1.- INTRODUCCION.-
Todo diagnóstico y clasificación de los trastornos mentales se basa en un paradigma más o menos consciente, que servida para conformar las conclusiones.
En los trastornos mentales de la Primera Infancia y preadolescencia, parecen tener especial importancia los siguientes puntos:
- El aparato psíquico del niño está en proceso de maduración y desarrollo, por tanto se establece una distinción.
a) Circunstancias, fuerzas y procesos que constituyen la base de la personalidad individual.
b) Diferenciación de las funciones mentales que tienen lugar a través de los procesos de imitación, identificación, interiorización, y la transformación funcional de las estructuras mentales.
c) Las situaciones conflictivas intrapsíquicas y/o interpersonales que surgen de deseos contradictorios del propio niño o de choque entre las necesidades del niño y del medio que le rodea.
Los dos primeros apartados determinan el tipo de desarrollo de la personalidad y desviaciones no neuróticas de la norma, y el último es la causa de neurosis y trastornos reactivos.
- los síntomas se agrupan en aspectos biológicos y psiquiátricos, y las características obtenidas son diferentes de las propuestas por la Psicología profunda y Psicoanalítica.
2.- PSICOSIS EN LA INFANCIA: AUTISMO Y OTRAS ALTERACIONES GRAVES DE LA PERSONALIDAD.
El término psicosis en la infancia abarca desde el autismo infantil y sus subformas, hasta otras formas de psicosis y alteraciones en los primeros años de vida y a la llamada esquizofrenia infantil.
Comparadas con los otros trastornos, las psicosis infantiles se da aproximadamente en cuatro de cada 10.000 niños, y de éstos cuatro, dos están considerados como autistas.
2.1. Autismo infantil.-
Leo Kanner lo definió así:
“ El autismo infantil se caracteriza por una gran incapacidad para comunicarse con las demás personas, que es evidente antes del 30 mes de vida; retraso del desarrollo mental con defectos de la percepción; varios trastornos en la forma y contenido de los procesos del pensamiento y un retraso o distorsión muy pronunciado en el desarrollo del habla”
El síndrome autista lo determinan una multitud de factores etiológicos. La más representativa y utilizada actualmente en el diagnóstico es la de la DSM III, en los trastornos profundos de desarrollo se definen por:
- Afectar a múltiples funciones.
- el desarrollo, además de sufrir retraso, se altera cualitativamente, por lo que el niño refleja una distorsión en sus estadios del desarrollo más que un retraso en sí.
En la DMS III, las alteraciones que caracterizan al autismo son las mismas que estableció Kanner, aunque admite que el se puede producir después de treinta meses y considera que el trastorno es crónico y extremadamente incapacitante.
Incapacidad de establecer relaciones | Deterioro de la comunicación | Respuestas extrañas al medio |
· Falta de respuesta e interés por las personas. · Fracaso de la vinculación con personas. · Problemas de contacto visual. · Respuestas faciales expresivas pobres. · Indiferencia o aversión al efecto y contacto físico. · Fracaso en el desarrollo de amistades. | · Posible falta de lenguaje. · Estructura lingüística inmadura (si hay lenguaje). · Inversión de pronombres. · Afasia nominal. · Falta de términos abstractos. · Lenguaje metafórico. · Ecolalia inmediata o demorada. · Entonación anormal. | · Comunicación no verbal inapropiada. · Resistencia a pequeños cambios ambientales · Vinculación excesiva a ciertos objetos. · Comportamientos rituales. · Fascinación por objetos giratorios. · Interés anormal por ciertos objetos. |
Edad de comienzo: Antes de los 30 meses.
Curso: Crónico. En general, uno de cada seis casos llega a una adaptación social adecuada, con vida casi independiente y trabajo productivo. Otro de cada seis se adapta moderadamente. Dos tercios no desarrollan la capacidad de vivir con independencia. Los factores pronósticos principales son el CI y el desarrollo del lenguaje.
Deterioro: Trastorno extraordinariamente incapacitante. Suele requerir educación especial.
Complicaciones: Alrededor del 25% presenta crisis compulsivas desde la adolescencia o etapa inicial de la edad adulta. Estas crisis son muy frecuentes en autistas con el CI menos del 50.
Factores predisponentes: Entre otros, rubéola materna, fenilcetonuria, encefalitis, esclerosis tuberosa.
Criterios diagnósticos: 1) Inicio anterior a los 30 meses; 2)Clara falta de respuestas a los demás (autismo); 3) Deficiencias graves en el desarrollo del lenguaje; 4) si hay lenguaje, tiene un patrón peculiar, con ecolalia inmediata o demorada, lenguaje metafórico o inversión de pronombres; 5) Respuestas extrañas a diferentes aspectos del ambiente: resistencia al cambio e interés peculiar o vínculos con ciertos objetos; 6) Ausencia de ideas delirantes, alucinaciones, pérdida de capacidad asociativa e incoherencia, como la esquizofrenia.
· Características en las distintas áreas del desarrollo.
Durante el primer año de vida, la sintomatología se caracteriza por la ausencia de monólogos balbuceantes y de modulación vocal. La irritabilidad e hiperexcitabilidad externas alternan bruscamente con periodos tranquilos, pudiendo cambiar el tono muscular de rígido a flácido. La secuencia de las fases del desarrollo, está desarticulada, particularmente en los siguientes sectores:
– Percepción: La entrada sensorial no puede modularse. Hay una capacidad de respuesta excesiva o deficiente en todos los dominios con un cambio, a menudo rápido, del uno al otro. Se da la preferencia de los estímulos sensoriales próximos (olor, tacto…) en contraposición a los receptores aislados a distancia (oído, vista)
– Motricidad: Hay manierismos, batir las manos, andar de puntillas y fracaso en imitar los movimientos del cuerpo o los movimientos expresivos faciales.
– Sociabilidad: La capacidad para entablar relaciones se caracteriza por la ausencia de contacto ojo a ojo; incapacidad de sonreír en respuesta a una mirada; aversión al contacto corporal; los ojos apenas se fijan en los seres humanos, ni en los objetos inanimados, etc. No se materializa la ansiedad de los 8 meses ni de la separación. Estos niños no saben extender los brazos anticipándoles a que los levanten. Los seres humanos son tratados como objetos inanimados. No juegan con los objetos, sino que dan vueltas en torno a ellos; no adquieren significación simbólica, etc.
En algunos casos este déficit social puede ir disminuyendo si su capacidad de entender y usar el lenguaje va en aumento, sin embargo, persistirán las dificultades de establecer juegos cooperativos y percibir los sentimientos de los demás.
– Lenguaje: Aproximadamente el 60% de estos niños no consigue desarrollar el lenguaje. Muestran escasa respuesta a la voz de la madre. Muy raras veces llaman la atención de los padres hacia las cosas. Casi la mitad de ellos se mantienen mudos; los gestos los utilizan raras veces como sustituto del lenguaje, y la expresión facial tambien está ausente.
Si el lenguaje se desarrolla, es átono, arrítmico e inadecuado para comunicar emociones más sutiles, tendiendo a contraer las frases y las palabras al máximo. El lenguaje esta lleno de estereotipos y repeticiones. Se omiten las preposiciones, las conjunciones y los pronombres. Apenas se desarrolla algún lenguaje interno.
– Cognición (déficit cognitivos): Existen déficit en la abstracción , secuenciación y comprensión de las reglas; dificultad en procesar y elaborar secuencias temporales y para percibir la contingencia de sus conductas y del entorno general.
No son capaces de hacer transferencias de una modalidad sensorial a otra; responden a un solo aspecto de un estímulo multisensorial, lo que implica una gran dificultad para el aprendizaje en general…
– Inteligencia: Suele ser baja. Pueden presentar problemas neurológicos de menos importancia en el 40-70 % de los casos. Su electroencefalograma suele ser inmaduro, pareciéndose al del recién nacido. El sueño REM está reducido, y puede ser que también esté alterada, por ello, su capacidad para el descanso.
2.2. Otras alteraciones graves de la personalidad
- Psicosis desintegradora.
Se caracteriza por una grave regresión del comportamiento usual, después de haberse desarrollado de modo aparentemente normal hasta los 3 años.
Después de una breve fase de pródomos con inquietud, ansiedad e irritación, que puede durar algunos meses, hay pérdida del habla, deterioro de la comprensión del lenguaje y disminución de la inteligencia.
En la mayoría de los casos, se mantiene una expresión facial inteligente. Desaparecen las aptitudes adquiridas, las relaciones con los demás pierden importancia e interés, y desaparecen los estereotipos.
En términos generales, se puede decir que las psicosis que se presenta entre el tercer y cuarto año de vida se refieren a formas sin diagnosticar del Síndrome Autista o trastornos en los que hay una ruptura brusca progresiva de las tendencias del desarrollo del niño. En tal caso, hay que analizar los síntomas para detectar que puedan ser diferenciados de la afectación mental real y del asincronismo del desarrollo.
- Esquizofrenia infantil.
Podemos definirla como trastorno grave de la personalidad que tiene lugar antes de la pubertad. Como característica clínica básica tendría una desconexión de la realidad por falta de adaptación y contacto con los demás.
Puede presentarse desde el 6º al 7º año de edad. Su instauración no suele ser brusca; en los inicios del proceso hay una extrema ansiedad y pérdida de interés por los asuntos cotidianos. En el estado de desorganización mental fluctúan la hiperactividad y la hipoactividad. Los niños suelen hablar de personas i personajes diabólicos en sus cuerpos o cabeza, que dirigen sus pensamientos y su mal comportamiento. Aunque son muy sumisos, tienden a tener brotes repentinos y violentísimos de rabia con comportamientos autodestructivos.
En la mayoría de los casos, están apegados a los padres. Los síntomas compulsivos y fóbicos son corrientes y muy marcados. El contraste con la realidad está seriamente afectado, el pensamiento aparece incoherente y la sensibilidad enormemente aumentada.
En el 35% de los casos, los síntomas del autismo y la esquizofrenia se superponen; sin embargo en la esquizofrenia hay paréntesis de las relaciones normales y se mantiene algún residuo del lenguaje comunicativo, aunque puede estar asociado con características como la ecolalia, los estereotipos y la incapacidad para responder.
- IDENTIFICACIÓN DE LAS NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES DE ESTOS ALUMNOS.
Identificar y detectar las NEE es una de las tareas más importantes de todo el proceso. Será de crucial importancia evaluar y determinar dichas necesidades con tal de ofrecer al alumno una correcta adaptación del currículo escolar.
Es necesario profundizar y completar esta evaluación con informaciones obtenidas tanto dentro del propio centro como del contexto socio-familiar.
Es una decisión delicada la consideración de que un alumno tiene NEE, por lo tanto debemos tener muy claro que sólo se considerarán alumnos con NEE aquellos que así lo reflejen en el Dictamen de Escolarización.
3.1. Evaluación del alumno en el contexto de enseñanza- aprendizaje.
3.1.1. Información sobre el alumno.
- Desarrollo general del alumno.
En numerosas ocasiones, además de analizar la competencia curricular del alumno, debemos recurrir a la evaluación de ciertos aspectos del desarrollo que podrían estar alterados. Estas informaciones nos ayudarán a conocerlo mejor y más profundamente, por lo tanto analizaremos los siguientes aspectos:
– Aspectos biológicos: Datos de tipo médico de utilidad en la planificación de las respuestas educativas. En niños autistas o con graves alteraciones de la personalidad, hemos de recabar información sobre algún aspecto que presenten que dificulte aún más la tarea escolar como sordera, problemas visuales, problemas de tipo neurológico que afecten a otras áreas, etc.
– Aspectos intelectuales: Será de gran importancia la información sobre las capacidades intelectuales de los alumnos autistas o con alteraciones graves de personalidad. Esta planificación debe estar encaminada a la aportación de ayudas que palien y compensen las dificultades de estos alumnos.
– Aspectos del desarrollo motor: La información sobre las posibilidades de desplazamiento, control postural, capacidad manipulativa y movilidad, debe ser recogida en la evaluación a fin de orientarnos sobre las ayudas y cambios que haya que introducir en el Centro escolar.
– Aspectos comunicativo-lingüísticos: Es muy importante contar con una evaluación en profundidad de las posibilidades de comunicación en aquellos alumnos que puedan presentar dificultades de lenguaje o de comunicación.
– Aspectos emocionales: Dadas las repercusiones que tienen en el proceso de aprendizaje, debemos prestar especial atención a aspectos tales como autoestima, autoimagen positiva, sentimiento de seguridad y confianza en sí mismos y en los demás.
La recogida de esta información puede ser muy difícil en los niños autistas, debido a que el abordaje del alumno suele ser muy dificultoso y , aun cuando se pueda llevar a cabo, los resultados son desalentadores.
- Historia de aprendizaje.
La historia de aprendizaje de todo niño se desglosa en tres áreas:
– Características de su historia escolar:
Ø Áreas en las que ha presentado dificultades.
Ø Trabajo realizado con él y su evolución.
Ø Necesidad de apoyo anterior.
– Características de su relación con la familia:
Ø Grado de autonomía con respecto a la familia.
Ø Colaboración y conexiones familia-escuela.
Ø Pautas educativas en la familia.
– Características con respecto a su comunidad o entorno:
Ø ¿Es autónomo en su barrio?
Ø Relaciones estables: amigos, equipos deportivos, etc.
- Nivel de competencia curricular.
La evaluación del nivel de competencia curricular, implica determinar lo que es capaz de hacer el alumno en relación de con los objetivos y contenidos de las diferentes áreas del currículo ordinario.
Se evaluará su nivel real de competencia respecto a los objetivos y contenidos establecidos en las distintas áreas curriculares del ciclo anterior y, en caso necesario, se recurrirá a los de ciclos anteriores del continuo curricular.
El proceso de evaluación del nivel de competencia curricular, debe tener en cuenta:
– Determinar las áreas curriculares sobre las que es preciso realizar una evaluación en profundidad, en las que el alumno autista presente mayores dificultades,
– Tener en cuenta la situación de partida del alumno.
– Tener en cuenta el momento en que se realiza la evaluación.
– Analizar el referente de evaluación.
- Estilo de aprendizaje y motivación para aprender.
Una vez evaluado lo que el niño es capaz de aprender, vamos a pasar a determinar cómo lo aprende.
Podemos denominar estilo de aprendizaje al conjunto de aspectos que conforman la manera de aprender de un alumno.
– Condiciones medioambientales: Analizaremos la luz, el sonido, la colocación dentro del aula… en cuanto a los niños autistas o con alteraciones graves de la personalidad, esta información favorecerá la participación activa del alumno con respecto a su colocación dentro del aula, los demás compañeros y otras variables.
– Respuestas y preferencias para realizar tareas escolares: Analizaremos si las preferencias del alumno son el grupo pequeño de trabajo, el trabajo individual, con toda la clase… Los niños autistas suelen mostrar su preferencias por el trabajo individual, pero nuestro objetivo deberá ir encaminado a conseguir que el trabajo en grupo se llegue a realizar con normalidad.
– Áreas, contenidos y tipo de actividades en las que se siente más interesado, cómodo, siente mayor seguridad: En los niños autistas, esto va a reportarle una mayor seguridad y favorecerá el clima para establecer un mayor número de contactos con el profesor y sus compañeros.
– Nivel de atención del alumno: Analizaremos los momentos del día de más atención, cómo podemos captar su atención, cuanto tiempo utiliza en una actividad estable.
– Estrategias que emplea para la resolución de problemas y tareas: Recursos, reflexión, impulsividad, errores más frecuentes, ritmo de aprendizaje, etc.
– Refuerzos que le resultan más positivos: Si valora su trabajo, si se siente satisfecho de él, a qué tipo de refuerzo responde…
3.1.2. Información del entorno del alumno.
El entorno del alumno lo configuran varios contextos en los que está inmerso y condicionan su desarrollo. El contexto escolar contribuye y promueve, de forma planificada e intencionada, este desarrollo, por lo que debemos evaluar sus aulas, y hasta el propio Centro, ya que inciden en las NEE de algunos de sus alumnos.
- Contexto escolar.
Realizar la evaluación de este contexto no es sencilla, pero podemos diferenciar dos niveles:
– Aula: Tiene especial relevancia porque es el entorno más inmediato y directo en el que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumno. Hay que analizar qué factores favorece o dificultan el aprendizaje del alumno. Se tiene en cuenta el estilo de enseñanza de cada profesor, su forma de organizar la clase, elaboración de programas, su relación con los alumnos, etc.
– Centro: Las actuaciones educativas que se ponen en marcha en el aula dependen de las directrices del Centro; las decisiones pueden depender del Equipo Docente que configura la planificación educativa del Centro. Hemos de tener presentes que lo pretendido aquí no es la crítica o la descalificación, sino la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
- Contexto socio-familiar.
En el proceso de aprendizaje del alumno, los miembros de su familia son figuras significativas que condicionan su desarrollo. Esto justifica la necesidad de la recogida de información sobre los aspectos más relevantes del contexto familiar y entorno social más cercano.
La tarea más importante es determinar qué está favoreciendo o dificultando el proceso de aprendizaje del alumno, e intentar colaborar con la familia en el ajuste o modificaciones de los aspectos necesarios.
3.2. Necesidades Educativas Especiales.
Identificar qué NEE requiere un alumno autista o con graves trastornos de personalidad, puede ser una tarea compleja t delicada, ya que no se ajustan ni a las formas comunes de aprendizaje ni a las de evaluación. Algunas de las NEE que pueden presentar estos alumnos son:
– Necesita incentivos no habituales para conseguir la máxima ejecución de sus tareas.
– Necesita utilizar normas que se ajusten a su nivel de comprensión.
– Necesita situaciones estables muy planificadas.
– Necesita actitudes directivas en cuanto a la planificación de actividades y de tiempo.
– Necesita situaciones que permitan poner límites a su conducta desadaptada.
– Necesita actividades en las que se promocione el juego simbólico.
– Necesita actividades en las que se promocionen los mecanismos básicos de atención, imitación, abstracción,…
La tarea de determinar las NEE de un alumno, es la finalidad última de todo el proceso de evaluación. Es la síntesis definitiva de los resultados de la evaluación, y el punto de partida para la toma de decisiones sobre las respuestas necesarias.