1. CONCEPTO DE EVALUACIÓN: CARACTERÍSTICAS Y RECURSOS
La evaluación se ha convertido hoy en día en una mecánica más de las que se deben realizar en el proceso educativo, se ha incorporado como elemento fundamental para garantizar el máximo de eficiencia del sistema.
El papel de la evaluación dentro del sistema educativo
El hecho de educar conlleva la acción de evaluar, pero mientras que hasta ahora el educador ejercía como evaluador de resultados en sus alumnos, entendiendo que éstos eran lo único evaluable de la propia educación, hoy en día se entiende la acción de educar como un conjunto de elementos que se conjugan en el centro, que se suman para conseguir entre todos el hecho educativo y que tienen todos la capacidad de ser evaluados.
Aspectos evaluables en un centro educativo
Por ello, hablar hoy en día de la evaluación en un centro educativo supone como mínimo considerar tres aspectos o niveles sujetos a evaluación:
- La evaluación de la gestión del centro con los grandes documentos educativos que la justifican y que a su vez deberán ser evaluados: Proyecto Educativo, y Proyecto Curricular. En este apartado también cabe incorporar la evaluación de los servicios contratados o pactados por el centro, siendo algunos de ellos de carácter no específicamente educativo.
- La evaluación educativa, es decir, de las actividades del aula y por consiguiente de la programación.
- La evaluación del progreso de los niños de los cuales se es responsable, para comprobar que están adquiriendo las capacidades previstas.
Todos estos procesos evaluativos tienen su propia sistematización, si bien al educador infantil lo que más le interesa es la evaluación de los niños y de su programación.
El educador como evaluador
Todo ello lleva al conjunto de educadores a la percepción de que constantemente se esté en un proceso evaluador, ya que no sólo se tiene que evaluar a los alumnos, sino también el trabajo que profesionalmente realiza cada uno.
El educador tiene bien incorporado en sus funciones el trabajo de evaluar a sus alumnos; sin embargo se entra en un terreno más difícil en el momento que debe realizar una autoevaluación de lo que él mismo realiza. Muchas veces se cae en el error de ser excesivamente críticos y, otras, se cree que no se puede mejorar el trabajo realizado.
Otra dificultad añadida con la que se encuentra el docente es que difícilmente puede tener un observador externo que lo evalúe. Se funciona de forma individual, lo que provoca muchas veces percepciones distorsionadas, no realistas, de lo que se realiza en el aula. Sería bueno pues poder asistir sistemáticamente a las aulas de los compañeros del mismo nivel educativo para poder analizar y comparar lo que hace cada uno; pero como esto no es viable, el sustitutivo que se utiliza en educación son los grupos de trabajo en los propios centros o los cursillos externos o internos, donde se intercambian las opiniones y dudas que se pueden tener en el momento de actuar sobre los niños o en el momento de planificar el cómo lo debo hacer.
La función de evaluar es permanente en el educador, tanto que puede tener la sensación de estar continuamente evaluando.
2. CARACTERÍSTICAS DE LA EVALUACIÓN
Se habla de la evaluación como elemento que forma parte del proceso educativo, así mismo, se puede decir que la evaluación es también un proceso porque se realiza a lo largó del tiempo, y que en educación se caracteriza por:
— Ser sistemática. Se debe realizar a partir de una decisión metodológica previa, el método que se debe aplicar siempre es el mismo y en los momentos que se haya prefijado.
— Ser integral. Ya que en el momento de la evaluación, aunque se mida de forma sistemática un elemento a lo largo del tiempo, los resultados deberán darse teniendo en cuenta todos los aspectos que lo envuelven. •
— Ser continua y con retroalimentación (feed-back). Es decir, constantemente se deben evaluar partes del proceso educativo y se debe ser capaz de ser lo suficientemente ágil como para variar o cambiar aquellas cosas que se detecten como mejorables o erróneas.
3. EL PROCESO DE EVALUACIÓN
La sistematización y puesta en marcha de un proceso de evaluación dependerá, en primer lugar, del aspecto que se quiera evaluar. Una vez éste esté definido, será cuestión de recoger la información que se precisa j proceder a la evaluación. Sin embargo este proceso no es tan sencillo y supone una serie de pasos que no se pueden obviar:
— Localizar la información disponible.
— Seleccionar un método o técnica de recogida de información. . .
— Seleccionar un tipo de instrumento.
— Decidir el momento y la frecuencia.
— Obtener, analizar y registrar la información.
— Realizar la evaluación.
Localizar la información ya disponible
Para evitar evaluar elementos que previamente ya se han evaluado, será necesario localizar la información ya disponible. ¿Dónde buscar la información y qué buscar en la información?
Por ejemplo, en el caso de la evaluación de un niño se deberá ir a los archivos de la escuela y buscar los informes de personal especializado notas del educador, notas del resto del personal de la escuela y de los padres, para encontrar en ellos la información que se necesita previa a la evaluación.
Seleccionar un método o técnica de recogida de información
Un método es aquella forma o técnica que se emplea para obtener información. Un profesional puede utilizar un método muy directo, realizado por él mismo o bien un método indirecto, donde la información la aportan otros.
La selección de un método es imprescindible para determinar el cuándo y cómo obtener la información necesaria. Se puede optar por los siguientes:
— Observación. La observación permite al educador obtener información sobre las características cognitivas, afectivas y psicomotrices de un niño. Consiste en mirar y escuchar dándose cuenta de los elementos importantes de una realización.
Cualquier capacidad o habilidad que sea observable (cantar, bailar), o que dé productos observables (pintar), puede analizarse a través de la observación.
Es un método que puede ocupar mucho tiempo del educador.
— Interrogación. La interrogación consiste en preguntar. Cuando se quiere saber algo del campo afectivo de un sujeto, lo mejor es realizar cuestionarios (herramienta de la interrogación), o bien preguntarle directamente sobre sus sensaciones afectivas.
Con los niños pequeños es muy útil realizar preguntas concretas sobre sus comportamientos a otros miembros del centro educativo o a sus padres. Este método ocupa también mucho tiempo.
— Análisis. El análisis consiste en dividir algo en pequeñas partes. Para evaluar por ejemplo la maduración psicomotriz de un niño se pueden estructurar los ejercicios que se vayan haciendo de psicomotricidad, de forma gradual y recogiendo sus aciertos y errores, pudiendo así analizar su evolución.
Es un método que se basa en la preparación, que es larga y crucial.
— Test. El test proporciona una información de lo más exacta y eficaz entre los métodos propuestos. Los tests pueden ser orales o de papel y lápiz, formales o informales, diseñados para medir conocimiento o actuación. Se suelen utilizar para conseguir información sobre los aspectos cognoscitivos de la conducta. Este es un método aplicable sólo en una pequeña parte a los niños en educación infantil. El desarrollo de las sensaciones de los sentidos y las de tipo motor pueden ser testadas.
Es un método que permite obtener una información fiable, objetiva y en menos tiempo que los anteriores.
Seleccionar un tipo de instrumento
La utilización de una técnica o método va a necesitar del concurso de unos instrumentos para ponerla en práctica y en cada caso se tendrá que analizar qué instrumento será más útil para conseguir la información que se precisa. En este apartado se hará una descripción de todos ellos, pero los más utilizados se tratarán de forma específica en cada uno de los aspectos a evaluar:
En el caso de los instrumentos para la observación se pueden encontrar: el anecdotario, las listas de control, las escalas de evaluación y la ordenación.
— Anecdotarios. Son descripciones escritas de las observaciones que han hecho los educadores. Son muy útiles para el educador porque describen una respuesta en una situación determinada. Sirven para recoger información sobre la adaptación de los niños, tanto escolar como social.
Tiene alguna desventaja, como es el tiempo que lleva anotar las cosas en el momento que suceden y también que puede ser no demasiado objetivo. De todas formas en educación infantil se utiliza mucho por ser un instrumento que permite obtener una información de forma natural.
— Listas de control. Sirven para investigar comportamientos específicos. Cuando se usa una lista se decide si ciertas conductas o características son importantes, se anotan y luego se marca cada una de las que se encuentran. Ofrece información sobre si la característica está presente o no. Es un instrumento fácil y objetivo que permite además analizar el progreso en las realizaciones. En educación infantil se pueden utilizar cuando interese evaluar, por ejemplo, las conductas y los progresos en el control de esfínteres o en la comida.
— Escalas de evaluación. Es como una lista graduada donde el educador debe indicar el grado mínimo y máximo que conseguir y el proceso del sujeto. Una modalidad de estas listas son las escalas de estimación, que indican el grado, la frecuencia o la descripción de las conductas.
— Las escalas de estimación de frecuencias hacen referencia al número de veces que se presenta la conducta.
— Escala de estimación de grado, hacen referencia a la calidad de la conducta. Las escalas de estimación descriptivas que, como indica su nombre, muestran una descripción de las conductas mediante un ítem. En este tipo de escalas hay que describir las conductas que se encuentran en los extremos y posteriormente se define la conducta que se encuentra en el punto medio o neutro. Si en lugar de tres niveles de ítems se elaboran ítems intermedios, se conseguirá definir mejor la situación en la que se encuentra el niño.
— La ordenación. Ordena o agrupa a las personas en función del grado en que poseen una característica. Sirve para analizar la totalidad del grupo y evaluar por dónde se colocan los individuos. También puede utilizarse para comparar dos miembros del mismo grupo y es útil porque obliga al educador a fijarse de forma específica en cada miembro del grupo.
Es una herramienta bastante tosca y algo subjetiva, pero permite hacer cálculos del grupo a grosso modo, sin embargo es poco utilizada en educación infantil ya que en este nivel educativo lo que interesa es analizar al niño en su evolución personal, no tanto al grupo como tal.
— El cuestionario. Es una lista de preguntas anotadas para ser contestadas por otro sujeto. Está pensado para obtener información sobre opiniones o posturas, sobre las acciones que hicieron o podrían hacer las personas en una situación concreta. Tiene la desventaja de que se obtienen percepciones de las situaciones, no realidades, pero como ventaja cabe destacar que se puede realizar a varias personas a un tiempo y no hace falta que sea en un momento determinado. Existen unos cuestionarios llamados inventarios donde se pueden evaluar hábitos, actitudes, opiniones y comportamientos de un grupo de educadores. Hay que tener presente que cuando se prepara un cuestionario se debe tener bien claro qué información nos interesa obtener.
En el momento de la elaboración de las preguntas se irá de lo más general a lo más particular y de las cuestiones menos comprometidas a las más comprometidas. También pueden ser preguntas que den posibilidad de respuesta cerrada o abierta.
Para la evaluación con opiniones de adultos se suele utilizar la abierta por ser más rica, pero si no se controla muy bien lo que se quiere medir en cada pregunta se puede caer en el error de interpretar erróneamente las respuestas.
— La entrevista. Es un instrumento utilizado constantemente en educación. Ya sean formales y muy estructuradas como informales y desestructuradas. Las entrevistas proporcionan una información importante sobre las conductas u opiniones que se quieran analizar. Es una herramienta que está sujeta a las percepciones del entrevistado y que si se quiere obtener una información fiable supondrá mucho tiempo. En el caso de que se quieran obtener informaciones de varias personas sobre una misma cosa es más aconsejable un cuestionario.
— Las técnicas proyectivas. Permiten averiguar algo sobre las características de personalidad y adaptación de las personas. Es un instrumento de carácter clínico, utilizado por la psicología, y que por lo tanto debe ser usado por expertos. Es útil cuando se detectan respuestas que no pueden ser ordenadas dentro del grupo.
— Las técnicas sociométricas. Permiten obtener datos sobre la aceptación social de las personas en un grupo y las relaciones interpersonales. No es un instrumento que pueda utilizarse en educación infantil y además debe ser controlado por expertos.
En el caso de los instrumentos para testar: los tests elaborados por el profesor y los tests estandarizados.
— Tests elaborados por el profesor. Suelen utilizarse para obtener una medida de los logros cognoscitivos de los alumnos y cubren los objetivos especificados por él. Suelen utilizarse en aprendizajes concretos y en niveles educativos superiores. Son útiles para tomar decisiones sobre los niveles de aprendizaje.
— Tests estandarizados. Son un instrumento destinado a obtener muchos tipos de información en condiciones estándar. Son instrumentos que deben ser aplicados por un especialista. Son útiles para obtener informaciones que permitan tomar decisiones importantes. En educación infantil permiten diagnosticar algunos problemas. A pesar de ser un método muy subjetivo, la entrevista es una herramienta ampliamente utilizada en educación.
Decidir el momento y la frecuencia
Una vez se tiene decidida la técnica de recogida de información y seleccionado un instrumento, se deberá decidir cuándo se debe obtener la información y cuántas veces.
Muchas veces se precipita esta recogida de información por demandas externas al centro (por ejemplo una inspección educativa) y se provoca una distorsión que lleva a fabricar una información no real, ni fiable. Se debe intentar planificar el momento, con lo que deberá haber una preparación previa, y la cadencia o repetición que debería ser la idónea para obtener una buena información. Por ejemplo, si se pretende valorar la marcha de las programaciones se debería:
— Primero, pensar cuántas veces a lo largo del curso se va a hacer.
— Segundo, si, además de las reuniones periódicas de los equipos de educadores donde deben quedar recogidos los acuerdos, se realiza alguna reunión especial sólo de programación, o bien, se utiliza algún instrumento de registro que permita ver por escrito el “momento” de la programación.
— Tercero, hay que ser realista y pensar que todo conlleva mucho tiempo. Por ello no se debe ambicionar mucho en estos controles e ir paso a paso, consiguiendo un objetivo que no sea de control sino de mejora educativa.
Obtener, analizar y registrar la información
Ya se han visto diferentes formas para obtener la información: directa o indirectamente y de forma oral o escrita.
El análisis de la información incorpora un elemento de punto de vista por parte del que la analiza. Hay que tener muy claro antes de analizar la información, e incluso antes de recogerla, qué finalidad se persigue con la obtención de dicha información.
El análisis de la información va a permitir estructurarla de manera que pueda ser utilizada e interpretada, finalmente ha de quedar registrada por escrito.
No se puede caer en el error de pensar que se podrá disponer de toda la información que se mueve en un centro educativo, aunque es cierto que la Dirección tiene la obligación de obtener un tipo de información, la de carácter más educativo y general del centro, para mejorar el resultado y rentabilizar esfuerzos.
Por lo tanto, el objetivo de la obtención de información de la Dirección nunca debe ser fiscalizador y, por sí mismo, crítico, sino que debe estar regido por la mejora en el funcionamiento.
Por todo ello el analista de la información debe compartir su análisis con otros miembros de la comunidad antes de emitir un juicio.
Una vez seleccionado el método y el instrumento, será necesario determinar los momentos y la frecuencia con que se va a evaluar.
Realizar la evaluación
Una vez se ha realizado todo el proceso relacionado con la información se pasará a hacer propiamente lo que se llama evaluación y que consiste en formular juicios, tomar decisiones y dar a conocer los resultados.
— En la formulación de juicios los educadores interpretan los resultados y los clasifican.
— En la toma de decisiones actúa sobre lo que en un principio se enunció y que, después del proceso evaluativo, se ha visto que debe realizarse un cambio y que, en ese momento, se está en condiciones de cambiar. Así se realiza el feed-back o la retroalimentación, que permite mejorar el proceso educativo.
— Finalmente se darán a conocer los resultados. Los resultados deberán estar escritos en un informe donde constarán: los resultados obtenidos en la evaluación, indicando las valoraciones (juicios), decisiones que se han tomado y medidas que se van a aplicar, a partir de un momento que se deberá también determinar. Se hará llegar toda esta información a las partes que pueden quedar afectadas.
Aunque en la lectura de este proceso pueda parecer que el tiempo que pasa desde que se inicia la búsqueda de información, recogida de la misma y resultados, sea dilatado, la realidad es que no es tan cierto. Hay cantidad de pequeñas cosas que constantemente se analizan en los centros pero que después, como no se pasa a realizar la evaluación propiamente dicha, se pierden los esfuerzos humanos realizados para conseguirla, y las mejoras que el proceso educativo, y por ende la organización del centro, conseguirían en el caso de emitir juicios y aplicar decisiones.
4. EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE CENTRO
Evaluación de la gestión del centro
Cuando se habla de evaluación de centro se hace referencia básicamente a la evaluación de la gestión. Hoy en día ya se empiezan a aplicar los modelos de gestión del mundo empresarial al mundo educativo, sin embargo no hay que impresionarse ante estos modelos ya que su propio carácter simplista ayudan más que complican.
Siempre ha parecido que hablar de gestión educativa era perder un valor propio de este campo, pero no hay que olvidar que los centros educativos deben funcionar y gestionarse bajo uno de los principios básicos del mundo empresarial como es la gestión de los recursos económicos. Esto, en un centro educativo, implica: claridad en la gestión de los recursos materiales y claridad en la gestión de los recursos humanos, por lo tanto no se está tan lejos en cuanto a gestión de recursos. Se ha de contar con un presupuesto para poder llevar adelante los diferentes proyectos y, en parte, que su resultado sea más o menos óptimo dependerá de la gestión de estos recursos.
Sí es cierto que en educación los objetivos no se pueden basar en la rentabilidad del producto y por lo tanto no se tratará de evaluar si la gestión realizada ha sido rentable desde el punto de vista económico. Sin embargo, uno de los objetivos de gestión debe ser la rentabilidad de los recursos y eso sí que se podrá y deberá evaluar.
¿Quién debe realizar esta gestión y cómo?
Los presupuestos económicos que llegan a un centro educativo pueden tener diversas fuentes: privadas o públicas. Tanto en un tipo de centro como en el otro la comunidad educativa deberá valorar la utilización de los recursos económicos.
— Primero sopesará el plan económico que deberá presentar la directiva.
— Segundo, al final de cada curso, evaluará la eficacia del plan y, si da lugar, los elementos que se deberían rectificar.
Evidentemente el peso de la gestión recae sobre la dirección del centro educativo que en los centros de educación infantil suele ser una sola persona, lo que hace que su responsabilidad sea mayor.
El director o la directora que se encuentre en esta posición, deberá analizar qué quiere potenciar el centro durante el curso. Hay que pensar que las direcciones de los centros suelen hacer previsiones de cambios y/o mejoras a -según la Ley de Calidad- tres años vista, que es el período de mandato que marca la normativa. Por ello el plan económico de un año está incluido en un proyecto de dirección a tres años.
En el caso de los centros privados la gestión económica de los recursos irá ligada a la rentabilidad del negocio y, por lo tanto, a mayor matrícula, mayor capacidad económica y más margen de maniobra en la gestión. Este director o directora habrá elaborado un proyecto educativo que le deberá marcar las prioridades y, por ello, cuáles deben ser los recursos necesarios para conseguirlas.
La contratación de los recursos humanos, (que forma parte de la gestión de estos recursos), es la clave para obtener un buen resultado educativo. Y no es tanto por el saber contratar a los mejores, sino por la capacidad de crear un buen equipo.
Una parte de los recursos humanos muy importante en educación infantil son todos los que hacen referencia a monitores y a personal no docente del centro. Son muy importantes porque hay cantidad de actividades que requieren su presencia (salidas extraescolares, comedores, etc.) y por lo tanto pueden producir interferencias con el educador. Formará parte de esta gestión también el saber formar a estas personas para el trato con niños pequeños y en la línea del Proyecto Educativo que tenga el centro.
El otro aspecto indicado corresponde a la gestión de los recursos materiales. Comprar aquello que es necesario para la programación prevista, repartir un presupuesto teniendo en cuenta las necesidades de cada educador, saber contar con una parte del presupuesto para imprevistos, etc., serán las acciones que realizar por el propio director del centro.
¿Cómo se puede evaluar la gestión de centro?
Se deberían hacer dos tipos de evaluación. Una correspondería a la gestión económica y otra a la gestión de los recursos humanos.
— La evaluación de la gestión económica debería ser una reflexión sobre si el capital invertido se ha correspondido con los objetivos que se quieren alcanzar en el Proyecto Educativo.
Por ejemplo, si el Proyecto Educativo tiene entre sus objetivos generales uno que haga referencia a “potenciar el desarrollo individual de los niños” es evidente que se está hablando del propio fin de la educación infantil, pero eso no priva de tenerlo presente y en el momento de decidir entre la compra de unos materiales para decorar la entrada de la escuela u otros que sean de psicomotricidad, se debería optar por los segundos, dejando para otro momento la decoración del centro.
— La evaluación de la gestión de los recursos humanos.
Hace referencia a si ésta (especialmente su contratación y formación) son acordes con lo que se pretende en los objetivos educativos del Proyecto Educativo.
Por ejemplo, si en el proyecto educativo consta como objetivo general “potenciar la participación del profesorado en actividades de formación permanente”, se debería canalizar una parte de los recursos económicos para posibles sustituciones de los educadores, ya que algunas veces los cursos externos suelen hacerse en horas de actividad del centro.
La gestión educativa está, por lo tanto, íntimamente ligada en el mundo occidental a la gestión económica. Un buen gestor de centro conocerá perfectamente los objetivos educativos de la etapa, el Proyecto Educativo y el personal con el que cuenta para realizarlo. Y por otra parte, conocerá sus recursos económicos y, por ello, su capacidad de movimiento para poder invertir en los diferentes aspectos del centro.
¿Quién debe realizar la evaluación de la gestión?
La evaluación de la gestión debería realizarla el Consejo Escolar o la comunidad educativa al final del curso académico y dando nuevas visiones de la utilización de los recursos. Es decir, no únicamente ha de ser una evaluación en la que la Dirección presenta el estado de cuentas y las inversiones que se han hecho -materiales o de educadores -y el grupo evalúa el saldo final, sino que la dirección debería explicar claramente sus objetivos y cómo ha aplicado recursos en ellos, pudiendo haber obtenido resultados positivos o no tan positivos.
La comunidad educativa pasaría entonces a evaluar si se ha gestionado bien, pese a que los resultados no hayan sido tan buenos como lo esperado. Se analizarían entonces los condicionantes que han provocado este resultado para intentar mejorarlo. No es, por lo tanto, una evaluación puramente crítica y fría del estado de cuentas.
Por lo tanto, siempre que se evalúe la gestión de un centro se deberán tener presentes sus objetivos, y será buena o mala en tanto en cuanto haya sabido adaptar sus recursos económicos a su Proyecto Educativo y haya sabido gestionar sus recursos humanos en función de los recursos económicos y sus necesidades educativas.
El método y los instrumentos más apropiados, para evaluar la gestión en un centro de educación infantil, más apropiados podrían ser de observación, para analizar si la gestión de los recursos con los objetivos fijados es la óptima: listas de control y escalas de evaluación; y de interrogación, para analizar a los profesionales que contratar, el clima de trabajo y el trabajo en equipo: cuestionarios y entrevistas. Así mismo sirven para realizar una autoevaluación y comprobar el grado de satisfacción del personal del centro y los padres con la gestión.
5. EVALUACIÓN DE LOS DOCUMENTOS GENERALES DEL CENTRO
Estos tres documentos están sujetos a una evaluación periódica anual. Cada uno de ellos puede sufrir cambios en su contenido aunque difícilmente los cambios se producirán en la estructura, es decir, los tres documentos deberán recoger siempre los apartados que ya se han comentado anteriormente.
Durante la elaboración de estos documentos se ha visto que intervienen diferentes grupos de la comunidad educativa. Así mismo deberán evaluar si las expectativas creadas han sido reales o no.
Por ejemplo, si el protocolo de funcionamiento que se ha utilizado para conserjería se ha aplicado o no, si el plan de emergencia es adecuado o no, si las programaciones siguen las pautas marcadas en el proyecto educativo o no, etc. Para ello se debería planificar un sistema sencillo de control y recogida de información en el cual esté implicada toda la comunidad escolar.
- En el Proyecto Educativo de Centro es muy interesante ver, en su aspecto formal, si los objetivos generales de centro quedan recogidos en el Proyecto Curricular. Para ello no se necesitará más que hacer un análisis comparativo entre ambos documentos, estableciendo una tabla de doble entrada y registrando la presencia o no de objetivos específicos que indiquen si los objetivos generales han sido contemplados.
En el aspecto educativo y de centro interesará más analizar si los objetivos generales que se han planteado son realmente proyectados en el centro. Se podría realizar un cuestionario entre todo el personal del centro y algunos delegados de padres para poder hacer como un estudio de opinión. Si se quiere realizar se deben transformar los objetivos en acciones medibles y evaluables.
- En el Proyecto Curricular de Centro es de fácil análisis comprobar si las distribuciones, repartos de horarios y de espacio se cumplen, si los recursos se utilizan según el proyecto, si el análisis individual de los niños sigue el protocolo marcado, etc. Las tablas de recogida de información y las listas de control son buenos instrumentos para esta evaluación.
- En el Reglamento de Régimen Interior se suelen producir más cambios que en los dos anteriores. Normativas referentes al cuidado de la salud y la higiene en el centro, referentes a las salidas fuera del centro, referentes a cómo comunicarse con los padres, etc. son apartados que suelen sufrir variaciones con los años y deben actualizarse.
En consecuencia, todo lo que hace referencia a documentos generales del centro pasan por una evaluación anual, que corresponde realizar básicamente a la directiva y a grupos de educadores, y de cuyo resultado se deberá dar cuenta al Consejo Escolar o a la comunidad escolar.
6. EVALUACIÓN DE LOS SERVICIOS SANITARIOS Y COMEDORES
Más en el marco de la normativa sanitaria que educativa, existe un elemento en educación infantil importantísimo que es la higiene en general, que debe garantizarse. Higiene referida tanto a los servicios sanitarios, como a todas las estancias del centro, y a lo referente a la manipulación de alimentos. El control y evaluación de estos servicios hace que se pueda responder delante de situaciones complicadas referentes a la salud de los niños.
Se supone que todo lo que hace referencia a los sanitarios y lavabos reciben una limpieza y control diario. También el tema de la alimentación debe ser cuidado con especial interés, de esta manera los utensilios y alimentos deben estar bajo las normas higiénicas necesarias, así como las personas que los manipulan.
La evaluación del servicio de limpieza y de comedores forma parte de la buena gestión de un centro educativo, y más en educación infantil. La Dirección del centro debe vigilar, periódicamente, que se cumplan las consignas que se han establecido para limpieza y alimentación, consignas que irán desde cuándo y con qué productos deben limpiarse los sanitarios y las aulas, hasta cuál debe ser el menú de los niños, así como las medidas que deben plantearse para la manipulación de los alimentos.
La Dirección es la que marca las directrices pero es responsabilidad de todos los miembros de la comunidad educativa el vigilar que se cumplan.
7. EVALUACIÓN DEL PERSONAL DE APOYO: MONITORES Y ALUMNOS EN PRÁCTICAS
La valoración de los monitores que de forma puntual se integran a la escuela infantil para realizar funciones de apoyo en comedores, salidas y actividades que requieren la presencia de un número más elevado de adultos es importante, ya que deben cumplir los mismos requisitos que el personal estable y, en cambio, no se les puede exigir la misma responsabilidad.
Al final del curso escolar el equipo de educadores, junto con la Dirección, evaluará si los monitores que se han incorporado a aquel curso cumplen los requisitos estipulados por el centro, tanto en cuanto a normas laborales, como en la relación y comportamiento con los niños y con el equipo de educadores.
Otro elemento que interviene muchas veces en las aulas de educación infantil es el alumno en prácticas, que puede ser una ayuda para el educador o puede provocar una situación de distorsión. Es importante que el alumno sepa adaptarse a la situación y al educador del aula que se le ha asignado. Siempre hay un período de adaptación en el que cuesta un poco entrar en la dinámica establecida. Una vez superado deberá crearse una situación de ayuda y colaboración entre el educador y el alumno en prácticas.
La evaluación del alumno viene marcada por unas directrices del Instituto o Escuela del cual procede, y se realiza juntamente con el tutor que se le ha asignado al alumno. Este apartado es un elemento más que evaluar como centro. La Dirección debe recoger las valoraciones sobre los alumnos en prácticas y evaluar si ha sido positiva o no la participación de estos alumnos en la dinámica del centro.
8. EL PROCESO DE EVALUACIÓN EDUCATIVA
Evaluación de las programaciones: seguimiento
Ya se ha dicho que las programaciones son el elemento que justifica el trabajo que se realiza. Sirve para saber hasta dónde se ha llegado y qué se ha hecho de lo propuesto. El objetivo de la programación es cumplirla y, por lo tanto, ya se tiene un primer índice que evaluar: ¿se ha cumplido en su totalidad o no?, ¿por qué?
Analizar unos resultados al final del proceso es relativamente fácil pero se pierde parte de la riqueza de las causas que provocan alteraciones, por lo tanto se deberá crear un control de seguimiento de esta programación que se sustente en tres pilares: contenidos, duración-tiempo y recursos utilizados.
Para poder realizar un buen seguimiento se puede llevar una simple hoja donde se recoja, cada día, cada sesión de contenidos o en cada bloque de actividades, la fecha de inicio y finalización, las unidades, las actividades realizadas y unas observaciones. Si se consigue ser sistemáticos y organizados se sabrá siempre dónde se está y qué falta por hacer; y además, en el caso de que hubiera una sustitución, no existiría ningún problema. Se puede hacer tan simple como:
Un sistema que se utiliza normalmente en la escuela infantil es el diario de clase. En él se puede explicar, a modo de diario, de forma descriptiva, lo que se ha hecho, cómo ha ido, qué incidencias se han tenido e, inclusive, hacer una valoración por encima de los resultados, emitir unos juicios que pueden servir para ir adaptando -tomar decisiones- la programación al grupo de niños.
Esta herramienta está dentro de las técnicas de observación directa e incluye, en algunas ocasiones, el anecdotario, que hace referencia específica a los niños. No se puede valorar como instrumento evaluativo ya que el diario está sujeto a comentarios y valoraciones personales, además no está estructurado de forma en que se pueda sistematizar la información. Sin embargo es muy útil para el educador en su función evaluativa.
El anecdotario, como se ha visto, es un tipo de registro de comportamientos o actitudes individuales de los niños. Lo puede recoger cualquier miembro de la comunidad educativa, pero el del aula, por ir ligado a la marcha de las actividades, suele añadirse al diario de clase.
Evaluación de las actividades de aula: ajuste
La evaluación de las actividades es un hecho que se debe realizar a diario. El análisis de los resultados de las actividades con los niños va ligado al análisis de las respuestas de los niños. Esta evaluación va unida en el diario del aula al propio seguimiento de la evaluación.
Una sugerencia para evaluar las actividades es ver si realmente éstas aportan una información útil sobre el resultado o respuesta de los niños cuando se analizan. Es decir, a veces se piensan actividades para un objetivo que no dan el resultado esperado. Es posible que no se hayan elegido con suficiente acierto las actividades.
Se debe crear un sistema que permita analizar de forma rápida el funcionamiento de una actividad, y siempre tomar por costumbre analizar las demás según el modelo establecido.
— Aceptación de la actividad.
— Potencia de la actividad.
— Resultado de la actividad
Toda esta evaluación, que conlleva una recogida de la información-, un análisis de la misma, unos juicios y una toma de decisiones, se hace de forma rápida, a través de un método de observación directa, y quedará recogida, como ya se ha dicho, en el propio diario de aula. Además es fundamental realizar esta evaluación para las adaptaciones, o ajuste de la programación, que se deben realizar constantemente en estas edades.
9. EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE LOS NIÑOS
Evaluación del grupo: recogida de información
Ya se ha comentado que la observación es una técnica de recogida de información muy válida, pero antes de poder aplicar una técnica de este tipo se debe:
- Asegurarse de que se está preparado. Pensar en qué tipo de información se desea obtener para elaborar decisiones o juicios. Tener preparado el material que se quiera usar para la observación, tanto el del educador para recoger la información, como el de los niños en el caso de ser actividades concretas que evaluar.
Un buen ejercicio es, antes de hacer una técnica de observación con los niños, ejercitarse con personas o situaciones de la vida cotidiana.
· Asegurarse que es el mejor momento de los niños. Si se trata de obtener informaciones de los resultados de los niños en situaciones determinadas se ha de intentar que estén tranquilos para que lo puedan hacer de la mejor manera. Por ejemplo, nunca se deberá realizar una evaluación de los niños sobre una actividad psicomotriz, si es justo antes de ir a comer o si están cansados.
- Ser objetivo. Es quizás el punto más conflictivo en la observación. Suelen producirse errores por parte del observador ya que muchas veces se matiza o existen prejuicios que hacen que la información sea subjetiva y no objetiva. Un buen observador debe ser consciente de estos posibles errores e intentar concentrarse en el comportamiento observado, en lo que se percibe claramente, y no en lo que se siente o intuye.
Se cometen por parte de los observadores varios errores:
— Un efecto que se produce después de haber observado una primera conducta positiva es que se tiende a dar todas las siguientes por igual de buenas.
— Otro efecto es la tendencia personal del observador. Hay observadores muy generosos que tienden a evaluar muy alto, o bien los hay muy severos que evalúan muy bajo.
— Un tercer tipo de efecto es que el observador se deje influir por la relación que él cree que existe entre una conducta y lo que él piensa. Por ejemplo, pensar que un niño no presta atención porque es inmaduro.
Centrarse en los comportamientos significativos. Hay que procurar no distraerse de lo que se pretende observar.
- Ser discreto. El niño no debe percibir la atención del educador en observar cómo hace las cosas.
- Observar a menudo. No se debe parar la observación en un día y un momento. Para poder emitir juicios y elaborar decisiones se debe realizar una observación sistemática. A más veces se observe, mayor cantidad de información se tendrá para extraer conclusiones y además se irá desarrollando la propia capacidad observadora.
Una vez centrada la técnica de observación se debe analizar cuáles son los instrumentos idóneos para la observación del grupo. Ya se ha comentado que el diario de aula suele ser un buen instrumento para recoger la información general de lo que sucede en el aula. También se ha dicho que es útil para valorar el desarrollo de la programación y el resultado de las actividades.
Pero no hay que olvidar el apartado del anecdotario donde se recogerán aquellas observaciones referentes a una conducta o comportamiento de un niño. Algunas veces se entiende que el anecdotario es recoger “todo” lo que sucede en el aula con aquel niño. No hay que confundirse. Por ejemplo, en el diario de clase se recoge, muchas veces, lo imprevisto con aquel niño, que no suele ser lo importante. En el caso del anecdotario se ha de entender que se refiere a un registro que se hará de forma sistemática, con los niños, para observar su conducta o reacciones ante situaciones concretas. Lo cotidiano, lo que se repite, es lo que debe interesar, es lo importante.
El análisis, recogiendo su comportamiento día a día, de la conducta de Pablo ha permitido establecer un posible juicio: “Pablo no se ha adaptado al centro todavía y a la vuelta de vacaciones le cuesta volver a estar bien”. A partir de aquí el educador piensa una estrategia, toma una decisión, y la pone en práctica.
Su estrategia se basa en el afecto que, en los niños pequeños, es percibido más por el contacto físico que por las palabras. Le dedica una especial atención de minutos al inicio de la mañana, —teniendo en cuenta que si falla la educadora, la persona que la sustituya deberá hacer lo mismo- y así consigue el acercamiento, integrando poco a poco a Pablo, otra vez, a la dinámica del centro.
Si el educador no hubiera hecho un proceso de observación de la conducta diaria, de varios días, no podría haber elaborado el juicio ni hubiera podido establecer una estrategia de actuación. A lo mejor hubiera acertado por intuición, pero podría equivocarse.
Así pues cuando se registren anécdotas de comportamiento se deberá:
- Escribir una anécdota por incidente.
- Ser breves. Sólo incluir los detalles necesarios.
- Utilizar palabras y frases que definan la acción.
- Respetar la secuencia en la que sucede la conducta.
- Describir la conducta como si fuera una fotografía.
- Registrar incidentes tanto positivos como negativos.
Evaluación individual
La evaluación individual de los niños tiene dos grandes apartados: la evaluación de su conducta, en general, y la evaluación de su desarrollo.
Hay que pensar que toda la información que se recoja de un niño durante un período de tiempo que, normalmente, lo marca el calendario escolar -trimestral-, debe estar planificada con el objetivo de poder elaborar un informe al final para el centro y para los padres.
La evaluación de la conducta
Para la evaluación de su conducta, es decir, de su forma de relacionarse con el entorno, se pueden utilizar algunos de los métodos e instrumentos que se han citado al principio.
El método por excelencia para realizar este tipo de evaluación será la observación, con todos los instrumentos que ya se han citado, pero se deberá complementar con otros, básicamente de tipo interrogativo.
Concretamente los que se van a desarrollar a continuación son: el anecdotario, la escala ordenada y la entrevista.
La conducta quedará sistematizada a través del anecdotario, del cual ya hemos visto anteriormente cuál debe ser la fórmula para recogerlo. Además hay que tener en cuenta que la información que debe incluirse en cada anécdota es:
- Nombre del niño
- Fecha /hora de la observación
- Lugar
- Anécdota con contexto, si es necesario
También se puede utilizar una ordenación (escala de evaluación) donde, una vez observadas, las conductas de todos los niños se ordenan entre dos polos: el más positivo y el más negativo. Así se tendrá un estudio por comparación con el grupo.
La escala ordenada es útil cuando se lleva un tiempo recogiendo información y no se sabe muy bien cómo calificar la conducta de algunos niños. En estos casos, la norma del aula da la referencia, aunque en los niños pequeños hay tener sumo cuidado en hacer comparaciones con otros niños. Recordemos que la maduración de los sujetos es individual y que en este período los ritmos madurativos pueden ser bastante diferentes.
Tanto de una forma como de otra, se debe realizar un registro ordenado de la información que se recoge y de las medidas que se van tomando -toma de decisiones-. Muchos educadores suelen utilizar la misma libreta de diario de clase, otros, deciden abrir una ficha por niño y recoger en ella las anécdotas individuales. Lo importante es recogerlas, tanto da el sistema, teniendo en cuenta los cuatro puntos indicados para poder seguir un orden en el tiempo.
Un instrumento indirecto para obtener información de los niños, dentro de los métodos de interrogación, es la entrevista, que en el caso de los niños pequeños es muy valioso ya que permite obtener una información que por la observación directa nunca se obtendría.
Al principio de su profesión, el educador no suele tener la suficiente habilidad para conducir una entrevista hacia el objetivo que pretende ni, en muchas ocasiones, sabe a ciencia cierta de qué se tiene que informar. Por ello es conveniente tener una entrevista desarrollada, detallada, para evitar obtener una información irrelevante o difusa.
Además hay que saber cuándo hay que terminar la entrevista. Se ha de recordar que el papel que hay que asumir es el de educadores, que intentan obtener una información, normalmente de los padres, para conocer mejor al niño.
Hay evidencias de cuándo una entrevista debe acabar: hay silencios, se repite lo mismo, no contestan a las preguntas, explican cosas personales (que a veces pueden ayudar a entender las conductas infantiles). En esos momentos el educador debe dar por terminada la entrevista y, si es necesario, quedar para otro día.
Partiendo de los dos puntos anteriores se puede elaborar un plan de entrevista. Hay que pensar que en una entrevista hay los siguientes elementos:
- El día, hora y quiénes son los entrevistados.
- El propósito de la entrevista, en este caso se trata de analizar el comportamiento y las conductas del niño. Por ejemplo, en una entrevista de control al final del primer trimestre.
- Un rapport, que es la relación que se establece con los entrevistados. Por ejemplo:
- No empezar en plan interrogatorio.
- Comentar alguna anécdota del niño para romper el hielo.
- Ver si la persona está a la defensiva.
Si iniciamos el cuestionario con preguntas que puedan afectar a nivel personal, no nos contestará.
Un guión de la entrevista:
- Analizar si ha estado antes en otro centro. ¿Hay informes?
- Analizar cómo se comporta en casa. Con las personas y los objetos.
- Un espacio para escribir notas.
A menudo, y en especial en las entrevistas iniciales, se pasa a los entrevistados un cuestionario o conjunto de preguntas que tienen que responder de forma escrita y que se adjuntará a la entrevista propiamente dicha.
Al final de la entrevista es conveniente terminar tal y como se ha empezado. Una anécdota positiva del niño contada por el educador, o bien dejar que la persona entrevistada cuente alguna.
El modelo de entrevista que se ha presentado se tiene que adaptar a la edad del niño. Por ejemplo, en un niño de dos años interesa mucho el tema del control de esfínteres y las conductas alrededor de este tema. En un lactante, los ritmos de sueño y alimentación son los fundamentales.
Si se tuviera que realizar una recogida de datos al inicio del curso, ésta se tendría que centrar más en temas referentes a datos de la familia, antecedentes del nacimiento y los primeros meses del niño, y aspectos de salud. El conocer las características conductuales del niño en casa, al principio de su estancia en el centro, muchas veces hace que los educadores establezcan juicios de valor; por eso es conveniente hacer una entrevista personal cuando ya se conoce un poco al niño.
Debe quedarles muy claro a los entrevistados que la información que se recoja es confidencial y que no supondrá ningún perjuicio para el niño.
Evaluación de los procesos de desarrollo individual
Los métodos de observación directos son la fuente más importante para evaluar los procesos de desarrollo individual, tanto afectivos como cognitivos.
Ya se ha explicado que un método de observación directo se puede realizar a través del instrumento de la escala comparativa con los otros niños, lo que permite obtener una información del grupo y del niño. Pero existen otro tipo de escalas que sirven para poder realizar una evaluación de la conducta del niño. Por ejemplo:
Para evaluar el desarrollo psicomotor, se puede utilizar una escala de estimación de frecuencias, observada a lo largo de una serie de ejercicios.
Para evaluar las actividades de juego, por ejemplo se podrá utilizar una escala de estimación de grado para evaluar la respuesta de un niño a los rincones.
Para analizar y evaluar las conductas de hábitos alimentarios y de vestirse-desvestirse también podría ir bien una escala de este tipo en la que se indicase el grado de adquisición del hábito.
Para evaluar el desarrollo del lenguaje se podrá utilizar una escala de estimación descriptiva, donde se podrán evaluar las conductas lingüísticas de un niño después de haber observado durante un mes aproximadamente sus respuestas. Se tendrán anotaciones que permitirán completar la escala.
A partir de aquí se podrán realizar fichas con diferentes escalas, que gradúen o den información más amplia de una conducta, o bien listas de control en las cuales nada más se recoja la presencia o ausencia de esa conducta. Ambos registros son útiles, y dependerá de lo que se intente evaluar. Una vez se tengan recogidas toda esta serie de informaciones, es conveniente guardarlas en un archivo controlado.
La relación de documentos de un niño se llama expediente personal, y en él se debe guardar desde la ficha de admisión, hasta las informaciones médicas, el cuestionario inicial, el registro de las entrevistas y el registro de los informes trimestrales, con los informes de las observaciones y la información que se da a los padres.
10. INFORMACIÓN A LAS FAMILIAS
La información que se recoge periódicamente o diariamente de los niños también hay que hacerla llegar a la familia. No hay que olvidar que se está en un período de maduración del individuo en el que la actuación de todos los agentes que le envuelven es especialmente importante, por ello hay que actuar de manera coordinada y no generar descontrol ni inseguridades en el niño.
Existen diferentes formas de pasar la información:
- Partes diarios. Relacionados con el tema de hábitos y conductas de alimentación, sueño y control de esfínteres. Muchas veces los educadores lo hacen verbalmente cuando se viene a recoger al niño, o bien, en el caso de la comida, a través de un tablón de información.
- Listas o escalas de control. En algunas ocasiones es interesante hacer llegar a los padres las conductas del niño en situaciones determinadas y lo conveniente de apoyar en el desarrollo de las mismas. Queda bien hacerlo por escrito porque implica mayor compromiso que si se les comunica a través de una entrevista, de forma oral.
- La entrevista. Ya se ha comentado que es el sistema de relación más importante con los padres y que debe realizarse como mínimo cuatro veces, de manera formal, a lo largo del curso: una inicial y otras tres evaluativas.
Los padres siempre deberán recibir, a través de estas entrevistas evaluativas o anteriormente a ellas, un informe detallado por escrito de la evolución de su hijo. Los aspectos que han de constar en estos informes son:
- Todo lo referente a adquisición de hábitos: alimentarios, sueño, control de esfínteres e higiene corporal.
- Todo lo referente a procesos de adaptación y relación con los demás: con los educadores, con los demás niños y con el resto del personal.
- Todo lo referente al proceso madurativo: control del cuerpo y lenguaje.
Una conclusión general, analítica, real y con aspectos positivos del niño.
Estos informes se realizan trimestralmente y suele hacerse un informe general con los mismos apartados o más genérico, al final del curso. No hay que olvidar dejar copia de ellos en el centro.
En la elaboración de los informes han de estar implicados los diferentes educadores que intervienen en la educación del niño.
En todo lo que se realiza en el proceso evaluativo hay que ser extremadamente prudente. No se deben emitir juicios que no estén bien fundamentados, se ha de pensar que a partir de un juicio que se haga posiblemente cambiaran los esquemas de relación hacia ese niño y, por ello, se alterarán sus respuestas.
Si el juicio que se hace y la estrategia de actuación son los adecuados, se ayudará al crecimiento madurativo del niño; pero, si por el contrario, en un niño pequeño se excede en sus valoraciones y se ponen en práctica estrategias erróneas, se le puede hacer un daño difícil de rectificar.