Cabe decir, en este contexto, que la intervención del alumnado con déficit mental no puede quedar a disposición de la improvisación educativa. Es necesario organizar una respuesta que incluya la identificación y valoración de las capacidades y necesidades del alumno, ofreciendo una propuesta curricular adaptada a las mismas, con los apoyos y servicios necesarios para ello.
Por esto, trataremos en primer lugar de reflejar los contenidos generales del concepto de deficiencia mental, haciendo un recorrido histórico sobre el mismo. Seguidamente, nos centraremos en los aspectos diferenciales de las distintas áreas del desarrollo. Finalmente, abordaremos la identificación de las necesidades educativas del alumno con déficit mental, recogiendo el proceso de evaluación y enumerando las necesidades educativas especiales que presentan.
1. La deficiencia mental
En este apartado haremos mención a la evolución histórica de la deficiencia mental. Recogiendo los conceptos más representativos de la misma y estableciendo las clasificaciones más importantes.
1.1. Marco histórico
En la evolución histórica de la deficiencia mental se puede hacer referencia a dos momentos históricos (Verdugo, 1995). Por un lado, hasta finales del siglo XVIII-principios del XIX, el retraso mental era considerado como una variante de la demencia. Por otro lado, a partir del siglo XIX, se hace una diferenciación de la demencia, dando lugar a múltiples interpretaciones desde diversos enfoques (Fierro, 1992)
Desde el enfoque clínico se considera la deficiencia mental como una enfermedad o síndrome.
El enfoque psicométrico. Con la psicometría aparece el término de cociente intelectual que resulta de dividir la edad mental entre la edad cronológica, multiplicando por 100 su resultado. Cuando se obtiene un CI inferior a 70, se presenta retraso mental.
El enfoque conductual plantea la necesidad de modificar la conducta retrasada investigando y tratando los aspectos comportamentales de las personas con deficiencia mental.
Partiendo del enfoque cognitivo, se analiza el retraso y se explica como el resultado de un conjunto de disfunciones en procesos cognitivos: percepción, memoria, formación de conceptos, entre otros (Fierro, 1990)
En la actualidad, con el nuevo enfoque pedagógico se plantea que un alumno a lo largo de su escolarización puede presentar dificultades de aprendizaje. Por tanto entendemos que cada sujeto es especial y tiene unas necesidades individuales.
1.2. Hacia una definición de deficiencia mental.
El concepto de deficiencia mental está sujeto desde hace varias décadas a importantes modificaciones. Hasta el nombre con que se denomina a este grupo de personas se encuentra en entredicho. En este caso el nombre de Deficiencia arranca de concepciones muy consolidadas en diversas ciencias pero hoy día se encuentra en estado de revisión.
Existen tres criterios fundamentales para definir la deficiencia mental:
a. El criterio médico. Según este criterio, la deficiencia mental se adquiere desde el nacimiento o antes, hasta los 18 años y tiene un fundamento biológico, anatómico o fisiológico.
b. El criterio psicométrico. Según este criterio el deficiente mental es el que presenta un déficit o disminución en sus capacidades intelectuales (medidas por un test o escales de inteligencia)
c. El criterio social. El deficiente mental es el que presenta dificultades para adaptarse al medio en que vive y es incapaz de llevar una vida independiente y autónoma (Kanner y otros)
Por la década de los setenta se llegó a aceptar un concepto de deficiencia mental diferenciado de otras entidades diagnósticas tales como la esquizofrenia o la demencia. De forma esquemática podemos decir que quedó definido por estas tres características básicas como se ha explicado en los criterios anteriores:
– Adquirido en las primeras etapas del desarrollo.
– Nivel intelectual, inferior a la media.
– Con frecuencia, asociado a problemas de adaptación. (Grossman, 1983)
La definición de la OMS, según la cual se entiende por deficientes mentales aquellos “individuos con una capacidad intelectual sensiblemente inferior a la media que se manifiesta en el curso del desarrollo y se asocia a una clara alteración de los comportamientos adaptativos”.
Partiendo de la aportación de la Asociación Americana sobre Retraso Mental (AAMR): discapacidad caracterizada por unas limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual como en la conducta adaptativa que se manifiestan en las habilidades adaptativas conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad tiene su origen antes de los 18 años.
Desde el punto de vista pedagógico al conocer los procesos cognitivos afectados de los alumnos con deficiencia mental, se podrá enfocar la intervención educativa de forma más acertada. Además, la delimitación de la competencia adaptativa del alumno permitirá conocer qué habilidades de adaptación posee y cuáles no.
Con respecto a este aspecto, Luckasson (1992), plantea que para concretar la competencia adaptativa es necesario evaluar las siguientes áreas o dominios del comportamiento: comunicación, autocuidado, habilidades domésticas, habilidades sociales, uso de la comunidad, autocontrol, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y tiempo libre y finalmente, trabajo.
1.3. Etiología
El porcentaje de casos de retraso mental de etiología desconocida, suele oscilar considerablemente de unos autores a otros, dado que la mayor parte de las veces el retraso suele ser consecuencia de la acción combinada de los efectos de dos o más factores (Carter, 1975)
En este sentido, podemos decir que la deficiencia mental puede tener varias causas, entre ellas destacamos:
A. Causas genéticas, como las genopatías que son enfermedades o síndromes heredados (metabolopatías, endocrinopatías, polimalformativos) y las cromosopatías, las cuales hacen referencia a alteraciones o mutaciones cromosómicas (Down, x-frágil)
B. Causas ambientales o variables físicas, económicas, culturales y de infraestructura social que afectan al desarrollo del embarazo, al momento del parto o al desarrollo posterior del sujeto. Distinguimos:
Factores prenatales: infecciones, factores químicos, nutricionales, inmunológicos, trastornos endocrinológicos de la madre, alteraciones de la placenta, hipoxia intrauterina…
Factores perinatales: asfixia, lesión en el parto, prematuridad…
Factores postnatales: infecciones, traumatismos, factores químicos, nutricionales, deprivación sociocultural, falta de estimulación…
1.4. Clasificación de la D.M.
Existen diferentes clasificaciones dependiendo del criterio que se emplee y, dentro de cada criterio, dependiendo de las teorías en las que se basan.
Nos vamos a referir a tres clasificaciones más representativas y de mayor uso en los estudios de la deficiencia mental:
a.) Criterio médico.
Destacaremos la clasificación etiológica de síntesis, por considerarse que los factores orgánicos son los causantes de la deficiencia mental. Según este criterio se ha hablado de deficiencia mental primaria, en la que no se conoce la causa orgánica, y la deficiencia mental secundaria, en la que sí conocemos la causa orgánica concreta.
b.) Criterio psicométrico.
Es el que se impone, empleándose el CI para la clasificación. (Stern). A cada categoría le corresponde una zona en la Curva Normal coincidiendo con las unidades y desviación de la media expresado en cocientes intelectuales. Así, por ejemplo, destacamos que en la escala de Weschler los CI quedan expuestos de la siguiente manera:
Límite: 70-85 Media: 40-55 Profunda: inferior a 25
Ligera: 55-70 Severa: 25-40
Entre otras, nos encontramos con una clasificación basada en las concepciones educativas actuales, que hacen referencia al tipo de necesidades educativas que los alumnos presentan Resulta la más útil de cara a la actuación escolar. De esta forma, nos encontramos que las necesidades que presentan los alumnos se clasifican en base a:
– La duración: necesidades pasajeras o permanentes.
– La intensidad: significativas o no significativas.
– Los elementos del currículo que precisan modificación: elementos básicos del currículo y elementos de acceso.
– Las áreas de que se compone el currículo escolar: determinadas áreas o bloques del currículo escolar.
Resulta muy importante destacar en este apartado, el síndrome de Down, por ser una de las genopatías más frecuentes.
“El Síndrome de Down se produce como consecuencia de una especificidad de origen, la presencia de un cromosoma 21 (o parte de él) extra, y ello condiciona una formación patológica en la estructura y función del cerebro, pero ésta será modulada por la expresión de los genes propios de cada persona, tanto en los presentes en el cromosoma extra como en los otros 46 cromosomas. Esta es la causa de la enorme variabilidad que se observa entre un individuo y otro son Síndrome de Down” (Florez, 1994)
Este síndrome es una de las anomalías más frecuentes y constituye la principal causa congénita de retraso mental de todas las de etiología u origen conocido.
La causa es la existencia de un cromosoma extra en el par 21. Las células del cuerpo humano contienen 46 cromosomas repartidos en 23 pares (22 de ellos se denominan cromosomas ordinarios y un par contiene los ligados al sexo –XY o XX según sea hombre o mujer-). En las personas con Síndrome de Down se da la presencia de 47 cromosomas en las células y ese cromosoma suplementario se encuentra en el par 21.
Los genes son normales pero en número excesivo y no es posible que exista un solo cromosoma cuyos genes no intervengan en el mantenimiento del desarrollo equilibrado del cerebro.
“La ausencia de uno de ellos o la presencia de uno de más, siempre redunda en una alteración del desarrollo del cerebro y en la consiguiente aparición de la discapacidad mental”.
Alrededor del 97% de los casos, según Rondal, se deben a un error en la distribución cromosómica que interviene antes de la fertilización o durante la primera división celular del óvulo fertilizado que va a formar el embrión. Estos son los denominados casos de “trisomía regular”.
Un 1% aprox. se debe a un error de distribución en la segunda o tercera división celular. El embrión se desarrollará con una mezcla de células normales y de trisómicas. Son los denominados casos de “mosaicismo”
Aproximadamente el 2% restante, se debe a una “traslocación”. La unión o una parte de un cromosoma es afectado en una parte o en la totalidad por otro cromosoma. Esta forma de trisomía parece ser más frecuente en los padres jóvenes y cuando se dan antecedentes familiares (Abrisqueta, 1993, citado por Sanchez, J.)
2. Aspectos diferenciales en las distintas áreas del desarrollo.
Una nota característica del alumnado con deficiencia mental es la que se refiere al ritmo del curso del desarrollo. Si bien siempre se ha admitido que el niño con deficiencia mental sigue las diversas etapas del desarrollo de la misma manera que el resto de los sujetos de la especie, siempre se han descrito y destacado estas dos características:
§ Se hace con mayor lentitud.
§ No llega a su término en las diversas adquisiciones que requiere cada una de las etapas y fases del desarrollo. (suelen quedarse en las operaciones concretas)
Nos detenemos a continuación en cada una de las áreas del desarrollo en las que podemos observar estas características y de las que se derivan necesidades especiales para su educación.
Es preciso tener en cuenta estas características diferenciales ya que cualquier programa educativo que pongamos en marcha va estar condicionado por ellas, y puede que, si no son contempladas adecuadamente, supongan un obstáculo para el desarrollo del mismo.
2.1. Área motora.
En el desarrollo locomotor, si el déficit es leve el niño puede llegar a alcanzar niveles normales. Sin embargo, en casos de deficiencias severas y profundas se pueden presentar malformaciones que provoquen falta de coordinación en los movimientos y demás dificultades.
En general, las características diferenciales del área motora son: escaso equilibrio, locomoción deficitaria, dificultades de coordinación complejas, dificultades en destrezas manipulativas (motricidad fina), dificultades en la coordinación general y específica, escasa seguridad en sus movimientos, hipotonía, dificultades en la coordinación visomotriz, visomanual y grafomanual, que condicionan la presión voluntaria, la direccionalidad y el dominio del trazo, lentitud en completar el esquema corporal, definir la lateralidad y orientarse espacio-temporalmente.
2.2. Área Cognitiva.
Siguiendo las aportaciones de Sainz y Mayor (1989), los déficits cognitivos más importantes son:
0 Déficit de memoria. Pues presentan alteraciones en las cuatro categorías de memoria: atención, coordinación, almacenamiento y recuperación (Malcahy y O´Connor)
0 Déficit de categorización.
0 Dificultades para centrar la atención.
0 Dificultades para estructurar su experiencia; reciben datos pero tienen problemas para relacionarlos entre sí y organizarlos.
0 Dificultades para retener significativamente la información, debido sobre todo a la memoria, siendo la memoria de reconocimiento la más eficaz.
El marco teórico propuesto por Piaget supone la base de los estudios sobre el desarrollo cognitivo, de forma que, se sabe que la adquisición en los primeros períodos evolutivos será más lenta que la de los niños normales e incluso quedará incompleta. La mayoría de los sujetos permanecerán en el estadio de las operaciones concretas y muy difícilmente alcanzarán las operaciones formales.
– Adquisición y dominio de los conceptos básicos.
Los conceptos básicos son el conjunto de conceptos previos y asociados a todo conocimiento, relacionados con conceptos espaciales, temporales y cuantitativos.
Están presentes en la programaciones y de forma especial, deben formar parte de la programación de los alumnos con DM, puesto que a diferencia que los demás niños que lo aprenden por observación e imitación, éstos requieren una enseñanza sistemática y funcional de los mismos.
2.3. Área de lenguaje.
Entre el 60% y el 80% de las personas con deficiencia mental, presentan dificultades en el habla y el lenguaje (Sainz y Mayor, 1988). Estos problemas pueden ser de carácter biológico, como son las deficiencias o las malformaciones estructurales (paladar hundido, labio hundido, deterioro auditivo, parálisis cerebral, deformación de los órganos vocales, entre otros).
Estos problemas de carácter biológico originan déficit y trastornos funcionales como: tartamudez, problemas de articulación y de la voz o alteraciones relacionadas con aprendizajes académicos.
En general, la comprensión se manifiesta retrasada, lo cual genera que presenten dificultades para organizar el pensamiento y la frase, adquirir vocabulario y estructurar morfosintácticamente su expresión.
Además, la expresión también suele verse afectada por problemas asociados como las dificultades respiratorias, los trastornos de emisión de voz, de audición o articulatorios.
La intervención educativa, va encaminada a la mejora de todos los aspectos del lenguaje (forma, contenido y uso). Reforzando aspectos como la claridad del lenguaje, la asociación del lenguaje a la acción, la autoinstrucción o la necesidad de usar lenguajes alternativos o complementarios.
Es por ello que en numerosas ocasiones, la alfabetización se hace imprescindible. La adquisición de la alfabetización requiere la adquisición de procesos cognitivos complejos (percepción visual y auditiva, memoria visual, simbolización, motricidad fina…) lo que supone la consecución de una madurez básica suficiente.
En el caso de los alumnos con DM, al poseer escaso dominio de estos procesos cognitivos, precisan métodos especiales de alfabetización. Uno de los más empleados es “Alfabetización social” de Garrido, dirigido a personas con DM media, severa y profunda. Consiste en un aprendizaje contextual en que se aprende el mayor número de logotipos presentes en la vida de cada persona, con el objetivo de que pueda desenvolverse en diversos entornos.
2.4. Área social
Los niños con retraso mental presentan déficit en sus competencias sociales, en las habilidades de relación y de trato interpersonal (Taylor, 1982). En la misma aula, con compañeros no deficientes su actitud es conformista, retraída y tímida.
Por otro lado, el autoconcepto, la autoestima y la motivación se ven afectados por las expectativas y actuaciones de los adultos que le rodean. Es por ello que debemos centrar nuestra intervención en aspectos tales como:
– Proporcionar información y valoración positiva.
– Facilitar estrategias para favorecer los mecanismos de control emocional ante diferentes situaciones.
– Enseñar hhss encaminadas a mejorar su capacidad de adaptación y el establecimiento de relaciones interpersonales.
– Fomentar la adquisición de hábitos de independencia personal (vestido, alimentación, aseo). Cuidado con sobreprotección familiar.
3. Identificación de las necesidades educativas
Identificar y detectar las nee del alumno con deficiencia mental, es una de las tareas más importantes para ofrecer al alumno una correcta adaptación del currículo escolar. Es por ello que en este apartado tratemos en primer lugar los aspectos básicos sobre la evaluación del alumno. Recogiendo, en segundo lugar, aquellas nee que presentan de manera generalizada los alumnos con deficiencia mental.
Previamente, resulta conveniente aclarar lo que se entiende por alumno con nee. Se entiende por alumnado con nee cuando para lograr los fines generales de la educación requiere de respuestas educativas diferenciadas que posibiliten el máximo desarrollo de sus potencialidades. (D. 286/1995, de ordenación de atención al alumnado con nee.)
Por otro lado, basándonos en fuentes normativas más actuales, se entiende por alumnado con neae aquel que presenta nee u otras necesidades educativas por dificultades específicas de aprendizaje (DEA), por trastornos por déficit de atención o hiperactividad (TDAH), por condiciones personales o de historia escolar(ECOPHE), por incorporación tardía al sistema educativo (IT) o por altas capacidades intelectuales (AACC), y que puede requerir determinados apoyos educativos en parte o a lo largo de su escolarización. Resolución de 30 de enero de 2.008.
3.1. Evaluación del alumno con deficiencia mental.
Para identificar las neae que presenta un alumno debemos poner en marcha un proceso de evaluación psicopedagógica. Esta debe incluir la información relativa al alumno y al contexto en el que se desarrolla. (Ver ficha de evaluación psicopedagógica)
El proceso de identificación comienza con la valoración psicopedagógica, encaminada a la recogida y valoración de información relevante sobre el alumno y su contexto. Para considerar que presenta nee necesita que así se refleje en el Dictamen de Escolarización.
En cuanto a la información que se debe valorar, en primer lugar podemos destacar los aspectos relacionados directamente con el alumno.
Con respecto a su desarrollo general recogeremos información que nos ayudará a conocerlo mejor y a ajustar la respuesta educativa con mayor precisión y mayores expectativas de éxito.
Aspectos biológicos: datos de tipo médico.
Intelectuales: percepción, atención, memoria… Serán de gran importancia para la planificación de sus respuestas educativas.
Comunicativos: competencia lingüística en los distintos niveles del lenguaje.
Sociales: capacidad de relación con los demás.
Emocionales: autoestima, sentimientos de seguridad, confianza en sí mismo…
Motrices: posibilidades de desplazamiento, control postural, capacidad manipulativa…con el fin de adaptar las ayudas y cambios que haya que introducir en el centro.
La historia de aprendizaje del alumno, también se considerará como nota de interés en este proceso. (momento de escolarización, incidencias escolares,..)
Además, se deberá hacer hincapié en la evaluación del nivel de competencia curricular que posee, determinando lo que es capaz de hacer en relación con los objetivos y contenidos de las diferentes áreas del currículo ordinario.
Para completar esta parte de la evaluación, será preciso analizar el estilo de aprendizaje y la motivación para aprender del alumno, lo cual nos ayudará de forma notable a la realización de la programación posterior.
Finalmente, no debemos olvidar el estudio de las variables ambientales o el contexto sociofamiliar y educativo del alumno. Elementos de gran interés pues, influirán considerablemente en su desarrollo.
3.2. Necesidades educativas especiales que presentan.
La determinación de las nee es la finalidad última de todo el proceso de evaluación. Es la síntesis de los resultados y el punto de partida para la toma de decisiones sobre la respuesta necesaria.
En el caso de las personas con deficiencia mental, su diversidad es tan amplia que intentaremos hacer un resumen de las más destacadas:
Ámbito psicomotor
¦ Necesita vivir experiencias que le permitan: completar e integrar su esquema corporal, definir su lateralidad: ojo-mano-pie, conducir su cuerpo en el espacio y el tiempo, desarrollar su coordinación dinámica general y equilibrio, manipular funcionalmente los objetos de su entorno y practicar ejercicio físico.
¦ Necesita elaborar estrategias de: autocontrol tónico y planificación de la acción (postura, movimiento, desplazamiento)
Ámbito cognitivo
¦ Necesitan elaborar estrategias que le permitan: Mantener la atención, percibir aspectos importantes, integrar y retener la información, simbolizar y abstraer.
¦ Necesita ser objeto de procesos de enseñanza basados en:
Técnicas de focalización de la atención.
Estrategias de intervención, significativas y funcionales.
Experiencias de enseñanza-aprendizaje, funcionales y vividas.
Recibir información muy estructurada sobre sí mismo y su entorno.
Desarrollo de programas de enseñar a pensar.
Ámbito comunicativo-lingüístico
¦ Necesita que se le enseñe de manera intencionada y sistemática, otras formas de expresión, además del lenguaje oral, teniendo en cuenta criterios como:
Priorizar la línea de expresión frente a la perfecta expresión.
Fomentar el disfrute en el empleo de la forma de comunicación.
¦ Necesita aumentar su capacidad de comprensión y expresión oral.
Ámbito afectivo-emocional y social
¦ Necesita recibir información positiva sobre sí mismo.
¦ Utilizar la autoestimulación.
¦ Aumentar estrategias de autonomía personal.
¦ Aumentar sus habilidades de adaptación social: Aceptando responsabilidades.
Aprendiendo a utilizar recursos de distintos contextos. Usando funcionalmente las técnicas instrumentales.
Aprovechando su tiempo de ocio.
Desarrollando habilidades laborales específicas.