesidades educativas especiales o no. Cuantas más medidas generales se tomen PEC, PCC y PA, menos habrá que concretar las ACI.
Conclusión
En el tema abordado hemos pretendido dar una visión global sobre el conocimiento de los alumnos con deficiencia auditiva, tratando no solo el concepto, las causas y los aspectos diferenciales en las distintas áreas del desarrollo, sino también, las necesidades educativas más frecuentes que presentan estos alumnos.
En el tema que nos ocupa se hace hincapié en las necesidades que presentan los alumnos con deficiencia auditiva en los contextos escolares y familiares, ya que con la modificación de dichos contextos se obtiene una mejora en el proceso de enseñanza-aprendizaje de estos alumnos.
Por último es conveniente añadir que sólo con el conocimiento riguroso de las dificultades de aprendizaje que presentan estos alumnos podemos abordar la intervención educativa de la forma más ajustada a sus necesidades y alcanzar los grandes objetivos de normalización e integración en la sociedad.
Bibliografía.
Para la elaboración de este tema, además de la legislación citada durante el desarrollo del mismo hemos consultado los siguientes textos y páginas web:
· APA: DSM-IV TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Masson. Barcelona 2002.
· Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía: “Guía para la atención educativa de los alumnos y alumnas con discapacidad psíquica”. 2002.
· CREENA:”alumnado con grave discapacidad psíquica en educación infantil y primaria. Orientaciones para la respuesta educativa”. Navarra 2001: Gobierno de Navarra departameto de Educación y Cultura.
· MARCHESI, A.; COLL, C.; PALACIOS, J.: “Desarrollo psicológico y educación. Necesidades educativas especiales y aprendizaje escolar”. Alianza Psicología. Madrid, 1992.
· VERDUGO ALONSO, M.A.: Análisis de la definición de discapacidad intelectual de la Asociación Americana sobre Retraso Mental de 2002. Universidad de Salamanca: Instituto Universitario de Integración en la Comunidad. Salamanca 2002.
· VV.AA.: Alumnos con necesidades educativas especiales y adaptaciones curriculares. Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial (CNREE). MEC. 1992.
· VV.AA.:El alumno con retraso mental en la escuela ordinaria. Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial (CNREE). MEC. 1994.
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