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Supuestos practicos 2

EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL DEL NIÑO PEQUEÑO

En este período deberíamos distinguir dos niveles diferentes: 0-3 años y 3-6 años.

Un primer bloque de intereses a tener en cuenta puede ser el relativo a la figura corporal y la identidad sexual. En estas edades, la atención de niños y niñas se centra, fundamentalmente, sobre el propio cuerpo, sus partes y funciones, diferencias entre el cuerpo del niño y el de la niña, características elementales y morfología de los genitales, la propia identidad como niño o niña, diferencias en el vestir, etc.

En este momento, niños y niñas deberían empezar a utilizar correctamente el vocabulario referente a la anatomía sexual, aunque compartido con otras palabras utilizadas familiarmente.

Es importante que, además de abordar todas estas cuestiones, podamos añadir otros aspectos relacionados con la higiene corporal y el cuidado del propio cuerpo, fomentando el respeto y la estima por el mismo.

Convendrá, asimismo, favorecer el desarrollo de roles sexuales flexibles, no discriminativos, especialmente a través de la relación cotidiana, en el trabajo en el aula y en el juego. En este sentido, muchos de los juegos utilizados en psicomotricidad infantil pueden ser de gran ayuda.

Un segundo bloque a contemplar es el de los afectos. Para niños y niñas es importante no sólo experimentar diferentes sentimientos, sino también reconocerlos y diferenciados. Se puede entonces relacionar los sentimientos con una sede de personas: padres, hermanos y hermanas, abuelos u otras personas de la familia. Asimismo deben empezar a conocer la amistad y entenderla también como una relación de afecto, distinguiendo entre compañeros/as y amigos/as. Es un buen momento para empezar a forjar sentimientos de solidaridad, colaboración y ayuda, procurando que estos puedan ser manifestados en el trabajo en el aula.

Un tercer bloque es el correspondiente al propio origen. En estas edades va a empezar a manifestarse la curiosidad natural sobre cómo han venido al mundo, cómo se desarrollan, el nacimiento, etc. Es importante vincular estas explicaciones con el amor entre los padres y el deseo responsable de tener un hijo. Puede ser interesante hacer recordar aspectos de su propio desarrollo a través de ropa de cuando era pequeño o a través del álbum de fotos familiar.

LOS OBJETIVOS Y LOS CONTENIDOS DE LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA PRIMERA INFANCIA.

Es en esta etapa, más que en otras, cuando niños y niñas conviven juntos, aumentando el conocimiento mutuo, favoreciendo la igualdad entre los sexos. La escuela infantil constituye el primer espacio de socialización, después de la familia; por tanto, contribuye al desarrollo de los niños y niñas en sus primeros años, ofreciendo oportunidades de experiencias y de aprendizaje, y colabora con la familia compensando desajustes de origen diverso, entre otros, los que provienen de prejuicios sexistas.

Los siguientes objetivos de la etapa están directamente relacionados con la Educación para la Igualdad:

A) Descubrir, conocer y controlar progresivamente el propio cuerpo, formándose una imagen positiva de sí mismos, valorando su identidad sexual, sus capacidades y limitaciones de acción y expresión y adquiriendo hábitos básicos de salud y bienestar.

B) Actuar de forma cada vez más autónoma en sus actividades habituales, adquiriendo progresivamente seguridad afectiva y emocional y desarrollando sus capacidades de iniciativa y confianza en sí mismos.

C) Establecer vínculos fluidos de relación con los adultos y con sus iguales, respondiendo a los sentimientos de afecto, respetando la diversidad y desarrollando actitudes de ayuda y colaboración.

D) Representar y evocar aspectos diversos de la realidad, vividos, conocidos o imaginados y expresarlos mediante las posibilidades simbólicas que ofrecen el juego y otras formas de representación y expresión.

LAS ÁREAS Y LOS CONTENIDOS.

Área de Identidad y Autonomía personal:

Al trabajar los contenidos del área han de tenerse en cuenta:

Área del Medio físico y social:

Al trabajar los contenidos del área se tendrá en cuenta:

Área de Comunicación y Representación:

Al trabajar los contenidos de comunicación se tendrá en cuenta:

Son actividades concretas:

Serán más informativos e intentarán responder a la curiosidad del niño. Los niños demandan una información, y de ahí que la educación sexual sea progresiva y continua en función de sus necesidades. Las preguntas infantiles se responderán según el alcance de su nivel evolutivo.

Nunca se le negará una respuesta, pero antes se pensará bien. Una negativa o silencio prolongado puede ser traumatizante y le hará perder la confianza en los padres y sentirse defraudado. Hemos de asumir que las preguntas son normales y que un silencio es un indicio delator de que algo no va bien, que existe un miedo a las reacciones de los padres o de los demás. Si la relación entre padres e hijos es normal, no tiene por qué haber silencio, sino una respuesta sencilla a una curiosidad espontánea.

Ante la curiosidad progresiva o evolutiva de los niños, las respuestas estarán adaptadas a su nivel evolutivo:

– Hacia los 6-8 meses, el niño juega con sus manos, pies y sexo.

– Hacia los 18 meses, la búsqueda del placer es más selectiva: región genital y, sobre todo, anal. El niño registra las primeras emociones conscientes de placer y sustituye las de la etapa anterior, sobre todo la succión.

– Entre los 2 y medio y 3/4 años hace preguntas como “¿de dónde vienen los niños?”, que exigen una respuesta concreta. Otras preguntas más difíciles referidas al sitio de donde salen los niños o el modo en que han entrado, exigen respuestas adaptadas a su nivel.

– A partir de los 3 años, los niños tienen ya una idea más o menos clara de la diferencia entre los sexos. Es una etapa muy importante a nivel sociocultural. Entre sus juegos, los sexuales les proporcionan una maduración psicoafectiva. Es muy importante también la experimentación, por observación, de otros niños.

A modo de resumen, citamos las propuestas que para la Educación Infantil hace el Colectivo de Educación no Sexista:

– Es imprescindible mantener una actitud abierta y autocrítica, sin extrañarnos de nuestros propios comportamientos sexistas, ya que todas las personas adultas he­mos sido socializadas en un sistema patriarcal.

– Es necesario trabajar el desarrollo motriz de una forma completa y no según el modelo impuesto por la diferenciación genérica. Es el momento de adquirir segu­ridad en el propio cuerpo, sin condicionamientos estereotipados.

– Los estímulos verbales, el tono de voz, el lenguaje, configuran un aprendizaje fundamental para niñas y niños. Si analizamos todo esto, comprendemos la ne­cesidad de que las niñas sean nombradas, de que aprendan a nombrarse y que lo femenino tenga lugar en el lenguaje, para no originar sentimientos de confusión e inseguridad a los que llegarían a resignarse con los efectos que ya conocemos y no deseamos que se perpetúen.

– Para los hábitos y las conductas es necesario cuestionar los modelos inspirados en los roles de género y presentar un abanico de posibilidades amplio, para que cada cual pueda elegir de acuerdo con sus aptitudes y sus deseos.

– Para el buen desarrollo de las relaciones afectivo-sexuales en estas edades, tenemos que prestar especial atención a los modelos que presentamos como válidos, y en el procesó del conocimiento del propio cuerpo y del de las demás personas huiremos de los prejuicios, evitando la ñoñería en las niñas y la prepotencia en los niños.

– Para conseguir una conciencia del mundo más real y más justa, hemos revaloriza-do los trabajos y actividades de las mujeres cercanas a ellas y ellos, y hemos mos­trado a mujeres que han participado en la vida pública y a hombres en actitudes de atención y cuidado de otras personas como algo deseable y positivo.

– En cuanto a los materiales educativos, a los juguetes y su utilización, hemos esta­blecido criterios de selección no sexistas, hemos intentado desmitificar los libros de trabajo y la literatura infantil, sin dudar a la hora de incorporar textos, imágenes y ma­teriales que recojan los contenidos y elementos no sexistas que queremos aportar.

– También, en la medida de lo posible, debemos compartir con madres y padres nuestro trabajo, dada la importancia que tiene en estas edades no ofrecer mensa­jes contradictorios.

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