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Tema 18 – El desarrollo de las habilidades. Principios fundamentales del entrenamiento. Adecuación del entrenamiento en la actividad física en los ciclos de Educación Primaria.

1.‐ EL ENTRENAMIENTO.

1.1 .‐ CONCEPTO DE ENTRENAMIENTO.

Para determinar el entrenamiento en campos fundamentales dentro de la Educación Física, tendremos que definir primeramente la palabra entrenamiento. Estos campos van a ser la pedagogía, psicología y medicina.

En pedagogía, el entrenamiento es un ejercicio funcional planificado en el área física o intelectual con el fin de lograr el mejor rendimiento personal.

En psicología, se trata del ejercicio planificado de una actividad corporal o moral con el fin de lograr su perfeccionamiento.

En medicina, se puede definir como la suma de estímulos en un determinado espacio de tiempo que se realizan con el objetivo de aumentar el rendimiento y que conducen a modificaciones funcionales y morfológicas del organismo.

Creemos que es importante realizar una visión rápida sobre el progreso del entrenamiento en los últimos años. Hacia los años 50, todo el proceso de entrenamiento se dirigía a personas que tenían una extraordinaria valía deportivo‐motora, de forma que la aportación teórica era escasa. Sin embargo, a partir de finales de los 60, el entrenamiento ha ido dirigiéndose hacia aportaciones experimentales y estudios amplios. Podemos señalar tres diferencias en la doctrina del entrenamiento:

− Sustitución del saber experimental subjetivo por informaciones subjetivas o más objetivas pero observables.

− Planteamientos interdisciplinarios con el objetivo de resolver problemas científicos del entrenamiento.

− Predominio de las calificaciones deportivo‐motrices en el deporte.

Una vez creado este marco de referencia, creemos que podemos señalar la dirección del entrenamiento en la Educación Física y los deportes:

– El término entrenamiento está abierto a las tres categorías: cognoscitiva, afectiva y motriz.

– Dentro de estas categorías su nivel puede variar desde el rendimiento personal hasta adaptaciones fijadas de antemano.

– La característica común dentro de todos los apartados es el concepto de trabajo planificado.

Por tanto, el objetivo del entrenamiento es poner en manos de todos una serie de procedimientos de optimización para conseguir cualidades motrices deseadas. Esto no quiere decir que se centre exclusivamente en una búsqueda de rendimiento, ya que se pueden buscar procedimientos que ayuden al individuo en sus aspectos cinéticos, sociales, falta de movimiento, etc.

1.2 .‐ FACTORES QUE INFLUYEN EN EL ENTRENAMIENTO.

Principalmente, estos factores se encuadran en internos y externos.

Los factores internos serán físicos y psíquicos. Los factores externos serán raciales, sociales, políticos, ambientales.

FACTORES INTERNOS FÍSICOS.

Se refieren a las capacidades mofológicas y fisiológicas. En ningún caso estos factores se dan por separado, aunque se estudien así. Mientras que las primeras tiene menos posibilidades de cambio, aunque se producen cambios estructurales en la persona cuando hace ejercicio físico; las segundas ofrecen un mayor posibilidad de trabajo. En este último caso nos ceñiremos a lo tratado en los temas 7 y 23. Observamos que las posibilidades entrenables en el individuo respecto a las

cualidades físicas básicas, salvo cuando vienen definidas por los aspectos genéticos, son muy amplias. Desde el punto de vista de la habilidad motriz, va a depender de metodología y los contenidos a enseñar.

Las posibilidades de entrenamiento de las cualidades físicas básicas en el período escolar que podemos influir van a estar dirigidas a la resistencia aeróbica u orgánica y a la flexibilidad. La velocidad es un aspecto entrenable, pero viene diferenciada por el código genético.

La fuerza se sale del contexto escolar que podemos trabajar.

Dentro de la habilidad motriz, el proceso de entrenamiento se va a ver mediatizado por los contenidos motrices de enseñanza, los planteamientos didácticos y los medios materiales. El profesor debe tener conocimientos de la materia que imparte, debe tener recursos didácticos suficientes para lograr el aprendizaje buscado y los medios de que dispondrá serán los mínimos para lograr ese aprendizaje.

FACTORES INTERNOS PSÍQUICOS.

Van dirigidos a la voluntad de desarrollar y conseguir un mejor estado. La constancia y el entusiasmo originarán en el individuo un cambio positivo. El entrenamiento de estos factores determina aspectos de consistencia en el aprendizaje.

FACTORES EXTERNOS.

Van a estar involucrados en la misma comunidad escolar, y en muchos casos se escapan de las posibilidades del profesor. Algunos de ellos vienen determinados y persisten antes y después de la escuela, por lo que va a ser difícil que el profesor pueda cambiar muchos aspectos presentados. Es el propio profesor el que se encuentra influido por estos factores externos y es más un sujeto paciente que actuante para poder lograr los objetivos propuestos.

2.‐ PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL ENTRE‐NAMIENTO.

Hemos expresado anteriormente que el entrenamiento tiene relación con aspectos cualitativos y cuantitativos del movimiento. Unos son susceptibles de ser modificados con el entrenamiento y otros vienen determinados por la herencia. No obstante, y como diferencia fundamental entre entrenamiento y enseñanza, el primero pretende lograr un desarrollo eficaz de lo aprendido por el alumno. Creemos por tanto, que el entrenamiento está englobado en la enseñanza y que sin ésta, no se podría dar aquél.

El entrenamiento pretende lograr en el alumno un desarrollo eficaz de las cualidades, y este desarrollo viene determinado por unos principios que se pueden aplicar en todos los aspectos de enseñanza y entrenamiento. El mayor peso específico de uno u otro principio va a estar determinado por la metodología que se presenta.

También hemos señalado anteriormente que el organismo funciona como un todo, cada órgano y sistema se relaciona, por lo que todos los principios del entrenamiento se producen a la vez, aunque uno tenga más preponderancia que otro.

Los principios del entrenamiento van a ser los siguientes:

– Principio de totalidad.

– Principio de la continuidad.

– Principio de la progresión.

– Principio de sobrecarga.

– Principio de transferencia.

– Principio de especificidad.

– Principio de acción voluntaria.

– Principio de eficacia.

– Principio de individualización.

PRINCIPIO DE TOTALIDAD.

El entrenamiento debe intentar abarcar todos los aspectos de la preparación, de forma que en las edades a las que nos dirigimos, y por supuesto dentro de la educación, las características motrices deben desarrollarse en su totalidad. Como estamos creando las bases fundamentales del movimiento, cuanto más y mejor estén construidas estas bases, mejores resultados conseguiremos en el futuro. Por ello, la educación y el entrenamiento, en las etapas iniciales, deben huir de la especialización temprana y dirigirse a aspectos multilaterales del movimiento, que van a ofrecer un mayor número de conductas motrices. La Educación Física se basa en la educación de aspectos multífacéticos. No obstante, tendremos en cuenta, que a medida que las cualidades genéricas aumentan, se da una mayor diferenciación entre ellas, unas a causa de la propia práctica y otras por aspectos hereditarios. Sin embargo, para obtener mejores rendimientos, es preciso que nos fijemos en la totalidad de la persona.

PRINCIPIO DE LA CONTINUIDAD.

A lo largo de los temas se va citando el problema de la retención y olvido en el aprendizaje de las habilidades y de la extinción de la eficacia de las cualidades motrices básicas si no se produce una práctica continua. El ejercicio aislado en el tiempo no logra mejora significativa en el individuo. Sabemos por la fisiología que un esfuerzo, para que sea válido, requiere una práctica habitual y con un período de descanso entre los estímulos para que puedan asimilarse. Es el ejemplo de la persona que juega o practica con los amigos únicamente el fin de semana, coge las respectivas agujetas al día siguiente, desaparecen a los 2 ó 3 días, y también desaparecen los beneficios de esa actividad, cuando ya ha llegado al siguiente fin de semana. De esta forma, no se consigue ningún tipo de beneficio ni aprovechamiento. Es decir, cuando un esfuerzo se repite, pero han desaparecido totalmente los efectos del anterior, no existe desarrollo funcional.

Observemos otro caso opuesto. Una persona que se ejercita repetidamente sin que descanse lo suficiente. Esto hará que se repitan los esfuerzos, el nivel de resistencia orgánica vaya disminuyendo y lograremos que se produzca el agotamiento.

La otra posibilidad es que entre estímulo y estímulo se den los descansos adecuados y la asimilación del esfuerzo se produzca, con lo que la capacidad funcional aumenta. Para que se produzca un crecimiento funcional del organismo es necesario que se realice el trabajo de forma continuada. De esta forma el organismo se va adaptando para lograr soportar cargas cada vez mayores.

PRINCIPIO DE PROGRESIÓN.

En todo proceso de enseñanza y de entrenamiento se debe ir de lo fácil a lo difícil, de lo sencillo a lo complejo. La progresión debe ir aumentando la dificultad de forma paulatina para que se pueda producir la adaptación. Es decir, que una vez que se ha elaborado el plan de trabajo y el sistema a emplear, las cargas y estímulos que presentamos al alumno deben ir desarrollando sus capacidades básicas, procurando que la intensidad aumente y que el alumno se vaya adaptando paulatinamente.

Si damos un período excesivamente largo entre estímulos o los estímulos son poco intensos como para no producir excitación en el alumno, no se conseguirá ninguna mejora por el entrenamiento.

Normalmente, el individuo recibe los estímulos máximos cuando hay una gran competencia. Es por ello que la preparación previa deberá ser dirigida para poder aguantar estímulos de este tipo si alguna vez se producen.

A través del entrenamiento, las reservas energéticas del organismo se verán aumentadas, y por tanto las posibilidades de poder realizar un esfuerzo mayor en el futuro.

PRINCIPIO DE LA SOBRECARGA.

Este principio y el anterior están íntimamente unidos. Ya hemos dicho que el estímulo debe encontrarse en un umbral de excitación suficiente como para poder provocar respuesta en el organismo, Este estímulo, si es único, debe llegar al umbral, y si es sumativo, aunque sea bajo, la suma de ellos deben llegar al umbral.

Cuando los estímulos son excesivamente altos y sobrepasan las posibilidades de recepción sensorial o perceptiva, pueden no provocar ninguna reacción o provocar daños en el organismo, de tal calibre, que pueden incluso acarrear la muerte.

En el caso de estímulos bajos o muy bajos, las posibilidades de excitación del individuo no se verán afectadas, con la consiguiente pérdida funcional. Según la capacidad que queramos trabajar,

estos estímulos deberán tener una mayor o menor carga. Por ejemplo, sabemos que para desarrollar la resistencia aeróbica, los estímulos deben ser repetidos en un espacio de tiempo suficiente como para que se desencadenen los procesos aeróbicos en el organismo y que haya un equilibrio entre el aporte de oxígeno y el gasto. A su vez, se tendrá en cuenta la posibilidad de la persona a la que va dirigido este trabajo, con referencia a su edad, estado físico, etc.

En el caso de la fuerza, sabemos que si queremos desarrollar la fuerza máxima, los estímulos serán máximos y las repeticiones mínimas.

En el caso de la velocidad, el estímulo tiene que provocar en la persona una actividad de ejecución rápida.

Cuando queremos que se produzca el aprendizaje de una habilidad motriz, el estímulo tendrá que provocar en el alumno la suficiente atención como para que logre aprenderse (con rasgos de motivación, presentación de la tarea, material a emplear, etc).

PRINCIPIO DE TRANSFERENCIA.

Cuando efectuamos un movimiento, éste se basa en el patrón de otros movimientos aprendidos anteriormente. Normalmente, ante estímulos iguales provocamos respuestas iguales; esto quiere decir que se ha producido un aprendizaje y hay una transferencia de lo aprendido ante los estímulos que se nos presentan.

Cuando efectuamos cierto tipo de trabajo, éste va a tener influencia sobre otros aspectos que no tienen una relación causa‐efecto con el tipo de trabajo inicial. Es decir, si realizamos el bote de balón en baloncesto, va a tener cierto tipo de transferencia hacia el bote de balón en balonmano, que aun no siendo igual, tiene elementos parecidos. A este tipo de transferencia la denominamos transferencia positiva.

Otras veces, el trabajo que estamos realizando no tiene ningún tipo de influencia con otras posibilidades de movimiento, de forma que no se produce ni mejora ni empeoramiento de los futuros aprendizajes. En este caso, estamos hablando de transferencia neutra.

Si realizamos un tipo de trabajo que va a ir en contra de otras posibilidades de aprendizaje, provocamos que ese nuevo aprendizaje tenga menor posibilidad o una mayor resistencia para aprenderlo. Siguiendo con el ejemplo del baloncesto, sabemos que con el balón en las manos, el máximo de pasos que se pueden dar son dos; sin embargo en balonmano, ese máximo puede llegar hasta tres. En este caso estamos hablando de una transferencia negativa.

PRINCIPIO DE ESPECIFICIDAD.

Cuando se trabajan las habilidades, bien motrices, bien físicas básicas, se han de sentar unas bases que nos permitan en el futuro lograr perfeccionar aspectos concretos. Al existir unas diferencias individuales marcadas, observaremos que los estímulos que se presentan van variando de una persona a otra. Esto quiere decir, que inevitablemente, lo que para algunos se queda en el plano genérico de la actividad, para otros puede resultar específico. Por ejemplo, para un alumno de 8‐9 años, el bote de la pelota debería encontrarse como habilidad motriz básica, y se puede considerar como un trabajo genérico; sin embargo este mismo planteamiento para un alumno de 13‐14 años que está realizando baloncesto, es totalmente específico.

En el caso de las cualidades físicas básicas podemos encontrar lo mismo. Veamos un ejemplo con diferencias de edades. Cuando para un alumno de 10 años la prueba de resistencia muscular abdominal puede resultar específica, para un alumno de 14 años puede encontrarse dentro del calentamiento. Veamos este mismo ejemplo en un alumno de una misma edad pero en diferente momento del curso. Cuando el alumno comienza el curso, el trabajo que debe realizar es totalmente genérico, sin embargo cuando el curso avanza, ese mismo trabajo tiene que ir buscando una mayor especialización.

En el caso de una habilidad motriz que comienza a aprenderse, los movimientos iniciales pueden considerarse como de una destreza genérica. Sin embargo, con el entrenamiento, esos mismos movimientos terminan especializándose.

PRINCIPIO DE ACCIÓN VOLUNTARIA.

La voluntad es uno de los principios fundamentales en todo aprendizaje y entrenamiento. Lo que realizamos de forma voluntaria va a tener un componente importante en el desarrollo del trabajo: la motivación.

Cuando el individuo se encuentra motivado, las posibilidades de lograr mejores resultados se ven acrecentadas. Esto implica una voluntariedad y a veces un agonismo que llega a un mejor desempeño motriz.

Unido a la voluntad se encuentran siempre la constancia y el entusiasmo. Con ello, el profesor puede lograr sus objetivos. Pero siempre tendremos en cuenta que la motivación debe encontrarse no sólo en la presentación de las tareas, sino también en las tareas en sí a aprender. Si pretendemos engañar al alumno nos encontraremos, más tarde o más temprano, con la incredulidad del alumno.

PRINCIPIO DE EFICACIA.

La eficacia, desde un punto de vista económico, pero que puede generalizarse a lo demás, tiene que ver con la obtención de los mejores resultados y el menor gasto de energía para conseguirlo.

Cuando realizamos cualquier movimiento, debemos tener en cuenta que hay que tener siempre la posibilidad de repetirlo y conseguir un gran mejora sin que ello lleve consigo un desgaste.

Sin duda, cuando nuestra experiencia es menor, y nuestro aprendizaje todavía no es el idóneo, se produce un mayor gasto de energía en controlar las situaciones. Pongamos por ejemplo el hecho de un persona que va a aprender a esquiar y otra que ya sabe. El que está aprendiendo tendrá que realizar ejercicios de asimilación para poder empezar a desenvolverse con soltura; ello le va a suponer un esfuerzo grande. Sin embargo, esos mismos ejercicios para el esquiador experto no suponen ningún desgaste.

PRINCIPIO DE INDIVIDUALIZACIÓN.

Las características morfológicas, psicológicas, etc. de todas las personas son totalmente distintas. Incluso se ha logrado ver diferencias de conducta amplias entre gemelos, que podrían tener la misma base genética. Sabemos que el medio ambiente modela conductas distintas, creando personas distintas. Con esto queremos decir, que cada trabajo que se realiza repercute de forma distinta en cada persona. El mismo trabajo en dos alumnos de 12 años, de la misma talla y características fisiológicas, puede dar resultados distintos, debido a la multitud de factores que hay presentes en cada persona.

Lo importante sería presentar una educación y preparación individualizada, sin embargo, sabemos que es difícil lograr esto debido a la multitud de impedimentos que podemos encontrar, desde las propias características del profesor, que puede creer más o menos en ello, hasta las diferencias individuales, posibilidades de material, etc.

3.‐ ADECAUCION DEL ENTRENAMIENTO EN LA ACTIVIDAD FISICA EN LOS CICLOS DE EDUCACION PRIMARIA.

3.1 .‐ EL NIÑO, SU CUERPO. NECESIDADES MOTRICES.

El niño tiene la necesidad de moverse.

El niño tiene la capacidad de moverse.

Estas dos realidades tan simples bastarían para justificar una preocupación seria por la educación física escolar, en un sistema educativo que mantiene que la satisfacción de las necesidades del niño y el desarrollo de sus potencialidades se halla entre sus objetivos prioritarios.

La comparación de esta necesidad con el dinamismo de los animales jóvenes, la descripción de la particular actividad cerebral infantil, la natural tendencia a la exploración, etc., son los argumentos que suelen darse en defensa de este impulso en movimiento.

El niño puede moverse, el movimiento forma parte de su misma condición de ser vivo. Y este movimiento no es único y estable, sino que evolucionará a lo largo del crecimiento y desarrollo del individuo, condicionado por el grado de madurez y por la misma experiencia del movimiento.

De esta manera, si realizamos recorrido por la motricidad infantil nos encontramos con que el niño nace con una serie de respuestas que no son aprendidas y que conocemos como reflejos (succionar, presión, etc.), al tiempo que le es posible realizar acciones más generalizadas, coordinando distintas partes del cuerpo. La mayoría de los reflejos del recién nacido irán desapareciendo, dejando paso a nuevos movimientos que surgirán como consecuencia de la maduración del sistema nervioso. Así, en torno a locomoción y a la manipulación de objetos, el niño irá construyendo una motricidad básica que se irá transformando con la edad, organizándose con

ello todo un repertorio respuestas motrices. Los elementos culturales influirán, igualmente, los aspectos cualitativos de esta motricidad, de forma que el niño (y también el adulto) podrá adquirir nuevos modelos de movimiento y modificar aquellos que ya poseía, mediante determinados aprendizajes.

Tengamos presente, por otro lado, que cuando el niño es capaz de realizar un nuevo movimiento, lo hace en base a una experiencia de movimiento ya adquirida. Los diferentes estudios realizados sobre el tema entienden el desarrollo motor como un proceso de construcción de nuevos programas. El niño está dotado de un repertorio de movimientos básicos, cuyo tratamiento, a través de la experiencia, le permite realizar tareas cada vez más complejas.

3.2 .‐ EL ENTRENAMIENTO EN LA EDUCACION PRIMARIA.

3.2.1.‐ ENTRENAMIENTO FISICO.

Evidentemente el entrenamiento físico en la edad de Educación Primaria es sustancialmente diferente al entrenamiento del adolescente y del adulto.

Hasta los 8 años el entrenamiento físico del niño se debe basar en el desarrollo y mejora de las habilidades básicas. Los ejercicios de psicomotricidad asumen un papel imprescindible. Existen numerosos juegos y actividades encaminados a potenciar el movimiento y a mejorar las facultades psicomotrices del niño.

Sólo a partir de los 8 años se podrá comenzar el entrenamiento de las capacidades físicas básicas, siempre teniendo en cuenta no interferir en el desarrollo físico natural del niño.

A) FUERZA.

El entrenamiento para el desarrollo de esta capacidad debe ser muy ligero, y se debe efectuar sin carga, o con una carga muy liviana. Nunca se deben utilizar pesas ni aparatos de musculación, ya que pueden producir malformaciones óseas y un desarrollo muscular defectuoso. Lo más práctico y divertido para el alumno será el empleo de juegos (arrastrar, empujar, trepar, etc.).

B) VELOCIDAD.

El entrenamiento de la velocidad no plantea problemas. Se puede trabajar desde muy temprana edad, mediante juegos de persecución, cambios de posición, y juegos de atención que favorezcan su velocidad de reacción.

A partir de los 8 años se puede realizar un trabajo normal de velocidad. Sólo debemos tener cuidado en el trabajo de velocidad‐resistencia y apurar lo menos posible los tiempos de recuperación.

C) RESISTENCIA.

El entrenamiento de resistencia aeróbica, no se debe comenzar hasta los 8 años. Aún así, debemos hacerlo con mucho cuidado. El tiempo de trabajo nunca deberá ser excesivo y los tiempos de recuperación habrán de ser lo suficientemente largos.

El entrenamiento de resistencia anaeróbica no se debe comenzar hasta la etapa de Educación Secundaria.

D) FLEXIBILIDAD.

Es ésta una capacidad natural en los niños hasta aproximadamente los 14 años. A pesar de ello, no estará de más trabajar la flexibilidad en la Educación Primaria, siempre sin excederse.

3.3 .‐ ENTRENAMIENTO TECNICO Y TACTICO.

El comienzo del entrenamiento técnico y táctico en el niño depende mucho del deporte del que se trate en particular. Si bien, en gimnasia rítmica por ejemplo, este entrenamiento comienza a una edad muy temprana, en otros deportes como el atletismo se retrasa mucho más.

Por norma general, debemos decir que cuanto antes comience el entrenamiento técnico‐táctico de un deporte, más posibilidades de progresión y de alcanzar altas metas tendrá el alumno.

Dado que este tipo de entrenamiento se basa fundamentalmente en la repetición de los gestos técnicos y de las tácticas, y dada la naturaleza lúdica del niño, es tarea del profesor encontrar la manera de hacer este entrenamiento lo más entretenido posible, y aumentar la motivación del alumno, para evitar el aburrimiento y el abandono de la práctica deportiva de sus discípulos.

3.3.1 .‐ SESIONES DE ENTRENAMIENTO.

Dependiendo de los factores y niveles que se vayan a entrenar, una sesión puede desarrollarse de formas variadas según dichos aspectos. Pero lo que sí es cierto es que cada sesión debe comprender determinadas fases, que siempre han de llevarse a cabo independientemente de los conceptos que se vayan a entrenar.

Una sesión de entrenamiento, por lo tanto, se compone de:

1. Introducción: se produce la llamada de atención para el comienzo de la sesión. Los alumnos se acercan al profesor y éste les explica brevemente la tarea a desarrollar, los objetivos de

la misma y cómo conseguirlos. La duración será de unos 3‐5 minutos dependiendo del conocimiento y experiencia por parte de los alumnos. Se organizaran grupos si fuera necesario.

2. Preparación (calentamiento): es una preparación tanto física como psicológica a las tareas a realizar posteriormente. El calentamiento es general al principio, pero acaba con ejercicios específicos, tanto físicos como técnicos (ejemplo: tirar a canasta o portería, previamente recordar algunas nociones tácticas), aumentando progresivamente la intensidad de los ejercicios realizados. Carrera, flexibilidad y ejercicios de autocarga, son los más utilizados en el calentamiento.

La duración de esta parte puede ser de 15‐20 minutos en función de la duración de la sesión.

3. Parte principal: en ella se desarrolla el objetivo fundamental de la sesión. La alternancia entre objetivos, grupos musculares y cualidades físicas, es crucial para el desarrollo de la sesión.

4. Conclusión (vuelta a la calma): todos aquellos aspectos del organismo estimulados deben volver al estado de reposo. Esta fase ayuda a la posterior recuperación. Se compone de ejercicios suaves, flexibilidad y masajes musculares. Es aquí donde el profesor informa de la consecución de los objetivos propuestos.

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