Introducción
La Educación Especial hace referencia al conjunto de acciones o medidas que ayudan a los sistemas escolares y al profesorado principalmente, a estar mejor capacitados para enfrentarse a la diversidad de necesidades que presentan sus alumnos.
Partiendo de esta visión, es imprescindible que tengamos en cuenta aquellos principios en los que se basa la integración de las personas en el ámbito de la educación. Así como las medidas propuestas por la Reforma Educativa preconizada por la LOGSE, referida a las bases esenciales que rigen el proceso de valoración del alumnado para dar respuesta mediante las adaptaciones curriculares precisas y la modalidad de escolarización más apropiadas.
Cabe decir, en este contexto, que la colaboración escuela – familia se hace absolutamente necesaria dado los objetivos comunes que persiguen. En el caso concreto del alumnado con nee esta colaboración es, si cabe, más necesaria, puesto que los objetivos de integración social y de mejora de la calidad de vida, exigen una colaboración muy estrecha tanto en la identificación de las necesidades como en el ajuste de la respuesta a la individualidad de cada niño.
Por ello, abordaremos en primer lugar las variables que intervienen en la dinámica familiar del niño con nee, planteando la importancia del desarrollo de un plan de intervención familiar. En segundo lugar, trataremos la intervención de las familias desde el punto de vista de la normativa, así como los causes de participación existentes en la escuela. Finalmente, haremos mención al papel que estos adquieren en la toma de decisiones respecto al proceso de escolarización de sus hijos.
1. Variables que intervienen en la dinámica familiar del niño con nee
En este apartado hablaremos sobre dos ideas básicas. Por un lado, las actitudes más frecuentes de los padres con los hijos que presentan nee y, por otro lado, los factores que influyen en la aceptación esta situación.
1.1. Actitudes más frecuentes
La presencia de un niño con nee produce desajustes en el seno de la familia. Las manifestaciones por parte de los padres en un primer momento son de ansiedad y temor, por lo que los educadores, además de ayudar al niño con problemas, también deberán orientar a los padres y prestar su apoyo en todo momento.
En este sentido, son dos las actitudes más frecuentes en los padres que tienen hijos con alguna discapacidad:
– Sobreprotección, generada principalmente por miedo a que el niño de haga daño o no logre alcanzar una meta por sí solo. Es habitual que los padres sientan ansiedad al observar que su hijo para conseguir algo realmente sencillo tiene que esforzarse demasiado.
Esta actitud sobreprotectora provoca en el niño una sensación de dependencia frente al adulto, lo cual repercute en el desarrollo posterior, pues su desenvolvimiento autónomo para la integración social se ve condicionado.
A modo de ejemplo podemos citar el concepto de indefensión aprendida propugnado por Weiner en 1986. Este término manifiesta que en los niños con déficit motor sobreprotegidos se genera un sentimiento de incapacidad que conlleva al no esfuerzo de este en la realización de tareas que podría realizar por sí sólo.
– Rechazo, sentimiento presente en los primeros momentos, cuando aún no se acepta la condición del niño. Esta actitud puede tener formas muy diversas:
Negación de la evidencia: no se acepta la existencia del problema, lo que puede conducir a la visita de un especialista tras otro, produciendo un retraso en la puesta en marcha del programa educativo.
Dejar al niño al cuidado de otras personas: bien por sentirse incapaces de afrontar el problema, bien por evadirse del mismo, lo que normalmente dificulta el establecimiento de los lazos afectivos padres-hijos, tan necesarios para conseguir la estabilidad emocional requerida en el proceso de aprendizaje.
Exigencia excesiva: se le pide al niño más de lo que puede hacer, lo que le produce una gran frustración y un estado de ansiedad que va a repercutir en sus futuros aprendizajes.
Por otro lado, también cabe mencionar que las actitudes de los padres se modifican sustancialmente con los otros miembros que integran la unidad familiar. De este modo podemos encontrarnos con reacciones muy exigentes con los hijos, o por el contrario, con una actitud de abandono, pues piensan que no necesitan tanta ayuda o atención como su otro hijo.
Igualmente, en la pareja surgen sentimientos de culpa, principalmente cuando la afectación está producida de forma congénita, por causas prenatales. En algunos casos, incluso se puede comprometes la estabilidad de la pareja.
En todo momento, habrá que concienciar a los padres del papel activo que pueden ejercer, principalmente en el campo educativo y pedagógico. Para ello, tendremos que darles orientaciones claras sobre lo que pueden hacer para colaborar con nosotros.
1.2. Factores que influyen en la aceptación de la situación
Existen diversas aportaciones que recogen los factores más importantes que influyen en la aceptación de la deficiencia. De este modo, se pueden englobar en tres grupos:
Necesidades personales del niño: referida al grado de afectación y al momento de la aparición.
Nivel socio cultural y económico de la familia: en donde podríamos decir que, cuanto mayor cultura se posee y, por tanto, más información y medios económicos, existen más posibilidades de ofrecer recursos humanos, técnicos o materiales que favorezcan la realización del programa de intervención (aunque no siempre es así)
Madurez emocional de los padres: el equilibrio y la estabilidad emocional de la pareja son dos de los desencadenantes de un clima normalizador en el seno familiar.
2. Importancia de la participación familiar: El Plan de Intervención Familiar
Tal y como se plantea en la LOGSE, la participación de los padres en todo el proceso educativo de sus hijos es necesaria, principalmente cuando hacemos referencia a los tutores o padres de alumnos con nee.
En este sentido, y por lo expuesto en el apartado anterior, los padres requieren de un apoyo constante. Además de los canales de información necesarios para compensar sus dificultades. Por ello, es preciso plantear una serie de objetivos a la hora de trabajar conjuntamente con los familiares del alumno con nee:
1º Recabar información sobre aspectos relevantes de la dinámica familiar.
2º Aportar estrategias sobre pautas concretas que deben poner en marcha, los cuales quedan reflejadas en el Plan de intervención familiar.
3º Favorecer los diversos canales de información, siendo algunos de los momentos previstos para esta comunicación las visitas de padres o las entrevistas individuales y charlas colectivas, puntos que serán tratados más adelante.
4º Finalmente, otro de los objetivos a tener en cuenta es la opinión familiar en los momentos puntuales directamente relacionados con el rendimiento del alumnado, por ejemplo, en la cuestión de la promoción.
Concretamente, y teniendo en cuenta lo expuesto en el punto de actitudes más frecuentes en los padres con alumnos con nee, el Plan de intervención familiar puede desarrollar los siguientes objetivos:
1º Eliminar conductas de sobreprotección.
2º Favorecer mecanismos de aceptación de la deficiencia.
3º Favorecer el contacto con la escuela.
Algunas de las estrategias que podemos poner en marcha para alcanzar dichos objetivos serán las siguientes:
Para eliminar conductas de sobreprotección:
– Valorar los esfuerzos realizados por el niño.
– Proponer metas ajustadas a las características y posibilidades del niño.
– Favorecer actividades dentro y fuera de la escuela y su participación activa con supervisión.
– Asignar responsabilidades que pueda asumir.
– Permitir equivocarse y aprender de sus errores.
Para favorecer mecanismos de aceptación de la deficiencia:
– Conocer las capacidades y limitaciones del niño.
– Asistir a charlas para conocer la problemática y la manera en cómo actuar para mejorarla.
– Involucrarlos en el proceso educativo de sus hijos, por ejemplo en el desarrollo de Programas de modificación de conducta.
– Asistir a terapias donde se manifiesten los miedos, la culpa, la sensación de fracaso y se encaucen estas emociones de forma positiva (por ejemplo, en las asociaciones de padres)
Para favorecer el contacto con la escuela.
– Informarles sobre los canales de comunicación existentes: consejo escolar y visita de padres.
– Fijar el calendario de visitas de padres y entrevistas individuales.
– Solicitar su participación y colaboración activa en diferentes actividades.
3. La participación de la familia en el proceso educativo de los alumnos con nee
Las relaciones entre la familia y la escuela deben entenderse como relaciones entre iguales. Ambas instituciones deben establecer compromisos de trabajo, que desarrollará cada uno en su ámbito y con los recursos de que dispone.
En este apartado abordaremos contenidos propios a los objetivos que deben perseguir la escuela y la familia de forma conjunta, así como los aspectos básicos de su desarrollo normativo.
3.1. Objetivos comunes de la escuela y la familia
Además de la existencia de una normativa que la propicia, la necesidad de colaboración de la familia y la escuela obedece fundamentalmente a razones de carácter educativo.
Por otro lado, cabe decir que la calidad de vida de los alumnos con nee puede mejorar siempre y cuando se consiga una participación decidida y cooperadora de ambas instituciones, las cuales comparten los siguientes objetivos:
– Desarrollar la autonomía personal de los niños y niñas.
– Formar para la adquisición de la máxima autonomía social.
– Formar para la integración en el mundo laboral.
Objetivos que cada institución debe tratar de conseguir en su ámbito de acción. Por ejemplo, en el ámbito familiar se produce la socialización primaria, la cual consiste principalmente en: cubrir necesidades básicas, acompañar en los aprendizajes motor, lingüístico… y ayudar a conocer las reglas de interacción con los adultos y los iguales, entre otros aspectos que se ven influenciados por la llegada a la escuela, segundo nivel de socialización.
La escuela como ámbito más formal de los aprendizajes, ofrece al alumno el acceso a grupos sociales más amplios y facilita los aprendizajes que necesita para su inserción activa en la sociedad.
3.2. Desarrollo normativo
La Constitución en su artículo 27.7 recoge que padres, profesores y alumnos participarán en el control y gestión de los centros. Por otro lado, la Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación (LODE, 1985) reconoce el derecho de participación de los padres en los Centros Educativos y establece los órganos colegiados necesarios para que esta participación sea efectiva.
Esta Ley reconoce por primera vez, el derecho de las familias, no sólo, a la elección del centro sino además a la participación en la programación general de la enseñanza a través de los órganos colegiados.
Establece asimismo la constitución de los Consejos Escolares como órganos de gobierno de los centros, que contarán con la participación de los padres y define entre sus funciones: aprobar y evaluar la programación general del centro, participación en la admisión del alumnado y en la aprobación del Reglamento de Régimen Interior.
Posteriormente la LOGSE, plantea en su preámbulo la necesidad que tiene la reforma de contar con la participación de los padres para su desarrollo. Ya en el libro Blanco y en referencia al alumnado con nee se recoge la necesidad de participación de los padres a diferentes niveles:
– La adecuada respuesta a los alumnos con nee exige disponer de un proyecto educativo de centro compartido por toda la comunidad educativa que asuma en los ámbitos conceptual, organizativo y metodológico, la diversidad como factor inherente a todo grupo humano.
– La participación debe asegurarse en el plano institucional, como parte de la Comunidad Educativa, a través del Consejo Escolar y por medio de la Asociación de Padres a título personal. Esta participación comienza en el mismo proceso de identificación de las necesidades y debe prolongarse en el seguimiento de la acción educativa.
– La escuela debe incorporar y desarrollar programas de asesoramiento y trabajo coordinado entre la familia y los profesionales que trabajan con su hijo.
Además, el Decreto 286/1995 de ordenación de la atención al alumnado con nee, desarrolla un apartado dedicado a la participación de los padres, en el que se recoge la necesidad de establecer canales de comunicación con la familia al inicio, en el transcurso y al final de la educación y particularmente cuando impliquen modificaciones en la escolarización o recursos específicos. Reconoce, asimismo el derecho de las familias a la elección del centro (de entre los que reúnan las condiciones necesarias), así como el derecho a la participación y colaboración en el proceso de identificación y actuaciones con el alumnado, sean éstas de carácter preventivo o para el desarrollo de su nivel competencial.
4. Cauces de participación de la familia en la escuela
Las distintas formas de colaboración entre la familia y la escuela pueden agruparse de forma general en tres tipos de actividades, según la aportación de autores como Álvaro Marchesi, César Coll y Jesús Palacios:
a. El intercambio de información: cuestionarios a madres y padres, información cotidiana a la entrada o la salida, intercambio de información escrita frecuente, entrevistas de seguimiento, informes de evaluación, reuniones de padres, información escrita…
b. Actividades en el hogar: pautas de control de la conducta, sistemas alternativos y aumentativos de comunicación, pautas posturales y ejercicios físicos, hábitos de autonomía personal, actividades complementarias a la escuela (ocio, tratamientos…), tareas complementarias en el hogar (juegos, lectura, ordenador), desarrollo de tareas escolares en el hogar.
c. Participación en actividades del centro: aportación de recursos materiales para el aula y las actividades, implicación esporádica dentro del centro o del aula (presencia en el período de adaptación, en fiestas y salidas), implicación periódica en actividades con niños del centro o aula (colaboración en momentos determinados de la jornada, desarrollo conjunto de talleres, actividades recreativas, apoyo en el aula), participación en órganos de gobierno, funciones de representación.
Pero teniendo en cuenta los expuesto por el Diseño curricular Base, las relaciones familia-escuela pueden desarrollarse a través de una participación individual o colectiva.
4.1. Participación individual
Los padres de los alumnos pueden participar en la actividad educativa de sus hijos a través de la asistencia al centro en las horas de tutoría para padres. En un primer momento, éstas ayudarán a recabar información sobre el alumno, ayudando a los padres en el conocimiento del centro, de los profesores, de los recursos con los que se cuenta, entre otros aspectos. Posteriormente, en las entrevistas se analizarán los procesos, dificultades y distintos aspectos sobre la evolución del niño.
4.2. Participación colectiva
En este grupo podemos diferenciar el consejo escolar, las asociaciones de padres y madres de alumnos y las escuelas de padres:
El Consejo Escolar
La participación de los padres de alumnos con nee en el Consejo Escolar, les permitirá colaborar en la definición del Proyecto Educativo de Centro y, en consecuencia, en el diseño de las características básicas de la atención a la diversidad del alumnado del centro.
Pariendo de lo expuesto por la Ley Orgánica de Participación y Evaluación de los Centros Educativos (LOPEGCE) encontramos las siguientes ideas sobre el Consejo Escolar:
*Está compuesto por el director (presidente), el jefe de estudios, número de profesores no inferior a 1/3 del total, concejal del ayuntamiento, padres y alumnos en número no inferior a 1/3 del total, representante del personal de administración y servicios y secretario.
*Algunas de las competencias de este órgano colegiado son:
– Establecer directrices para elaborar el PEC, aprobarlo y evaluarlo.
– Elegir al director.
– Decidir sobre la admisión de alumnos.
– Aprobar el RRI.
– Resolver conflictos e imponer correcciones con finalidad pedagógica.
– Aprobar el proyecto de presupuesto.
– Promover la renovación de instalaciones y equipo escolar y vigilar su conservación.
– Aprobar y evaluar la programación general y las actividades complementarias.
– Fijar directrices para la colaboración con otros centros y entidades.
– Analizar y valorar el funcionamiento, evolución del rendimiento y resultados.
Las asociaciones de padres y madres alumnos
Pueden ser entendidas como asociaciones cuya organización permite la participación activa y directa de los padres de los alumnos en el centro. La LOPEGCE incrementa la importancia que se le da a este tipo de asociaciones estableciendo su participación directa en el Consejo Escolar.
Algunas de las actividades desarrolladas por los miembros de las asociaciones de padres son: impulso de la participación en la gestión y órganos colegiados del centro, organización de actividades culturales o extraescolares con alumnos, organización de actividades de formación con los padres del centro, relaciones con el exterior como administración local, educativa y otras asociaciones de padres.
Escuelas de padres
Desde el centro promoveremos también la participación de los padres en las denominadas Escuelas de padres. Éstas pueden ser definidas como lugares de formación en los que se pueden abordar problemas de Psicología evolutiva, estrategias de intervención en la dinámica familiar, programas de formación para adultos y, en general temas de interés colectivo…
4.3. Criterios y orientaciones para la colaboración
Algunas cuestiones que debemos tener presentes en el proceso de colaboración, son las siguientes, aunque no las únicas, pues cada familia presenta unas necesidades muy diversas y requieren, por tanto, de un apoyo diferenciado:
¨ No hay recetas simples que por sí mismas den lugar a resultados maravillosos.
¨ Es necesario dedicar tiempo a las tareas. Transmitiendo que se deben centrar en el bienestar de sus hijos, estableciendo relaciones positivas y estrechas, al margen de las exigencias por obtener buenos resultados.
¨ La estimulación debe adecuarse a las características del niño al que se dirige. Al orientar a los padres sobre cómo estimular a sus hijos haremos bien en darles un abanico de ideas concretas.
¨ Es necesario hacer ver a los padres que son competentes y que su participación tiene un gran valor para el desarrollo de sus hijos.
¨ Hay que ofrecerles pautas concretas de actuación, no principios abstractos.
¨ Es necesario prever la posibilidad de que algunos padres no sean capaces de estimular adecuadamente las posibilidades evolutivas de sus hijos, sobre todo en los casos de familias más desfavorecidas. Por ello, debemos poner en marcha medidas de intervención educativa compensatorias.
5. El papel de los padres en la toma de decisiones respecto al proceso de escolarización de sus hijos.
El Decreto 286/1995, en su capítulo V, artículo 31, plantea que se establecerán canales de comunicación con las familias, especialmente en los momentos decisivos del proceso educativo del alumno: el inicio de la enseñanza, la transición y la finalización de la enseñanza obligatoria y cuando las decisiones impliquen condiciones de escolarización, medios personales y opciones curriculares de carácter específico.
En este sentido, algunas de las situaciones en las que es imprescindible tomar en consideración la opinión de los padres o tutores legales de los alumnos con nee son:
*A la hora de escoger el centro de entre los que reúnan los recursos necesarios para dar respuesta a las nee de sus hijos.
*En el proceso de identificación de las nee y su actuación en actividades de carácter preventivo y educativo.
*En la aportación de documentos que aporten información sobre el alumno, en el momento de realización de la evaluación psicopedagógica.
*Cuando se establezca el dictamen de escolarización, incluyéndose en este la opinión de los padres acerca del mismo.
*Cuando sea necesario que el alumno con nee derivadas de déficit permanezca un año más cursando la Educación Infantil o Primaria con carácter excepcional.
*Cuando en caso de sobredotación de capacidades se necesite flexibilizar el período de escolarización.