Cabe decir, en este contexto, que conocer los aspectos básicos que caracterizan el proceso evolutivo de cualquier alumno ayudará a entender mejor sus necesidades y, por lo tanto, repercutirá en una intervención más eficaz. Partiendo no sólo de lo que el alumno debe mejorar, sino también de un análisis personalizado que lo caracterice como individuo único que requiere de una enseñanza basada en los principios de individualización y normalización.
Por ello, hablaremos en primer lugar, sobre el alumnado de la etapa de Educación Infantil. Seguidamente, realizaremos un recorrido sobre los diferentes ámbitos del desarrollo motor, cognitivo, lingüístico, afectivo y social, para finalmente, comentar aquellas alteraciones que afectan a los alumnos de este período educativo.
1. Los alumnos de Educación Infantil
La educación Infantil, de acuerdo con lo establecido en los art. 12 y 14 de la LOE, constituye la etapa educativa con identidad propia que atiende a niños-as desde el nacimiento hasta los 6 años de edad. Tiene carácter voluntario y su finalidad es la de contribuir al desarrollo físico, social e intelectual de los niños-as.
Esta etapa se ordena en dos ciclos. El primero comprende hasta los tres años y el segundo, desde los 3 a los 6 años de edad.
En ambos ciclos se atenderá progresivamente al desarrollo afectivo, al movimiento y a los hábitos de control postural, a las manifestaciones de la comunicación y del lenguaje, a las pautas elementales de convivencia y relación social, así como al descubrimiento de las características físicas y sociales del medio en el que viven. Además se facilitará que elaboren una imagen de sí mismos positiva y equilibrada y adquieran autonomía personal.
En este transcurso de tiempo en el niño se van formando y desarrollando diversas capacidades como por ejemplo los hábitos de higiene y autonomía, el respeto hacia las normas sociales o las capacidades para relacionarse con los demás, entre otras. Todas estas capacidades guardan una estrecha relación con los ámbitos: motor, cognitivo, lingüístico, afectivo y social.
1.1. Conceptualización del desarrollo.
Desde el nacimiento el individuo sufre un proceso madurativo ininterrumpido que implica modificaciones de forma continua en la fisiología del organismo.
Podríamos por tanto, definir la maduración como aquellos cambios fisiológicos que se producen en el sujeto desde el nacimiento hasta la muerte, y que determinan la capacidad o nivel de competencia para interaccionar con el medio.
Asimismo, según Palacios (1991), los elementos básicos que conceptualizan el desarrollo son:
– El desarrollo está determinado por aspectos genético-ambientales.
– El concepto de estadio, se utiliza actualmente para describir un perfil general de desarrollo, susceptible de recibir influencias del contexto social y cultural.
– El desarrollo puede quedar estructurado en cuatro grandes períodos: infancia, adolescencia, adultez y senectud.
En este sentido, partimos de una visión de desarrollo contextualista-interaccionista que admite que el desarrollo psicológico es el resultado de las relaciones que el individuo mantiene con su entorno.
Como ya hemos comentado, el ser humano desde la concepción hasta la muerte, cambia constantemente. Dichos cambios pueden clasificarse en cuatro grandes líneas: cambios de tamaño, cambios de proporción, desaparición progresiva de elementos infantiles y adquisición de nuevos rasgos.
2. Desarrollo evolutivo en los diferentes ámbitos
En este apartado describiremos los diferentes aspectos que se incluyen dentro del proceso evolutivo en los ámbitos motor, cognitivo, lingüístico, afectivo y social, y que el niño de cero a seis años va experimentando.
Es imprescindible tener presente todos estos elementos propios del desarrollo normal de cualquier individuo pues, constituirá la base necesaria para comprender mejor los posibles desajustes que a lo largo del mismo pueden ir generándose. En este caso, tendremos en cuenta las características propias de la etapa de Educación Infantil.
2.1. Desarrollo físico y motor
El crecimiento físico es un proceso altamente organizado, en el que todo ocurre de acuerdo a un cierto calendario madurativo. Es decir, depende de unos controles internos que llevan al cuerpo de la inmadurez a la madurez. Estos controles son la herencia y los mecanismos correctivos que se llevan a cabo en caso de que el crecimiento se aparte de la trayectoria prefijada.
Según Gesell, el desarrollo motor es más rápido en los tres primeros años de vida. La finalidad del desarrollo psicomotor se centra en tres ámbitos principales: el desarrollo del control postural, el desarrollo del esquema corporal y el desarrollo perceptivo. Por lo que se pretende lograr el control del propio cuerpo y obtener del mismo las máximas posibilidades de acción y expresión.
Los componentes que intervienen en el desarrollo son dos, uno interno que es la representación del cuerpo y sus posibilidades y, otro externo, como la acción y el movimiento.
Por otro lado, el desarrollo psicomotor se ajusta a las llamadas leyes de maduración neurológica, que son la ley céfalo caudal (control progresivo del cuerpo que va desde la cabeza a los pies) y ley próximo distal (se controlan antes las partes más próximas al eje central del cuerpo)
De manera sintética podemos exponer el desarrollo motor en las siguientes pautas:
* En el momento del nacimiento, se pueden detectar toda una serie de reflejos, cuya misión es ayudar al bebé en su supervivencia: reflejo de succión, prensión, hociqueo, de moro, de andar automático, de Babinski…
* 1 mes a 1 año: durante este periodo, el niño se va desarrollando considerablemente, entre los logros conseguidos, destacamos: sostiene cabeza en línea de prolongación con el tronco boca arriba, mira alternativamente mano-objeto, se sienta con y sin ayuda, coge objetos que se lleva a la boca, gatea…
* 1 año a 3 años: durante esta etapa el niño ya se mantiene de pie, camina de forma autónoma, búsqueda de objetos desaparecidos, aparece la carrera, mejora la coordinación manual, controla esfínteres.
* 3 años a 6 años: ya es más autónomo en sus acciones, es capaz de usar tijeras, aparece la marcha de puntillas y el salto, imita movimientos, perfección del control postural y respiratorio, independencia de segmentos corporales, lateralidad, esquema corporal y estructuración espacio tiempo.
2.2. Desarrollo cognitivo: la percepción
Uno de los elementos más importantes en la evolución del sujeto es el desarrollo de la percepción, pues cumple un importante papel en los procesos cognitivos.
Según las aportaciones de Piaget el dominio cognitivo aparece enmarcado en los períodos: sensoriomotor (0-2 años) y preoperatorio (2-6 años).
– Período sensoriomotor: adquisición de la conducta intencional y la conservación del objeto. Inteligencia fundamentalmente práctica.
– Período preoperatorio: el pensamiento sensoriomotor de la etapa anterior se transforma en simbólico, (función simbólica: la capacidad de evocar significados ausentes no percibidos o visibles). Ésta se manifiesta a través del juego simbólico, en el lenguaje, el dibujo o el gesto…
La evolución cognitiva en esta etapa se caracteriza por los siguientes aspectos:
Yuxtaposición: incapacidad de hacer de un relato o de una explicación, un todo coherente.
Globalización: tendencia a percibir previsiones globales y por esquemas subjetivos.
Transducción: la información no procede por intuición ni por deducción, sino de lo particular a lo particular.
Egocentrismo: toma su percepción inmediata como absoluta y no se adapta al punto de vista de los demás. Se manifiesta en finalismo (todas las cosas van dirigidas a un fin), animismo (concebir las cosas como vivas), artificialismo (todas las cosas han sido creadas por el hombre), fenomenalismo (tendencia a establecer un lazo causal entre fenómenos que vistos como próximos entre ellos)
Centración: seleccionar y atender preferentemente un solo aspecto de la realidad.
Irreversibilidad: incapacidad de ejecutar una misma acción en los dos sentidos del recorrido.
2.3. Desarrollo del lenguaje
Son muchos los autores que consideran el lenguaje como principal instrumento de comunicación social y regulador de la conducta. Siendo el dominio progresivo del uso del lenguaje un factor determinante en el desarrollo psicológico general.
La adquisición del lenguaje se inicia desde el nacimiento:
* Semanas – año: evolución de los sonidos, siendo en un primer momento reflejos hasta llegar al balbuceo, que puede ser reduplicado (secuencias silábicas consonante-vocal, papapa) o abigarrado (combina cadenas de diferentes sílabas, ama-ama).
* Año – 3 años: aparecen los monosílabos reduplicados como papa, mama, tata, que no designan inmediatamente conceptos. Imitan el habla y gestos de los adultos, denominándose como primeras palabras las protopalabras y las onomatopeyas. Éstas se ponen de manifiesto mediante la generalización (una palabra para muchos significados) y la restricción (una palabra en sentido muy restringido). Surge el habla telegráfica, aumenta el vocabulario. Poco a poco aparecen las primeras combinaciones de dos palabras con nexos e inflexiones. Adquieren reglas gramaticales, que en un principio se basan en acciones, localizaciones, negaciones, preguntas.
* 3 años – 6 años: el repertorio fonético es casi completo. Construcciones sintácticas simples. Lenguaje como instrumento de comunicación que autorregula la propia conducta.
2.4. Desarrollo afectivo y social
En el desarrollo afectivo protagonizado por la etapa de Educación Infantil, juega un gran papel el desarrollo y la formación del apego.
El apego hace referencia a los lazos afectivos que se establecen con las personas más cercanas y las cuales aportan sentimientos de seguridad. Según Bowlby, las fases de la formación del apego son:
Preapego (0-6 semanas): mediante conductas de supervivencia como el llanto atraen a los cuidadores. Distingue la voz de la madre pero no la echa de menos.
Formación del apego (6 semanas – 8 meses): distingue a la madre aunque no muestra mucha inquietud al separarse de ella. Sonríe y balbucea para atraer a otras personas.
Apego (8 meses – 2 años): prefiere a su madre que a otras personas. Rechaza a otros cuidadores.
Formación de relaciones recíprocas: disminuye la ansiedad al separarse de la madre. Comprende que la separación no es definitiva.
El desarrollo social, está muy ligado al plano afectivo. En este período de 0 a 6 años, se constituye poco a poco el autoconcepto, gracias a las relaciones que establece el niño con la familia y el grupo de iguales.
El principal medio de interacción del niño será el juego que en un principio será de tipo motor. Más tarde aparecerá un juego más de carácter social consistente en dar palmadas, identificar y nombrar dedos de la mano… posteriormente surge el juego de ficción o simbólico que dará paso al establecimiento del juego de reglas.
3. Alteraciones en el desarrollo
Partiendo de las características propias de un desarrollo normal, en este apartado intentaremos describir de la manera más completa posible las múltiples situaciones con las que nos podemos encontrar cuando un alumno presenta alguna alteración a lo largo del mismo.
En este sentido, cabe decir que los trastornos que se presentan en el desarrollo consisten en una alteración en el aprendizaje de las habilidades cognitivas, verbales, motoras o sociales. Dicha alteración, puede implicar un retraso general o un fracaso en una habilidad específica. El curso de los trastornos puede ser de tipo crónico, persistiendo a lo largo de la vida adulta, o ser pasajero.
Numerosos autores, entre ellos Pinillos, afirman que la normalidad de la formación y desarrollo del individuo depende del concurso bien ajustado del aprendizaje y la maduración, de lo que se deduce que el retraso en el desarrollo se produciría cuando alguno de éstos se dé de forma deficitaria.
3.1 Trastornos de las habilidades motoras
Este tipo de trastornos se caracterizan por un desarrollo deficiente de los músculos menores y mayores. Es decir, discapacidad motórica: presencia de manera transitoria o permanente, de alguna alteración del aparato locomotor, debido a un mal funcionamiento en el sistema óseo-articular, muscular y/o nervioso que en grados variables limita la ejecución de actividades propias de la edad.
Algunos de los trastornos más frecuentes que se manifiestan en la etapa de la Educación Infantil y ante los cuales debemos permanecer atentos con el fin de proporcionar los recursos y adaptaciones necesarias para una correcta integración son los siguientes:
a. Los trastornos de coordinación, no están producidos por un retraso mental o déficit físico conocido. Varían en función de la edad y pueden afectar a tareas tales como anudarse los zapatos, escribir o realizar rompecabezas.
b. La parálisis cerebral, desorden permanente y no inmutable de la postura y el movimiento, debido a una lesión cerebral antes de que el desarrollo y crecimiento sean completos. Nos se cura, pero se puede mejorar con fisioterapia y otro tipo de intervenciones. No es evolutiva, es decir, no se va deteriorando, a no ser que no se estimule. No se detecta en el embarazo, pues no tiene componente genético. Existen distintos tipos de Parálisis Cerebral:
– Espástica: consiste en una lesión en la zona cerebral que coordina la actividad motora. Están afectadas las vías piramidales. Esa lesión produce un tono muscular elevado en el individuo (hipertonía). Presentan graves problemas para controlar los movimientos voluntarios.
– Atetósica: se trata de una lesión en los haces extrapiramidales que genera movimientos lentos, con relativa hipotonía.
– Ataxia: lesión en el cerebelo. Se produce afectaciones en los movimientos de precisión, coordinación, control postural,…
c. La espina bífida, es un trastorno congénito que consiste en una ausencia o incompleto cierre de las vértebras. Hay dos tipos básicos, la oculta (frecuente pero sin consecuencias graves, suele pasar desapercibida) y la manifiesta (más grave). Dependiendo de la localización, el tipo de lesión se manifiesta en paraplejia, pérdida de sensibilidad cutánea, pérdida en el control de esfínteres, hidrocefalia, …
d. Las miopatías constituyen una afectación de las fibras musculares esqueléticas, de los músculos simétricos y de una afectación proximal. Tiene origen y causas muy variadas, entre ellas podemos destacar las endocrinas (alteración hormonal, tiroidea, paratifoidea); las metabólicas (metabolismo de los lípidos); degenerativas; genéticas (distrofias musculares); virus, bacterias y parásitos. No va acompañado de deficiencia mental; sí existe en ellos una apatía que degenera en un desinterés por las actividades intelectuales.
3.2. Alteraciones cognitivas: retraso mental.
Basándonos en las múltiples definiciones aportadas por los diferentes autores que tratan el tema de la deficiencia mental, las características esenciales de la misma se engloban en la capacidad intelectual general muy por debajo del promedio, que se acompaña de un déficit o deterioro significativo de la capacidad adaptativa y con un comienzo anterior a los 18 años (OMS)
En esta misma línea, autores como Luckasson (1992) plantean un concepto de deficiencia mental basado en las siguientes premisas:
¡ Funcionamiento intelectual inferior a la media CI 70-75.
¡ Limitaciones asociadas en 2 o más áreas de habilidades adaptativas: comunicación, autocuidado, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, tiempo libre, trabajo…
¡ Se ha de manifestar antes de los 18 años.
Según la gravedad, se presentan cuatro niveles que reflejan el grado de deterioro intelectual:
ê Deficiencia mental leve: puede aprender distintas habilidades hasta el nivel de tercer ciclo de Primaria, y durante la vida adulta, adquirir fácilmente habilidades de tipo social y profesional que le permitan tener una independencia mínima.
ê Deficiencia mental moderada: Son niños que pueden cuidar de sí mismos, tener entrenamiento profesional y un aprendizaje en habilidades sociales y laborales.
ê Deficiencia mental grave: no se integran en aprendizajes escolares. Durante el período escolar pueden adquirir hábitos de conversación y recibir entrenamiento en los principales hábitos de higiene.
ê Deficiencia mental profunda: requieren un entorno altamente estructurado, con ayuda y supervisión constante para optimizar el desarrollo motor, la autonomía y las habilidades de comunicación.
o Cabe destacar al alumnado con Síndrome de Down, los cuales constituyen un amplio grupo de entre las personas con DM. El S.D. es un trastorno
3.3. Trastornos del lenguaje y del habla.
Estos trastornos puede deberse a tres tipos de dificultades: dificultades de articulación, de expresión y de comprensión.
a. Trastorno del desarrollo en la articulación:
Reside en un fracaso persistente en la articulación correcta de los sonidos del lenguaje hablado, a una edad en la que no deberían presentarse.
Se manifiesta por frecuentes articulaciones erróneas, sustituciones u omisiones en los sonidos que componen el lenguaje hablado. La dificultad es más patente en aquellos sonidos que se adquieren más tardíamente en las etapas del desarrollo (r, s, t, f, z, l y ch), aunque en los casos más graves o en los niños más jóvenes, los nidos b, m, t, d, n, pueden pronunciarse defectuosamente.
b. Trastorno del desarrollo en el lenguaje tipo expresivo:
Las características de este trastorno son variadas y dependen de la gravedad del mismo y de la edad del niño. Sin embargo, la actividad no lingüística se encuentra dentro de los límites de la normalidad.
Las limitaciones quedan presentes en un volumen limitado de vocabulario, frases cortas, estructura gramatical simplificada, errores de vocabulario, dificultad para adquirir nuevas palabras, omisión de partes fundamentales de las frases, orden poco usual en las palabras…
c. Trastorno del desarrollo del lenguaje tipo receptivo:
El déficit varía en función de la gravedad del trastorno y de la edad del niño. Se trata de un déficit marcado en la comprensión del lenguaje.
En los casos leves puede haber sólo dificultades en la comprensión de un tipo particular de palabras o frases; por el contrario, en los más graves, puede haber incapacidad para comprender el vocabulario básico o frases simples, y déficit en distintas áreas de procesamiento auditivo.
Una vez descritos los tipos de trastornos más comunes, de modo sintético, enunciaremos algunas de las alteraciones lingüísticas presentes en la etapa de Educación Infantil:
Disfonías: alteración en la intensidad, tono y timbre de la voz debido a un trastorno orgánico.
Dislalias: alteraciones en la articulación de los fonemas.
Dislalia orgánica: malformaciones en los órganos del habla (disglosias).
Disfemia o tartamudez. Reside en la alteración del ritmo del habla caracterizada por repeticiones o bloqueos espasmódicos.
Mutismos: desaparición del lenguaje causado por un choque afectivo.
Retraso simple del lenguaje: están alterados los procesos de comprensión y expresión del lenguaje, no existen alteraciones sensoriales o neurológicas detectables.
Afasias y disfasias: trastornos de origen cerebral, que generan una dificultad en el lenguaje hablado o escrito, es decir, que la expresión y la comprensión lingüística están afectadas en distinto grado.
3.4. Trastornos de la conducta social.
Se trata de la inadaptación social, entendiéndola como situación por la que el sujeto, el cual posee una dotación intelectual aceptable, se margina del proceso socializador y concretamente, del proceso educativo, adquiriendo conductas que se enfrentan a la norma social. Agresividad, desarrollo inadecuado del apego…
3.5. Trastornos Generalizados del Desarrollo.
Los trastornos generalizados del desarrollo se consideran un deterioro cualitativo en las capacidades de interacción social, en el desarrollo de habilidades de comunicación, tanto verbales como no verbales, y en la actividad imaginativa. Pueden presentarse acompañados o no de otros déficits, siendo comunes las alteraciones, las estereotipias y los retrasos en el desarrollo de habilidades intelectuales como en la comprensión del significado del lenguaje y del habla, de los movimientos y presentar respuestas inadecuadas a los estímulos sensoriales.
3.6. Trastornos sensoriales
Existe un estrechamiento del ámbito de la percepción por la ausencia o debilidad de algún órgano sensorial. Aquí podemos incluir las deficiencias visuales y auditivas, de las cuales se derivan una serie de consecuencias directas e indirectas. Podrían considerarse directas, por ejemplo, la falta de lenguaje en la persona sorda o la imposibilidad de leer textos impresos en personas ciegas,.. Del mismo modo, las consecuencias indirectas de este tipo de déficit, presentan diversas manifestaciones psicológicas, dificultades de comunicación y un desarrollo social complicado.
Por tanto, estos trastornos limitarán el acceso a la información por los canales afectados, generando la necesidad de utilizar los sistemas sensoriales intactos u otros mecanismos para construir el conocimiento del mundo físico y social y compensar así su dificultad.
3.7 Dificultades de aprendizaje.
Este término puede entenderse como aquel conjunto de dificultades caracterizadas por un desarrollo inadecuado de las habilidades específicas relacionadas con el lenguaje, la coordinación motora y el rendimiento académico, no debidas a trastornos físicos, neurológicos, trastornos generalizados del desarrollo, retraso mental o falta de oportunidades educativas.
Según Ana Miranda, el niño que presenta este tipo de problemas transitorios en las actividades perceptivas, cognitivas, sociales, motoras así como en la adquisición de la lectura, escritura, razonamiento o habilidades matemáticas, le resultará complicado aprender siguiendo el proceso de construcción normal implantado en el aula. Lo que implicará la necesidad de llevar a cabo una atención especializada orientada.
4. Consecuencias en el campo educativo.
Remitiéndonos a lo que hemos expuesto en este último apartado, alteraciones en el desarrollo, no cabe duda de que estos factores influyen en el desarrollo, lentificándolo e incluso marcando un tope. Sin embargo, existe otra serie de factores, fundamentalmente ambientales, que influyen en este proceso. Siguiendo a Vigotsky, el sujeto alcanzará su potencial de desarrollo, ayuda de los factores ambientales, y principalmente, gracias a la interacción con los demás.
La aceptación de esta idea nos conduce a un importante cambio en cuanto a la concepción de la educación de los alumnos con nee y hacia una nueva forma de practicar la escolarización que es la integración. Por ello, una adecuada estimulación, junto con la correcta disposición de recursos, facilitará que cualquier alumno, independientemente de sus características pueda alcanzar los fines de la educación.